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Partidos Políticos versus Voto Económico:

Un primer análisis comparado*

Wladimir G. Gramacho
Universidad de Salamanca

INTRODUCCIÓN

El objetivo del presente trabajo es examinar la hipótesis de Maravall y Przeworski (2001)


según la cual la influencia del voto económico tiene una relación inversa con el arraigo de
los partidos políticos. Según estos autores: economic voting may be limited when the
roots of partisanship are strong; by contrast, its incidence may be greater in those
democracies where such roots are weak (2001: 74). Esa expectativa será enfrentada con
la realidad de la aprobación de los recientes gobiernos de Brasil (Cardoso, en 1999 y en
2002), Chile (Frei en 1999 y Lagos en 2005), y España (Aznar en 2004). Los partidos
políticos en esos tres países tuvieron desarrollos hitóricos muy distintos y presentan
diferentes niveles de arraigo político (Mainwaring y Torcal, 2005). Si la hipótesis de
Maravall y Przeworski es correcta, cabe esperar que el voto económico sea más fuerte en
Brasil y más débil en España. Aunque los partidos políticos en Chile sean a menudo
considerados como muy consolidados para la media latinoamericana (Maiwaring y Scully,
1995), la interrupción de la democracia entre 1973 y 1989 permite suponer que el impacto
del voto económico sería de grado intermedio entre lo observado en Brasil y en España.
Además de esta breve nota introductoria, este trabajo tiene otros tres apartados. El primero
resume algunos aspectos relevantes de la teoría del voto económico con el objetivo de
ubicar la presente investigación en el marco general de esa literatura. El segundo presenta
los casos analizados, indica razones para su elección, y discute la evidencia empírica
decorrente de los análisis de cinco encuestas de opinión pública. Finalmente, el tercer

*
Este es un primer borrador de una investigación doctoral en desarrollo, elaborado para discusión en el
Seminario de Investigación del Programa de Doctorado Procesos Políticos Contemporáneos de la
Universidad de Salamanca. Por favor, no citar. Críticas y sugerencias son bienvenidas: wgramacho@usal.es.
El argumento presentado en esta versión se ha beneficiado de comentarios y sugerencias de Iván
Llamazares, Laura Morales, Leonard Ray, Alberto del Rey, Clara Riba y Lucio Rennó. Los errores
existentes son de entera responsabilidad del autor.

1
apartado hace algunas conclusiones tentativas en este momento, cuya ratificación está
condicionada al desarrollo de esta investigación.

I. LA TEORÍA DEL VOTO ECONÓMICO

El voto económico puede ser definido como una función de castigo-recompensa usada por
los individuos para evaluar el desempeño de sus gobiernos basándose en la percepción que
tienen sobre el comportamiento pasado y futuro de la economía nacional1. Esta teoría
asume que las evaluaciones y expectativas de los individuos con respecto a la economía
nacional dominan la función de utilidad de los individuos a la hora de evaluar el gobierno
de turno (Dorussen y Palmer, 2002)2. Ese supuesto, sin embargo, no debe ser entendido en
un sentido normativo (según el cual la economía sería sustantivamente la política pública
más importante bajo la responsabilidad de cualquier gobierno), sino que debe ser
comprendido bajo una perspectiva más instrumental. En comparación con otras políticas
públicas, la política económica suele tener mayor saliencia, esto es, suele estar siempre
presente en la agenda de los medios de comunicación y a menudo afecta la vida de los
ciudadanos con independencia de su edad, género, nivel educativo o económico. Es
justamente esa saliencia lo que hace con que la economía sirva de atajo informativo para
los ciudadanos a la hora de estimar la competencia del gobierno como un todo (Dorussen y
Palmer, 2002; Dorussen y Taylor, 2002).

A principios de la década de 1970, los trabajos de Goodhart y Bhansali (1970), Kramer


(1971), y Mueller (1970) han inaugurado una oleada de investigaciones con fuerte interés
empírico para examinar la hipótesis central del voto económico3. Además, el interés
multidisciplinar de politólogos, economistas y psicólogos por esta teoría ha resultado en

1
Esta definición procura combinar la dimensión retrospectiva del voto económico enfatizada en los trabajos
originales de Key Jr. (1958, 1968) y de Fiorina (1981), y una dimensión prospectiva subrayada en trabajos
más recientes de Przeworski (1993), Stokes (2001), y Maravall y Przeworski (2001), entre otros.
2
Aunque exista una dimensión egotrópica del voto económico (i.e., basada en la situación y perspectiva de
las finanzas personales o familiares), su interpretación teórica es controvertida (Fraile, 2005) y su evidencia
empírica es episódica (Lewis-Beck, 1990). Todavía, algunos autores defienden su relevancia (Nannestad y
Paldam, 1993 y 1997; y Sanders, 1987, entre otros trabajos de este autor).
3
En buena parte, el fuerte contenido empírico de la literatura desde sus orígenes está determinado por las
características de la teoría del voto económico, que suele presentar hipótesis claras, directamente
relacionadas con las teorías democrática y económica, y que a menudo manejan conceptos que suelen estar
medidos de modo sistemático, lo que facilita da realización de test empíricos.

2
distintos modelos explicativos y enfoques metodológicos4. En los últimos años, el
desarrollo de la agenda de investigación en esta materia ha permitido identificar varias
limitaciones y condicionantes del voto económico aunque en general se demuestre la
sensibilidad del comportamiento político de los individuos a las condiciones económicas.
En este trabajo, se analiza especialmente las limitaciones al voto económico creadas por el
arraigo de los partidos políticos5.

La hipótesis de Maravall y Przeworski (2001) según la cual el voto económico será más
fuerte en sistemas políticos donde los partidos no tengan raízes profundas está basada en
un análisis sobre el impacto de la economía en la popularidad del gobierno de Felipe
Gonzalez en España, entre 1982 y 1996. Según esos autores, a lo largo de los 14 años de
mandato socialista en La Moncloa los españoles que se identificaban con el PSOE han
encontrado diferentes razones para apoyar el gobierno. Frente a esa evidencia, la
interpretación de Maravall y Przeworski fue de que el arraigo de los partidos políticos
tiene una relación inversa con la función castigo-recompensa del voto económico.

