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Bendiciones a todos, hoy estamos en nuestro día 82 y comenzaremos a leer el segundo libro de

Samuel en sus capítulos del 1 al 4.

En el capitulo 1 vemos como un amalecita trae la noticia de la muerte de Jonathan y Saul. Es un


poco extraño, pero el amalecita se atribuye la muerte de Saul, muchos comentaristas piensan que
lo hace con el fin de agraciarse con David y que está mintiendo ya que según leímos ayer Saul se
echó sobre su espada y el versículo 5 del capitulo dice: “Al ver su escudero que Saúl había muerto,
él también se echó sobre su espada y murió con él.”. Si a eso le sumamos que al final del capitulo 4
que leeremos hoy nos dice que el que le avisó pensó que traía buenas noticias.

En base a esta declaración que parece ser mentira en el como pero no en el fondo, Saul esta
muerto, David rasgó sus ropas y ayunó en señal de dolor y respeto y también pidió matar al
amalecita porque considera que ha testificado diciendo “yo he matado al ungido del Señor”. Esto
que incluso David a pesar de haber sido perseguido no había querido hacer, resaltando que para
David era mucho más importante que era un escogido de Señor que rey de Israel.

Sobre el capitulo 2 y 3 tomaré algunos comentarios del libro Comentario bı ́blico mundo hispano
que explica de forma muy clara lo ocurrido.

En este capítulo vemos como David consulta al Señor, algo que hemos visto que parece ser muy
frecuente, consulta si debe subir a alguna ciudad de Judá y le dice que debe ir a Hebrón lugar
donde es ungido como el rey de Judá. Por el momento solo reinaría Juda ya que Abner
comandante del ejercito de Saul había tomado a Is-boset, hijo de Saul y lo había proclamado rey
sobre los otros reinos de Israel.

Luego nos cuenta el relato que El ejército de David estaba al mando de Joab, hijo de Sarvia la
hermana de David. Joab trajo su ejército a enfrentar a Abner. A cada lado del estanque se alistaron
los dos ejércitos; Abner pidió que los jóvenes de cada ejército compitieran en un juego de guerra,
previo a la batalla; se enfrentaron doce jóvenes de cada ejército. Los jóvenes siempre son las
primeras y seguras víctimas en una guerra. Cada joven mató a su adversario, de tal manera que los
24 jovenes murieron; esto hizo enfurecer a los dos ejércitos y se produjo una cruenta batalla en la
que Joab salió vencedor.

Joab, Abisai y Asael eran hijos de Sarvia; los tres hermanos eran grandes guerreros, amantes de la
guerra más que de la paz, y de carácter obstinado. Asael, el más rápido en la carrera, se dio a
perseguir a Abner. Abner suplicó a Asael que se apartara, que dejara de perseguirlo, porque no
quería matarlo; sin embargo, Asael insitió en perseguir a Abner, y en su insistencia encontró la
muerte a manos del experimentado Abner. Asael tenía mucha fuerza y destreza, pero su fuerza y
destreza fueron dominadas por su orgullo y obstinación.

Joab y Abisai continuaron persiguiendo a Abner y sus hombres hasta el anochecer, hasta que
Abner suplicó a Joab que dejara de perseguirlos. Las palabras de Abner reflejan cierta actitud de
reconciliación, reconsiderando la tragedia de la guerra y reconociendo a ambos ejércitos como
parte de un mismo pueblo; Abner aun se atrevió a reclamar a Joab que dejara de perseguir a sus
hermanos. Joab, por su parte, le recordó a Abner que el primero en llamar a la guerra fue Abner.
Joab, sin embargo, dejó de perseguir a Abner. Los dos ejércitos se retiraron a sus ciudades, uno
hacia el norte y otro hacia el sur; los del sur perdieron 19 hombres, pero los del norte perdieron
360; después de esta derrota, parece que Abner pensaba en la posibilidad de establecer una
reconciliación, como lo demostraría después; pero Joab, después de la muerte de su hermano
Asael, no descansaría hasta matar a Abner. Una vez comenzada la guerra, no terminó hasta
después de mucho tiempo, aunque no duró más de dos años, ya que Isboset reinó solamente dos
años. Un sometimiento de parte de Abner hubiera evitado este enfrentamiento fraticida, pero
tomó algún tiempo para que Abner se sometiera a la autoridad de David. Pero antes hubo una
larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David

El comienzo del capitulo 3 es concluyente, la casa de David se iba fortaleciendo y la casa de Saúl se
iba debilitando.

