Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
OK EstadoDelArteDeLaMovilidadDelTransp Romero
OK EstadoDelArteDeLaMovilidadDelTransp Romero
[133-157]
Resumen
En un análisis documental con enfoque cualitativo, se muestra el estado del arte de la Palabras clave
movilidad por medio de sus manifestaciones en el ámbito territorial, identificando el desa- Migración
fío que representa para la vida urbana contemporánea en Latinoamérica. Se reconoce la Políticas Públicas
relación entre movilidad y sostenibilidad como elemento imprescindible de supervivencia Transporte Público
Infraestructura
para las ciudades actuales, y la necesidad de una evaluación ambiental estratégica a través Territorio
de un modelo de umbrales ambientales. Se analiza su influencia sobre la economía como
principal componente de la demanda de transporte y su impacto en el planeamiento
urbano, principalmente de las externalidades. La congestión se aborda como contraparte,
y se analizan su origen, causas, problemas comunes en Latinoamérica, la contribución del
transporte urbano y sus efectos en la sociedad. Finalmente se revisan las soluciones para
mejorarla mediante ejemplos representativos, y la aplicación de políticas públicas con tres
enfoques principales: la calidad de vida de los ciudadanos, la eficiencia, y la sostenibilidad.
Se reconocen resultados tanto exitosos como fallidos. A través de la identificación de sus
elementos configuradores, resulta un panorama que precisa la necesidad de incorporar
estos conceptos al medir la calidad de vida de las personas.
Keywords
Abstract Migration
Public Policies
By a documentary analysis with a qualitative approach, the state of the art of mobility Public Transport
Infrastructure
is shown through its manifestations in the territorial scope, identifying the challenge it Territory
Gerardo Alonso Romero, Diosey Ramón Lugo-MorínRevista Transporte y Territorio /19 (2018) ISSN 1852-7175 134
El estado del arte de la movilidad del transporte en la vida urbana en ciudades latinoamericanas [133-157]
represents for contemporary urban life in Latin America. It recognizes the relationship Palavras-chave
between mobility and sustainability as an essential element of survival for present-day Migração
cities, and the need for a strategic environmental assessment through a model of envi- Políticas públicas
ronmental thresholds. Its influence on the economy is analyzed as a main component of Transporte público
Infraestrutura
the demand of transport and its impact in the urban planning, mainly of the externalities. Território
Congestion is addressed as a counterpart, and its origin, causes, common problems in
Latin America, the contribution of urban transport and their effects on society are analy-
zed. Finally, solutions are reviewed to improve it through representative examples, and
the implementation of public policies with three main approaches: citizen’s quality of life,
efficiency, and sustainability. Both successful and failed results are recognized. Through
the identification of its configurator elements, it is a panorama that specifies the need to
incorporate these concepts in measuring the quality of life of people.
Introducción
El concepto de movilidad va más allá de los desplazamientos físicos de un lugar a otro
(Korstanje, 2013), sin éste no puede entenderse nuestra realidad actual, pues consti-
tuye el mayor desafío para la vida urbana contemporánea (Cabrera-Arana, Velásquez-
Osorio, Orozco-Arbeláez, 2015).
Se aborda también el mecanismo a través del cual la movilidad tiene influencia sobre
la economía, que explica el origen de la demanda de transporte (Islas, Rivera y Torres,
2002) al reflejar las características de la oferta – como velocidades o nivel de servicio
– y variables externas – urbanísticas y socio demográficas - lo que impacta decisiva-
mente sobre el planeamiento urbano con el que se define la infraestructura física de
las ciudades.
El concepto de movilidad
Nuestra realidad actual no puede entenderse sin el concepto de movilidad, que va más
allá de los desplazamientos físicos de un lugar a otro, trasciende la dicotomía entre la
investigación del transporte y las investigaciones sociales al relacionarlas en diferentes
formas dando lugar a complejos patrones de experiencias sociales a través de comu-
nicaciones en la distancia (Sheller y Urry, 2006). Implica la revalorización de espacios
dándoles sentido de lugar; la alteración de nuestros tiempos de recreación y descanso,
el intento de extender la vida de las personas por la vinculación de todos los lugares
en virtud de una red de conexiones que se extiende creando zonas de conectividad
por un lado, y zonas de desconexión y exclusión por el otro (Marcu, 2016); la notable
aceleración de los tiempos de espera y; el surgimiento de un nuevo ciudadano-móvil,
creativo, innovador y coproductor de movilidad (Korstanje, 2013). En otras palabras,
la movilidad es una posibilidad, una causa, una necesidad y una fortaleza del hombre
moderno y destruye la noción de sedentarismo típicamente presente en muchos estu-
dios de geografía, antropología y sociología (Sheller y Urry, 2006).
