Está en la página 1de 90
soca de PSICOLOGIA PROFUNDA guucnsearetes amin -Sujetosiguales, objets le amor 2003 esi nt La enulidad nn oad BE Bist termi de Biches, Bt pon an wa Etsy N, Gonos corpe.)-La problemética del intoma 21. Paget (comp) - Peicoandlisis ae pare 218 1a cule as mal wna coras ge Bros 215. Me Burin 8 Mee ches - Lo cotidiano y el inconselente Fi0 Ca Na una cinien de lo re 318.4. E. Milmaniene - Extranas parejas enact hale Dibra 20 ota Cook El olf en ta tortay en la préctica BELG Yaneel Soren ~ bef camino de [a simbolizacin 220 M Cran - Bl deseo de ica BaP Cavemard ft Golivan Loe didlogos sobre Klein-Lacan 32h B grmotcin Naresismo Bee Ta Murine, Meter Varones 27, F Dolta- Lo femenino : 7 BE ae or peioandtisi mulifamitiar a Fe a a i tay errors pewcions, 930. f Braier (comp.)- Gemelos oy 330. F Renstein (comp.)- Clinica familiar psicoanalitica BBL Hegh Bl pronmo. Enlaces y desenlaces det goce 383: 5 'Nasio” Las mas famosos casos de psicosis stein BI sujeto 9 el otro: de la qusencia a la presencia : f Nerhaeghe - El amor en los tiempos de Ig soledad Wiekhaary C. Liberman de Bleichmar - Las perspectivas ndlisis 296.1, Waisbrot- La alienacién del anatisto, 259. C, C. Jung - Conftictos del alma infantil Hi. N. Schneier“ Gencalogia deo mancuing Fat. M pisldn Los ortgenes del sujetoy su lugar en la clinica psicoanalttica 248. Mi Safouan - Lacantana a upsicoanatil 34d L Hornstein - Intersubjetividad » ol 345. D. Waisbrot, M. Wikinski, C. Rolfo, nica 1D. Slucki y S. Toporosi (comps,)- Clinica psicoanalttica ante las catdstrofes sociales 246. L. Hornstein (comp.) - Proyecto terapéutico. 247, A’D. Levin de Said - El sostén del ser 248. I, Berenstein - Devenir otro con otros) 249M Bolo La clinica del nine 9 su stern, ‘Kernberg -La teora de las relactones obyetales Bleich Paradojos de fa sexualidad mosculina Bb Tesh Eas tra de analisis SStoiher Hornstein comp) -Adolescencias:trayectorias tur Seen rout clucn a trauca de mee wowenies Yolanda Gampel ESOS PADRES QUE VIVEN A TRAVES DE MI La violencia de Estado y sus secuelas p PAIDOS "Darclont | Mexico ia sue vivent travers mol. Lex enfants des guerres es poretts isle ie Fare 2008 Sener 2005 radu do sia Kot Esos padres que viven a través de worst vjlencia de Estado y sus secuelas «1°. ed. - picdss Aires: Paidés, 2006. 180 p. 22x18 em. (Peicologia profeada) andlisis. 1. Keth, Silvia , trad, TT. Titulo Gampel, Yolanda 1. Ps ISBN 950-12-4254-4 cubierta de Gustave Macti Frei, 2008 porn toe deren, Queda rgurosmente roti hn Reserva genta des tvlares del copyright, bajo laa canciones date ns lene eproduceidn parcial o total de eata obra cat medio oprovetimient, iclaklos la reprograa y el Frnamniento informatie © 2006 de todas las ediciones en castellano aitorial Pads SAICF Defensa 699, Buenos Aires fail literaria@editeralpaidos.eom ar ‘eon editorilpaidos.com.ar queda hecho el depésite que previene Ia Ley 31.728 Sropreso en Ie Argentina, Printed in Argentina mpreso en Grafica MPS, Santiago del Estero 398, ‘ants, en mayo de 2006 ‘Tirada 2.500 ejemplares ISBN 950-12-4254-4 A Guido, por nuestros hijos Gali i 5 lit, Eran, Ronit A Yonatan y a Rotem, y a los nietos por venir. iNDICE ‘Agradecimientos Introduccién .. 1, Las “ausencias” de Michal y lo no-dicho de su padre g. Eramos nifos durante la Shoah... as lagrimas imposibles .. Los objetos-tesoro . Las imagenes parentales congeladas 3. Hemos sobrevivido a la Shoah a Los agujeros psiquicos en las relaciones intimas y familiares . La imposibilidad de hablar del horror de la Shoah y la necesidad de dar testimonio de él. La vergtienza y la culpabilidad 4, “Se lo contards a tus hijos” (Exodo 13,8) 5. “Abuelo, abuela, quiero conocer su historia” . La pequefia Hana... Del diabolon al symbolon. La pequena Anat... fr e escuchas?” . 6. “Papa, dm 7, E| nombre del héroe 9, “Abuela, abuelo, estamos £9" ustedes, . eapque papa no quiera saber nada” in Ta pequena Leah na La onte y analista en una tramps . a 139 Un viraje decisive 9, Las heridas de la Shoah y los sobresaltos de la historia. Los beneficios Las heridas siemp ‘Ge una intervencién inmediata wre presentes de la Shoah .. 10, La sombra de los objetos perdidos cae sobre el “nosotros” Un trabajo palestino-israel Le adolescencia palestina e isracli frente ‘ala violencia social. Sami, un adolescente palestino de Gaza... Bian, un adolescente israeli Inquietud israelt.. Undia a dia yun futuro inciertos Bibliografia.. Publicaciones de Yolanda Gampel .. 10 AGRADECIMIENTOS Amis amigos y cole i : gas, a mis pacientes i que contribuyeron a mi evolucién, muchas er esaaientsts A Geneviéve Pichon, que co s hon, que con generosidad dedies de su tiempo a contribuir con su chesieate trancdlenenien eo ecoy una Wangaiemisted,sautheageaclan ‘Un enorme agradecimiento a Henri Trubert, de Edicio. nes Fayard, que me alenté mucho, y cuyas sugerencias i +. m cho, ge y eriticas constructivas han constituido una valiosa ayuda. i n ‘estimoniar es tan dificil para los sobrevivientes de la Shoah como para los de todas Jas viclencias sociales. Al mismo tiempo, poder testimoniar y, sobre todo, poder ser gscuchados es la tinica exigencia de esos sobrevivientes. Pero para escuchar a la persona desgarrada, la ley violada, para escuchar el caos, la crueldad y los crimenes, es preciso renunciar a cierta evidencia. INTRODUCCION 1° de mayo en Paris. Era un dia soleado y htimedo. La atmésfera estaba pesada. Por toda la ciudad se vefan Yendedores de muguetes. La gente estaba tranquila y los tafés, atestados. Me senté en el Select, en Montparnasse. Mientras bebia mi café, abriel diario. Europa se enéontraba conmocionada por la explosién de uno de los reactores de la central nuclear de Chernobyl, en la Unién Soviética. Los expertos aconsejaban no consumir productos lacteos ni ensaladas porque las luvias que caian sobre Europa “eran radiactivas. Bélgica, Suiza y Alemania ya habian tomado medidas para proteger a su poblacién. Pero los periédicos parisinos anunciaban ese 1° de mayo que las nubes toxicas no habian atravesado las fronteras de Francia. Por lo tanto, los franceses no tenfan por qué preo- cuparse. Sin embargo, una amiga que trabajaba en el Ins- tituto Pasteur me dijo que acababa de medir el indice de radiactividad debajo de sus tacos... y era muy elevado. Me aseguré que hasta en Israel habria que tomar precauciones, algo que efectivamente se hizo algunas semanas més tarde. ‘Aquel dia, la “radiactividad” se convirtié para mi en la metéfora de la “violencia social” La vida es una corriente sin fin, y cada hombre est in- merso en la corriente a la que pertenece. No puede ser des: 15 " ados, ni de los que lé hicieron hacer, prendido de sys ang asegurarén su descendencia. Estar ni de aquellos 3°", de pertenencia no es como estar ine. anclado en sa 1t-ra simbélica en un drbol genealogico, eripto de una W’cuerpo 1a presencia de los padres, de los Es sentir €p ff, que el propio cuerpo vive en el de los hijos, Be » er iibrode un testigo, de una psicoanalista. Como Este ovia, quisiera asegurar la transmisién de lo que psicoanalistay @jentes de la Shoah han depositado en mi, algunos sOMjo, quiero lamar la atencién sobre las con: De este my que tiene la violencia social en los individuos, Seer én on sus descendientes, en las siguientes gene- pero tambits sfinitiva, se trata de reflexionar sobre la manera sae rerar las heridas causadas por los traumas que provo- de ree Jas formas de violencia social. Porque esos traumas o tods mado quedan instalados en el imaginario colectivo, que @ Miamente impregnade a su vez de esa violencia, pue- Sete nvertirse en fuentes de nuevas crueldades. acionado en los extos, un hilo de gracia se extiende y une todos sos eet ce Seto, cl honorado Dios, Hl mismo, elk sentado y entrelaza tela sobre tela una talith' Nena de gracia y tenevolencia, para que Knesset Israel? se envuelva en ella. Ella brilla en su belleza esplendorosa, tanto en las didsporas como en sardine de juventud, en la casa de su Padre, en el Templo del Rey, soi ciudad del Reino. Cuidandola, bendito sea, Ia acompaia para evitar que sea estropeada 0 deshonrada en los paises enemigos, y alli eisioda con una sefal de la cabeza y la alaba diciendo: “Qué bella ‘eres, mi querida, qué bella eres”. *ytulesté el seeeto de la grandeza, del poder, de Ia clevacién y del amor del muy amado, qué siente cada persona en Israel. Pero de vez en cuando hay un impedimento, no lo quiera Dios, que lo ‘conmociona, arranca un hilo de la tela, la talith queda averiada y vientos: jnalos soplan y la atraviesan, la desgarran por completo, ¢ andiatente un sentimicnto de vergilenza stace al miundo entero y todos saben que estan desnudos. Termina su Shabat, su dia de fiesta se Talith: manto de oraciones judias, = Knesset Israel: el pueblo de Israel. 