Está en la página 1de 18
TTERRITORIOS ESCRITOS Colesién dirgida por Mercedes Monmany TITULO ORIGINAL: Das Reich dr Fortuna GOBIERNO DE EXTREMADURA Consejeria de Educaci6n y Cultura FUNDACION ORTEGA MUNOZ 1 Virgen de Guadalupe, 7. Badajoz 06003 ¥ fax:+34 924 220 768 Movi: +34 690 224 994 moz.com wwwortegamunoz.com su texto, Petr Sloterdij, 2015 su texto, Isdoro Reguers, 2013 tundacién Ortega Musioz, 2013 647279 DEPOSITO LEGAL: BA-367-2013 ow: Julia Rodriguez, J.L. Lopez Espada eis mprenta Tomas Rodeiguez, Caceres PETER SLOTERDIJK EL REINO DE LA FORTUNA Sobre ventura y desventura en la époce del Renacimiento permanente Nuestra excursién a las fuentes de la conciencia mo- derma de felicidad” comenzaré en aquel siglo XIV, Ta- tal y prometedor, en el que aparecieron los primeros vestigios de un cambio en el modo del ser-en-el-mun- do humano que hasta hoy sigue ejerciendo influen- cia, Desde esa época aumentan los indicios de que los seres humanos ya no pertenecen slo a una histo- ria natural en la que supuestamente siempre ocurre mismo. Pero tampoco son capaces ya de slo como participes de esa historia conjunta de Dios y los seres humanos que ha dejado su impronta en el calendario cristiano. Lo que entonces comienza a larse remitea un tercer tipo de historicidad, que lamarse la de una historia natural humaniza- y en la que se trata de nada menos que de incluir ‘oria natural en la historia humana, emente, para esta tercera forma de histo- se presenté la ocasién propicia en el siglo XX Una coyuntura que no se sabe cémo va a ter- lustriales comprenden hasta qué punto ellos mis- mos, a causa de sus formas técnicas de vida, intervie- nen en el patrimonio de la Tierra y de sus realidades dtica, sf, de responsabilidad ecoldgica global de las civilizaciones, esta en boca de todos. Casi nadie, sin embargo, es consciente de que el descubrimiento del ser humano como un ser climaticamente activo~en el més amplio sentido de la palabra se retrotrae al menos al siglo XIV. El acontecer que llamamos Rena- cimiento no se comprende més que parcialmente mien- tras no se tenga en cuenta en qué medida el muy cita- do «descubrimiento del mundo y del ser humano: unido a disposiciones para una configuracién exp! ta tanto de los entornos simbélicos como de los natu- rales. Efectivamente, desde esa época hay en la cultura europea atisbos de la conciencia de una historia con- junta de moral y atmésfera. Y es de esa conciencia in- cipiente y de sus huellas en los documentos de la épo- ca de lo que se hablaré a continuacién. principal del proceso que yo llamo el del entorno desde el espiritu de la este no puedo sino evocar nada menos que al poeta ¥ fil6sofo Giovanni Boccaccio (1313-1375), que en su obra Decamerone, terminada en 1353, alias e bro de los Perfilé con toda la claridad po- sible entonces los temas aludidos. En esta obra, que Por simple cortedad de miras se ha considerado sim. plemente como un frivolo libro de anéedotas, se diri- Beaun piblico de lectores femenino con la intenci6n, expresamente formulada, de procurarle curacién de lapeorenfermedad de as mujeres la melancolia, que, en opinion del autos, surge dela fijacién de los pensa- tmientos en un objeto inalcanzable; y contra ella no hay otra ayuda que la paulatina reorientacin de las ideas a otros objetos, positivos y accesibles. A esas mujeres, sobre todo, van dirigidas las narraciones o lama las cien novellas (no- ‘las cortas o novelitas), a veces también, discrecio- te, fabulas o pardbolas o historias”. 