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1.

El matrimonio y la familia

Tras un período de noviazgo, uno puede estar convencido de haber encontrado a la


persona adecuada, alguien que nos quiere bien y a quien queremos tanto como para
dárselo todo y para recibirlo con todas sus virtudes y defectos. Habrá llegado,
entonces, el momento de casarse y formar una familia.

¿Qué es el matrimonio? El matrimonio es una alianza por la que el varón y la mujer


constituyen entre sí una íntima comunidad de vida y amor, que se ordena al bien de
los cónyuges, y a la generación y educación de la prole.

No se trata de una institución originariamente cristiana, ya que está presente con las
mismas características esenciales en casi todas las culturas. Estos rasgos responden al
designo originario del Creador sobre el matrimonio y se descubren en la naturaleza del
ser humano:

Monógamo, de un hombre y una mujer que se unen para formar una comunidad de
vida y amor, de manera que ya no son dos, sino una sola carne.

Indisoluble, pues la unión matrimonial implica la donación mutua e incondicional de


quienes la constituyen.

Orientado a la procreación. Dios bendijo a Adán y Eva diciéndoles: Sed fecundados y


multiplicaos, llenad la tierra.

2. El matrimonio cristiano

Debido a la dureza del corazón de los seres humanos, la idea primera del matrimonio
se fue desvirtuando con el paso del tiempo, incluso en el pueblo de Israel. Pero
Jesucristo restableció el proyecto divino.

Cristo elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento, fuente de gracia y de


santificación para quienes lo contraen. Se explica así que, para el cristiano, el
Matrimonio es un sacramento que une a los contrayentes entre sí y con Dios.

De este modo, el matrimonio cristiano se debe mirar en el amor de Cristo por la


Iglesia; los esposos cristianos han de reflejar en sus vidas la entrega total de Cristo por
la Iglesia, que derramó hasta la última gota de sangre por la Salvación del género
humano.

3. El derecho a nacer y el aborto

La Iglesia impulsada por el amor de Dios siente la solicitud materna por cada ser
humano. Por eso, rechaza las amenazas y los atentados contra el bien de las personas,
especialmente, el de los más débiles. Desde su inicio, la Iglesia ha seguido el ejemplo
de su Maestro, defendiendo la igual dignidad de todos los seres humanos, sin
considerar la raza, el sexo, las circunstancias económicas, la salud ni la edad.

Algunos de estos atentados contra la vida, como el aborto provocado, son


especialmente graves.

4. El final de la vida y la eutanasia

Huimos naturalmente del dolor...y es bueno que así sea. Nadie en su sano juicio, busca
el sufrimiento. Sin embargo, es una realidad evidentemente que este acompaña la vida
del hombre. De hecho, se hace especialmente presente en algunos momentos de la
vida, como cuando sufrimos una enfermedad o alcanzamos la viejez.

Sin embargo, ante el misterio del sufrimiento, algunos proponen terminar con la vida
del que padece mediante la eutanasia. ¿Por qué entonces, no habría que respetar la
decisión de quien quiere morir o que lo maten?

5. El sentido del dolor

1. El dolor es un misterio que no se puede comprender plenamente.

2. El dolor tiene una función física.

3. El dolor nos recuerda nuestra condición finita.

4. El mal causado por otra persona.

5. El sufrimiento que nos causa dolor de aquellos a quienes amamos nos impulsa a
cuidarlos mejor, a salir de nosotros mismos y a no ser el centro de nuestro mundo.

6. El remordimiento de nuestras culpas nos mueve al arrepentimiento y a la conversión


De este, modo, es posible la mejora personal.

7. El esfuerzo y el sufrimiento que conlleva la fidelidad a nuestros compromisos los


fortalece e intensifica.

8. El dolor nos permite comprender a los necesitados y a los dependientes, y sentir


piedad por ellos.

9. El dolor ajeno nos invita a dar gracias por lo que tenemos (pues del mismo modo,
podíamos, no tenerlo) y a procurar consolar a quien lo sufre.

10. El sufrimiento enfrenta al hombre con las cuestiones últimas.

11.El dolor, en definitiva, encuentra en respuesta un Dios que asume todo el


sufrimiento humano y, tras su muerte en la cruz siendo inocente, resucita, con lo que
da una respuesta definitiva al problema de la muerte.

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