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Los Hijos de La Élite - Gabriela Melo
Los Hijos de La Élite - Gabriela Melo
Romance oscuro.
Violaciones.
Morbo.
Enfermedades mentales.
Incesto.
Poligamia.
Los amo.
Gabi
La siguiente novela está registrada con derechos de autor, código
de Safe Creative de registro: 2111299931154. Cualquier adaptación
o distribución será llevada a juicio, ya que los derechos de autor
SON MÍOS.
09:23 PM
La mirada de todos mis hermanos cae sobre ella, quien nos sonríe
con suficiencia antes de tomarle del brazo al hombre con traje a su
lado.
—Tu padre acaba de decir que tendrás que ser cordial y amable,
Cristian— explica Teodora, la segunda esposa de nuestro padre
desde su silla como si fuésemos estúpidos, aunque algunas veces
mis hermanos menores en verdad sean unos.
Queda claro que su atención está sobre mí, soy el mayor. Espera lo
mejor de mí, no puedo solamente dejarme llevar y arruinar su plan,
no otra vez.
Existe cosas en las que debemos pensar con la cabeza fría y por
alguna razón está es una de ellas; Cristian es el primero en asentir.
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https://www.youtube.com/watch?v=XRzE4ZKAYNM
Capítulo 1 (*)
LUCY
—Intento pensar que las apariencias no lo son todo señor, por eso le
pregunto — digo y el señor ríe ante mis palabras, haciendo que
frunza mis cejas mientras siento que el frío quema mis mejillas, mi
nariz y mi frente.
—Creo que necesita entrar, carga muy poca ropa para este clima,
Caleth— dijo la señora rubia mientras se abrazaba a sí misma y el
tal Caleth asintió.
— Ellos son mis hijos— dijo mientras en su voz pude notar alguna
emoción, con aparente orgullo en el rostro— Consus — señalo a el
chico formado de ojos grises y cabello negro desordenado con
pantalón bluyín y camisa de vestir blanca— Caelus— señalo al de
ojos azules con mirada extraña, piel pálida y cabello negro, vestido
con una camiseta negra y una chaqueta de cuero— Caebrán —
señalo al chico con ojos cafés, cabello negro desordenado y tatuajes
por su cuello y brazos junto a un Piercing en el labio— Cristian —
señaló aparentemente al más joven, de cabello café claro y ojos
marrones— ... y Crono— señaló por ultimo al de chaqueta gris,
pantalones de vestir negros y ojos verdes, perdidos en el suelo.
Y así fue.
Capítulo 2 (*)
LUCY
Todo saldrá bien Lucy, todo saldrá bien. Me repetí mentalmente más
de diez veces antes de tomar el valor y abrir la puerta de la
habitación para salir de ella.
Levante la vista para toparme con sus ojos café miel y una sonrisa
juguetona en su rostro: — ¿Nos vamos?
Lujo y misterio.
—Buen punto— dijo y yo está vez fui yo quién asintió— pero las
relaciones a distancia sí funcionan, Lucy.
Interesante.
Mi escuela.
Todo era confuso, pero no podía quejarme; por alguna razón sentía
que esto solo era el comienzo de acciones que cambiarían mi vida
por completo.
—¡Bueno! eso fue muy cursi— dice una voz masculina detrás de mí
y yo hago una mueca al reconocerla perfectamente mientras me
separo de Lucy y rasco mi nuca jugando con mi piercing.
— Rara.
Me encojo de hombros.
—Más fácil eres tú —suelta una voz femenina desde atrás y Joseph
rueda sus ojos.
— ¿Fácil o deseable? No es mi culpa que todas quieran conmigo —
es su simple respuesta mirando detrás de mí— ¿Llevarás a la
nueva?
Jake Jake: M a d u r a
— ¡Hola! — una voz dulce algo chillona hace que salga de mis
pensamientos y vuelva a la realidad. Giró algo alerta y forzó una
sonrisa.
— Lucy.
— Mi nombre es Marta Cox— dice y tomo el picaporte para luego
girarlo y así abrir la puerta para entrar al salón.
Los otros tres chicos miraban sus cuadernos, cómo si lo que pasase
a su alrededor no fuera merecedor de su atención. Era extraño y el
ambiente que daban también lo era. Parecía que fueran de otro
planeta y emanaran una energía superior a la del resto.
La miro con ojos con ojos desorbitados mientras la tomo del brazo.
Giré sobre mis talones y coloqué mis ojos azules sobre ella: Era una
mujer de edad media, con los ojos negros, el cabello cortó hasta los
hombros, un fleco y anteojos. A pesar de verse algo mayor,
resultaba atractiva y la sonrisa que me dio fue bastante agradable.
— ¿Eres Lucy?
***
¡Genial! Este día iba de maravilla, ¿algo más para poder volverme
loco y acabar con mi paciencia?
Su voz...
Su voz era melodiosa, roca, extraña, adictiva, misteriosa.... al igual
que él.
Mi pregunta no tenía que ver con sus nombres porque ya los sabía.
Mi pregunta tenía un toque más de "¿Qué representan ellas?" no
pronunciada. Marta giró su rostro hacia mí y otra vez esa mirada
lunática llenaba sus ojos, creó que captando el destino de mi
pregunta.
Está era la segunda vez que ella lograba crear esa desconfianza en
mi sistema pero repetí internamente lo que dije en mi cabeza luego
del extraño encuentro con Crono ayer por la tardé: sólo estás
paranoica.
Vuelvo a asentir cómo una máquina, ella abre sus ojos rápidamente
mirando hacia la dirección de las hermanas y la rubia platinada.
Hago exactamente lo mismo y las consigo mirando en nuestra
diversión con unas vibras nada amigables.
Una bofetada.
¿Quién es ella para decirme cómo se debe ser una Bush? ¿Desde
cuándo Rose se ha convertido en la hermana perfecta? ¿Por qué
quiere aparentar perfección cuándo es tan jodida al igual que yo?
Suelto aire por la nariz ruidosamente y me giro para observarme en
el espejo.
— Todo por una perra indefensa por alguien que no te quiere — dice
burlona mientras me observa detenidamente y ahí ya no está
frustrada ni molesta. Ahora está con ganas de burlándose de mi —
Ahora hasta pareces Katherine.
Por algo soy Dove Bush y lo que una Bush quiere, siempre lo
consigue, sin importar el precio.
— ¡Hola, papi!
Tragó saliva.
¿Todas las chicas de aquí son así de dramáticas? ¿En serio creen
que yo me enredo o enredé con Caebrán? ¡Oh, dios mío! No tengo
tres días en este pueblo y ya he tenido problemas. Podría insultar a
todos con palabras coloridas y quedaría corta; todos parecían
superarse cada vez más.
Caebrán soltó una carcajada, antes de fijar sus ojos cafés curiosos
en mi acompañante al ver que nombre quién es su madre. Llegó a
pensar sí se conocen aunque técnicamente lo descarto de manera
rápida al ver lo rígida que ella se coloca bajo la atenta mirada del
castaño.
Sus ojos camuflados con ese par de lentes circulares de color café,
haciéndolo ver como un estudiante bueno pero sus músculos
prensados en esa camiseta blanca es algo contradictorio pero que
de alguna manera le sienta bien.
— Adelante...
Sus ojos viajaron tan rápido por el interior y ella sonrió, igual de
asombrada que yo. Los cinco idiotas se subieron y cerraron la
puerta detrás de ellos. Desde el vidrio polarizado pude ver cómo
todos nos miraban, curiosos y me imaginé lo que decían en sus
mentes: ¿Qué harán dos simples chicas en un auto como ese con
cinco dioses romanos?
— ¿Qué?
—Anda, quiero ver que tan viejo crees que soy— él es insiste y
Marta chasqueaba la lengua está vez.
— ¡Bingo!
Sus ojos azules están desafiantes sobre mí, sus cejas pobladas
levantadas ligeramente y sus labios rosados e hinchados haciendo
resaltar perfectamente su piel blanca cremosa.
Un gran plasma, sofás azules con gris, una estante llena de botellas
de Whisky de diferentes marcas, vinos y algunos otros más que no
logro describir, una mesa grande de ping pong y otra de billar, una
pecera recta con luces led dentro de ella, un PlayStation y más,
llenaban el humilde — véase el sarcasmo— cuarto de juegos de los
hermanos Fairchild. Ellos vociferaban sobre ello y lo único que podía
hacer era quedarme en silencio.
¿Por qué todo aquí debía ser lujo y más lujo? ¿Es que no había
nada normal en este pueblo?
Consus gira la botella está vez y veo como para entre Caelus y mi
persona. Se hace un denso silencio que es roto por su voz con una
maliciosa sonrisa:
Abrí mis ojos y apreté tanto el vaso de vidrio con mis manos que
pudo romperse. Todos me miraron expectantes y sentí un sudor frió
recorrer mi espina dorsal, mi corazón latió con tanta rapidez que
pudo salirse fácilmente de mi pecho y seguramente me coloque tan
pálida que Marta tuvo que arreglar sus lentes que comenzaban a
salirse del puente de su nariz.
Él me dijo...
—Te reto a que le des un beso a Consus y... — abrí los ojos
esperando a que continúe y casi me atraganto cuando dice: — a
Caebrán, te reto a que se den un beso los tres.
Capítulo 16 (*)
LUCY BECKETT
¿Quiero hacerlo?
Al mismo tiempo.
El beso resulta algo corto pero con una intensidad arrolladora, y con
la respiración acelerada, coloco una mano en la cabeza de Caebrán
y luego otra en la de Consus al mismo tiempo que los miro antes de
juntar nuestros labios, los tres al mismo tiempo.
Nunca llegué a pensar que un simple beso podría tener tanto poder
en una persona pero... eso no era un beso, eso resultaba ser el
beso y no podía ser tan insensible para pasarlo por alto ni mucho
menos podía recriminarme lo que había hecho. Sí, los besé a
ambos y lo disfruté. Estaba tan segura que muchas personas
desearían estar en mí puesto que me alabe internamente por ser
capaz de soportar eso.
Son tan extraordinarios que apostaría que tienen tanto ingenio para
ser electos presidentes de un país y cambiar la economía de forma
automática. Resultaban atractivos y rompían el estereotipo de
hombres con músculos y caras bonitas vacíos de cerebros porque
sus neuronas funcionaban a la perfección y se veía en la forma en la
que actuaban y hablaban.
—Los seis deben estar aquí antes de las ocho— prosigue Sophia
desde su asiento, antes de llevarse un pedazo de pollo a los labios
pintados de un color rojo intenso que la hacía contraste a su piel
cremosa y pálida.
Camino hacia la puerta del baño y le paso por un lado para tirarme
en la cama, cerrando los ojos pero los abro levemente cuando lo
siento hundirse en el suave colchón a mi lado.
Salí del baño con una toalla sobre mi dorso y fije mi vista confundida
en el vestido azul marino que se encontraba arriba de la cama al
mismo tiempo que me acerque lentamente y lo tome entre mis
manos.
Inhalo, exhalo. En mi cabeza evoco las voces de todos los que han
estado rodeándome desde que llegué aquí. Recuerdo cada cosa
extraña, cada comportamiento extraño.
Las manos de Consus, los labios de Caebrán, la cercanía de
Cristian, el aliento de Crono, los ojos de Caelus, el comportamiento
extraño de Marta, las chicas de cabello de colores, los escándalos,
el frio clima, las esposas, la ropa costosa...
Basta.
Está soy yo, está es la verdadera Lucy Beckett. Me repitió una voz
ajena en mi cabeza muchas veces, haciendo que mi corazón
cabalgase dentro de mi pecho al mismo tiempo que tomaba mi
celular, anotaba la clave y fuese a los mensajes archivados.
— ¿Estás lista?
Los esperamos.
— ¿Estás segura?
Me relamí los labios y abrí la puerta del auto. Aún faltaban dos para
entrar pero sería egoísta hacer esperar tanto a mi padre, tomé mi
abrigo y me lo coloqué, botando vaho por los labios debido al frio.
— Buenas noches — dijo ella con sus ojos sobre mí. El acento
francés era tan evidente, sus ojos eran de color marrón claro con un
brillo extraño. Mi piel se erizo y sin poder evitarlo, pongo mis ojos en
algún otro lugar para evitar el contacto visual.
Ella se alejó de mí tan rápido como llegó, y solo fue así que pude
mirarla mientras caminaba. Fue tan extraño para mí tener su
atención, o tener la de alguien en especial en este evento que me
aterraba tener que socializar con alguien más.
Estaba acostumbrada a mirar a todos, pero nunca hablaba. Podría
aparentar tener dinero y merecerme estar aquí, pero jamás perdería
la timidez que parecía ser mi mejor amiga.
Ahora las luces los enfocaban a ellos, y llegamos ahí. Teodora nos
sonrió antes de entregarle el micrófono a Consus, después de darle
un beso en la mejilla.
Él nos observó antes de comenzó a hablar: — Nos enorgullece
tenerlos a todos aquí presentes en una noche tan especial para
nuestra familia. Está cena ha sido una tradición para nosotros desde
que mi padre estaba en el vientre de su madre y hemos luchado
para hacerlos parte de ella durante estos años.
Una pareja de jóvenes que jamás había visto son los primeros en
dar el primer gran paso.
— Yo no bailaré....
— Pero es difícil.
Asiento con duda y él suelta una carcajada mientras toma mi mano
y me indica el siguiente movimiento.
— Quizá.
— Está bien.
— Sí, lo está.
—¿Qué pasó ayer? — una voz femenina conocida hace que dejé de
llorar, limpiándome las lágrimas con recelo para luego dejar de
caminar de inmediato, nerviosa.
«Ellos habían follado» Tragué saliva con cierta confusión pero la voz
del castaño me hizo salir de mis pensamientos: — Piensa lo que
quieras — dijo — ¿Por qué te enrollas tanto? Te recuerdo que tú lo
pediste —Se desordena el cabello con aburrimiento y es algo que
todos los hermanos hacen cuando el tema no es lo suficiente
relevante y lo sé por vivir desdé pequeña rodeada de ellos —
Además tu dijiste; "Cristian, puedo ayudarte con tus problemas"
«No lo sabe» Pero prefiero que piense que sí. Guardo le miedo,
guardo el pánico y me hago la loca porque él que nada teme, nada
debe y sé supone que no sé ni oí nada.
Sigo enojado, sigo con las ganas de querer partir cada cosa que se
me atraviese y no me guste pero ella se ve tan inocente cuando
mueve mis pies para sentarse en el mismo sofá a pesar de que hay
otros tres.
Era linda, sí. Era linda pero no llegaba a ser tan linda como Lucy o
como una de mis madres pero eso no significaba que fuera
atractiva.
—Puedo ayudarte con toda esa ira que tienes — dijo y capté qué
era lo que quería.
Quedamos tan cerca que podría rozar sus labios con los míos pero;
no lo hice.
Me gustaba esperar y sí ella quería ayudarme, tenía que hacerlo a
mi modo porque en mis dieciséis años había descubierto que me
gustaba desesperar y impacientar porque así me esperaban e
ansiaban más.
Ella junto sus rodillas y me imaginé a su coño húmedo queriendo
que mi lengua pasará por esté.
Me levanté, le di la mano y planee rápidamente lo que quería hacer.
Ella lo hace y sus senos pequeños salen a la luz. Su coño está libre
de un solo vello y luce tan rosado que me relamo los labios.
Con ambas manos masajes mis bolas y la levanto con fuerza del
cabello para luego empujarla hacia la mesa llena de libros que
seguramente habría dejado Consus y los tiro todos al suelo al
mismo tiempo que tomo su cintura y la colocó ahí.
Le abro las piernas y miro su húmedo coño mientras lo rozo con mis
dedos.
La tenue luz del salón hace que su vestido rosa palo se vea
realmente hermoso al igual que ella, pero mi ceño se frunce al ver la
mueca en su rostro y los ojos aguados.
- ¿Cuándo? - pregunté.
- ¿Por qué?
En silencio, con sus ojos sobre los míos me llevo el vaso a los labios
y me permito sorber el contenido de forma lenta. Jake llega y pasa
por nuestro lado, haciendo que la siga con la mirada para luego
volver a mirar a Marta.
- ¿Cuál es?
- ¿Quién es tu amiga?
- Katherine.
- Muy mal.
¿Quién es Katherine?
Capítulo 24 (*)
LUCY
Tenía los ojos aguados y una sonrisa vacilante en sus labios. Nos
sonrió y solo yo le respondí ya que Marta estaba muy ocupada
mirándola con el ceño fruncido como si la chica fuera una mala
imitación de una muñeca que ella quería comprar, algo así como el
regalo de navidad que siempre querías y que tus padres te
intentaban suplantar con algo que no le llegaba ni a los talones.
Observo curiosa a Marta que mira hacia otro lado y Jake sonríe
cuando su hermano se acerca. Él me mira y ruedo mis ojos con
fastidio ya que las primeras impresiones nunca se olvidan, y a
diferencia de su hermana que parece un copo de azúcar, el actuó
como un imbécil sin cerebro.
Marta lo nota también y me mira sin decir nada. Sophia llega hasta
nosotras con esa aura elegante que les caracteriza y nos sonríe,
aunque su vista solamente se encuentre en mí.
— Te necesito en el escenario.
— ¿Para qué?
— ¿Eso no lo hacían sus hijos? — inquiere Marta con los ojos muy
abiertos mientras se acomoda los lentes que iban a salirse del
puente de su nariz. Sophia la mira de arriba abajo antes de decir:
Me sonríe y me siento como una niña perfecta que todos quieren ver
y consentir.
«Los días grises siempre fueron mis favoritos» La lluvia, los truenos
y los relámpagos eran para mí, lo más hermoso que había de la
naturaleza. Podría pasar horas sentada observando solamente
cómo el cielo mostraba su peor cara y no me aburriría.
Levanté mis cejas cuando conseguí unos grises con lentes frente a
mí.
Los lentes de lectura eran algo que lo hacían ver como Clark Kent
en Superman dejándolo ver como un sexy cerebrito de músculos
que con gusto chuparías como a la más rica paleta.
— ¿Estás aburrida?
— ¿Qué?
— ¿Quieres leerlo? — preguntó de nuevo y asentí de inmediato.
«No soy una santa» Culpo al gen que recorre su familia cuando
siento mi entrepierna mojada y me le quedo viendo mientras mi
cerebro repite una y otra vez la escena que se ha convertido en una
de mis fantasías y recuerdos más atesorados sintiendo calor en mi
cuerpo a pesar del frío clima.
No iba a hablar primero, de eso estaba segura así que lo ignoré por
completo pasándole por un lado para recoger el resto de libros que
Consus había traído y me detuve a pensar lo extraño que estaban
actuando todos a diferencia de hace algunos días.
— Iré por ella — es lo único que digo tomando una toalla del cajón y
dejándolo en mi habitación mientras prácticamente corro escaleras
abajo pregúntame qué tan mal se debe estar de la cabeza para
venir viendo el clima y conociendo los hijos de puta que son las
personas que conoces más que sus propios padres.
— ¿Cómo?
— La fiesta — repite pasando los dedos por las hojas llenas de
garabatos — ¿Cómo terminó?
— ¿Te fuiste?
Asiento con una sonrisa y ella hace una mueca que ignoro porque
hoy no estoy de ánimos para sus actitudes extrañas. Dejo de mirarla
para concentrarme en la lluvia que azota la ventana queriendo
retroceder el tiempo y seguir disfrutando de la calma que me
produce la tempestad.
— ¿Qué?
¿Sheriff?
— ¿De qué habla?
«Lo obvio aquí es que todos ocultan cosas» Mi sonrisa flaqueo solo
por un segundo y ella se encogió de hombros, como si no me fuera
dado una acusación grabe sobre Marta, jalándome para que
llegáramos hasta donde Caleth que me recibía con una sonrisa y
ella actuaba normal, como si nada hubiera sucedido»
— ¿Lo justificas?
Una obra que nos hicieron en Italia hacía tres años y de la cual mis
padres están enamorados tanto como nosotros siendo lo primero
que observas cuando entras en la mansión.
—¿Estabas espiándonos?
—¡Entiéndeme!
—Joseph...
Gime mi nombre con fuerza como música para mis oídos haciendo
que los movimientos se vuelvan más bruscos mientras ella tiembla
cuando mis dedos entran en acción.
El clima está igual o peor que todos los días, la lluvia azota con
fuerza contra Hiverdele como si el cielo supiera todas las cosas que
suceden en este pueblo que no aparece en el mapa de Estados
Unidos, luciendo como lo que es; misterioso, aislado y el lugar sin
normas donde viven las personas más adineradas del planeta.
— Voy a fumar — fue lo único que dijo con esa voz ronca y
perezosa con ese acento extraño que todos tenían. Nadie le
respondió y tampoco se puede decir que esperó, solamente se fue
por un pasillo como si conociera esta mansión tanto como la suya.
Dove Bush.
— Deja lo imbécil.
— Déjala ir, aquí no podría pasarle nada más de lo que ya le pasó
— Consus habla por primera vez y Joseph se tensa.
— ¿Lucy?
— Sí.
Nada que no haya visto antes, así que entramos y estaciono la moto
justo en frente de la puerta que se abre dejando salir dos cabelleras
de colores con ropa de invierno.
—No preguntes cosas que te harán poner celosa — suelto una risita
acercándome y ella se pone de puntillas para darme un beso en la
boca, que esquivo y termina en mi mejilla lo que hace resoplar y
seguirme adentro, molesta.
—No porque cada día más te vuelves más fantasiosa con cosas que
no van a pasar.
—Los Fairchild tiene una sola debilidad en su vida, podrán pasar los
años y seguirá siendo la misma, sin importar nada. Es una manera
de marcar de por vida a uno de nosotros y Dove — la miro — Te
aseguro que no eres ni serás la mía y por tu bien, deshazte de ese
collar antes de que alguien de mi familia, lo vea.
Capítulo 29 (*)
LUCY
—¿Entonces por qué Rose dijo que fuiste tú? — pregunte y los ojos
de Rodrigo Bush se colocaron sobre mí.
No sabía si hablar era buena idea, pero tampoco podía estar callada
toda la tarde. Esperé algún comentario de Caleth pero no dijo nada
ni sus esposas tampoco así que me crucé de piernas también.
—¿Qué?
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Menee mi cabeza, saludando a uno de los chicos del último año que
se me quedó mirando. Marta miro el movimiento y enarco una de
sus cejas.
—¿Qué?
Mis labios están pintados de color rojo, algo que no es muy usual
mientras mis ojos se concentran en la imagen que me brinda el
gigante espejo en las cuatro paredes que ocultan el lugar lleno de
lujos al cual llamo habitación desde hace un mes.
—¿En serio? — pregunta con esa voz, ese tono ronco con acento
que me derrite — Y yo que pensaba invitarte a salir...
—Tengo una cita a la cuál falte por el clima desde hace días — mis
ojos se concentran en los suyos y no puedo evitar pensar que se ve
atractivo en esa chaqueta de cuero y pantalones negros de
motociclista — Debo ir a la casa de Marta — suelto y él hace un
puchero adorable que va en contra de todos los estereotipos de
chicos rudos que representa por su manera de vestir y tatuajes,
aunque en sus ojos se haya puesto una especie de alivió.
—¿Quién te va a llevar?
—¿Quieres?
—¿Para dónde?
—La casa de Marta Cox — digo y ella parece sorprendida por una
facción de segundo, haciendo una mueca ligera que noto antes de
que la disfrace con una sonrisa perfecta.
—No les quito más tiempo — ella suelta una risita, acercándose a
su hijo y dándole un beso en la mejilla y luego hacer exactamente lo
mismo conmigo.
—¿Te da miedo?
—¿Por qué debería darme miedo? — lo miro de vuelta y él suelta
una carcajada.
—¿Qué sucedió?
—Un asesinato.
—Y caliente.
—¿Muy caliente?
—¿Qué?
—Sí.
—Bonito.
—¿Eres poeta?
—Creo que merezco una muerte más deslumbrante que caer por el
acantilado por tus ideas suicidas.
Camino con una sonrisa con una Marta de mirada gacha, a mi lado.
La campana suena y hoy es uno de esos días donde las miradas
juzgadoras por parte de los niños ricos de Hiverdele están sobre mí.
«¿Hernos?»
—¿Me espiaste?
—Te vieron salir de allí con Caebrán el mismo día que dijiste que
irías a mi casa.
—¿Qué?
—¿Eso es?
—Lo que sucedió el primero de abril del 2015 — dice en voz baja y
cierro el lockers para concentrar mi atención en ella.
—Sí.
—¿Sabes el motivo?
—Todos lo saben.
—¿Quién fue?
—¿Qué?
—¿Somos amigas?
—Claro que sí.
Jake viene con una falsa blanca que le llega más arriba de los
muslos y la camisa del uniforme. Su cabello rubio ceniza cae en
cascada por su espalda, alisado de forma perfecta, brillante e
hidratado, de esos cabellos que aparecen en televisión, mientras
Caelus tiene la mochila enganchada en su hombro con los ojos
azules enfocados en mí.
—Perfectamente, Jake.
—Son dos tomos — Caelus habla haciendo que enarque una ceja
— Historia general e historia de Hiverdele.
—¿Qué?
—Ver cómo juegas con todos sin saber que ese mismo jueguito te
puede hacer perder todo en cuestión de segundos.
LUCY
La alarma me perfora el tímpano del oído cada vez que suena y doy
vueltas en la cama queriendo que el molesto sonido acabe.
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También luce una camisa blanca, pero lleva un jean azul que se le
ciñe como una segunda piel a las piernas moldeadas y gruesas. Se
desordena el cabello castaño antes de sonreírme, mirándome a mí y
a su hermano que se encuentra cerca.
— ¿Decirme qué?
— Los Calandra están cumpliendo años — habla Cristian y abro mis
ojos algo sorprendida.
Camino hacia la puerta y cuando voy a abrirla, Crono está ahí con
ojeras y la misma cara de siempre. Me observa de arriba abajo y
abro la boca para decir algo, pero él se adelanta:
— Te irás conmigo.
— Sí.
Dove utiliza un vestido rojo y Rose uno negro del mismo modelo,
cargan antifaces y llegan hasta la mesa con una sonrisa de
superioridad que me encantaría borrarles.
«Ese sentimiento que te abarca cuando llegan las personas que te
caen mal» Hago una mueca y ellas saludan a cada uno de los
hermanos ignorándome a mí y a Marta. Desde aquí veo la mala cara
que pone Jake lo que me hace confundirme porque tenía entendida
que eran amigas y Joseph regresa a la mesa junto con su hermana
convirtiéndose en el foco de atención de las hermanas de cabellos
de colores.
Siento que voy a explotar y me separo para buscar aire. Mis labios
se sienten hinchados y Crono se acerca, besa mi mejilla y se va
dejándome ahí sin saber qué fue lo que sucedió realmente.
— ¿Por qué no? — rueda sus ojos Jake y Joseph la mira da mala
gana, levantándose.
— ¡Déjame, estúpido!
— ¿Cómo?
— Quizá.
Me relamo los labios esperando que hable, que diga lo que tanto
quiere decir y saque ese veneno que le corre por las venas como la
arpía que es, hasta que finalmente, lo hace:
—Hubo una vez una niña que fue manchada injustamente por culpa
de sus padres — comienza, retocándose el labial de manera
perfecta y la observo sin decir nada. «La paciencia es una virtud» y
si quiero conseguir algo, debo saber manejar las cartas. Dove me
observa a través del espejo y siento que, ella sabía que iba a
seguirla— Esa misma niña creció en un ambiente donde era
necesario ser la favorita para sobrevivir, aunque eso también hiciera
las manchas más grandes, pero no importaba. Ser la niña más
envidiada de su escuela era más divertido, que todos la saludarán y
le preguntaran sobre ella y quisieran su opinión era la mejor
sensación, era... de alguna forma, algo que hacía a esa niña darse
cuenta que valía la pena competir con sus propias hermanas para
lograr... eso que ella tenía y que no quería dejar ir. Esa niña pronto
se convirtió en una pequeña mujer y sus padres decidieron mudarse
a un nuevo lugar porque duplicaron su fortuna haciendo las mismas
manchas que habían marcado a la niña cuando era solo una bebé.
Le tomó más de seis meses llegar a tener lo que tenía antes solo
que está vez, no era suficiente. Ya las manchas no podían ser más
grandes y ella no encontraba consuelo en las cosas materiales
porque tenía todos los caprichos, pero una de sus hermanas, la que
más detestaba y no merecía estar en su familia, llamó la atención de
aquella extraña y selecta familia que ella admiraba y deseaba desde
lejos — deja el labial y me mira antes de relamerse los labios —
¿Sabes cómo se siente que te arrebaten lo que tanto te costó? Ella
que sacrifico todas las cosas importantes que tenía solo por
conseguir lo que tanto deseaba, que hizo las peores cosas que te
imaginas por conseguir la atención y que de un momento a otro,
cuando todo estaba perfecto apareciera una persona ajena a todo,
que no pertenecía a su mundo ni merecía lo que todos le estaban
dando, se lo arrebatará haciendo que todos sus esfuerzos se fueran
a la basura.
Ella se tensa y yo sonrió con más ganas, sintiendo eso que tengo
escondido no por vergüenzas, si no por supervivencia del resto, no
de mí. Aprieto con fuerza y clavo mis uñas en su muñeca
disfrutando la mueca de dolor que hace y el brillo que significa
miedo puro que tiñen sus ojos verdes.
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DOVE
—¿Y qué?
Rose deja de pintarse las uñas para mirarme con una ceja
levantada.
—¿Vas a espiarla?
—Necesito saber qué es lo que ella oculta — me siento al lado de
mi hermana que tiene ojeras y está despierta a las cuatro de la
madrugada por lo mismo que yo.
«Pesadillas que cada vez se hacen más fuertes» Ella tiene un gran
moretón en la pierna y uno en la mejilla que es la respuesta a
nuestra desaparición desde hace dos semanas hasta ayer que
fuimos a la reunión de cumpleaños de los gemelos Calandra y...