4 estructura narrativa del Decamerone deja en- ver que Boccaccio tenia en mientes algo més que ecologia poética. Lo que le importa en tilti- pre habla de sNovelles, «novela corta» 0 > cidad. Estos microevangelios son los que ayudan a ._ lostapervivientes a anclar de nuevo su mirada en el te terreno{ EI principo- Boccaccio; como me Bustaria lamarlo, pone en forma explicita esa coali- ci6n contra la succién desde abajo. Sus practicantes 10 s6lo se resisten a las tentaciones chapuceras de la Fegresién y de la muerte, que més tarde provendrin de un cierto Romanticismo alemén, se rebelan més / ain contra el desénimo, en general, que siempre es \\, Yams de la mitad de la derrota, gi Coane prisbieceas ‘no conocia Boccaccio son ‘as circunstancias que permitieron quela peste llega- ra a Florencia: consiguis propagarse hasta el Medli- terréneo después de que los tartaros, que en 1346 si- tiaron la filial comercial genovesa de Kaffa,en el May Negro, lanzaran con grandes catapultas cadéveres apestados por encima de los muros de esa ciudad, en ta que brots entonces una grave peste; y con las mer fancias de Kaffa, que volvieron a fluir a Europa tras 'n atenuacin de la peste, legaron también los gér_ tn es patégenos mortales a Florencia. jones ya podemos interrumpir nues lo XIV. Hemos entendido que al ' amos Renacimiento van unidas has més cosas que sélo un cambio de estiloen las © el aumento de interés por autores antiguos. acuerdo con surasgo fundamental el Renacimien- tuna empresa de saboraje de laresignaci6n, Lo @ tiene ante los ojos es siempre civilizacion tras la . Su objetivo es la regeneracién en general. Su lucto: la concentracién del talento contra lo amor \ del saber contra l atardimiento, Entrafia un cam. bio cultural revolucionario, que significa nada me- | fos que una conjura que recorre los sighs, cuyos “objetivos declarados son combatir la tontuna ¢ im- pedir que legue el viento a las velas de la desespe- calibrarse realmente desde que la Ilustracién del si- glo XVIII encendié una segunda luz (y con buenas razones se ha llamado a Ja Tlustracién tna empresa ~ desabouae del destino). Lallustacién asu vez, s6lo puede valorarse en su contenido después de que una tercera luz nos ayudara a clarificar qué se puede asu- mir de sus planes en proyect 8 tenibles y qué cosas han sido en ella meros sueiios de 19 el sistema de mundo desde el momento ene quelosseres humanos se has sar la calidad climatico-activa de 3 ¥ esto no sucede de modo contun- dente antes del iltimo tercio del hay un paso al reconocimiento de que la praxis hu- inana,a cualquier nivel dela técnica y del uso de sin, bolos, siempre tiene también implicaciones ecosis- \émicas einmunosistémicas, que en el futuro ne dle han de serco-pensadas, sino también co-adminiars. das yco-desarrolladas. Abogo porque seentien, la éPoca moderna en su conjunto como el contento de aprendizaje de la globalizacién, en el que no sélo se Sigue una peste a otra sino un flete a otto, una obee de artea otra, un teorema a otro, una vacuins otra, un experimento a otro, una novella a otre _, Desde 1348 saben los europeos que las grandes Giudades comerciales son espacios deinfeccién Cong, tituyen zonas de riesgo en las que se mezclan devon, denadamente contactos buscados y no buscados Sus hhabitantes han de comprender ahora, en w, Proceso Je Pavoroso, que las riquezas y las in. 20 0. Vistas asi las cosas, florentinos de Boccaccio son de los primeros que blaron conocimiento con las reglas de juego de tlobalizacién. Una sociedad ciudadana, que hace © por conseguir mercancias desde la lejanta y ven- ‘Aerlas, crea también, primero sin concienci clara del Propio papel en todo ello, faclidades de viaje para ‘#808 pasajeros indeseados que en siglos posteriores ~ Ae lamarén microbios, entre ellos no pocos visitantes “gue habfan de metecer en el més alto grado el titulo __ de mortiferos. Desde entonces la separacién entre importaciones bienquistas y malquistas pertenece a las tareas més importantes del ingenio civilizatorio. Bajo el aspecto de la importacién mortifera los euro- peos descubren lo que mas tarde se lamaré side effects: los efectos colaterales del comercio en parti- cular y del comercio en general. Habla en favor de la inteligencia de las administra~ ciones municipales italianas que al descubrimiento de lapeligrosa alianza entre peste y mercancia se respon- diera con la instalacién