La nueva economía mundial genera movilidad de capital y del trabajo, que a la vez
crean nuevos espacios de producción y consumo (Cruz-Zúñiga, 2016). En el nuevo
orden territorial, el modelo de exportación nacional se reproduce a escalas menores del
territorio, al diversificarse los servicios y segmentarse los mercados (Jordán et al., 2003).
de 114 millones (Shaohua, 2005). En México la migración interna fue de 7,6% entre
2005 y 2010, se destaca que entre las ciudades mayores a 500.000 habitantes solo León
tiene una tasa menor a 5%, pero hay ciudades medianas y grandes, en donde esa tasa
es de 10% a 15%, y la inmigración es muy variable, entre 6% hasta 27,87% en el caso
de la zona metropolitana de Cancún (Cuadro 1).
Cuadro 1. Tasas de migración en ciudades mayores a 500,000 habitantes. Fuente: elaboración propia a
partir de CEPAL, base de datos de migración interna en América Latina y el Caribe https://www.cepal.org/
celade/migracion/migracion_interna/default-ciudades.html
En las ciudades pequeñas (de 20.000 a 100.000 habitantes) se llegan a tener tasas mucho
mayores, pues hay nueve ciudades con tasas de emigración mayores a 20%, llegando
a 43,09% en Francisco Escárcega (Cuadro 2).
Gerardo Alonso Romero, Diosey Ramón Lugo-MorínRevista Transporte y Territorio /19 (2018) ISSN 1852-7175 139
El estado del arte de la movilidad del transporte en la vida urbana en ciudades latinoamericanas [133-157]
Cuadro 2. Tasas de migración mayores a 20%en ciudades de 20.000 a 100.000 habitantes. Fuente: elaboración
propia a partir de CEPAL, base de datos de migración interna en América Latina y el Caribe https://www.cepal.
org/celade/migracion/migracion_interna/default-ciudades.html
Desde un enfoque territorial, la movilidad queda descrita de manera tal que se puede
identificar claramente su influencia en la calidad de vida de las personas: es la cualidad
por la que las personas y bienes pueden ser desplazadas de modo digno, oportuno,
confiable y económico, para atender las necesidades básicas de vivienda, educa-
ción y salud, mediante una adecuada infraestructura de transporte urbano (Lupa-
no y Sánchez, 2009). Una de las problemáticas más importantes de la vida urbana
contemporánea es la movilidad urbana (Lange, 2011), que requiere de una política
particular de transporte (Jordán, et al., 2003). Entre los factores que la afectan, se
identifican: accesibilidad regional, densidad, mezcla de usos del suelo, centralización,
conectividad de carreteras y caminos, diseño de carreteras, condiciones de transporte
peatonal y en bicicleta, calidad del transporte público, disponibilidad y manejo de
estacionamientos, diseño de los sitios, administración de la movilidad y programas
integrados de crecimiento inteligente, cada uno de ellos los afecta de modo parcial,
pero sus efectos son sinérgicos (Litman, 2017). En cuanto al crecimiento de los trá-
ficos, el impacto más grande se produce en los grandes corredores de transporte así
como en las grandes metrópolis (Mignot, D. et al., 2010), pero es de resaltar que la
sociología urbana tradicional no consideró el tremendo impacto del automóvil en
el cambio de los hábitos de los habitantes (Sheller y Urry, 2006), lo que se observa
desde los años ochenta en que Latinoamérica experimenta un patrón de asentamiento
de la población con el que ya alcanzó los porcentajes de urbanización de Europa y
Oceanía (da Cunha, 2009). Con ello, la movilidad es hoy un componente fundamental
de la cultura urbana, ya no solo por su función de brindar accesibilidad entre las
diferentes áreas de la ciudad, sino principalmente como factor de desarrollo políti-
co, económico y sociocultural por sí mismo, que aparece en el moderno modelo de
“ciudad global” (Lange, 2011: 89) como un recurso para la consolidación y equilibrio
entre centralidad y movilidad de los grandes centros urbanos para su organización,
funcionamiento y expansión (Lange, 2011).
