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E.S.

Solemos afirmar que siempre hubo educación sexual, porque aún antes de que
existiera la ESI fuimos educadas y educados en sexualidad por nuestras
familias, los medios de comunicación, el sistema de salud y, también, la
escuela. A través de estas y otras instituciones, incorporamos valores, formas
de entender y estar en el mundo. Por ejemplo, las formas de entender el sexo
como algo bueno o malo, placentero o peligroso; reglas para las relaciones
sexo afectivas; a comportarnos de acuerdo a expectativas de género
diferenciales y desiguales para unas y otros, etc. 

La escuela, de manera explícita o implícita, a través de formas de organización


institucional, con medidas disciplinarias, inclusive con silencios y omisiones, sin
duda tuvo un lugar importante en nuestra educación sexual. Y,
tradicionalmente, lo ha hecho -y a veces lo sigue haciendo- desde enfoques
biologicistas, biomédicos y moralistas que se contraponen a la perspectiva
integral de la ESI. A continuación, compartimos las principales características
de los mismos. 

 Enfoque biologicista / biomédico: es posible que, en nuestra


escolaridad, hayamos participado de alguna charla sobre ciclo menstrual
con una empresa de higiene femenina o algún taller sobre VIH,
infecciones de transmisión sexual o anticoncepción con profesionales de
la salud. Y, seguramente, recordemos alguna clase de biología sobre
aparato reproductor, en la que nuestros genitales se abordaron desde
las partes internas involucradas en la concepción, desestimando las
partes externas que intervienen en las relaciones sexuales y el placer.
En el enfoque biologicista el foco está puesto en la genitalidad, en
la información sobre el funcionamiento del organismo y la reproducción.
Asimismo, este enfoque se combina con el biomédico que focaliza
en los riesgos y consecuencias de las relaciones sexuales. 

 Enfoque moralista: seguramente recordemos alguna anécdota en


donde alguien en el curso haya sido reprendida/o severamente por
dibujar un genital, o quizás alguna charla o taller en al que nos
propusieran la abstinencia o la pareja estable como el único método
efectivo de cuidado sexual. El enfoque moralista estipula conductas
adecuadas y esperables, y sanciona todo aquello que se desvía de
una sexualidad buena o normal.

Estos enfoques tradicionales comparten algunas


características: no parten de considerar a las y
los estudiantes como sujetos de derecho, sino
que se centran en la genitalidad y asocian las
prácticas sexuales a la vida adulta, no siendo
capaces de reconocer la sexualidad como una
dimensión presente desde el comienzo de nuestras
vidas. A este sesgo lo reconocemos
como adultocentrismo. Pero, además, se
focalizan únicamente en los aspectos negativos o
los peligros asociados a la sexualidad, reduciendo
sus estrategias a la prevención de riesgos, sin
atender a los beneficios que un ejercicio libre y
saludable de la sexualidad puede brindar.
 En Argentina, durante las últimas décadas, fueron sancionadas diversas leyes
que reconocieron los derechos sexuales y reproductivos de todas las personas
en tanto derechos humanos. En este contexto, en octubre de 2006, se
sancionó la Ley nacional 26.150 de Educación Sexual Integral que, desde
entonces, se constituyó como derecho de la población escolar: adulta, joven y
muy especialmente adolescentes, niñas y niños.

Esta Ley propone un camino diferente a las tradicionales maneras de abordar


la educación en temas vinculados con la sexualidad. Veamos cuál es la
propuesta de la ESI comenzando por lo enunciado en el Artículo 1:

 Todos los educandos[1] tienen derecho a recibir educación


sexual integral en los establecimientos educativos públicos,
de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional,
provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
municipal. A los efectos de esta ley, entiéndase como
educación sexual integral la que articula aspectos biológicos,
psicológicos, sociales, afectivos y éticos. 

Observamos que en este primer artículo se enuncia de manera explícita


el derecho de todas/os las y los estudiantes a recibir ESI; derecho que es
extensivo a todos los niveles y modalidades educativas. Y, fundamentalmente,
se concibe a las infancias, adolescencias y juventudes como sujetos de
derecho y como titulares de derecho en relación a recibir ESI. 

A continuación, las y los invitamos a conocer en qué consiste el paradigma de


protección integral de la niñez y sus principios rectores: 
Esta consideración explicitada en el artículo 1, se fundamenta en dos pilares:
uno tiene que ver con definir a las personas que se están educando como
titulares plenos de derecho y, el otro, se relaciona con la idea de sexualidad
que sustenta la norma. En este sentido, para la Ley de ESI la sexualidad está
presente desde el momento en que nacemos y nos acompaña durante toda
nuestra vida, es decir, la sexualidad constituye un aspecto central en la vida de
los seres humanos. Por lo tanto, si recibir ESI es un derecho, el Estado tiene
la obligación de garantizarlo.