— Internet.
«Alukah Barone Beckett» Rose pasa las fotos y cada vez se hacen
más espeluznantes vestida de negro y apuntándole a personas,
acabando con su vida aparentemente. Me tapo la boca cuando un
vídeo comienza a reproducirse y la mujer saluda a la cámara,
llamando a una niña en un idioma extraño, la niña aparece de
espaldas mientras la mujer le señala el cuerpo de un hombre que
guinda del techo como un animal. Le comienza a disparar mientras
se ríe y la niña se queda quieta, mirando todo. El vídeo se corta y
las imágenes se repiten en mi cabeza mientras sintiendo un sabor
extraño en mi boca.
Ella muestra una tabla llena de púas. Se ríe y lo golpea con él, las
puntas afiladísimas golpeándole en los brazos, en las piernas, en la
barriga y en el pecho, haciendo que mis vellos se ericen. La imagen
es tan desagradable, tan horrible que no tengo cómo describir el
reguero de sangre, la forma en la que la mujer lo hace, haciendo
que el hombre haga un gran griterío que al parecer ella disfruta.
«No puede ser real» Me niego a que sea real pero la angustia se
adueña de mi cuerpo y si es cierto, no sé qué es lo que haremos
para detenerla.
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Capítulo 33 (*)
LUCY
«Fairchild»
—La familia Fairchild, esté año ha decidido prestar por cuatro días
una de sus propiedades a las afueras del pueblo para nosotros,
Octavo, Noveno y Quinto — ella sonríe — Por primera vez en toda
la historia hemos decidido, junto con la directora Cox hacerlo juntos.
La razón es porque cada sección que irá es donde pertenecen los
Fairchild como todos saben — ella mira a Crono — puedes sentarte.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
«—¿Vas a la cafetería?
—¿Y si no quiero?
—Te convenceré.
—¿Con qué?
—¿Estás segura?
—Te sorprenderías.
—¿Para qué
—Querrás decir prometida — dice Cristian y Jake mira con los ojos
abiertos al menor de los Fairchild.
—Me gusta saber qué cosa nueva inventa este pueblo sobre
nosotros.
Se relame los labios cuando nota que Caelus llega con solo unos
shorts de piscina de color negro y el dorso descubierto, ni siquiera
nos repara y se tira en un clavado perfecto dando vueltas antes de
chocar contra el agua.
— ¿Vendrá Rose?
—Un poco — dice mientras se toma otra copa de vino sin arrugar la
cara — Es que ella no combina con mi hermano y no quiero que él
esté obligado a estar con alguien que no quiere.
— ¿Anteriores?
Creo entender a quién se refiere con él, así que no le pregunto más.
Me relamo los labios mientras Caelus intenta llegar hasta nosotras,
pero Cristian lo jala de los pies, haciendo que trague agua mientras
ahora es el menor de los cinco que sonríe con victoria.
— Alguien me llevó.
—No hay nada que pueda decirte con exactitud — trata de liberar el
agarre, pero no se lo permito acercándome como si fuéramos
intimas amigas que quieren darse un abrazo — No estaba aquí
cuando eso sucedió y sé lo que sabe todo el pueblo.
— ¿Y quién la asesino?
—No lo sé, pero solo se sabe que hubo dos grupos de sospechosos
— dice — Sus hermanas y sus amigos...
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
— No lo volveré a hacer...
— Lucy, yo...—
— Marta, aléjate...
Me alejé, tape su nariz con la mano y tome aire antes de rodear mis
labios contra la boca y soplar lentamente. Me separe y repetí el
movimiento sin lograr resultados, comenzaba a desesperarme y
cuando sentí que ella apretó mi mano, me separe.
Sigue tosiendo y miro al cielo oscuro para dar una bocana de aire,
sintiendo el frio pegar contra mi cuerpo erizándome el cabello y mis
ojos se conectan con los de Crono cuando siento la presencia del
resto de los hermanos detrás de mí.
Marta tiembla del frio, agarrando mis manos mientras lucha por
mantener los ojos abiertos.
Se dice que el término déjà vu, fue creado por el psíquico francés
Émile Boirac a principios del siglo XX. Cruzo mis piernas recordando
una de las citas que he leído en alguna parte; el déjà vu es una
sensación normal de extrañeza temporal de haber vivido el mismo
momento en el pasado.
— Consus — una voz femenina hace que ella se separe sin llegar a
cumplir su cometido y los ojos azules de Lucy se colocan sobre la
doctora que se sonroja, bajando la cabeza y despareciendo por el
pasillo de inmediato, prácticamente corriendo cuando ella se acerca.
— No le dirás nada.
— ¿Perdón?
— ¿Qué?
— Siento que hay algo más del diagnóstico que no quieres decirme.
— ¿Por qué?
Ella se sentó frente a mí, cruzando sus piernas de tal manera que
podía ver como el hilo del traje de baño se perdía en la raja de su
culo.
— ¿Qué tal si quiero que tú mismo admitas que todo lo que hiciste
tú y tu familia, no es más que un fraude?
— ¿Ya te dio miedo que pueda descubrir todo y los que pierdan
sean ustedes está vez?
— Es una simple advertencia porque tal vez estas siendo muy ciega
y quieres meter tu hermosa nariz en cosas que no te corresponden.
— Solamente lo empeoras.
— ¿Por mi bien o por mantener todos los secretos oscuros que los
rodean escondidos? Porque he descubierto unos pocos y cada vez
se hacen más turbios.
Digo en frases todas estas palabras que pasaban por mi cabeza sin
tener idea que ella las entendiera o no, y sus caderas se frotaron
rítmicamente contra mi cuerpo. Me di cuenta de que el juego en el
que estaba a punto de participar acababa de empezar y como no
era ningún pasivo, le toqué el culo gustoso, sintiendo la piel fría con
ganas mis grandes manos.
No eran necesarias las palabras, ella tenía esa cara de que sabía lo
que haríamos desde que acepto tomar el baño en mi habitación y
las palabras de mi padre se reproducen en mi cabeza:
Ella lo tomo entre sus manos y la imagen era tal cual la imagine;
morbo puro.
Ella con esa mirada felina, esas pequeñas manos luchando contra la
dureza y se lo metió a la boca, «la misma boca que se la había
comido a mi hermano y que ahora me la estaba comiendo a mi» Me
miro desde abajo mientras se la metía completa, aunque fuera
grande y en ningún momento flaqueo.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
NARRADOR OMNISCIENTE
«El dolor físico ayuda contra el dolor emocional» Saber que estas
defectuosa y que no recuerdas nada de lo que hiciste empeora la
situación y cuando consigue una pequeña navaja al lado del marco
pequeño con una fotografía, lo toma y se baja los pantalones,
viendo las marcas que la hacen llorar porque recuerda cada uno de
sus dolores debido a la misma sensación de vacío al no poder
recordar, sentándose en la cama y cortándose en los muslos,
sintiendo quizá u obligándose a sentir que el ardor físico es el
analgésico necesario para hacerla olvidar del dolor que le produce
estar sin su medicación y no poder recordar nada. La sangre salé de
la cortada haciéndola suspirar tomando con manos temblorosas la
fotografía que llena de sangre mientras recuerdos fugaces llegan a
su cabeza notando a una mujer de cabello negro con ojos azules
idéntica a Lucy cargando a una bebe, sonriendo hacia la cámara al
lado de un hombre de rostro serio y ojos negros.
— Eres la mujer más hermosa que mis ojos han visto — susurra
Joseph, mirando a su hermana mientras le besa la frente y la
embiste con estocadas lentas.
Ella se sonroja, besándolo sin saber que Joseph nunca jamás pensó
decirle esas palabras a nadie ni mucho menos estar así, con otra
mujer que no sea su propia hermana.
Se deja caer en la cama, cerrando los ojos y para un niño que juega
a ser hombre como el resto de sus hermanos, la carga que tiene en
los hombros se hace presente una vez más cuando los recuerdos
de su infancia se reproducen en su cabeza haciendo que apriete los
puños, sentándose de golpe cuando siente que es demasiado. Se
jala el cabello negro lo suficiente para sentir dolor y se levanta
dispuesto a ir al lugar que le piden a gritos sus pensamientos cosa
que lo confunde ya que nunca se había sentido de esa manera, pero
se encuentra con una gran sorpresa cuando no es esa persona la
que encuentra en el lugar donde debería estar.
Así que mientras unos disfrutan entre sudor y gemidos, otros lloran
por sus errores, unas son ignoradas ocasionando una punzada
dolorosa justamente en el ego, otros se lastiman demostrando una
vez más que el peor enemigo que podría tener el ser humano es él
mismo, otros se confianza un amor prohibido, unos descubren que
hay alguien que se ha llevado la corona en todo esto y es que nadie
les advirtió las reglas del juego a los hermanos cuando los
involucraron en él.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
— ¿Qué sucede?
— No les pedí participar pero los vi muy gustosos con ello, además
en ningún momento escondí lo que estaba haciendo — es lo único
que digo y me levanto de la silla dispuesta a acostarme un poco
antes de tener que soportar a Dove y a Rose por la grabación el
vídeo.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Cuando dejas las cartas sobre la mesa, esperas que las otras
personas se den cuenta de al menos, la mitad de tus intenciones.
Así que mientras Joseph nos graba a Caelus y a mí en una charla
aburrida que va en el guion, Rose resopla de forma molesta
haciendo que Jake vuelva a decir "corte" como por sexta vez en la
tarde.
— No seas tan...
Las mismas lagunas mentales que le han hecho olvidar lo único que
nos incluye a ella y a nosotros antes de Lucy.
— Exactamente todo.
— ¿Hasta lo que ella misma hizo? — Crono habla por primera vez y
me le quedo mirando.
Lucy no dice nada en todo el trayecto y para ser sincero, disfruto del
silencio agradable que hay en el ambiente. Me muerdo el labio
inferior estacionando el auto frente a la mansión y apago el motor.
Pido dos tazas de chocolate frio para lidiar con el calor y pregunto
en voz alta el camino por el que se fue Lucy.
— Una o dos veces por mes hay días así — le hago saber mientras
me acerco con las manos en mi bolsillo — Recuerdo que, cuando
estaba pequeño, adoraba el sol porque la lluvia me ponía triste y si
había sol, podíamos jugar en la piscina y para mí, no había nada
mejor que jugar en la piscina con cualquiera de nuestras madres, mi
padre o uno de mis hermanos.
Abro la boca para decir algo, pero una de las mujeres de servicio
entra con una bandeja y nuestros chocolates. Supongo que hay
cosas que nunca me harán madurar y el chocolate, el sol y la
piscina son una de ellas.
— Tener el control.
Hago esa cosa con el chocolate una vez más, esta vez en el valle
de sus senos, por encima del sostén porque me encargue de
desabotonarle esa parte de la camisa, exponiendo un poco más de
piel y chupo, robándole un pequeño gemido que disfruto mientras
mis dedos pican por meterme por debajo de su falda.
Siento como se agita y con mi dedo le toco ese punto sensible por
encima sin dejar de metérsela.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
MARTA
Así que hago exactamente lo que mis padres quieren y es venir aquí
cada domingo, como llevo haciéndolo desde que tuve el colapso,
dos meses después del acontecimiento.
— ¿Cómo te ha caído la nueva dosis? — pregunta y solamente soy
consciente del sonido que hacen las agujas del reloj que se
encuentra en la pared.
— Si.
— Es de mi curso.
— ¿Qué?
— ¿Entonces...?
— Es un gran avance.
— Lo es.
— Ok.
— ¿Pesadillas?
— ¿Ganas de lastimarte?
— No.
— Tiene razón.
— ¿Eso crees?
— Si.
Asiento, relamiéndome los labios y detrás de ella veo una figura que
me hace pestañear repetidas veces. Siento la manera en la que mi
corazón comienza a latir con fuerza y esa brisa fría que me acaricia
la nuca me hace soltar aire de forma dificultosa.
— ¿Y las alucinaciones?
— No he tenido ninguna.
— ¿Segura?
— Si.
— ¿Quién?
— Estoy bien.
Odio, miedo, rechazo, pánico, terror, tristeza y... Me tapo los oídos
porque quiero que deje de hablar, pero ella insiste en hacer presión
sacando cosas a colisión que no me interesan.
— Es mejor aceptar la realidad, eso ayudara a todo el proceso... —
comienza y niego de inmediato, pero ella insiste con lo mismo,
tomándome de las manos mientras siento la voz de Katherine en mi
oído.
«Lastímala»
«Lastímala, Marta»
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Capítulo 39 (*)
LUCY
Eso que cualquier persona hace una o dos veces al día, reír; quizá
no tan natural, quizá solamente para caer bien o porque la situación
lo amerita, él lo hace de una forma tan diferente que me hace
humectar mis labios, volviendo a jugar con el chicle de fresa dentro
de mi boca como si esa sencilla risa no hubiera aumentado los
latidos de mi corazón por una milésima de segundo.
Él, ese chico de esa foto es el mismo hombre que conocí esa noche
y que el padre de Rose y Dove saludo como si fueran íntimos
amigos, poniendo la misma cara de lamebotas que le ponía a Caleth
Fairchild el día de la feria de recaudación anual o cuando fue a
visitarlo con sus dos hijas predilectas.
— Si tan solo supieras que las cosas son más complejas de lo que
piensas — baja la cara para que pueda mirarlo mejor y me relamo
los labios, jugando de nuevo con el chicle.
— ¿Por qué?
— ¿A qué costo?
— ¿Eso crees?
LUCY
Él, ese chico de esa foto es el mismo hombre que conocí esa noche
y que el padre de Rose y Dove saludo como si fueran íntimos
amigos, poniendo la misma cara de lamebotas que le ponía a Caleth
Fairchild el día de la feria de recaudación anual o cuando fue a
visitarlo con sus dos hijas predilectas.
— Si tan solo supieras que las cosas son más complejas de lo que
piensas — baja la cara para que pueda mirarlo mejor y me relamo
los labios, jugando de nuevo con el chicle.
— ¿Por qué?
— ¿A qué costo?
— ¿Eso crees?
- Si.
Se limpia con una toalla que saca de su bolso y saca los utensilios
de maquillaje para tapar las ojeras violetas que tiene debajo de sus
ojos demostrando que no duerme en las noches o al menos, no lo
hace bien.
- Creo que deberías esperar más aquí porque se nota que no estás
bien.
- Yo no sé...
- Esta mal...
- Está bien - respondo y ella suelta una risita antes de negar con la
cabeza.
Oscar Wilde.
El origen de todo.
Jake
Cuando era pequeña, papá siempre solía decirme que era la luz de
sus ojos mientras mi madre siempre se inclinaba más hacia Joseph.
Nunca tuve problemas con ello, de hecho, se sentía bien saber que
había cierto equilibrio en nuestra familia. Papá era diplomático y
mamá era una de esas mujeres que habían tenido la suerte del
destino y el don de la belleza que la hicieron encontrarse con mi
padre cuando él tenía veintitrés y ella veinte en una fiesta en las
calles de Roma, Italia.
No fue un gran cambio, pero lo que sucedió una noche sí cambio las
cosas para nuestras vidas.
Papá y mamá se iban, casi nunca estaban y nuestra niñera era
tranquila. Éramos niños ejemplares y a pesar de que mi madre me
quiso inculcar ese gen de superioridad, siempre pensé que no era
necesario tratar mal a nadie que me hiciera daño a mí.
—Eres muy bonita —soltó y para mí era algo normal pero esa vez,
hubo algo extraño. Me besó castamente los labios y se separó con
una sonrisa pícara que me hizo sonrojar.
—Eso es un pecado.
—¿Por qué?
— ¿Qué?
Era malo, tan malo que dure toda la noche en vela leyendo en
internet sobre lo que nos sucedía, encontrando entender la
respuesta a todo ello y sintiendo un nudo en la garganta cuando leí
aquellas palabras que hacían un enorme agujero en mi corazón y
que jamás olvidare:
— ¿Por qué?
También lo quería.
Sus ojos eran azules, pero no tenían esa chispa que tenían los de
mi hermano, su cabello era negro, tanto como la peor de las noches
y me quede quieta cuando se acercó.
— A ti.
— Estás loco.
— No.
No puedo...
Mi intención fue clara a la hora de pedirle a los cinco que los quería
para mí, pero ellos tenían también el derecho de decir que no y es
tan obvio que no lo dijeron lo que me dijo de inmediato lo mismo que
el mismísimo Cristian Fairchild me confirmo esa tarde antes de que
termináramos sudados entre gemidos y un dulce y frío chocolate
derramado sobre nuestro cuerpo.
«Sabias que íbamos a decir que sí» Una sonrisa se coloca en mi
rostro porque hay ventajas de saber jugar con tus opciones, con las
cartas que te da la vida porque todo es un estúpido e insignificante
juego de póker donde puedes perder todo o salir victorioso y Dove
se acerca a Jake, se inclina y le susurra algo que la deja helada.
Jake me mira de reojo y Dove se endereza con una sonrisa mientras
su hermana, se relame los labios mirándome de arriba abajo.
— ¿Qué tanto amor propio les falta para aceptar que son la segunda
oportunidad de todos?
Sus ojos verdes destilan furia y me paso la lengua por los labios
antes de rozarlos otra vez. Cualquiera que nos vea podría decir que
nos estamos besando, empezando ese juego previo que podría
hacernos subir a un siguiente nivel de placer en cualquier momento,
pero la tensión que irradia su cuerpo y el de las dos personas que
están aquí además de mí, demuestra que nada es lo que parece.
No lo haría y una parte de ella lo sabía; así como ella tenía claro que
después de todo no la iba a juzgar por la relación que mantiene con
su hermano, así como ella no había dicho ninguna palabra acerca
de los sucesos que habían transcurridos a los días siguientes que
involucraban a los cinco Fairchild y nuestra aparente relación de la
que todos hablaban.
Jake no había dicho ninguna palabra sobre la escena del baño que
incluía a las hermanas Bush y solamente un día se sentó con ellas
porque Rose no dejaba de molestarla sobre la supuesta fiesta de
compromiso y al día siguiente la invitación estaba entre mis manos
de la manera más ridícula y simple, dándome a entender una vez
más que no podría ser más que una estúpida fachada:
No podría ser más seco y sin emoción. La carta era de letra cursiva
azul y el fondo gris, sin detalles. Rose se la entregó a todos,
incluyendo a los que no eran de su clase, a los dos becados que
nadie notaba y que asistían al Colegio por obra de Dios.
Esos dos chicos invisibles que tenían aspectos de nerds, siempre
estaban juntos y tenían la mirada gacha porque era el centro de
burla de todos por su estatus inferior.
— ¿También iras?
— La misma que se los coge y que los tiene solo para ella — digo
en el mismo tono despectivo que ella y suelto su mano haciendo
que ella abra los ojos. Se hace un amplio silencio y suelto una risita
antes de añadir: — Ellos afortunados de vivir conmigo, déjame
decir...
— ¿Perdón?
— ¿Estas sugiriendo que debía aceptar que ella me dijera que era
afortunada por vivir con ellos en vez de decir algo sobre mí? ¿Qué
aceptará el estúpido termino y asintiera hacia sus palabras como
una estúpida?
— No es para que te molestes... — comienza, pero la interrumpo.
La dejo quieta mientras ella arregla todo sin decirle ninguna palabra
más. La profesora nos da el resultado de nuestras calificaciones,
evalúa la pintura y la campana anuncia que es el último día de
clases de la semana diciendo que la próxima semana, exactamente
el viernes, estaremos en la cabaña, defendiendo el proyecto
comunitario. Salimos del salón y Jake se apresura a llegar hasta
donde estamos, con el cabello mojado y el uniforme arrugado.
Ahí fue que recordé la famosa fiesta de Cristian que Teodora había
anunciado en la noche del día anterior con mucho y excesivo
entusiasmo y que no tenía sentido porque Cristian había cumplido el
diecisiete de febrero y estábamos en marzo, casi los últimos a
exactamente cuatro días del cumpleaños número dieciocho de
Caebrán. Pero exactamente, Teodora había dicho "los dieciséis de
Cristian" y no sé si era preferencia, pero durante el resto del día,
todos en la mansión estuvieron hablando sobre ello, hasta el
mismísimo Caleth que lucía orgulloso, como si en esa familia,
cumplir dieciséis fuese lo más importante del mundo.
Un acto dulce que podría parecer fraternal para cualquiera, pero era
imposible para mí porque conocía el secreto, la razón detrás de
ellos que los unía sin contar la sangre y el apellido. Jake sonrió y
esa simple sonrisa que duro aproximadamente sesenta segundos,
fue genuina, pero se acabó tan rápido porque ni siquiera terminó de
saludarnos, cuando las Bush se acercaron acabando con la
pequeña burbuja de felicidad de Jake con sus presencias y fue
entonces cuando me pregunte internamente: ¿cómo sería la vida de
Jakeline sin las Bush? Quizá menos complicada, pero siempre seria
la misma, quizá con otras personas, diferentes circunstancias, quizá
con unas chicas menos intensas y venenosas, pero estaba tan
segura que el destino, le pondría las mismas piedras en el camino
porque así era él; cruel, indeciso y enigmático.
Pobre, Dove.
Rose la miro, los cinco comenzaron a hablar entre ellos sobre algún
tema que no entendí realmente y Dove se tensó contestando la
llamada.
Rose se echó el cabello azul para atrás. Los cinco seguían hablando
y Jake y Marta, estaban mirando a las Bush al igual que yo.
Jake hizo una línea fina con sus labios, Marta simplemente bajo la
cabeza y Joseph miro a Rose que trago saliva, relamiéndose los
labios y mirando a su hermana le preguntó:
Los cinco dejaron de hablar y Consus dijo que tenían que ir hacia
algún lado, pidiéndole a Jake que en su auto me llevé a la mansión
y cada uno se despidió de mí, con un beso en los labios de forma
casta, llevándose las miradas de todos en el lugar hasta que fue el
turno de Crono, que se colocó frente a mí.
— Claro que lo es. Se supone que son míos, ¿no? Además quiero
que me saludes.
«El pasado nunca se olvida, Lucy y del gen que corre por tu sangre,
no se huye» Siento el tiempo en regresiva, un sabor metálico se
extiende por mi boca, parece que mi oído está tapado, me comienzo
a marear al mismo tiempo que siento ardor exactamente en la
cicatriz. Escucho todo de cerca, reviviendo aquello que me esfuerzo
por mantener enterrado, estoy tan quieta que soy consciente de
cada gota de agua cayendo por mi cuerpo mientras siento pánico
recorriendo cada espacio de mi ser.
Abro mis ojos y mis manos tiemblan, el jabón cae al suelo y caigo de
culo en la ducha, el sonido de mi cuerpo chocando con la cerámica
es un eco y trato de estabilizar mi respiración, pero siento
demasiado, en especial; pánico.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
— Si te sientes bien...
S.F
Me calzo los tacones, sonrió y uno de los chicos dos chicos, Stefan,
me ayuda a levantarme mientras la puerta se abre y Consus
aparece colocándose un saco de color negro. Tiene corbata, una
camisa blanca y unos pantalones de vestir ajustados que resaltan
cada centímetro de su cuerpo, me sonríe cuando me ve y sus ojos
grises brillan. Se arregla el cabello y a pesar de que la habitación
huele a mi perfume, el suyo le gana y me relamo los labios porque
huele condenadamente bien.
Deja de besarme para buscar aire y le paso la lengua por los labios
antes de alejarme lo suficiente para poder hablar. Veo que intenta
buscarme otra vez, pero le pongo fin, regalándole una sonrisa llena
de picardía, dando un paso hacia atrás para poder ver bien su
rostro.
Beso sus labios, callándolo, pero esta vez, soy la que profundiza el
beso un poco más dejando entrar su lengua en mi boca y él juega,
chupeteando mi labio inferior antes de soltarlo. Toco su mejilla de
forma gentil y me coloco de puntillas para besarlo otra vez antes de
separarme sintiendo mis labios hinchados, mirándolo por encima de
mi hombro mientras camino hacia la puerta, alejándome y viendo
cómo se desespera porque no voy a cambiar de opinión.
Los faros LED al frente que lanzan una luz láser que Consus
enciende hacen que todos miren aún más al lujoso auto que hace
quedar mal a todos los que están aquí. Apaga el motor y me mira
antes de sacar la llave que se guarda en el bolsillo del saco.
Los cuatro se bajan sin decir nada y Consus lo hace también.
Suspiro y cuando voy a hacerlo, la puerta se abre y Caebrán me
sonríe, dándome la mano que tomo para sacar primero un pie y
luego otro.
— Gracias, Caebrán.
Los fotógrafos apuntas sus cámaras hacia nosotros y flash por todos
lados. Caminamos, pero no dejamos de sonreír, están cerca, tan
cerca que cuando Crono me toma de la cintura y me coloca entre él
y Caelus con Consus y Cristian en las puntas mientras Caebrán está
al lado de Caelus se hace un ligero silencio de las personas que
están detrás, pero los fotógrafos capturan el momento y también lo
hacen cuando Caelus me gira el rostro para darme un beso, aunque
su hermano me tenga agarrada de la cintura.
— Creo que más que de época quiso hacerlo como una imitación a
Hollywood o una entrega de premios — es su respuesta antes de
caminar un poco más y pasar la puerta, siendo el único momento
donde él va adelante y los otros cuatro detrás de mí.
— Te ves muy... wow —dijo ella y Caelus soltó una risita haciendo
que Marta se tensara. Dove lo miro con una expresión extraña
mientras la rubia era algo así como una espectadora con mirada
gacha que le daba miraditas a cada uno de los Fairchild en
ocasiones.
No sabía por qué era así conmigo, pero recuerdo perfectamente que
fue él mismo quien pidió el intercambio a este pueblo y fue él quien
me buscó. En un principio pensé que las cosas serían realmente
diferentes, pero ahora... es extraño. No logró entender la verdadera
razón de tanta atención, pero, me gusta tenerla.
— No dejes que ella te haga sentir inferior. Solamente está llena de
envidia porque... pareces y actúas como una de nosotros, cosa que
jamás, ni siquiera en sus mejores sueños de fantasiosa
empedernida, haría— susurro antes de alejarse y volver a tomar de
los brazos a sus esposas, darles un asentimiento a sus hijos como
si estuviera rectificando algo y siguió de largo, directamente hacia
una de las mesas.
— No estoy bailando.
Podría describir con una simple palabra lo que me hizo sentir Crono
Fairchild en el momento en que choco sus labios con los míos:
Эйфория.
La música era algo que mi cerebro había alejado, solo era como un
pequeño y molesto sonido. Me pase la lengua por los labios
hinchados y le sonreí de la misma forma que él lo hizo, Sentí una
mano en la espalda baja y me gire para encontrar a Caebrán que se
movía al ritmo de la música.
— ¿Qué? — pregunte con los ojos sobre los de él, sin romper el
contacto visual, aunque sabía perfectamente a lo que se refería.
Él volvió a sonreír. Dos sonrisas en una noche que habían sido para
mí.
«Mentira»
Apretó con más fuerza mi cuello al punto que el oxígeno fue un poco
difícil de pasar para mis pulmones. Sonreí para demostrarle que me
gustaba y él trago saliva, esa deliciosa nuez de adán que se
notaban bastante en la parte de la protuberancia en el cuello, bajo la
garganta.
— Eso es tan claro como ese algo dentro de mí, me dice que
escondes algo
Solté una risita. Era como si nos fuésemos alejados a otra atmósfera
y que jugáramos a rozarnos los labios en vez de romper con la
maldita tensión que había tomado más fuerza.
Jake sonríe para todos y abraza a la madre de las Bush que le dice
algo en el oído, acción que Joseph no pierde de vista y él solamente
le da un asentimiento a Rose que intenta darle un abrazo, pero él la
esquiva.
— ¡Por la nueva familia que esta por surgir! — dice antes de darle
un trago, la burla en cada una de sus palabras tan clara como el
agua y Cristian suelta a reír al escuchar a su madre.
— Por favor que alguien diga otro chiste... — Cristian bebe un trago
de su copa y Caelus rueda sus ojos mientras observo como la
familia Bush completa y la Calandra se acercan a nosotros.
— Era un día especial para mi princesa mayor, tenía que estar aquí
— secundo ella y Rose sonrió como si las palabras de su madre
fueran muy importantes. Sophia rodo sus ojos y miro a la mujer que
estaba al lado de Jake, su madre.
Teodora y Sophia se miran entre sí, para luego mirar a Irene que
tiene una sonrisa fingida y seguramente los puños entrecerrados por
debajo de la mesa.
Es más, parece a gusto con lo que sucede al igual que sus esposas.
Crono está mirando su plato, ajeno a todo y cuando siento un
resoplido sin sentido de la madre de las Bush, levanto la mirada
solamente para encontrármela señalándome.
Paso una puerta que me lleva a una pequeña sala que tiene unas
escaleras. Dudo por unos cortos segundos si seguir buscándola o
regresar a la mesa donde seguramente voy a recibir miradas de
odio por parte de las Bush y su madre.
— Marcus Bundy
Él era alto, tan alto como uno de los chicos y que se viera tan...
extraño y enfermo por el aspecto de su piel junto con esa sonrisa
extraña que se adueñaba de su rostro, no significaba que dejaba de
verse atractivo, pero no cualquier atractivo.
No tenía dinero para hacerlo porque lo poco que recibía al mes por
parte de la beca no alcanzaba ni para un café en este pueblo porque
sí, no solamente todos eran ricos, sino que cada cosa que aquí
vendían tenía un precio exageradamente elevado.
De igual forma, por estar con ellos era considerada una más y
gracias al patriarca junto con la fama que me he creado por hacer
pequeños shows con cada uno de los hermanos, soy igual o más
importante que ellos.
— Me da miedo.
— ¿Por qué?
Ella no me dijo nada más porque no sabía nada, pero eso era
suficiente.
