Está en la página 1de 19
‘un smaginario igualitario que lidie con el potencial de des ‘ruccién de todes los vinculos vivos. En este sentido, la vio~ Jencia contra el oto es violencia contra uno mismo, lo eval se ve clarament= cuando comprendemos que la violencia ataca lainterdependencia que es, 0 deberia ser, nuestro mun= do social, LA NO VIOLENCIA, LA CAPACIDAD DE SER DIGNO DE DUELO Y LA CRITICA DEL INDIVIDUALISMO Comencem iendo que la no violencia se convierte como la ausencia de ¥ como el acto de refrenar el impulio de cometer violencia sino como un compromiso constante, incluso como una ideales de igualdad y de libertad. Mi primera propuesta es aque lo que Einstein Iamaba spacifismo tev debe re- pensarse como una no violencia a ype la fuerza de la no violencia implicari repensar la relacion entte age lado que no son lo mismo, Mi segu 12s que la no violencia carece de sentido sin un compro- 0 con Ia igualdad. La razén por la cual la no violencia cexige este compromiso se entiende mejor si se parte de la base de que en este mundo algunas vidas claramente se vi- loran mis que otras y que esta desigualdad implica que cier- tas vidas se defienden con mis tenacidad que otras. Afirma- ‘mos, por el contrario, que esas vidas son valiosas perderse como consecuencia de la violencia, registrada porque eso implica afirmar su valor. Es nera en la que consideramos que su pérdida es digna de ‘embargo, como bien sabemos, en este mundo, las vi- das no se valoran de la misma mane y no siempre se presta atencién a Jos reclamos contra ls agresiones y el asesinato de los que son victimas. Y una de las razones es que esas vidas no se consideran dignas de ser loradas 0, lo que es Hay muchas razones para cia de innumerables grupos de pet cn paises que han cerrado sus front nea, en regiones del planeta en las qce la pobreza y la fale de acceso al alimento y a la salud se hur: vueleo sobrecogedonss Si queremos entender lo que signifia hoy lano violencia en el mundo donde vivimos, debemos conocer las modalidades de la violencia a las que hay que oponerse, pero también {debemos retomar un conjunto de cxestiones fundamentales {que pertenecen a nuestro tiempo: zqué hace que una vida sea valiosa? Qué es lo que determina la desigualdad a la hora de valorar diferentes vidas? :Y cémo podriamos comenzar 2 for~ ‘mular un imaginario igualitario que se integre a nuestra pric~ tica de la no violencia, una prictica de la resistencia, ala ver vigilante y opsimista? En este capitulo me ocuparé del problema del individua- mp con el objeto de fandamentar la itnportincia det las 33s vinculos sociales y de la interdependencia para comprender ccémo seria un enfoque no individualista Dbuscaré relacionar la idea de interdependen« iguiente, comenzaré preguntindome 4ué apora la flosofia moral al desanollo de una prictica e- exiva de la no violencia. ¥ plantesré que existen fantaias socialmente imbuidas que se incorporan a nuestros razona- 'mientos morales sobre la no violencia, de modo que no siem- pre podemos identificar los presupuestos demogrificos que vidas que se consideran dignas de valorarse ¥y aquellas que se consideran relatvarnente 0 en absoluto va- liosis. Este segundo capitulo va de Immanuel Kant a Sig- 1h &tica y la politica del contemporiness de ra Frantz Fanon nos offece un camino para entender de confictos siempre abierta (Technik -unf) nos permite pensar acerca de lavida en y através de as relaciones confi in por eso llegar a un final violento, Con tal objetivo, plantearé que a agresién es un componente excamos éticamente obligados y Jo que se plantea como k ‘Algunos representantes de la historia del pensamiento po- ‘ih, Tae dee rahe ake ce irs de no lena ido politico y social desde un estado de naturale- ‘se estado de naturaleza ya somos individuos por Y que estamos en conficto los unos contra los fottos. No «e nos ayuda a comprender cémo legamos a ser indi por qué es el con- flicto la primera de nuestras relaciones pasionales en vez de la interdependencia o el afecto. La perspectiva hobbesiana, que hha sido la mis influyente para