16 fio@syo — AO eae pao Geb * Jonvierte en un espanto, y de su esplendor sélo quedan cenizas, En cer nee olen sla gaan eis, En golpeado, me han herido, me han quitado el velo” (Shai Apnon Fagunot”, en Eylu Veylu, 1978. Traduecion libre del hebreo veatondn por Ia autora.) Safe on hebrew La catastrofe de la Shoah, del genocidio, no fue pasajera. gus causas no fueron contingentes ni sus efectos estan Jimitados en el tiempo. Fue infligida por hombres a otros hombres, alter6 todo, agriet6 todo. Se la puede considerar como el paradigma de todas las tiranias destructoras, de todos Jos horrores, de todos los terrores sociales, del mal en simismo. Por eso, reflexionar sobre las heridas de la Shoah permite pensar en las secuelas de todas las violencias sociales. ‘Existen muchas historias que no fueron ni escuchadas, ni escritas, ni transmitidas. Pero los lugares y los objetos no tienen la capacidad de recordar: sdlo los seres humanos pueden contar. La oscuridad de la Shoah no se disipa con os afios: por el contrario, se hace cada vez mas densa. ¥ nos damos cuenta de cudntas cosas van cayendo en el olvide a medida que se apagan las vidas de los sobrevivientes. ‘Para muchos, la guerra terminé hace mucho tiempo: es el pasado, Quieren dar vuelta la pagina y seguir adelante como ‘sino quedara nada de ella, ninguna huella. Se atienen ala evidencia inmediata. Sin embargo, las guerras no terminan de marcar el ritmo de nuestra vida. Yla Shoah ha suspendido el significado de nuestra historia. Sus efectos se manifiestan alargo plazo, diseminados en el espacio y a través del tiempo, como “restos radiactivos” en la interseccién entre el presente yl pasado, entre la presencia y la ausencia, ‘Aunque por lo general.se rechaza la idea dela alteracion absoluta provocada por la Shoah, aunque se la reprime, esa idea se “piensa” en la psique y en el cuerpo de quienes han sobrevivido a su violencia genocida. Ellos conservan Jas huellas, los residuos psiquicos que denomino “radiac- tivos” por su poder de expansién y de contaminacién: ‘Tomo este concepto de radiactividad de la fisica. Lo utilize como una metéfora para explicar los monstruosos 17 én causada por determinada violencia efectos dele oe pr io que algunos seres humanoa sociopolities de ot aotros seres humanos. Trato de repre- waeden hacer sui"jcion en el ser de aspectos terribles, sentar la penérjctores de una realidad externa frente a violentos y (eto se encuentra sin defensa, eomparandola ta cual ol Sets oyas radiaciones concretas. con los efecto® ‘radiactivos pueden transmitirse dela pri. Los reside ta que vivid directamente la Shoah, a la, mera gener racion, que la vivid en forma fantasmatica, y segunda Eon’era, Bn el transcurso de la transmision de Tuego a Ja ter a otra, pueden tener lugar algunos procesos una Benciten trastornos especificos. F} concepto de trans- que suscifjactiva intenta dar forma aun fenémeno incons- mision radirevisible, que hasta ahora no habia sido estu- seme por ninguna teoria psicoanalitica, ido Por eptos de secuelas, transmisién o identificacién adam is, que serén desarrollados en este libro, provo- radiactiviguen provocando resistencias. La idea de una Aron Y sonconttala cual el individuo no puede protegerse, Penetraciom ede remediar, es insoportable. Por otra parte, Foie ee reprochado el hecho de recurrir a una metéfora S yo peligro es dar origen a la iden de una influencia poli- ce Pe infinita. Sin embargo, después de los horrores de soechoah, que debieron haber Tevado a un “nunca més”, 12 Siguen produciendo en todo el mundo persecuciones co- ictigse, torturas, limpiezas étnicas y genocidios, que jndudablemente son manifestaciones de una infiltracién polimorfa ¢ infinita de la crneldad, TT Pasa poder aceptar este concepto de radiactividad, es indispensable salir de la concepcisn lineal de causalidad slo que se refiere a los hechos, renunciar a la evidencia se nediata de los fenémenos y enfrentarse a la incerti- dumbre, que forma parte de nuestra existencia misma. Enel transeurso de mi trabajo clinico, durante mas de treinta afios, con sobrevivientes que fueron nifios durante Ia Shoah, pude observar un proceso particular: en ellos se 18 roduce, én ciértas’ ¢ireunstancias, un entrela: Phere ol presente y el pasado. Y esto me llevé a asa ne Sntrelazamiento como una coexistencia de dos sustratos. Gn “sustrato de seguridad” y un “sustrato de lo inquictante ‘extraiio”. En este sentido, hay que subrayar que, si bien 2.aa individuo leva en su interior una hereneia tacita Seulta de agresion, los individuos que sufrieron violentos ¢raumatismos sociales conocen una agresién especifica: la de un mundo exterior brutal que los ha penetrado. Y esa segunda agresion se superpone a la primera. “odo mi trabajo, tanto en mi practica como en mi investi- gacidn, estuvo guiado por un hilo conductor: existe en el psicoandlisis un lugar en el que puedan ponerse de relieve Jos hechos, los traumas sufridos por el individuo por causa ge 1a violencia social, especialmente la de la Shoah? Mi respuesta es si. Aunque esos hechos no seari ni mensurables hi comprensibles, y mucho menos interpretables, tienen que ser puestos en cireulacién, necesitan una articulacién eben poder ser dichos, aunque sea ocasionalmente, jncluso bajo la forma de una insinuacién, de una alusién. {a experiencia del terror, de la violencia de Estado, exige una textura narrativa particular’ El horror generalmiente roduce silencio, pero a veces un largo trabajo en profun- didad permite el acceso a la representacién. Entonces surge Ia posibilidad de hablar. ‘A través del psicoandlisis, se supone que cada uno puede elaborar una libertad de pensamiento y una busqueda continua de uno mismo y del otro. Frente a circunstancias externas extremas, tales como la guerra y la violencia so- cial, la capacidad de pensar puede verse amenazada. El terapeuta debe mantener una distancia critica para reco- nocer, analizar y veneer las diversas resistencias de su pa- ciente a la dolorosa percepcién de los hechos y a su eva- luacién. Pero su actitud también debe estar basada en el sentido comin, la intuicién y el coraz6n. Es una tarea muy dificil, y muchas veces me he sentido impotente y deses- perada, 19 el contenido de este libro no pretende ser a reconstruccién que exprese, uma rT olver audible, 4s bien de un ensayo para v % verdad. Se trate PC mprensible, lo que constituye el dolor reoptible, gui sgl el dolor en su aspecto més esencial- de la vio! mente bumano- 20 1, LAS “AUSENCIAS” DE MICHAL Y LO NO-DICHO DE SU PADRE No quiero ser un alambrado eléctrico del gueto de Varsovia. Los soldados ponen allt a los nintos: si Jos nifios tocan el alambrado, se electrocutan ¥ mueren. En los aos setenta, yo era una analista todavia inex- perta, Una de mis pacientes se llamaba Liora N. Era una mujer de veinticinco afios (Gampel, 1982), cuyos padres habfan vivido Ia Shoah. La joven tenia la impresién de gue la vida de ellos estaba llena de secretos que habria querido desentranar, pero al mismo tiempo no queria saber nada. Este rechazo obstaculizaba la libre asociacién necesaria para todo trabajo analitico, y por eso, el de Liona entré en un impasse En el fondo, tampoco yo queria saber nada con las his- torias de la Shoah. En aquella época, trabajaba en el ser- vicio de psiquiatria del hospital Tel Hashomer, en Ramat Gan. El profesor Kultzar, que era también un sobreviviente, me pidié un dia que tomara a una paciente a la que, en su opinion, yo podia ayudar mucho. La mujer estaba hospita- lizada por una crisis de depresién psicética sufrida tras la partida de su ultima hija de su casa. Esa mujer habia es- tado en Auschwitz cuando era adolescente. Mi respuesta, me doy cuenta ahora, fue inmadura y estaba lena de angustia: 21 \ehacer un trabajo de transformacién sobre mo Auschwitz. r6 con tristeza: _Es imposibl \ereto CO! algo tan conereto con "| profesor me mi vi ejavia no entiendes nada. Alpunes meses mas tarde, recibi en la consulta @ una nniaa Je siete anos, Michal, cuyo padre habia sido un nino nimi nte Ja Shoah: él mismo tenfa siete afios cuando se en- ate Nel gueto de Varsovia. Michal, por la fuerza de su one re aga me permits atten ceeme a 1a crueldad de Ia Shoah y # sus consecuencias Bap general, los nifios estin més cerca que nosotros de su inconsciente. Permanecen en contacto con las cuestiones incotenciales, sobre todo antes de que la educacin, la es- canny Ios adultos los encierren en respucstas prefabri- cusas. Tienen la valentia de interrogar con simplicidad fas misterios y 1a ignorancia, Si nos dejéramos guiar por Mos, podrian darnos acceso a un saber que se nos escapa, come adultos, porque tenemos miedo de enfrentarnos con, {oque es oscuro. En cuanto a mi, cada descubrimiento que eahevé a un cambio, a algo nuevo en mi trabajo, estuvo eculado al encuentro con un niiio, Michal me permitig “heir mi corazén y reflexionar mas profundamente sobre ja realidad de Auschwitz y su transmisién. Y en ese mo- mento, el andlisis de Liora N. salié del impasse... Para los que sufrieron en. persona los horrores de los campos de concentracién, las escenas son reales, concretas, focron vividas en el cuerpo. Las imagenes que conservaron, ‘el trauma producido por los campos, tienen que ver con una experiencia fisica, con una,percepcidn sensorial. Esas es- conas traumdticas, transmitidas inconscientemente por los sobrevivientes, se inseriben en el imaginario de sus hijos de un modo lacerante y perturbador, El trauma vivido en forma directa por los padres se transforma en una realidad traumdtica fantasmatizada por la siguiente generaci6n. Michal, de siete afios de edad, presentaba trastornos de memoria y de aprendizaje, amnesias y “ausencias”. 