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CEPAL: Al menos 4.

091 mujeres fueron


víctimas de feminicidio en 2020 en
América Latina y el Caribe, pese a la
mayor visibilidad y condena social
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 Asuntos de Género
24 DE NOVIEMBRE DE 2021|COMUNICADO DE PRENSA
El Observatorio de Igualdad de Género del organismo regional de las Naciones
Unidas entregó hoy las últimas estadísticas disponibles sobre esta verdadera
“pandemia en la sombra”.

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El feminicidio o femicidio como forma extrema y letal de la violencia de género


continúa afectando a miles de mujeres y niñas cada año en América Latina y el
Caribe, a pesar de que ha aumentado su visibilidad, la respuesta estatal y la
presión ejercida masivamente por los movimientos de mujeres que han
expresado su rechazo a la violencia de género en toda la región, alertó hoy la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) al presentar un
nuevo reporte.
Al menos 4.091 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 26 países (17 de
América Latina y 9 del Caribe) en el año 2020, una disminución de 10,6% con
respecto a 2019, cuando se reportaron 4.576 casos, de acuerdo con los datos
del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la
Comisión, que cada año consolida y actualiza las cifras de
femicidios/feminicidios y muertes violentas de mujeres por razones de género
proporcionadas por los Gobiernos.
Es importante señalar que el indicador regional es una aproximación porque
aún no hay una metodología común para generar estadísticas estandarizadas
sobre este delito, explica la CEPAL.
En América Latina, las tasas más elevadas de feminicidio se registran en
Honduras (4,7 por cada 100.000 mujeres), República Dominicana (2,4 por cada
100.000 mujeres) y El Salvador (2,1 por cada 100.000 mujeres), aunque estos
tres países registraron una disminución respecto a 2019, al igual que Bolivia,
Brasil, Colombia, Guatemala, Paraguay, Puerto Rico y Uruguay.
Honduras pasó de 6,1 feminicidios por cada 100.000 mujeres en 2019 a 4,7 por
cada 100.000 mujeres en 2020, mientras que en República Dominicana la tasa
bajó de 2,7 a 2,4 y en El Salvador de 3,3 a 2,1.
Argentina, Chile, México y Nicaragua mantuvieron las mismas tasas de
feminicidio que en 2019, mientras que Ecuador, Costa Rica y Panamá
registraron un aumento en comparación con el año anterior. De ellos, Panamá
declaró el incremento más significativo, indica la CEPAL.
En el Caribe anglófono, cuatro de nueve países y territorios con datos
disponibles sobre muertes violentas por razones de género registraron un
aumento de la tasa por cada 100.000 mujeres entre 2019 y 2020. En Granada
subió de 1,9 a 5,5 por cada 100.000 mujeres; en San Vicente y las Granadinas de
0 a 5,5; en Suriname de 1,1 a 2,8; y en Trinidad y Tabago de 2,9 a 3,1. Cabe
destacar que ningún país o territorio de esta subregión tiene tipificación del
delito de feminicidio o femicidio.
“No nos cansaremos de visibilizar la violencia que afecta a las mujeres y a las
niñas de nuestra región a diario y que repercute en la sociedad en su conjunto,
pues constituye un obstáculo para el logro de la igualdad y de un desarrollo y
una paz sostenibles”, declaró Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL,
en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer  que se celebra cada 25 de noviembre y que da inicio a 16 días de
activismo hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
En 2021, el llamado se ha hecho todavía más urgente con la ampliación de la
campaña “ÚNETE de aquí al 2030 para poner fin a la violencia contra las
mujeres”, mediante la cual se busca movilizar a los gobiernos, la sociedad civil,
las organizaciones de mujeres, las y los jóvenes, el sector privado, los medios de
comunicación y todo el sistema de las Naciones Unidas para abordar la
pandemia mundial de violencia contra las mujeres y las niñas.
La violencia feminicida está presente durante todo el ciclo de vida de las
mujeres, aunque se expresa con mayor intensidad durante las edades
reproductivas, apunta la Comisión.
En términos absolutos, en 18 de los 26 países que informan a la CEPAL, el
número más alto de casos de feminicidio en 2020 correspondió al tramo de edad
de entre 30 y 44 años (344 mujeres). Las adolescentes y mujeres adultas jóvenes
de entre 15 y 29 años representaron el segundo rango con mayor incidencia de
feminicidio, con 335 víctimas en 2020. También genera alerta, según la CEPAL,
la situación de las niñas y adolescentes de la región: al menos 40 niñas menores
de 15 años fueron víctimas de feminicidio.
El feminicidio no afecta solamente a las víctimas directas, sino también a todo
su entorno y, en particular, a sus dependientes más cercanos, subraya la
Comisión. Al menos 357 niños, niñas y adolescentes, así como otros
dependientes, se encontraban bajo el cuidado de las víctimas de feminicidio
que se contabilizaron en 2020 en siete países de América Latina: Argentina,
Chile, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Uruguay.
Si bien los países de la región han avanzado en la última década en la
producción de estadísticas sobre feminicidio, falta fortalecer los sistemas de
registro a nivel nacional y estandarizar la información, de manera de contar
con mejores datos para el análisis de las características del delito a nivel
nacional, así como para mejorar la comparabilidad regional e internacional,
sostiene la CEPAL.
La tolerancia social e institucional, la impunidad y la dificultad para acceder a
servicios de salud y de justicia oportunos y de calidad, entre otros factores,
contribuyen a que todas las formas de violencia contra las mujeres ocurran y se
perpetúen, recalca la Comisión.
En este sentido, resulta necesario ampliar la medición y visibilización de otras
formas de violencia que forman parte del continuum de la violencia feminicida;
en particular, la violencia sexual, que está muy vinculada al feminicidio, pues
son habituales los asesinatos de mujeres y niñas que han sido precedidos por
actos de violencia sexual ejercidos por perpetradores que no necesariamente
tienen o han tenido una relación sentimental o familiar con las víctimas.
El fortalecimiento del marco normativo debe ir acompañado de otros pasos,
como la elaboración de planes y programas públicos basados en la evidencia,
que incorporen estrategias de prevención y reparación y el fortalecimiento y
financiamiento de los servicios esenciales de calidad, además de mejorar el
acceso a la justicia.
“Desde la CEPAL destacamos la importancia de que las mediciones sobre
violencia contra las mujeres y niñas se constituyan como centrales en el marco
de los sistemas de información y las estadísticas oficiales de los países. Hoy,
prevenir y hacer realidad el derecho de las mujeres y las niñas a una vida libre
de violencia es un horizonte impostergable y urgente en la región”, concluyó
Bárcena.

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