Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Para Enviar
Para Enviar
Fecha:
Fecha:
Trabajamos con los sentidos diversos de la suma y la resta, como también las
diferentes estrategias de cálculo para estas operaciones comenzando con números
redondos para luego seguir avanzando.
Fecha:
Fecha:
Problemas que plantean el valor que tienen las cifras según el lugar que ocupan en
una escritura numérica.
Fecha:
Fecha:
Leer el cuento “El hijo del elefante” de Rudyard Kipling.
El hijo del elefante
En tiempos remotos, hijo mío, el elefante no tenía trompa. Solo poseía una nariz oscura y
curvada, del tamaño de una bota, que podía mover de un lado a otro pero con la que no podía
agarrar nada. Existía, también, otro elefante, un nuevo elefante, hijo del anterior, que tenía una
insaciable curiosidad por todas las cosas, lo que significaba que, en todo momento, estaba haciendo
preguntas. Vivía en África y a todos molestaba con su insaciable curiosidad.
Le preguntaba a su alta tía, el avestruz, por qué le crecían las plumas de la cola, y su alta tía lo
apartaba con un golpe de su larga pata. Entonces, se dirigía a su otra tía, también alta, la jirafa,
cómo le habían salido las manchas en la piel, y su esbelta tía jirafa lo empujaba con su durísima
pezuña. Pero el pequeño seguía lleno de su insaciable curiosidad.
Molestaba también con sus preguntas a su rechoncho tío el hipopótamo para saber por qué
tenía los ojitos tan rojos y su rechoncho tío lo pateaba con su enorme pata.
Entonces, le preguntaba a su peludo tío, el mandril, por qué eran tan ricos los melones y él le
respondía con un coscorrón con su mano peluda.
Pero el elefante seguía lleno de insaciable curiosidad. Hacía preguntas de todo lo que veía,
oía, olía o tocaba.
Una espléndida mañana al comienzo del verano, el hijo del elefante hizo una pregunta que
hasta entonces no había formulado:
¿Qué come el cocodrilo?
Su padre y su madre lo hicieron callar con un “¡Chist!”.
Pero el elefante fue al encuentro del pájaro kolokolo que estaba posado en la rama de un
espino.
Mi padre y mi madre me han castigado y también todos mis tíos - le dijo el elefante- por mi
insaciable curiosidad; pero a pesar de todo quisiera saber qué come el cocodrilo.
El pájaro kolokolo le contestó con su voz quejumbrosa:
Vete a las orillas del gran río Limpopo, que tiene las aguas verdosas y grises, corre entre los
altos árboles, y allí lograrás saber lo que quieres.
A la mañana siguiente, el hijo del elefante tomó gran cantidad de melones para el viaje y se
despidió de todos sus familiares.
Adiós - les dijo-. Me voy hacia el gran río Limpopo, que tiene las aguas verdosas y grises , el
cual corre entre los árboles, para ver qué come el cocodrilo.
Y luego se puso en marcha. Iba comiendo melones y cuando caía la cáscara la dejaba en el
camino. Has de saber, hijo mío, que hasta aquel día el curioso hijo del elefante jamás había visto un
cocodrilo y no sabía cómo era.
Lo primero que encontró en su camino fue una serpiente boa de dos colores, enroscada en
una rama.
Perdone usted- le dijo el elefante con muy buenos modales-, ¿ha visto por estas regiones
una cosa llamada cocodrilo?
A su vez, la serpiente boa de dos colores le preguntó:
¿Y qué querrás saber luego?
Perdone usted- le contestó el hijo del elefante-. ¿Podrá usted decirme qué come el
cocodrilo?
La serpiente boa de dos colores se desenroscó de la rama y le dio un empujón con la punta de
su cola. Siguió entonces el elefante su camino, iba comiendo melones y cuando se le caía la cáscara
la dejaba en el camino.
Por fin, tropezó con un tronco caído junto a las aguas verdosas y grises del río Limpopo. Pero
aquello, hijo mío, no era ni más ni menos que el cocodrilo. Este le guiñó el ojo:
Perdone usted- le dijo el elefante con muy buenos modales- ¿ha visto usted por estas
regiones una cosa llamada cocodrilo?