22 fistas se producian sobre todo en la escuela, y preocupaban jnucho a quienes la rodeaban. Segiin su madre, cuando la via se despertaba.de una de. sus “ausencias”, parecia bmerger de otra realidad. ‘Cuando Michal, pequefia nifia de cabellos negros, deli- cada y bonita, legé a la consulta con su madre, ésta empez6 Selatando algunos detalles de la historia familiar. Me dijo gue su marido, oriundo de Polonia, habia legado muy joven SYerael. En cuanto a ella, habia emigrado a Israel, poco tiempo antes de casarse, desde América del Sur. Luego la conversacién giré en torno al desarrollo de Michal, su ter- cera hija, a la vida cotidiana, los otros hijos, las tltimas tnfermedades y las muertes a su alrededor. La madre se sentia culpable por haber abandonado en cierto modo a su familia durante los tltimos dieciocho meses. Sus. padres fabian sido internados en diferentes hospitales, y ella se habia ocupado mucho de ellos hasta que murieron, hacia ‘algunos meses. Michal siguié nuestra conversacién con mucha atencién, pero sin intervenir. Estaba seria, y no parecfa ni asustada ni deprimida. Le pedi a la madre que nos dejara solas. Entonces Michal y yo establecimés un didlogo a través del squiggle game (véase capitulo 6), un juego que da lugar a preguntas ¢ interpretaciones. Y ante una pregunta que le hice al final de la sesién, Michal contesté: “No quiero ser un alambrado eléctrico del gueto de Varsovia. Los soldados po- nen alli alos nifios: si los nifios tocan el alambrado, se elec- trocutan y mueren”. Esas palabras me perturbaron profundamente. Senti que su significado iba mucho més all de su valor especifico de diagnéstico. Esa respuesta zera la expresién de una vio- Jencia traumdtica que, encubierta por las “ausencias”, se manifestaba en ese momento, en la consulta? ¢Era la ma- nera que habia encontrado Michal para mostrarme un aspecto de ella misma que alguna otra persona habia de- positado en ella? Michal parecfa pedir que se prestara atencién a pensamientos que excedian su conocimiento 23 So .Contenian estos pensamientos una perspec. i ‘fea que ella preferia estar ausente antes te error So? Se diria que la nifia me impulsaba a que exponers® js répidamente posible una respuesta a un encontrar Jo mie Je escapaba. Entonces observé. mi movi- misterio av stransferencial de terapeuta: confrontada a siento comjve adiviné vinculado a un secreto de familia A grate, senti en mi la proyeceién de una sensacién ey Tigro que me incit6 a actuar para resolver el enigma, Peet? Jerifiear mi hipétesis en funcién de la historia dele familia. El padre, aunque fue invitado, no coneurrié ae Ja jguionte sesin, que por lo tanto se desarroll6 nica. ae een presencia de la madre. Le comuniqué la respuesta de Michal en nuestra primera entrevista, y le pregunté sj oe gia ayudarme a entenderla. Sorprendida y angustiada, Pode evap su infancia, durante la Segunda Guerra Mun Fal. nai marido vivi6 encerrado en el gueto de Varsovia, y teak en un campo de concentracién. Pero nunca hemos pail do de esto con nuestros hijos. ,Cémo lo sabe ella? Mi rapido dice siempre que llegé muy joven a Israel, y nadie Iehizo nunca preguntas sobre su‘pasado”. E] padre no pudo participar en las siguientes sesiones detorapia debido a su estado de salud, pero le permitié a su fnujer eontarle a Michal todo lo que ella sabia. La nifia, su ma- Gre y yo trabajamos entonces sobre la relacién que existia gnire lag “ausencias” de Michal y la historia de su padre. Poco a poco, la pequeiia descubrié que dentro de ella habia algo oculto que no le pertenecia; una parte de la tragica infancia de su padre. A partir de ese momento, sus ausen- cias fueron desapareciendo-progresivamente. Cinco afios después, el padre pidié una entrevista con- migo, en la que estuviera presente su hija. Querfa realizar con Michal (que ya tenia doce aos) el mismo recorride que habia realizado su madre con ella, es decir, hablar de sus origenes y de su infancia. Tuvimos tres encuentros durante los cuales él esperaba las preguntas de su hija y Jas contestaba. Durante uno de esos encuentros, dijo que en relacién con su infancia, tensa la sensacién de chocar consciente. 24 contra un gran muro que no podia atravesar, y mas alld Gel cual no podia ver nada. Y en su conjunto, sus respudstas Seguian siendo facticas. Era consciente de que, por el spoment, Do podia ir mas lejos. Sugirié que tal vez pudié- Pamnos encontrarnos mas adelante para retomar el dislogo ¢on su hija y atin mds con su propia infancia, amnesia es real cuando lo que se olvida ha perdido gu realidad. La ausencia o amnesia es un fenémeno que pone a quien lo sufre frente a algo que se derrumba, a un Picio, 8 una no existencia, La repeticién es un fenémeno jacoercible, de origen inconsciente, que produce un efecto contrario: suscita una presencia insistente, permanente. Y en el transcurso de un trabajo terapéutico puede obser- arse una paraddjica coexistencia de la ausencia, la amne- sia, y la repetici6n, La ausencia, por su insistencia misma, es, en efecto, repetitiva. ¥ la repeticién infinita y su auto- matismo producen una ausencia ante el otro, ante el man- do, ante la vida misma. re) ‘Sin embargo, la repeticion resulta indispensable porque permite el contacto con ciertos aspectos de uno mismo que han sido reprimidos, negados, olvidados, y se volvieron, en cierta forma, “ausentes”. Esos aspectos estén rela- cionados con momentos traumsticos de inmenso desamparo. ‘Almismo tiemapo, esa repoticién compulsiva puede aparecer como una chispa de algo que permanecié vivo, que quiere brotar, y que pide una respuesta, la “verdadera” respuesta. En Jo concerniente a Michal, a través de su sintoma (sus “ausencias repetitivas”), habia tomado inconsciente- mente sobre sila angustia paterna proveniente de la Shoah~*— ynodicha. De este modo, nos ponta frente alo que la Shoah le habia hecho sufrir a su padre, como a todos los que en ese momento eran nifios o adolescentes. ‘Muchos nifios de la Shoah perdieron su entorno familiar. Fueron testigos de la desaparicin de su padre, de su ma- dre, de la muerte de sores queridos. Para poder sobrevivir, tuvieron que “desinvestir” las figuras parentales, enterrar, borrar el dolor de la pérdida. Algo se congelé en ellos. En 25 aiciones) ge6mo pudieron enfrentar a su ver sy Ze Oe fancién parental? Prop er obrevivientos marcados por el traumatismo T ae shoah, el nacimiento de un hijo suseita/una revalo. ioe pareisista. Es una afirmacién de la vida, la prueba rizacién Mvyida no se ha agotado y que en el proyecto de de aut Igue fue la Shoah, el poder deL horror no fue todo- muproso, Al gerantizar ia continuidad, cada hijo de un em reviviente se convierte en un bebé-milagro que alivia’el sore, a pérdida, poniendo en evidencia el fracaso de los cee guisieron perpetrar el aniquilamiento de los judios Sero una madre y un padze que estan atravesados por quslos en suspense, habitados por muertos-vivos, pueden oeStoger a su hijo de sus propias angustias existenciales? Prtepido que incluso en circunstancias normales, todos [ee ninos estén sujetos al miedo del abandono, de la muerte, Ei papel de los padres consiste en principio en mitigar esos temores, en daries un sentido, Pero si el padre ola madre no pueden ni recibir ni transformar la angustia de muerte Ful nino a causa de su propia vivencia traumatica, esa an. fustia queda despojada de todo significado y es interio- yada por el nifio como un “terror sin nombre” 2 Cuando los padres son incapaces de cumplir esa funcién reflesiva y transformadora, el nitio no puede reunir ni or- denar los datos perceptivos y cognitivos para enfrentar ol Jnundo. Entonces su conciencia rudimentaria lo lleva a to- qnar sobre si la tarea que sus padres no pueden asumir, se ye impulsado a hacerse cargo del sufrimiento de sus padres, Viviendolo en forma fantasmatica, En efecto, frente al vacio psiquico y la ausencia de palabras significativas sobre el eurimiento, crea por s{ mismo contenidos parcelados, frag- jnentarios, y se los apropia. De este modo, se introduce en Ta constelacién traumatica de los padres. R. D. Laing yA. Esterson (1964) han presentado varias monografias familiares como ejemplos clinicos que demues- tran que los sintomas psicdticos de los nifios constituyen sun eco de lo no-dicho de sus padres. Lo que un nifio escucha enuna familia determina su relato delirante, alucinatorio esas cont edn Wor” bg Fr 26 autista: en el caso de Michal, sus ausencias. Ese proceso ogfuerza la validez arcaica del supery6, que puede alcanzar proporciones desmedidas. int ichal aparecieron hacia los seis anos ge edad. En esa época, su madre se ausentaba a menudo Sf Ja casa porque se ocupaba de sus padres enfermos, El ‘dre, al negarse a hablar de su infancia por el dolor que pot ausaba esa confrontacion, nunca se encontraba del todo presente psiquicamente. Este hecho fue inconsciente y suti Prente registrado por Michal. Mientras la madre estaba mii y compensaba la ausencia psiquica parcial del padre, Michal, podia mantener cierto equilibrio. Pero cuando su ‘mplejo edipico llegé a su punto maximo, probablemente Se sintid abandonada por su madre. Tuvo que enfrentar <2jq su conilicto amor/odio hacia su padre. Desde esa pers- sectiva edipica, como no podia “tener” a su padre, eligié Ber, como él, “ausente”. ¥ en sus fantasmas, eso tomaba la forma de asesinatos de nifios por parte de los nazis: por uo, en la primera sesion precis6, de entrada, que no queria eer alambrado eléctrico del gueto de Varsovia, Los sol- Gados ponen alli a los nirios; silos nifios tocan el alambrado, Se electrocutan y mueren”. = A través de un sintoma que le impedia vivir, Michal jaterrogaba a su padre. Esa necesidad de conocer de Mi- chal, expresada a través del sintoma, le