En Inglaterra, un estudio con características semejantes ha aportado evidencia empírica a


favor de la hipótesis del arraigo del sistema de partidos. Clarke et al. (2002) han mostrado
que los ingleses fuertemente identificados con los partidos Conservador y Laborista no
tenían en cuenta sus percepciones sobre el estado de la economía a la hora de manifestar
su intención de voto. Sus resultados indicaron que los individuos que se identificaban
fuertemente con el Partido Conservador votarían por ese partido por más insatisfechos que
estuviesen con el estado de la economía, mientras los laboristas no tenían casi ninguna
probabilidad de hacerlo por más satisfacción que demostrasen.

En un estudio sobre el caso italiano, Bellucci (2002) no contradice la hipótesis del arraigo
partidista, sin embargo sugiere que el sistema electoral puede ser la variable latente que

4
Para revisiones de la literatura en diferentes momentos, véanse Lewis-Beck y Paldam, 2000; y Nannestad y
Paldam, 1994.
5
En la literatura también existen otras hipótesis que sugieren limitaciones o condicionantes al voto
económico deribadas de las características político-económicas de cada país (Chapell y Veiga, 2000;
Alvarez et al., 2000; Nickelsburg y Norpoth, 2000), de la falta de claridad institucional (Powell y Whitten,
1993; Anderson, 2000; Kiewiet, 2000), de las mismas condiciones económicas reales (Stevenson, 2002), de
las preferencias programáticas del partido político en el gobierno (Hibbs, 1979; Norpoth, 1996; Carlsen,
2000), de la falta de información o sofisticación política de los individuos (Aidt, 2000; Paldam y Nannestad,
2000; Duch, 2001; Dorussen y Palmer, 2002), de la fata de credibilidad de la oposición (Sanders, 2000;
Fraile, 2005), del liderazgo político (Clarke et al., 2000; Sanders, 2000), e incluso del entorno cultural y su
influencia sobre la aversión o propensión al riesgo en cada sociedad (Sanders y Carey, 2002).

3
permite a los partidos políticos preservar fuertes lazos de identidad partidista. Según este
autor, hata 1993 la estabilidad del sistema de partidos estaba anclada en los clivajes
religioso, de clase e ideológico y eso impedía la aplicación de la función castigo-
recompensa. A partir de 1993, entretanto, la reforma electoral que cambió el sistema de
elección de diputados al Parlamento desde proporcional a mixto6, desató según Bellucci
muchos de los lazos partidistas antes existentes e incrementó la relevancia de la economía
como explicación del comportamiento político.

En estos trabajos, la hipótesis del arraigo partidista está fundamentada en pautas de


interacción más o menos estables entre los partidos políticos y los ciudadanos, en buena
medida recogidas por la teoría de los clivajes (Lipset y Rokkan, 1967). No obstante, desde
la perspectiva de la psicología política también se encuentran fundamentos a favor de la
hipótesis de Maravall y Przeworski. A comenzar por el clásico The American Voter, donde
Campbell et al. (1960) han sostenido que la identidad con un partido político impone a los
individuos un marco cognitivo y eso, a su vez, puede condicionar su percepción sobre el
estado de la economía nacional7. En este caso, no es que los ciudadanos no castiguen a sus
partidos por las malas condiciones económicas, sino que (si existen malas condiciones) los
individuos no le dan tanta importancia o exculpan al gobierno por esos resultados, puesto
que su marco interpretativo se deriba de las informaciones e juicios emitidos por líderes
partidistas.

Aunque el desarrollo de los medios de comunicación de masas en los últimos cuarenta


años ha producido unas sociedades con características muy diferentes de aquellas que
Campbell y sus colegas de la Universidad de Michigan estudiaban, la importancia de las
preferencias partidistas8 siguen siendo relevantes en la formación de marcos cognitivos
sobre el mundo de la política. Estudios sobre la formación de la opinión pública han

6
Entre 1956 y 1992, los 630 diputados del Parlamento Italiano eran elegidos por el sistema proporcional en
distritos con magnitud promedio de 20 escaños y con listas abiertas. Con la reforma de 1993, las elecciones
realizadas a partir de 1994 combinan un sistema mayoritario con distritos uninominales para 476 diputados,
y un sistema proporcional con listas cerradas en un distrito único nacional para los demás 154 escaños
(Colomer, 2004).
7
Es importante subrayar, sin embargo, que los autores de la Escuela de Michigan han sido muy cautos en
esa afirmación y han considerado la posibilidad de que las experiencias de los individuos con recesiones
económicas sean capaces de añadir nuevos elementos a sus mapas cognitivos sobre el mundo político . O
sea, las identidades partidistas pueden ser estables y muy influyentes, pero no son inamovibles.
8
En este trabajo, utilizo preferencias partidistas en lugar de identidades partidistas puesto que el primer
concepto es más abarcante que el segundo, y además porque esa generalidad parece ser más adecuada para
tratar sistemas políticos con grados tan distintos de consolidación de sus partidos políticos como son los de
Brasil, Chile y España.

4
sugerido que los individuos usan mecanismos racionales con bajos niveles informativos
(low-information rationality) para comprender su entorno político y manifestar
percepciones y preferencias políticas (Popkin, 1991; Sniderman, 1993). Si de un lado
obtener información y procesarla impone costes (Downs, 1957), de otro la heurística
proporciona a los individuos atajos informativos que les permite reducir el valor de esa
inversión y mantener unos niveles razonables de comprensión sobre la política (Popkin,
1991).

En ese sentido, la heurística resuelve algunos problemas planteados sobre los mecanismos
de funcionamieno del voto económico en el marco de las teorías de la democracia. Por
ejemplo, se ha dicho anteriormente que los ciudadanos pueden ignorar completamente las
condiciones económicas y castigar o premiar a los gobiernos de modo aleatorio, lo que
hace con que los gobiernos pierdan un incentivo para trabajar por buenos resultados
económicos (Palmer y Whitten, 2002). En otro extremo, los individuos pueden conocer
perfectamente el estado de la economía e incluso mantener expectativas racionales sobre
el desempeño futuro (Erikson et al., 2002). La realidad, como siempre, suele estar a medio
camino (Dorussen y Palmer, 2002). En general, los individuos tienen alguna información
sobre el estado de la economía y a menudo forman juicios muy cercanos a las condiciones
reales de la economía.