El cocodrilo hizo un guiño con el otro ojo y levantó un poco la cola que tenía hundida en el
barro. El hijo del elefante se echó atrás rápidamente pues no quería que nadie volviera a golpearlo.
Ven aquí, pequeñuelo- le dijo el cocodrilo- ¿Por qué preguntas eso?
Perdone usted- le dijo el elefante con muy buenos modales- pero mi padre, mi madre, mis
tías, el avestruz y la jirafa, mío tíos, el hipopótamo y el mandril, como también la serpiente
boa de dos colores, me han pegado por mi insaciable curiosidad. Por eso no quisiera recibir
más azotes.
Ven aquí, pequeñuelo- le dijo el cocodrilo-, pues el cocodrilo soy yo.
Entonces empezó a derramar lágrimas de cocodrilo para demostrar que era verdad lo que
afirmaba. El hijo del elefante se arrodilló a la orilla del río.
Usted es la persona que he estado buscando durante tantos días- le dijo- ¿Quiere usted
decirme qué es lo que come?
Acércate un poco más, pequeñuelo- insistió el cocodrilo- y te lo diré al oído.
El hijo del elefante puso la cabeza junto a la boca colmilluda del cocodrilo y este lo agarró por
la naricita que, hasta aquel día, tenía el tamaño de una bota.
Creo- dijo el cocodrilo (y lo dijo entredientes)- creo que empezaré tragándome… ¡al hijo del
elefante!
El hijo del elefante le dijo (con la nariz tapada):
¡Suélteme que me lastima!
La serpiente boa de dos colores se deslizó hacia la orilla del río.
Amiguito- dijo- si no tiras hacia atrás enseguida, con todas tus fuerzas, creo que esa bestia
que acabas de conocer te llevará de un tirón antes de que puedas decir “¡ay!”.
Entonces el hijo del elefante afirmó en el suelo sus pequeñas posaderas y tiró y tiró y volvió a
tirar con toda su alma, hasta que su nariz empezó a alargarse. El cocodrilo daba coletazos en el agua
haciendo espuma y seguía tirando y tirando.
La nariz del hijo del elefante siguió alargándose más y más: ponía muy tiesas sus cuatro patas
y tiraba y tiraba.
La serpiente boa de dos colores llegó hasta el agua, se enroscó con doble vuelta en las patas de
atrás del elefantito, diciendo:
Caminante curioso e inexperto, vamos a ayudarte un poquito...
Tiró, pues, ella también, y, al fin, el cocodrilo soltó la nariz del elefantito con un “¡Chap!” que
se oyó desde muy lejos. El hijo del elefante tuvo buen cuidado de dar las gracias a la serpiente boa
de dos colores e, inmediatamente, envolvió su nariz en cáscaras de banana y la sumergió en las
aguas verdosas, grises y frescas del río Limpopo. Pero la nariz no se le acortó ni un poquito.
¡Ya verás que te conviene!- dijo la serpiente boa de dos colores.
En ese momento una mosca se posó en el lomo del elefantito y, casi sin darse cuenta, levantó la
trompa y espantó la mosca.
¡Primera ventaja!- comentó la serpiente boa de dos colores.
El hijo del elefante sintió hambre. Alargó la trompa y agarró un buen manojo de hierbas, lo
sacudió para quitarle el polvo y se lo llevó a la boca.
¡Ventaja número dos!- Exclamó la serpiente boa de dos colores.
Y como tenía calor, sin pensar lo que hacía, el elefantito sorbió una buena cantidad de barro de
la orilla del río Limpopo, de aguas verdosas y grises, y lo derramó por su cabeza donde el barro
formó un fresco sombrerito que le hacía cosquillas en las orejas.
¡Ventaja número tres!- dijo la boa.
Bueno- dijo el elefante- ahora me vuelvo a casita.
