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Kanty Heidegger - Soledad Nivoli
Kanty Heidegger - Soledad Nivoli
A partir de la p. 80, Heidegger analiza el papel que jugó Descartes en la historia del
nacimiento del sujeto moderno. Plantea que el yo del “cogito (pienso) – sum(soy)” está
elevado a su condición de “...subjectum eminente en razón de lo matemático, [pero que
esto]no es según su sentido nada “subjetivo” al modo de una propiedad casual de un
hombre particular. Este “sujeto” es llevado a la preeminencia en el “yo pienso”. El yo tiene
un sentido subjetivo cuando no se comprende su esencia, cuando no se lo desarrolla desde
su proveniencia ontológica”
“La razón es puesta ahora, con el “cogito sum” expresamente y de acuerdo con su
propia exigencia, como primer fundamento de todo saber y como hilo conductor de todas
las determinaciones de las cosas en general” (p. 86)
“La pregunta acerca de la cosa está anclada ahora en la Razón Pura, es decir, en el
desarrollo matemático de sus principios” (p. 87)
Detengámonos entonces a pensar que lo que hace Galileo, Descartes y más tarde
Kant no es describir un determinado estado de cosas: Galileo no describe por fin la
verdadera Naturaleza, Descartes no describe por fin la verdadera importancia del pensar
humano y Kant no describe por fin la estructura misma de la Razón. Estos tres
representantes paradigmáticos del movimiento moderno, lo que hacen es sentar las bases y
los fundamentos de una nueva manera de concebir a la naturaleza (y por lo tanto de operar
sobre ella), una nueva manera de concebir al sujeto (y por lo tanto una nueva manera de
concebir su relación con el objeto) y una nueva manera de concebir la estructura de la
Razón, fundamento de existencia de todas las cosas que ella conocerá.
De ahí entonces que no podamos reducir el proyecto kantiano a la gnoseología
(aunque con él tiene un impulso renovador importante) y tengamos que pensarlo
relacionado con un proyecto ontológico, es decir con un proyecto de la cosidad (esencia) de
la cosa en la modernidad.
Kant y la Crítica de la Razón Pura
Prof. María Soledad Nívoli
Kant es uno de los representantes más cabales del movimiento llamado “Ilustración”
o “Iluminismo”. Este movimiento heterogéneo y multifacético fue recordado por su aspecto
positivo (proponía que la razón podía iluminar a todos con su claridad y podía ofrecer a la
humanidad entera su sabiduría) pero pocas veces se ha tenido en cuenta su aspecto
negativo, es decir su función primordial de poner límites al conocimiento y no conocer
ilimitadamente y mal.
Según Abbagnano (Diccionario de Filosofía) la Ilustración comprende tres aspectos
diferentes y conexos: 1- La extensión de la crítica a toda creencia o conocimiento, sin
excepción (limitación del poder de la razón) (aspecto negativo)
2- La realización de un conocimiento que, para abrirse a la crítica,
incluya y organice los instrumentos para la propia corrección. (aspecto negativo)
3- El uso efectivo, en todos los campos, del conocimiento logrado de
esta manera. (aspecto positivo)
Deleuze , un autor francés que escribió un trabajo muy bueno acerca de Kant,
plantea : “Contra el racionalismo (Descartes), Kant argumenta que los fines supremos no
son solamente fines de la razón, sino que, al postularlos, la razón no hac otra cosa que
postularse a sí misma. En los fines de la razón ésta se toma a sí misma como fin. Por tanto
hay intereses en la Razón, pero además la Razón es el único juez de sus propios intereses.
Los conceptos, incluso los interrogantes que nos plantea la Razón Pura, no residen en la
experiencia, sino íntegramente en la razón (...) Es la Razón la que, por sí sola, ha
engendrado esas ideas en su seno; por tanto está obligada a justificar su valor o su
futilidad. Una crítica inmanente, la razón como juez de la razón: he aquí el principio
esencial del método llamado trascendental. Este método se propone determinar: 1- La
verdadera naturaleza de los intereses o fines de la razón, 2- Los medios para realizar esos
intereses” ( DELEUZE, G: Filosofía crítica de Kant, pp. 13 y 14)
Comencemos analizando algunas cuestiones fundamentales de la Introducción a la
Crítica de la Razón Pura de Kant.
Prefacio de la Segunda edición (p. 127) Aquí lo primero que se pregunta Kant es si
los conocimientos de la razón siguen o no “la senda segura de la ciencia”. “por los
resultados bien pronto se juzga” dirá Kant, que esto es muy poco probable: la razón está
bastante lejos de ir por buen camino, es decir, por el camino de la Ciencia.