conformar nuestra compren- sin de los conflictos politicos, afirma que un individuo desea lo que tiene el otro 0 que dos individuos reclaman el mismo teritorio y pelean tuno contra otro para lograr sus mezquinos “objetivos y extablecer su derecho personal a la propiedad, 2 Ja naturaleza al dominio social. Por supues seau, pero fae una ficcién pode ‘condiciones que Karl Marx Ilam6 espacio y el tiempo, de hs Al escribir sobre R opinaba que el ‘maginario en el cual aparece autosufciente, sin dependencia alguna ‘i mismo y sin necesidad de alguien mis. no hay otras personas de quien hablar, el problema de la igualdad no existe, pero en cuanto otro ser humano viviente aparece en la escena, emergen inmediatamente los contlictos ‘vel problema de la iaualdad. ;Por qué? Marx criticaba la parte dela ip6tesis del esado de natu raleza que postula que el individuo es un elemento primor- dial, En sus Manussritos econbnicasy floficos de 1844, ridi- lizaba, con gran ironia, la nocién de que, en el inicio, los seres humans, como Robinson Crusoe, estaban solos en tuna isla, se provefan ss propo alimento, vivian sin depen- der de otros, sin sistemas de trabajo sin la menor organiza cién comiin de la vida econémica y politica, Marx escribe: ‘cio estado primordial como tratardo de clarificar las cosas. Sim- sia la cuestiOn a una distancia gris a partir de un hecho conereto de economia de Kant. Pero la verdad es que el colonizador depende del colonizado, pues cuando el colonizado rechaza seguir subor- dinao, el eoloninar ve amenarada comin del po- ‘dee echptialPer-szn lacin, eet Wher ermee Lao won. 152 tuno ha quedado en un lugar dependiente dentro de una es- sobre el dominio y de ese mo perlazos con esas formas de interdependencia que valoramos, {qué sigue después? Si la independencia nos devuelve a la soberania del individuo o del Estado de tl forma que se vuel- ven impensables los acuerdos de convivencia postsoberania, hhemos regresado a una versin de la autosuficienca que augu 12 conflictos interminables. Después de todo, solo desde una renovada y revaluada noci6n de interdependencia entre regio nnesy hemsferios podemos pensar en lasamenazasal medioam- 1 problema de la miseria global, el co ola condicién de la gent de ahi podemos comenzar a formula una nueva visién de la solidaridad y de po como un ser extenso con limes discretos— jamis fue wn ‘marco particularmente adecuade para compreni un cuerpo; el cuerpo es algo de manos antes de que la metafisica de un modo ‘uno mismo pueda wsatlo. de conceptualizar esta paradoja vita? Por mis interpersonal {que pueda sonar esta relacién, tarsbién esté organizada social- ntido més amplio, ya que apunta a la organi 1a vids. Teds comenzamos siendo entrega- iva y vivificante—. Eso iguien lo entrega a otra persona. Desde el comienzo somos manejados contra nuestra voluntad, en parte porgue la voluntad esti en proceso de mn. Incluso el niio Edipo fue enteegado al pastor que andonarlo en una ldera para que muriese. Ese fe un acto cas fia, dado que su madre lo entregé Ser entregado contra la propia voluntad no entregado por al- jguien a alguien mis, y se supone convencionalmente que el ‘uidador lo recibe para cuidislo —entregado de una forma ue puede no comprenderse como un acto de la voluntad 0 de una eleccion—. El cuidado, an embargo, ni consenstiado ni asume la forma de un contrato: pu forma de ser afecado, una y om ver, por las demandas de una criatura lorosa y hambrienta. Pero hay aqui una deman-— da mis amplia que no se hem en ningin relato particular acerca dela organizacin socal dela matemnidady el euidado. [Nuestra persstente dependencia de as formas sociales y eco nnémicis para mantener a vida no es algo pro tana dependencia que con el iempo se canvicrte en indepen- dencia, Cuando no hay nada de qué depender, cuando las estrucuras sociales Tacs o ve eliminan, la vida misma se Adebilita 0 se pierde y Ts vida se vuelve algo precario, Esa per- _manente condicin de dependencia paste volverse mis cruel en el exo de los nifios y Tos ancianos o para aquellos que tienen problemas Ficos, pero