Las movilidades crean nuevas formas de vida en diferentes tipos de espacios sociales, así
se tiene que: las estaciones, los hoteles, las autopistas y todos los espacios de servicios y
ocio, se identifican como lugares del “movimiento intermitente”; los “corredores urba-
nos” son las trayectorias donde el tránsito es fácil; los “espacios de transición espacial”
existen donde se potencia la concentración de personas en la ciudad tecnológica global;
“espacios trayecto” de desplazamiento son donde se mezclan los espacios físicos y los
virtuales; los “tubos espaciales” son ejes y radios que forman una red de movimientos
rápidos (Sheller y Urry, 2006; Vivas y Ribera, 2007).
Entre los roles que juega la movilidad urbana se reconocen el de cuestionar la delimitación
del territorio para construir identidades culturales en los diferentes lugares; también el de
acelerar la vida social urbana con el refuerzo del desarrollo tecnológico y de las comuni-
caciones expresados en las autopistas, líneas del metro o los vehículos motorizados, por
ejemplo; otro es el de impulsar la pérdida del compromiso mutuo pues la capacidad de
evitar el contacto con otros se constituye como un instrumento de poder social, y puede
ser fuente de status (Sheller y Urry, 2006) aumentando el distanciamiento de las clases.
Finalmente se identifica como parte de la vida diaria de los habitantes, pero se debe
distinguir entre su condición como parte de los sistemas urbanos, y su cualidad como
una forma de experiencia sociocultural de éstos (Lange, 2011).
y Urry, 2006: 215) heterogéneas; III. las espacialidades de las cosas en movimiento
que cambian constantemente de configuración de paisajes y sistemas en nivel local y
global; IV. la redefinición del cuerpo físico como un vehículo que percibe lugares y
movimientos construyendo geografías emocionales; V. el estudio de varias topologías
sociales, especialmente las de lazos débiles que pueden generar “mundos pequeños”
aparentemente desconectados y finalmente, VI. el análisis de sistemas complejos que
no son ordenados ni anárquicos, en sistemas dinámicos que poseen propiedades emer-
gentes (Sheller y Urry, 2006:216).
Movilidad y sostenibilidad
La relación entre ambos conceptos ha abordado los temas de impacto ambiental de largo
plazo por el transporte urbano, con enfoques de cambio climático global, consumo de
energía, destrucción de hábitats naturales y espacios verdes; también se ha enfocado
a la inequidad de costos y beneficios de un sistema de transporte sustentable, o a la
crisis de salud pública por obesidad relacionada con la dependencia del automóvil en
ciudades, pero la dimensión social es menos explícita (Boschmann y Kwan, 2008). Las
dimensiones básicas de la movilidad se refieren a que sea segura y sostenible (Cabrera-
Arana, Velásquez-Osorio, Orozco-Arbeláez, 2015) y es necesario balancear los tres
objetivos de la sostenibilidad: proteger el medio ambiente al tiempo que se promueve
la vitalidad económica y la equidad social explícita (Boschmann y Kwan, 2008). El
que sea sostenible depende de las relaciones de proximidad y los desplazamientos no
motorizados, - peatonales o en bicicleta – o en su defecto en transporte público (Car-
dozo, Gutiérrez, y García Palomares, 2010). Los desafíos para el control de la movilidad
individual y la reducción de las desigualdades para la accesibilidad en espacios cada
vez más segregados son más importantes en los territorios metropolitanos y consti-
tuyen un tema central de la ciudad sostenible, pues son evidentes las diferencias en
las condiciones de accesibilidad a los puestos de trabajo de los no motorizados y no
tanto en las personas que tienen acceso al vehículo particular (Mignot et al., 2010).