Por lo menos desde el clásico trabajo de Downs (1957) se reconoce que los partidos
políticos su reputación, posiciones y mensajes son una importante fuente de atajos
informativos. Si simpatizo con un partido y tengo que emitir una opinión respecto a un
tema, es menos costoso repetir la posición de mi partido (si la conozco) que recabar
información necesaria para formar mi opinión9.

En un interesante experimento, Druckman (2001) introdujo las preferencias partidistas en


una repetición del clásico test de Tversky y Kahneman (1981) sobre los framing effects10.
Los resultados mostraron, por ejemplo, que individuos aversos al riesgo elegían opciones
más propensas al riesgo cuando esas opciones estaban respaldadas por su partido político

9
Para una discusión sobre la instrumentalidad de las preferencias partidistas, véase Shiveley (1979).
10
El test de Tversky y Kahneman (1981) consistió en cambiar la manifestación de las preferencias
individuales a partir de la proposición de cuestiones lógicamente idénticas, pero formuladas de modo
distinto.

5
preferido. En palabras de Druckman (2001: 73): party advice clearly reduced framing
effects in some cases, causing them to completely disappear .

En el mismo sentido, Ray (2003) argumenta que la eficacia de las pistas partidistas (party
cues) es una función creciente de la credibilidad afectiva de los partidos políticos. O sea,
que la influencia de los partidos políticos sobre la opinión de sus simpatizantes será tan
fuerte cuanto sea la identidad de esos simpatizantes con sus partidos políticos. En ese
sentido, ceteris paribus se esperaría mayor variación en las opiniones de simpatizantes
incidentales de algún partido político que en las opiniones de militantes fuertemente
identificados con su partido. Si un sistema político tiene partidos anclados en sólidas
relaciones de lealtad, su credibilidad afectiva le brindará mayor influencia en la
formación de opiniones de sus simpatizantes. Mientras tanto, en un sistema político donde
los partidos tengan meros electores incidentales, la eficacia de sus pistas (cues) será
mucho menor.

Ahora bien, ¿qué implicaciones empíricas tiene la hipótesis de Maravall y Przeworski?


Imaginemos un espacio bidimensional (Figura 1), en el cual el eje y representa la
probabilidad de que un individuo apruebe la gestión del gobierno, mientras que el eje x
representa sus evaluaciones sobre el desempeño de la economía (Clarke et al., 2002). Si
presentamos el efecto mecánico de la hipótesis clásica del voto económico, un individuo
que considerase que las condiciones económicas son muy malas tendría probabilidad cero
de aprobar la gestión del gobierno, mientras que un ciudadano que considerase las
condiciones económicas muy buenas tendría un 100% de probabilidad de aprobarlo. En
otro extremo, consideremos la posibilidade de que partidos políticos tradicionales y
consolidados sean capaces de conformar la opinión de sus simpatizantes con gran eficacia,
dada la credibilidad afectiva (Ray 2003) de que disponen junto a sus bases electorales.
Aquí, los individuos identificados con un partido de gobierno tendrían un 100% de
probabilidad de aprobarlo aunque que considerasen que las condiciones económicas
fuesen muy malas. Para eso, podrían aceptar justificativas del gobierno de tipo exonerativo
o intertemporal (Maravall y Przeworski 2001; Stokes 2001) y no imputar al gobierno su
responsabilidad (Barreiro, 1999). Por otro lado, ciudadanos identificados con un partido de
la oposición tendrían probabilidad cero de aprobarlo aunque considerasen muy buenas las
condiciones económicas del país. Para tanto razonarían de modo distributivista u
oposicionista (Maravall y Przeworski 2001, Stokes 2001).

6
FIGURA 1: Hipótesis sobre la probabilidad de aprobación de un gobierno
según las percepciones sobre el estado de la economía

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0
muy mala mala regular buena muy buena
Percepciones sobre el estado de la economia

Hip. clásica del voto económico

Hip. del arraigo partidista para simpatizantes de un partido de


gobierno
Hip. del arraigo partidista para simpatizantes de un partido de
oposición

El razonamiento anterior, sin embargo, no tiene en cuenta las condiciones económicas


reales. Si frente a resultados económicos regulares la dispersión de percepciones puede ser
alta, resultados atípicamente malos o buenos pueden sesgar esas percepciones (Campbell
et al, 1960). La normalidad de los resultados económicos suele, además, reducir la
saliencia de la economía (Norpoth, 1996) y eso puede dar lugar a una mayor divergencia
en las percepciones ciudadanas. A su vez, las crisis económicas y periodos de euforia
reducen los umbrales de ignorancia sobre la economía. Así, frente a resultados
satisfactorios, los simpatizantes de un partido de opoición tienen incentivos reales para
premiar a los gobiernos. Y además, frente a condiciones insatisfactorias, los simpatizantes
de un partido de gobierno tienen incentivos reales para castigarlo. Eso puede dar lugar a
desviaciones como las sugeridas en las Figuras 2 y 3.

7
FIGURA 2: Hipótesis sobre la probabilidad de aprobación de un gobierno según las
percepciones sobre el estado de la economía bajo resultados económicos satisfactorios

100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
muy mala mala regular buena muy buena
Percepciones sobre el estado de la economia

Hip. clásica del voto económico

Hip. del arraigo partidista para simpatizantes de un partido de gobierno

Hip. del arraigo partidista para simpatizantes de un partido de


oposición

FIGURA 3: Hipótesis sobre la probabilidad de aprobación de un gobierno según las


percepciones sobre el estado de la economía bajo resultados económicos insatisfactorios

100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
muy mala mala regular buena muy buena
Percepciones sobre el estado de la economia

Hip. clásica del voto económico

Hip. del arraigo partidista para simpatizantes de un partido de gobierno

Hip. del arraigo partidista para simpatizantes de un partido de


oposición

8
Indicado el lugar de la hipótesis del arraigo partidista en el marco teórico del voto
económico, el siguiente apartado se ocupa de averiguar su validez empírica para tres
sistemas políticos cuyo arraigo de sus partidos políticos es muy distinto. Hasta donde es
posible conocer las investigaciones sobre el voto económico, este es el primer test de la
hipótesis de Maravall y Przeworski. Los trabajos precedentes que han discutido la
limitación del voto económico por el arraigo de los partidos políticos indicados
anteriormente en este apartado se han centrado en análisis de un solo país (europeo), lo
que no sólo limita geográficamente el conocimiento que se pueda obtener de esos estudios
como tampoco ofrece un test fidedigno de esa hipótesis, claramente dirigida a un diseño de
investigación comparada. La estrategia seguida en este trabajo para contornar los
problemas existentes en los estudios mencionados se presenta a seguir.