todos nosotros estamos set fica eer entregados? :Implica que somos tam- big aquellos agin alguien nos scréentregad? Som los ‘otros son entregados lo tuna reciprocidad evando Cuando el mundo nos ‘mundo en el sentido so cariedad; este modo de mostrar precariedad es en sf mismo, pero puede también suponer una demanda politica e incluso Ia expresién de una indignacién. Ser un cuerpo expuesto al dafio 0 a ht muerte es precisamente exhibit una forma de plantea la cuestin de las ros por gufalguno de nosotros debe ocuare de guiens de nosotros, no encontrari la respuesta en justifi- pre estuvieron, unos en 56 | Lan dno lenis Nos hemos alejado mucho de a figura de Robinson Cru~ soe con la que comenzamos, porque el sujeto corporeizado ia, especialmente bajo condiciones en las que la sulta insoportable o la dependencia se vuelve inmanejable. Suffr eas condiciones puede llevar a una com- prensiblefaria, Bajo ess condiciones, la interdependencia se transforma en una escena de agresi6n, conflcto y violencia? {Como entender el potencial destructivo de este vinculo so- cia? VIOLENCIA Y NO VIOLENCIA que, en ciertas ocasiones, no logra afmane a si misma, re- trocede o se suspende s su propio poder se restringe. ‘«Autodefensir es un término altamente ambiguo, como constatamos en casos militares de politica exterior que jusifi- can cualquier taque como autodefensa, y en a ley estadou- ‘otros seresa los que se considera cercanos 2 nosotros Inciones que forman parte del sentido mix amplio del yo). tiene sentido preguntarse ‘en €l a grupos de otros seres y mo parientes cercanos o como 34) Jaros conyugales. Una distinci6n arbitraria y bas aparece entre los que son cereanos —en nombre tuno puede cometer violencia, incluso asesinato— y los que no —y en cuyo nombre, en cuya defensa, uno no puede é forma parte del yo que so- ‘me defiendo y defiendo a los que considero parte de mi ‘ser (0 lo suficientemente proximos), entonces ese Yo que soy sidero pertenecientes 2 la regién del ser estin limitadas a aquellos que estin proximos y que tienen algo que ver con- igo. Se justfica el uso de la violencia para defender 2 los gue pertenecen ala regién o al regimen del yo. Por lo tanto, algGn grupo queda cubierto por mi demanda expandida de autodefensiy se considera me-ecedor de ina proteccién vio~ Tenta contra la violencia; es decir, una violencia contra otros para que no se nos cause a nosotros, En la excepcin reapa- rece la nterdccién de matr. La interdicin se impone aho- 2 otf grupo, aquel que nc forma parte de mi del 18 que no cometa actos de violencia. ¥ en de 1terdiccién operativa, yo.o nosotros tenemos, aparente- na justificacién para matar Luego, cuando llegamos al punto en el que uno o el gni- po de uno defiende violentamente de la violencia lo que considera que es su s¥0s, no solo se produce una amplia y consecuente excepci6n hecha a la interdiccién de la violen- que sigue es que nosotros, especialmente el primer mundo, siempre debemos esar dis cen guerra a favor de alguien. Pero mi posi- gue son como yo 0 alos que se puede considerar parte de mi generalizado régimen del yo, pero no defender a quienes no riento: defenderé solo a los que son como yo, 0 reconoci- bles por mi, pero los defenderé «contra» aquellos que no son seconocibles para mi y que no parecen tener lazos de perte- rnencia conmigo. Con estos ejemplos, inrento plantear la pre- ita de si hay una norma que ie pertenecen al grupo, cuy’ cexisten aquellos a los que se considera dentro del grupo y 'merecen ptoteccidn contra la violencia, mientras que en re~ lain con aquellos que no pertenecen a dicho grupo se ptic~ de invocar sin problemas nuestro principio de no violencia y declinar intervenit a su favor ese a que pueda sonar cinico, se supone que la cuestion ive solo para destacar el hecho de que algunos de nuestros principios morales pueden muy bien tran fereses y marcos politicos. La dainci que merecen defenderse con violencia y poblaciones que no lo merecen implica que se considera que algunas vidas son lose cel A diniiiaaa did daliaee (| Lefer de no lence rar que el