No debe perderse de vista la dimensión individual en cuanto se refiere a las opciones
de las personas para cumplir con sus actividades, lo que es posibilitado o limitado por
el sistema de transporte, de modo que una escasa oportunidad de participación se
relaciona con procesos de exclusión social por los distintos modos de transporte (Roa,
Herty et al, 2013), así que la accesibilidad es un importante indicador de equidad social
en las periferias urbanas de baja densidad (Muñiz et al., 2016)
Las formas urbanas tienen tres grandes características: distribución o extensión urbana,
concentración y segregación. Cada una de éstas puede tener efectos contradictorios,
de modo que no se puede establecer que una forma monocéntrica permite trayectos
más o menos cortos que una policéntrica y la forma no es suficiente para garantizar un
Gerardo Alonso Romero, Diosey Ramón Lugo-MorínRevista Transporte y Territorio /19 (2018) ISSN 1852-7175 143
El estado del arte de la movilidad del transporte en la vida urbana en ciudades latinoamericanas [133-157]
Cuadro 3. Rasgos básicos del Modelo de Umbrales Ambientales propuesto por Soria y Valenzuela. Fuente:
Soria y Valenzuela, 2015
La congestión
Cuadro 4. Estimación de externalidades asociadas al uso del automóvil en zonas metropolitanas selectas
de México, 2009 (millones de pesos). Fuente: Medina (2012).
Cambio
Zona Metropolitana Accidentes Congestión Ruido Total % del PIB
Climático
Valle de México 14,396 6,718 10,332 82,163 8,320 121,929 4.60%
Monterrey 2,282 1,065 5,843 11,485 1,319 21,994 2.80%
Guadalajara 2,795 1,304 4,970 10,635 1,615 21,319 4.70%
Puebla – Tlaxcala 996 465 1,317 1,894 575 5,247 1.80%
León 506 236 1,250 321 293 2,606 1.60%
TOTAL 20,975 9,788 23,712 106,498 12,122 173,095 4.00%
Sus efectos recaen sobre los ocupantes de los vehículos que circulan, que son los
causantes, pero también a los pasajeros de los autobuses y por extensión, se ven
perjudicados todos los habitantes de las ciudades por la contaminación acústica y
atmosférica y el impacto negativo sobre la salud, lo que además de acarrear pérdida
de eficiencia económica, perjudica su calidad de vida. La congestión amenaza la
productividad y pone en peligro la sostenibilidad de la vida urbana (Thomson y Bull,
2002; Lupano y Sánchez, 2009).
Las causas se pueden resumir en: problemas de diseño y conservación de las viali-
dades por falta de marcas en el pavimento, anchos irregulares, paraderos de auto-
buses que invaden los carriles, entre otros; fallas y deterioros en el pavimento; poca
educación vial, reflejada en la falta de respeto de algunos conductores que invaden
carriles, adelantan fuera de límites, obstruyen la circulación para su ascenso, descenso
o espera, circulan a muy baja velocidad; semáforos no coordinados e inclusive paso de
coches o carretas de tracción animal; deficiente señalización vial y desconocimiento
básico de la red, lo que provoca recorridos largos, innecesarios y repetitivos, y; gestión
inapropiada de las autoridades competentes, muchas veces fragmentada en varias
jurisdicciones y cuya capacidad institucional ha sido rebasada por la expansión de
las flotas de vehículos particulares, lo que las lleva reaccionar de modo parcial. Este
panorama se hace más complejo ante la influencia de los grupos organizados, como
los transportistas, o los políticos que defienden determinados intereses o puntos de
vista, lo que no es poco frecuente en Latinoamérica (Thomson y Bull, 2002; Lupano
y Sánchez, 2009).