II. EVIDENCIA EMPÍRICA

El presenta apartado se dedica a justificar los casos elegidos y a analizar un conjunto de


datos de opinión pública de Brasil, Chile y España sobre la popularidad de los gobiernos
de Cardoso (1999 y 2002), Frei (1999), Lagos (2005) y Aznar (2004). La selección de esos
casos tiene la ventaja de que los partidos políticos en cada uno de esos países tuvieron
desarrollos históricos muy distintos y presentan diferentes niveles de consolidación
(Mainwaring y Torcal, 2005).

En Brasil, los partidos políticos forman un sistema fragmentado, donde muchos partidos
operan bajo lealtades muy limitadas tanto con respecto a sus elites como con respecto a
sus bases (Mainwaring y Scully, 1995). Aunque dos partidos políticos el PT y el PSDB
hayan monopolizado las últimas tres disputas presidenciales, otras agrupaciones
mantienen importantes cotas de poder y representación parlamentaria, obligando los
presidentes elegidos a formar gobiernos de coalición a menudo inestables (Ames, 2003).
Durante el periodo Cardoso (1995-2003), la coalición de gobierno estuvo dominada por el
partido del presidente, el PSDB (centro-derecha), por el PFL (derecha) y por el PMDB
(centro). En la oposición se destacaron dos partidos de izquierda, el PT y el PDT (Guzmán
y Oliveira, 2001; Palermo, 2003).

En Chile, el régimen autoritario del General Augusto Pinochet (1973-1989) no ha sido


capaz de aniquilar dos partidos históricos en la política chilena y que hoy ocupan

9
posiciones de protagonismo en el juego político: el PS (izquierda) y el PDC (centro). Sin
embargo, el proceso de redemocratización ha producido modificaciones en el sistema de
partidos pre-Pinochet. Del movimiento por la recuperación de la democracia ha surgido el
PPD (centro-izquierda), y de las excisión de la derecha surgieron dos partidos: la UDI y la
RN (Picazo, 2001). Desde 1989, PS, PDC y PPD son los partidos dominantes en la
Concertación, alianza que gobernó sin interrupciones hasta aquí. Entre 1994 y 2000, la
presidencia estuvo a cargo de Eduardo Frei (PDC), mientras que de 2000 a 2006, bajo la
administración de Ricardo Lagos (PS).

En España, la recuperación de la democracia se dio de modo gradual despues de la muerte


del General Francisco Franco en 1975. La dificultad de la derecha en reorganizarse luego
de la redemocratización ha facilitado el éxito del PSOE en cuatro elecciones consecutivas.
Sólo a principios de la década de 1990 el PP se consolidó como alternativa de poder en la
disputa por el gobierno central. El partido post-comunista IU logró mantener
representación parlamentaria durante todo el periodo, sin embargo tuvo dificultades en
acercarse al número de escaños de socialistas y populares. A nivel autonómico, CiU y
ERC en Cataluña han demonstrado importantes niveles de consolidación lo que se
refleja en un número importante de ciudadanos identificados con uno de esos partidos.

Los datos analizados en este trabajo son cinco encuestas de opinión pública, cuyos detalles
técnicos y distribuciones de frecuencias se presentan en el Anexo. La elección de dos
momentos de análisis en Brasil y Chile pretende contemplar la posibilidad de que las
condiciones reales de la economía tengan una relación interactiva con la función castigo-
recompensa del voto económico11. Bloom y Price (1975) argumentan que los individuos
castigan con más énfasis a sus gobiernos por malos desempeños que los premian por
12
buenos resultados hipótesis conocida como la asimetría del voto económico .

En 1999, los efectos de la crisis económica en Asia se hicieron presentes en varios países,
entre los cuales Brasil y Chile (Tabla 1). En Brasil, el gobierno del presidente Fernando
Henrique Cardoso, reelegido en 1998, fue obligado a abandonar la política de cambio
cuasi-fijo, mientras que en Chile el último año de la gestión de Eduardo Frei fue marcado

11
Se pretende hacer lo mismo para España a lo largo del desarrllo de esta investigación.
12
Fraile (2005) sugiere la existencia de otra versión de esa hipótesis, basada en el trabajo de Mueller (1970),
según el cual la economía sólo importa cuando todo va mal.

10
por la disminución de los precios internacionales del cobre y de la demanda por esa
materia prima lo que, entre otros factores, interrumpió 15 años de fuerte crecimiento
económico (Cepal 1999).

En 2002, en el último de sus ocho años, el gobierno de Cardoso en Brasil presentó


resultados también poco satisfactorios el PIB creció más que en 1999 pero el paro y la
inflación también aumentaron. En Chile, el 2005 fue el último año del mandato de Ricardo
Lagos y cerró el tercer gobierno consecutivo de la Concertación con un rotundo éxito
económico además de avances en importantes elementos de la agenda chilena como la
reforma constitucional que extinguió los cargos de senadores vitalicios13. Si la hipótesis de
Bloom y Price (1975) es correcta, se apreciaría un impacto más fuerte del voto económico
en 1999 en ambos países que en la segunda encuesta sobre todo en Chile, donde el
cambio en las condiciones económicas fue más acentuado. En España, las condiciones
económicas del año 2003 la encuesta fue realizada en marzo de 2004 no fueron
especialmente atípicas. En general, los resultados muestran un desempeño satisfactorio14.