Y si lo era, « ¿por qué Sophia había dicho eso? o tal vez se trataba
de Pruslas» Coloque mis ojos en el hombre frente a mí y sonrío
como si saber que sé lo que hizo fuera algo magnifico. De nuevo
intento acercarse un poco más y levante la barbilla porque bajar la
mirada ante un hombre era una de las cosas que jamás haría ni me
perdonaría hacer.
¿Por qué tuvo que matar a uno de ellos y.... quién era ella
realmente?
— Nadie se esperó lo que ella hizo porque para todos era el mejor
de los ángeles, la hija perfecta de Dios — me mira continuando
como si fuera muy importante mientras tengo un sabor agridulce en
la boca— Muchos han cambiado la historia y han dicho que el
anticristo es un hombre, pero no es así; es una mujer. La mujer más
peligrosa que ha existido en el mundo, aquella que fue capaz de
burlarse del creador y salirse con la suya. Nadie pudo detenerla,
creo su propio cielo que todos conocen como el infierno que no es
más que una mentira barata para obligarnos a seguir el "camino del
bien" pero muchos eligen seguirla a ella y disfrutan del poder que
tiene. Muchos dicen que se encarga de reencarnar en mujeres que
crea a su imagen y semejanza porque ella con los años, se convirtió
en algo mucho más poderoso que Dios.
Necesito más.
— ¿Huyes de ellos?
— No sé de qué hablas.
— Vamos, Lucy, creo que no es necesario que juegues a la niña
buena conmigo después de que todo este tiempo tus ojos han
perdido esa chispa angelical que siempre tratas de cargar — dice —
Pero si tanto quieres jugar por el lado aburrido, hare que te creo y
que no reconozco quién eres realmente.
— Me agrada, primo.
Caleth sonrió.
Me toca los labios con los dedos fríos y cuando me introduce uno en
la boca, lo succiono sin despegar el contacto visual. Mi corazón late
como loco en mi pecho y él le paso la lengua cuando me los saca.
Mi pecho sube y baja con fuerza. Solamente fueron dos azotes con
la correa y puedo sentir que mis nalgas están rojas. Como me mira
me hace latir hasta la entrepierna y no sé de dónde saco este modo
ni que fetiches tiene, pero me tiene fascinada.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Me levanté con un pequeño dolor de cabeza y sentí un brazo
alrededor de mi cintura mientras los recuerdos de la noche anterior
llegaban a mi cabeza.
Mire el reloj que había en la pared para ver qué hora era y trague
saliva al ver que efectivamente era cercano al medio día. Recordé
que Sophia y Camille querían que las ayudara para la fiesta, pero mi
cuerpo estaba agotado, así como mi cerebro de tanto pensar sobre
lo que había descubierto.
— ¿Segura?
— ¡Segurísima!
— No.
— ¿Entonces?
— ¿Y qué es esto?
Ruedo mis ojos porque fui una estúpida al pensar que estaba
dormido y me doy la vuelta, cerrando la puerta de golpe para no
avergonzarme más y mentalizándome lo que debo hacer comienzo
a caminar por el pasillo y es:
«No hay nada peor que recibir las cosas a medias» Pero aun así
noto devoción, amor, compresión y dolor en sus ojos que me parece
fascinante. Mucho dolor que logro entender de inmediato y cuando
se inclina para besarme, digo en el momento justo en que sus labios
están por conectarse con los míos en un susurro que solamente él
podría oír, aunque estamos técnicamente solos:
En esa posición no podía pensar bien y tenerlo tan cerca hacía que
recordara cada una de las cosas que habíamos hecho y que desde
luego nunca tuvimos que hacer. Sentí como mi respiración se
ralentizo dentro de mi caja torácica y como crecía ese nudo en mi
garganta, pero era ahora o nunca y con todas mis fuerzas, dije:
— ¿Cuándo será el día que vas a entender que no quiero luchar por
algo que no tiene futuro? — sentí como la fuerza en el agarre de mi
cintura disminuir, esa chispa de dolor cruzo por su rostro y seguí
porque no habría otra oportunidad mientras trataba de convencerme
que esto era lo mejor para ambos: — Te vas a casar y ella será tu
esposa, tu mano derecha y tu mejor amiga mientras yo estaré feliz
por ti mirando desde lejos porque no pienso seguir siendo la otra, no
pienso seguir conformándome con lo que me das en la oscuridad
porque no puedes darme más.
Las cosas siempre tienen que ser difíciles para nosotros y fue muy
estúpido de mi parte pensar que él iba a entender mi dolor, me iba a
dejar ir e iba a quedarse de brazos cruzados porque simplemente se
lo pedí porque mientras él quiere luchar, yo no tengo ánimos ni
fuerzas para hacerlo.
— ¿Perdón?
«Me duele que tenga tanta razón» Mis ojos pican y solamente soy
capaz de decir: — No sigas, por favor... déjame ir.
— Sí.
Trato de lucir segura. En verdad que lo intento, pero la sonrisa que
me da me desarma porque recuerdo que como soy capaz de leer
cada acción que él hace, él también puede leerme a mí porque eso
pasa cuando conoces tanto a una persona y cuando están
conectados de distintas maneras.
— No te creo.
— Deberías...
— Sabes que mis padres nos quitarían todo si se enteran que sus
hijos son una aberración del demonio.
— Te amo, Jakeline.
«Es tan jodido cuando eres adicto a lo que te destruye» Lo beso con
ansias mientras mi subconsciente no deja de recordarme que
solamente empeoro la enfermedad dejándolo entrar una vez más,
pero nada importa porque flotamos gracias a él y cuando me agarra
las tetas con ansias mientras su boca se adentra a la mía pierdo el
sentido común y la realidad. Siento una succión y me muerde el
labio inferior antes de soltarme los labios y volverme a atacar
mientras con sus manos masajea mis tetas con brío mientras siento
el bulto en el pantalón que me restriega mientras estamos en el
medio de la piscina.
— ¿Lo notas? — pregunta sobre mis labios en un susurro — No
podemos dejarlo, no puedo dejarte y tú no puedes dejarme a mí
porque mira cómo me pones con un simple beso...
Abro más las piernas y le entierro los talones en las nalgas y cuando
siento que voy a acabar, grito su nombre y ni así se detiene, me da
más duro y cierro los ojos porque acabamos al mismo tiempo y me
besa los labios con fuerza mientras siento cómo la humedad me
escurre por la entre pierna.
LUCY
«Tanto que hasta tengo una relación con ellos» Coloco mis manos
en mi regazo y ella sonríe mirándome con cuidado, sin perder
ninguna de las cosas que digo como si para ella fuese muy
importante prestarme atención.
Conversa conmigo sobre algunos temas triviales, me pregunta sobre
mis calificaciones en el colegio y si alguna de las Bush me ha
molestado a lo que respondo una gran mentira: no. Digo que no
solamente porque no quiero que nadie más que yo tome cartas en el
asunto y es que no olvido las cosas que me hicieron, aunque fuesen
muy insignificantes.
— ¿Cultura?
Es importante para ellas y fue una gran ofensa que ella hiciera tal
estupidez.
— Pase la prueba y por eso soy una mujer de la familia, al igual que
mis hermanas.
— ¿Cuantas son?
— Una serie de términos que debes pasar para mostrar que eres
digna de ser una mujer Fairchild — explica — Y no es denigrante ni
nada de eso como dije antes; las mujeres aquí solemos ser hasta
más fundamentales que los hombres, de hecho, la primera Fairchild
fue una mujer y ella fue la que creo nuestra ideología, las reglas y
todo lo que conocemos hasta el mismísimo consejo.
— Si y todos la pasaron.
— ¿Qué hay que hacer con exactitud? — pregunto con intriga y ella
se relame los labios.
— ¿Y si no la pasa...?
— ¿Por qué?
— ¿Dónde la harán?
Abro la boca para preguntar algo más, pero la voz de Ángel hace
que cierre la boca y me cohíba. Camille mira detrás de mi cabeza y
me suelta con delicadeza las manos para levantarse y darle un beso
en ambas mejillas al pelinegro que acaba de llegar.
— A todos — él suelta una risita que hace que Camille enarque una
ceja y cuando pienso que es por él, ella se levanta y señala con el
entrecejo fruncido hacia una de las mujeres que siguen moviendo
cosas para la decoración.
— ¿Y para ti no lo es...?
— Ambas.
— Siento que ya está bien así, pero Camille es... especial y le gusta
que sean especiales cada una de las celebraciones que da su
familia. Realmente, ella adora cada una de los elogios que recibe
por su gran gusto para decorar — respondió mirando a la susodicha
y luego me miró a mí, con atención con el rostro serio, pero no lo
suficiente para lucir amargado — Y la iniciación... ¿ya te hablaron de
ella? Bueno, sí lo hicieron sé que debes entender lo grande e
importante que es eso para cada uno de nosotros, cada miembro de
esta familia así que sí, desde luego que lo es tanto como si fuese la
mía y si no lo sabes, es una desgracia porque no puedo decirte
nada de ella porque yo no te traje aquí.
— Por eso prefiero que me digan que son míos porque para ser
sincera, nunca seré de nadie y menos de ellos— refuté de nuevo
ignorando su cumplido y él no dejaba de sonreír ni un segundo,
aunque esa sonrisa no fuese ni dulce ni divertida, por alguna razón
sentí que era oscura, así como la chispa que ahora tenían sus ojos.
— ¿Mis primitos saben con lo que se están metiendo? — soltó con
doble sentido, rodé mis ojos colocando mi brazo encima de la mesa
con delicadeza y miré mis uñas antes de decidir que responder.
— Tan segura como que intentas analizarme con cada una de las
palabras que dices — lo miré porque era algo que noté desde que lo
conocí y no sé sorprendió ni un poco de lo que acaba de decir.
— ¿Ah sí?
— La curiosidad es peligrosa.
Ahí estaba lo que esperaba y eso era; «un resbalón». Sonreí porque
solamente me confirmaba que había cosas ocultas en la cultura y
eso de las reglas. Cosas que desde que Camille me contó sobre su
existencia supuse que existirían.
LUCY
Escuche el sonido del secador por última vez hace pocos segundos.
— Yo creo que todos son sus colores — secundo Teodora y las tres
soltaron unas carcajadas que terminaron contagiándome al mismo
tiempo que recibía cumplidos por parte de las tres mujeres que
lucían más jóvenes de la edad que seguramente tendrían.
Y es que no solamente los hombres Fairchild eran apuestos, ellas
también lo eran en la igual magnitud como dignas madres
sofisticadas, elegantes y estilizadas. Algo así como el prototipo de
mujer exitosa con hijos y una vida feliz que cualquier mujer con hijos
debería tener porque ellas tenían chispa, eran alegres y únicas, pero
al mismo tiempo me había dado cuenta que se preocupaban por sus
hijos, su familia y su esposo, aunque no tenía claro si ellas eran las
madres biológicas de los cinco en realidad.
Otra cosa que también hace ruido en mi cabeza son los chicos ya
que no pensé principalmente que me enrollaría con todos a la vez y
serian "míos" mientras lo que sea que tengamos dure.
Nos miramos entre todos; los cinco lucen como un pedazo de pan
para un hambriento, es decir, como una maldita maravilla caída del
cielo y los patriarcas no se quedan atrás mientras Ángel sonríe con
picardía mirándome.
La mire por unos cortos segundos antes de tomar la copa con agua
y llevármela a los labios para humedecérmelos nada más antes de
colocarla sobre la barra otra vez, pero no duró mucho tiempo ahí
pues Lucy la toma con su mano libre y ella sí se la bebe de un solo
trago.
Me le quedo mirando y ella se encoje de hombros antes de darme
una sonrisa.
Por eso aprovecho que ellas crean que soy el estúpido hermano
menor Fairchild para poder insultarlas cada vez que puedo o
hacerles bromas pesadas; como esa vez que por accidente casi
ahogué a Dove en la piscina o le cerré la puerta en la cara a Rose,
lastimándole el dedo que ojalá hubiera partido, cuando vomité a
Irene en un evento cuando Caebrán pensaba con el pene y
soportaba a Dove... pero con Rodrigo, hay algo que me hace
recordar una y otra vez que no es de confianza, que no lo soporto y
que jamás aceptaré que sea uno de "los socios" de la familia.
Pero tengo claro que es mejor tener a los enemigos cerca y que, así
como me siento yo, se sienten mis padres y podría jurar que hasta
mis hermanos.
Me miró — Lo suficiente.
— ¿No te da celos?
— ¿Tienes miedo...?
— ¿Lo harías?
— ¿Lo harían? — contraatacó y sonríe porque hacerlo juntos sería ir
un paso más allá y condenarla a ella.
No sabía desde cuándo ella tenía un apodo así, pero Ángel parecía
embelesado con la mirada dura que le dio Lucy y de inmediato me
puse alerta odiando la chispa de molestia que me causaba que ella
le correspondiera las miradas.
— Cállate.
— Es tu hogar.
— ¿No te quedarás?
— ¿Qué harás?
— No.
— ¿No?
— ¿Y eso...?
— Eso significa que tal vez no sea tan inocente como parezca,
Cristian y es mejor que lo descubran antes de que ocurra un
desastre.
— No los defraudaré.
«El otro lado de moneda» Así solía llamarlo Caebrán mientras que
Caelus prefería decir; «La verdad detrás de nuestro apellido» y para
ser sincero, ambos tenían razón.
Para ser un miembro tenía que demostrar ser tan sanguinario como
lo eran ellos y me coloque el cuchillo en los labios antes de elegir la
rata que iba a matar y cuando lo hice, la jale hacia mí sin
importarme las pataletas o los intentos de huir mientras parecía que
veía en rojo y mi corazón latía con fuerza.
«Hay que ser muy sucio para excitarse por el sufrimiento ajeno»
Agarre la cabeza de la rata y con el cuchillo hice la inicial de mi
nombre en su frente, porque quería que tuvieran claro que fui el
culpable de su muerte, que yo la marque y cree su dolor.
Sollozo, al igual que las otras al ver que les pasaría lo mismo y le
pase la lengua por la mejilla probando la sangre que soltaba antes
de hacer otro corte, está vez en su costado que mancho mi camisa
blanca mientras solamente podría repetir que el dolor de las ratas
me gustaba.
Sonreí y lo solté mirando a las otras, a las cuales les haría lo mismo,
pero antes tenía que cumplir la otra fase.
Me quité el cinturón del pantalón, sintiendo el bulto en mi pantalón y
por un segundo me imaginé a Lucy bañada en sangre con una
sonrisa, pero tan rápido como llego el pensamiento lo descarté,
Ángel había logrado meterme la idea en la cabeza, pero ahora, en
este momento tenía cosas más importantes.
Me solté los botones del pantalón, masajee por encima del bóxer el
miembro endurecido y jale de las piernas a una de las ratas que se
abrió de piernas porque habían sido entrenadas para esto.
Las circunstancias tenían que ser así, tan sucias como los secretos
que guardamos los integrantes de esta familia por culpa del gen que
corre por nuestra sangre y que nos hace unos monstruos de rostros
bonitos y cuerpos esbeltos.
«Tenía que hacer todo» Exactamente eso hacía y salí del cuerpo de
la rata muerta para metérselo a otra mientras me comía el coño a
otra.
—¿Cómo te sientes?
—¿Sabes lo horrible que suena que odies a una mujer por un simple
hombre? — enarque una ceja cuando me miró para luego añadir: —
Te resta glamour y elegancia.
Trato de pensar cómo ellos permiten que algo así suceda en sus
propias narices y recuerdo mis propias palabras. «Nada es prohibido
cuando tienes dinero e influencias» Incluso abusar de tus hijas
dejaría de ser relevante solamente por tu poder.
—¿No?
—¿Enferma porque alguien más dice que lo que sientes está mal?
— inquiero — Solamente creo que mientras no existan abusos, todo
está bien... es decir, ¿Joseph te obliga? ¿Te toca sin tu
consentimiento? ¿Abusa de ti?
—Está mal.
Jake coloco sus labios en una línea fina y le di una sonrisa dulce a
Caelus que se sentó frente a nosotras observándonos con una ceja
levantada.
—Me parece una pregunta estúpida cuando sabes que Joseph tiene
que invitarla así no quiera — soltó y miré a Jake, dándole una
sonrisa — prácticamente Rose lo acompaña hasta para el baño...
—¿Desde cuándo...? —
—¿Te niegas a amar a una persona, Lucy? — preguntó con los ojos
sobre los míos y me relamí los labios.
—No — hablo mientras noto como Caleth habla con los padres de
Jake y Joseph a unos pasos de nosotros— Solamente que no lo he
sentido ni tengo esa necesidad absurda de hacerlo... de entregarme
a alguien para que al final, termine defraudándome o dándome una
puñalada directo al corazón.
Levanto la cabeza para poder mirarlo a los ojos y puedo jurar que el
azul que tiñe sus ojos no es el mismo por lo oscuro que se ve, lo
que hace que una chispa de electricidad me recorra la espina dorsal
porque los pechos están que se me salen por lo pegada que me
tiene a él. Se relame los labios rosados mirando justo ahí sin ningún
descaro y su aroma pega contra mi rostro cuando comenzamos a
mover los pies de manera perfecta y sincronizada mientras me
cruzo de dedos en mi cabeza para no pisarlo.
—No sabía que tenías segundas intenciones con esto— digo y él
suelta una pequeña y ronca risa que me hace latir el corazón porque
es realmente deliciosa.
Cojo aire con fuerza y comienzo a caminar no sin antes darle una
mirada dulce a Caleth y Camille que me miran antes de seguir hacia
mi destino que me hace cruzar toda la fiesta y pasando por un lado
de Marta que se me queda mirando, pero no me importa, subo las
escaleras, apresurada sin mirar atrás.
Llego al pasillo y mis manos pican cuando veo la puerta de mi
habitación. Corro hacia ella y la abro con agilidad, entro y cierro la
puerta detrás de mí mientras me paso la mano por el cabello con
desespero caminando de un lado a otro sin saber lo que me pasa.
Aprieto las piernas y cuando me voy a quitar los tacones, niega con
la cabeza haciendo que levante una ceja.
—¿Fetiche?
«Benditos sean los genes que hacen que estos hombres tengas
estas vergas»
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
—¡Lucy! — la voz de Jake inunda mis oídos— ¡Ya casi nos vamos!
«La cabaña» Abro los ojos y doy la vuelta en mis talones para
encontrar a Cristian y Caelus mirándome.
Me recuerdo que soy fuerte y que ser follada por dos sementales a
la vez no es suficiente para hacerme sentir débil y tomo una
respiración profunda antes de caminar de nuevo, bajar las escaleras
y cruzar el pasillo mientras observo cómo tres empleadas cargan un
cuatro, gigante que está tapado con una sábana que llevan hacia
algún lugar de la mansión.
Espero que diga lo que sea que va a decir; Ángel lo mira con
atención hasta Crono lo hace lo que me hace también hacerlo
porque me intriga y...
Algo me dice que debo irme, bajar el escalón o dejarle en claro que
estoy aquí, pero...
«Tu mujer»
Lucia molesto con cada cosa que decía, miro hacia donde estaba
porque había asomado un poco la cabeza y me hice a un lado para
evitar ser descubierta mientras hacia los cálculos en mi cabeza de
cuánto tardaría en correr hacia arriba para hacer como si estuviese
bajando.
—Sí.
Nos miramos el uno al otro hasta que la voz de Caebrán nos hizo
girar, se acercó a mí y miro a su primo con una ceja elevada
mientras jugaba con su piercing.
— ¿Qué sucede?
—Si estas así, es mejor que vaya con uno de tus hermanos y se
acaba el problema.
Los otros venían atrás, pero les habíamos agarrado ventaja y para
mi sorpresa, ya habíamos pasado la escuela y la casa de las Bush.
—Creo que dejar de ocultar una de las tantas cosas con las que
debo cargar por unas horas no dañara a nadie...— es su excusa y
sonrió, al entender sus palabras.
— ¿Por qué te dejas tocar por una rata? — pregunta sobre mis
labios y sonrío porque no entiendo sus palabras.
—Otro te toco.
— ¿Y?
Abro la boca con desespero y tomo todo el aire que puedo mientras
escupo agua y comienzo a toser mientras floto en la piscina gracias
a la ayuda que recibo. Mis ojos captan todo borroso y tengo que
pestañear para poder ver con claridad. Mi cabeza parece reaccionar
cuando observo los ojos verdes de Crono y siento manos en mi
cintura, sobre la ropa mojada que se pega a mi cuerpo.
— ¿Te ibas a ahogar? —la voz de Crono llega a mis oídos y suelto
una risita porque caigo en cuenta que, si no fuese por él, estaría en
mi lecho de muerte.
—Estoy caliente...
—Y yo también.
—Existen reglas.
Uno al lado del otro y me relamí los labios tomando dos con mis
manos mientras las comencé a estimular mientras besaba una, me
la llevé hasta la garganta y pasé a las otras dos mientras con mi
mano masturbaba las otras.
Quería que todos tuvieran atención, así que me esmere por chupar
y lamer hasta la garganta, con cada una y cuando las manos y la
boca comenzaron a dolerme, me dejé caer en la cama, los cinco se
metieron en la cama y Consus comenzó a tocarme los pechos,
Cristian me besaba mientras sentí como jugaban con mis pliegues,
tocaban ese punto sensible y hacían círculos haciéndome temblar
las piernas.
El juego previo fue rápido porque estaba lista e imité la posición que
hice con Caelus y Cristian, pero está vez Consus y Caebrán eran los
que me empalaban, Caebrán debajo de mí y Consus apretando mis
caderas con cada estocada en aquel lugar estrecho que dolía, pero
era exquisito.
Mi boca se adueñó del miembro de Crono mientras estaba siendo
empalada por los dos sementales y Cristian se masturbaba viendo
la imagen que le brindábamos.
—Las cosas cambiaron — Consus soltó saliendo del baño con una
toalla amarrada a su cintura, dejando a la vista toda la musculatura
que toqué y besé hace unos minutos y...
—Solamente descubrí que me van las orgías — solté — y al parecer
a ustedes también.
—¿Cuáles consecuencias?
—Una rata que quería tocar los que nos pertenece — Caebrán
habla y meneo mi cabeza haciendo que ellos me observen con
atención.
—No soy de ustedes — les dejo claro — Ustedes son míos y eso es
diferente.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
—Son tan lindos que casi se me olvida que son gemelos —Ángel
suelta y me limpio la barbilla, recostándome al mesón.
Hago una "o" en mi boca y Ángel suelta una risita de las suyas. Me
masajeo la cien porque el dolor de cabeza comienza a ser
insoportable. Joseph también camina hacia el refrigerador para
buscar algo y Jake dan un paso para seguir su camino, pero el
timbre suena, todos nos miramos y ella finalmente decidí abrir la
puerta, borrando la sonrisa de su rostro al ver como la atropellan las
hermanas Bush que observan con critica todo el lugar, hasta llegar a
mi mientras solamente pienso en que no deberían estar aquí y no
tengo paciencia para soportarlas hoy.
LUCY
— ¿Y Dove?
—Lucy...—
—Acabas de elevar mis ganas por descubrir las cosas que ocultan
en este pueblo elitista, Jake.
El sonido era tan asqueroso como la imagen que repetían mis ojos y
Jake solamente se giró hacia mí con los ojos entornados.
— ¡Búscame agua!
Crono estaba en el sofá junto con Ángel y Dove que estaba con los
ojos abiertos al ver mi aspecto.
Había luchado con Marta para evitar que se lastimara más y
seguramente había ganado unos cuantos golpes, pero mi aspecto
físico no tenía sentido ahora ni la pregunta que la pelirroja hizo y no
alcance a escuchar porque ya estaba a dos pasos de entrar a la
habitación.
—Necesito que por favor limpie todo lo que paso ahí y no quede
ningún rastro — digo y ella asiente de inmediato mientras a la otra le
indico que cuide de Marta, quedándose parada en la puerta de la
habitación.
Jake me mira y sin decir nada más, caminamos hasta la sala donde
solamente esta Ángel leyendo algo sin camiseta mientras se
escucha chapuzones y gritos que vienen de los pasillos.
Mis labios hicieron una línea fina y Ángel se levantó, pasándole por
un lado a Jake y caminando hacia el pasillo que llevaba hacia la
piscina.
La rubia puso una cara de cachorrito triste y me miro mientras se
pasaba las manos por la cara con desespero. Aún tenía vomito en
su ropa y luego de darme una mirada profunda, dijo: — Voy a
bañarme a ver si dejo de pensar tanto que voy a colapsar.
Trague saliva sin poder entender qué hacía Ángel con un periódico
de hace siete años. Lo arrugue por instinto propio mientras sentía
ganas de vomitar y lo eche a la basura, con una necesidad sorda.
—Cada palabra que dices me hace doler aún más la cabeza — digo
— No tengo ánimos ni fuerzas para soportarte, Dove así que lárgate
o...
Me miro con tanta rabia que me divirtió y lo siguiente que hizo fue
posiblemente el error más grande su vida, haciendo lo que una
persona con al menos un gramo de inteligencia no hubiese hecho y
me golpeó.
Su puño se estrelló en mi barbilla haciendo que de dos pasos atrás,
saboreando mi propia sangre en mi boca y no le bastó, se me lanzó
encima como una jodida gata en celo mientras soltaba estupideces
y ardiendo de rabia, le jale el cabello también arrancándole las
extensiones rojas.
Para ella, eran todas las mujeres de cabello negro, ojos azules y
rostro angelical las mismas que cargaban un alma podrida, un
corazón negro y frívolo y tenían el poder de consumir las almas de
cada persona que las conociera.
Aparecían en las noches, con vestidos largos y ceñidos al cuerpo de
color rojo que atraía a los hombres acomodados del siglo VII para
luego consumir su alma. Eran espíritus femeninos que, según la
leyenda que mi madre cantaba, se aparecen a las personas
solamente para atraer con su exótica e irresistible belleza para luego
matarlas. Eran consideradas la imagen viva de la destrucción y la
masacre, eran mensajeras de la muerte y catástrofe que existirían
en todo el mundo hasta el fin de este.
Así como existían los cuentos que me cantaba por las noches, así
me explicaba lo importante que era saber controlarse y así había
hecho en algunas ocasiones, pero... Es imposible detener el
monstruo que quiere salir por más barreras que le pongas.
Dove me lanza una patada que logra hacer que caiga de culo hacia
el suelo y ella se levanta con rapidez y agilidad mientras siento
como se me nubla la vista porque me golpee la cabeza contra uno
de los cajones.
Mis ojos se cierran porque a parecer el golpe fue mucho más grande
de lo que pende mientras mi cabeza procesa la imagen que hay
delante de mis ojos al igual que el siguiente movimiento de la
pelirroja que sangra por la boca y por la nariz.
Ella trata de lucir fuerte y aterrorizante con ese cuchillo, pero... «me
tiene miedo». Es una verdad, es tan evidente y lo sé por la forma en
la que las manos le tiemblan y como retrocede cuando doy un paso
al frente.
«Crono»
CRONO
Esta tan mojada que parece un río y con cada empellón gime con
fuerza mientras me come la boca y yo sé la como a ella con las
mismas ansias. Sus manos aprietan mi cuello y las cosas del mesón
caen al suelo cuando la acuesto, ella se abre más y se la entierro
completa mientras se aprieta los pechos y coloca los ojos en blanco.
«Ya lo había hecho antes» Es algo que está más que claro, las
advertencias se disparan en mi cabeza y no soy razonable cuando
caigo en cuenta que ese simple hecho, que no solamente yo
pensara eso le da cabida a un pensamiento sucio al igual que el
deseo que siento por ella sin poder explicarlo.
Lucy escucha todo con atención y el que armemos todo tan fácil en
una hora, Ángel se lleve de la cabaña a Jake con una excusa de
que lo acompañe a buscar medicina para Marta en la mansión,
mintamos con facilidad y nos encarguemos del cuerpo junto con la
evidencia, me recuerdan sensaciones que siempre tengo presentes
y a la mañana siguiente la terrible noticia toma el periódico de
Hiverdele.
Me dejó por una mosquita muerta que al parecer tiene más secretos
que todos nosotros juntos.
Sospecho la razón de su llegada a este pueblo porque Caleth
Fairchild nunca sería tan condescendiente por ganar algo que ya
tiene asegurado y no sé si sabe o sospecha lo mismo que nosotras,
pero hay algo que no tiene sentido en todo esto.
¿Cómo ellos olvidan eso? ¿Cómo ignoran todo lo que hicimos por
estar juntos?
Dove.
Capítulo 54 (*)
ROSE
«Papi»
Mamá siempre fue el tipo de mujer que con tal que tuviera las
comodidades materiales que ella consideraba "necesarias" aunque
fuese completamente absurdas, estaba bien y su imagen solamente
me recuerda a Dove, queriendo sobresalir en todo y fijándose en el
dinero, la ropa, el maquillaje y los autos para olvidar las cosas que
pasaban en casa, los problemas emocionales y...
Seguí cada uno de sus planes, aunque al final solamente eso nos
dejará pisoteadas, calle cada vez que Jake se molestaba conmigo
por estúpidas razones y aguanté los comentarios denigrantes de los
cinco solamente porque eso quería Dove; ella quería ser parte de
ellos, que ellos la quisieran y la tomarán en cuenta, se preocuparan
por ella y...
-¿No notas que hay más sillas como para que vengas a sentarte
arriba de mí?
Jake.
-¿Aló?
-¿Qué pasó?
-Ella no pudo salir del auto - suelta - Murió calcinada dentro de él,
bebé... Ella no pudo escapar, fue una falla mecánica que junto con
el golpe hizo explotar el auto y Dove se fue.
«Dove...»
Recuerdo cada una de nuestras peleas, nuestras conversaciones,
su sonrisa, su fortaleza y su terquedad. El estómago se me revuelve
y se me nubla la vista mientras siento que me quitan el corazón de
un tajón.