Así regresó a su lugar, balanceando continuamente la trompa. Cuando quería comer alguna
fruta, la arrancaba del árbol en vez de esperar a que se cayera, como antes. Además, en los
momentos en que se sentía muy solo, cantaba por su trompa y metía un ruido que se escuchaba por
las grandes llanuras de África. Durante todo el viaje se dedicó a recoger todas las cáscaras de melón
que él mismo había tirado, porque era muy limpito.
Cierto atardecer llegó a su casita, curvó la trompa hacia arriba y dijo:
¿Cómo están todos?
Se alegraron mucho al verlo pero dijeron enseguida:
Mereces un castigo por irte tan lejos y por lo que has hecho con tu nariz.
¡No!- exclamó el elefantito y, alargando la trompa, con un par de empujones dejó tendido a
varios de sus hermanos.
Después de unos días, los otros elefantes descubrieron que la trompa resultaba muy útil y
uno tras otro, a buen paso, marcharon hacia las orillas del río Limpopo, de aguas verdosas y grises,
que corren entre los árboles. Cuando regresaron, ya nadie se dedicó a golpear ni empujar; y desde
aquel día, hijo mío, todos los elefantes (los que verás en la vida y los que no podrás ver) tienen una
trompa exactamente igual a la de aquel elefantito insaciablemente curioso.
Rudyard Kipling
Fecha:
El hijo del elefante
1. Releer el inicio del cuento para recordar qué información brinda el narrador sobre cómo
eran los elefantes en tiempos remotos y anotarlo.
2. El narrador dice que el elefante era muy curioso. Buscar alguno de los fragmentos y
anotarlo.
3. ¿Cómo reacciona la tía avestruz, la jirafa, el tío hipopótamo, el mandril y los padres del
pequeño elefante frente a su curiosidad?
4. El elefantito se dirige a los otros animales con muy buenos modales. Buscar en el cuento un
ejemplo y anotarlo.
5. Algunos lectores de este relato dicen que el pájaro kolokolo se comportó de una manera
distinta a la de los otros animales. ¿Qué piensan ustedes?
6. ¿Qué les pareció la actitud de la boa de colores? Buscar en el cuento qué hace este animal
cada vez que aparece.
7. ¿Cómo describe el pájaro kolokolo al río Limpopo?
Fecha:
El viaje
El elefantito tenía una nariz del tamaño de una bota, con la que no
podía agarrar nada.
2. ¿Crees que el elefantito siguió siendo curioso después de lo que sucedió? ¿Por qué?
Fecha:
Una pausa para recapitular
1. Buscar en el cuento “El hijo del elefante” las frases que justifiquen las siguientes
afirmaciones y escribirlas.
a. El hijo del elefante era demasiado curioso.
b. Los padres del elefantito no lo entendían.
c. El hijo del elefante era muy respetuoso.
d. La boa de dos colores quiso ayudar al elefantito.
e. La nueva trompa del hijo del elefante lo benefició.
Para casa:
Buscar datos biográficos de Rudyard Kipling y completar el siguiente cuadro.
Ciencias sociales
Fecha:
Se iniciará con el video del cuento “El pueblo que no quería ser gris”.
blanco, y los
perros metían las colas en los tachos de pintura y luego se sacudían al lado de los
árboles, los jinetes con sus ropas recién pintadas subían a los caballos y los caballos
al galopar dejaban los caminos pintados; y las palomas mojaban sus patitas en los
charcos de pintura que brillaban al sol, luego volaban a los palomares, y los
palomares pintaban las alas de las palomas así que cuando éstas volaban por el cielo
parecían barriletes de colores; y todos los miraban y se sentían muy contentos.
Todo era rojo, azul y blanco.
Todo menos el rey, sus guardias y el castillo.
¡Todo aquel que sea rojo, azul y blanco debe marchar inmediatamente al castillo! ¡El
rey lo ordena! –dijeron los guardias.
Y todos, hombres, mujeres, niños, ancianos, caballos, perros y pájaros, gatos y
palomas, todos los que podían marchar, llegaron al castillo.