Tabla 1: Algunos indicadores macroeconómicos de Brasil, Chile y España (1996-2005)


1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005a

Producto interno bruto (tasas anuales de variación)


Brasil 2,7 3,3 0,1 0,8 4,4 1,3 1,9 - - -
Chile 7,4 6,6 3,2 -0,8 4,5 3,4 2,2 3,7 6,1 6,0
España - 3,9 4,5 4,7 5,0 3,5 2,7 3,0 3,1 -

Desempleo urbano (tasas anuales medias)


Brasil 5,4 5,7 7,6 7,6 7,1 6,2 11,7 - - -
Chile 6,4 6,1 6,4 9,8 9,2 9,1 9,0 8,5 8,8 8,1
Españab 21,6 20,1 18,0 15,2 13,4 10,6 11,6 11,4 11,1 -

Precios al consumidor (porcentajes, variación de diciembre a diciembre)


Brasil 9,6 5,2 1,7 8,9 6,0 7,7 12,5 - - -
Chile 6,6 6,0 4,7 2,3 4,5 2,6 2,8 1,1 2,4 3,6
España - 2,0 1,4 2,9 4,0 2,7 4,0 2,6 3,2 -
a
Cifras preliminares.
b
Datos del cuarto trimestre de cada año.
Fuentes: Cepal (2005) para Brasil y Chile, e Instituto Nacional de Estadística (INE) para España.

13
En esa reforma también se redujo el mandato de los presidentes de seis años para cuatro años.
14
En estos momentos, la falta de una segunda encuesta en España en un momento de no tan bueno
desempeño (e.g. 2002) impide un diseño idéntico para los tres países.

11
La popularidad de los gobiernos brasileño y chileno pareció ser sensible a las condiciones
económicas de cada país. En Brasil, Cardoso registró una aprobación de tan sólo 13% en
199915, mientras que en 2002 su popularidad fue un poco más alta, con aprobación de
26%16. En Chile, Frei fue aprobado por 30% de la muestra de 199917, mientras que Lagos
tuvo una aprobación del 61% en 200518. En España, Aznar fue aprobado por 39% de la
muestra19.

Un análisis descriptivo, sin embargo, no permite sacar conclusiones fiables sobre la


relación entre variables en este caso la influencia de las percepciones económicas sobre
la aprobación de los gobiernos. Con ese objetivo, se estimó un modelo logístico
multinomial donde la variable dependiente es la probabilidad de que un individuo emita
una opinión positiva sobre la gestión del gobierno20, respecto a la probabilidad de que
formule un juicio negativo. En este trabajo no se presentan los resultados para las
probabilidades de que un individuo emita una opinión neutral21, respecto a la probabilidad
de que formule un juicio negativo. Las variables independientes son las percepciones
sobre el estado de la economía22, las preferencias partidistas23, y controles
socioeconómicos para el género24, la edad25, y los niveles de educación y renta26. Con
respecto al predictor partidista, se arbitró tomar en consideración únicamente los cinco
partidos políticos con mayor número de simpatizantes en cada muestra. En términos
formales, el modelo es:

15
La aprobación es la suma de evaluaciones óptimas y buenas sobre su gestión, mientras que las
regular eran del 30%, y las malas y pésimas sumadas eran del 57%.
16
La aprobación es la suma de evaluaciones óptimas y buenas sobre su gestión, mientras que las
regulares eran del 37%, y las malas y pésimas sumadas eran también del 37%.
17
El 46% de la muestra desaprobaba la gestión de Frei, mientras que el 24% no aprobaba ni desaprobaba.
18
El 23% de la muestra desaprobaba la gestión de Lagos, mientras que el 16% no aprobaba ni desaprobaba.
19
El 34% de la muestra valoraba el Gobierno del PP como malo o muy malo , mientras que un 27% lo
consideraba regular .
20
En Brasil, la variable tiene valor 1 para respuestas óptimo y bueno , y valor 0 para las respuestas
malo y pésimo . En Chile, la variable tiene valor 1 para aprueba y valor 0 para desaprueba . En
España, tiene valor 1 para muy bueno y bueno y valor 0 para malo y muy malo . En todos los
casos los NS/NC fueron eliminados de los análisis.
21
Regular para Brasil y España, y ni aprueba ni desaprueba para Chile.
22
Variable ordinal con cinco categorías, donde 1 corresponde a una evaluación muy mala sobre el
estado de la economía y 5 a una evaluación muy buena .
23
Variable categórica, que tiene referencia los individuos que manifestaron no tener ninguna preferencia
partidista.
24
Dummy con valor 1 para mujeres.
25
Variable contínua.
26
Variables ordinales, en las cuales los valores más bajos corresponden a niveles más bajos de educación y
renta.

12
P (Evaluación Positiva del Gobierno) = 1 / (1 + e - ( 0 + 1*Economía + 2*Partido1 + 3*Partido2 +

4*Partido3 + 5*Partido4 + 6*Partido5 + 7*Mujer + 8*Edad + 9*Educación + 10*Renta)


),

donde P es la probabilidad, e es el número neperiano, y las son los coeficientes en


la ecuación.

La Tabla 2 presenta los resultados de la aplicación de este modelo logístico multinomial


para los datos de las cinco encuestas. Los ajustes de los modelos son satisfactorios, lo que
permite hacer una interpretación sustantiva sobre los coeficientes estimados en cada
regresión. La variable económica es altamente significativa en todos los modelos, lo que
una vez más aporta evidencia empírica a favor de la hipóstesis clásica del voto económico.
La identificación con partidos políticos, sin embargo, presenta informaciones de diferentes
tipos en cada modelo. Con respecto a Brasil, el PSDB parece haber sido el único partido
de entre los tres de la coligación gobernista a influenciar significativamente las opiniones
de sus simpatizantes en los dos momentos analizados (aumentando la probabilidad de
valoración positiva del gobierno), mientras que en la oposición el PT fue el único a
influncia significativamente las opinones de los suyos (en este caso reduciendo la
probabilidad de valoración positiva del gobierno). En Chile, el PDC y el PPD parecen
haber sido los apoyos principales de la popularidad del presidente democristiano Eduardo
Frei, mientras que los tres principales partidos de la Concertación tuvieron significativa
influencia sobre las opiniones de sus simpatizantes a la hora de aumentar la probabilidad
de valoraciones positivas sobre el gobierno del socialista Ricardo Lagos. En España, el
gobierno mayoritario de Aznar sólo contó con el apoyo del PP a la hora de influenciar
positivamente sus simpatizantes. Desde la oposición, el PSOE, IU y ERC parecen haber
sido capaces de movilizar las opiniones de sus simpatizantes reduciendo
significativamente la probabilidad de juicios positivos sobre el Gobierno del PP.

