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Los párpados desempeñan un papel fundamental en la protección de los ojos. Ayudan a extender
la humedad (lágrimas) sobre la superficie de los ojos cuando se cierran (por ejemplo, durante el
parpadeo); en consecuencia, ayudan a evitar que los ojos se sequen. Los párpados también
constituyen una barrera mecánica contra las lesiones, pues se cierran de forma refleja cuando un
objeto se acerca demasiado al ojo. Este reflejo se dispara ante la visión de un objeto que se
aproxima, por el contacto de un objeto sobre la superficie del ojo o cuando las pestañas se
mueven por efecto del viento o por el impacto de pequeñas partículas como el polvo o la arena.
Las lágrimas son un líquido salino que continuamente baña la superficie del ojo para mantenerla
húmeda. Contiene anticuerpos que ayudan a proteger al ojo de las infecciones. Las lágrimas son
producidas por las glándulas lagrimales, localizadas cerca del ángulo externo del ojo. Bañan la
superficie del ojo y salen por dos pequeñas aberturas en los párpados (los conductos lagrimales);
estos orificios llevan al conducto nasolagrimal, un canal que desemboca en la nariz.
Si las glándulas lagrimales no producen suficientes lágrimas, los ojos pueden secarse
parcialmente y resultar dañados. Una causa poco frecuente de producción insuficiente de
lágrimas es el síndrome de Sjögren. Los ojos también pueden secarse cuando la evaporación
provoca una excesiva pérdida de lágrimas, como sucede, por ejemplo, si los párpados no cierran
correctamente.
Cualquier cosa que irrite los ojos puede también irritar los párpados y provocar tumefacción
(edema del párpado). El factor irritante más común es la alergia, que puede hacer que uno o
ambos párpados se deformen e hinchen. Las reacciones alérgicas pueden ser provocadas por
ciertos medicamentos instilados en los ojos, como las gotas oftálmicas; otros fármacos y
cosméticos; o bien polen u otras partículas que se encuentran en el aire. Las picaduras de
insectos, así como las infecciones producidas por bacterias, virus u hongos también pueden
hinchar los párpados.
La eliminación de la causa de la tumefacción y la aplicación de compresas frías pueden aliviar la
inflamación. Si la causa es una alergia, el hecho de evitar el alergeno puede aliviar la
tumefacción; el médico también puede recetar una terapia con fármacos. Si un cuerpo extraño
como el aguijón de un insecto se ha clavado en el párpado, debe ser extraído.
Orzuelo
Un orzuelo es una infección, en general provocada por un estafilococo, de una o más de las
glándulas que se encuentran en el borde del párpado o por debajo de éste.
Se forma un absceso que tiende a romperse y, en consecuencia, genera una pequeña cantidad de
pus. El orzuelo a veces se forma al mismo tiempo que la blefaritis o bien como resultado de ésta.
Una persona puede tener uno o dos orzuelos en toda su vida, pero otras los desarrollan
repetidamente.
El orzuelo en general se manifiesta primero con un enrojecimiento, sensibilidad y dolor en el
borde externo del párpado. Luego, una pequeña área se torna redondeada y sensible y se hincha.
El ojo puede lagrimear, volverse muy sensible a la luz intensa y provocar la sensación de que hay
algo en su interior. Generalmente, sólo una parte muy pequeña del párpado se hincha, pero a
veces se inflama en su totalidad. En general aparece un diminuto punto amarillento en el centro
de la zona hinchada.
A pesar de que se recurre a los antibióticos, no parecen ser demasiado útiles en estos casos. El
mejor tratamiento consiste en aplicar compresas calientes durante 10 minutos varias veces al día.
El calor ayuda a que el orzuelo madure, se rompa y drene. Cuando se forma un orzuelo en una de
las glándulas más profundas del párpado, una afección llamada orzuelo interno, el dolor y los
demás síntomas suelen ser más intensos. El dolor, el enrojecimiento y la hinchazón suelen
aparecer sólo en un área muy pequeña, en general en el borde del párpado. Como esta clase de
orzuelo rara vez se rompe por sí solo, el médico puede abrirlo para drenar el pus. Los orzuelos
internos suelen ser recurrentes.
Calacio (chalación)
Un calacio (chalación) es el aumento de tamaño de una larga y delgada glándula sebácea del
párpado como resultado de la obstrucción del orificio de abertura de la glándula que se encuentra
en el borde del párpado.
Al principio, un calacio tiene el mismo aspecto y síntomas que un orzuelo: párpado hinchado,
dolor e irritación. Sin embargo, tras pocos días los síntomas desaparecen, dejando un bulto
redondeado e indoloro en el párpado que crece lentamente durante la primera semana. Una zona
rojiza o gris puede aparecer debajo del párpado.
La mayoría de los calacios desaparecen sin tratamiento tras unos pocos meses. Si se aplican
compresas calientes varias veces al día, pueden desaparecer más rápidamente. Si persisten más
de 6 semanas, el médico puede drenarlos o simplemente inyectar un corticosteroide.
Entropión y ectropión
El entropión es una dolencia en la que el párpado se pliega sobre sí mismo contra del globo
ocular. El ectropión es una dolencia en la que el párpado se pliega hacia fuera y no entra en
contacto con el globo ocular.
Normalmente, los párpados superior e inferior se cierran firmemente, protegiendo el ojo de
cualquier agresión y evitando la evaporación de las lágrimas. Si el extremo de uno de los
párpados se tuerce hacia dentro (entropión), las pestañas rozan el ojo, lo que puede derivar en
una ulceración y cicatrización de la córnea. Si el extremo de un párpado se tuerce hacia fuera
(ectropión), ambos párpados son incapaces de cerrar correctamente y las lágrimas no se
esparcen por el globo ocular. Estos procesos son más frecuentes en las personas de edad y en
aquellas que han sufrido una lesión en el párpado con formación de una cicatriz. En ambas
situaciones se pueden irritar los ojos, provocando lagrimeo y enrojecimiento. De ser necesario,
ambos procesos pueden ser tratados con cirugía.