de estaciones de cuarentena, ‘Conocida hasta hoy es la estacion de la isla Lazaretto nuovo en la laguna de Venecia, que permitié a la dili- gente ciudad comercial del siglo XV disminuir su tri- buto de mortandad un cuarto en comparacién con las ciudades menos protegidas. No obstante siguid sien- torio pagar el tributo inexcusable al aper- ‘ura del mundo con una grave epidemia cada quince o Personas. La muerte en Venecia siguié siendo hasta nuevo aviso mucho més un riesgo de comerciantes que lunaopci6n artistica) Pero desde el siglo XV se visitche inés que nunca a ciudad de las lagunas para infectarse enella, Consciente € intencionadamente, con losbue- ‘os gérmenes de aquel tiempo, que estaban alli como en casa: las nuevas formas de saber, que condiciona- bana riqueza de la metr6polis,y la artes, que difun- dieron su brillo porel mundo. No extra, we, queel joven Jakob Fugger, después llamado el Rico, ala eded de 19 afios, poco antes atin escolar de un convento, fuera enviado a Venecia el afio 1478 para un tiempo de aprendizaje, precisamente el aio en que su herma- sno mayor Markus habia sucumbido en Roma ante una Preocuparse de los malos presagios que suponia que Hugs otros dos hermanos suyos, Hans y Andreas, hubieran muerto en Venecia a causa de ficbree nada claras. Lo que los edeschi podian aprender en aquella ciudad, el nuevo modo de llevar la contabilided yal artearriesgado del crédito, merecia en todo caso i se sobrevivia. 22 pos en que resultaba fi io, ciertamente, visitar Ita experimentar el riesgo de la era modernaen pro- }eaene: un cuarto hermano mayor de Jakob, Peter bia muerto joven en Niiremberg casi al empo. En la ciudad francona monté su tien- peste durante una temporada, En 1494 huy6 de iremberg el joven Alberto Durero mientras la peste estragos en la ciudad y, dado que ya habian en el joven las infecciones favorables del si- ilo, los gérmenes de la voluntad de capacitarse, de la “perfeccién artistica y del anhelo de éxito y sensacién, ‘Ro extrafia que Durero también eligiera el camino de Venecia. No habria de ser el tiltimo que llegara con -vagas esperanzas y partiera decidido a todo, Con estas indicaciones quiero respaldar la tesis de que al comienzo de la edad moderna europea, en que se anuncia ala vez la era de la globalizaci6n, se produ- jo un cambio de estructura de credo, en cuyo trans- curso eljactivismo moderno)comenzé a superar el nivel del pasivismo medieval}y esto a pesar de todas {as maniobras del partido pasivista, mas conocido por el nombre confesional de catolicismo. Los seres hu- manos del Renacimiento todavia no saben nada to- davia de la herejia de los modernos posteriores, se- giin la cual el ser humano prefiere describirse a si mismo como un sujeto auténomo. Para ellos el ser " humano ¢s y sigue siendo una criatura bajo influen- cia, por,no decir una pelota en manos de poderes suprahumanos, un médium a través del cual actiian las dimensiones transpersonales més variadas. No sepehstantecomienzan acomprender que quien deja que ae ‘on él entra él mismo en el juego. ¥ como a filosofia de la libertad en el si trata de hacer algo con aquello que se ha hecho con nosotros; asi se desarrolla entre los primeros protago- nistas de la edad moderna la méxima implicita de que esté en nuestra mano jugar con aquello que juega con nosotros. En esta linea Shakespeare podré decir en As 0H like it que ef mundo entero es un teatro y todos Jos hombres, como todas las mujeres, no otra cosa que actores. Pero para que los contemporneos se hicie- ran una idea correcta de ese escenario pusieron ma- nos a a obra los globégrafos, Waldseemiiller, Apian, ‘Mercator senior y junior, etc. Imitacién de la natura- leza significaba en esa época: la representacién de la Tierra como un globo visualizable. Es una casuali- dad cargada de simbolismo que el més grande de los dramaturgos quisiera mostrar precisamente en un.es- cenario, el teatro del globo, qué sucede cuando los