Por lo anterior, es común que una red urbana en América Latina seguramente tenga una
capacidad inferior a otra similar en Europa o Norteamérica (Thomson y Bull, 2002). En
general, en el diagnóstico de movilidad para Latinoamérica se encuentra: urbanización des-
ordenada, que incluye la ubicación periférica de los sectores de población de bajos ingresos,
con limitaciones de movilidad y acceso a los transportes públicos; aumento explosivo del
parque de automóviles privados, con creciente congestión de las redes viales, incremento en
la contaminación ambiental y atmosférica además de niveles alarmantes de accidentalidad;
sistemas de transporte colectivo de baja calidad y alto precio, limitando su competitividad
así como sus posibilidades de constituir una alternativa aceptable; operadores públicos de
sistemas de transporte con tecnología desactualizada y/o con servicios mal estructurados
en relación a la demanda; operadores privados atomizados y con organización artesa-
nal, con frecuencia compitiendo ruinosamente por el mercado; sistemas férreos (metros
y ferrocarriles suburbanos) con déficits operativos crecientes y programas de inversión
desfinanciados; falta de coordinación de las políticas de movilidad, con responsabilidades
diferenciadas por modo de transporte y asignadas con límites difusos a distintos niveles
jurisdiccionales (nacional, regional, local); aislamiento relativo de las políticas de transporte
con respecto al planeamiento urbano general (Lupano y Sánchez, 2009).
Gerardo Alonso Romero, Diosey Ramón Lugo-MorínRevista Transporte y Territorio /19 (2018) ISSN 1852-7175 147
El estado del arte de la movilidad del transporte en la vida urbana en ciudades latinoamericanas [133-157]
Soluciones de movilidad
Las soluciones a los retos que plantea la movilidad se han abordado desde diversas
perspectivas: en el nivel nacional, por ejemplo, Francia ha creado el Grupo de Autori-
dades Responsables del Transporte, que representa a 263 Autoridades Organizadoras de
Transporte Urbano con el propósito de promover los transportes públicos ofreciendo
a sus miembros asistencia económica, financiera, jurídica y técnica, para la gestión
de la movilidad, política del transporte y gestión de la infraestructura a través de
una planeación participativa que comprende simultáneamente la movilidad, el medio
ambiente y la organización territorial, y fijan reglas financieras a la cooperación entre
el Estado y las comunidades territoriales (Lupano y Sánchez, 2009).
Las presiones políticas para ampliar la infraestructura vial continúan a pesar de los
resultados que no han resuelto la congestión urbana, por ello las soluciones basadas en
el incremento de la oferta de infraestructura han llevado a soluciones que no son susten-
tables. Sin embargo se ha revalorizado el impacto y relevancia de las redes de transporte
público, que en el contexto regional requiere fuertes inversiones en los sistemas para
mejorar sustancialmente la calidad de los servicios, y la integración modal de las redes
con mayor conexión física e institucional, para lograr mayor fluidez en los traslados,
que tienda a la conformación de sistemas integrados de transporte masivo. Diversas
experiencias en este sentido pueden tomarse como ejemplo, destacando los sistemas
BRT (sistemas de bus rápido) que aparecieron en 1972 en Curitiba, posteriormente
en Quito, y expandiéndose a partir del 2000 al “Transmilenio” de Bogotá, el sistema
“Interligado” de São Paulo, Brasil en 2003; el BRT de México D.F. en 2005, diseñado
para complementar al metro; el ramal de la ciudad de Pereira en Colombia; los casos
de Guayaquil en 2006 y Guatemala en 2007 (Lupano y Sánchez, 2009).
Los impactos generales han sido muy positivos en varias dimensiones: en primer lugar
por la mayor eficiencia general del transporte público en términos de espacio urbano,
pues un bus BRT moviliza 160 pasajeros, quienes demandarían la infraestructura vial
necesaria para 114 automóviles (estándar de 1,4 por vehículo); en segundo lugar, mayor
acceso a la movilidad urbana de sectores sociales con diversas limitaciones de ingresos,
género, edad y discapacidad. Un aspecto relevante y no muy difundido consiste en que los
mecanismos centralizados de control y monitoreo de los sistemas BRT han supuesto claras
mejoras en la prevención de delitos contra la vida y propiedad (Lupano y Sánchez, 2009).