-¡Actúas como una puta sin importar que tú hija acaba de morir! -
suelta papá mientras la bofetada viene detrás de sus gritos hacia
mamá y no sé qué es lo que dicho para que él actúe así, pero ella
cae al suelo y él la patea mientras ella aguanta los golpes que
vienen después de ese y luego, papi hace lo mismo de siempre; le
tira unos billetes que ella recibe como un animal necesitado.
-¿Mamá?
-¡Adivina!
-¿Caebrán?
Vuelve a golpearme.
-¡No!
-¿Entonces...?
-¡Marcus, tonta!
-¿Qué?
-Marcus.
-¿Está aquí? ¿Está aquí luego de que tiene una amenaza de muerte
por parte de ellos al ser el asesino de Pondra?
-Ya no hay amenaza... - digo y ella suelta una carcajada seca como
si hubiera dicho una gran estupidez.
-La hay si se enteran que papi ayudo a Marcus aquella vez y que,
aunque el plan no salió como pensábamos, ganamos.
-¿Qué ganamos?
Miro a Marcus.
-Yo nunca...
-¿Sabes qué veo en tus ojos? - me mira haciendo que todo el caos
que comenzaba a formarse en mi mente desapareciera - Potencial y
sufrimiento.
-Es mi casa.
-No voy a perder más tiempo contigo, tengo que ir a ver a Joseph
y... - comienzo y la carcajada que suelta suena por todo el lugar.
-Aún no.
-Te matarán.
Estos son los momentos donde sé que a pesar de todo Joseph tiene
un corazón noble y que puedo contar con él, con alguien que me
apoye y me brinde confort en la tempestad.
-Lo sé.
-¿Quieres ir?
-No lo sé.
-Caelus me trajo.
-Caelus.
LUCY
«Han pasado ya doce horas desde que llene mis manos de sangre
otra vez».
Llevo un vestido negro corto que a duras penas llega siete dedos
arriba de mi rodilla y unos tacones de aguja mientras estoy envuelta
en un abrigo del mismo color de mi vestido. Llevo un gorro, el
cabello negro suelto y mis manos están cubiertas con unos guantes
de seda.
Camille sonrió.
Entonces recordé que luego de que los cinco hicieran el plan para
encubrir el homicidio de Dove, Ángel junto con Caelus se
encargaron de sacar a Jake de la casa y luego llevar a Marta a la
suya mientras un equipo de limpieza llegaba a la cabaña y limpiaba
las evidencias, quemaba la ropa y se deshacía del arma homicida
mientras el "incidente" se llevaba a cabo.
Dijimos lo que Sophia nos pidió y fue que Dove quería regresar a su
casa porque había tenido una discusión boba con Caebrán y no me
sorprendió cuando Jake lo corroboro, aunque ella no tenía ni idea de
lo que había sucedido.
Eso confirmo algo dentro de mí, al igual que vuelve a haber otra
confirmación al ver que Caleth actúa como si no supiera que la
verdadera asesina de la hija de Rodrigo está detrás de él mientras
soy tan cínica y bajo la mirada de todos, me acerco a Rose y le doy
un corto abrazo que ella acepta.
—Es divertido.
«Sé que no finge» Pero eso no quiere decir que me importe lo que
sucede o no en realidad, cuando acabas con la vida de alguien
debes suponer que no solamente le causarás daño a esa persona,
destruyendo su vida, robándole el último aliento, sino que el peor
daño se lo harás a sus conocidos, a sus familiares, a las personas
que no se imaginaban que perderían a un ser querido.
Lo cierto es que, ahora debo saber jugar con las cartas y fijo la vista
en la próxima persona que voy a aprovechar, porque pienso ganar si
o si este juego, descubrir todos los secretos que oculta este pueblo.
Jake está en una esquina, hablando con Caelus mientras agita sus
manos al aire mientras tienen una aparente discusión que no
despierta ninguna curiosidad en mí, en la esquina donde nadie
parece de percatarse de lo que sucede entre ambos.
Hay algo que me hace mirar a Caelus mientras intento entender qué
hubo entre él y Jake para que en algunos momentos sienta que
tienen una conexión extrema, esa que jamás le había visto con
alguien más, como si fuese muy íntimos, como si ocultaran algo
entre los dos que los une y la espinita crece cada vez que veo que
Joseph se siente amenazado cuando ambos están juntos.
Él.
«Ángel»
«¿No lo sabrán?»
—Es triste que la supuesta falla mecánica que todos creen se haya
llevado su vida sin avisar antes— me mira Jake mientras habla por
encima de la voz de la Señora Cox solamente para que nosotros
dos la escuchemos y Jake continua: — Igualmente no creo lo que
dicen y me parece que, a pesar de ser una persona difícil, Dove era
fuerte y no merecía morir por una estupidez.
Una gran indirecta.
Levanto las manos dándole una sonrisa boba que la hace mirarme
con los ojos entornados.
—No era necesario que te alteres, Jake Jake.
—Es toda la información que está buscando— Jake rueda sus ojos
y Cristian sonríe, esplendido.
—¿Se nota que algunas veces que Cris es un odioso? — Ángel ríe y
Jake rueda sus ojos.
— ¡Cállate!
Todos reímos, incluida yo. Jake entorna los ojos, pero al final
termina riendo también porque no puede resistirlo.
Son cosas simples que son pequeñas, que hay que ser muy
observador como para descubrirlas, un ejemplo de ello es que Ángel
le gusta ser coqueto, carismático y con frases de doble sentido cada
vez que habla, pero por alguna razón, el Ángel de la llamada, el
Ángel que espié es completamente diferente.
Es como si la persona que estuviera a mi lado fuese un joven Ángel
y el de la llamada fuese un adulto serio con problemas a la hora de
referirse a Marcus como lo hizo.
Entiendo que quizá para ellos, sea una rata porque asesino a la
mujer que idolatraba porque otro la tenía, otro de esa familia... ¿el
chico que me confirmo Crono ser parte de ellos?
Sonríe.
—¿Qué es eso?
«Bingo»
La indirecta está ahí, que la tome quien sienta que es para él y...
Él habla.
— ¿Sí?
—Sí. Tanto como me gusta ver ese azul en tus ojos y como saber
que cada vez te acercas más a la verdad — sus ojos verdes son tan
claros, pero podría jurar que ocultan tantas cosas — Y si sigues así
vas a descubrir que lo que sucedió en el acantilado no es nada
comparado con el resto porque hay más cosas que nos unen a
todos de las que parecen.
¿Quién era ella? ¿Qué significaba ella? ¿Qué razón tenían para
matarla...? ¿O es Pondra? Un pecho porcentaje dentro de mi
cabeza afirma que quizá, en los casos más locos Pondra haya sido
la que murió en el Acantilado, pero nada de eso tendría sentido...
Llora.
—¿A quién?
Algunas veces los locos están más cuerdos que los normales y es
por eso que no lo descarto, no lo hago porque debo pensar en todas
las posibilidades para poder salir ilesa en todo esto, más cuando
ahora...
Admitirlo resulta más difícil de lo que pensé y me siento como una
estúpida al pensar que no tendría problemas porque toda causa
tiene su consecuencia, tarde o temprano.
—¿Qué hiciste?
Abre la boca como si quisiera decir algo, pero se pasa las manos
por el resto como si estuviera en algún conflicto interno, pero me
acerco y le acaricio la espalda, cosa que la hace mirarme y consigo
tristeza y arrepentimiento en esos ojos cafés atormentados.
—La lastimé.
—¿Por qué?
«Ahí esta lo que necesitaba» Hay una persona detrás de esto, hay
una persona que le dio ese papel.
Una persona que sabe más de lo que debería y que está usando la
inestabilidad de Marta para salirse con las suyas.
Es por eso que en este momento soy lo que ella necesita, una
ayuda y sé que se siente sucia porque así se sienten las personas
que no se aceptan a sí mismas, que han sufrido y que se asquean
de ellas mismas.
Es tan fácil predecirlo, por eso me doy cuenta que la persona que ha
jugado con Marta la ha convertido a ella misma en su peor enemigo
y su mente no intenta protegerla, solamente es que así la
programaron y así actuara siempre dándole la apariencia de lo que
es.
Un completo caos.
Me relamo los labios y le doy espacio para que quede sin nada de
ropa, mostrando completamente su desnudez y señalo la regadera
que abro mientras ella entra y cierra los ojos.
Abre los ojos y me da una mirada que me dice miles de cosas, una
de ellas es que estoy acertando en el plan que construí en cuestión
de segundos, pero, aun así, me muestro seria en todo momento
porque Marta no quiere que la trate con lastima ni que le tema,
solamente quiere que la entienda y sea su compañía, cosa que voy
a hacer para conseguir lo que quiero y cuando termino de limpiarla,
ella misma se quita el jabón mientras le paso dos toallas que secan
su cuerpo y su cabello.
Le extiendo el suéter.
—Así nadie notará tus marcas — digo y ella se asiente con los ojos
llorosos.
Pero yo sí lo recuerdo.
—Es algo que casi nadie sabe... Además de que también tomo
medicación porque tengo pesadillas con algo que no recuerdo con
exactitud —se masajea la sien — Sufrí un evento traumático porque
mi mejor amiga murió y estaba ahí, pero no recuerdo nada de lo que
sucedió porque todo es borroso en mi mente, solamente sé que
llegue a la oficina de mi padre cubierta de sangre y con golpes en el
rostro que nadie puedo explicar.
O al menos, no muchas.
¿Pondra o Katherine?
¿Si Pondra era hija de Rodrigo por qué había salvado al asesino de
su hija?
Se alejó y me sonrió.
Sonrío mirándolo a los ojos porque está actuando tal cual espere
porque realmente no me importa ayudar a nadie a luchar contra sus
propios problemas porque nadie más que uno mismo puede
salvarse del mismísimo calvario, pero sabía que, si lo decía, iba a
tener una reacción así.
Me le burlo en la cara.
—Tenemos un cuerpo.
Capítulo 58 (*)
LUCY
No sé qué pensar.
—¿Tenias qué?
Una chica pasa con una pila de cuadernos charlando con otra y
Jake baja la voz hablando entre dientes cuando la chica se aleja lo
suficiente:
Pero el pelinegro rodó sus ojos con burla mientras se relamió los
labios.
«La lastimé» «Pero le hice daño...» y todo toma sentido porque ella
no estaba alucinando después de todo.
La identidad del cuerpo queda visible, un tiro entre ceja y ceja por el
cual sale la sangre seguramente siendo su causa de muerte
mientras tiene los ojos abiertos. Aprieto mis puños porque después
de todo, jamás pensé que sería esta persona de toda la pequeña
lista que se armó en mi cabeza y no entiendo absolutamente nada.
Tiene una equis en los labios de color negro con una especie de
tinta que escurre por sus mejillas, las manos una arriba de las otra
sobre su pecho mientras un clavo le atraviesa la piel y no estaba
boca abajo, la razón por la que vi su piel al revés es porque
definitivamente esta al revés.
«¿Será lo que creo que es...?» Me muero por recibir un 'no' o reírme
internamente al pensar tal estupidez, pero cuando toco la piel fría,
separando las manos un poco, logrando que salga sangre de sus
dedos, el papel blanco queda descubierto y lo tomo mientras siento
una electricidad recorrerme la espina dorsal.
Вы будете платить так же, как они, потому что на этот раз
никто не нарушит правила.
«Hijo de puta»
No respondo.
—Sí, pequeña.
—No sabemos quién lo hizo, pero esa persona si sabe qué fue lo
que hicimos nosotros— los miro y Crono me observa con atención al
igual que los otros.
—¿Quién?
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Paso la mano por los mangos, hay dagas de hoja corta, ancha,
puntiagudas, largas, con contornos, cuchillos de diferentes formas y
colores y termino eligiendo el más grande mientras toco la hoja
metálica con mis dedos.
LUCY
—La verdad es que Sophia dijo que quería salir conmigo y...—suelto
una risita— ya sabes que no puedo decirle que no porque bueno,
gracias a ellas estoy aquí.
Suspira.
—A veces pienso que soy una estúpida al quejarme porque... Por
nuestra culpa las cosas están así.
Luce un chándal de color gris con una camisa negra y unos zapatos
Adidas blancos mientras en su cuello reposa una cadena de oro con
la inicial de su nombre. «Egocéntrico, enigmático, elegante y
llamativo»
Ruedo mis ojos cuando hace rugir el motor y camino hacia la puerta,
entrando en el auto que luce igual de asombroso.
—Jodete, Saly — Ángel suelta y las bocinas titilan un poco más pero
el auto comienza a moverse, esquivando los autos mientras
enderezó mi espalda en el asiento cuando saca su teléfono y se
entretiene en él al mismo tiempo que el auto se maneja por sí solo.
Búhos que parecían reales, animales colgados del techo que hasta
hacían sonidos para darle más realidad a lo que según eran.
—¿Son...?
Lo miré.
—¿No acabas de decir que las personas de la familia conocían el
sitio de las cámaras? — repetí.
Sus ojos azules se entrecerraron. Estábamos esperando detrás de
unos árboles que todo estuviera en la normalidad para que
pudiéramos salir. Era parte del plan, esas letras pequeñas que eran
extremadamente molestas, pero no menos importantes.
—No eres la única que puede leer a personas aquí, Lucy, solamente
ten en cuenta eso y que... si lo que querías era pasar en el
anonimato, tuviste que ser un poco más inteligente porque ahora no
solamente yo voy a descubrir las cosas que ocultas, ahora lo harán
todos y me pregunto si todo volverá a ser igual después de todo.
Me paso las manos por los brazos y forzo una sonrisa en mis labios
mientras me obligó a guardar la rabia que tengo en el pecho justo
con la confusión.
Asiento sin decir nada más mientras aparece una mujer con
uniforme de sirvienta que le habla a Caleth en francés. Teodora
cuelga y se gira hacia mí con una sonrisa.
—Te ves muy hermosa, que te vaya bien — suelta y asiento dándole
una pequeña sonrisa que ella corresponde, le da un beso a Caleth
en los labios y se despide de Sophia con un abrazo mientras se
aleja hacia uno de los pasillos.
Entre más nos acercamos, más descubro que las dos personas son
unas sirvientas y cuando Caleth estaciona el auto, un hombre de
traje sale del avión y las sirvientas se apresuran a abrir nuestras
puertas mientras bajo y me abrazo a mí misma observando las
letras en dorado que llaman tanto la atención como la estructura
perfecta y elegante del avión.
«C.C FAIRCHILD»
—Las 'C' son por mis hijos y por mi — comenta detrás como si fuese
algún dato importante y doy un paso dentro asombrándome por la
decoración excéntrica y a la vez elegante. Es espacioso y grita lujo
por todas partes y Sophia ya está sentada en uno de los asientos
con una sonrisa en el rostro.
«Adoro la fresa»
—Me gusta juntar las piezas nada más — es lo último que digo
antes de seguirlos y bajar del avión.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Salimos del ascensor y una mujer rubia de casi dos metros y falda
larga y camisa blanca se levanta caminando con prisa hasta
nosotros.
«¿Pero ¿qué...?»
Me relamo los labios y al lado está otra. «La foto» Mis ojos se
concentran en ella, la cena de recaudación anual y ahí estoy yo
justo como en la foto que está al entrar. Me observo ahí, parezco
realmente una más de ellos y es que me acoplo tanto sin saber la
razón.
Hay unas carpetas arriba de la mesa, la MacBook dorada está
cerrada y al ver la palabra «Confidencial» se despierta una pequeña
chispa en mí que no puedo ignorar.
Me sonrojo.
Jake
—¡Pero tampoco soy tan feo para que te asustes tanto, tonta! —
Joseph rueda sus ojos y solamente me agacho a agarrar el teléfono
que está intacto gracias a las fuerzas divinas de Dios.
«Solamente fue una rayita» Pero igual sé que seguramente eso será
el mal augurio para que después se haga una más grande y
finalmente quede completamente destruido y le lanzo una mirada de
muerte a mi hermano.
—Eres un imbécil.
—Amas a este imbécil — se ríe y besa mi mejilla, pero eso me
congela en mi sitio.
—In che lingua gli faccio capire che è un completo martirio per me
stare con Rose?*— declara y la sinceridad que veo en sus ojos me
hacen bajar las manos y me suelta.
—Calandra— saluda una de las chicas que pasa por nuestro lado y
Joseph ni siquiera las mira, continuando hacia mi auto porque hoy él
no trajo el suyo porque llegó con Caebrán. No decimos nada y me
suelta solamente para que entre al auto y encienda el motor.
—¿Uh?
—No lo hicimos nosotros— dice y eso me hace girar los ojos porque
lo que ha dicho es lo más estúpido del mundo.
Esta mal, estoy mal, pero... me la meto a la boca con unas ansias
que no puedo controlar y lo escucho gemir mientras los espejos
solamente causan que me moje más al vernos en todos los ángulos
posibles mientras mis manos estimulan también.
Suelto aire por la boca y sigue embistiéndome porque esta duro aun
y me ayuda a levantar una pierna dejándola estirada recostada a su
hombro y me embiste así, jugando con mi punto sensible mientras le
da palmadas al coño rosado y ver cómo entra y sale solamente que
vuelve más y más hambrienta de lo prohibido, de lo insano, de lo
inmoral que es lo que sentimos y hacemos porque somos todo lo
que está mal en este mundo.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Rose tiene los ojos hinchados como si hubiese llorado mucho por
alguna razón y la posible opción que lo hayan descubierto me hiela
la sangre y baja la tensión.
ROSE
Dove no comería algo como eso porque el pollo tenía 239 calorías,
algo que por supuesto ella no aceptaría en su dieta alimenticia
estricta que algunas veces solamente era agua y la técnica de
aguantar la respiración cada vez que le daba hambre porque ella no
podía ser gorda porque las gordas eran feas y a Caebrán no lo
conquistaría siendo una de esas asquerosas con quilos de más que
parecían ballenas además que Dove no le gustaría comerse a un
animal.
Tengo los ojos llenos de lágrimas que salen y escurren por mis
mejillas sin previo aviso. Tengo un vacío en el pecho que
sencillamente no puedo explicar, solamente sé que me siento tan
mal que hasta caminar es un suplicio y no sé si estoy exagerando,
pero así es como me siento... como si estuviera de alguna manera,
muerta en vida.
Nada tiene sentido para mí, respiro por respirar y cuando logro
entrar a mi habitación, en vez de tener calma solamente caigo al
suelo sin poder controlar en llanto que me hace abrazar mis rodillas
mientras mantengo la vista fija en la cama donde papá lo hizo otra
vez.
Los sentidos los tenía a flor de piel, sentir su aliento contra mi piel
era algo tan asqueroso mientras sollozaba en silencio. A este punto
ya no le pedía que parara o dejara de hacerlo ni forcejeaba para que
me dejara porque entre menos me resistía, más rápido terminaba la
pesadilla.
Sentí como se vació dentro de mí, era tan asqueroso que me moví
incómoda ignorando el ardor que sentía en mi entrepierna porque
nunca estaba lubricada ni preparada para sentirlo y luego... venían
los golpes.
Tomo una toalla cuando la imagen me da tanto asco que siento otra
vez las ganas de vomitar y me cubro con ella mientras salgo del
cuarto de baño y camino hacia la mesita de noche tomando el
teléfono que desbloqueo tratando de ignorar la foto de pantalla para
evitar quebrarme más.
—¡Abre esa maldita puerta, hija de puta! — escucho como grita y los
labios me tiemblan — No vas a librarte, Rose... ¡No seas una
cobarde! Así no crie a mis hijas así que abre esa puerta de una
buena vez.
Hay algo en sus ojos que me hace sentir triste porque la forma en la
que me mira es tan distinta a la devoción que desbordan ellos
cuando mira a Jake.
—Rose, basta.
—¿Me extrañas?
Hace una línea recta en sus labios y quisiera quitar la incomodidad
que toman sus facciones.
Escuche que Irene dijo que sus padres han regresado de Alemania
y que harán una cena entre ellos y pienso aparecer porque sé que
papi no podría negarse a que me quede en la casa de mi prometido.
Joseph suelta algunas cosas más mientras veo como intenta dejar
de mirar las marcas de mí cuelo, pero le resulta difícil.
—Cállate.
—¿Qué es?
—Yo no...
—¿Quién es ella?
—Me causa tanta gracia verte llorar, solamente demuestra que eres
débil y no soportas nada— suspira teatralmente y mis ojos vuelven a
la foto, a ellas en general— Es por eso que haremos esto divertido
para que no seas solamente la Rose que baja la cabeza, ante todo,
ya no eres la sombra de Dove, así que debemos agradecer a la
persona que acabo con su vida...
LUCY
«No es ella»
La abrazo con fuerza mientras ella me hace girar. Abro los ojos y
veo el lienzo con detenimiento mientras el corazón me late con
fuerza y me mantengo en blanco porque mamá siempre dice que
debemos ocultar nuestras emociones.
—¡Saque diez!
—Mamá, yo...
—Ven aquí mi dulce smert' y quita esa cara porque tendré que
castigarte si la sigues colocando»
Me relamo los labios tomando las fotografías otra vez, aunque eso
solo signifique que me gusta de alguna manera torturarme con ellas
y paso los dedos por ella como si pudiera sentir su calor, su cuerpo
y como de manera inevitable recuerdo sus gritos, mis manos
manchadas de sangre y el vacío tomando mi pecho haciendo que
apriete mis manos mientras levanto la vista para concentrarla en la
imagen que me brinda el espejo de pared completa.
—Aquí estoy.
Soy una espectadora de alguien que por alguna razón toda su vida
se ha encargado de aparentar ser feliz, de ser fuerte cuando no lo
es y ahora que sus muros han caído, ella no consigue cómo
sentirse, cómo manejar la realidad de su vida, porque todo dentro de
ella es un caos, una tormenta desatando un torbellino de emociones
que se lleva todo a su paso, consumiéndolo...
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Y para eso ella estaba bien, entendí que tenía esa manía de
controlar todo, de aparentar que todo estaba bien, lo que hizo que
mi cabeza hiciera clic y que muchas cosas tomaran sentido:
Esa sumisión que hacía parte de ella, esa derrota de aceptar los
códigos y las normas porque están "bien" y así tenían que quedarse,
sin importar nada.
—¿Qué?
Sus padres en este momento la odian porque piensas que ella está
encubrieron la infidelidad de Joseph hacia Rose, que es tan absurdo
porque es un matrimonio arreglado, es decir, una farsa donde lo
único que importa que ante el mundo entero ellos se "amen" y sean
una pareja realmente linda delante de todos, pero al parecer, en
realidad, los padres de ambos piensan que en algún momento
ambos se van a enamorar de verdad.
¿Por qué hizo que el rostro de la rubia no fuese visible ante las
fotos? ¿Qué ganaba con eso?
Jake asegura que con la mirada que le dio, ella sabía que eran ellos,
Joseph se tuvo que quedar en la mansión lidiando con todo,
incluyendo el adelanto de la boda que se efectuaría en dos meses
por culpa de la infidelidad y boda que ella debe ayudar a planear por
"castigo".
—No te interesa.
Ángel coloca esa sonrisa que tanto me gustaría borrarle por alguna
razón y...
Jake suspira.
—¿Qué?
—Te dije que iba a ayudarte, Jake y eso es lo que voy a hacer —
vuelvo a mirar hacia la mansión Bush.
—Esperar.
Jake soltó un bufido, pero me quedé quieta, hasta que sentí que mis
piernas se estaban congelando por el frío porque la calefacción de
esta mansión era en definitiva un asco, como toda la decoración y
en general, el lugar.
Rose asintió.
El plan.
Soltó una carcajada y movió los labios, soltando: «Soy el rey del
juego, arrodíllate ante mí D'yavol porque es conmigo o sin mí,
boom» y que mirará hacia donde estaba me erizo la piel. Comenzó
a reír como un lunático y esta vez fui yo la que apreté la mano de
Jake mientras veía cómo Marcus se alejaba por el pasillo.
Ella estaba con el rostro en blanco, tal cual lo esperé porque eso
solamente me demuestra que lo conoce y cuando llega el momento,
la jalo del brazo mientras comenzamos a correr para salir de este
lugar.
—¡Corre!
Explota.
Explota.
Explota.
Boom.
CAELUS
—La encontré.
—¿Qué encontraste?
Ignoro lo que dice y lo que captan mis ojos es suficiente para que la
bilis me suba a la garganta.
«Hace tiempo no veía una cosa así» El papel es blanco, perfecto y
los recortes de letras de revistas solamente demuestran lo evidente
y es que algo no está bien, no recibes mensajes así todos los días y
lo que dice es suficiente para que un pequeño gramo de molestia se
perpetúe en mi pecho:
Es por eso que esto no me gusta lo que sucede cuando las cosas se
me salen de las manos y mucho menos el que Ángel haya creado la
pequeña posibilidad en mi cabeza de que Lucy y Jake también
pudieron haber recibido una de estas cartas, lo que hace que mi
cabeza no deje de maquinar lo que podría suceder si las tocan a
ellas de alguna forma. Consus hace lo que yo no y es leerla en voz
alta para que todos escuchen y escucharlo otra vez, por alguien que
no soy yo es capaz de retorcerme el estómago y las manos me
pican porque tengo el desespero de mantener todo en constante
orden en mi vida para no explotar.
Suelto un bufido.
—No vengas a joder ahora que tú eres el que pide y jode a cada
nada para que todo esté en tus manos porque te crees un genio y
dios todopoderoso capaz de que nada se salga de tus manos—
Crono vuelve a hablar mientras me mira con aburrimiento y eso
hace que el corazón me palpite dentro del pecho con fuerza porque
no me gusta sentirme como un estúpido, pero él continúa:— Pero la
verdad es que siempre habrá algo que no puedas controlar y lo que
está escrito ahí es el ejemplo más claro de eso porque olvidas que
cinco mentes piensan mejor que una, que insultándonos porque las
cosas no salgan como a ti te den la gana, no arreglará nada y que
pelear entre nosotros solamente nos restará tiempo.
No soy capaz de refutar eso, pero igual tengo ese tic nervioso que
me hace cerrar los puños mientras lo observo a cada uno con
atención y me concentro en la carta que tiene Consus en sus
manos, la misma carta que tiene una amenaza tan clara y la forma
en la que brilla en una esquina por un pequeño segundo es
suficiente para que se la arranque de las manos y mi cabeza
comienza a maquinar cosas que ni siquiera sé con claridad de
donde salen.
Las agujas del reloj de la oficina se acercan un poco más a las tres
en punto, y yo sigo su trayectoria con una impotente sensación de
inquietud mientras decido dejar de buscar la razón por la cual mi
padre sigue teniendo ese cuadro, cuando todas las fotos fueron
borradas, los recuerdos cambiados. Recorro los ojos por la
habitación y camino hacia uno de los cajones.
—Entonces eras tú el que se metía aquí— suelto refiriéndome a las
miles de millones de veces que papá había dejado claro que sentía
que alguien husmeaba en su oficina mientras rebusco en los
cajones que no están con llave lo que necesito y levanto la mirada
cuando lo consigo.
«Aquí está»
—No hay cámaras en este pasillo— dice y los fríos ojos verdes de
Crono se percatan de que mis zancadas son cada vez más largas.
«No» Me niego a creer que ese estúpido dibujo signifique algo, pero
las palabras de Ángel se repiten en mi cabeza. Lucy y Jake saliendo
sospechosas hacia algún lado, repaso el dibujo con mis ojos
mientras aprieto los puños...
Los oídos me chillan, caemos de culo, los ojos me arden al igual que
la pierna derecha, la gente sale de sus casas y se acercan, todo se
vuelve un completo caos mientras me levanto con solo un objetivo
en mente y es encontrar a Lucy y a Jake.
También quiero ir por ella, pero no podría dejar a Jake sola aquí.
«Jake», recuerdo todas las veces que estuvo para mí, que me dio
esa sonrisa arrogante, volteo los ojos o dijo que era un imbécil
mientras cargaba el peso de mis secretos en sus hombros porque
yo también cargaba los suyos.
Siento un peso menos cuando gritan que Lucy vuelve a tener pulso
y en medio del ajetreo grito:
—¿Cómo está?
—La llevarán a la clínica, ya llamé a papá para dejar el piso
solamente para nosotros y tener a disposición los mejores médicos.
Tuvo una hemorragia y se dio un fuerte golpe en la cabeza...—
suelta y aun en situaciones como esta, luce despreocupado y
aburrido, pero sé que no es así, al menos un grado de intranquilidad
debe haber en su sistema para que haya actuado tan rápido.
«Algo tuvo que pasar, por alguna razón Lucy y Jake vinieron aquí»
Las caras de moscos muertos que colocan los Bush no me las trago
y juro que si me llego a enterar de que tuvieron algo que ver con la
explosión o con la jodida carta donde decían que «íbamos a pagar
nuestros pecados», los voy a cortar en pedacitos y les daré un
castigo que les haga lamentarse el momento en que decidieron
jugarnos sucio porque para mí no son más que unas mulas, unos
peones con un fin para mover a nuestro antojo y puedo eliminarlos
en un chasquido de dedos, sacándolos del juego donde creen que
son importantes.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Nos metemos todos ahí, nadie dice nada porque en este momento
lo menos que queremos en socializar y Joseph es el que está más
pálido haciendo que Ángel le dé sonrisitas burlonas que aliviana un
poco el ambiente.
Escupo la sangre.
NOTA DE LA AUTORA:
Los amo.
Gabi.
LEY DEL KARMA Y DARMA
La ley del karma es una interpretación energética de la ley física de
causa y efecto, y asegura que cada individuo vive las
consecuencias de sus propios actos, ya sean positivos o negativos.
La palabra karma significa 'acción', y esta se refiere a nuestras
acciones físicas, verbales y mentales
JOSEPH
Pero sucede.
Incluso aunque la noticia haya caído como una bomba sobre mí, no
puedo tomármela para mal, aunque tengo esa duda sobre su
reacción porque supongo que no lo sabe aún, pero me encargaré de
decírselo cuando pueda hablar con ella.