seres humanos juegan con lo que juega con ellos". hn alemén se dice jugar len) un papel» en el teatro 0 en la vida, ‘oo: hacer, interpreta, ess desempetiar, eteftera, un papel, come 24 gui rozamos el motivo profundo de la expre: hoy corriente, delos global players. Desde el: Golén de 1492 existe en Europa una vanguardi $ inteligencias que entienden que aquello que juega nosotros ¢s la Tierra misma, Desde que se demos- “76 definitivamente su forma esférica se convierte en mia pelota que los seres humanos habitan y han de jer a la vez. No todos se dan cuenta de esa tarea ‘paraddjica, y atin hoy hay personas que no quieren ‘aber cuiles son las reglas con las que se juega tras Golén: no son capaces de ver venir la pelota y se nie~ _ ganacogerla y lanzarla. Pero el globo mismo quiere jugar con nosotros hemos de aceptar nolens volens ju- gar-con el globo. En el otofio del decisivo aiio 1492 ‘Martin Behaim, al regreso de un voluntariado en Lis- boa, lleva a Nuremberg el primer globo terréqueo conocido en Europa, con el fin de dejar claro a sus ‘compatriotas cudl es en el futuro el tablado escénico: los tablones de los barcos capaces de adentrarse en alta mar. La navegaci6n es ahora el destino, s6lo el espiritu capaz de adentrarse en alta mar puede seguir el paso de las exigencias de la nueva época. Ahora la consigna es: ja los barcos, filésofos! ja los mares, cre~ en castellano. Pero «spielen sgaifica también, y sobre todo, que se dice que sopla donde quiere; se estudian las direcciones del viento de la inspiracién i habia investigado el sistema de vi de aventurarse tan lejos que ya no se viera la costa. Si, se descubre ahora un sistema de corrientes de entusiasmo, que sigue leyes meteorolégicas total- mente caracteristicas, cuya observancia ya no puede descuidarse en ninguna otra empresa en el futuro. En lo sucesivo se va comprendiendo que el espiritu no sdlo sopla donde quiere, més bien sopla donde pue- de, y donde mejor puede es donde la capacidad ar- tistica humana, que puede aprenderse hasta grados * altos, coincide con la oportunidad que hay que apro- » vechar mientras pasa por delante, con el guifio de la \, suerte, que te dirige su mirada un instante paracom- probar si eres capaz de devolverla. En el transcurso de esas investigaciones se perfila la Trinidad secreta del Renacimiento: que se compondré en el futuro del Con ningtin objeto puede explicarse mejor el sis- tema interior de traccién de la cultura del Renaci- miento que con el cambio de significado de aquella diosa romana, que en los dias de comienzos del Impe- rio habia velado sobre las campafias de los emperado- res y sobre los éxitos de los gladiadores en los anfitea- tos. Naturalmente la Edad Media hubo de utilizar su influencia para apartar alos seres humanos de 28 sent a Fortuna, desu balanceo demasiado humano ahi el erénico insulto a la Fortuna: una sefiora ca- j injusta, que se burla de sus admiradores 9s en circulo, Segiin las autoridades medie- cs, s6lo los insensatos q 3 Pero con el comienzo de la Era Moderna cambia -motivos misteriosos la mujer desnuda mues- Ons 1s dogos en la plaza de San Mar- 08. Ahora llega el tempo en el que Maquiavelo pue- de ensefiar que la fortuna es una mujer a la que gusta aque se le agarre con fuerza, por lo que para caminar durante un rato prefiere hacerlo con aquél que laaprie- ta enérgicamente contra sien el momento oportuno. A los resultados duraderos de la nueva teologia de la Fortuna pertenece el hecho de que todavia hoy en Europa se llame fortunas a los grandes capitales (fortunes en francés, fortunes en inglés), con lo que de ningtin modo ha de pensarse en herencias familia- res consabidas, sino en riquezas j6venes, efervescen- tes, que fueron adquiridas durante la vida del duefio 29 MN por sus apuestas en la mesa de juego de la diosa de la suerte, Entre sus testigos més populares se cuenta el Fortunatus, héroe del titulo de un libro popular ale- man muchas veces