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1.

Planteamiento del problema

Los descriptores en ciencias de la salud (DeCS) describen estilo de vida como


modo típico de vida o manera de vivir característico de un individuo o grupo.

Se considera que las variables sociales son las principales determinantes


de la adopción y del mantenimiento de un estilo de vida, a mediados del siglo XX
se abordó el estudio de los estilos de vida desde un enfoque cultural, defendiendo
que las personas tienen estilos de vida sanos o insanos por su propia voluntad,
recayendo por lo tanto la responsabilidad sobre ellas. (Bennassar, 2011)

En este contexto, los estilos de vida considerados saludables disminuyeron


y se han tenido que adaptar a las nuevas necesidades durante el confinamiento.
Particularmente en adolescentes, se observó un incremento en el tiempo de uso
de pantalla e internet y una reducción del tiempo dedicado a la práctica de
actividad física, lo que ha provocado un aumento del sobrepeso y obesidad. (Ortiz,
2021)

El estilo de vida de las personas también ha sido definido como aquel


"compuesto por sus reacciones habituales y por las pautas de conducta que han
desarrollado durante sus procesos de socialización. Estas pautas se aprenden en
la relación con los padres, compañeros, amigos, hermanos, o por la influencia de
la escuela y medios de comunicación. Dichas pautas de comportamiento son
interpretadas y puestas a prueba continuamente en las diversas situaciones
sociales y, por tanto, no son fijas, sino que están sujetas a modificaciones”.
(O.M.S., 2004)

Del mismo modo la Organización Panamericana de la Salud refiere que los


coronavirus (COV-2) son una amplia familia de virus que pueden causar diversas
afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como
ocurre con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio y el
que ocasiona el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV). (OPS, 2019)
En este sentido la OMS (2019) ha notificado a nivel global que la gran
mayoría de los países se encuentran bajo un confinamiento, con la finalidad de
reducir la transmisión del virus. Este confinamiento se ha asociado a una
modificación del estilo de vida, el cual conlleva a la disminución en el contacto con
otras personas y cambios de hábitos relacionados con actividades
familiares, académicas, laborales y sociales. (Lalley, 2020).

En consecuencia, según las estimaciones de la UNESCO (2019), la


pandemia ha obligado a la comunidad académica a explorar nuevas formas de
enseñar y aprender. Esta situación ha resultado difícil, la población enfrenta
problemas emocionales, físicos y económicos provocados por la enfermedad al
tiempo que cumplen la parte que les corresponde para contribuir a frenar la
propagación del virus.

Siguiendo con el tema, en un estudio nacional denominado “estilo de vida


para adolescentes mexicanos” al analizar la distribución porcentual, los resultados
del instrumento revelaron que 64% de los adolescentes tienen un estilo de vida
moderadamente saludable en la escala total, y sólo 23% tiene un estilo saludable,
el restante 13% tiene un estilo de vida mórbido. En cuanto a los resultados en las
dimensiones del instrumento, los puntajes más bajos se observaron en actividad
física y estado emocional, luego en alimentación y relaciones sociales, mientras
que las de valores más elevados son las toxicomanías y salud. (Bazán et. al.,
2019)

Así mismo, en un estudio denominado hábitos y estilos de vida en la


adolescencia y convivencia familiar demostró que en la alimentación el 68% de la
muestra realiza entre 4 y 5 comidas al día, en cuanto al descanso el 63% de la
muestra considera que duerme menos de 8 horas al día, mientras que el 37%
considera que duerme por encima de 9 horas, así mismo refieren que el 76%
realiza ejercicio físico durante la semana, atendiendo al ámbito familiar el 93% de
los adolescentes encuestados afirman que su ambiente familiar es bueno o muy
bueno, finalmente con base a las adicciones el 18% afirma consumir
habitualmente alcohol y tabaco. (Rodríguez, 2017)

Una de las consecuencias que han generado los cambios en las rutinas
diarias y hábitos están impactando en la salud de las personas, en particular en
los adolescentes se ha visto que el aumento del comportamiento sedentario
durante la pandemia desencadenara la posibilidad de presentar alteraciones
metabólicas, obesidad y trastornos a nivel de salud mental. (Ortiz, 2020)

Por ello es necesario implementar medidas prácticas, innovadoras y


seguras; es esencial alentar a la comunidad, a los gobiernos a invertir más tiempo,
recursos y esfuerzos para comprender mejor la repercusión total de la crisis. Así
como promover en núcleos familiares espacios para estilos de vida saludables
durante el periodo de pandemia por el COVID-19, principalmente en quienes
deben estar en confinamiento obligatorio. (Ortiz, 2020)

Como parte de las estrategias el Instituto Mexicano del Seguro Social


(IMSS) y el Instituto de Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
(ISSSTE) presentaron el programa “Salud en tu Vida, Salud para el Bienestar'', el
cual tiene como propósito fomentar hábitos saludables entre la población, dentro
de sus actividades se encuentra compartir a través de redes sociales infografías,
videos cortos y materiales para el cuidado de la salud.

Conocer los cambios de los estilos de vida, producto del aislamiento;


generan un diagnóstico de riesgo a los que se ven expuestos los adolescentes,
por lo consiguiente se plantea la siguiente pregunta de investigación ¿Cuáles
fueron las modificaciones del estilo de vida en los adolescentes durante el
confinamiento por COVID-19, en periodo agosto 2021- enero 2022?

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