Eran tantos, tantos, y estaban tan entusiasmados, que al momento el castillo, las
murallas, los fosos, los estandartes, las banderas, quedaron de color rojo, azul y
blanco.
Y los guardias también.
Entonces el rey se cayó de espaldas una sola vez, pero tan fuerte que no se levantó
más.
El rey de la comarca vecina, al mirar desde lo alto de su torre dijo:
-Algo ha sucedido, el rey del país chiquito ha cambiado el color de sus estandartes,
enviaré a mis emisarios, para que averigüen lo que ha sucedido.
-¿Qué ha sucedido?, ¿qué ha sucedido? –preguntaron los emisarios, cuando
estuvieron en presencia del rey.
Pero el rey grande del país chiquito estaba tan caído, que ni siquiera podía contestar.
Entonces “uno” dijo:
-Resulta que yo estaba en la puerta de mi casa, tomando el fresco, mirando el cielo,
y vi pasar una paloma roja, azul y blanca, y entonces… y siguió contando todo lo que
había sucedido.
-Pondremos sobre aviso a nuestro rey, -dijeron los emisarios del país vecino, no vaya
a ser que le pase lo mismo.
Y marcharon al galope.
Claro, que los caballos llevaban ya sus patas pintadas y mientras galopaban,
pintaban los caminos de rojo, azul y blanco…
Pero fueron las palomas, las que primero llegaron a la comarca del rey vecino.
Y uno que estaba sentado en la puerta de su casa tomando el fresco, las vio y dijo:
-¡Oh! ¡Qué lindo!, pintaré mi casa de rojo, azul y blanco.
Y la pintó nomás, y… como pueden ustedes imaginar este cuento que acá termina,
por otro lado vuelve a empezar».
Para reflexionar:
1. ¿Por qué creen que el rey ordenó que se pintaran las casas de un solo color?
2. ¿Qué inspira al habitante del pueblo a pintar de otro color su casa?
3. ¿Cuál es la medida final que toma el rey?
4. ¿Cuál fue el máximo de casas pintadas que encontraron los guardias?
5. ¿Qué piensan ustedes de la forma de actuar del rey?
6. Sabían que este cuento fue prohibido en un momento de la historia Argentina? ¿Por
qué creen que este cuento fue censurado durante «última Dictadura Militar»?
7. ¿Cuál es el verdadero mensaje del texto?
Uno de los modos en que los militares buscaban controlar las maneras de pensar y sentir de los ciudadanos era la
censura. Aparecieron las famosas “listas negras” donde se prohibieron libros, canciones, películas, revistas, etc. y se
persiguió a escritores, artistas, educadores, poetas, periodistas e intelectuales en general.
Los invitamos a escuchar las reflexiones de Zamba y de otros niños y niñas sobre esta
fecha. https://www.youtube.com/watch?v=modxDNj4RwM
https://www.youtube.com/watch?v=mqzNx9CmT10
1) ¿Por qué crees que es importante recordar lo que ocurrió?
2) En clase charlamos sobre libros, canciones y películas que fueron censuradas
durante los golpes militares. En familia, investigar sobre alguna de ellas y
contar brevemente de qué trata.
Fecha.
Comenzaremos charlando del cuento de prácticas del lenguaje “El hijo del elefante”
para dar así lugar a la exploración de un planisferio (cada uno de ellos tendrá un
mapa físico político N°10 para poder observar, explorar y analizar). Se les propondrá
jugar a encontrar países que ellos nombran en el planisferio. Hacemos recorridos
entre los diferentes países. Observamos diferencias entre continentes, países y
ciudades.
Fecha:
Paisajes diferentes
Fecha:
Desde un satélite
Ciencias naturales
Fecha:
Palmeras y extraterrestres
Paco y Peca escuchan en la radio una noticia sobre el Parque Nacional El Palmar, en
Entre Ríos. Hace un tiempo que las palmeras juveniles no se desarrollan, ¿cuál será el motivo?
Paco comienza a decir que deben ser los extraterrestres, ¡que vienen los extraterrestres
a llevarse las palmeras!
Peca interviene diciéndole:
—¿Y para qué las querrán? No se llevarían solo las palmeras.
A lo que Paco asiente y repregunta:
—¿Puede ser la lluvia ácida? En la escuela me enseñaron algo de eso, y me dijeron que el
ácido quema y se ven palmeras quemadas, aunque haya baja temperatura.
Peca, meneando la cabeza le dice:
—Las palmeras quemadas se ven así porque se hace quema controlada para disminuir las
malezas que pueden afectar el crecimiento de ellas. Además, la lluvia ácida afecta a todas las
plantas del lugar, no solo a las palmeras. Para mí algún animal se come los palmitos, o sea las
palmeras juveniles.
1. En el relato de Peca y Paco se hace referencia a muchos elementos que podrían influir
en el crecimiento de las palmeras. Clasifíquenlos en la siguiente tabla y agreguen otros
elementos:
Fecha:
¿Quién quiere comer palmeras?
Continuamos analizando el problema: la falta de crecimiento de las palmeras jóvenes
en el Palmar de Colón. Es un problema complejo, porque pueden intervenir muchos
factores.
Para organizar esos factores que influyen en un ecosistema, es bueno organizarlos y
clasificarlos en factores biológicos (relacionados con los seres vivos) y factores
abióticos (no relacionados con los seres vivos). Ejemplo: Los factores bióticos o
biológicos, en este caso podrían ser otros animales que se comen las palmeras
jóvenes. Los abióticos podrían ser factores físicos (variación de la temperatura), o
químicos (lluvia ácida).
En este ejemplo podemos ver porqué es importante conocer, caracterizar y clasificar a
los seres vivos. Así podemos describir y explicar lo que ocurre (¿porqué dejaron de
crecer las palmeras?), predecir lo que podrá ocurrir (volverán a crecer), y también
intervenir para evitar problemas (desplazar a los animales que se comen las palmeras).
Los seres vivos son aquellos que pueden reproducirse, por lo tanto nacen o germinan, se
desarrollan y mueren, pero en ese tiempo tienen que mantener su organismo en
funcionamiento.
Para ello necesitan energía que toman de los alimentos y que procesan, a ello se denomina
metabolismo, y lo necesitan constantemente y en equilibrio.
Todos los organismos estamos rodeados por elementos inertes y otros seres vivos, a lo que
llamamos medio, y para sobrevivir en él, se necesita responder a estímulos. De esta manera, la
planta crece buscando el sol, el depredador ve a su presa y va en busca de ella y viceversa, la
presa siente al depredador y huye. En resumen, todo ser vivo se reproduce, se desarrolla,
mantiene en equilibrio su organismo, y responde a estímulos.
Cada animal, cada ser vivo, presenta un tipo de respuesta ante un estímulo.
Investigar en casa:
1. ¿Cuáles son los animales que gustan de comer palmeras en Argentina?
Fecha:
Jabalíes y palmeras
Al jabalí le gusta mucho comer palmitos y podría ser el responsable de que las
palmeras no se desarrollen en el parque nacional El Palmar de Colón.
Por ello, debemos saber qué tipo de animal es el jabalí, cómo se alimenta, de qué se
alimenta, cómo se desarrolla, para poder explicar su comportamiento, luego, poder
controlarlo y que no haga más daño en el parque.
Conocer a los seres vivos en su totalidad es difícil, porque hay muchísima variedad. Por
eso se hace necesario agruparlos, clasificarlos de acuerdo con determinados criterios.
¿Qué es un criterio de clasificación?
1. Mirar sus cartucheras, ¿qué útiles escolares tienen? Si los tuvieran que ordenar,
¿cómo los agruparían? ¿Por qué?
Completar el siguiente cuadro de clasificación. ¿Se les ocurren otros para agrupar los
cubiertos?
Esta misma actividad, de agrupar objetos con distintos criterios, se puede hacer con los
juguetes, con la ropa de ustedes o con los cubiertos que hay en sus casas.