Una solución indirecta que ha surgido con enfoque de mejorar la movilidad en las
ciudades es el concepto de teletrabajo. Verano, Suárez y Sosa (2014) han observado
que el tema no está todavía en los planes de las empresas o de movilidad urbana, y
solo se menciona como una opción que puede resultar útil. Estos autores precisan que
el teletrabajo puede no ser siempre la mejor alternativa pues no todas las actividades
pueden ser sustituidas de manera virtual, como los servicios de jardinería, limpieza
o reparación de vehículos; en otros casos puede hacerse en teoría pero sus costos
o dificultades lo hacen inviable, como las teleconferencias cuando las empresas no
cuentan con redes digitales eficientes. Además puede ser visto como un obstáculo al
progreso profesional en una empresa por falta de interacción directa con los niveles
superiores. También hay consideraciones personales que no se pueden obtener con
teletrabajo, como el repaso de plan de acción diario durante el recorrido, escuchar
música o el disponer de un buen vehículo. Pero por otro lado, sí se ha encontrado una
reducción de viajes y distancias de recorrido al implementarlo, además de los beneficios
ambientales por reducción de ruido y emisiones, y desde luego menor congestión y
accidentes viales. Sin embargo no hay suficientes antecedentes históricos, de modo que
los datos no son plenamente concluyentes y no estudian los posibles efectos de rebote
en los desplazamientos dados por el cambio de domicilio o hábitos de los trabajadores
o la creación de ciertos servicios en las periferias que generen nuevas necesidades de
transporte para el suministro de productos para satisfacerlas.
Gerardo Alonso Romero, Diosey Ramón Lugo-MorínRevista Transporte y Territorio /19 (2018) ISSN 1852-7175 150
El estado del arte de la movilidad del transporte en la vida urbana en ciudades latinoamericanas [133-157]
como sitios turísticos. En las ciudades de México y Río de Janeiro, y algunas de India,
por ejemplo, se han dispuesto carritos exclusivos para mujeres en autobuses o trenes
para su mayor comodidad; otras soluciones consisten en tarifas de transporte para viajes
múltiples o por un tiempo determinado, como se hace en Hong Kong y muchas otras
ciudades; subsidios para incrementar la posibilidad de uso, como en el BRT de Bogotá,
en donde el costo del viaje sencillo es igual para todos los viajes, de modo que viajes
más largos de la población periférica de escasos recursos, es compensado con el pago
de los viajes cortos de la población de altos ingresos que se mueve en la zona centro.
Sin embargo, no debe perderse de vista que la preferencia de los automovilistas por el uso
del vehículo particular está arraigada en América Latina, de modo que la mejora en los
sistemas de transporte público tiene más probabilidades de atraer a usuarios de otros modos
de transporte que a los automovilistas. Para captar a estos últimos se tendría que ofrecer
una opción con mejores características, tanto en sus prestaciones de comodidad como en
aspectos objetivos dados por tarifa, tiempo de viaje y frecuencia (Thomson y Bull, 2002).
Resultados y discusión
La movilidad es un concepto que abarca toda una realidad social actual, al punto que
se ha definido como el mayor desafío para la vida urbana contemporánea, pues se
manifiesta desde el ámbito mundial hasta el espacio más específico de estudio a nivel
Gerardo Alonso Romero, Diosey Ramón Lugo-MorínRevista Transporte y Territorio /19 (2018) ISSN 1852-7175 152
El estado del arte de la movilidad del transporte en la vida urbana en ciudades latinoamericanas [133-157]
A través del acercamiento al estado del arte de la movilidad, se pueden identificar los
siguientes elementos configuradores:
El análisis coincide con las posiciones que han propuesto Cruz-Zúñiga (2016) al iden-
tificar la migración como uno de los agentes de movilidad más importantes; Jordán,
et al., (2003) al establecer la necesidad de una política de transporte; Vivas y Ribera
(2007) quienes definen los espacios sociales como creadores de formas de vida como
reflejo de la movilidad; Cabrera-Arana, Velásquez-Osorio, Orozco-Arbeláez (2015)
al plantear como dimensiones básicas de ésta el ser segura y sostenible; Lupano y
Sánchez (2009) cuando señalan la necesidad de identificar las externalidades en el
ánalisis de costos; o Thomson y Bull (2002) cuando establecen todo el análisis de la
teoría de la congestión.
Conclusiones
Con el análisis realizado, se han podido identificar los elementos que configuran la
movilidad, y la relación estrecha que deben tener las propuestas técnicas que se tra-
duzcan en políticas públicas para mejorar la calidad de vida de los habitantes, la cual
depende íntimamente de la sostenibilidad urbana, teniendo como elemento de unión
la eficiencia en el transporte.
## Bibliografía