13
TABLA 2: REGRESIONES LOGÍSTICAS MULTINOMIALES
Determinantes de la probabilidad de evaluar positivamente a los gobiernos
respecto a la probabilidad de valorarlos negativamente
BRASIL BRASIL CHILE CHILE ESPAÑA
1999 2002 1999 2005 2004

Economía 1,51*** 1,02*** 1,10*** 0,97*** 1,20***

Partidos ,0,32 0,42*** 0,93*** 1,01** 5,54***


Ref: Independiente (PMDB) (PMDB) (PDC) (PDC) (PP)
-1,43*** -0,92*** -0,77* -1,25*** -1,65***
(PT) (PT) (UDI) (UDI) (PSOE)
1,54*** 0,90*** -0,96** -0,97*** -2,41***
(PSDB) (PSDB) (RN) (RN) (IU)
-0,58 -0,46* 0,42 0,80** -1,14
(PDT) (PDT) (PS) (PS) (CiU)
0,55* -0,01 0,87*** 1,34*** -22,24a
(PFL) (PFL) (PPD) (PPD) (ERC)

Mujer 0,14 0,08 -0,13 -0,13 0,32*


Edad 0,00 0,01*** 0,01* 0,00 0,01*
Educación -0,05 0,04 0,07 0,04 -0,05
Renta 0,14** 0,12*** -0,08** 0,02 -0,02

Intersección -7,00*** -4,25*** -3,53*** -1,82*** -4,28***

-2LLinicial 5.554,8 22.460,9 2.349,3 1.858,9 3.313,2


-2LLfinal 4.727,6 19.941,1 2.066,3 1.542,3 2.363,5
Chi-cuadrado 827,2 2519,8 283,0 316,6 949,7
Sig. ,000 ,000 ,000 ,000 ,000
R2 Cox-Snell ,233 ,190 ,223 ,263 ,459
R2 Nagelkerke ,276 ,215 ,254 ,315 ,518
N 3.117 11.934 1.120 1.037 1.545
Nota: La tabla presenta los coeficientes para regresiones logísticas mutinominales. Sólo se presentan
resultados para la probabilidad de que los individuos emitan una opinión positiva sobre la gestión de los
gobiernos respecto a la probabilidad de emitir una opinión negativa. No se muestran aquí la probabilidad de
que los individuos deen respuestas neutrales ( regular , o ni aprueba ni desaprueba ). * p-valor ,05; ** p-
valor 0,1; *** p-valor 0,001; a SPSS no calcula el p-valor para esta variable, debido a la reducción muy
acentuada en la probabilidad de que individuos de ERC emitiesen una evaluación positiva sobre el Gobierno
Aznar (PP). Efectivamente, de los 59 ciudadanos entrevistados que se identificaban con ERC, ninguno hacía
una evaluación positiva de la gestión popular, mientras que siete emitieron opiniones neutrales y 52 lo
valoraron negativamente.

Sin embargo, dado que el objetivo de este trabajo no es conocer el impacto aislado de la
economía y de las preferencias partidistas sobre la probabilidad de formular evaluaciones
positivas sobre la gestión de cada gobierno, sino de investigar como se da la interacción
entre ambos predictores, se realizaron simulaciones para conocer qué influencia tuvo la
economía sobre las probabilidades de que cada grupo de simpatizantes aprobara las
gestiones de sus gobiernos. Debido a la ya conocida dificultad en interpretar directamente
los coeficientes de regresiones logísticas (Menard, 1995; Pampel, 2000) y dado el carácter

14
naturalmente interactivo de esos coeficientes (Zaller, 1992), fueron realizadas
simulaciones para individuos con valores medianos en los predictores socioeconómicos
(King, 1989; Duch, 2001; Clarke et al., 2002; Riba y Díaz, 2002; Fraile, 2005).

Las Figuras 4-8 muestran las probabilidades de evaluar positivamente a cada uno de los
gobiernos para simpatizantes de los diferentes partidos políticos analizados y también
para los individuos que no preferían ningún partido utilizando la expectativa teórica
presentada anteriormente en las Figuras 1-3.

FIGURA 4: PROBABILIDAD DE EVALUAR POSITIVAMENTE


EL GOBIERNO CARDOSO (BRASIL) EN 1999

100
90

80
70
60

50
40
30
20

10
0
muy mala mala regular buena muy buena

PMDB PT PSDB PDT PFL Sin partido

En Brasil, la crisis económica de 1999 parece haber ayudado el PT a reducir de modo


importante la probabilidad de que sus simpatizantes emitiesen una opinión positiva sobre
la labor del Gobierno Cardoso. Aún que considerasen que el estado de la economía era
muy bueno su probabilidad de evaluar positivamente el gobierno, respecto a evaluarlo
negativamente, era inferior a un 50%. Entre los demás partidos políticos, ninguno fue
capaz de anular la función castigo-recompensa del voto económico. Los socios del PSDB
el en gobierno, además, parecen haber tenido muy poca influencia sobre sus simpatizantes.
Las curvas de probabilidad de los simpatizantes del PMDB y del PFL se acercan mucho a

15
la de los independientes que en teoría serían los que más enfáticamente aplicarían la
función castigo-recompensa.

FIGURA 5: PROBABILIDAD DE EVALUAR POSITIVAMENTE


EL GOBIERNO CARDOSO (BRASIL) EN 2002

100
90
80
70
60
50
40
30
20
10

0
muy mala mala regular buena muy buena

PMDB PT PSDB PDT PFL Sin partido

En 2002, con unos resultados económicos menos atípicos y a pesar del aumento del
desempleo, ningún grupo de simpatizantes estuvo inmune a la influencia del voto
económico. En especial, merece la pena subrayar el comportamiento de los individuos que
preferían el PFL prácticamente idéntico al de los brasileños que no preferían ningún
partido. En aquél año, el PFL que hasta entonces había sido el principal y más fiel aliado
del Gobierno Cardoso dejó la coalición para intentar (sin éxito) una candidatura
presidencial propia. El cambio de posición de ese partido respecto al gobierno parece
haber desconcertado sus simpatizantes y anulado su potencial influencia a la hora de
influenciar la opinión de esos seguidores.