permitis a su padre pasar de ser un sobreviviente a sentir cierto deseo de vivi En efecto, a través de la transmisién inconsciente trans- eracional, Michal tendia a despertar a su padre y a Ealvarlo del abandono y la soledad de su silencio. ¥ en cierta forma, el padre necesité a un tercero (el psicoanalista) para que lo ayudase.a encontrar una respuesta a ese sintoma enigmético. De esta manera, Michal lo llev6 a testimoniar y, en consecuencia, le devolvis el deseo de vivir. Al mismo tempo, ella se despertd al mundo. Como vemos, la ausencia, la repeticién, el dueloimpo- sible que llevan en su interior los sobrevivientes que eran muy jvenes durante la Shoah, les impiden asumir plena- mente su rol parental. Sus hijos, con mucha creatividad 27 mucha angustia y mucho sufrimiento, van ‘ca del “tiempo perdido” de sus padres para yivos, completamente presentes, mezcada con entonces eD bus traerlos aqui y ahora, 28 2, ERAMOS NINOS DURANTE LA SHOAH LAS LAGRIMAS IMPOSIBLES Sabes, intenté rememorar lo que realmente sentt cuando se levaron a mam, y creo que no sentt nada. Vivéamos el momento presente. Yo vivia, pero no sen- ta nada. Trato de recordar lo que pasd, yen reali- dad, no pass nada..No senti nada. , nacida en Hungria en 1932, no habia lorado. Me pre- gunté si habia pasado lo mismo con todos los nifios de la Shoah. Después de analizar diversas entrevistas desde ese punto de vista, me di cuenta de que, en los momentos en que predomina el instinto de supervivencia, las lagrimas son ‘un lujoemocional. Los nifios dela Shoah, confrontados a una pérdida repentina, trégica, irrevocable, ni siquiera podian llorar. El destino les negaba ese consuelo. En esos nifios, la ausencia de enfermedades y la ausencia de lagrimas marearon el pasaje de una infancia normal y feliz al infierno en la tierra. “Yo era un nino delicado y par- ticularmente mimado”,declaré S. “Durante la guerra, me quedé absolutamente solo, y nunca me enfermé, Estaba delgado pero gozaba de buena salud”. “Antes de la guerra, en casa, me consideraban un bebé llorén”, recordé H. “Cuando 29 i con otros nifos y ellos me excluian de sus ae Jieiinde no consegufa hacer bien una tarea, loraba, jeer gueto, mis lagrimas se secaron”. its normal que un nifo exprese su descontento y sy S uonto de incomodidad Horando. ¥ si bien, al principio, lo son un reflejo que acompana la inco. los sided oel Sufrimiento, rapidamente se convierten en un medio de comunicacion. Sirven para claborar una defensa, Mara llamar la atenci6n, para expresar el dolor o despertar Petompasion del entorno. Significan entonces: “iTengan piédad de mi: tengo problemas! ‘Pero durante la Shoah, en el mundo irracional y cruel creado por Jos nazis, se habia quebrado toda continuidad, Jilorar o gritar podia ser especialmente peligroso. “Yong Hloraba”, dijo L., “porque tenia que conservar la lucide2”, ‘Algunos sobrevivientes sentian la necesidad de creer que sabian lo que iba a ocurrir y lo que debian hacer, incluso anla situaci6n de terror y de impotencia en la que se encon- traban, Era una ilusién, por supuesto, pero les permitia resistir. ¥ en la accion que seguia a su decisién, no hab(a lugar para lagrimas. ‘Si en esos momentos los nifios todavia tenfan a uno de sus padres, de vez en cuando se permitian Norar: “Cuando estaba con papa, a veces lloraba, y después me sentia me- jor”. Cuando ambos padres habian desaparecido, las reac. ‘ciones eran diversas: algunos pudieron hacer su duelo, pero otros no lloraron durante aos, y en algunos casos, nunea més. < H, me comunicé su incertidumbre: “Un niiio que se en cuentra de pronto solo, debe hacerse cargo de si mismo. No, no pensdbamos solamente en mantenernos vivos. Las personas eran duras como consecuencia de lo que habian visto, gEntiende? Ni siquiera recuerdo si lloré cuando murié mi padre”. 7S, recordaba: “Un dia, tirada sobre el suelo en mi escondite, tuve la certeza de que nunca més volveria a vera mi padre. Entonces rompia llorar, a pesar del grave peligro que corria”, Rompié a lorar otra vez cuando vio el gueto sentii las légrimas 5 30 ge Varsovia en lamas. Lloré a sus padres durante semanas, mismo tiempo, secristalizaron en ella fantasmas segin AUguales ea habria podido salvar a su madre, y sentia dos eenorme culpa. uns. “estaba convencido de que debia mostrarse indiferente J todo, y no lloré cuando el incendio de! gueto de Varsovia ap desaparecer todo lo que le era querido. Pero en el mo- bignto de despedirse de su salvador polaco, se enterd de ner éste habia sido el siltimo en ver asu padre, y estallé en $ifoz0s. Dejé Muir libremente las légrimas acumuladas so%eu interior, como si llorara al mismo tiempo asu padre ‘a su salvador. La senora L. sélo pudo llorar a sus padres cuando salié gel campo de concentracién: “Vi la casa bombardeada. Por |. y, {Stanto, sabia que mis padres ya no volyerian, pero fue la (*~ — primera vez.que realmente pude tomar eoncieneia de ello”. Y lo entendia perfectamente: “Las lagrimas sirven para jjamar la atencién sobre uno, para despertar piedad. Pero ge necesita a alguien @ quien impresionar. Yo no tenia a nadie” esperanza de que lo escuchen y de volver a encontrar lo que ha perdido. Pero cuando esa esperanza se desvanece, el nifio entra en un mundo interno de desolacién que puede provocar una psicosis. Un sobreviviente de Auschwitz velataba: “Ya no sabia cémo me lamaba, ni dénde habia nacido. Ya no sabia hacer célculos matematicos sencillos, | ‘cuando antes de la guerra contaba muy bien. Nos habiamos yuelto.como-piedras. Y aunque después de-la guerra pudimos volver a llorar, las lagrimas no nos ayudaban”. ‘Algunos nitios de la Shoah no loraban a sus padres por- que manteniap_una_luz de esperanza. “No puedo resig- narme a la muerte de mi padre”, dijo H. “Conservo la espe- ranza de que él, 0 tal vez mi hermano, atin estén vivos... Cuando estoy en algun pais extranjero, a veces busco sus nombres en. una guia telefénica. Yo creo que si no se ve un ‘muerto con los propios ojos, la conciencia no se convence de esa desaparicion definitiva”. 31 En realidad, mientras tn nitio Nore ygrite, conserva la), / ty p> Y, zy o? toma de conciencia se produce mucho tiempo ‘hechos. Por ejemplo, A. me conté que, varios de la Shoah, tuvo un suefio en el que vivig anos (ia elaridad la muerte de su padre. Durante todo e} stn siguiente, permanecio acostada, sin poder comer, sumida en su pena. a Quizas haya que diferenciar entre dos clases de Igri. max “Llorar porque uno reeibié. una paliza”, sugirié M., spas: = realmente Llorar: lo que se expresa es el dolor de la Juliza, mas que 1a emecidn. Son dos cosas diferentes”, Rigunos sobrevivientes aseguran que hoy lloran “por a nlguier cosa”. Las lagrimas volvieron a ser para clos e} caiio para liberar sus emociones en la vida recuperada. Aveces, a después de los ‘anos después LOS OBJETOS-TESORO. sos nifios de la Shoah aprendieron entonces que para sobrevivir no habia que expresar ninguna emocién. ¥ sin embargo se habjan visto brutalmente separados de sus se- res mas queridos, as{ como de todo su ambiente familiar. jCémo pudieron sobrevivira la infancia, fla desaparicion ue 2 {Qué fue: intorior los sostenfa? En la vida infantil en general, los hdbitos y los objetos cotidianos vinculados a Ja vida familiar corresponden a una necesidad.profunda, Representan la continuidad, la seguridad. En situaciones extremas, marca- das por la ruptura de esa continuidad, zse convierten en me- morias que el nifio leva consigo para poder resistir lo peor? ‘Parece ser que, en efecto, un objeto concreto, sea cual fuere, o incluso el recuerdo de una palabra, de una melodia, de un olor, puede proporcionarle a un nifio un apoyo vital, Es como si se produjera un desplazamiento: ese objeto, esa reminiscencia visual, sonora u olfativa se convierte en ‘un simbolo de amor primario, y al seguir llevando consigo ese objeto vivo, el nifio puede preservar su vida psiquica. Durante las entrevistas y las sesiones terapéuticas con nifos de la Shoah, he observado que cada uno de ellos 32 .-y6 profundamente arraigado en su interior onion se mbiente Canton aol ene sulfa situacidn. De manera que, a pesar del vacio provocado for la separacion brutal, la pérdida, la muerte, cada nifio pepontré. para. sostenerse Psiquicamente una “ilusién cnet forizada” bajo la forma de un objeto que he llamado Topjeto-tesoro” (Gampel, 1992). Para desarroliar este concepto, me basé en el de “Abjéta geansicional” elaborado por Donald Woods Winnicott (1953). Para este autor, el concepto de “fendmeno transicional” se Fihere a una. dimensi6n de la vida psiquiea que no perte- ree nia ja realidad interior ni ala realidad exterior, sino gue al mismo tiempo vincula y separa esas dos realidades. Ginnicott alude as{a_un drea intermedia, a un espacio itencial cuya existencia descubrié observando la manera mi que un recién nacido utiliza su puno, sus dedos, su pul- Gar, y luego SU 980, su. muneca, un juguete blando o un. aro de-manta. Mostré que esa primera cosa adoptada por el nifio y autorizada por los padres es, de. una impor- porcia fundamental en el proceso del desarrollo infantil, y Ia ams “objeto transicional”. “fiste pertenece al espacio de la ilusién, ya que no gerresponde ni al yo ni al no-yo. El nifo tiene dificultades para identificarlo como algo que forma parte de la realidad Prterior, mientras que es capaz de reconocer, al menos en forma parcial, que no pertenece ni al cuerpo de su madre ni ‘al suyo. Bl objeto transicional participa asi del pasaje del nifo del estado de fusion con la madre a una relacién dife- renciada con ella. Se trata de un objeto inanimado, pero el nifio le atribuye poderes especiales: significa que mama esta viva, y cuando ella esta ausente, se convierte en una fuente real de consuelo. E) objeto transicional no necesita ser real, puede estar constituido “por una palabra o una melodia, o un habito, que se vuelven de una importancia vital para el bebé cuando se va a dormir: es una defensa. contra una angustia, especialmente una angustia de tipo depresivo” (Winnicott, 1953). 