principio por el cual se identifica la excepcién a la rho violencia es a su ver una medida pata diferenciar pobla- que no estamos dispuestos a vivir un duelo 0 10 consideramos como lamentable de aquellas a smos preparados para lorar y cuyz muerte debe impedire en cvalquier circunstancia, ‘Asi que, si hacemos excepciones al principio de no vio~ Tencia, se constata que estamos dispuestos 2 peeary lstimar, incluso a matar, y que estamos dispuestos a alegar razones morales que lo justifquen. De acuerdo con eta légica, uno lo hace en nombre de la antodefensa o en defensa de los que pertenecen al mis amplio Ambito del yo —aquellos con quic~ nes la identticacién es posible o a los que se reconoce como parte del dominio social y politico de yoes al sual pertenece nuestro propio yo—. Y, si esa ima proposicién es verda- ddera (que existen aquellos a los que deseo herr © matar en tonces existe una justificacién moral para la violencia que nace ptecisamente de razones demogriticas. mos defender de aquellas que son efectivamente p ce parte de una operacién mas amplia de biopoder qu jjstfcacién, distingue entre vidas que som dignas de s rads y vidas que no lo son. Pero si aceptamos a idea de que todas som igual- aL a aac panes Pah Rabi RT a laa politico debe organizarse correctamente de tal manera que ‘se principio quede afirmado por la vida econémica e insti- tucional, entonces Hegamos a una conclusion diferente y ta vver a otra forma de enfocar el problema de la no violencia. Después de todo, si desde el principio una vida se considera digna de protegerse, se tomarin todas las precauciones nece- sas para preservarla y salvaguardarla del dao y la destruc- ‘Gin, En otras palabras, lo que podriamos lamar «la radical jgualdad de lo protegible» puede entenderse como la precon- dicién demogrifca para una ética de la no violencia que no acepte excepciones, No estoy diciendo que nadie deberia defenderse a sf mismo © que no haya casos en los que sea necesito intervenir. La no violencia no es un principio abso- Ito, sino un in fin contra la violencia y sus fuerzas 1a vida es importante es democracia radical y al mismo tiempo refl ‘modo mis adecuado de practicar la no vi ‘ese imaginario, de ese experimento que de esta manera, no deberia haber diferen rmerecen preservane y vi ccho de considerar que una vida es digna de di ese maneja alas criaturasvivas yes una dimen la biopolitica v de las formas de pensar sobre eta eroee cine a temas ‘que exe argumento a favor de la igualdad se sostiene en la 4&xica'y la politica de la no violencia. Una prictica de la no violencia puede incluir una prohibicién contra matar, pero no se reduce a so. Por ejemplo, una respuesta a una posicién «providas es sostener primero un valor igualiario de la vida y demostrar que una posicién eprovidas se basa en una idea de 62 | afer de no ween ina vida embrional el lamaci6n ée ls mu- desigualdad’ de género, al atribuir derecho a la vida mientras se ataca la jeres a disponer de su propio cuerpo en nombre de aliberad ¥ ls igualdad. Una posicin «providas como esa es incompa- tible con la igualdad sociale intensfica la diferenci entre los gue son dignos de duelo y los que no, Una ver mis, las ma {eres resultan ser las no dignas de ser loradas. Si nuestras prictica y éticas politicas quedan reducidas a tun modo individual de vida 0 de toma de decisionss © a una xia virtmosa, que reflexiona sobre quiénes somos como in dividuos, corremos el riesgo de perder de vista es interde~ ppendencia social y econémica que establece una vessin pe sonificada dela igualdad. A su ver, ex condicién nos expone dono o destructivided, pero también {que sirven para impedir ess con- para nuestro pensamiento un fade las formas de violencia se fo nola violen- jerable cantidad de cs imposible cumplir con una inter- ‘uno no puede identiicer 0 saber ccuiles son la criaturasvivientes alas que no se debe mata. Si no se considera a la persona, el grupo, la poblacion como viviente, gedmo debe entenderse el mandamiento de no ma- taf? Tiene sentido suponer que solo los considerados vivien- tes pueden