16
FIGURA 6: PROBABILIDAD DE EVALUAR POSITIVAMENTE
EL GOBIERNO FREI (CHILE) EN 1999

100

90

80
70

60

50

40

30
20

10

0
muy mala mala regular buena muy buena

PDC UDI RN PS PPD Sin partido

En Chile, en 1999, la crisis económica no fue suficiente para que los partidos de oposición
UDI y RN movilizasen sus simpatizantes y redujesen de modo importante la
probabilidad de aprobación del Gobierno Frei. De otro lado, los tres principales partidos
de la Concertación no han sido capaces de evitar que sus simpatizantes aplicasen la
función castigo-recompensa a la hora de valorar su gestión.

17
FIGURA 7: PROBABILIDAD DE EVALUAR POSITIVAMENTE
EL GOBIERNO LAGOS (CHILE) EN 2005

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0
muy mala mala regular buena muy buena

PDC UDI RN PS PPD Sin partido

El escenario chileno en 2005 fue muy diferente. El rotundo éxito económico de la gestión
Lagos le dio a los trio de partidos de la Concertación argumentos para movilizar a sus
simpatizantes a la hora de valorar positivamente el gobierno. Entre los simpatizantes de
los partidos de la Concertación, aún el socialista chileno más insatisfecho con el resultado
económico tenía probabilidad superior al 50% de emitir un juicio positivo sobre la gestión
Lagos. La curva de probabilidades de los independientes muestra claramente un ambiente
favorable al gobierno (una evaluación mala sobre la economía entre esos individuos no
impedía un juicio positivo sobre la labor de Lagos). En las líneas de la UDI y de la RN, el
comportamiento tampoco fue insensible a las buenas condiciones económicas.

18
FIGURA 8: PROBABILIDAD DE EVALUAR POSITIVAMENTE
EL GOBIERNO AZNAR (ESPAÑA) EN 2004

100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
muy mala mala regular buena muy buena

PP PSOE IU CiU ERC Sin partido

En España, sin embargo, los resultados sugieren un comportamiento muy diferente de los
ciudadanos con respecto a la aplicación de la función castigo-recompensa. Los españoles
que se preferían el PP tenían probabilidades muy altas (de por lo menos 95%) de evaluar
positivamente el Gobierno Aznar aunque considerasen que las condiciones económicas
eran muy malas o malas . Por otro lado, la probabilidad de que los simpatizantes de
ERC valorasen positivamente la gestión popular fue de un 0% (inamovible) aunque su
percepción sobre el estado de la economía fuese muy buena . Los comportamientos de
los seguidores de ambos partidos PP y ERC sugieren un arraigo social muy
importante, a punto de tornar irrelevante la función castigo-recompensa. Por mejor que lo
hubiera hecho el PP, los simpatizantes de ERC no le hubiera recompensado. El
comportamiento de los individuos que preferían IU también fue inmune al voto
económico, aunque las probabilidades de aprobación del gobierno se acercan al marco de
los 50% cuando mejoran las percepciones sobre el estado de la economía.

19
III. A MODO DE CONCLUSIÓN

Los resultados presentados en este trabajo sugieren que parece ser correcta la hipótesis de
Maravall y Przeworski. Allí donde los partidos políticos están más consolidados y
arraigados en la sociedad España el voto económico fue limitado de modo muy
importante. En el caso de los simpatizantes del PP y de ERC, la función castigo-
recompensa fue absolutamente irrelevante. Por otro lado, en Brasil, donde los partidos
políticos están menos consolidados, el impacto del voto económico pareció ser más
importante. En Chile, sin embargo, los resultados sugieren que los partidos de la
Concertación (sobre todo el PDC y el PPD) tienen mayor influencia sobre la formación de
la opinión de sus simpatizantes. Dicho de otro modo, sus pistas (party cues) parecen ser
más eficaces, aunque necesiten la ayuda del contexto económico real para influenciar
favorablemente sus bases27.

Estos primeros resultados, sin embargo, deben ser interpretados con cautela, puesto que
los análsis tienen problemas y necesitan controles aún no realizados. En primer lugar, la
variable economía se refiere a preguntas diferentes en los cuestionarios, lo que puede
crear problemas de interpretación. Ese es un problema en este trabajo, puesto que según
Lewis-Beck (1990) las variables que implican a los gobiernos directamente en la pregunta
sobre las condiciones económicas (como en el caso brasileño) suelen tener un impacto más
fuerte que las variables más neutrales que se refieren simplemente a las condiciones
económicas sin apuntar un responsable. Eso puede haber perjudicado los resultados para el
caso brasileño, aunque no para la comparación entre Chile y España.

Además, los datos sobre España se refieren a un momento especial de la historia política
reciente, puesto que fueron recogidos despues de los atentados del 11-M, con lo cual otros
factores (no controlados) pueden crear problemas de interpretación. También falta al
análisis de este caso una base de datos extraída en un momento de peores (o no tan
buenas) condiciones económicas como en el año de 2002.

27
Un comportamiento semejante tuvo el PT, que con la ayuda de las malas condiciones económicas fue
capaz de reducir de modo muy importante la probabilidad de aprobación del gobierno Cardoso entre sus
simpatizantes.

20
Finalmente, el objetivo de esta investigación es repetir estos análisis en un marco
comparativo más amplio, que permita controlarlos por diferentes niveles de claridad de
responsabilidades. Powell y Whitten (1993) han argumentado que el entorno institucional
de cada país puede facilitar o dificultar la asignación de responsabilidades al gobierno por
las condiciones económicas del país. Según su argumento basado en los casos de
democracias consolidadas y economías desarrolladas , tienen menor claridad de
responsabilidades los sistemas políticos federales, con gobiernos de coalición o
minoritarios, en que el Legislativo tenga sus puestos directivos ocupados de modo
proporcional entre los partidos con representación parlamentaria, donde el bicameralismo
legislativo sea simétrico y los partidos sean poco cohesos.