editado, aparecido por primera vez en Ausburgo en 1509; un libro que responde a la pregunta de cémo se considera la novella al norte delos Alpes. Jakob el Rico puede que la hojeara ir6- nicamente y que moviera la cabeza negativamente aqui o alli. Es evidente que aqui se afiade un chorrito de convencionalismo de fabula: el héroe, un joven de Chipre que se ha perdido, encuentra en un claro de bosque en Turingia a la virgen de la suerte. Desde antiguo quiere hacerse creer al pueblo entre noso- tros que basta con perderse en el momento oportu- no en el bosque oportuno para que los tesoros de este mundo se derramen sobre ti. Por un «influjo del cielo», como ella dice, a la virgen se le han concedido seis virtudes, entre las que puede elegir su protegido: sabiduria, riqueza, fuerza, salud, belleza y larga vida. Al decidirse el joven por la riqueza prueba que tam- bién aqui, en este pais, apenas quince afios tras el viaje de Col6n, la vida prefiere retozar en un més acd am- liado y con plenos poderes, que seguir entrando por de la aguja de la autonegaci6n en el més alla. A la luz de estos recuerdos especulativos puede ahora decirse con algo més de claridad qué significa la creencia del Renacimiento en la existencia del ser hu- 30 p gira en torno a la manipulacién de incertidum- . Que se basan todas en el axioma de que el ser no es libre nino libre. En sentido absoluto no i. sefior ni esclavo, ni topoderoso ni impotente, os- la continuamente entre fuerzas que ayudan y fuer- que perjudican, es siempre el tercero en la alianza los partidos del destino, permanece siempre entre- “mezclado en un entramado de poderes e inclinacio- ‘nes, de cuya marafia saca mas o menos enéry icamente “hilos para tejer con ellos su propia vestimenta, Para los seres humanos del presente opiniones ‘como ésta suenan muy familiares, ya que tras la ex- ‘tincién de los delirios ilustrados del siglo XVIII y XIX nos acostumbramos mas o menos aa idea de que no somos los duefios y sefiores del mundo ni como in- dividuos ni en colectivos. Si todo lleva su camino somos fundamentalmente usuarios de aparatos inex- tricables, que amplian nuestros radios de accién y que extrafiamente, a menudo aunque no siempre, fun- cionan como queremos y esperamos. Es dificil que alguien pueda imaginarse todavia hoy que abarca con la vista el mundo entero desde un punto de observa- 3r cin soberano. Uno ya se siente satisfecho con dispo- { | ner de instrumentos que permitan navegaciones con mala visibilidad y mar revuelta. Hemos arrinconado los grandes mapas de la filosofia de la historia y nos hemos matriculado en cursos de teoria del caos. Todo ello nos lleva a una situacién en la que sentimos a los seres humanos del Renacimiento como nuestros pre- decesores inmediatos. Ellos fueron de hecho los pri- meros que entendieron que el ser humano puede aprender a tratar con sus astros. No hay que malen- tender, pues, a fascinacién temprano-moderna por la astrologia como signo de aumento de un fatalismo pasivo. Es testimonio, mas bien, de una sensibilidad incipiente por un pensamiento en el que hay que reco- nocer las constelaciones para intervenir en ellas me- diante manipulaciones apropiadas. Por eso se dice, con razén, que las estrellas influyen pero no obligan. Sa- bemos que esto es asi porque sucede exactamente lo mismo con las coyunturas de la suerte y del negocio. Desde aqui regresamos a la idea de novella. De- beria haber quedado claro entretanto que no se trata meramente de un nuevo género literario entre otros. Ciertamente, en tanto aventaja en rango ala leyenda, la novella representa la victoria de lo interesante so- bre lo edificante, el triunfo de la curiosidad sobre la devocién. Pero con ello no se agota su funcién, ni mucho menos. En realidad la novella es la madre de las noticias. As{ como el nuevo lunes pertenece a las 32 el martes pertenece al ser humano que La novella no informa sélo de las 's de la inteligencia humana sobre "Mas bien