Voy a responder que me paso por el culo que todos ellos han sido
entrenados como si fuesen militares y es que es obvio que nunca
ganaría una contienda, pero de igual forma lo haría, haría todo con
tal de defender a Jake.
No soy como ellos, sé que nunca seré como ellos, pero he roto
muchas reglas morales por mis amigos, por su familia y lo seguiría
haciendo porque son como mi familia y muchas veces, me han
salvado el culo.
—¿Quieres ir a verla?
—Sí.
Sé que está bien, pero que esté aquí significa que no lo está del
todo, tiene una venda en la parte de su frente porque según lo que
pude entender, se dio un fuerte golpe en la cabeza donde tuvo una
pequeña hemorragia. Tiene el labio partido, los pómulos hinchados
y sus rodillas lastimadas.
»Me siento tan extraño, ¿sabes? Nunca tuve esa posibilidad, pero
ambos sabemos lo que hemos hecho. Las pastillas anticonceptivas
no funcionaron, pero eso no significa que voy a huir de esto, Jake.
Ambos lo hicimos y ambos somos responsables. No te voy a dejar y
si no decides tenerlo, igual estaré para ti porque respetaré tu
decisión y tu cuerpo, pero, aun así, me encargaré de lo que tengo
que hacer para que te des cuenta de que esto para mí no es un
juego y voy a encontrar a la persona que hizo que tu auto favorito
explotara y que tuvieras ese accidente, así como terminaré con
Rose.
Rose.
Abro los ojos mirando a Jake que sigue con los ojos cerrados, pero
tengo un mal presentimiento en el pecho. Le doy una mirada antes
de levantarme, me concentro un poco en su vientre y salgo de la
habitación con prisa encontrándome a los chicos en el pasillo.
—¿Se imaginan que Lucy y Jake fueran estado dentro del auto? —
odio la pregunta, pero es necesario hacerla— Porque existía esa
posibilidad, pero por alguna razón no lo estaban y eso es suerte o
casualidad.
Juro que podría utilizar la excusa de que estoy celoso con tal de
poder golpear a su padre.
—Adelante, prometido.
Entramos, la sala esta tan sola que nos sentamos en los sillones. No
hay rastro de su padre ni de nadie en general así que mientras ella
se cruza de piernas, suelto:
—Vale.
—Tampoco es que era algo que jamás iba a saber— suelta— Pero
hubiera sido mejor que me lo hubieras dicho antes de que me
ilusionara como una estúpida, ¿sabes? Y cuando lo supe, entendí
absolutamente todas las señales que estaban ahí y que me negaba
a ver. — Suelta una risita— Pero bueno, un secreto más, uno oscuro
que nos unirá, Joseph...
—Rose...
Levanta la mano.
Me levanto.
—Sabes que puedes contar conmigo, puedo ayudarte con lo de tu
padre...
LUCY
«Mamá se levanta y corre hacia mí, tiene esa expresión que jamás
le había visto en su bonito rostro, no me gusta para nada. Parece
preocupada y me revisa de pies a cabeza como si quisiera encontrar
algo y escucho pequeños sollozos por su parte y quizá es por lo de
su lienzo o los problemas que ha tenido con papá.
Papá.
Mamá me toma del rostro y me mira a los ojos mientras limpio sus
lágrimas con mis deditos.
Lo hice y por eso ese lienzo me asusto. Dijo que me iba a sacar los
ojos y el corazón porque era una perra asquerosa, ¿cómo podía ser
una perra si solamente tenía dos piernas? ¿Por qué lo había dicho
con molestia?
Yo había gritado cuando vi que podía caer sobre mí, parecía furioso
y había dicho que lo que hacía mi madre en algún momento le
pasaría a ella y salí corriendo cerrando la puerta detrás de mí. Por
eso mamá había venido y era por eso que me hacía esa pregunta.
Dude por un momento si debía decirle la verdad, pero no puedo
ocultarle nada, no a ella.
—Esa niña va a sufrir por lo que haces, ¡me voy a encargar de eso!
— escucho como tose el lienzo y ambas ignoramos lo que dice.
No sé dónde estoy, solamente sé que me siento tan mal que los ojos
se me cierran sin poder evitarlo y escucho voces a lo lejos mientras
todo vuelve a ponerse negro otra vez.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
—No.
—¿Tú lo sabías?
—No.
—¿Segura?
Me limpio los labios con la servilleta evitando que haya algún rastro
de comida en mi boca o cerca de ella, no sé cómo me vea
realmente, pero siento los golpes en mi rostro y lo hinchado que
puede estar al igual que sentí una pequeña molestia al tragar, como
si me doliera mover la mandíbula de alguna forma.
La hermana de Joe.
More Bad Than Good
Jake
Tengo cosas en mi cabeza que por más que trato de ignorar, por
alguna razón, haga lo que haga, siempre están ahí y se niegan a
dejarme en paz a la vez que mi subconsciente es muy feliz a la hora
de recordarme cada uno de mis errores.
Errores.
No miro a Joseph, bajo del auto cerrando los ojos un poco cuando el
sol me deja ciega y me coloco los lentes de sol, escuchando como
mi hermano cierra la puerta y aparece a mi lado usando ropa
deportiva y el cabello desordenado mientras tiene una carpeta en la
mano.
—Pensé que aún faltaban seis meses para volver a tener una
consulta— ella habla sentándose de nuevo detrás de su escritorio—
¿Qué sucede?
Niego.
—Creo que esto es algo privado y sería mejor que esperaras afuera
mientras examino a tu hermana.
—Hay algo que debo aclararle antes de que vaya a esperar afuera
porque si pienso hacerlo a menos que Jake me lo pida.
—La única persona que puede estar con Jake, con todo respeto, es
el padre del bebé y no lo veo por aquí...
—Queda más que claro que acepté las normas, pero les voy a ser
sincera; las posibilidades que existen de que el feto desarrolle
malformaciones son muy altas porque los parientes de primer grado
de consanguinidad que son padres con hijos o entre hermanos,
tienen 50% de sus genes en común, entonces el riesgo de
malformaciones o de muertes infantiles es de 30%. ... Esto significa
que los riesgos de malformación crecen hasta 27% en "los hijos del
incesto" sin nombrar que ustedes son gemelos lo que aumentaría
aún más los riegos.
—Joseph...—
—Soy tu hermana...—
Asiento sin decir nada más y la puerta se abre haciendo que nos
alejemos.
Tengo dinero necesario para él y para mí, para vivir, dinero propio
por mi imperio, tengo las ganas de tenerlo y aunque sé que es una
decisión descabellada, al menos por ahora estoy segura de mi
decisión y me recuerdo que tengo una, dos, tres o un poco más
semanas para arrepentirme.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
—A cenar.
Asiento porque tengo hambre, ya que no desayune ni almorcé, la
idea de ir a consulta me quito el apetito completamente y me quedo
quieta en el asiento mirando por la ventanilla hasta que se ve uno de
los restaurantes elegantes que hay en esta parte del pueblo.
Estaciona frente a uno y se baja del auto dándole la vuelta,
quedando frente a mí y abre la puerta dándome una pequeña
sonrisa.
—Está bien.
—¿Segura?
Sonríe con malicia como siempre suele hacerlo y aprieto mis puños.
Me separo de Joseph sintiéndome extraña al no estar pegada a su
brazo y me saca una silla donde me siento, colocando mis manos
sobre mi regazo.
—No tardaré.
—Si vas a hacerme preguntas, es mejor que las hagas de una vez—
suelto sin rodeos, encarándolo.
—No seas ridículo y dime de una vez lo que quieres decirme por
qué ese cuento de querer cenar conmigo de repente no me lo creo.
Me canso.
—¡Suéltalo ya!
«Odio que me repita cada vez que puede que estoy embarazada»
—¿Lo viste?
Hay algo en él que lo hace tan diferente a sus primos y eso lo hace
muy peligroso.
—Sí.
—¿Es cierto, entonces Jake? — pregunta con sus ojos sobre los
míos — La rata juntándose con sus secuaces y queriendo escapar
del cazador, pero está soñando muy alto si podrá ganar otra vez.
—Al final todas esas putas son lo mismo que su padre, ¿no? Así
que no me sorprende — dice — Así que se le dará caza sin perdón
a ninguno de esos asquerosos animales, Jake y me saciaré cuando
patee sus cabezas y le saque los ojos porque a mí no me joden dos
veces.
—Ángel...—
Se me revuelve el estómago.
Ángel toma la carta del menú y pide algo al azar cuando me quedo
callada y Joseph pide por mí, colocando su mano en mi muslo por
debajo de la mesa en un intento de obtener cercanía.
LUCY
Las cosas han estado distantes y la idea de aguantar otra vez los
ojos quisquillosos de Dorian sobre mí en clase de Artes me hace
doler la cabeza. Los golpes y raspones de mi rostro han estado
mermando un poco y Sophia es muy intensa al momento de ir cada
noche a mi habitación para ayudarme a colocar las cremas.
Estoy tan mojada que siento que soy una piscina y...
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
La campana suena y me dirijo a clases de Arte finalmente mientras
Crono está al lado de mí. Faltamos las dos primeras horas porque
estábamos ocupados haciendo cosas interesantes que tomaron un
poco más tiempo del planeado y ahora por alguna razón, debemos
estar cerca y es esa la razón por la cual tenemos las manos
entrelazadas.
—¡Soy tu amiga, debí haber ido porque eso hacen las amigas!
Deja muy claro él: «nuestra mesa». Así que volteo a mirar a Marta
antes de darle una pequeña sonrisa de boca cerrada.
—Si quieres puedes sentarte cerca— le digo y ella asiente con una
sonrisa que da miedo.
—Lo haré.
—Bien.
—¿Eh?
—No pensé verte por aquí— digo y por un segundo, veo como la
mirada de Jake flaquea.
—Pero aquí estoy— suelta encogiéndose de hombros y suelto una
pequeña risa.
¿Qué mierda?
—Voy a intentar compensarlo, perdón — Marta soltó y se escuchó
una risita burlona.
—¿Sí?
—Por nada.
Pero ahora sé, que algo no anda bien y que Dorian, quizá no es tan
estúpida como parece porque todas las señales que creía entender
ahora solamente han desaparecido.
Capítulo 65 (*)
LUCY
Recuerdo que fue una mujer la que nos tomó la fotografía. Había
alagado a mi mamá porque era joven y bonita, había dicho que le
gustaba el color de mis ojos y que le gustaba mi sonrisa. Mamá fue
amable con ella y le dio las gracias por la fotografía. Estuvimos un
rato más en el parque y mi pequeña cabeza no entendía que lo que
ella intentaba hacer era pasar tiempo conmigo, algo para atesorar...
una especie de despedida.
Saque una libreta del Colegio. Esa misma que estaba en el fondo de
mi mochila y que era la que menos usaba. Un lápiz, un borrador y
un marcador de color rojo.
*Dorian.
*Marta.
*Ángel.
*Marcus.
*Katherine.
*Pondra.
Dorian.
Dorian Bonnet.
Marta.
Marta Cox.
Joseph y Jake.
Ángel.
Ángel Fairchild.
Marcus.
Marcus Bundy.
Katherine.
Pondra.
Abrazo mis rodillas buscando la persona que pueda ser la pieza que
una todo el rompecabezas. Aceptando que francamente, no puedo
permitirme un desliz ni perder de ninguna forma lo que se ha
convertido este juego. Debo descubrir todo, antes y desde luego,
pase lo que pase porque ahora no hay punto de retorno.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Sin más.
—¿Para qué?
—¿Salir...?
—¿Todos?
—Sí— respondió. — Joseph va a ir con Jake también.
—Bien. — dije.
—Me voy a vestir para salir— dije sobre sus labios y él ladeó una
sonrisa.
—¿Te ayudo?
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Bajo las escaleras con aburrimiento fingido, aunque la verdad estoy
un poco nerviosa o llena de sentimientos raros que no me gustan.
Sonrío.
—Muchas gracias.
Prácticamente se burló por como lo que dijo y Cristian rodó los ojos.
Volteo a mirarla.
—¿Qué sucedió?
—¿Cómo lo sabes?
—Joseph dijo que iba a apoyarme en todo, pero quiero tener ese
bebé por alguna razón— soltó luego de un rato— Pero en este
preciso momento tengo mucho miedo, Lucy...
—¿Por perder el bebé? — pregunto y ella suspira de nuevo.
—Se supone que nadie sabe sobre el bebé, solamente ustedes, mis
padres, Ángel y los padres de los chicos— dijo con una lentitud que
exasperaba, pero me quede quieta. No iba a obligarla a hablar sobre
ello si no quería, pero finalmente lo dijo: — Pero solamente ustedes
saben que el bebé es de Joseph y está mañana recibí algo que me
hizo vomitar hasta que casi quedé inconsciente.
—¿Qué recibiste?
Esto es lo primero que quiero que sepas Jake: sé que odias tu vida
y me encargaré de ayudarte a que se acabe tu sufrimiento porque
soy un alma buena y benevolente, aunque sé que no lo mereces.
Eres tan mala como ellos y me divierte que intentes fingir que no lo
eres. Eso te hace tan hipócrita, asquerosa, despreciable y vil porque
hasta al amor de tu vida le ocultas lo que has hecho y si, también sé
quién es el amor de tu vida, aunque...
Pintoresco.
Jake tiene los ojos puestos en el dibujo hecho con color ojo de una
mujer abierta de piernas y líquido rojo saliendo de ella. La imagen es
abrupta y vuelvo a leer la nota, justo en el final sin poder creer lo
que estoy leyendo.
LUCY
—¿Perdón?
—Ella no puede agarrar adrenalina ni rabias así que, por favor, pase
la tarjeta por el dígito que sea necesario y déjenos entrar antes de
que mi hermana se impaciente.
Jake resopló.
—Jake, por favor bájate de ahí— volvió a pedir Joseph, pero volvió
a ser terriblemente ignorado por la rubia que concentró sus ojos en
mí y en los chicos.
Volteo a mirar a Jake con una sonrisa. El chico aún está ahí
mirándonos y si no me afectan las miradas de los chicos, desde
luego que no me van a afectar las miradas de un chico que no
conozco y no me importa en lo absoluto.
—El que gane se lleva un millón de dólares por parte mía y de Ángel
— Jake le interrumpe mientras suelta una risita— Pero como nadie
va a ganar...
Ángel se ríe.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Soy consciente de los llamativos que pueden ser los cinco o los
Calandra con toda esa belleza exótica y extrañamente rara, además
de que sé que no me quedo atrás.
—Lo mismo que tú— habla Cristian con simpleza y Crono comienza
a caminar hacia una de las mesas, demostrando que le da igual con
un aire distante.
Joseph espera a que Jake pague o haga lo que sea que está
haciendo y ella no lo mira. Aun no entiendo qué es lo que pretende
ignorándolo ni que fue lo que sucedió con exactitud y por un
momento recuerdo algo que decía en la cara.
En la carta también decía que ella había hecho algo malo y la veo.
Sus ojos azules están llenos de alegría y justo ahí, actuando como
una niña pequeña que se le ensanchan los ojos cuando traen la
comida, no sé si creer que es capaz de hacer algo malo o al menos
disfrutarlo.
¿Jake es un monstruo?
—Te acompaño.
Les doy una mirada a los chicos e ignoro la forma extraña en la que
Ángel me ve mientras le doy la espalda. Jake no dice nada y ambas
llegamos al baño de damas a unos pasos de distancia que se
encuentra vacío.
«Tiene que ser serio para que tenga una decisión tan drástica». Me
quedo quieta e intento que mi cara no refleje expresión alguna, pero
Jake si demuestra que está asustada o aterrada, aunque al parecer,
no piensa cambiar de opinión.
Ella suspira y siento como hay emociones en sus ojos para que al
final, responda un corto y frío:
Que Jake prefiera morir antes de contar su secreto es algo que deja
mucho que pensar, debe ser algo fuerte, oscuro y realmente malo
como para que tome ese rumbo de las cosas y...
La persona que hizo esa carta lo sabía. Así como sabía cosas que
ni siquiera me imaginaba. Es como si supiera cosas que nadie más
que nosotros mismos sabe, lo que es completamente enredoso
porque no tiene sentido y por un momento me pregunto si los chicos
también han recibido cartas, si también los han amenazado, si
también se sienten amenazados.
LUCY
—Sí...—
¿O ha estado mintiendo sobre ello? ¿Es otra de las cosas que Jake
oculta?
Ella suspira.
—Puede ser...—
Ella se tensó.
—Claro que sí. — insisto porque desde luego que sí y eso parece
irritarle. Abre otra vez la llave del agua y se moja las manos que ya
estaban limpias.
—Desde que él llegó fue que empezó todo esto y siento que es la
razón más válida que puedo darte— contesta luego de unos
minutos.
—¿Cómo lo hacemos?
—No hay de qué, Jake— respondo y ella sale del baño dejándome
ahí parada con muchas cosas encima.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Ahora tengo las alarmas encendidas con respecto a él, mucho más
de las que tenía antes y Joseph entrelaza su mano con la de Jake
que suelta una risita por algo que él ha dicho. En algún momento
dejaron de ignorarse y comenzaron a estar uno encima del otro,
inclusive en el momento en que entramos a una cabina de fotos,
una de las últimas cosas que hicimos, se sacaron varias metiéndose
la lengua hasta el fondo.
Caebrán.
—¡Por supuesto!
—Perdón por ser tan entrometida, pero... ¿No son muy pocas
habitaciones, Señor Cristian?
—No porque una para los rubios, —enumera con sus dedos— otra
para mi primo y una para nuestra novia y esas son solamente tres
habitaciones, Cindy— suelta con simpleza prácticamente
arrancándole las llaves a Cindy que pestañea.
Los chicos pasan y no digo nada cuando los veo quitarse las
camisas. Es como si mi cerebro se preparase de inmediato a lo que
está a punto de suceder y no necesito decir nada, porque cierro la
puerta detrás de mí y me quito mi camisa también junto con el
pantalón quedando en ropa interior.
Aprietan mis pechos, pasan los minutos que parecen horas por el
placer que siento, estoy a una raya de explotar y Cristian acaba en
mi cara mientras Caebrán lo hace en mi pecho y Crono sale de mí
haciéndome a un lado. El orgasmo no llega y Caelus es quien se
acuesta, me coloco encima de él, en cuatro y lo veo a los ojos
cuando me dejo caer sobre su miembro, haciendo la cabeza hacia
atrás.
«Los siento a los dos al mismo tiempo». Siento que estoy a punto de
enloquecer, no puedo captar lo que dicen por qué solamente sé que
se siente tan delicioso y abro la boca recibiendo el miembro de
Caebrán en mi boca mientras abajo siento que me van a partir por la
fuerza en la que emplean.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
«Creo que me pasa algo como eso además que me duele TODO»
«Al menos eso significa que nos follan bien ja, ja, ja»
«Confirmo al 100%»
«Oye...»
«¿Qué paso?»
«¿Por qué?»
«¿ADEMÁS?»
666
Moscú, Rusia.
Moscú, Rusia.
Eres mi vida entera, mi mayor orgullo y sé que vas a ser tan fuerte,
poderosa y grande que dejaras nuestro legado en alto.
Siempre supe que iba a partir antes de tiempo y es por eso que me
esmeré por enseñarte todo lo que sabía, por dejarte en claro
nuestros valores y nuestro lugar en la leyenda.
Harás que todos nos teman, incluso, harás todo muchísimo mejor
que yo. Estoy tan segura de eso desde el primer momento que
abriste los ojos, que diste el primer latido y que lloraste cuando
saliste de mi vientre.
Recuerda que nadie está completamente para nadie, que las cosas
se pegan y que cada uno de tus actos tendrá su costo al final y por
eso usa tu poder con sabiduría, no desperdicies energías en cosas
que no valen la pena y no demuestres nada, porque no necesitas
demostrarle a nadie de lo que eres capaz.
Atácalos.
Destrúyelos.
Mátalos.
Recuerda que mami te ama y que mami murió feliz sabiendo que
estarías viva, sana y salva de aquellos que no aceptaban lo que
somos y eso es lo que importa, nada más.
Atentamente,
Alukah, mami.
Capítulo 68 (*)
LUCY
Era esa cosa que por más que intentaba alejar, olvidar o dejar pasar,
por alguna manera volvía siempre a mí.
Estoy sentada arriba de la tapa del inodoro, tengo la cara entre las
manos y un nudo que no me gusta para nada en la garganta. Los
sentimientos con los que tanto lucho para tenerlos encerrados en
una caja al fondo ahora están en la superficie y no sé si seré capaz
de controlarlos o volverlos a meter ahí.
Hay recuerdos que mi mente bloquea, pero hay cosas que recuerdo
a la perfección.
Una cosa es hacer daño y otra ver cómo te lo hacen a ti. El destino
es una mierda y hasta los peores monstruos deben pagar por sus
pecados, con intereses que algunas veces ni sentido tienen. El
balance de las cosas es enigmático y extraño, nadie puede librarse
de la muerte, ni siquiera aquellos que se encargan de hacerla
realidad antes de tiempo y eso lo sé con exactitud, tanta que me
aturde y es ahí cuando a veces me gustaría ser una ciega ante
ciertas cosas.
No sentirme así.
Tenía ocho años, a seis meses de cumplir los nueve para ser
exactos y acababa de llegar feliz a casa porque una vez más había
ganado el premio a la primera y más alta calificación.
«Problemas»
Las leyes estaban para cumplirse, nuestras propias leyes que quizá
para otros eran muy descabelladas, para nosotras eran las correctas
y por eso mamá siempre decía que nadie nos entendería y que
debíamos ser inteligentes, mantenernos ocultas no por miedo, sino
para ser más letales porque nada teme al que no ve y cuando
apareces de repente, eres capaz de enloquecer a cualquiera.
No entendía por qué querían lastimarme, pero mami decía que era
por su trabajo— todo se trataba por de él—. También decía que
había personas que la envidiaban, que querían lo que ella tenía:
dinero, poder y a mí. Al parecer, eso era muy importante porque ella
decía que era su descendiente, su sangre y que en mis venas corría
un poder que muchos envidiarían. Pero a mí me gustaba su trabajo
y no veía nada malo en ello, eso la hacía especial, que mi mami
fuese tan talentosa, perfecta y bonita que marcaba una diferencia
gigante con las otras madres aburridas de los niños tontos de mi
salón.
Aun así, luego ella me repetía que nadie nos entendería y debía
hacerle caso porque mami siempre tenía la razón y siempre se
esforzaba por nosotras.
Recuerdo sus palabras y las siento calientes en mi oído: «si no
estoy en casa, busca el arma y defiéndete. Nunca permitas que
alguien te haga daño». No lo entendía, pero igual saqué el arma
pesada y comencé a apuntar hacia todos lados mientras caminaba.
Ella no es, pero la idea de que ella sea la que esté en el suelo,
sangrando me congela y solamente comienzo a temblar cuando del
baño, sale una persona con una sonrisa mientras se limpia las
manos con un pañuelo blanco que mancha completamente de
sangre.
—No soy tu mami— dice esa persona con una sonrisa que me
produce náuseas y se acerca a mí. El arma que tengo en la espalda
se siente pesada y solamente quiero usarla si esa persona le ha
hecho daño a mi mami.
«Se nota que he estado llorando». Abro el lavabo, lleno mis manos
de agua y me la echo en el rostro mientras vuelven a tocar.
—Te ves hermosa, Lucy— soltó en mi oído y sonreí con todas mis
ganas porque nadie debería enterarse de que estaba en un conflicto
interno que ponía en juego mi cordura, mis decisiones y mi destino.
Cris me tomo de la mano, juntando sus dedos con los míos y me dio
un beso en la palma de la misma antes de abrir la puerta y
ofrecerme que saliera primero tal y como hice. El hechizo mágico en
el que había estado unos pequeños segundos donde había
bloqueado todas las cosas que están pasando justo en este
momento en mi cabeza, desapareció.
Comenzamos a caminar hacia el ascensor y el silencio era
agradable, pero mi cabeza no dejaba de maquinar las cosas que
posiblemente pueden cambiar esta noche.
¿Lo sería?
Recordé que entre todas las cosas que les he estado ocultando,
Marcus es una de ellas, he estado callando para mí que lo conozco
y que sé que asesinó a Pondra, que le debe la vida a Rodrigo Bush
y que desde hace tiempo ha estado viviendo en Hiverdele, incluso
oculte que una parte de mí siente que tuvo algo que ver con la
explosión, aunque eso no tenía sentido.
Los cinco, Ángel, Joseph, Jake y... Rose, pero lo que no esperaba
era ver a Rose llorando, siento de alguna forma... ¿Consolándola?,
Jake que acaricia su espalda y miro a Cristian sin entender lo que
sucede.
No, claro que no, Lucy no podía ser un ángel. No sabía si la idea me
sorprendía o me entristecía porque la parte retorcida de mí, quería
mancharla, ensuciarla y retorcerla al punto de que fuese igual a mí o
a uno de mis hermanos, pero al parecer, ella está manchada desde
hace tiempo y era peligrosa. Lo sabía, lo intuía, pero tampoco me
molestaba en terminar lo que sea que tenemos.
Desde luego que eso trajo problemas y fantasmas del pasado que
ya creíamos extintos, empeorándolo todo.
Jake observa con atención a Rose que aún no ha dicho como fue
que nos encontró aquí. Sé que está nerviosa por la forma en la que
frunce el ceño al ver a Rose llorar y Jake finalmente se levanta sin
poder controlarlo.
—¿Qué ocultas?
—No te creo.
No cuando sé que todos nos conecta, cuando sus secretos son los
míos y ahora que es amiga de Lucy, debo tener cuidado porque no
me permitiría que a ella le sucediera algo.
—Eres muy mala para mentir delante de mí— susurré con una
sonrisa burlona que ella respondió con una mirada cargada de odio.
Ella movió su rostro y el contacto de mi piel con su tersa piel, se
rompió obligándome a bajar la mano.
—Aún no lo sé.
«Eso pensé». Me quedo callado hasta que ella voltea hacia mí,
frunciendo ligeramente sus labios carnosos llenos de color carmesí
por la pintura y cuando mueve su cabeza, ligeramente se ve la
marca en su cuello.
Un chupetón.
Una de las cosas que nos guardamos. Una de las cosas que
descubrí y que no le dije, pero que sé perfectamente que sabe y es
consciente y por un momento pienso que se trata de ello.
—Joseph dijo...—
—Joseph puede decir misa, pero ambos sabemos quiénes son los
que toman las decisiones aquí— mis ojos viajan a Rose que tiene la
mirada perdida en el suelo, otra mosca muerta que no me trago
porque sé que es más de lo que aparenta y por eso no las
subestimo. Simplemente soy paciente y espero que muestre sus
verdaderas facetas para saber cómo operar y vuelvo a mirar a la
rubia que me mira con los ojos muy abiertos, a la vez que continúo.
Sé que le duele, sé que le molesta, pero no me importa. Prefiero eso
a que crea las promesas vacías del otro estúpido: — Lo sabes Jake,
Joseph es el títere de tus padres que a su vez le chupan las medias
a Rodrigo Bush y a él no le conviene romper el compromiso.
Agarro un vaso de Whisky que me sirve el barman y me lo bebo de
un solo trago, queriendo sentir la nicotina en mis fosas nasales y
garganta, pero controlo las ansias de fumar. Es uno de mis
problemas y mayores adicciones, al igual que mis hermanos,
obsesionados con los cigarrillos y los habanos, pero a diferencia de
ellos, trato de controlarlo.
Sello los labios conteniendo la risa que eso me produce y con una
mirada le indico al hombre que me sirva otro trago.
Ella se tensa.
—Ok.
—No sé, sabes que ahora que estamos recibiendo amenazas nunca
sabemos lo que pueda suceder y si esta vez no quieren asustarnos
y quieren matarnos finalmente...— dice, pero sé que es mentira. Lo
huelo, lo siento y lo veo por la forma en la que dice cada palabra,
confirmando aún más mis sospechas.
—No en todo.
—¿Qué?
—Siamo tutti malati e ci prendiamo cura gli uni degli altri come una
famiglia, Caelus*—susurra y le correspondo el abrazo.
No importa los beneficios que les des, las ratas son ratas, siempre
terminaran traicionándote porque así es su maldita naturaleza,
asquerosa y traicionera y es por eso que todas merecen ser
quemadas, cortadas y degolladas.
—No mientas, que te ves ridícula— Joseph suelta con dureza y ella
se limpia las lágrimas con torpeza.
«Debe ser jodido que siempre te rechacen». Pero eso le pasa por
siempre estar detrás de alguien que siempre la trato como segunda
opción y no puedo sentir nada sobre ello, ella es una rata y a mí las
ratas lo único que me producen son repulsión.
«Sorpresa».
—No podía porque jamás voy a poder amar a otra persona que no
sea Jake.
—No vine por eso— ella se limpia las lágrimas y nos mira a todos—
Sé que no confían en mí, pero necesito su ayuda y tal vez tengan
muchas dudas, pero quiero que recuerden que hay un secreto que
nos une a todos y por eso, por lo que hicimos y callamos, les voy a
pedir que me brinden la mano.
—Marta.
LUCY
Está aquí por una razón, no es tan estúpida o no son estúpidos los
que juegan con ella, consiguió la dirección y sé que Caleth Fairchild
jamás le diría donde estábamos porque estoy segura de que ni
siquiera la escucharía tres segundos. Lo viví, sé cómo las tratan y
seguramente Marcus la manipulo otra vez para que viniera aquí. No
creo sus lágrimas, no creo la expresión de dolor que tiene en el
rostro y disfruto que evite mirarme porque cuando lo hace, es tan
evidente el miedo patético que llena sus pupilas.