Si la Metafísica es para Kant el estudio de las posibilidades y fundamentos de la
razón, es seguro que este saber no está estructurado todavía a la manera de la Lógica, la
Matemática y la Física (toma el modelo newtoniano), es decir, a la manera de una
verdadera ciencia. Esta Crítica de la Razón, entonces, la primera cuestión que se plantea es
la posibilidad de constitución de una Metafísica como ciencia. Pero, ¿de qué se ocuparía
esta ciencia tan particular?
Antes de responder a esta pregunta, Kant decide investigar someramente la historia
de la Lógica (p. 127/8), de las Matemáticas (129) y de la Física (pp129-130). Estas dos
últimas, son “...dos conocimientos teóricos de la Razón, que determinan a priori sus
objetos” ¿Qué quiere decir a priori según Kant?
Leemos que en la historia de las Matemáticas, Thales cumplió un papel muy
importante porque consideró justamente que “...para conocer las propiedades de una figura,
no convenía guiarse por lo que en la figura contemplaba (...) lo que le correspondía es
señalar lo que él mismo había introducido en su pensamiento según conceptos a priori y
expuesto (por construcción)”
En la historia de la Física el héroe es Galileo: (p. 130) “ [Por él] se comprendió que
la razón sólo descubre lo que ella ha producido según sus propios planes; que debe marchar
por delante con los principios de sus juicios determinados según leyes constantes y obligar
a la naturaleza a que responda a lo que la propone, en vez de ser esta última quien la dirija y
maneje. (...) La razón se presenta ante la naturaleza (...) llevando en una mano sus
principios (...) y en la otra, las experiencias que por esos principios ha establecido. (...)[La
Física] sólo debe buscar en la Naturaleza (...) aquello que la Razón misma puso en
conformidad con lo que se desea saber”
Es decir, lo a priori es aquello que, independiente de la experiencia, la determina.
Aquello que la Razón pro-pone de antemano como horizonte en el que las cosas van a
aparecer como lo hicieron a partir de la modernidad. Lo a priori es el fundamento sostenido
por el sujeto trascendental, fundamento necesario para que toda experiencia con las cosas
sea posible.
Entonces la cuestión es si es posible fundar una Metafísica que estudie justamente
los límites y las posibilidades de una Razón que se va a autofundamentar sin necesidad de
recurrir a ninguna autoridad exterior.
Esa Razón va a ser soberana, es decir, va a reinar sobre las cosas, las va a hacer
posibles como tales, como cosas. Escribe Kant: (p.132) “Hasta nuestros días se ha admitido
que todos nuestros conocimientos deben regularse por los objetos. (...) Ensáyese (aceptar)
que los objetos sean los que deban reglarse por nuestros conocimientos, lo cual conforma
ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de esos objetos, el cual
asegura algo de ellos antes que nos sean dados (el subrayado es mío)” (133) “...sólo
conocemos a priori en las cosas lo que hemos puesto en ellas”
En este sentido, Kant va a poner un límite insalvable a la Razón Especulativa (en la
que reina el entendimiento, la que se ocupa del conocimiento teórico): las cosas no se
conocen como tales, es decir como cosas en sí (Das Ding) sino como fenómenos (Die
Sache) El conocimiento sólo se encuentra con las cosas en tanto aparecen, pero en tanto
aparecen con las reglas que la estructura de la Razón ha prefigurado entes del encuentro.
“...nuestra representación de las cosas, tal como nos son dadas, no se regla por éstas como
si fueran cosas en sí, sino que estos objetos, como fenómenos que son, se reglan por nuestra
manera de representar”(134)
En la página siguiente (135) Kant enuncia el propósito de una Crítica de la Razón
pura especulativa: “...consiste en la tentativa de cambiar el método hasta aquí seguido en la
Metafísica, y realizar de este modo una revolución (...). Es por sí un tratado del método y
no un sistema de la ciencia misma, aunque a la vez traza todos sus contornos, así en lo que
a sus límites se refiere, como a toda su estructura interior”. En este sentido, una vez
modificada y encauzada, la Metafísica ya no sufrirá cambios e inmutable, será la policía de
todo saber que se pretenda científico: Acá la Metafísica nace como epistemología
demarcacionista o Juez de los conocimientos. Una crítica muy común que se le hizo a Kant
posteriormente fue justamente esa pretensión ahistórica y universal de legitimación toral de
los conocimientos que transforma a la Razón en un tribunal autoritario y con pretensiones
totalitarias. Aquí Kant define a la Metafísica (luego: Epistemología) como la ciencia
fundamental, en tanto que la ciencia de los fundamentos de todo conocimiento válido, es
decir, científico. Aquél conocimiento que no siga los dictámenes del tribunal de la Razón
construido sobre estos cimientos no podrá tener pretensión de ciencia, sólo será doxa,
opinión según Kant.