Aquí, nuevamente, la Ley nos ayuda a posicionarnos como sistema educativo y


como docentes, en tanto agentes del Estado. Nuestra responsabilidad radica
en promover y garantizar el derecho a la ESI incorporando su enfoque
pedagógico en nuestras planificaciones. 

Continuando con el artículo 1, y haciendo foco en la segunda parte del mismo,


observamos que se afirma que la ESI se encuentra integrada por varias
dimensiones, la biológica, la psicológica, la social, la afectiva y la ética. Con
esta breve referencia, la Ley reconoce la importancia de entretejer o entrelazar
las diferentes dimensiones de la sexualidad que juntas constituyen a las
personas como seres sexuados. Esta concepción de la sexualidad se
encuentra en consonancia con lo planteado por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) en el año 2006: "La sexualidad es un aspecto central del ser
humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los
papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la
orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos,
fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles
y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas
dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre.
La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos,
psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales,
históricos, religiosos y espirituales ".
Como podemos observar, el primer artículo de la Ley de ESI resulta de vital
importancia para comprender algunas de las principales características del enfoque.
Por un lado, porque inaugura una perspectiva claramente diferente de las miradas
tradicionales sobre la sexualidad en general y sobre la enseñanza de esta
dimensión humana en el sistema educativo. Por el otro, porque considera a las y los
estudiantes como sujetos de derechos promoviendo y profundizando así en el
paradigma de Derechos de NNyA al que nuestro país ha adherido y por el cual
trabaja día a día a través de diversas políticas públicas.

 la Ley de ESI en su artículo 3, formula los siguientes objetivos: 

 Incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas


educativas orientadas a la formación armónica equilibrada y permanente
de las personas.
 Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos y
confiables y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la
educación sexual integral.
 Promover actitudes responsables ante la sexualidad.
 Prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud
sexual y reproductiva en particular..
 Procurar igualdad de trato y oportunidades para mujeres y varones. 

Estos objetivos generales, junto a las consideraciones que vimos en el artículo


1, nos ayudan a ir precisando el significado de implementar la ESI en las
escuelas. En este sentido, podemos decir que nuestra tarea como docentes es
incorporar y/o fortalecer el enfoque integral de la ESI en la escuela a través de
nuestras prácticas cotidianas. Para ello, la ESI debe abordarse desde una
perspectiva transversal. Esto significa que no debe reducirse a un taller,
charla o espacio aislado, y, tampoco, separarse de la práctica pedagógica
cotidiana. La ESI se propone como un enfoque de enseñanza y aprendizaje
sistemático, que puede adoptar la forma de un espacio curricular específico a
partir de la escuela secundaria, con contenidos adecuados a las edades y
desarrollos de las y los estudiantes, cuyos aprendizajes comprenden saberes y
habilidades para la toma de decisiones libre y de manera autónoma con
relación a la sexualidad.

Estos objetivos fueron reafirmados en la Resolución 419/22 mediante la cual,


las máximas autoridades educativas de las jurisdicciones de nuestro país,
reafirmaron su compromiso en fortalecer, extender y profundizar la
implementación de la ESI para dar cumplimiento a lo establecido en la Ley
26.150 y en toda la normativa vigente que la complementa, entendiendo que “la
Educación Sexual Integral (ESI), en tanto política de Estado, constituye un
aporte necesario y fundamental para la construcción de una sociedad diversa,
justa e igualitaria.” (artículo 1)
La IVE y los derechos sexuales y reproductivos
       

La Ley 27.610 establece el derecho a la interrupción voluntaria del


embarazo, reconociendo que se trata de un tema de salud pública y derechos
humanos de las mujeres y las personas con otras identidades de género con
capacidad de gestar. La sanción de esta ley constituye un hito muy importante
en el camino de garantizar los derechos sexuales y reproductivos, y muy
especialmente uno de ellos, el de elegir si tener o no hijas/os, con quién,
cuántas/os y cuándo tenerlas/os. 
Esta nueva norma implica un cambio de paradigma: el pasaje de un campo
punitivo y restrictivo al terreno de los derechos humanos. Antes de la sanción
de la Ley de IVE, la interrupción del embarazo estaba limitada a circunstancias
puntuales y, por fuera de ellas, se aplicaba la ley penal que condenaba a
muchas mujeres. Con la nueva norma, la interrupción voluntaria del
embarazo es considerada una temática de salud pública que debe abordarse
desde un enfoque basado en la perspectiva de Derechos Humanos.