ser efectivamente identificados y salvaguardados por tna interdiccién de la violencia, pero es necesario un segundo paso. ‘Si la interdiccién de matar se basa en el presuuesto de ano viene [1 «que todas las vidas son valiosas —que tienen valor en cuanto vidas, en su estatus de seres vivor—, entonces la universalidad del planteamiento solo se sostiene a condicién de que el valor se extienda a todos los seres vivos. Esto significa que debemos pensar no solo en person: no solo en criaturas vivientes temas y formas de vida. in tercer punto: una vida debe set digna de duclo —es decir, sa pérdida debe ser conceptualizable como una pérdida— para que una i 10 en el proceso de la vida, implica que no puede alean La consecuencia de ello es por ejemplo, solo se ese considera que no lera ya perdidas snca completamente vivas). De esta mané tuna ética de la no violencia que afirme vidas, e5 necesario abordar el problema diferenciada del derecho a ser digno de ser llorad ido prove un marco para ribucién diferencial de seres humanos y para plantear igual valor de las bu ctura de violenta negacién. Plantear que Ia igualdad se extiende formalmente a todos los seres hhumanos es dejar de lado la cuestién principal de cémo se . de quién es producido le y valioso y quién no. Puesto que para que la igualdad tenga sentido como con- ccepto debe implicar esta extensién formal a todos los seres (4 | La foera del po nena hhumanos; pero au sesuponemos quién esti incluido cen esta categoria de lo humano, quién lo esté parcialmente ¥y quién esti plenamente excluido, quién esté completa- ‘mente vivo o parcialmente muerto, de quignes habria que lamentar su pérdida y de quiénes no, pues estin muertos socialmente. Por este motivo no podemos tomar lo huma- no como la base de nuestro aniliss ni podemos ubicar su fundacién en el estado de naturaleza: Io humano es un con- ceepto que ha variado a lo largo de Ia historia, se ha articu~ Jado de modo diferente en el contexto de las formas desi- ; el campo de lo humano se jones bisicas, asediado por esis figuras a las que no se tiene en cuenta. En efecto, me pre- un ‘modo la distribucién desigual del derecho 3 ser digno de duelo entra y distorsiona nuestras maneras de sadas de pensar en la violencia y la no violencia. Se podria esperar que una distinta consideracién en la digni- dad de las personas para merecer ser loradas afectara solo a muertos, pero creo que ya resulta opera= vida y que es una caracteristica atribuida | yue marca su valor en un esquema ida de tu vida ‘que tu cuerpo sera eratado como el de alguien yy desarrollarse, alguien cuya precariedad de- ra quien deberian ser accesibles las persona te acoge, sino un principio que articula la organi- is social de Ia salud, Ia alimentacién, el abrigo, el em- vvida sexual y la vida civiea, Al plantear que el potencial violento surge como un ras- _g0 de toda relacin de interdependencia y que un concepto- de los lazoe sociales que tome esa interdependencia como un rasgo constitutivo es uno que constantemente lidia con for~ mus de ambivalencia, estoy aceptando que el contlicto es algo duradero en potencia y que no se supera nunca de una. ‘manera definitiva. Estoy menos interesada en planteae que el conflcto es una caracteristica intrinseca de algo ‘lamado svineulo socials (como si existiera uno solo) que en propo- nner que, al considerar relaciones sociales especiticas, pode~ mos y debemos preguntarnos por el estatus de ambivalencia en especial cuando han involucrado de— Pendencia © interdependencia, Podemos tener muckas otras clases de razones para pensar en relaciones sociales, pero c las caracterice por la interdependencia, posi~ est0 no signifiea que solo pensem Ia violencia desde esta perspectiva, ni siquiera que esa sea la ias entre, por gemplo, ional que es necesario com- prender. Mi objetivo en ste capitulo es que podamos ccmpren- der mejor el modo en que los presupuestos demogritics in- vaden nuestros debates sobre la violencia, en especial euando ‘oman la forma de operaciones fintasmiticas que motivan y- bstzculizan los esuezos para