Brasil es un país presidencialistas, federal, con sistema de partidos fragmentado y


Legislativo bicameral y simétrico, lo incrementa mucho el número de veto players en el
juego político (Ames, 2003) y potencialmente reduce la claridad de responsabilidades.
Chile, a su vez, es un país presidencialista, unitario, con un nivel de descentralización
administrativa menos acentuado, además convive con una coalición estable de gobierno
desde 1989 y tiene un Poder Legislativo con facultades disminuidas respecto al Ejecutivo
(Alcántara et al., 2005). Esas características pueden potenciar la claridad de
responsabilidades y aumentar el impacto del voto económico. Así que si tenemos en
cuenta la influencia del entorno institucional de Brasil y Chile sobre el ejercicio del voto
económico en cada uno de esos países, la comparación aquí realizada no permite saber si
los patrones de voto económico algo similares en ambos países se dio porque los partidos
chilenos no son tan arraigados como se imagina o simplemente porque allí existe mayor
claridad de responsabilidades. Por último, en España a pesar de las características
federativas del país la forma parlamentaria y el gobiero de mayoría del PP durante su
segundo mandato sugieren un nivel también alto de claridad de responsabilidades. De
nuevo, la comparación Chile-España parece ser más fidedigna que cualquier combinación
que incluya el caso brasileño.

La introducción de nuevos países en el marco de un análisis comparado puede permitir en


el futuro una conclusión más robusta con respecto a la validez de la hipótesis de Maravall
y Przeworski. Sin embargo, de modo preliminar sus expectativas parecen ser correctas
según los análisis exploratorios de los casos brasileño, chileno y español, en especial si
tenemos en cuenta los casos de Chile y España.

21
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26
ANEXO ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS
(INFORMACIONES TÉCNICAS SOBRE LAS ENCUESTAS Y FRECUENCIAS DE LAS VARIABLES UTILIZADAS)

BRASIL 1999 BRASIL 2002 CHILE 1999 CHILE 2005 ESPAÑA 2004
Mandatario F.H. Cardoso F.H. Cardoso E. Frei R. Lagos J.M. Aznar
Instituto Datafolha Datafolha CEP CEP Demoscopia
Fecha 14 y 15-Septiembre 9 a 11-Diciembre 24-Sep a 11-Oct 15-Oct a 4-Nov 31-Marzo
Muestra 3.771 14.559 1.504 1.505 2.929
Precisión ± 2%, con IC de 95% ± 2%, con IC de 95% ± 3%, con IC de 95% ± 2,7%, con IC de 95% -
Evaluación sobre la gestión del gobierno
Positiva 12,5 26,0 29,8 60,9 38,7
óptima y buena óptima y buena aprueba aprueba muy buena y buena
Neutral 30,0 36,6 24,0 15,6 26,7
regular regular ni aprueba ni ni aprueba ni regular
desaprueba desaprueba
Negativa 57,4 37,5 46,1 23,5 34,6
mala y pésima mala y pésima desaprueba desaprueba mala y muy mala
N 3.677 13.537 1.415 1.455 2.833
Evaluación de la eficacia del Plan Económico (Brasil)/situación económica actual (Chile y España)
Muy buena 4,8 6,9 0,3 1,0 4,2
Buena 29,9 32,8 3,2 20,1 37,6

27
Regular 39,3 33,7 33,4 43,1 38,4
Mala 11,9 10,9 42,8 26,7 16,3
Muy mala 14,1 15,7 20,3 9,1 3,6
N 3.719 13.607 1.496 1.499 2.870
Partido político preferido (Brasil)/con que simpatiza (Chile)/más cercano (España)
Partido 1 PMDB 11,0 PMDB 8,0 PDC 17,4 PDC 12,8 PP 21,1
Partido 2 PT 20,4 PT 34,2 UDI 10,2 UDI 10,7 PSOE 23,3
Partido 3 PSDB 3,7 PSDB 3,5 RN 9,9 RN 14,3 IU 3,3
Partido 4 PDT 1,4 PDT 1,5 PS 8,3 PS 12,1 CiU 1,3
Partido 5 PFL 5,0 PFL 2,7 PPD 11,7 13,6 ERC 2,3
Ninguno 58,4 50,0 42,4 36,5 48,7
N 3.289 12.463 1.367 1.373 2.541
MUJER (dummy)
1 (mujer) 51,4 52,0 57,3 51,1 50,7
0 (hombre) 48,6 48,0 42,7 48,9 49,3
N 3.770 13.732 1.503 1.505 2.929
EDAD (continua)
Media 36,7 37,8 43,5 42,3 46,5
Desv. Típ. 15,3 16,1 16,7 17,0 18,8
N 3.770 13.732 1.503 1.505 2.929
NIVEL DE ESTUDIOS (continua)

28
Mínimo 17,9 20,3 3,2 1,6 2,2
30,3 26,7 21,8 0,7 11,1
11,2 10,0 14,5 0,1 17,1
12,4 13,4 29,8 28,0 28,1
17,5 21,3 8,0 29,8 5,0
4,2 3,9 7,1 5,6 12,2
5,4 3,5 2,8 2,7 6,9
1,1 0,9 2,8 1,9 2,3
- - 9,8 0,3 0,5
- - 0,3 0,1 6,1
- - - 0,5 0,6
- - - 1,3 6,5
- - - 4,6 0,8
- - - 4,7 0,5
Máximo - - - 18,4 -
N 3.769 13.708 1.498 1.487 2.918
NIVEL DE RENTA (continua)
Mínimo 22,0 39,9 26,7 3,7 2,1
17,9 19,3 16,2 3,5 6,5
19,0 17,9 11,2 5,1 19,2
21,2 14,0 6,5 7,6 34,3

29
13,8 6,4 5,9 12,8 24,0
5,5 2,2 5,6 10,9 13,9
0,7 - 6,3 11,3 -
- - 7,1 8,9 -
- - 8,0 8,5 -
- - 3,8 7,9 -
- - 1,5 14,2 -
- - 0,6 3,9 -
- - 0,3 0,9 -
Máximo - - 0,3 0,7 -
N 3.690 13.441 1.280 1.190 1.844

30
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