Pero luego soltó aquello que me dejo estática al igual que los otros
que dejaron la máscara de indiferencia a un lado, pero que se cayó
al suelo en fragmentos pequeños, destruyéndose y recordé unas
palabras muy sabias de mi madre: «A todo mentiroso le llega la hora
de enfrentarse a la verdad» Era tan irónico, porque jamás ni siquiera
los mejores mentirosos del mundo podían escapar de ese momento
donde te quedas sin arsenal, donde así sea por un segundo, tu
máscara se derrumba siendo así al menos por unos momentos
donde se ve realmente cómo te afectan las cosas y no podía estar
más de acuerdo en ello.
—¿Qué sucedió?
Pero esta vez, como si fuese necesario llenar de más drama todo,
Jake preguntó:
—¿Otra vez?
Sea lo que sea que eso significaba hizo que Jake suspirara. Joseph
la miro y Caelus en automático camino hasta ella y le saco una de
las sillas para que ella se sentara en ella mientras se abanicaba el
rostro.
Caelus le dio una mirada dura al rubio platinado que sello sus labios
cuando se dio cuenta de lo que había dicho. Definitivamente si era
tan estúpido e incluso Jake que estaba con los labios ligeramente
fruncidos y la frente arrugada, con una mirada cansada al igual que
su tono de voz, le dijo:
Pero ya era tarde. Rose los miro a ambos y luego abrió sus ojos
verdes mucho, énfasis en demasiado como si en su pequeño
cerebro, —si es que existía uno— un bombillo hubiera encendido,
los cables hubieran hecho conexión y pum... pareció entender lo que
sucedía ante sus ojos.
No fui la única en darse cuenta por qué Jake abrió la boca y la cerró
como si estuviera buscando oxígeno para llenar sus pulmones
mientras apretaba la mano de Caelus que la miro de una forma tan
extraña que hasta se me resolvió el estómago.
No era una mirada de amor, pero era una mirada que dejaba en
claro que, para él, ella era importante. Tal vez más de lo que llegue
a imaginar y Joseph quiso acercarse, pero Ángel coloco su mano en
el pecho del rubio que lo miro confundido, pero el pelinegro ladeo la
cabeza y negó con ella.
Rose abrió la boca para seguramente decir algo, quizá de lo que era
más que evidente, pero Caelus se le adelantó al ver que Jake se
estremecía en la silla, de alguna manera empeorando:
—Cristian, ve a traer la maldita agua— prácticamente gruño y el
castaño corrió hacia el barman, pidiéndole algo y como era el dueño
del lugar, rápidamente dos mucamas hasta el mismísimo barman,
llegaron hacia nosotros con una cubeta y unas medicinas que
consiguieron en cuestión de minutos.
Quizá esa sea la respuesta que necesito, tal vez ella me teme por
eso y sería inteligente si lo hace porque sabe tal vez de lo que soy
capaz o al menos una pequeña parte de ello y no me da miedo. Ni
siquiera me aterra que pueda ser ella la persona que esté
mandando las cartas, aunque técnicamente me resulta imposible,
Rose es muy estúpida para hacer todo eso, pero bien dicen que las
personas nunca son lo que aparentan y en este pueblo, menos lo
son.
Sigue viéndose débil, pero ahora parece una jodida gata en celo
sacando hasta las uñas y los dientes para atacar.
Rose abre los ojos —tanto que casi se salen— y menea la cabeza,
mientras a su vez se le llenan de lágrimas que no duda en soltar.
Parece una jodida magdalena y parece que Jake le ha dado en su
punto sensible porque se defiende:
Con su hermana.
—¡No me interesa que me creas y por eso vine hasta aquí! — Rose
rebatió. — ¡No por ti! ¡No por Joseph!... Vine hasta aquí porque por
primera vez, quiero dejar de agachar la cabeza ante las cosas que
hace mi padre.
Lo haces con cada acción, con cada palabra que dices, incluso
cuando despiertas. Eres tú quien decide lo que pasa con tu vida,
cuando permites que algo comience y tú mismo eres quien decide
terminarlo, nadie más. Solamente tú.
—Sé que no puedo esperar nada de ustedes— ella dijo con ironía
— Después de todo, son unas mierdas de personas que solamente
les interesan ustedes mismos y nadie más.
Él...
Las cosas eran muy enredosas —en exceso— porque aquí todos
tenían una conexión, inclusive los delirios de Marta que no eran tan
delirios, sino que eran tal cual lo pensé: una forma retorcida de decir
la verdad o hechos que ha vivido, la forma en la que representa sus
recuerdos y no pude evitar pensar que sus padres también tenían
algo que ver con esto.
Ella tenía ataques y si los había visto yo, que no estaba todo el
tiempo con ella, seguramente ellos también y si fuesen normales,
padres responsables que quieren que la salud de su hija sea buena
y estable, Marta tendría que estar reprimida en un hospital para
salud mental, pero ella no estaba...
—¡Se lo permitiste! — Jake soltó y sonaba dolida por eso. Rose bajo
la cabeza y yo no entendía nada.
—No pude hacer nada...— ella se excusó y Jake le lanzó una
mirada llena de odio.
—Entiéndanme que...—
—¡No puedo entender nada por qué es tu maldito padre el que hace
toda esta pesadilla! — Jake vociferó y Rose levanto la cabeza, los
ojos empañados y...
Por mi cabeza pasaban muchas cosas, pero por fuera parecía que
estaba en blanco. Eso me gustaba, que yo fuese la excepción en
eso de que todo tiene una falla porque nadie jamás podría leerme a
menos que yo así se lo permitiera.
Rose.
Quizá puedo decir que le creo, que no le creo, pero lo que sienta
realmente no importa porque ellos definitivamente se ven afectado o
al menos Jake y eso hace que Caelus nos obligue a todos a
regresar a nuestras habitaciones, Cristian dándole a Rose una para
que se quede con nosotros mientras ellos piensan que hacer.
—No tenemos nada que explicarte— dijo Consus, serio con los
brazos cruzados sobre su pecho. —Pero apuesto que tú si debes
contarnos algo.
—¿Qué les debo contar? — pregunto con burla — ¿Con quién tuve
mi primera vez o a quién le di mi primer beso?
—No creo que las cosas tengan que ser así— dijo Cristian desde su
sitio y lo mire, borrando la sonrisa de burla de mi rostro porque, en
definitiva, no me gustaba su tono.
Los vi a cada uno, en sus rostros, muy clara la respuesta y era por
eso que había ocultado algunas cosas porque sabía que aún no
podíamos confiar en nosotros o también era que nunca podría
confiar en nadie.
Sin importar que pareciera que sí, en la única persona que confiaría
ciegamente, murió y se llevó con ella mi capacidad de creer en las
personas.
—Las cosas no son tan fáciles...— Caebrán habló y les di una
sonrisa divertida dando unos pasos hacia el baño.
Había tocado sin saberlo una vena sensible que me hizo parpadear.
Ignore el significado de sus palabras en general, pero no pude
hacerlo con la palabra fundamental; «familia» y la verdad es que
jamás había tenido una que no fuese mi madre.
Nos señalé haciendo énfasis en nosotros para que les quedara muy
claromientras sentía que las palabras que había dicho Caelus, en
especial esa propuesta disfrazada que me producía dolor de
huesos. Era muy ridículo que habláramos de eso justo en este
momento, cuando parece que todo está saliendo de la caja de los
secretos que teníamos guardada bajo llave.
Crono suspiró con dramatismo, rompiendo el silencio denso que se
había creado, cayendo de culo al sofá también y cruzándose de
piernas. La tela negra de su pantalón de vestir se le aferró más a la
carne maciza de sus piernas.
—¿Por qué será que siento que sabes más de lo que aparentas?
—Porque quizá, sea así. — respondí mientras abría la puerta y
entraba en el baño, cerrándola detrás de mí, dejándolos afuera,
perplejos y quizá llenos de tantas dudas como yo en este momento.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Había visto cosas que estaba muy segura que nadie que no fuese
como nosotras; «mujeres de la leyenda» entenderían por qué había
algo que nos incitaba a dañar y salvar en la misma forma.
Mamá había dicho que era arte, que cada acción que hacíamos y en
especial eso, era arte puro. Cada lienzo era valioso y por eso
debíamos adorarlo, cuidarlo y esconderlo del mundo cuando ya se
nos acabara la diversión con él.
Arrugue la frente.
—¿Es lo suficiente molesto como para que hagas arte con él?
Ella abrió los ojos e hizo una mueca divertida que me hizo reír. Ella
siempre me hacía reír.
Ella asintió.
Ella me recibió con sus brazos, su dulce aroma llenando mis fosas
nasales mientras enterraba mi cabeza en su cuello. Su cabello del
mismo color del mío, sus ojos azules llenos de experiencia y belleza,
su rostro perfecto.
Fruncí el ceño.
La persona sonrió con burla. Su sonrisa me dio asco, era la más fea
que había visto en el mundo, de pronto Benji era muy estúpido
delante esta persona y sentía muchas ganas de convertirla en un
lienzo...
—No, desde luego que no— ella soltó dándome una mirada
despectiva — Eres asquerosa, patética y estúpida.
—Vas a pagar.
«Si puedes» escuche una voz que me hizo sentir náuseas, pero
seguía en negación. Eso era imposible, me miré las manos, llena de
sangre y el cuerpo de mami en el suelo, por mí. La persona me
miraba sonriente, ella quería esto y supe que la voz venía de ella.
Se agachó, me coloco la mano en el hombro, sentí escalofríos y
susurro:
Tenía la boca tapada gracias al bozal que reprimía las palabras que
no había soltado ni pensaba soltar. Mis manitos como puños, las
uñas clavándose en mis palmas. Mis piernas, mi pecho y todo mi
cuerpo completamente desnudo. Tenía las piernitas ligeramente
abiertas, ya no sentía pena por mí desnudes, me había
acostumbrado y solamente le lancé una mirada fría a esa persona
que daba todas órdenes.
—Mátenla.
Pero sabía que no podía ser fácil. La persona a mi lado sonrió, tal
vez orgulloso de mi decisión y me pasó un hacha grande, pesada y
concentre toda mi fuerza mientras la levantaba y luego la dejaba
caer en el cuello de mami. El sonido sordo me lleno los oídos y su
linda cabeza se despegó de su cuello ocasionando un charco de
sangre que me mancho mis lindos zapatos.
Pero ahora tenía miedo, tenía miedo de los que se acercaban con
ganas de tocar mi cuerpo o de las decisiones de mami que ahora
lucia completamente cambiada, distante y ya no era la mujer que
quería ser.
Estoy amarrada a una silla, hay hombres por todos lados mirando mi
cuerpo de forma extraña y no sé qué hacer. La zozobra se siembra
en mi sistema, mamá siempre dijo que era capaz de hacer muchas
cosas, que éramos fuertes, pero aquí siento que soy nada, que soy
basura.
Meneo la cabeza.
Pero no lo hacen.
Y por más que intento cerrar los ojos para dormirme, cuando lo hago
solamente soy consciente de que las pesadillas vuelven así que
duro toda la noche, con los ojos abiertos y un gran vacío en el
estómago mientras vuelvo a sentirme como me sentía hace varios
años.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Hay sol, mucho sol y arrugo la frente cuando por un momento quedo
cegada. Soy consciente de lo pálida que me debo ver en este
preciso momento y coloco mis codos en la baranda.
«Caelus»
Tengo los labios resecos, así que los relamo y él sigue ese
movimiento con sus ojos. El aire de pronto se siente denso, pesado
y extraño. No es incómodo, pero sé que hay mucha tensión y...
—¿Eso crees?
—No, de eso estoy segura.
—¿No escuchaste alguna vez ese dicho que dice que "la curiosidad
mató al gato"? — pregunto con una pequeña sonrisa de burla en los
labios y él da un paso hacia mí.
—No creo que pueda existir algo como eso. — contesté — Sería tan
aburrido, le quitaría la diversión completamente al juego.
—Lo dices porque estuviste haciendo trampa todo este tiempo —
dijo y me pegó un poco más a su cuerpo. La luz del sol chocando
contra nuestros rostros.
—¿Haciendo trampa?
—¿Eso es malo?
—No.
—¿No?
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—Le dije a papá que había venido porque quería arreglar las cosas
con Joseph. — suelta y se sonroja mirando al suelo. Jake le clava la
mirada encima y Joseph se endereza. Creo que no soy la única a la
cual le parecen tan ridículas sus palabras que ella cuando se
percata del silencio, añade: — Pero fue una excusa, claro.
—¿Por qué será que no te creo? — pregunto en voz alta y ella evita
mirarme.
—Les doy mi palabra, pero como sé que no les importa... prefiero
demostrarle con hechos que no pienso permitir una vez más que mi
padre le haga daño a alguien que no lo merece.
—Apoyo a Lucy.
Joseph hizo que sus labios formaran una línea fina y Caelus se
apresuró a decir:
—Si quieren de verdad rescatar a Marta, debemos apurarnos
porque ya va a anochecer y si amanece, perderemos la oportunidad.
—No, pero el daño será peor... Debemos hacer lo que sea para
sacarla de ahí. — respondió y Cristian meneo la cabeza.
La pregunta era irónica y por eso nadie respondió. Creo que todos lo
hicimos en nuestra cabeza porque la respuesta era tan evidente:
nosotros. Él iba a pensar que éramos nosotros y, en definitiva,
tendría razón.
Quizá era por esa razón que estaba cegada. Rose quizá pensó que
ese sería su caso y prefirió hacerse la ciega ante las miles de
millones de señales que dejaban muy en claro que Joseph no
estaba interesado en ella o al menos, no de una forma romántica.
—Muy conmovedor, pero lástima que todos aquí seamos unos hijos
de puta, Rose y creo que tú lo sabías desde hace mucho por lo que
no entiendo qué es lo que te sorprende si incluso tú eres parte de
ese divertido paquete.
«Bingo»
Pero sé de ante mano que las personas son capaces de fingir todo y
no me sorprendería que ella actuará de esta forma para despistarme
y es por eso que no lo descarto, pero de igual forma, hay más
personas detrás de esto y no solamente Rose.
«Hay algo que no me cuadra». Siento que existe algo que no estoy
viendo y que ahora ella sospeche sobre lo de Dove me tiene sin
cuidado.
—¿No?
—A ti no te debo nada.
Ellos entrando como si nada y doy un paso, pero volteo a ver a Jake
que no se mueve ni un músculo mientras tiene la mirada fija en el
lugar y...
—¿Por qué?
Jake se muerde el labio.
Los chicos bajan en silencio y Jake cada vez está más pálida.
Bajamos las escaleras y ella retira su mano de la mía para
pasársela por la chaqueta porque está sudando, aunque aquí
también se siente frío, aunque ella parece que estuviera en el
mismísimo desierto caminando bajo el sol.
Armas.
—No me digas que...— dice ella con la voz jadeante y Caelus sonríe
asintiendo a la vez que retira el cañón de la sien de su propio primo.
—Por supuesto que sí, pero tú...— comienza a decir, pero antes de
que termine, una bala es disparada y le roza el brazo.
Su arte.
—Pero existe.
Ella suspira.
—¿Por qué?
—¿Por qué?
Que haya dicho esto en este preciso momento ha dado en una tecla
muy sensible para Jake que levanta la mirada y concentra sus ojos
en mí. Creo que me he cansado de fingir que no se sobre eso y
antes de que ella pregunte como fue que lo sé, añado:
—Marta me lo contó.
—No, no lo es cuando sabes muy bien que este lío nos está
manchando a todos por igual.
Carta, no. Mensajes, fotos y son peores que una estúpida amenaza.
—¿Cómo cuáles?
—Creo que yo puedo sola con lo mío, pero tú...— la miro — ¿Vas a
poder incluso cuando han dejado muy claro que piensan hacerte
tragar a tu propio feto?
Siento que me quiere decir algo y tomo sus manos con las mías,
dándole la mejor mirada comprensiva que tengo.
—¿Por qué?
Abro la boca para preguntarle, pero la voz de Ángel hace que ella se
limpie la única lágrima que había salido de su ojo y se enderece en
el taburete, colocando una expresión completamente diferente,
colocándose así la máscara.
—¿Ya está todo listo? — pregunta Jake y Ángel asiente con una
sonrisa.
NOTA:
TIC TAC
CAEBRÁN
Lucy nos observa desde la esquina, está hablando con Jake que
ahora luce relativamente mejor, pero noto la mirada de soslayo que
le da el imbécil de Joseph y solamente para molestarlo, me acerco
colocando el arma sobre la mesa.
La bendita loca.
—Jódete, Caebrán.
Eso me hace reír, pero la risa muere cuando Ángel entra con una
caja que sé que es lo que tiene. La coloca encima de la mesa y
engancho en arma en la parte trasera de la cintura de mi pantalón,
escondiéndola cuando estiro la camisa negra para que cubra el
pequeño bulto que hace la pistola entre mi pantalón y mi espalda.
Todos se quedan en silencio y.... volteo por inercia a ver a Lucy que
se da cuenta de que la estoy mirando. Concentra sus bonitos ojos
azules que ahora parecen un tímpano de hielo, sin ningún tipo de
expresión que delate lo que sucede en su cabeza y son de esos
momentos donde siento que es una completa desconocida a la que
me gusta besar a cada nada.
A Joseph le jode que Jake vaya, pero Jake es tan terca que no va a
doblegar sus deseos de salvar a alguien que no tiene salvación. Lo
mejor que pueden hacer por ella es matarla para que deje de sufrir
tanta mierda, pero sé que no lo harán.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
—Ahí es donde ella esta — explica y hace que dedo viaje hacia el
otro extremo— Aquí es donde estamos y debemos llegar hasta allá
en menos de treinta minutos.
Hay cosas que en nuestra familia son tan necesarias como aprender
a caminar; pelear y reconocer los artefactos de tecnología y armas
de la familia son una de ellas.
—Lo prometo.
—Creo que tendrías que esforzarte mucho porque tengo una muy
buena resistencia— contesta y me alejo con una sonrisa en el rostro
que, por desgracia, ella no puede ver.
—Por ahí podemos pasar, nadie nos verá y por ahí mismo podemos
regresar.
Crono se quedó mirando ese lugar, pero no dijo nada. Seguro
estaba soñando que bailaba con Michael Jackson, tomaba café con
Elvis Presley y cantaba con Selena Quintanilla, en resumen; andaba
en sus viajes astrales donde nadie podía meterse o.... se alteraba.
—Me parece buena idea— secundó Jake y miro su reloj. El reloj que
tenía en el brazo derecho y añadió: — Faltan quince minutos.
Me toca mirar a ambos lados para asegurarme que nadie venga y...
—Bueno... una tiene una manija dorada. Ahí es donde deben entrar.
— Cristian contesta e indica.
LUCY
Tiene los dedos de los pies sin uñas, una cortada que va desde su
pecho hasta su ombligo con la letra B de la cual le sale sangre que
gotea hasta el pecho, pero no es lo suficiente profunda para matarla.
Moretones en el pecho, los muslos llenos de sangre que escurre y
gotea en el suelo, las rodillas llenas de raspones y se retuerce
mientras los ojos se le llenan de pánico al ver que estamos aquí.
Está tan destruida que jamás imagine verla así. Inclusive, las
marcas que le vi la última vez están empeoradas y se intenta zafar,
pero no lo logra. Patalea, niega con la cabeza llena de miedo, el
sudor le escurre por la frente y...
Hay cosas que puedo aparentar sentir, pero que sé que no sentiría y
Jake se afana en encontrar algo con tapar el cuerpo de Marta que
comienza a gritar cuando Crono le saca el bozal. Entre los tres la
retienen y aunque sigue débil, está dando pelea inútilmente porque
podrían matarla con facilidad.
Mis ojos se concentran en ella. Era un poco difícil ver por todo lo
que tenía encima, pero aun así las imágenes se recibían con algún
deje de claridad. Ella negó con la cabeza y señalo su oído.
Había cinco niñas, sentada en una fila. Las cinco tenían unas
sonrisas perfectas y ese típico peinado de dos colitas altas que
mamá siempre intento hacerme, pero nunca me deje. La cabellera
rubia platinada de Jake, que ahí tiraba más a lo blanco, sus
pestañas y cejas del mismo color, sus ojos celestes y ese tono de
piel pálido resaltaba con ese vestidito de color rosa que cargaba.
Abrazaba a otra niña, la que estaba a su lado.
Kathe B. LaForte.
La letra...
—Hay un problema.
—Junte todas mis fuerzas para evitar darle un tiro...— siguió. — Fue
bastante duro, pero lo logré. Ahora no me queda duda alguna que
hay que exterminar a todas las ratas despellejándolas lentamente
estando vivas para que se retuerzan y pidan perdón por todo lo que
hicieron.
MARCUS
Sonrío.
El chico asiente.
—¿Qué?
—Pero Sergio...—
«Desde luego que hay alguien entre nosotros, Alek, pero las cosas
no serían tan divertidas si cortamos el juego aquí». Menee mi
cabeza mirando con cierta atención lo suficiente para colocarlo
nervioso.
—Por supuesto que sí, señor, pero creo que el jefe debería...—
Sonrío.
—¿Lo es?
Ella sonrió.
—Porque ahí mi papi decide qué es lo que les pasaran a las otras
personas...— ella contesta fantaseada o al menos lo que aparenta
porque por un segundo recuerdo las veces que la he escuchado
llorando a ella y a su hermana es su habitación.
—¿Crees que Rose tiene algo que ver? — soltó mientras escuchaba
como mandaba a alguien para acá y con la poca fuerza que me
comenzaba a quedar el pecho, suspiré.
—¿No confías en tu hija, Rodrigo?
—Ya van para allá— fue lo que respondió con cierta molestia y
luego, colgó.
LUCY
Llegamos al bosque.
Quizá el primer error fue permitirme tener algo con los chicos,
involucrarme demasiado y el segundo fue dejar en claro mi
naturaleza frente a ellos, lo que me corre por la sangre y lo que por
más que intente esconder, nunca dejara de esforzarse por salir a la
luz, aunque me niegue.
Entendió latín, fue un tiro ciego que hice para evitar que los demás
entendieran que lo dije, pero ahora no me preocupa si lo hacen. Sé
que van a querer entender, saber lo que sucede, que posiblemente
voy a tener que decirles o voy a tener que mentirles una vez más
porque hay muchas cosas que están mal en este momento, no
puedo permitirme un desliz, un paso en falso que joda todo aún más
de lo que ya está y sé que lo que hice me traerá problemas, que
ahora es más que evidente que hay algo entre Marcus y yo, que lo
he visto y que hemos hablado y no me molesto en pensar las cosas
que seguramente todos se están imaginando en este momento
porque tengo otras cosas más importantes en las que pensar.
¿Va a hacerme daño con eso? Sí, pero seré más rápida esta vez
porque no lo dejaré joderme.
Unas manos aprietan mis pechos, los masajean y siento como una
corriente eléctrica baja de mi espina dorsal y se queda finalmente en
mi vientre. Siento una especie de punzadas placenteras, pero
dolorosas a la vez que la humedad se toma la parte de abajo
haciendo que me remueva incómoda. Cristian me suelta mordiendo
mi labio inferior y me levanto para yo misma bajarme el pantalón
que se me ciñe al cuerpo con todo y ropa interior.
Muevo la mano sobre él, de arriba para abajo y de abajo para arriba
y me levanto un poco para escupirlo y así humedecerlo más.
Caebrán me hace masajes en los hombros y paso los ojos otros
tres: Consus, Crono y Cristian que están masturbándose sentados
en la cama con la vista fija en lo que estamos haciendo.
Saqué la lengua, pero no llegaba, así que mientras sentía dos pares
de manos en mis piernas, entre mis muslos y en mi entrepierna,
Consus me permitió pasar la lengua por el glande que tenía húmedo
y solo ese simple contacto fue suficiente para que soltara el chorro
que callo entre mis pechos que apreté porque los pezones me
dolían.
Mientras los otros dos me acarician el trasero y juegan con los jugos
que suelta mi humedad, toco los tres miembros erectos que ansían
mi boca. Miro a Cristian cuando toco el suyo con mi mano derecha
mientras la izquierda tiene la de Consus. Crono se acaricia el mismo
y luego toca mis pechos mientras saboreo el miembro de Cristian
con mi boca antes de pasar al de Consus. Me agarran el cabello y
siento tantas manos tocándome que es difícil por un momento
reconocer quien es quien.
Levante mi cadera un poco sin poder evitarlo y mire como los otros
observan todo. No sé de dónde sacaba fuerzas para todo esto, pero
me gustaba y sabía que aún no había llegado al límite.
Cerré la llave del agua, abriendo los ojos y tomé la toalla blanca
pasándola por mi cuerpo y lo sequé mientras un recuerdo fugas, de
hace algunos días tomo mi cabeza.
—Eres tan curiosa, hija — mamá soltó una pequeña risa dulce que
sonó tan linda. Me gustaba que sonriera y el sonido de su risa, me
gustaba cuando ella era feliz, cuando yo la hacía feliz. Ella suspiró y
me tomó de la barbilla, diciendo mi nombre con delicadeza: — No
eres igual al resto, ¿sabes por qué? Porque somos elegidas,
especiales y la persona que cargue nuestra sangre, es afortunada.
Es por eso que debes tener cuidado cuando seas grande y quieras
tener un hijo...
—¿Y si yo no quiero?
Ella sonrió.
—Cuéntamela, mamá.
Mamá soltó una pequeña risa. Ella sabía que la historia la había
escuchado muchas veces, pero, aun así, continuó:
Crono era quien estaba en el medio de la cama, con las piernas una
arriba de la otra, los zapatos sobre la cama y la mirada pérdida en el
techo mientras un olor a marihuana estaba por toda la habitación.
Él se giró lo suficiente para mirarme a los ojos y soltó aire por sus
labios. Las ojeras eran muy presentes como bolsas violáceas debajo
de sus ojos y eran muy notables por lo pálido que estaba ahora.
Algunas veces podría pensar que estaba enfermo o que era mudo,
luego su indiferencia desaparecía en ocasiones y levante mi mano,
acariciando su mejilla derecha sintiendo como colocaba su pierna
sobre la mía.
La primera vez que cacé, fue a los que se atrevieron a hacerle eso a
mí mami y luego arrastré a mi familia adoptiva a ello sin poder
evitarlo. Creo que estuve tan inestable que no me di cuenta de que
los había asesinado en la noche y luego fui de intercambio a otro
estado con otra familia que no tenía ni idea de la persona que
estaba llegando a su familia y se convertía en uno de sus
integrantes.
—No, por eso me aterró. — suelto — Se supone que nadie sabía las
cosas que podía hacer en algunas ocasiones y luego, cuando
entramos a la mansión Bush Jake y yo, él se giró hacia nosotras,
estábamos escondidas, pero él parecía que sabía que lo estamos
viendo, que estábamos ahí y dijo algo sobre la explosión. Luego
cuando salimos, me di cuenta de que Jake lo conocía y todas las
dudas se confirmaron, pero luego el auto estalló y fue como si él lo
fuese hecho también, aunque es técnicamente absurdo por el lapso
tiempo.
—¿Cuáles dudas? — pregunta con sus labios casi sobre los míos y
me concentro en el color de sus ojos, ese verde veneno que
siempre luce apagado.
—No. — contesta.
—¿No?
El incesto es incesto.
Í
NO ES ASÍ.
Por favor, no creas que las actitudes de Lucy o los hermanos están
bien. En las advertencias lo dejé muy claro y bueno... creo que eso
es todo. Era necesario decirlo, ya sabes donde encontrarme.
Gracias por darle una oportunidad a esta locura y creo que sobra
decirles que los amo con todo mi oscuro y sensible corazón de pollo.
Gabi
En otro lado
En otro lado
Jake
Tengo tantas cosas que pensar, mis padres han estado llamándome
todo el día. Quieren saber quién es el padre del bebé, quieren saber
dónde estoy y por qué no he llegado a casa y eso solamente
empeora todo.
«Daño todo lo que toco». Todas las cosas que pasan son por mi
culpa y mis ojos se concentran en mi hermano que me observa con
la misma intensidad que yo.
Tengo suficiente en que pensar para recordar los errores que cometí
en el pasado...
Él menea la cabeza.
—No.
—Te salvé.
—¡Cállate!
Le he fallado tanto a todos que siento que les estoy dando una
puñalada en la espalda haciendo las cosas a escondidas, aliándome
con el peor de todos.
—No entenderías...—
—Ella ha sufrido tanto por nosotros — susurro con el poco aire que
me queda y él me suelta de golpe, pero me toma de la mandíbula
con fuerza.
—La última vez que te hice caso, casi jodo todo lo que me importa
— hablo y él sonríe ensanchando y mostrando la maldad en su
rostro. — No puedo permitirme algo así cuando sé que lo único que
haces es jugar con todos a tu alrededor, que en realidad no te
importa una mierda pero a mí, sí...—
Es más alto que yo, es todo lo que está mal y sé que no le importa
una mierda lo que podría pasar si caigo en sus juegos, pero estoy
embarazada, alguien está jugando con mis secretos y no podría
hacerle algo así a Joseph.
—¿Fuiste tú?
«¿Mentira o verdad?»
—Estaba hablando con Ángel — contesto lentamente y él levanta su
mirada para concentrarla en la mía.
—Yo...—
«Lo siento tanto», pienso. «Lo siento, pero no puedo pensar que la
única solución que hay para ti es morir»
CAPÍTULO 76 PARTE 2
LUCY
«Como si fuese la señal que necesito para saber que sí está vivo».
Parece que siente y le acaricio la mejilla con mi mano derecha
mientras no rompo en ningún momento el contacto visual que
ambos creamos hasta que siento que no puedo controlar lo que
ronda por mi cabeza y lo suelto finalmente:
Es tan evidente...
Las miles de cosas que necesito saber. Los secretos que puedo
descubrir pero que sé que debo ser paciente para descubrirlos uno
por uno porque no son cosas simples. No puedo abrir una caja de
pandora en menos de dos horas sin estudiar realmente todo y tengo
una oportunidad de saber más o al menos confirmar las cosas junto
en este momento, lo de Katherine Bush rondándome en la cabeza,
pero por alguna razón, pensar que lo estoy usando solamente para
conseguir información me produce cierta incomodidad que termina
dejándome un sin sabor en la boca del estómago.