pensar las circunstancis en ls ‘que se justfica © no la violenci | Cafe dea mo viens He imtentado mostar cémo la igualdad, que ahora incl ye la idea de igualdad en el derecho de las personas a ser lo- radas en cato de pérdida, se vincula com la interdependencia ¥¥con Ia cuestin de por qué y emo practicar la no violencia de un modo miliante. Una razén por la que un enfoque igualitario del valor de a vida es relevante es que proviene de cde una democracia radical y, al mismo tiempo, reflexiona acerca del modo mis adecuado de practicar la no ional de la violencia no se aboliré (6n, sino con un edhos y una prictica debemos reflexionar scbre la prictica de Ia no violencia. Es lun aspecto que merece repetise: sla prictca queda restrin~ gida a un modo individual de vida o de toma de decisiones, perdemos de vista es interdependencia que es la articula el caricter relacional de la igualdad, Esco me leva aun éitimo punto: la posi violencia debe estar ligida a un compromiso con la ignaldad radical. Y, mis especiicamente, la prictica de la no violencia requiere oponerse a las formas biopoliticas de racismo y a la ‘ogica de guerra que svelen diferenciat a las vidas dignas de ser cuidadas de ls que 10 lo son: poblaciones que se conside- A “le para alcanzar objetivor po- is, debemos considerar de qué modo légicaticita de guerra entra en el manejo biopolitico de las poblaciones: si viens tes, nos van a destruir 0 Lao vient destruirin la cultura o a Europa 0 al Reino Unido. Fst. creencia abre las puertas al destruccién —o a la lenta muer~ teen vida de los campos de detencisn— de la poblacion, que ‘sti fantasmiticamente construida como un lacus de destruc~ cién, De acuerdo con esta logica de guerra, se trata de elegir centre ls vidas de los refugiados y lx de aquellos que invocan cel derecho a que los defiendan de ls refugiados. En esa ci ‘cunseancias, una versin racista © puranoica de la autodefens autora la destrucci6n de una poblci ‘Como resultado de todo ello, lapricticaétca y politica de Jano violencia no puede basa tiricamente en el encuentro interdependiente de fe también una explicaci6n de jones lor marcos para comprender ‘como un acto de agresién iolenti? sBajo qué condiciones yy dentro de qué marcos sucede lainversin de violencia y no fo hay manera de practicar la no violencia sin spretar la violencia y la no violencia, especi fen un mundo donde la violencia se justfica cada vez mis en nombre de la seguridad, el nacionaismo y el neofiscisino, Fl Estado monopeliza la violencia al caifear a aus criticos de sviolentos, tal como encontramos en Max Weber, Gramsci yy Benjamin.”” Por lo tanto, debemos estar alerta ante quienes sontionen que la violencia ea necenwia para contener y con trolar la Wiolencia; ante los que ensalzan a las Fuerzas de a ley, incluyendo a la policia y as cdrceles, der que la violencia no siempre implica la existencia de un golpe; es mis, las formas insttucionales a ravés de las que ‘opera nos obligan a preguntamos: za vida de quién se consi- parecen del reino de lo viviente antes de que las asesinen, no estaremos en condi rs que incluyan lo aque comprendan fa Jabras, no necesitamos tuna news formulacién del estado de naturaleza, sino que nos hace fita un estado nuevo de percepcidn, otto imaginario que nos algje de los supuestos del presente politica, Un imaginario como ese nos syudaria a encontrar nuestro camino hacia una vida ética y politica en la que la agresion y las penuiias no se transformen inmediatamente en violencia, en la que seamos capaces de sobrellevar la difcultad y la hostilidad de aquellos vinculos sociales que nunca elegimos, No debemos amarnos los unos undo en tentables. El derecho a persistir solo puede entenderse como un derecho social, como la ins- tanciasubjetiva dela obligacin social y global que nos debe~ ‘mos unos a otros. Nuestra persistencia es interdependiente, relacional, fegil, 2 veces conflictiva e insoportable, a veces pplena y gozos. Mucha gente afirma que no es realista plan- tearse la no violencia, pero tal vez estén demasiado fascina~

También podría gustarte