33 nth ima de lo inquietante y extratio (unheimlich) g me ae de la Shoah se vieron forzados a viviy el que los pints forma de mantener una continuidad coq enon orsa ambiente familiar (heimtich). Como sien ose su fami Zafo, fragmentado, peligroso, en el que estaban Se trado algo que les pertenecia en forma eran enconi 2 Wy qué los relacionaba con su “sustrato de segy. exclt * ” in objeto-tesoro. ida es ‘a los que interrogué sobre la existen. cia de esa clase de objeto empezaron por contestar que no cit foron ninguno, Algunos incluso me explicaron que guar. taviompbjeto que pudiera revelar.su verdadera identidag da un sido demasiado peligroso. Sin embargo, mas tarde habridaban de un hecho que habjan olvidado completa. Se ocerhasta ese momento. E] hermano de uno habia con. menado un medallén de oro que contenta tres fotos en lag aie aparecia con sus padres: “Bra su tesoro mas querido, see seeds sagrado, Lo conservé hasta hoy”, X. tambien cago: “Ahora me aéuerdo. Puede parecer tonto. Pary iiitimo cumplearios que festejé con mi madre, el de mis Siete anos, ella me regalé dos caramelos, los comi y guardé Tos papeles que los envolvian. Cinco dias més tarde, mi ma. dre fue arrestada en una redada. Conservé esos papeles durante todo el tiempo que pasé escondido en casa de una olaca, e incluso después de la guerra. En los momentos Ge miedo y de desamparo, los tocaba. Entonces era como si {ni madre estuviera conmigo. Me habia olvidado completa- mente de ellos hasta que usted me pregunts”. Por su parte, HL. sefialé: “Mi padre me dio un dia un libro de plegarias cristianas para que las aprendiera y pudiera parecer un nino cristiano. Recuerdo que cuando me enfrenté 2 lamuerte, me repetia mentalmente esas plegarias, Nocrefa én ellas, pero era como un talisman. Cuando no se puede hacer nada ldgico para sostenerse, se hace cualquier cosa”. ‘A este esfuerzo de los nifios por conservar palabras y objetos-tesoro, se agrega cl anhelo de oler una vez mas algtin perfume o probar sabores de la infancia que también son atesorados, Paradéjicamente, se manifiesta en ellos, por 34 Jo, un enorme deseo de comer alimentos qu - tahjos momentos de desamparo, “Yo sofiaba”, recordaba {2 «que cuando terminara la guerra comeria un pan con 1 toca y miel y beberia cacao, algo que detestaba antes mova guerra. Durante la guerra, esos alimentos se de virtieron en simbolos de una vida normal”. "gp cuando a H., se acordaba con toda precision del apar- tamento familiar, “con todos los muebies, y el lugar que tapaba cada cosa”, Otro testigo recordaba que cuando toda o< familia estaba todavia reunida, habia recibido como re- falo de cumplearios un avin de madera: “Recuerdo que erpaba todo el tiempo que la guerra terminaria y yo podria sot campo a hacer volar mi avin’, revivir en una situacién tra ndtica requicre, pues, entre otras cosas, ndividuo encuentre en su interior “in objeto 0 un espacio de ilusién dotado de un valor simbé- fico capaz de disimular, aunque sea por un instante, lo” [orrible y lo impensable. i bbe LAS IMAGENES PARENTALES CONGELADAS * Egos nifios que tenfan entre seis y doce aiios al comenzar Ja guerra formaban parte hasta ese momento de una fami- liacon una dindmica propia, de un ambiente social que los protegia en todos los niveles. A causa de la violencia social Engendrada por la Shoah, los padres perdieron poco a poco su capacidad de defender asus hijos. Luego, con mucha frecuencia, el padre desaparecia: Entonces la madre se en- contraba ante una situaci6n imposible, Algunas la enfren- taban, y otras se derrumbaban. A menudo, la madre tam- bién desaparecia, y los hijos'se quedaban solos. Quise averiguar si ese cataclismo habia producido en su psiquismo un deterioro progresivo de la imagen del pa- dre y de la madre. ;Provocaria ese derrumbe una pereepcion de los padres como figuras que se volvian no familiares y casi inexistentes en el plano emocional? El 35 insoportable y la angustia, ghabfan danado sy dolor insop’ olizacién y de interiorizacién de log dad de simb' 2 Gbjetos de amor? a etog OMe mi trabajo de investigacién, pude observar yy ‘ wai jar: cuando los padres desaparecfan brutal Freee Ones ‘madres cafan en el desconcierto yl ites mente igo,0 cuando 108 Gos Padres habian desaparecdo, go Pataca parentales.se.olvidaban sibitamente, que’ las imntgempccongelacas” en cl psiquismo de rauchos nis, Gab aban exe congelamiento para enfrentarlaVileneia Merior? (Gampel ¥ Mazor, 2004). Gs no ofrecia en ese momento ninguna he. El psicoandlisi e rramienta conceptual para estudiar ese proceso particular, André Green (1983) ¥ otros te6ricos habfan analizado impacto, sin que existiera violencia social, y s6lo en bebés, ye ana madre fisicamente presente, aun en forma espora. ica, pero psfquicamente ausente por estar profundamente deprimida. Ese fenémeno, que Green bautizé como sindro, jne de la “madre muerta”, se reconocia como una de las prin. Cipales fuentes del “duelo patolégico”. ‘Green explica en ese sentido que las representaciones interiorizadas de la madre deprimida, en vez de ser fuentes de vitalidad para el aparato psiquico del nifio, se convierten on fuentes de muerte. Ese aniquilamiento de la vitalidag psiquica y de la fuerza libidinal del bebé suscita, cuando éste se vuelve adulto, un artero proceso de destruccién de otras partes de su psiquismo y, sobre todo, de sus vinculos fntimos con los demas: “Una imago que se constituy6 en la psique del nino como consecuencia de una depresién ma. terna transforma violentamente al objeto vivo, fuente de vitalidad del nifio, en una figura lejana, inactiva, casi ina. himada, que impregna profundamente las investiduras de ciertos pacientes” (Green, 1983, pag. 248). Pero la tcoria de Green se refiere exclusivamente a las consecuencias de la desaparicién psiquica de la madre du. rante la primera etapa de la vida, Los nifios de la Shoah tuvieron que enfrentarse con esa. desaparicién psiquica de su madre, pero también, a menudo,.con la brutal desapa- 36 gion de sus padres y la destruccién de todo su entorno. rigor cia ese derrumbe una percepcidn de los padres como Eigoras que Se habian vuelto no familiares y emocio- mente casi inexistentes? Los nifos habjan perdido al ‘tiempo todos sus objetos de amor y todos los ele- constitutivos de su ser. Esa realidad desaparecida ‘bi6 en forma indeleble en la trama de su alma. El Ssiory el desconcierto de la pérdida seguian presentes en aie como un duclo imposible. Asi se establecta lo que yo eljjamado “sustrato de lo inquictante y extraiio’, un ele- psiquico que encarna y “organiza” algo imposible ‘zar, en este caso, una vivencia terrible y desestruc- De un modo paraddjico, ese sustrato funciona como furipceptéculo de todas las pérdidas, al mismo tiempo que de 1a negacién de esas pérdidas, y puede tomar la forma Ge “agujeros psiquicos”. Frente a esas brutales pérdidas qué los habfan_puesto efpeligro de derrumbarse, algunos niios tuvieron renccio- oP jsiquicas diferentes. Interiorizaron las imagenes de ae padres vivos, pero sin. congelarlas, para mantenerlos Sum vida. De ese modo pudieron conservar y preservar den- fo de ellos los. vinculos. primarios.de_amor vital que la iM ieneia social les habia arrebatado. En el caso del nifio Yue quedé en un estado de profundo desamparo por una @idre “ausente”, muerta-viva, como la que menciona Green; Jos agujeros psiquicos, encapsulados entre otras repre- $ inconscientes, desencadenaron sentimientos de nal mismo nentos & se inscri mento de organ) turante- sione: ‘agresividad y, en consecuencia, de culpabilidad con respecto esa madre. ‘Pero en otros nifios que sobrevivieron ala Shoah, mien- tras que sus padres murieron, desaparecieron o incluso “fegresaron, aunque psiquicamente muertos, los agujeros ‘psiquicos desencadenaron sentimientos de culpa ~~ ise aspecto de “congelamiento”, esos “agujeros psiqui- cos”, esos sentimientos de culpa, tuvieron consecuencias en la vida posterior de esos nifios sobrevivientes. Sobre todo hicieron que fuera dificil para ellos aceptar su propia supervivencia. -—), = 37 3. HEMOS SOBREVIVIDO A LA SHOAH Durante cinco o seis afios, el desarrollo natural de los nifios de la Shoah fue interrumpido y reemplazado por un 2atado de horror desconocido en las historias familiare’, ¢ {nexplorado por el psicoandlisis. Esos nifios vivieron en un jnundo sometido a la violencia arbitraria, al caos, lejos de las normas humanas y de las reglas de étiea en las que habian sido educados hasta ese momento. : ‘Después dela guerra tuvieron que volver a una vida “nor mal’, como los demas nifios de su edad. Pero en lo mas profundo de su. ser, segufan sintiéndose acorralados en el gueto, en los escondites, en los campos de concentracion. Yaadaltos, vivian en una angustiante simultaneidad