Introducción
Aquí Kant distingue el conocimiento puro del empírico: a él le interesará sobre todo
el conocimiento puro a priori en tanto es el que fundamenta todo conocimiento empírico,
toda experiencia posible. Comienza diciendo que si bien todo conocimiento comienza con
la experiencia (el encuentro entre el fenómeno y la razón) no procede de ella, es decir, la
experiencia no es la fuente del conocimiento, sino que lo son los juicios sintéticos a priori.
Kant asegura (148) que nos hallamos en posesión de conocimientos a priori: “La
necesidad y la precisa universalidad son los caracteres evidentes de un conocimiento a
priori”. Ahora bien, según indica en el título del apartado Nº III: “La Filosofía necesita una
ciencia que determine la posibilidad, los principios y la extensión de todos los
conocimiento ‘a priori’” ¿Cuál es esa ciencia? Lo adelantaba Kant en el prefacio: la
Metafísica, que debería cumplir el papel de determinar los alcances de los juicios a priori
para que la Razón no vaya por los caminos del desvarío y la locura y pueda caminar por un
camino acotado, limitado, pero seguro. De esa manera, no se aumentarán quizás la materia
ni los contenidos de nuestros conceptos pero sí se prepararán y ordenarán correctamente.
El problema que ha tenido hasta ese momento el conocimiento las enumera Kant en
la p. 152: “El deseo de extender nuestros conocimientos es tan grande que sólo detiene sus
pasos cuando tropieza con una contradicción clarísima; pero las ficciones del pensamiento,
si están arregladas con cierto cuidado, pueden evitar tales tropiezos, aunque nunca dejen de
ser ficciones (...). “Pero tal es por lo común la marcha de la Razón humana en la
especulación, termina lo más pronto posible su obra, y no procura, hasta mucho tiempo
después, indagar el fundamento en que descansa”
Entonces el problema de la Razón Pura es preguntarse por la posibilidad de los
juicios sintéticos a priori, y pensar esta posibilidad es justamente ponerse a trabajar acerca
de lo que fundamenta el conocimiento.
Para eso Kant aclara la diferencia entre juicios analíticos y juicios sintéticos.
(154) Un juicio es una proposición, una oración que une un sujeto (A) y un predicado(B).
En el caso del juicio analítico “...el predicado B pertenece al sujeto A como algo
contenido en él (de un modo tácito”. Es decir, un juicio analítico es una tautología, es como
decir “Esta silla (A) es una silla(B)”, es no decir nada más de la silla que lo que en su
mismo concepto está contenido.
En cambio, en los juicios sintéticos, el predicado (B) agrega algo al sujeto (A)
“...añaden al concepto del sujeto un predicado que no era en modo alguno pensado en aquél
y que no se hubiera podido extraer por ninguna descomposición”. En nuestro ejemplo,
“Esta silla (A) es marrón (B) , el predicado agrega algo al sujeto, en este caso la propiedad
sensible del color, marrón.
Los juicios analíticos son todos a priori, es decir, independientes de la experiencia.
Por el contrario, los juicios sintéticos son siempre a posteriori, es decir, dependen de la
experiencia y provienen de ella.
La cuestión fundamental de la Razón Pura es, entonces, (p. 160) “¿Cómo son
posibles los juicios sintéticos a priori?” Es decir, cómo es posible concebir juicios que
agreguen cuestiones al conocimiento, que no sean meras tautologías, pero que no
provengan de la experiencia, es decir, que sean a priori y que por lo tanto posibiliten la
experiencia fundamentándola.
(160) “En la revolución del problema está (...) la posibilidad del empleo de la Razón
pura en la fundación y construcción de todas las ciencias que contienen un conocimiento
teórico a priori de los objetos”
La ciencia que Kant anda buscando (la de los juicios sintéticos a priori ) “[no]
puede tener una extensión excesiva, porque no se ocupa de los objetos de la Razón (...) sino
simplemente de la Razón misma” Esa es justamente la definición del término
trascendental : “Llamo trascendental todo conocimiento que en general se ocupe, no de los
objetos, sino de la manera que tenemos de conocerlos, en tanto que sea posible a priori”
BIBLIOGRAFÍA: