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Resistencia al cambio

Mary Clarence era una maestra de coro que fue trasladada a un convento de religiosas, fue
designada por la Hermana superior a participar en el coro del grupo de Hermanas del Convento.
Las Hermanas de la comunidad la acogieron y le solicitaron de su ayuda para aprender a vocalizar
y mejorar las técnicas de canto.

Mary Clarence organizo al grupo de Hermanas y de acuerdo a la voz las clasifico en: bajos,
contraltos y sopranos; de esta manera empezó a designar a cada una las notas para cantar. Las
Hermanas del grupo de canto estuvieron muy emocionadas debido que entonaron una nota, Mary
Clarence indico que era muy importante prestar atención y escuchar a las demás para trabajar en
grupo.

La Hermana rectora al enterarse de la idea de Mary Clarence que era cantar en las Vegas o atraer a
feligreses a través del canto, se opuso inmediatamente a estas ideas, mencionando que la iglesia
“no era un teatro, ni un casino”. Sin embargo, Mary insistió y menciono que la iglesia era un
espacio aburrido y podían cambiar este lugar a través de la música para atraer a más creyentes.

Días después el grupo de coro logro una presentación musical, para lo cual asistieron varios
creyentes e incluso el Papa. Todos los presentes quedaron impactados y entusiasmados por la
estupenda presentación y organización de las Hermanas del coro. Esta presentación fue llevada a
cabo gracias al empeño, organización y aceptación de todas las Hermanas al salir de su espacio de
confort, cambiar la monotonía, buscar nuevos métodos y formas para mejorar sus técnicas de
vocalización, de esta manera pudieron atraer al público e incluso a una figura representativa de la
iglesia; como es el Papa. Todos pudieron presenciar el talento que poseían las Hermanas de la
comunidad.

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