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Teatro
Teatro
El teatro ha sido cultivado a lo largo de la historia con muy distintos fines, pero siempre comprendido
como una herramienta para comunicar ideas masivamente. De hecho, los antiguos griegos lo
empleaban como un instrumento de educación religiosa y ciudadana, poniendo en escena sus mitos y
sus célebres tragedias.
Por otro lado, también las vanguardias del siglo XX vieron en el teatro un campo de experimentos, en
el cual podían someter al público a experiencias y reflexiones de distinta índole.
Se trata, pues, de una forma de arte muy versátil, que combina el ejercicio intelectual con la
representación de situaciones graciosas, conmovedoras, impactantes, etc. Existen formas muy
variadas de representación teatral, algunas de las cuales ni siquiera tienen lugar dentro de un teatro,
sino en la calle, y algunas incluso exigen la participación del público.
Aunque ambos términos suelen usarse como sinónimos, en sentido estricto conviene no confundir al
teatro (la representación escénica) con la dramaturgia (la escritura del texto teatral). El primero es un
género escénico, mientras que la segunda es un género literario. Tampoco debemos confundir al teatro
en tanto género artístico, con el teatro como edificación en la que tienen lugar este tipo de
representaciones.
Eso no significa que no hubiera antecedentes importantes en culturas anteriores, como la egipcia. Por
ejemplo, era común en el Imperio Medio la presencia de actores que, disfrazados con máscaras,
relataban los mitos fundacionales de la muerte y resurrección de Osiris.
Sin embargo, fueron los griegos los primeros en cultivarlo profundamente: incluso la palabra «teatro»
deriva del vocablo griego théatron, que traduce “sitio para contemplar” (del verbo theáomai, “mirar”,
del que proviene también “teoría”). Las representaciones de la época se daban en un espacio central
para la actividad cívica, y solían asistir los ciudadanos de todas las edades, como parte de su educación
cívica, política y religiosa.
Así, los grandes dramaturgos clásicos de Grecia (Sófocles, Eurípides y Esquilo) emplearon la tragedia
(y en menor medida, la comedia) como forma de interpelar su cultura y exponer los dramas culturales
de la época, centrales en la construcción del imaginario de Occidente. No en balde se estudian y
representan todavía en el presente, y su influencia se puede hallar en los grandes dramaturgos de
las épocas posteriores.
ETIMOLOGÍA DE TEATRO
Se ubica en el latín theātrum, trasladado del griego en la figura théatron, el cual postula un espacio de
apreciación. Asimismo, guarda vínculo con el verbo théaomai, que se traduce precisamente como
contemplar. En su deconstrucción destacamos que «theá» refiere a la visión, y «-tron» al lugar físico
que cobra protagonismo.
Que el origen de esta palabra nos remonte al griego no es casualidad, porque manifiesta la íntima
vinculación, relevancia, e influencia que esta cultura ha tenido en el desarrollo y difusión de una de las
artes más antiguas que ha desplegado el ser humano, tanto como expresión cultural, como actividad
elegida para el entretenimiento en los tiempos de ocio.
A su vez, cada acto se divide en escenas: situaciones en las que ocurren cosas en el escenario.
Cada escena puede ser larga o corta según se estipule en la obra, y puede involucrar tantos
personajes y acciones como sea necesario. Pero generalmente la salida de un personaje principal, el
cambio de escenario o avance del tiempo implican una nueva escena.
Fuente: https://humanidades.com/teatro/#ixzz7yVBtYeUz
Tipos de teatro
Formas mayores. En teoría, las que son más exigentes para el público y los actores, dado que
requerían de largos tiempos teatrales y muchos actos.
Formas menores. Aquellas, por ende, cuya representación requiere de menos tiempo. Son muy
abundantes, pero las más conocidas son:
Por otro lado, puede clasificarse el teatro de acuerdo a lo necesario para su representación, en:
Fuente: https://concepto.de/teatro/#ixzz7yV8ordSD
En las representaciones teatrales se podía someter al público a ideas de todo tipo, a menudo
disfrazadas de ficción, para incentivar el pensamiento crítico o problematizar rasgos políticos y
sociales de la época.
El uso del teatro como instrumento de denuncia y de protesta ha sido una de sus constantes.
Fuente: https://humanidades.com/teatro/#ixzz7yVCihbhB
Pero al margen de la emoción que produce estar sobre el escenario, ocultos tras el telón, los personajes vuelven a ser
personas, que trabajan cada día para que el espectáculo salga adelante. Y, entre función y función, la magia del teatro
trae algo más que la simple emoción de estar a contraluz.
1. Fomenta la creatividad. Desarrollar un personaje y quedar envuelto en la trama de una historia obliga al actor a
desenvolverse en situaciones que requieren un alto grado creativo.
2. Aumenta la empatía. Recrear un personaje requiere olvidar por un momento quién eres y convertirte en alguien
distinto, con sus gestos, sus problemas, su forma de andar, su voz, etc.
3. Desarrolla las habilidades psicomotrices. Actuar es una actividad en la que se comunica con todo el cuerpo,
potenciándose este como herramienta de trabajo, se exploran nuevos movimientos y se mejora la coordinación.
4. Mejora la agilidad mental. Subir al escenario ayuda a entrenar la memoria y las habilidades de improvisación,
necesarias para recordar el texto, conectarlo con el del resto de compañeros de reparto para que pueda seguirse con
fluidez el hilo de la historia, superar situaciones imprevistas, tener recursos para improvisar y ser fiel al The show must
go on
5. Ayuda a reflexionar sobre la forma de comunicación. No se proyecta la voz de la misma forma en una conversación
habitual que sobre el escenario, ni se requiere el mismo cuidado en la dicción o el lenguaje empleado.
6. Mejora el desarrollo personal. Presentarse frente a un público requiere trabajo personal, lograr vencer la timidez y
cruzar las barreras personales y los complejos, algo que ayudará a reforzar la autoestima, ser versátil y tener
predisposición. Ser perseverante tiene sus frutos y el trabajo duro tiene una recompensa más satisfactoria.
7. Requiere orden y compromiso. Para poder dedícate a una actividad que te gusta, sea el teatro, los bailes latinos o el
curling, es necesario establecer un orden de prioridades entre las obligaciones, los ensayos y el resto de tiempo, estar
predispuesto a dedicar parte de tu tiempo libre a esa actividad, ser responsable con los compromisos que establezcas y
planificar un horario. Todo ello ayuda a que la mente establezca un orden y estructure las ideas de forma clara.
8. Descubre un nuevo entorno. Moverte en círculos en los que se comparte una pasión permite conocer a personas muy
interesantes, con las que tendrás cosas en común y podrás compartir lo que más te gusta. Además, como en cualquier
actividad que requiera trabajo en equipo, también deberás tener paciencia y ser tolerante con los demás y con sus ideas.
9. Es una fuente de emociones. A todo lo anterior se le suma la vorágine de sentimientos que transcurren durante el
espectáculo, desde que se abre por primera vez el telón hasta que se escuchan los aplausos: la magia del teatro.