EL NUEVO TESTAMENTO PARTE 1

Programa 2 de 3
El Drama de la Redención

Si el drama de la redención hubiese sido una obra de teatro, tendría dos actos, establecidos en
el Antiguo y el Nuevo Testamento de la Biblia.
El tema central - la unión de Dios y el hombre a través de un sacrificio expiatorio por los pecados
que los separaban a ambos. En el Antiguo Testamento, eso se hizo sacrificando animales en el
Templo en Jerusalén. El Nuevo Testamento reveló el verdadero sacrificio que quita el pecado.
Desde la Iglesia Moody en Chicago, esto es Correr para Ganar con el Dr. Erwin Lutzer, cuya
enseñanza clara nos ayudará a cruzar la línea de llegada.
Hoy continua la serie de cuatro mensajes titulada "El Drama de la Redención” con el Pastor
Lutzer. Ahora únete a nosotros mientras volvemos nuestra atención al Nuevo Testamento, y cómo
Jesús cumple todas las imágenes del sacrificio que se encuentra en el Antiguo Testamento...
Jesús es la promesa que Dios le hizo a David. Él es el rey de Israel.
Así que cuando recibes a Cristo como Salvador, tú recibes a un vencedor. Tú recibes un rey.
También recibes un Salvador. Él es nuestra Pascua. Pablo dice en la Primera carta a los Corintios
capítulo 5, en el Nuevo Testamento: "Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por
nosotros." Ahora recuerda la Pascua. Dios dijo: "Tómese cada uno un cordero y tomarán de la
sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas, pues yo pasaré y heriré a todo
primogénito en la tierra de Egipto. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros
estéis y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad." La
razón por la cual se llama la Pascua es porque Dios dijo: "Yo pasaré sobre ti."
Ahora quiero que imagines por un momento a un niño en un hogar judío, y ese niño dice: "Bueno,
papá, ¿Para qué sirve la sangre?" Y su papá le contesta: "Puede ser que yo no lo entienda, pero
el ángel del Señor dijo por medio de Moisés: ‘Cuando vea la sangre pasaré sobre ti y la plaga
no se te acercará."
Tal vez el hijo primogénito en una de esas casas era malo. Tal vez era un niño desobediente.
Eso no importaba. La promesa era: "Cuando vea la sangre pasaré sobre ti." Por supuesto, si él
era malvado y si había cometido crímenes, esos con toda seguridad tendrían que ser tratados,
pero al final del día, no era la grandeza de su pecado. Era el poder de la sangre lo que lo
liberaría, al igual que algunos de ustedes. Si yo pudiera hablar con ustedes uno a uno y si fueras
honesto, algunos de ustedes admitirían que han cometido crímenes. Tú has hecho algunas cosas
bastante terribles, pero cuando recibes a Cristo como Salvador, esa sangre es, por decirlo de
alguna manera, aplicada a ti, y Dios dice: "Cuando vea la sangre pasaré sobre ti y la plaga no
se te acercara." Tú podrías morir en un terremoto, pero la ira de Dios ya no estará sobre ti. Tú
estás exento de eso, por eso te exhortamos a recibir a Cristo como Salvador, porque cuando lo
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haces, te beneficias de Su muerte y de la sangre que fue derramada. Y más tarde, Jesús dijo de
forma tan hermosa en la fiesta de Pascua con Sus discípulos: "Esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Yo soy tu Pascua." Y por
eso nosotros ya no celebramos la Pascua. Más bien celebramos — la Comunión — el Nuevo Pacto
porque Jesús eliminó la necesidad de la Pascua porque "Su sangre puede hacer que el más sucio
se purifique, y su sangre sea aprovechada por mí." Él resultó ser la Pascua. Así que cuando lo
recibes como Salvador, efectivamente recibes a alguien calificado para salvarte.
Déjame decirte que Él también es el Templo. Jesús un día estaba de pie junto al gran Templo
de Herodes del cual hablamos en el programa anterior, por cierto, si no lo escuchaste deberías ir
a nuestra página en Facebook y escuchar el mensaje. Jesús dijo: "Destruid este templo, y en tres
días lo levantaré," y los judíos dijeron: "En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú
en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo." Jesús es el Templo.