en dos gustratos: un “sustrato de seguridad” recreado y un “sus- trato de lo inquietante y extrano”, heredado de los anos de la Shoah (Mazor, Gampel y Horwitz, 1999a). El concepto de “sustrato de seguridad basica” desarro- wado por Sandler (1960) y el concepto de unheimiich de Freud (1919) constituyeron un punto de apoyo para mi re- flexion sobre las secuelas de la Shoah. E)“sustrato de seguridad basica” proviene de un senti- miento de seguridad que se ha desarrollado en el marco de Ja relacién madre-hijo, en el seno de una familia protectora en un contexto soci: izado. Cuando ese mundo or- ganizado se fracturé bajo el efecto.de la violencia social dé Ja Shoah, los nifios se vieron confrontados a la destruccién 39 X Mrediilenh, Xo s/utoatves ss _ fsa confrontacién brutal suscité e, en.todas au iitimiento de lounheimlich, de algo faint ellos el terniPIr yuelto extrafo, no familiar, inquietante, Tar que + ud, lo unkeimlich no tiene que ver con una Para Brew ‘Cmitica, comportamental oneurdtica, Es organizacien or Jebnis) que se siente como algo sin signi. yna vivenda. je verbalizar. Algo original, va vivido en la Bead y or ermino es practicamente imposible de trasla. infancy [sigiomas, pues aunque se lo suele traducit come dar a otros orinquietante y extrano”, no puede conservarse Sinios tp relacionado con la palabra “Heim” (“hogar”), ol Seip ropésito de los sobrevivientes que eran. ni¥ios 0 ado. ressabtee durante 1a Shoah, tomé conciencia de. que se secon stablecido en ellos un Background, un “sustrato de praia sjetante yextrano” en él momento dela fractura pro. Fain iitor Ia violencia social. Fn algunas oportunidades, Al sentimiento de lo “inquietante y extrano” se manifestaba elsefios como sefial de un.conflicto entre la reminiscencia 2 pide. Entonees formulé la bipétesis de que en ellos Yer futon el ssustrato de seguridad” y el “sustrato de lo (rexietante y extratio”. Para poder eobrevivir, debieron indvtener, en ofecto, cierta disociacion, cierta,escisiGn, De qo contrario, serian invadidos por el pasado traumatizante G. tenfa seis afios cuando vio a sus padres por tiltima yez, Durante la guerra, la habfan escondido.en un orfanato, W\Gegoen un convento. Mucho mds tarde, cuando ya tenia ‘incuenta y tres afios, estaba casada.y era madre de dos hijas, vino a la consulta para tratar un estado depresivo acompaftado por tendencias fobieas y obsesivas. Solia sentir ‘tna angustia muy profunda que je impedia manejar su vida cotidiana, como si ciertos sentimientos inquietantes dominaran su sustrato de seguridad y la paralizaran. En el transcurso de una sesién, un-afio después del comienzo del tratamiento, G. me conté que habia visto el fil- me Cinema Paradiso. Durante la proyecci6n,.sintié un dolor en el costado izquierdo yuna paralisis en la mano izquierda, pero no establecié ninguna relacién_con la 40 CéleeO ~ Corwen Jo jcula, que le pareci6 facil de enten Felnd la atencion el aspecto “catlicg” en cuanto. ey, al Seren ibuy6 a Ja sensacién que ya habia expe; sido a jonaa tye Uy Nabi experimented ine Grastrato de lo inquictante y extrano” se ubied de nromn ga un primer plano). Tuvo dolores durante toda la noche Sous familiares y colegas les extraaé que no hubiec, consultado a un medica -_ a (G. me transmitié su inquietud pues creia que se tr: gel zorazén, pero cuando le pregunté qué pensabe dene tensién, no encontré respuesta. Al preguntarle por qué no habia ido aver a un médico, me contesté: “Porque es simple mente psicolégico”. Afiadié que mientrascme hablaba le estaba volviendo el dolor en el pecho, que era algo indefini. ble pero que se parecia a la angustia, ‘Le propuse conversar sobre la pelicula, en la que un nifo ha perdido a su padre durante la guerra y busca un gustituto paterno en la persona del proyeccionista del puc- blo. Fl hombre, que salvo su vida gracias al nifio, se separa sinembargo de él cuando éste se hace adulto y le ordena que novvuelva més, El cree que para el muchacho, la tinica mane- fa de triunfar es abandonar definitivamente el pueblo. ‘Los padres de G. también la habian hecho partir para salvarle la vida, y luego nunca los volvié a ver. G. lord y se disculp6: dijo que nunca se concentraba en el cine, y que no ‘se acordaba en absoluto de la guerra ni de sus sentimientos de entonces. Luego, en un tono monétono, me repitié lo que ya me habfa contado sobre su pasado, Le pedf que tratara de recordar si sentfa la ausencia de sus padres cuando estaba escondida en el convento. Contesté: “Oh, si! Ese pobre nifio del filme”, Agreg6 que en momentos de extrema tristeza, yolvia a ver los alrededores del convento y se calmaba, En ese instante, se dio cuenta de que el dolor habia desaparecido. Ella pensaba que estaba un poco loca, emocionalmente “perturbada”. Por ejemplo, era capaz de hacer todo lo que tenia que hacer sélo porque realizaba grandes esfuerzos der. Sin embar, 0, le de esa pelicula. Pero ento de su mano, los 41 tido, aunque en realidad hubiera preferiq, on er sen, 2 oe ean pea queda san manera de pensar en el convento y en la vida gue llevaba, como si allino hubiera sentido nostalgia, miedy aue Tgustia, No recordaba si echaba de menos a sus padres a arg avento, pero se acordaba de su miedo. El convent or che ubjeado en Ja frontera con Uerania, y con frecuencia feggban a él veranianos de los alrededores para robar y iatar. De manera que para proteger el lugar habjan Jpostado guardias alrededor del edificio, : Tie pregunté sobre las relaciones que habian sido impos. tantes para ella en el convento. ¢Quien se ocupaba de ella? SQuien la tranquilizaba? Dijo que alli tenia el orgullo de ea ilorar nunca, y de no pedir nunca nada. Pero record6 a dna profesora de piano y una profesora de idiomas. 4] cimtarme esto, le volvié el dolor. Le hice notar que cada Se que recordaba los vineulos emocionales desu infancia, Ie dolia el coraz6n. ‘gn ese momento, G. aclaré que le daba mucha impor. taneia a la opinién de los demas. Por ejemplo, no queria tener una apariencia desagradable frente a mf. Aunque Yo conocia muchos aspectos de su personalidad que le de- Zagradaban, no queria que la viera sin maquillaje. De hecho, me pidi6 que no hiciera caer sus defensas demasiado rapido, ¥ que no tocara sus emociones mas profundas. Por élimomento, el dolor habia desaparecido. Pero el sustrato de lo inquietante y extrafo seguia presente en ella y podia Volver al primer plano segin las circunstancias. Para los sobrevivientes de la Shoah, una.estrategia posible de supervivencia consiste en dejar de lado las emo- ciones demasiado dolorosas y, sobre todo, no traducirlas en palabras. Entonces el cuerpo se convierte en el lugar enel mue se expresan indi , el miedo, eldolor que todos conocieron en el pasado. Hse sufrimiento ‘somatico crénico traduce un dolor psiquico casi imposible ‘de experimentar justamente por su poder traumatico. Se etPG. el presentey el pasado estaban entrelazados, en ‘una escisién estratificada que le impedia acceder a la nocién 42 neiencia. de s{ misma y del mundo en una his 9e. tenes y aleanzar cierta unidad de ser. La Se commatica de haber sido bruscamente separada de sus padres y de St ambiente familiar seguia existiendo dentro petlla, y se manifestaba a través de las vulnerabilidades que se ‘expresaban en su envoltura corporal. N tenia seis afios al principio de la guerra. Estuvo escon- gida en el gueto de Varsovia, y luego pudo salir de alli con btros diez fugitivos, mientras que su madre y su hermano oe Yograron huir. Durante el resto de la guerra, vivio ente- nijda en un bunker cavado en el suclo,.en compania de {arias personas. ‘Mucho después de los hechos, a los sesenta afios, N comenz6 una psicoterapia psicoanalitica. La terapeata que fn traté tenia que enfrentarse ella misma al horror de la Shoah: una tarea dificil y compleja. Por eso, venia regular- jnente a intercambiar ideas conmigo sobre algunas difi- cultades de la cura. . ‘Alcabo de un aio, N. se pregunts sino debia reducir la frecuencia de sus sesiones a dos veces por mes. Su tera peuta se preocup6, pues consideraba absolutamente pecesario que N. fuera “conter.ida” en su desamparo. Mien- {ras su terapeuta y yo analizabamos el contenido de una sosién, planteé algunas hipétesis sobre la narracién pre- consciente de N. Esa narracién dejaba entrever los “restos tadiactivos” de Ja violencia social sufrida durante su infancia, “restos radiactivos” que hacian irrupcién en todo momento en.su vida cotidiana N. conté: “Olvidé algo que no tiene ninguna relacién conel presente. Antes, si olvidaba algo o fallaba en algo, eso ereaba problemas. Ahora ya no es tan terrible. Por ejemplo, no haremos reformas en nuestro apartamento, Deberiamos modernizar el cuarto de baiio, siento que es necesario, y sin embargo soy incapaz de emprender esos trabajos. No ‘me opongo a pequefias modificaciones, aunque mi marido dice: ‘Si haces algo, debes hacerlo bien’. Pero no puedo. Cuando renovamos la cocina, hace seis afios, quedé tan 43 que fue Ja tensién lo que hizo volver mi en. debi 046 en cancer)”. cancer)”. ; fermeeeapouta observé: “A usted le resulta imposible dennieiainan todo ¥ volver a. onganizar todo. De la misma : iis que aqui, en el tratamiento, no revolvam, manera, mepice Ts, que solo tratemos de poner en orden demasiag? cllas, sin dar vuelta todo”. La terapeuta articuls algunas ‘nterpretaciones haciendo coincidir el. discursy asi sus vente y el discurso