concibe el mundo entero brit y administrar como wna fuente de rea~ jn, de laque no se cansan de alimentar los reci- vsilustrados. El mundo entendidomodernamen- fe convierte en vn taller de reanimaciones. Quien sobre él o publica informaciones sobre él esté 1o asi, a un generador de evan- as innovaciones; presuponien- hhaga el favor de confirmar el que el mundo nos sjuicio arquetipico que albergamos como partici- Epes de la modernizaci6n: que bueno, lo més nuevo lo mejor, Jo mejor de todo. ‘Naturalmente el mundo s6lo nos hace ese favor por lo que el ser hu- Jo nuevo es ala vez lo Jo mas nuevo de todo en momentos extraordinarios, ftano moderno ha de acostumbrarse a que normal- rente le lleguen a casa sin clasificar las buenas y las mrslas noticias, Incluso vale esto para la novella de todas ls novellas, la noticia del descubrimiento del Nuevo Mundo, que, por un error cartogrifico, des- pués de 1507 fue lamado América: apenas habian Fegresado los barcos de Col6n a Espafa en marzo ide 495, se declar6 un grave epidemia de sifilis entre Ias tropas que sitiaron poco después Napoles y en 33 las que servian algunos que habsan participado en el ‘de Col6n, Tras la disolucion del diezmado ejér- laspeste anegé toda Europa hasta fin del siglo. Nada menos que al propio Alberto Durero se debe |a primera representacién precisa de un sifilitico en tun grabado de madera del aio 1496. La mala noticia fue aqui que habia una (casi) nueva peste en el mun. do; la buena consists en que el arte de la representa- ci6n no se parara ahora ni ante la sfilis. Quien vive en la nueva era habré de esperar todavia @ que lleguen buenas noticias adicionales al respecto: desde 1910 los horrores dela sfilis fueron reducidos por el salvarsée de Paul Ehrlich, desde 1942 completamente domina. dos por la penicilina de Alexander Fleming, El juego de good news y bad news, que viajan en ¢ mismo barco y se envian en la misma frecuencia, determina desde entonces a vida moderna, Quien lan, 2a noticias ha de saber que por medio de ellas cola- bora acrear el clima humano, En las catapultas dela informacién se co-generan nuestros estados de éni_ mo, La auténtica noticia, la hija de la novella, es la comunicacién, a la que corresponde un derecho de expansi6n en tanto que en ella se produce la unidad de informacién y animacién, Las novellas ya no se anuncian desde los piilpitos, se extienden gracias a sus propias redes y a sus cualidades intrinsecamente infecciosas. 34 Joes casualidad alguna que también la Reforma sus éxitos ala nueva tipografia de s. La propagacién del Evangelio en iit lenguas populares depara el prototipo de las epi- jas simb6licas buenas, a cuya expansién contri- n autorresponsablemente ahora las personas em- ras. La Biblia misma aparece a otra luz. No el Nuevo Testamento la novella del Hijo de Dios E doliente, que daba apoyo a los demas dolientes? En “euanto se impone la idea, y el estado de énimo conse- | gente, de que la creacién no ha acabado gno era l6gi- © 0 deducir que tampoco podia haber terminado la re- © dacci6n de las obras y escritos que el ser humano ha Se rear eins ble Antiguo Testamento y al salutffero Nuevo gno Ibia que escribir y pubicaruntercero, un Testamento Mis Nuevo, en el que se hablara de los acontecimien- _tesdela semana ampliada, de todas las maravillas dela | Greacién, que continta, y de las aventuras de las artes, quecrecen? Asi yano parece extrafo que los nuevos editores, armados de su competencia para provocar epidemias de lo maravilloso con sus pequefas letras de plomo, comenzaran a buscar sus materiales esti- mulantesallf donde podian encontrarse, dada lasitua- cid de las cosas: en las historias de seres humanos, a los que durante sus gestiones con los propios astros les sucede algo digno de notar y de pensar. 