—¿Cualquier cosa?
—No para ustedes — termino por él. — Pero de igual forma siento
que hay algo detrás que no me estás contando.
El incienso está más fuerte que nunca y siento los efectos al sentir
mi cuerpo más liviano. Inclusive podría decirse que mis
pensamientos están en orden, que no tengo un completo desastre
por dentro y que me creo absolutamente todo lo que me está
diciendo, pero hay algo que me dice que no es así.
—Porque siento que todo en este pueblo se conecta y quizá ella sea
la pieza clave— le digo después y él suelta una especie de resoplido
que demuestra lo que le hacen sentir mis palabras:
Fastidio.
A veces pienso que sabe cosas que otros no. Otras veces que nada
le importa en la vida y...
Sé que me preguntan más sobre Marcus, que quizá los otros van a
querer más explicación y Jake me debe otras. Lo de Ángel no me
pasa desapercibido. Que todos sepan que conozco a Marcus no me
molesta para nada y siento que tengo una bomba respirándome la
nuca que debo eliminar o esquivar para evitar salir dañada.
Las cosas estarán feas, sí. Hay miles y una razones para responder
eso y no puedo evitar pensar que el peor factor de falla será Marta
Cox y no tengo ni idea de qué es lo que harán con ella.
Pero me equivoque.
«¿A esto se refería Crono con que todo se iría a la mierda?» Porque
jamás había visto así al patriarca y su mirada es como el acero, se
queda estático ahí y simplemente me observa en silencio cuando
Cristian le pasa por un lado y se apresuran a seguramente a llamar
a los otros mientras los gritos son más fuertes como si estuvieran
torturando a alguien allá dentro, pero cuando esa puerta en
específico se abre, Jake aparece con los ojos aguados y las manos
dentro del bolsillo de su pantalón.
Parece que estaba llorando, pero la persona que viene detrás de
ella da unos cuantos pasos y cae en el suelo. Los alaridos son
insoportables y me muestro indiferente cuando se entierra las uñas
en la garganta. Jake llora y cuando se pasa las manos por la cara,
veo como tiene rasguños en sus brazos pálidos que están todos
rojos.
@gabiiamc en Instagram
@gabriamc_ en Twitter
Las tierras se han llenado de sangre más de una vez, el clima del
pequeño pueblo con las personas más privilegiadas del mundo
parece saber siempre las cosas que presencia y es que para
muchos, puede ser un sueño vivir ahí junto con personas
adineradas, famosos, políticos, reyes, influyentes de la moda y la
música donde los adolescentes viven la vida al máximo como en las
películas, donde todos luchan por tener atención pero lo que nadie
sabe es los secretos oscuros que los rodean y que están detrás de
esa fachada de personas perfectas.
Las cosas que tienen que hacer para poder sobrevivir nadie se las
imagina y es que cada uno de los integrantes de ese pueblo
privilegiado carga en sus hombros el peso de cada uno de sus
actos.
La ley de pagas lo que haces con intereses y demás en esta vida sin
importar quien seas o que hagas es lo que tiene a Jakeline Calandra
con el corazón cabalgando dentro del pecho al ver lo que sucedió.
Lucy Beckett no sabe quién es la mujer, pero parece tener una idea
al darse cuenta que todos la conocen y parecen tenerle respeto.
Jake aprieta sus puños clavándose las uñas en las palmas para
aguantar la impotencia que le llena el cuerpo y es que ella no
entenderá jamás la razón de esa mujer para hacer tal cosa.
«En algún momento pensó que dejaría de dolerle» Pero cada vez
que pasaba sentía lo mismo, nauseas, dolor y ese pensamiento
constante de si merecía todo lo que le tocaba vivir. Rose cerró los
ojos mientras sintió la bilis en su boca cuando su padre acabo y
beso su frente.
Era algo que él siempre hacia, eso y tocarle los pechos cuando
terminaba. Se incorporó y se sacó el condón, sin tener idea del
sufrimiento que le causaba a su hija y si lo tenía, no le importaba
porque Rodrigo Bush tenía ese pensamiento de: son mis hijas y
deben complacerme en todos los aspectos.
Él seguía molesto, sabía que Rose había tenido algo que ver con lo
de Marta pero en vez de discutir, poso sus ojos en su hija que se
abrazaba a si misma intentando tapar la desnudez de su cuerpo lo
que le molesto.
—¿Por qué te tapas? Si siempre te digo que me gusta ver todo de ti,
no debes avergonzarte pequeña... todo lo tienes perfecto — susurró
tomando el rostro de su hija y obligando a que lo mire.
Así como se sentía desde que era una niña, inclusive hasta el punto
donde comenzó a creer que era el afecto que merecía, que era
normal inclusive los abusos constantes porque nadie nunca se
preocupó por ella ni sus hermanas, ni siquiera su propia madre y
todo eso se lo guardó para sí misma una vez más, sin atreverse a
contárselo a nadie cerrando los ojos tratando de pensar en otra
cosa, imaginándose que en algún momento no tan lejano las cosas
cambiaran para ella y que quizá, Marta pueda sanar.
Al Sheriff no le gusta mucho que su hija este con esa familia pero a
su esposa si, que cada vez se siente más orgullosa de que su
pequeña lleve el nombre de su familia en alto siento un miembro
más del grupo elite del pueblo.
—Creo que todos aquí saben que cometieron un gran error al actuar
a espaldas de su padre para salvar a una rata que estaba más que
muerta desde hace tiempo... — dice con el tono calmado pero hay
algo en la voz de la mujer que infunde miedo y que te hace
enderezar la espalda.
Sus ojos verdes deslumbran y Lucy admite que tiene porte para
mandar y hacer que todos te hagan caso con simplemente respirar e
inclusive que hasta le hace recordar en algunos aspectos a su
madre pero Alukah fue una mujer incomparable y perfecta, que
inclusive en los últimos alientos de vida, le hizo saber a su hija que
sería poderosa y que todo lo que quisiera para su vida, lo lograría.
—¿Y tú por qué estas así? — Pregunta con una mueca en los labios
que los tiene pintando de rojo mate de forma perfecta — No
entiendo cuál es tu dramatismo, si de igual forma sabias que ella iba
a morir y más bien, fue la muerte menos dolorosa que pudimos
darle... —
Jake sella sus labios y todos están en silencio inclusive Angel esta
serio como si algo muy importante estuviera sucediendo hasta que
da un paso al frente mirando a su tío que reconoce esa chispa en
sus ojos.
—¿Es un adiós?
Se coloca los lentes y toma el sobre como si fuese suyo, mira hacia
todos lados con lentitud, viendo la espalda de su acompañante y
camina hacia el pequeño puesto de helados donde pide uno a la vez
que saborea la destrucción que pronto manchara ciertas familias de
este pueblo.
Jake siente una presión en el pecho, todo le pesa y que Joseph sea
ajeno al verdadero motivo de sus palabras, le jode. Las palabras
que Ángel le dijo se le repiten en la cabeza y ella solamente pega su
cabeza al pecho de su hermano.
«Tus padres están aquí, no diré nada pero necesito que me digas
cómo esta Marta»
Aun llora por las noches por su partida, pero ha aprendido a lidiar
con el dolor de su partida.
Y ellos saben lo que eso significa, porque hay cosas que la cultura
Fairchild no perdona y son el incumplimiento de las reglas que
hacen posible que todos los monstruos tengan una convivencia
buena y sean lo que son ahora.
Mamá parece que está durmiendo, pero una parte de mí, me grita
que no sea tonta, que mamá desde luego que no está durmiendo
porque ellos la mataron. Mamá está muerta y una especie de
recuerdo doloroso pasa ante mis ojos, mis oídos no captan el sonido
sordo que producen las patadas que le lanzan a su cuerpo y
recuerdo perfectamente tres cosas.
El frío de Rusia, su nariz roja y sus ojos azules llenos de vida, que
me brindaban paz y esas ganas de ser tan letal como ella.
Dijo que haría todo lo que yo quisiera si daba la orden de que mami
fuera eliminada del mundo, pero no pude porque no le haría eso a
mí mami. Él dijo que entonces me costaría muy caro no haber
tomado esa decisión y que entonces mi decisión solo alargaba las
torturas hacia mi mamá.
—Tu madre es una débil. — Susurró— Ahora nos toca jugar contigo,
pequeña reina.
—Una maldita terca que hay que tomarla a las malas para
doblegarla. — respondió el de las órdenes mientras se acercaba a
mí y me tomaban de los brazos, obligándome a sentarme.
El hombre sonrió.
—Te odio, eso fue por mi madre...— susurré con una sonrisa
cuando el doctor me inmovilizo tomando el control de mis manos por
las cadenas que cerro contra la cama.
Abro mis ojos de golpe. Una sola lágrima se desliza por mi mejilla.
Mi mano viaja a mi cabello, tocando exactamente ese lugar y puedo
sentir el escalofrío que sentí en ese momento, inclusive el miedo me
abarca, pero me obligo a mantener el control, a la vez que mi
subconsciente me recuerda que es solamente un recuerdo.
La verdad es que son muchas cosas que tengo en las que pensar,
pero sé que en este estado no soy capaz de hacer nada o al menos
no hasta que encuentre un balance. Quiero recordar a mi mamá,
pero eso significa un montón de problemas que no estoy con ganas
de recordar porque hay recuerdos buenos, pero la mayoría son
malos, que me llevan a una época de mi vida que quiero creer que
es lejana cuando no es así.
La puerta suena y se abre dejando entrar a Consus que me dedica
una sonrisa corta cuando me recorre con la mirada. Mi cabeza se
queda en blanco y por inercia le respondo la sonrisa también,
aunque lo único que quiero hacer es desquitar lo que siento y lo que
me atormenta con una persona a la que pueda hacerle tanto daño
que todo el caos en mi interior desaparezca.
Esas eran cosas que me hacían pensar que la persona que estaba
detrás de todo, me conocía, pero eso no tiene sentido, no cuando
todas las personas de mi pasado están muertas y no hay ningún
familiar con vida que quiera perjudicarme.
Espero que cuando ese momento llegue, todos los problemas y las
incógnitas las haya resuelto porque no pienso dejar cabos sueltos.
—Te estábamos esperando para cenar — avisa y sus ojos del color
del acero, fríos y calculadores, se ablandan solo un poco cuando
añade: — Ven a sentarte para que empecemos el festín.
—Entiendo...—
Las otras tres madres influyen una especie de respeto, pero Sonia
influye miedo a cualquier persona y sus ojos verdes me recuerdan
tanto a los de Crono, solamente que los de ella tiene esa chispa de
astucia, dureza y vida que los ojos de Crono le hacen falta, ya que él
siempre parece estar en otro planeta, con ganas de meter un
tenedor en el tomacorriente.
Él menea la cabeza.
—Hable con mis hijos sobre las cosas que sucedieron últimamente,
desde el homicidio de Dove Bush hasta lo último que ha sucedido; el
plan suicida sin sentido de salvar a alguien que no lo merecía — las
palabras del patriarca son frías— No sé si lo sabías, pero
pertenecemos a una cultura donde para poder estar en ella,
debemos ser fuertes e inteligentes. Tenemos nuestras propias
reglas y hacemos cosas que quizá al resto no le parezcan buenas ni
ideales, pero no nos arrepentimos de ello.
Apreté mi mandíbula.
—¿Qué es el consejo?
Sonia sonríe y es quien responde: — Un grupo de personas de
nuestra misma cultura que decide los castigos de las personas que
incumplen nuestras reglas y la muerte, es una de ellas, Lucy y nadie
puede interferir cuando todos llegan a un consenso.
Parece que veo en rojo y cuando siento las manos de Caleth en mis
hombros, volteo a mirarlo con los ojos llenos de lágrimas mientras
Crono lee en voz alta:
JAKE
La felicidad y la vida.
El frío toma mi cuerpo sin importar que esté abrigada, parece que mi
subconsciente quiere empeorar el remordimiento que habita en mí
porque la imagen de Marta en medio de un charco de sangre se
repite en mi cabeza, Marta guindada al techo como un animal,
desnuda y torturada, completamente lastimada de la cabeza y abro
los ojos cuando siento que es demasiado.
Me mira por encima del hombro, mientras sus pies están haciéndole
estabilidad a la motocicleta para evitar un accidente, se saca el
casco de color negro y apaga el motor.
«No quiero estar aquí». Parece que entiende lo que siento y una
sonrisa burlona se extiende por su rostro. Lo conozco tan bien, que
me gustaría pensar que no disfruta ver la mueca de aflicción en mi
rostro, pero no es así. La disfruta y mucho, tanto que resulta molesto
y no puedo controlar lo que pasa por mi cabeza una y otra vez.
—Es peligroso...—
—Eso sería una cita para todos los que nos vean ahí, no tengo
ganas de alimentar rumores sobre un romance que no existe y
menos ahora que tengo novia además de que ya te paso la etapa
esa de «estoy enamorada de Caelus» cuando solamente eran
ganas de joder porque estás bien enamorada por tu propio hermano
prácticamente desde que naciste.
Suelto un bufido.
—No tiene sentido que digas esas estupideces ahora...—
Doy un paso atrás y mis brazos se caen a mis costados, sin fuerza.
Por la forma en la que lo dice no puedo evitar sentir una presión en
el pecho y entorno mis ojos porque nunca habíamos hablado sobre
ello y, de hecho, todos los involucrados habían hecho como si nunca
hubiera sucedido nada.
Menea la cabeza.
—Pues no.
—¡No tú, pero yo sí! —Exploto y las lágrimas me llenan los ojos—
Entiende que por mi culpa ella estaba así.
—Vámonos. — insisto.
Menea la cabeza.
—No.
—Caelus...—
—Bájale a esto...—
Lo conozco tanto para saber que está reprimiendo todo lo que pasa
por su cabeza lo que hará su estallido más catastrófico. Le ocasioné
problemas pidiéndole que salvara a Marta, que Caleth se enterara
fue la cereza del pastel y que Sonia haya matado a Marta lo jode
todo.
Da un paso al frente.
—Caelus...—
—Dímelo.
—No puedo.
—Basta.
—¿Katherine te lastimo?
—Marta no tenía que estar ahí, no tenía que presenciar todo eso...
— susurro, perdida en la imagen que brinda mi cabeza y él sonríe
con burla.
—Eso no te impide hacer cosas malas, Jake porque sé que las has
hecho— susurra — Y pronto voy a descubrirlo todo, así como tú
sabes las cosas que nadie sabe de mí, quiero saber todo incluido lo
que tanto escondes.
—¿Así de fácil?
—Así de fácil.
—La única vez que tuvimos sexo fue para descubrir mis sospechas
de que algo pasaba entre Joseph y tú. Te vi de forma insignificante
hasta que todas esas contradicciones en tu rostro, la forma en la
que mentías y muchas veces dejabas de hacer cosas por ti por
complacer a los demás me hicieron darme cuenta de que no tan
insignificante como parecías y luego te conté mi secreto, te conté lo
que sucedía en mi familia y no te fuiste a pesar de haberte
asustado, seguiste ahí y no le dijiste nada a nadie aunque
fácilmente podrías haberlo hecho— me mira — No me debías nada
y aun así seguiste guardando cosas por mí, así que espero que en
algún momento aceptes como eres y tus decisiones sin importar las
repercusiones que tendrán en otros porque ser egoísta no es tan
malo como hacen creer.
—Jakeline.
—Recibí una carta — suelto con rapidez — recibí una carta cuando
fuimos todos a San Lucifer, era una amenaza donde dejaban muy
claro que no querían que tuviera el bebé, que tendría que pagar
todo lo que he hecho y que sabían todo, Caelus y la letra de la carta
era de... era de Katherine.
—No tengo idea, pero si Rodrigo y Marcus son socios, seguro lo son
desde hace años y eso implica que se conozcan o que exista una
posibilidad de que ellos se hayan visto o compartido palabras, hasta
quizá algo más...—
Doy un paso hacia atrás, sintiendo las hojas secas partirse debajo
de mis pies.
Tengo los ojos cristalizados, exactamente como los tenía esa vez,
ese día donde estábamos en medio de la nieve en Rusia, pero esa
no era una experiencia linda para mí, porque mi mamá no estaba
sonriendo como a mí me gustaba, mamá en cambio, estaba dormida
en el suelo y de su cabecita salía sangre.
—¿No tienes frío?— pregunté con la voz débil. No sabía que era lo
me habían hecho, pero sentía una punzada horrible en mi cabeza y
había una venda, tapándome la mitad de ella.
—Mami, por favor abre los ojos. — digo, con mis ojos cerrándose
solos por el cansancio y me quedo quieta, esperando que ella haga
lo que le pido, pero no lo hace.
—¿Y qué?
Me siento tan débil, tanto por lo que veo como por lo que recuerdo y
no me gusta sentirme así. No me gusta repetir los recuerdos más
dolorosos que tengo, no me gusta volver a imaginar esos tres días a
la intemperie donde solamente lloraba y trataba de sobrevivir al frío
que me carcomía los huesos, donde me aferraba al cuerpo de mi
madre con la esperanza de que ella despertara, pero la verdad es
que nunca lo haría.
Esa era otra cosa que no entendí, hasta tiempo después cuando
supe el verdadero significado de lo que me habían hecho. De hecho,
no entendía muchas cosas hasta que una semana después, cuando
estaba en una casa de acogida, en una noche lluviosa donde el
cielo parecía entenderme, recordé aquello que por alguna razón
había olvidado y entonces supe todo lo que tuve que pasar.
En medio del caos que pasaba en mi interior, del efecto que había
tenido esa simple oración para mí, crucé miradas con Ángel
recordando esa vez en la cabaña donde le había visto leyendo ese
periódico que jamás olvidaría en mi vida.
Pero ahí estaba él, sosteniéndome para evitar que cayera al suelo y
de alguna manera dándome algo de fuerzas.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Saber que mi mamá duro tan poco tiempo conmigo me hace hervir
la sangre y que fue por culpa de unos imbéciles que solamente
querían descubrir que es lo que pasaba por nuestras mentes, que
era lo que nos hacía ser así, me molesta. Que me hayan hecho
daño, me molesta. Que algunas veces no tengo control sobre mi
misma y termino cometiendo una locura, me molesta. Ahora que de
repente, mágicamente alguien ahora esté intentando jugar con mis
puntos débiles, me molesta.
Peleo que ese hombre, pero siento que no tengo la fuerza suficiente
para que se aleje.
Siento los labios resecos y tengo mucho frío. Necesito los abrazos
de mi madre, pero ella no está.
Ella no volverá.
Y cada vez siento que es inútil luchar, porque siento que jamás
saldré de aquí.
Busco los ojos de los chicos que tienen los rostros en blanco, que
no esté Jake y Joseph solamente me deja en claro que debieron
haberse ido a su casa y eso me enoja un poco, porque quería
preguntarle un par de cosas a Jake. No entiendo que es lo que
pretende Caleth con todo esto en vez de estar buscando las
respuestas a todo lo que está pasando, pero tampoco siento que
debo exigir respuestas aquí y mucho menos delante de un
desconocido.
—Nuestra familia tiene cierta debilidad por las pinturas clásicas, los
retratos de nosotros mismos incluso más que las fotografías—
Consus habla desde su sitio, haciendo que lo miremos. Se encoge
de hombros y se mueve ligeramente desde su sitio del sofá. —
Ralph es el que nos ha venido haciendo las pinturas desde hace
cinco años, exactamente.
—Le pedí que viniera desde España para que les hiciera un retrato
a ustedes siete, — dice Caleth alejándose ligeramente y no muestro
ninguna emoción en el rostro, solamente concentro mis ojos en el
hombre que ha conocido a la familia por más de cinco años.
Recuerdo el retrato familiar que hay en el comedor, la firma y... la
suposición de que sea de él llega rápidamente a mi cabeza mientras
tengo un ligero recuerdo de la fiesta de compromiso de Rose y
Joseph donde también había un retrato, donde me di cuenta de que
no eran solamente dos hermanas Bush y recuerdo entonces que la
firma era la misma.
Una pequeña sonrisa se forma en mis labios y Caleth les pide a sus
hijos que se levanten para ir al salón, que imagino fugazmente cuál
es, aunque a decir verdad, es exorbitante la cantidad de lugares que
hay en esta mansión que hasta siento que no los he conocido todos.
Me relamo los labios y una cabellera roja se gira hacia nosotros, una
sonrisa tensa se apodera del rostro de la mujer y ella coloca dos
taburetes en el suelo mientras abre la boca ligeramente al vernos.
—Mi hijo Consus es fanático sobre el arte junto con Cristian, así que
algunas veces me entero sobre ciertas cosillas que tratan sobre
pintores sin importar que sean de otro continente— explica y la
mujer pestañea hacia los cinco seguramente tratando de adivinar
quién es quién.
—¿Ella es Lucy?
«Por alguna razón combina con las botas que cargo». Lo que me
lleva a pensar que las madres en realidad piensan en todo y por
desgracia, no puedo admirar lo bello que es cuando lo único que
quiero es que lo que sea que quieren hacer con pintarnos termine
rápido para poder llevar a cabo lo que pensé toda la noche.
—¿Hay algún problema con ello? — inquiero y ella frunce los labios
viéndose realmente inocente.
Me saco el pantalón.
—No. — Le contesto — Solamente estoy de intercambio aquí.
—¿Por qué?
—No, fue hace dos semanas que supe que vendríamos cuando el
Ministro nos contactó.
—Por supuesto.
—Por mí está bien así— le digo y los chicos no dicen nada lo que
parece una señal para ella, ya que se sienta en el taburete detrás
del lienzo junto con Ralph.
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Capítulo 80 (*)
LUCY
Mis ojos evalúan el lienzo gigante que casi podría abarcar una de
las paredes. Siento mis piernas algo entumecidas por el tiempo que
estuve sentada, tratando de mantener la misma expresión para que
el retrato quedara perfecto.
Supongo que esas son cosas que no puedes ocultar por más que lo
desees.
Ángel en algún momento mientras le lanzaba piropos, le pregunto
sobre cómo era su país natal, España. La pelirroja le contesto de
forma cordial diciendo que le gustaban las calles y la cultura, los
colores que representaba el país para ella haciendo que el primo de
los cinco soltara que pronto iría a visitar España y que esperaba que
ella le diera un paseo por Barcelona.
Contengo las manos porque las ganas de tocar la textura que hay
delante de mis ojos no me faltan. Caleth, que lleva en la esquina
concentrado en su teléfono, atendiendo llamadas y de vez en
cuando hablando con Ralph mientras el segundo hacia su trabajo,
se acerca y le da una palmada en el hombro al pintor que lo mira sin
ningún tipo de expresión en el rostro.
—Cada día más sorprendido de tu trabajo, —le dice y sus ojos del
color del acero se fijan en ese pequeño detalle que no pensé que se
vería. Las manos entrelazadas que tenía con sus hijos.
En especial, Ángel.
—No hables tan fuerte que después tu papi va a enojarse porque les
prohibió algo que llevan haciendo desde hace mucho tiempo—
suelta con burla clara en la voz y luego fija sus ojos negros como la
más oscura de las noches en Caleth que esta de espaldas hablando
con el teléfono pegado a la oreja— ¿Qué pensara mi tío?
—¿Podrías irte? — soltó Crono con cierto hastió —Tu voz y tus
estupideces me hacen doler la cabeza.
El oficial la mira.
—Quizá para el otro año, Sonia pueda estar aquí— Caleth contesta
con una sonrisa tranquila mirando al hombre que, por alguna razón,
parece relajado, pero a la vez tenso.
—La única de tus esposas que nació en este pueblo elitista...—
murmura el oficial con cierto tono que no logro entender y Caleth
asiente colocando su mano en la cintura de su esposa.
—Ella estaba bien hasta que nos dimos cuenta de que Marta lleva
varios días sin llegar a casa— dice— Esa es la razón por la que
estoy aquí, Caleth. Marta antes de irse de casa, nos dijo a mi
esposa y a mí que estaría en un viaje con ustedes, pero... No la he
visto por aquí.
—Marta no es así.
—Mi hija no haría algo como eso. — repite con negación y pues
tiene razón, su hija no se escaparía de su casa porque su hija lleva
muerta al menos veinte horas y llevaba secuestrada quizá dos días
en la finca de Rodrigo Bush siendo torturada y violada por el mismo
hijo de puta que tiene a Marcus Bundy escondido en su casa.
La idea de que Marta engañara a sus padres de todas las cosas que
le sucedían me parece absurda, más cuando hasta yo, el mismo día
que la conocí, supe que algo no encajaba en ella.
—Lo del joven Bonnet nos tiene a todos en la oficina confundida
porque aún no lo hemos encontrado y su familia quiere respuestas
que no podemos darles. No hay evidencia, no hay nada que nos
sirva para armar un caso y...— dice con voz emotiva y mira a Sonia
con los ojos ligeramente abiertos — ¿Y si algo así le sucedió a mi
hija?
El pintor y la pelirroja.
«Pero no será tan simple porque tuvo que pasar por la iniciación
para ser una esposa», pienso a menos de que Ken no sea de la
misma cultura que los cinco, pero eso me parece absurdo tomando
en cuenta que Ángel es más sanguinario de lo que parece y la forma
en la que Ken actuó cuando supo lo que le hice a Dove.
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CAELUS
Había muchas cosas que jamás pensé hacer, pero que ahora
efectivamente estoy haciendo y pensando, también.
Mi chica.
Dicen que se irá conmigo o lo digo yo, no estoy tan seguro porque
mi cabeza está concentrada en otra cosa y mi mirada se convierte
en hielo cuando miro a primo y la sonrisa que tiene en el rostro no
me gusta para nada.
«Tengo suficiente con que Jake tenga secretos con Ángel». Esas
son otras cosas que han estado rondando en mi cabeza desde ayer
junto con la reacción de Lucy al ver el nombre de esa mujer en el
cartel.
Mi madre, Sophia, asiente desde su sitio con sus ojos sobre los
míos. Papá no está porque se fue a San Lucifer a resolver unos
inconvenientes con la mercancía, Sonia seguramente está con las
otras madres preparando todo para el vuelo de Ralph y Elsa, asiento
y soy quien sale primero del comedor sintiendo las palmas de las
manos sudadas y la vena de la sien latiéndome al mismo tiempo
que mi corazón da cada latido.
Cada vez que cierro los ojos, la veo a ella de rodillas en el baño del
Colegio, recuerdo cómo en el pasillo, sus manos se movieron sobre
mi miembro y me hizo venirme justo así, sus labios sobre los míos
luego, ese beso en la cena de recaudación anual, su promesa, esa
chisma en sus ojos azules que de alguna forma me irritaba y me
gustaba.
Ese deseo es peligroso para mí, que jamás me había sentido así y
para ella, porque ahora es más que claro que no la dejaremos ir tan
fácilmente.
Ahora veo la burla en sus ojos azules que son tan oscuros como los
secretos que sé que guarda. No he hablado sobre ello con mis
hermanos, es más, no hemos hablado sobre ella porque sabemos
que tenemos algo en mente, pero ninguno es capaz de decirlo o al
menos no ahora, pero sé que llegará el momento y espero que ella
sea tan fuerte como dice ser.
Ataco sus labios intentando dejarle en claro que estoy molesto por
todo lo que siento y ella se pega a mi cuerpo respondiéndome con la
misma furia que yo tengo, mi cabeza solamente repite que un simple
beso no será suficiente y mis ojos se abren, buscando la puerta que
consigo y donde la empujo después de abrirla, separándome por
una fracción de minutos antes de cerrar la puerta con seguro y
volverla a besar chocando su espalda contra el pequeño closet de
una de las sirvientas.
—Vamos a llegar tarde...— ella susurra cuando bajo por su cuello,
dejando pequeños besos húmedos mientras mis manos aprietan su
cintura.
Me acaricio por encima del pantalón, seguro del voltaje que tengo y
luego lo saco, tocándomelo con una mano mientras recupero la
cercanía.
—Sí... —
—¿Qué?
—Te dije que te arrodillaras, Lucy. — repito. Mi voz lo
suficientemente ronca y demandante, dejándole claro que quiero
que lo que digo se cumpla sin importar nada mientras mi erección
está más dura que nunca.
Ella abre sus labios y se los relame. Pienso que va a protestar, que
va a decir algo, pero lentamente se deja caer sobre sus rodillas y me
mira desde abajo, sus ojos azules haciéndose más grandes,
dilatados y acaricio su mejilla con mi mano libre, con cuidado.
Tengo una idea y quizá es por eso que cada vez me siento atraído
mucho más hacia ella, porque necesitamos a alguien tan letal como
nosotros a nuestro lado.
—Quiero que te quede claro...— digo con la voz ronca y ella sonríe,
pasándose la lengua por los labios.
—No.
—¿No?
—No porque no soy de ustedes — responde segura y luego añade
rápidamente— Ustedes son míos, Caelus y eso es muy diferente.
LUCY
Dorian, que ahora no tiene el cabello rubio como la última vez que la
vi, sino que tiene un estilo completamente diferente. Se lo cortó
hasta los hombros y lo tiene pintado de color negro. A su lado está
Rose, con el cabello azul más opaco y amarrado en una coleta alta.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
—¿Y qué?
Lo miro a él.
—Pues, lo besé y ella nos vio.
—¿Lo besaste?
—Pues sí.
—¿Por qué?
Pero después de todo, las cosas no pueden ser tan perfectas para
ser ciertas.
Ella tiene los ojos fijos en mí, es joven, no debe de llegar ni a treinta
años, pero no sabe usar el cerebro y cree que teniendo el papel de
"Profesora correcta" esconde que le gusta un menor de edad que
además en su alumno.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Llegamos a la cafetería, la mesa está ocupada por Consus, Cristian,
Caelus y Caebrán. No hay rastro de los mellizos Calandra, y mi
mente me recuerda que no hay posibilidad de que Marta aparezca
porque ella está muerta.