consciente de su paciente. Pre uontinud: “Después de haber encontrado elequilibrio, sme gustaria conservarlo”. Sobre e80, formulé la siguiente Tapdtesis: Bs como stella no quisiera volver a ser tentada q pridonarsea la muerte: es loque hace cuando esté sumida aoa entimiento de culpa relacionado coneel hecho de haber ce nivido, Tiene tanto miedo porque en ningtin caso “debe” Teilar alos que han muerto, No puede enfrentar sus inima- Ginables angustias y llorar a los muertos. Bn consecuencia, ge imomentos traumdticos encapsiilados -convertidos en 10s Joc radiactivos"-, que no pueden ser transformados en ppensamiento simbélico, surgen en forma de enfermedad. ‘En ol mismo orden de ideas, N. relaté luego que una de susnietas tenia que hacer para la escuela una investigacién sobre las “raices” de su familia, y habia ido a su casa con Su hermana el sébado anterior para ver el videocasete de su testimonio para la Fundacién Spielberg. N. puso en mar- cha la grabacién y salié del cuarto. IN. permite que sus nietas vean los documentos sobre ella, pero evita hablar de eso directamente: una. manera de afe- trarse al pasado, escapando al mismo tiempo del impacto de la reconstruccién en vivo del trauma.y de la dificultad del trabajo de duelo. Bs como si no hubiera lugar para el olvido, ni tampoco para nuevas representaciones. Dicho de otro modo: no hay lugar para pensar. Sdlo hay detalles que se 2 En Israel, en el altimo afi de la escuela primaria (sexto grado}, todos los alumnos tienen que presentar un trabajo escrito sobre “sus raices”. El trabajo consiste en investigar la historia de su familia, a través de las generaciones, usando documentos y realizando entrevistas 1 todos los miembros de la familia, 44 yen. Las nietas quieren conocer su pasado, per A rede ontario en tun didlogo vivo, a través de se hein Puede abuelt. Sus preguntas, sus reacciones, podrian ort. nar en.elia. une. transformacién que no puede enfrentar, Vrestos radiactivos” que la atan a su pasado son como ia prision de la que no puede salir. ‘ha terapeuta dijo: “Su pasado doloroso de nina esta siem- pre presente en sit espiritu’. N. estuvo de acuerdo: “Siempre phasi. Bso afecta toda mi vida, incluso cuando trabajaba como es fermera en la maternidad, con recién nacidos. Todo el mundo ep permitia sentarse y comer, o tomar algtin descanso. Pero yo fenia que levantarme todo el tiempo, era una euestion de vida impuerte. (Bebés tan pequefiites!... Alguno phdia vomitar, otro fa tener algin otro problema. Yo me encontraba en un permanente estado de tensién y de angustia”. "A menudo pude observar que algunos sobrevivientes vyiven con la sensaciGn de que siguen siendo combatientes: Yienen que luchar y ganar todas las batallas. Un fracaso, y Ja guerra est4 perdida. La lucha se desarrolla dia tras dia en la vida cotidiana, pero también en el mundo interior, ON. “Trabajé diez afios en esa maternidad, y luego, otros diez afios en otra clinica, y finalmente tres afios en el Minis- terio de Salud. Sé que si Se tiene en cuenta de donde vengo, realicé mucbas cosas”. Le hice notar a la terapeuta que al ayudar a los demas, N. compensaba sus “agujeros psico- légicos” y recuperaba asf un sentido logrado de si misma. ‘Ella continué: “Veo cémo se las arreglaron nuestros amigos: el resultado apenas es pasable”. Esta observacién iia interpretarse asf: sobreviven sin vivir realmente. 'Y luego: “Un amigo que vive en los Estados Unidos siem- pre se burla de mi diciendo que para mi nada cambié en estos tiltimos treinta y cineo afios: el mismo mobiliario, todo permanecié en el mismo estado. Tal vez sea porque cualquier trabajo de reforma me resulta dificil. La sola idea de que vengan obreros y saquen las baldosas que todavia, se encuentran en buen estado, rompan y tiren todo, me parece terrible”. La terapeuta relacioné esta reflexién con los momentos mas 45 a ado: “Lo que usted dice me recuerda traumatens 9 mento en que slié desu cscondlite, mientras ee ae crane Narsovig ido coportar esa visién. No puedo soportar pone: “3. iba cosas que todavia se conservan en buen estado” tas ar firid entonces a otro hecho. Records haber expe. rimentado un sentimiento de humillacién en su vida profe. Timer Cuando era responsable del material médico, una Sonal solegas miré el botiquin de medicamentos que estaba des ago y ledijo: “No estamos en guerra. No acopiamos 2a ciate, N sintid esa observacién como un insulto que tocaba su punto mas doloroso. ae gbservar aqui que la colega habia hecho una refe. rents implieita a los “restos radiactivos” que detects en J, mientras exigia que los abandonara Ta terapeuta establecié un vinculo entre el pasado ye] presente de Ns “Usted se siente herida por las reacciones sees entorno, Estas la hirieron en el pasads y siguen jiriendola en el presente. Usted necesita protegerse de las patjones y de las palabras de los demiis, incluso de las mias, Gorgue el menor rece, Ja menor palabra la hiere, ¥ cree que Sha manera de protegerse es sin duda reducir las sesiones Jy venir sélo cada quince dias”. Y N. terminé diciendo: “Tam. ién temo que deje de venir del todo”. ‘Como en muchos sobrevivientes, el presente y el pasado estan entrelazados en N., quien interiori26 aspectos de phi- ralidad y de escisign constantes en el tiempo. La observacién de los sustratos de seguridad y de lo inquietante y extraiio nos permitié ver esa escisién, ast como la ambigtiedad que resultaba de la incapacidad de abordar los propios sentimientos, impregnados de un sufrimiento intolerable. LOS AGUJEROS PS{QUICOS EN LAS RELACIONES INTIMAS Y FAMILIARES: Ese entrelazamiento entre el presente y el pasado produce otras consecuencias en Jas relaciones intimas y familiares. 46 huérfano de la Shoah, tenia cincuenta y ocho afos Jago se refirié a su casamiento: “Tenia sélo diecinueve cuan No sé por qué me casé tan joven. Cuando pienso en ello ‘supongo que tuve la necesidad de fundar mi propio ‘ahora, SUPS ae agar, Viviamos juntos un grupo de jovenes, perono era lo eam, Yo no tenia padres". migm tro huérfano sobreviviente, de cincuenta y cinco anes, ¥ que también se cas6 joven, dijo: “Evidentemente, fusedbamos una familia, porque era algo que nosotros no teniamos desde hacia muchos anos”. ’se/ salvaban la estructura familiar: se casaban, tenian je, continuaban la cadena de la vida. Los judios no ha- ‘gesaparecido, como querian los nazis, Pero esos ele- bisnios corresponden a la vida adulta consciente. ¥ en mega de la escisién y él entrelazamiento entre el pasado y Hpresente, el modelo familiar que existia antes de la mani featacion del hecho traumatico aparecia congelado. ¥ el e previviente vivia su propia vida de pareja a través de los Sos de un nifio que observaba a Ja pareja parental. ’p, nacido en plena guerra en un gueto de Polonia, inicis yna terapia hacia los sesenta afios, en el momento en que Hiiaujer le manifests su deseo de abandonarlo, Frente a esa decision, reaccioné con un estado de confusién y depresion profundas. Entonces su esposa renuncié a partir, pero él {guid con su terapia porque, seguin dijo, su esposa nece- sitaba que lo hiciera. ‘Sus padres habian llegado con él a Israel después de la guerra. Durante muchos afios, su padre se vio forzado a de- inostrar su-inocencia, porque lo habjan acusado de cola- borar con los nazis en el gueto. Cuando P. comenzé la te- rapia, hacia varios aflos que sus padres habian muerto. P. habia conservado toda la documentacién del proceso a su padre, especialmente cartas escritas por éste y por otros sobrevivientes. En un momento determinado de la terapia, consulté esos papeles. Como todos los documentos estaban relacionados con la demostracién de la inocencia de su padre, los trajo a las sesiones para leerlos conmigo. Pero todo ese trabajo era como un islote perdido entre los fan 47 gu busqueda principal: la relacién con a, frustracion frente a ella. mujer y su Oe gundo anode terapia, P, leg6.a.una sesign Durante diciendo: No pud! -Esta vez todo no funcions. - . tone pamos de empezar la sesion y usted me dice que soy i Qué clase de terapia.es.ésta? ee * fais as maniobras dudosas de un colega dy rahsettara robarle un programa que tenia que realizar, py arya que ya lehabia robado un articulo algunos afos ats heen danté por qué habia vuelto a confiar en él Me habia olvidado completamente ~respondi6~. 1g. que debo dejar mi empleo? ;Digame! ;Digame! tod eres Giyén duda, se progunta si puede tenerme con. fanza y si podemos continuar nuestro trabajo juntos, Trae un momento de silencio, prosiguié: ras vt adiseutir con mi mujer. La semana habia trans. curzido sin problemas, Ayer ella fue a ver una obra sobre cuzlogia que amino me interesaba. La levé al teatro y re. fresé a casa. Por su parte, ella volvié en.el entreacto, y Se que era por mi causa. Se sent6, comid, leys el periédicn J ihisé la television, mientras yo esperaba que viniera hacia vei eopués empecé a fastidiarla dieiéndole que me en, gaitaba. w {Qué esperaba de ella en ese momento? {Por qué lo decepciond? {Es posible que también. yo lo esté decep- cionando? Mgr yo espero que ella esté conmigo, que se ocupe de mf, No quiero que se limite a hacer el amor y dormir con. migo. Deseo que me tome en sus, brazos y me acaricie. ~ {Lo hacfa antes? —Nunca. ~{¥ qué siente usted ahora? —Desilusién. ,Ella sabe dar? {Por qué no lo hace? Entonces comenzé a recordar a la madre de su esposa, ‘una sobréviviente de la Shoah que nunca habia tenido el abrir la puerta con mi lave. “ie dije-, su ave magica que puede abrir), ted ree 48 sto de cariho hacia su hija, ¥ sin transicié fs: ¢Deberia cbandonatia?