Podemos leer que Abner fue acusado por Isboset de juntarse con Rizpa, quien había sido
concubina de Saúl; después de la muerte de Saúl, la concubina pasaba legalmente a ser concubina
de Isboset. Isboset confrontó a Abner, preguntándole ¿Por qué te has unido a la concubina de mi
padre? En realidad ya no era la concubina de su padre, sino de Isboset; pero Isboset no tuvo valor
de decir “mi concubina”. Abner se enfureció. Su enfurecimiento deja ver su culpabilidad en cuanto
al asunto. Si Abner tomó la concubina de Isboset, se descubre que Abner no respetaba a Isboset
como rey, sino que lo consideraba su títere, y tenía intenciones de llegar a ser rey. El tener como
esposa a Rizpa le daría más prestigio ante el pueblo. Abner no quiso someterse a la autoridad de
Isboset, ni quiso reconocer su pecado cuando fue confrontado por éste; por el contrario, Abner se
presentó como ofendido por el reclamo de Isboset

Abner no aceptó su pecado, porque su corazón estaba cegado por el pecado. Sucede a menudo
que la persona que está en pecado y que no busca el arrepentimiento culpa a otros por su pecado
y se vuelve en contra de los que lo confrontan. Así Abner no reconoció su culpabilidad, sino que se
volvió en contra de Isboset y se alió a David. Ante la presencia de Isboset, Abner reconoció a David
como el escogido de Dios. Abner, por su propio beneficio, reconoció el éxito que David estaba
teniendo. Isboset no pudo responder a las amenazas de Abner ya que le tenía mucho temor.
Isboset no era un verdadero líder. Las tribus del norte estaban siendo guiadas por un rey de
carácter débil y un jefe militar que no reconocía la autoridad del rey.

Cuando Abner vino a Hebrón, David le recibió bien y le hizo banquete: la preciada paz se había
logrado, quedando David como único rey sobre todo Israel. Abner promete a David llevar la noticia
a las tribus de Israel para que se realizara el pacto.

Pero lamentablemente Joab se entera que Abner estuvo ahí y con engaño lo hace regresar y lo
mata, lo que provoca un lamento en David quien recalca su inocencia sobre la muerte de Abner.

David dice “Hoy soy débil, aunque ungido rey”. Ninguna persona está capacitada para desempeñar
el trabajo de Dios; cualquier persona que es llamada de Dios, se ve angustiada por su pequeñez
ante una labor tan grande. Moisés se vio pequeño, tardo de habla y sin armas, ante la gran misión
de hablar al faraón y sacar a su pueblo de Egipto; mas Dios le aseguró que iría con él y que haría
maravillas aun con una vara. Isaías vio su impureza, ante la visión de la santidad de Dios; mas Dios
mismo lo limpió de su impureza y lo llamó a predicar. Pablo se vio muchas veces incapacitado por
un aguijón en la carne, ante la gran misión que tenía por delante; mas Dios le enseñó que su gracia
se fortalecía en la debilidad
El llamado de Dios para David no era un llamado fácil de llevar a cabo. Tenía que reinar sobre todo
un pueblo. Es difícil para una persona gobernarse a sí misma y a su familia, ya no digamos a todo
un pueblo. El llamado de David lo llamaba a tomar cargo de una esfera que no es fácil de manejar
y controlar, como es la esfera de gobernar. David tomó en serio el llamado de Dios y buscó
fortaleza en Dios.

En el capítulo 4 vemos la aparición de un hijo de Jonatahn llamado Mefiboset, sobre quien


leeremos más adelante. También vemos como un par de malhechores buscando congraciarse con
David matan a Isboset pero sin conocer el carácter de David esto solo trae su muerte y condena.
Ya que el no buscaba la muerte de Isboset, buscaba la paz con él.

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