De hecho, en Juan capítulo 1, versículo 14, él dice: "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó
entre nosotros." Vivió con nosotros. ¿Cuál era el templo del Antiguo Testamento? ¿De qué se
trataba? Era el lugar de encuentro entre Dios y el hombre porque Dios siempre quiere reunirse
con Su pueblo, y Dios dijo: "Quiero llevarte a través de este ritual para que entiendas la seriedad
del pecado, y tendrás un Sumo Sacerdote que te representará ante mí. El sacerdote tendrá
primero que ofrecer sacrificio por sus propios pecados, pero él te representará ante mí y yo
representaré lo que tengo que decirte a través de él." Jesús abolió todo eso porque Jesús es el
Sumo Sacerdote.
Ahora bien, el sumo sacerdote en el Antiguo Testamento ofrecía en sacrificio toros y machos
cabríos en el altar. Jesús terminó no solamente siendo el sacerdote, sino también la ofrenda. Él se
ofreció a Sí mismo. Él fue el cordero y Él fue el sacerdote, y por lo tanto Él acabó con el templo.
En la Iglesia Moody no tenemos un altar. Tal vez quizás durante tu crianza fuiste llevado a una
iglesia que tenía un altar y se comentaba acerca de ese altar. Jesús eliminó la necesidad de tener
un altar. Ya no ofrecemos sacrificios. La Biblia dice que Su sacrificio, nos santificó eternamente.
Por medio de una ofrenda, Él ha perfeccionado a todos los que están santificados. Él es nuestro
sumo sacerdote. ¿No lo amas cuando piensas en lo que Él ha hecho por nosotros?
Jesús también fue el fin de la Ley. Pablo dijo: "Porque el fin de la ley es Cristo para justicia a
todo aquel que cree." Lee la Ley del Antiguo Testamento, te sugerí que cuando leas el libro de
Levítico y algunos de esos pasajes del Antiguo Testamento te doy permiso para leerlos con
rapidez. He recibido algunos comentarios de eso, pero todo ha sido para bien. La gente dice:
"Esta vez voy a ir más allá de Levítico cuando lea la Biblia." No entendemos todas esas leyes.
Ahora bien, ellas son ricas en significado si nos detenemos y los estudiamos, pero nunca terminaras
de leer tu Biblia si te detienes y la estudias por todos lados.
Lo que tú tienes que hacer es escoger y decir: "Quiero investigar esto," y luego lo estudias con
más cuidado en un momento diferente, pero ¿Todos esos rituales, todas esas leyes? Había la ley
moral. Había la ley ceremonial. Había la ley civil. Jesús fue el final de todo. Él las cumplió todas
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y dijo: "Te libero de la obligación del cumplimiento de la Ley." La razón fue porque el pueblo
nunca podría cumplir la Ley. Ellos decían: "Todo lo que el Señor ha dicho lo haremos," y luego
momentos más tarde se rebelaban contra Dios y rompían su pacto. Ellos no pudieron sujetarse a
la ley, y tú tampoco puedes sujetarte a ella.
Sin embargo, la Ley, fue como un director de escuela para llevarnos a Cristo. Nos demostró la
gran necesidad que tenemos, y Jesús dijo: "Ahora ya no estarás más bajo esa ley." Ahora está la
ley de Cristo. No estamos sin ley. Vamos a decir algo, cuando vas a un país, escojamos alguno
arbitrariamente México y España, Si vas ahí vas a estar bajo la ley mexicana o la ley española.
Por supuesto, muchas de esas leyes serán las mismas — leyes contra el asesinato, leyes contra el
robo — pero estás bajo una nueva indulgencia, un nuevo conjunto de leyes, y nosotros como
cristianos lo estamos. ¿Por qué? Porque no había manera de que pudiéramos cumplir la Ley, y
Dios dijo: "Si Yo voy a salvarte, tengo que tomar la Ley y dejarla a un lado porque no puedes
cumplirla. Entonces Yo voy a cumplirla por ti.”
La Biblia dice: "Maldito todo el que es colgado en un madero," porque la Ley tenía maldiciones.
Jesús dijo: "Yo seré una maldición por ti para que seas libre y ya no estás obligado a ser salvo
por obras que nunca podrían salvarte." Pablo dijo en Romanos capítulo 10 que Cristo es el fin de
la Ley por la fe en Cristo.