Los carteles que dicen que des cualquier información sobre Joe
están repartidos por todas las paredes porque no importa que haya
pasado ya un tiempo, supongo que los padres de él no aceptan —
cosa que deberían— la posibilidad de que su hijo este muerto.
Dorian.
No pensé que la vería más pero aquí esta. Había rumores de que se
iría del colegio, pero ya veo que son falsos y mi cabeza evoca el
recuerdo de la última vez que la vi, que fue cuando hablo con Marta
en el baño sobre "él" y las mismas sospechas que sentí en ese
momento se encienden.
Twitter: @gabriamc_
Instagram: gabiiamc
Legami di sangue
ESTA ES LA PARTE 1
JAKE
Muy joven para tener tanto peso en los hombros, pero supongo que
eso, nadie puede cambiarlo ni nada puede liberarme de todas las
ataduras y las cadenas que tengo solamente por ser quien soy.
—Yo iba a ir a ver a Lucy...— suelto y mamá me mira con los ojos
entornados.
Controlo las ganas de llorar por las hormonas y por todo lo que ha
estado pasando últimamente, trato de ser fuerte recordando que
todo se lo estoy trasmitiendo a mi hijo o a mi hija. Joseph no dice
nada en todo el trayecto y se lo agradezco porque no estoy bien ni
mucho menos preparada para pelear o enterarme de algo más.
—Entiende que...—
Él me interrumpe.
Abro los ojos y lo miro con los ojos cristalizados, dándome cuenta
de cada detalle de su lindo rostro y sintiendo el hormigueo en mis
labios porque quiero besarlo.
—Tengo miedo.
—Joseph irá.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Caminamos uno al lado del otro por las tiendas que hay en el único
centro comercial que hay en Hiverdele.
«Eres un estúpido».
Le envío:
Contesta:
«Estábamos ocupados».
Voy a contestarle algo con sarcasmo, pero otro mensaje de él
aparece en el chat.
Él contesta:
«Pues, mis papás harán una cena para intentar arreglar los
problemas que según hay entre Rose y Joseph».
«¿Cuál es?»
—¿Pasa algo?
—Vi una tienda que tiene los vestidos que te gustan, podemos
entrar ahí.
Ojeo a mi hermano.
—Sí.
Supongo que esas son una de las cosas que no puedo evitar, él tire
y afloja de nuestra "relación" que es más una dependencia que me
lleva al grado de no poder vivir sin verlo o tenerlo cerca y por
primera vez, admito dentro de mí que quiero tener el bebé porque es
como sí, fuese algo nuestro que será puro y limpio por primera vez,
ya que todo lo que nos junta a Joseph y a mí, está corrompido y es
absolutamente malo, oscuro e incorrecto.
—¿Formal o informal?
—Diría que es familiar. — Joseph responde por mí sin alejarse —
Pero ninguno de los dos estamos emocionados por ir, pero quiero
que ella deslumbre porque será un día importante.
—Un poco ancho y corto, el tono de azul podía ser eléctrico con
algunas lentejuelas...— musito y paso mis ojos sintiendo la
respiración de Joseph por encima de mi cabeza por el montón de
vestidos concentrándome en uno que llama de inmediato mi
atención.
—¿Qué tal?
—Deberías probártelo.
—¿No te importa?
—¿No...?
—¿Por qué?
—No digas que nuestro amor será aceptado de manera tan fácil, —
prácticamente jadeo cuando muere la piel de mi cuello presionando
más la palma en ese punto sensible que cosquillea y prosigo: —
cuando ambos sabemos que no está bien por muchas razones.
—Muy egoísta — lo miro, cuando sus labios se juntan con los míos
y me da un pequeño beso húmedo que me pone a vibrar todo el
cuerpo, y añado: — Ahora lo eres más cuando nos hacemos tanto
daño...—
—¿Paso algo?
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
—¿Seguro?
—Estás tan loco...— digo, soltando una pequeña risa nerviosa que
termina en un jadeo cuando saca el pequeño anillo.
—Esto es...— susurro cuando veo el anillo — Esto es tan malo, pero
no puedo evitar sentirme nerviosa y extrañamente feliz, Joseph.
Twitter: gabriamc_
Instagram: gabiiamc
Legami di sangue
Jake
Hay cosas que llegan sin que las esperes y, a decir verdad, esas
son las mejores.
Mi bebé.
—¿Esperanzas de qué?
Me relamo los labios que los tengo resecos sintiendo todos los
latidos de mi corazón en los oídos.
Caminamos uno al lado del otro sin compartir ninguna palabra, pero
él me agarra la mano y la entrelaza a la suya con cierta gentileza.
Me relamo los labios pensando si he hecho lo correcto, si le traerá
problemas a mi hermano más de los que ya tenemos, pero ya es
tarde.
Él soltó una carcajada y ese sonido fue tan horrible que un vacío sé
perpetuo en mi estómago.
—Si no lo haces, te lo haré yo a ti — él respondió, colocando sus
manos dentro de los bolsillos de su pantalón de vestir negro.
Embozó esa maldita sonrisa que en algún momento me llego a
aparecer atractiva solamente por ser miembro de esa familia llena
de secretos y mentiras a la que me había ligado sin darme cuenta.
Ángel era solo dos años mayor que yo y no entendía cómo era
capaz de hacer algo como esto.
—¿Qué?
—Como escuchas — afirmó y luego chasqueo la lengua mirando al
hombre que no paraba de llorar, se acercó y tocó su barbilla,
obligando a mirarlo. Los ojos del hombre al que no conocía, pero no
podía evitar sentir lástima, se abrieron y se llenaron de pánico. —
¿Por qué pones esa cara tan fea? No estamos haciéndote nada
aún...—
—Esto no es un trabajo.
—Esa cara que dice «Algo anda mal conmigo» — frunce las cejas
— ¿Hay algo que no me estás contando?
—¿Y?
—Es que siento que... — comenzó, pero calló cuando se dio cuenta
de algo que estaba detrás de mí.
—No lo haré.
—Me enteré hace algunos días, señora — Rose respondió, con una
sonrisa más que falsa que mi madre pareció tragarse.
—No lo siento así — Joseph soltó con ironía y miró a Rose — Por
favor, convence a tu padre de que deje de pensar tantas
estupideces porque tú y yo no estaremos juntos jamás.
—Te desconozco.
Levanta la mano dispuesta a volver a pegarme, pero se la agarró
enterrándole las uñas en su carne.
—¿Por qué le eres infiel a ellos cuando sabes que, si se dan cuenta,
te van a matar? — suelto y ella se llena de pánico —Y lo hiciste con
él, cuando sabes que lo único que te mantiene viva es que aún les
diviertes...
—Caelus no me importa.
Prefiero callar, aceptar que Rose esté con Joseph, prefiero dejar mi
felicidad porque está mal. Está mal lo que siento y está mal lo que
hacemos mi hermano y yo.
—¿Creíste que nunca me enteraría? — Katherine se ríe — Siempre
lo espere de ti, pero sigue pareciéndome algo muy bajo, ¿qué
necesidad de follarse a Caelus, Jake, intentas alejarlos de mí?
Porque no voy a permitirlo si es así.
—¿Qué hiciste?
Aprieto el teléfono y siento cada uno de los latidos de mi corazón, la
piel se me eriza y siento que me quitan el aire, las lágrimas se
deslizan por mi rostro.
La misma culpa que siento cada vez que tocó a Joseph, la misma
culpa que sentí después de follarme a Caelus, la misma culpa que
sentí cuando maté a esas personas por Ángel, cuando entregué a
Marta para salvarme a mí, cuando lo permití, la misma culpa que
siento en este momento por ser quien soy y por tener que hacer
estás cosas para sobrevivir.
—¿Dónde estás?
Sollozo.
—En mi casa.
—¿Estás sola?
—Sí, ella descubrió... descubrió y me molesté. No sé qué hice, pero
yo no quería hacerlo, yo...— sollozo otra vez.
—No tendrán dos — Rose suelta y sus padres, Marcus y mis padres
se voltean hacia ella.
Todos nos miran y aún veo confusión en sus ojos. En los ojos de
todos y Joseph me mira mientras me relamo los labios que los tengo
resecos.
—¿En verdad tengo que decirlo yo? Porque todos nosotros somos
tan ciegos cuando queremos que me resulta divertido— Rose
aprieta los puños por encima de la mesa y Marcus no disimula
mirándola con cierta burla.
—¿Es un chiste de mal gusto, Joseph? — papá sisea con los ojos
fijos en ambos y nunca nos había visto así.
Joseph pelea con mis padres que salieron y los gritos me aturden,
me tapo los oídos con los dedos, pero la punzada no desaparece.
Se hace más grande y siento un pequeño cosquilleo en el pequeño,
la vista se me nubla, abro la puerta del auto, logro mantenerme de
pie, pero murmuro el nombre de mi hermano cuando siento que me
quedo sin fuerzas.
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LUCY
Se acercan a nosotros.
Cada paso que dan, es unos segundos que resto en mi cabeza para
el ataque inminente y que por fin se descubra y se rompa todo el
suspenso que se ha creado alrededor de nosotros desde que nos
dimos cuenta de que Dorian y Rose venían hacia nosotros.
Son cosas que, por más que pienso, no consigo respuesta para
algunas acciones de Marta que lastimosamente no puedo obtener
porque ella está muerta.
Que Rose este con Dorian me tiene sin cuidado porque aprovecharé
esa "amistad" o "sociedad" para conseguir lo que quiero sin importar
el precio. Me muestro tranquila, sin cuidado al hecho de que todos
se centran en nosotros y en las dos chicas que se acercan hasta
que llegan a nosotros, como era de esperarse.
No soy la única que lo nota, los chicos lo hacen también por la forma
en la que la miran con cierta confusión, Rose a su lado tiene la
mirada cansada y ojeras marcadas, algo de rubor en las mejillas y el
cabello azul que parece más verde porque seguramente no sé ha
retocado el color, lo que significa que ha estado descuidada o que
Dove era la que mantenía también en el equilibrio de eso en su vida.
—La verdad es que ambas me dan pena ajena y lo único que quiero
es comer con tranquilidad y con mi novia junto a mis hermanos, no
estar rodeado de estúpidas que no tienen vida propia y andan
pendiente de los demás — suelta y Dorian aprieta su mandíbula
sacando una de las hojas que tenía presionadas contra su pecho.
¡Ayúdanos a encontrarla!
Los últimos en verla con vida fueron los Fairchild, todos haremos
una búsqueda para encontrar a uno de los pilares fundamentales de
nuestro querido pueblo.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
—¿Perdón?
—No hay pruebas ni testigos — ella dice — No hay nada con lo que
puedan implicarnos y si Rose Bush sigue participando en esto,
confabulando estupideces e intento manchar a nuestro apellido, me
veré obligada a defender a nuestra familia destruyendo la suya
como lo merece desde hace más de tres años.
A veces Bob era muy grosero con Amy, pero ella aceptaba sus
gritos. Yo no podía meterme, porque recuerdo que mami decía que
no debemos hacer nada si no es nuestro problema, pero yo quería
hacerle algo a Bob, porque Bob era malo.
—Es solo una niña y nosotros queremos una hija — ella entrecerró
sus ojos hacia él. — No creo que sea buena idea que el Estado se
encargue de ella, es tan pequeña y frágil que deberíamos ayudarla,
¿no crees, amor?
—El daño mental que tiene esa niña debe ser gigantesco — Bob fijo
sus ojos en mí, como si por alguna razón se recordara de que estoy
aquí. Tengo los ojos abiertos, pero puestos en el techo desde que
me di cuenta de que iba a verme, estoy acostada a una camilla
conectada a una máquina como he estado desde que llegue.
No he hablado con él, ni con Amy. Solo he escuchado y visto la
forma en la que se refieren a mí y a mi madre.
—¡Estás loca! — él siseó — No creo que sea una buena idea, sin
contar todo el papeleo y las excusas que tenemos que darles a
nuestros allegados cuando nos vean llegar con una niña de diez
años con signos visibles de tortura y desnutrición.
—¿A ustedes?
—Sí.
—¿Por qué?
—Porque sería negligencia del núcleo de seguridad al saber que
Alukah estaba en un bosque, a la intemperie en pleno invierno
porque sea quien sea la persona que se encargó de torturarlas, nos
dejó una nota. Decidimos esperar porque no queríamos
encargarnos de ese monstruo...—
—Siento tanto lo que te pasó...— dijo y por primera vez desde que
la conocí, sentí odio por sus palabras porque no haría un cambio
que lo sintiera, no cuando ella seguiría con Bob o cuando no contara
aquello que él le había confesado justo frente a mí.
Ella me ojea.
—Muy a gusto, no pensé que sería así y que congeniaría con todos
tan rápido. — contesto.
Es diferente a Sophia, ella es un poco más... dura y silenciosa. La
peor y mejor conexión.
—¿Cómo es la conexión?
No siento tensión, aunque sus ojos estén atentos a cada uno de mis
movimientos como si quisiera detectar una mentira.
—¿Solo eso?
Ella lo sabe, todos en esta familia lo saben y dudo mucho que pueda
hacerme daño con esa información. No cuando ellos también están
implicados y cuando me han dejado conocer información importante
que podría ponerlos en problemas si decido usarla.
—No somos del tipo de familia que le encanta juzgar a las personas
por lo que dice un expediente, ya sabes las mentiras sobre alguien
que se pueden colocar en una hoja y lo diferente que puede ser esa
persona.
Siento que eso también tiene doble sentido y mis ojos se concentran
en la forma en la que una de las cocineras, vierte el dulce de leche
en las pequeñas y redondas donas que luego se encarga de bañar
en azúcar glasé.
—La santa muerte. — suelto y ella asiente con una sonrisa pequeña
en los labios sin saber que acabo de decirle el nombre de la leyenda
y lo que tenemos adentro cada una de las mujeres de mi familia.
Parece creérselo.
—No—, digo yo. —Siento pena por ella, por supuesto, pero no
puedo decir que la extraño porque no la recuerdo mucho. Ella era
enfermera, casi nunca estaba en casa al igual que Bob, que era
agente de policía.
—¿Nunca supiste por qué se suicidaron?
LUCY
—No es eso.
—Se olvidan por unos minutos de todo lo que pasa, son mis hijos,
los conozco y como están tan acostumbrados a lujos y cosas
exorbitantes, sé que tendría más efecto una merienda simple que ir
a las maldivas por dos semanas para desestresarse y así volver a
tener la cabeza fresca para enfrentarse a todo lo que seguramente
sucederá en la búsqueda.
—No creo que sea algo importante, pero lo que si se es que Dorian
Bonnet está buscando la muerte con sus propias garras al querer
pasarse de lista con mi familia y dejaremos que haga todo lo que
quiera, que crea que está comiéndose el mundo, soltaremos así la
cadena que tiene en el cuello, la misma cadena que sentencia su
muerte y cuando esté volando muy lejos, nos encargaremos de
jalársela y hacerla entrar a la realidad.
Sonia frunce los labios y me mira. Bajo más la voz y lo que digo lo
digo con el propósito de saber más.
«Dime algo...»
Hay algo que como siempre no sé, pero estoy muy segura de que
voy a descubrirlo.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Hay mucha bulla, personas del pueblo con sus linternas y no hay
necesidad de más señales de que estamos en el lugar correcto que
ver a Dorian con un enorme letrero de "Busquemos a Marta y a Joe"
#NIUNOMÁS.
Crono no ha hablado durante todo el trayecto, ni siquiera cuando por
mi cuenta me senté en el asiento esperando por él porque era el
único que quería ir en auto, y yo no quería dañar mi peinado con el
viento y eso por supuesto que sonó como si Dove Bush se hubiera
apoderado de mi cuerpo.
Su cabello negro está amarrado en una coleta alta y tiene los labios
pintados de un color rojo intenso, me ve de arriba abajo y nos
extiende unas especies de banderas fluorescentes.
—Están aquí para ayudar, ¿no? — Su voz me hace doler los oídos,
pero finjo una sonrisa al ver que todos —y no estoy exagerando
para nada— tienen la vista fija en cada uno de los movimientos que
hacemos y las palabras que decimos.
Me dice que soy la luz de sus ojos, que nunca había visto unos ojos
tan bonitos como los míos y no sabe nada de mí, pero él cree que
sí.
Hago las tareas, saco a pasear al perro pulgoso que odio porque
ladra mucho y tiene pulgas, me doy cuenta de que prefiero los gatos
y recuerdo que mamá nunca me dejo tener uno, pero mi madre
adoptiva sí.
Amy o mi madre.
—Yo...—
—... Un grupo de policías estará con cada uno, las banderas sirven
para dejarla donde haya evidencia y el líder del grupo tiene un
teléfono inalámbrico para estar comunicados con los otros grupos.
Rose Bush no pudo estar presente, pero ella me ayudó a que esta
búsqueda fuese posible junto con el padre de Marta — dice Dorian y
su barato discurso parece gustarles a las personas porque aplauden
de alguna forma contentos con lo que ha dicho.
—No sabía que eras tan materialista...— soltó burlón Cris y Ángel
rodó sus ojos.
Me relamo los labios, que los tengo resecos y quiero un beso de mis
novios, cualquiera de ellos porque me gustan por igual. No son
como Londres, ellos ya han visto una versión de mí que a cualquiera
le asustaría y no se han ido ni han huido porque ellos son casi
iguales a mí.
—Creo que me duele la panza por comer tanto — Cris dice de
repente, cuando Dorian aparece con el ceño fruncido al ver que no
hay nada.
Dorian suelta un grito que me coloca alerta y de golpe los otros dos
grupos que estaban dispersos se acercan. Los chicos también se
fijan en cada detalle y tenemos que caminar hacia el bululú de gente
que había alrededor de Dorian.
—Es de una mujer, así que no hay posibilidad de que sea de Joe...
— dice otra persona que no logro reconocer.
JOSEPH
Su voz me aturde y Lucy me jala del brazo junto con Cristian para
sentarme en medio de Ángel y Crono que pestañea como si no
tratará de dormirse.
Escucho cómo se ríe Ángel, pero no puedo pensar en otra cosa que
la horrible idea de perderla. Tengo un miedo gigantesco que me
carcome los huesos y cuando termino, tomo una bocana de aire y
Caebrán me extiende una botella de agua mineral.
El corazón se me comprime.
Sale una enfermera pidiendo a los doctores y ellos se despiden,
alejándose. La sala queda en silencio sin contar mis sollozos y me
aferro a Ángel como si fuese mi jodida fuerza de voluntad. No me
interesa verme patético cuando es la única forma que tengo de
drenar todo lo que siento.
«Ella está viva». Eso me hace llorar con más fuerzas y Ángel no se
aleja, da palmadas en mi hombro y cuando me calmo, aún no me
alejo.
Asiento a sus palabras, pero eso no quiere decir que deje de estar
conmocionado por todo esto.
—¿Qué sucedió? — pregunto.
—Se hizo una búsqueda para buscar a Marta Cox organizada por
Rose Bush y Dorian Bonnet y se encontró una mano...— explica
Cristian y tengo que sentarme.
—¿Una mano?
Caelus me mira.
«Los Bush»
Capítulo 84 (*)
CAEBRÁN
Mi cabeza repasa los últimos momentos que tuve que Dove Bush,
las cosas que me decía y que me hacen reír internamente porque
ella no tenía lo que necesitaba para ser parte de esta familia
empezando por ser una vil rata traicionara a la cual no le importaba
nada más que sus intereses.
Dove era terca y envidiosa, no podía ver algo más grande de lo que
ella tenía porque de inmediato lo quería y hacia cualquier cosa para
lograrlo. Al principio, debo admitir que me divertía de cierta forma y
me llamaba la atención la forma en la que funcionaba su pequeño
cerebro, Katherine era aburrida y nos había traicionado porque la
habíamos descubierto, entre nosotros no teníamos secretos y él era
muy comunicador cuando una vez más, se había adueñado de algo
que no le pertenecía.
Recuerdo sus ojos, la forma en la que lloraba sin parar, como tenía
pequeños espasmos en el cuerpo y cómo solamente estábamos
nosotros cinco junto a ella, como todo comenzó.
Sabía lo que iba a pasar y esa era la peor de las torturas: contar los
segundos para tu muerte.
Saboreé, salivando y sintiendo el olor de la sangre que pronto
mancharía mis manos. Era un Fairchild y no había nada más
delicioso que aceptar tu propia naturaleza sin pensar en si es
correcto o no, es lo que soy, es lo que somos, aunque parecemos
dioses o personas incapaces de hacer daño.
La iniciación.
No dice nada, pero los ojos le brillan. Le abro las piernas a Lucy y
comienzo a limpiarla mientras mi hermano se acerca, le da un beso
en la frente y se va cerrando la puerta detrás de él.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Fecha: 31 de octubre.
Hora: 12 pm.
—Un poco tranquila ahora que sé que Jake está bien — respondo
porque es cierto. Cuando Caelus dijo que ella estaba en el hospital,
no pude evitar pensar en los peores escenarios donde ella terminara
perdiendo la vida, y ahora de alguna forma siento que tengo un peso
menos encima al saber que de una u otra forma ella está bien o al
menos hay una esperanza.
—Es horrible cuando sientes que vas a perder a alguien que amas.
— digo mientras giro el volante hacia la derecha pasando la curva.
No digo que los juzgo por ello, pero me parece muy hipócrita que
alguien que pertenece a este círculo, sea capaz de actuar de tal
forma cuando ha presenciado y ha hecho cosas peores. Sus padres
no sé salvan, para ser magnates y hacer parte del círculo de élite
del pueblo de una u otra forma en algún momento tuvieron que
presenciar algo atroz y quizá hasta hacerlo.
—¿No vienes?
Cerré los ojos sintiendo las gotas que me recorrían cada parte del
cuerpo y sentí cómo mis bellos se erizaban cuando una mano se
pasó en mi espalda baja. Abrí los ojos de inmediato, pegando mi
trasero a su...
Estaba tan duro como una roca que mi boca se hizo agua.
—¡Oh dios! — grite mientras lleve mi mano hacia ese punto sensible
tratando de controlar todas las emociones que me abarcan y él
parece un poseso, un adicto y un enfermo. Todo me palpita, todo me
vibra y... — ¡Oh dios, Crono! — grito sintiendo la nube de emociones
que me nubla y me hace temblar las rodillas.
Paso mis manos enjabonadas por los pectorales, por los bíceps y
llego a sus abdominales, a su parte íntima y a su trasero que aprieto
haciendo que una chispa de burla tome sus ojos, pero no logra ser
lo suficiente para que sonría. Beso, sus labios y tomo el champú
pasándoselo por el cabello mientras él agarra mis senos y los
aprieta con fuerza.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Marta.
«Hola, Lucy»
«Vamos a destruirlos»
Hago zoom y mis ojos se mueven por las líneas juntando cada una
de las letras, memorizado las palabras y la caligrafía.
Querida Rose.
@gabiiamc en Instagram.
@gabriamc_ en Twitter.
LUCY
«¿Podemos vernos?»
—¿Estás escuchándonos?
No.
Llegamos a una especie de salón con luces rojas y hay siete pares
de disfraces guindados y colocados a unos maniquís.
Nos maquilló una chica que Sophia contrató, somos los vengadores
y la viuda negra junto con la muerte, pero como es Halloween, el
maquillaje tétrico de sangre y "cortadas" no falta. Parece que tuviera
unos golpes fuertes en la frente del cual me sale sangre, los chicos
tienen morados en el rostro y Ángel un cuchillo enterrado en el
brazo izquierdo mientras Joseph que es Batman, no tiene nada
extravagante, solamente la máscara y el típico disfraz.
Nos vemos por unos segundos y luego soy la primera en salir por la
puerta con la zozobra calando hondo dentro de mí, pero con la furia
haciendo de las suyas.
—Posen para tomarles una foto, por favor. Esto debe retratarse y
guardarse de por vida — Sophia sonrío y Ángel soltó una risita.
Nos obligan a entrar a la multitud donde pierdo a los chicos por unos
segundos, pero me doy cuenta de una cabellera azul con un vestido
blanco lleno de sangre.
Una futura esposa llena de sangre. Rose tiene una sonrisa fresca en
el rostro mientras la persona que está a su lado, que puede ser
Dorian Bonnet, quien tiene un disfraz de policía con mallas red de
color rojo se lleva un vaso con un líquido rojo a los labios, brinco con
la multitud, pero hay un punto donde ellas sienten mi mirada y
voltean hacia mí.
Está ebrio y siento de inmediato las miradas de los cinco sobre mí.
Están dispersos, pero se juntan cuando ven las intenciones del
chico que quiere besarme. Lo esquivo y le doy una pequeña sonrisa.
—¡Nunca había visto a una mujer tan bella como tú! — dice, con
una sonrisa seductora y se pega más a mi cuerpo. Grave error,
porque veo cómo se acerca Caelus.
Quiero pelear con él, pero luego recuerdo que es absurdo lo que
estoy haciendo y que no pensaré con claridad con tanto licor
encima.
Ya es tarde para eso, les doy una mirada severa a los chicos que
miran hacia todos lados como unos ventiladores. Me siento aburrida
y planeo formas muy dolorosas de matar a Dorian por chismosa y a
Rose por ser hermana de Dove.
Mamá no está. Ella no ha estado desde que tengo diez años cuando
nos secuestraron y tuve que ver como la torturaban hasta que ella
se rindió, no aguanto más y cerro sus ojos. El peso cayó sobre mí y
me toco ser fuerte por ambas, me toco soportar las cosas que me
hicieron porque no iba a dejar que su muerte fuera en vano.
Todo se siente tan real que tengo que abrir los ojos para recordar
que no estoy ahí y empujo a las personas que me atropellan porque
siguen en su mundo, bailando y gritando como estaba minutos antes
de que la recordara. Necesito aire porque siento que ha pasado el
efecto que me hacía sentir como una pluma, volando y sintiendo lo
mismo que los demás: nada.
Las puertas del baño se abren mucho antes de que las abra y un
par de chicas vestidas de enfermeras sangrientas salen. Me ven,
sonríen y medio escucho como elogian mi disfraz. Están ebrias y no
saben quién soy, pero las he visto cotilleando cada vez que
aparezco junto a los chicos.
Decido que voy a salir del baño, sí. Saldré del baño porque seguiré
imaginando y recordando cosas si me quedo aquí encerrada, debo ir
a ver a los chicos, buscar a Dorian, buscar a Marcus y buscar a...
Rose.
Nada es justo. Nadie estará para nadie y todos lucharán por sus
intereses sin importar las leyes que tengan que romper, ni siquiera
les interesara pasar por encima de sus valores, el ser humano es un
asco, las personas son un asco y nadie nunca será tan bueno como
lo pintan ni tan malo como parece.
—No, pero me da tanto asco porque me dejaste sin ella cuando era
lo único que me mantenía a flote.
—Mataste a mi hermana...—
—Lo haría otra vez, sin dudarlo. — le regalo una sonrisa y ella
menea la cabeza, una lágrima de dolor saliendo de su ojo mientras
evalúo la opción de abalanzarme sobre ella, pero eso le quitaría lo
divertido a toda esta situación.
—¿Eso crees?
—¿Te duele?
—Ellos van a destruirlos, inclusive a mí. Ellos tomarán justicia de
todo lo que hicimos sobrepasándonos con nuestro poder...—
continúa y meneo la cabeza, acercándome a ella.
—No mereces morir tan fácil. —le digo y acto seguido, le entierro el
trozo de vidrio en la mejilla.
No veo a los chicos por ningún lado y... me dejo ir por mis impulsos,
siguiendo a la persona que tengo en mente mientras siento el arma
y el cuchillo dispuestos a que los use y haga arte con ellos como mi
mami me enseño.
Meneé mis caderas, moviéndome al ritmo de la música mientras
miraba el pasillo por donde se perdía el objetivo que tenía en mente,
conté hasta diez y recibí otro trago, tragándomelo de golpe mientras
en una esquina veía a Ángel bailando con una pelirroja.
Pero esta vez no sería Marta, esta vez iría a cazar a un par de ratas
que intentaban confabular en mi contra y tratar de destruirme sin
darse cuenta de que no era ni siquiera la primera parte de lo que
ellos pensaban.
Ella suspira, y por la forma en la que habla, creo que no soy la única
que acabo de atar cabos. Hay que ser pacientes, hay que esperar
porque el que persevera vence y por eso me muestro invisible,
concentrándome también en la pintura.
¿Ella hace parte del grupo que intenta jodernos o solamente es otra
marioneta más?
Bingo.
—No me digas que también piensas que Marcus quiere algo bueno
contigo cuando lo único que hace es jugar con tu mente y si tanto
querían venganza, tuvieron que empezar por el culpable principal de
que Katherine, Dove y Rose tuvieran ese tipo de vida, exactamente
el mismo hombre que las abraza con una sonrisa en esa pintura.
—Ya fue suficiente poder para alguien tan simple como tú,
hermanita. — murmura y Dorian menea la cabeza mientras cae de
rodillas y sus ojos se expanden y solloza.
—Yo pensé...—
Él la hace callar dando un paso al frente.
—Solamente fue un paso más del plan, sabía que te llevaría al límite
y...—
La puntería nunca falla desde que Bob me llevo a clases de tiro, los
ojos se me llenan de lágrimas y suelto el arma, corriendo y tomando
el cuchillo que tengo escondido.
—Eres tan estúpido si crees que iba a aceptar tus mierdas cuando
jugaste conmigo y con lo más valioso que tengo...— entierro el
cuchillo, abriendo su cuello y la sangre no tarda en llenarme las
manos— Eres un hijo de puta tan imbécil si pensaste eso, si creíste
que... que aceptaría algo como eso así que temo decirte que
perdiste tu tiempo. Tu plan nunca me pareció tan impresionante.
https://youtu.be/ZH5lRE2Icc0
Epílogo
"A la gente le gusta decir que el conflicto está entre el bien y el mal.
El verdadero conflicto está entre la verdad y las mentiras."
EPÍLOGO
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