Ahora bien, ¿qué implica considerar a la IVE en términos de


derechos? Que el Estado reconoce el derecho de las mujeres y personas con
otras identidades de género con capacidad de gestar, a decidir sobre su cuerpo
y su reproducción. Instituye el derecho de acceso a la IVE hasta la semana 14
inclusive, y más allá de ese plazo, cuando la vida o salud de la persona
gestante estuviera en riesgo, o si el embarazo fuera producto de una violación.

El Estado asume su rol de garante de este nuevo derecho. Esta garantía de


derecho que instaura la ley, lejos de buscar una modificación en las
convicciones personales, las protege: en términos de los derechos sexuales y
reproductivos ninguna persona debe verse obligada a hacer algo que vaya
contra de su sistema de creencias y tampoco nadie puede obligar a una
persona a tomar decisiones con las que no acuerda.

Uno de los aspectos centrales de la perspectiva de derechos se relaciona con


la promoción de autonomía en la toma de decisiones. En este caso,
decisiones que tienen que ver con los derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres y personas gestantes. En este sentido, la norma reconoce la
capacidad de decidir de las mujeres y personas con capacidad de gestar sobre
la continuidad o no de un embarazo.

Para poder ejercer


esa autonomía en relación a los derechos
sexuales y reproductivos, y en particular en
relación al acceso a la IVE, es necesario que las
personas cuenten con información precisa y
adecuada. Contar con información y tener en
cuenta los propios deseos y sentires, resulta
fundamental para que cada quien logre tomar
decisiones de forma libre y sin presiones. 

Para el campo educativo este aspecto es central, porque reafirma el trabajo


que se viene realizando en términos del abordaje sobre los derechos sexuales
y reproductivos y también convalida el sentido profundo que tiene la ESI, que
no es otro que educar para que las personas puedan decidir con libertad y
autonomía sobre su vida sexual y reproductiva.

 
Los derechos sexuales y reproductivos en la escuela y su
abordaje desde la ESI
El reconocimiento de los derechos nunca es una tarea sencilla. Por un lado,
está el trabajo de legisladoras y legisladores: llegar a acuerdos sobre el texto
de la ley y, luego, armar una estructura que posibilite su garantía. Es decir,
establecer mecanismos, y a veces hasta crear organismos, que permitan que
todas las personas puedan ejercer ese derecho. Por otro lado, se requiere un
abordaje cultural y educativo que contribuya a que sea reconocido como
derecho aquello que hasta entonces no gozaba de ese reconocimiento. 

Como hemos visto, la tarea de la escuela resulta central para aportar en este
sentido. A partir de lo trabajado en esta primera clase, podemos sintetizar las
primeras orientaciones a tener en cuenta para emprender este camino: 

 Ampliar nuestra perspectiva de derechos incorporando a la IVE. 

 Comprender que la IVE es un derecho que se incorpora en el conjunto


de los derechos sexuales y reproductivos y, como tal, es parte del
abordaje de la ESI. 

 Recuperar lo que venimos trabajando en la escuela en relación a los


derechos sexuales y reproductivos; teniendo presente que cuando los
enseñamos, también estamos informando y fortaleciendo los saberes y
capacidades de las y los estudiantes para que tomen sus decisiones con
autonomía y libertad. 

 Reflexionar, cuando así lo consideremos necesario, sobre nuestro


posicionamiento docente e institucional. 

 Dar lugar a un abordaje curricular, que de manera planificada, incorpore


este tema en las distintas áreas de conocimiento, asignaturas y/o
espacios específicos. 

 Intervenir frente a situaciones que irrumpen, brindando


acompañamiento, orientaciones e información certera y confiable. 

 Intervenir y brindar acompañamiento en aquellas situaciones de


vulneración de derechos que se hagan presentes en la escuela. 

 Articular y trabajar en red con otras instituciones (profesionales de la


salud, organismos de protección de derechos, etc.) en pos de la
protección y garantía de derechos de las y los estudiantes. 

Sin dudas, todas estas cuestiones serán parte de un proceso que cada una/o
de nosotras/os y cada escuela irá transitando según sus particularidades.
Sepamos que, en cada uno de estos pasos, estaremos contribuyendo al
abordaje de los derechos sexuales y reproductivos desde la ESI y aportando al
desarrollo de una sexualidad informada, plena y libre. Y, por lo tanto,
acompañando a las niñeces y adolescencias en el camino progresivo del
desarrollo de su autonomía, del reconocimiento y ejercicio de derechos y
contribuyendo así, a su formación ciudadana. Seguiremos trabajando y
profundizando estas cuestiones a lo largo del curso.

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