Ahora bien, entonces ¿Como terminan los Evangelios? Bien terminan con Jesús diciendo: "Id por
todo el mundo y predicad el evangelio," y por eso tenemos misioneros en Haití y misioneros en la
India, y misioneros alrededor del mundo. Y cuando llegamos al libro de Hechos, lo que descubrimos
es que el Apóstol Pablo se convirtió dramáticamente al cristianismo y el libro de Hechos es
básicamente la historia de cómo el Evangelio llegó de Jerusalén a lo que llamábamos Asia Menor
(Hoy se llama Turquía) Y luego más allá de Grecia y eventualmente a Roma, y esa es la historia
del libro de los Hechos de los Apóstoles.
Y ese hombre, Pablo, quien fue especialmente designado por Dios y llamado por Dios, escribió
cartas, y le escribió cartas a diferentes iglesias. Él escribió un total de 13 de los libros del Nuevo
Testamento, y la mayoría de ellos fueron escritos para las iglesias, pero también hay algunas
cartas individuales como las de Timoteo, Tito y Filemón. Él también escribió esas cartas.
Ahora bien, no sabemos quién escribió el libro de Hebreos, pero lo que sí sabemos es que
pertenece al Canon. Esa es una historia interesante que debemos omitir, pero el libro de Hebreos
es simplemente un cumplimiento y una explicación del libro de Levítico a la luz de todo lo que
Jesús ha hecho.
Y luego tienes otros escritores como Santiago y Pedro, y Juan quien escribió tres cartas, y luego
Juan tuvo esa maravillosa Revelación de Dios la cual es un misterio para la gente, y gran parte
de ella es un misterio para todos nosotros, pero hay una bendición especial para aquellos que
lean Apocalipsis. Lo que quiero hacer en mi próximo mensaje es abrir el libro para ti de tal
manera que digas: “Voy a leerlo y leerlo y leerlo porque dice: 'Bienaventurados los que lo oyen
y obedecen las palabras de esta profecía,’” y qué gran profecía es.
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 Bueno, ese fue una rápida descripción de los 26 libros del Nuevo Testamento. Ahora las
preguntas son: ¿Dónde nos deja esto, y cuál es la conclusión?
En primer lugar, quiero que pensemos en la integridad de Dios y en la interrogante de si Dios
cumple o no Sus promesas. La integridad de Dios fue vista por la venida de Jesús en el Nuevo
Testamento y por los acontecimientos del Antiguo Testamento, pero me puedo imaginar que
durante esos 400 años de silencio (Además de los 1.800 años antes de eso —desde los tiempos
de Abraham) la gente empezó a preguntarse. ¿Dónde estaba Su promesa? Quiero decir, Él
prometió un Mesías, Él prometió una simiente. Y año tras año no pasaba nada, generación tras
generación, y siglo tras siglo. ¿Dónde estaba Dios? Y la gente se estaba formulando esa pregunta.
Tú y yo nos hacemos esa pregunta también, ¿Verdad? Nos preguntamos dónde está Dios cuando
ocurre una tragedia. También nos preguntamos acerca de las promesas de Dios ya que Jesucristo
aún no ha regresado a la Tierra, cuando en realidad el Nuevo Testamento está lleno de promesas
acerca de Su venida. Bueno, ¡simplemente tenemos que esperar! La gente en el Antiguo Testamento
tuvo que esperar, y también tenemos que esperar. Pero asegúrate de esto, Dios cumple Sus
promesas. ¡Cristo viene! Estos mensajes están diseñados para ayudarte, han sido titulados El
Drama de la Redención, para que puedas entender mejor la historia de la Biblia. Sintonízanos de
nuevo, la próxima vez, por aquí mismo.
Este es el tercero de cuatro mensajes, estamos ahora en medio del Nuevo Testamento de la
porción de esta serie titulada El Drama de la Redención. La próxima vez, sintonízanos mientras
continuamos este fascinante estudio.
Correr para Ganar es un ministerio para ayudarte a encontrar y a seguir el plan de Dios para
la carrera de tu vida. Te presentamos la enseñanza bíblica para que puedas conocer a Jesús y
seguirlo, ¡en cada paso del camino!
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