35 ‘Tras todo esto podemos aventurar una definicién: el Renacimiento es la época de redacci6n de ese Testa~ mento Mas Nuevo. Su sintoma externo es la disputa de los antiguos y los modernos, que sélo aparente- mente se decidié en favor de estos tiltimos. Pues, como ahora entendemos, no puede acabarse a su propio ni- vel. Acabaria en realidad en una segunda disputa superadora: la que se produce entre los partisanos de lo que aqui llamamos Testamento Mas Nuevo y los prosélitos de las viejas revelaciones, Esa friccién no puede hacerse comprensible con suficiente profun- didad con las tesis habituales sobre las relaciones en- tre razén y fe; y por mucho que por su tendencia conciliadora y racional se quieran celebrar las tesis de Ratisbona de Benedicto XV1 sobre la racionalidad de la fe, hablan desde una posicién que no esté en el frente propiamente significativo. El Renacimiento permanente, que determina los / *auténticos calendarios implicit 1s de la nueva época, se despliega hasta convertirse en una red compuesta de historias infecciosas, de animaciones dignas de re- peticién y de empresas capaces de expansién, por las que se articula el saber del mundo de la era de la glo- én. Este Testamento -para siempre informal y abierto—constituye un enjambre de microevangelios ante un trasfondo oscuro. Por su corriente agitada que hay en el mundo nuevas inteligencias y ipescas, las burguesas y las académicas, en las que feunié todo lo que se podia saber y difundir hasta onces. Sus usuarios se convirtieron en una nueva nidad de fe, que esencialmente habia de deve- ‘en una comunidad de novellas, una comunidad e saber, una comunidad de empresas. Fundaron la ‘epibblica del mejor saber, en.cuya herencia estamos “nosotros. Tampoco esos pilares del saber se mecie- ‘on nunca en la ih jnomos. Todo su saber comenz6 con la idea de que la ‘vida humana significa la existencia en flujos y bajo s. . lo en este clima, como se ha dicho, pudo apare- cer la figura del jugador, que negocia incluso con los “ influjos bajo los que esta dispuesto a estar y quiere | estar. Como una de las primeras manifestaciones de tal juego aparece la figura del editor, que invierte su poder econémico en el negocio del influjo en tanto publica novellas y noticias que ponen en juego su capital, lo aumentan en caso favorable y dirigen los deseos de los lectores ala participacién en lo maravi- Hloso del mundo. Ahora se perfila la imprescindible figura del artista, que produce maravillas y nuevas naturalezas. Que merecen irradiar como astros de un 37 la vida de los contemporsneos y de posteridad. Surgen, tras preludios que se retro traen hasta'el siglo XIII, las figuras del gran comer- jante y del banquero, cuya importancia consiste ante todo en que desarrollan la influencia en general hasta convertirla en una técnica precisa. Quien invierte en mercancias ha de saber que no representan mas que hipétesis sobre influencias bajo las cuales quieren caer los posibles compradores; y quien da créditos ha de ero No es otra cosa que tener en cuenta que el energfa de influjo abstracta y general, que a través del rodeo de los célculos y deseos de los seres huma- nos se transforma en influjo conereto y discreto. “Todas estas figuras confluyen en la figura del prin- cipe-empresario, que encarna el ideal humano de la nueva época, el womo universale. En tanto que po- deryy espiritu se unen en él se convierte en testimonio de la posibilidad de nuevas posibilidades. Nos per- mite imaginar qué significa plenitud de vida. En la persona de Lorenzo de Médici, a quien ya los con- temporaneos adjuntaron el titulo de Magnifico, aso- ma ejemplarmente el jugador por cuyas intervenci nes el juego asciende a un nivel superior. Esto es posi- ble porque convierte su propia existencia en un forum, en el que se resinen inteligencias y talentos de los tipos y direcciones mas diversos. Se inserta en los didlogos invelectuales y en los negocios de su tiempo y seimpli- 38 ,aleahuete, Fron que como manipuladoren red- en instar iden campo de juego en el que los mejores Puc” ar con lo que juega con ellos.

También podría gustarte