™ me Giprodujo un largo silencio, Le hice nota “Dejar el synpleo, dejar au mujer, quiere dejartambién la terapia? emf no sabe qué decidir, como actuar...”. P me interrumpis: MViuna pelicula en la cual el marido deja a su mujer ;que ella tiene un amante: eso influy6 en la escena que ice. Je eietonces Je dije: “Usted quiere dejarla, pero'al mismo tiempo siente que menor fo puede 3 Runque era un adulto, en algunas circunstancias P. ae tuaba como un nifie que necesita que lo dirijan, que le digan oque tiene que hacer, Querfa un amigo, una madre, una terapeuta, pero sélo podia sentir y expresar algo a través fe otra persona, como en una pelicula, La necesidad de na actividad omnipotente en forma de juego infantil (a Yrusa de su vulnerabilidad y de su impotencia) provenia ‘el hecho de que el nifio pequeno estaba siempre presente $qsuinterior. Ese nino habia viyido en un ambiente de tgmory de persccuci6n, en el que sobrevivir no era lo habi- tual. Sus padres habian estado psiquicamente ausentes <= debido. roy la angustia que ellos mismos habian sufrido. El tenia que obligar permanentemente asu entorno “yeonfirmar su propia existencia. Y seguia experimentando esa necesidad como algo actual. No podia aceptar la idea Ge que su mujer lo abandonara. Ni siquiera aceptaba que estuviera presente sin ocuparse de él. Enel transcurso de su andlisis, P. tuyo comportamientos que pareeian préximos.a una escisidn psicdtica. Sin embar- go, P. no era psicético. La terapia le permitio ponerse en contacto con él nifio desamparado que seguia viviendo dentro de él. Ese contacto lo angustiaba, pero le resultaba necesario, porque le ofrecfa una oportunidad de “jugar”, algo que no habia conocido en-su infancia. ‘Cada vez que P. entraba a mi consultorio, se comportaba como un nifio, Un dia, jugé a la rayuela en las baldosas de 49 endo en el hecho de que debia evitar pisgy a ‘estado emocional que queria comun las lines, Coe Bra una manera de enfrentar la pat a su analisi¢vionaré ella como un padre o.una madre, oq, guntas era? gJugaré conmigo o Permaneceré indiferentey otra ms ‘ré que estoy loco? Era como si le dijera. a. quien qui. een .charlo que habia que ocuparse de él como si fuera Serie. Por mi parte, yo tenia que amarlo, mimarlo y jugar con él. ‘Con su mujer, no buscaba solamente una int}. aed sexual adulta, sino una ternura que indudablemente > ‘recibido en su infancia. ~ orga aia no podia enfrentar la realidad de haber nacido en plena Shoah, y que la violencia social hubierg Jeterminado una parte de su vida. Permanecia adherido a Ia relacién con su mujer, sin conexién con el pasado. B) 1] deseptiembre de 2001 a la mafiana, se encontraba en Nue. va York a punto de pedir su desayuno en un Hotel ubicads frente a las torres gemelas. De manera que vio todo. Qué sintis? Cuando regresd, se present6 diciendo, aun antes de ingresar al consultorio: “Por favor, no vaya a establecer ‘jana zelacién entre el hecho de que vi caer las torres y mi 22 nacimiento en el gueto”. "A veces pensamos, equivocadamente, que podemos ha- cer salir al sobreviviente de su pasado tragico, liberarlo de los “efectos radiactivos” que siguen actuando en él desde aquel tiempo en que sufrié una extrema violencia. Pensa. ‘mos, también equivocadamente, que podemos Ievarlo a tomar conciencia de la pérdida y el dolor que quizé borré para poder seguir viviendo. La restitucién psiquica, la re- ‘paraciGn, son dificiles de conseguir. Algunas formas con- cretas de reparacidn, a veces necesarias para aliviar el intolerable sufrimiento de las pérdidas, se basan en un sentimiento de omnipotencia. Pero si ese sentimiento de omnipotencia persiste, puede obstaculizar el movimiento hacia el didlogo, impedir la reparacién y el crecimiento psi- quicos, e inmovilizar la vida. Ja casa, insist 50 LAIMPOSIBILIDAD DE HABLAR DEL HORROR DE LASHOAH Y LA NECESIDAD DE DAR TESTIMONIO DB EL, G, nacido en 1929 en Polonia, vivié encerrado en un eto, y Juego en el campo de concentracién de Dachau. Fpachos afios después, quiso hablar de ello. Durante las gntrevistas, cuando se le preguntaba sobre la preguerra, fe concentraba en los detalles y en las estadisticas. En gambio, cuando se le preguntaba por la guerra en si misma S sobre la.separacién de su madre y sus hermanos, evitaba Ta respuesta. {Su madre y sus hermanos fueron arrestados en la rimera redada? Se llevaron a mi madre y a mis hermanos en la misma redada. _{Recuerda el momento de la separacién y de su desa- icién? =No hubo separacién. Sélo se los Wevaron..)No hubo— separacién. ~{Recuerda lo tiltimo que hicieron juntos? ~Me resulta dificil decir qué clase de separacién fue. Se “Ios llevaron, eso es todo, {Podemos seguir? Asi termina- remos mds rapido, Cuando hablaba de su padre, también era evasive: “En elcamino, estdbamos en una especie de fabrica, me sepa- raron de mi padre y nos llevaron a dos campos diferentes. ‘Am{mellevaron a Dachau. Mi padre muri en el trayecto aleampo de Radom, o algo asi, no estoy seguro”. Golped la ‘mesa y exclamé: “jAsf es!”. Continué: “Lego la guerra, y después terminé la guerra”. Mas adelante, dijo: “Sufri mu- choen mivida. Lo que le estoy contandono esnada. Mucha gente sufrié mucho. Tal vez porque yo era un nific, me acuerdo més que los otros, con mayor claridad, pero todo el mundo se acuerda. Yo me acuerdo por casualidad. Lo que le conté no es nada. Es dificil explicar algo asi”. Era evidente que §, sentia una enorme dificultad para transformar su testimonio en un relato continuo y cohe- rente, Dejaba de lado la escena traumatiea. Solo conseguia 51 we tia todo el tiempo. Era t; rofersse a detalles °° Tue inmovilizaba el. tiempa ¢ ani. tontinuarente el presente, ; i inv sprevivir, este hombre habia borrado de sy Para poder st nes perturbadoras provenientes de todas psique las erie babia sufrido, Pero algunas cuestiones Tas pérdidas ae oie nmediata con la llaga mas dolorosa, creaban una cpras el sufrimiento Ievaba a una reacti. ¥ poner on Paamatismo. iste, almacenado en la psique, vacion de} Moaces en forma brutal, Hevando a un prime restrgit Catrato de Jo inquietante y extrafio. Se producia plang el sus pratal de la realidad vivida, que provocaba tuna irrupelCmportable y rompsa.asi todo intento de relato, un dolor Wo] traumatismo que reaparecia de este modo no, ‘La par scertaree en una continuidad narrative ni en una, eta tntrapsiquica. El sustrato de lo inguietante y ex. ‘nano impedia que se manifestara el sustrato de seguridad, Ea parte, (no existiré para el sobreviviente una hhibieiOn ética de transformar la terrible experiencia de] prohibicif® alma durante la Shoah en una representacién caerpeate? In las respuestas de muchos sobrevivientes, {odeinos percibir, en efecto, Ia sensacién de que si lograran sa near algo coherente, traicionarian.una realidad impo- ovr ae comprender, Es como si se sintieran culpables de ara transgresidn ética. Una representacién o una historia herentes, la transmision de algo que tuvo lugar, que sesults posible, pero que sigue siendo inimaginable, pueden ver efectivamente vividas como una transgresin. Escuche- wije aS Lo que le dije no es nada. Es dificil explicar algo suai”, Para los sobrevivientes, describir por medio de palabras los erimenes inimaginables, ilimitados, del nazis. ro, significaria otorgarles finalmente un estatus imagina. ble, comprensible y limitado, 52 LA VERGUENZA Y LA CULPABILIDAD ‘M. se preguntaba obstinadamente: “En la actualidad, ningun ser humano puede entender todas las razones y fodos los aspectos de la Shoah. {Como es posible que un hombre oun pueblo entero Ileguen a querer destruir a otro plo? gCémo llega ese otro pueblo a una situacién tan adante, a tal decadencia, que no siente la amenaza Gel exterminio?”. Otro sobreviviente se sentia atormentado la duda: “Quizé no éramos seres humanos, quiz me- fecfamos lo que nos pasaba... Pensabamos que no éramos geres humanos y que por eso nos hacian padecer ese des- tino... Aparentemente, no valiamos nada”. En algunos nifios de la Shoah, persiste un sentimiento de verguenza y culpa. Sara, una mujer que ahora tiene sesenta aios, participé en un grupo de reflexién sobre ese tema y se atrevié a presentar en el grupo su enorme afliceién y desamparo, ‘Durante la guerra, vivia en una aldea polaca controlada ¢un oficial SS, que entraba a las casas y asesinaba a los judios que habitaban en ellas, uno a uno, con sus propias manos. Ella tena alrededor de quince aiios cuando ese hombre fue a.su.casa. Logré esconderse en un armario, ¥ asistié horrorizada a Jo que les hizo a sus padres y a los que estaban alli en ese momento. Los asesiné a todos. Ella pudo escapar y llegar a Varsovia, donde sobrevivis con papeles falsos porque hablaba muy bien el polaco. Un dia, cuando regresaba de su trabajo, se encontro de pronto en Ia calle frente a ese oficial SS. El la reconocié y Ja llevé a la oficina de la Gestapo, pero finalmente la dejé partir sin denun- ciarla, Todavia hoy, siente vergiienza y culpa de sélo pensar y puel @ue él le salv6 la vida mientras que era el asesino de su familia y de una parte de su aldea, ,Cémo vivir con eso? ,Po dia sentir agradecimiento hacia ese asesino al que odiaba | tanto? ¢Traicionaria asf a sus muertos? 53

También podría gustarte