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ga hoy la literatura acerca de este periodo, el siglo XIX, que, como rei- teradamente se ha sefialado, se convirtié en los tiltimos afios en el mas dinamico y prolifico en cuanto a aportes y hallazgos innovado- res en el campo de la historiografia latinoamericanista La historia de un contraconcepto: Latin America en los EE.UU. Joao Feres jinior Instituto Universitdrio de Pesquisas do Rio de Janeiro - IUPERJ En este trabajo voy a presentar algunos de los resultados sustantivos de mi investigaci6n sobre la historia del concepto de Latinoamérica en Fstados Unidos, para después apuntar algunas posibilidades metodo- \ogicas abiertas por él. El trabajo entero abarca no s6lo un analisis de la evolucién temporal del campo semntico del concepto, sino también otros aspectos histéricos que estin directamente ligados a la concep- ‘ualizaci6n de Latinoamérica en los EEUU, principalmente la historia de las relaciones internacionales y la historia de las ciencias sociales en aquel pais. Mi andlisis del campo seméntico se despleg6 en dos planos, el del lenguaje cotidiano y el de los discursos de las ciencias sociales. Uno de los interrogantes basicos de investigaciGn se refiere, precisa- mente, a las diferencias semanticas y ret6ricas de articulacién del con- cepto de Latin America entre esas dos modalidades discursivas. Nuestro analisis hist6rico de los usos del término Latin America en Estados Unidos en el lenguaje cotidiano ha identificado la presencia recurrente de tres tipos de lo que llamo oposiciones asimétricas: cul- tural, temporal y racial. O sea, "Latin America” ha sido definida como tun Otro de una auto-imagen de "America" (EE.UU.) de manera clara- mente negativa, como ‘catolica, particularista y autoritatia, en oposi- cin a una America protestante, universalista y democritica (oposicién cultural); como primitiva, infantil, retrasada y subdesa- rrollada, en oposicién a una America moderna, progresista y desarro- Ilada (oposicién temporal); y como oscura y mestiza en oposicién a 25 Elias José Palti ‘una America anglo-sajona blanca (oposici6n racial). Aunque algunas de esas percepciones sean reflejos de la Leyenda Negra en Inglaterra que, por consiguiente, ya estaban presentes en Estados Unidos desde el periodo colonial, estos contenidos peyorativos fueron siendo depositados y reorganizados a lo largo del siglo XIX en el campo semAntico del principal concepto que precedié a Latin America, a saber: Spanish America. Latinoamérica ingres6 en la lengua inglesa a comienzos del siglo XX y répidamente absorbié la carga semédntica negativa de su prede- cesor. Evidencias de ese fenémeno pueden ser encontradas en Ia lite- ratura, discursos oficiales, el periodismo y otras fuentes. Un buen ejemplo es la amplia coleccién de caricaturas politicas (cartoons) pre- sentada por John J. Jonson en su libro Latin America in Caricature. El autor seleccioné caricaturas sobre Latinoamérica que fueron publica- dos en periédicos y revistas de elite en EE.UU. desde fines del siglo XIX hasta la década de 1970. En la colecci6n los Latin Americans y los personajes que representan las reptiblicas son consistentemente dibujados como no-blancos, indios y muchas veces negros (OAR), como nifios muchas veces perplejos y abobados (OAT), y también con trajes claramente no occidentales, agricolas, y muchas veces tra- dicionales (OAC). En contraposicién también clara a esos personajes, tenemos en los mismos dibujos figuras como el Tio Sam o algun pre- sidente que representan a los EE.UU. Tipos adultos, maduros, vesti- dos con trajes occidentales y muy bien alifiados, y la mayoria de las. veces en control de la situaci6n, Otro ejemplo muy significativo de la persistencia de la tres formas de oposicién asimétrica en la conceptualizacién de Latinoamérica en. el lenguaje cotidiano esta dado por el survey hecho por el Office of Public Opinion Research en 1940, en el cual los entrevistados seleccio- naron de una lista de 19 adjetivos aquellos més representativos de Latinoamérica. Las respuestas fueron: 3 Hadley Cantril, ed., Public opinion, 1935-1946 (Princeton: Princeton University Press, 1951), 502. 26 Mitos y realidad de la "cultura politica latinoamericana” Piel Oscura Imaginativo Irascible Habilidoso Emotivo Inteligente Religioso Honesto Atrasado Bravo Perezoso Generoso Ignorante Progresista Sospechoso Eficiente Amigable | 3 Sin respuesta Sucio Sin opinion Orgulloso Con la excepcién de “amigable", todos los adjetivos de la primera columna son negativos. La caracteristica mas asociada a Latin America, piel oscura, es claramente racial, y las dos siguientes cargan, connotaciones raciales. “Irascible* y “emotivo" son categorias asocia- das a la nocién general de temperamento, un término importante para teorias raciales desde Linneo.® Religioso, perezoso, ignorante, sospechoso, sucio y orgulloso deben ser lefdas como caracteristicas culturales. Mientras tanto, su proximidad a las cualidades raciales, principalmente de las nociones ligadas al temperamento, apunta ala posibilidad de percibir tales caracteristicas también como producto dela inferioridad racial de los latinoamericanos. El representante mas significativo de la asimetrfa temporal en la lista es la palabra "atrasa- do*, que tiene la connotacién de retardo, de pertenecer a una era dife- rente del presente (falta de sincronfa). Ademés, “religioso” "ignorant" pueden ser asociados a un pasado pre-secularizado y no desarrollado, y, por lo tanto, cargan también un sabor temporal. 4 En inglés dark skinned, imaginative, quick tempered, shrewd, emotional, intelli gent, religious, honest, backward, brave, lazy, generous, ignorant, progressive, sus- ious e efficient. Bian Hannaford, Rac; the History ofan Idea inthe West (Baltimore y Londres: The Johns Hopkins University Press, 1996), 203-4. 27 fas José Palti Pero el propésito principal de esta presentaci6n no es examinar los detalles hist6ricos del desarrollo seméntico del concepto de Latinoamérica en el lenguaje cotidiano de los EE.UU,, sino preguntar ‘qué pasa con el concepto cuando se convierte en objeto de estudio de las ciencias sociales en aquel pats, Este estudio sistematico y profe- sional sélo se consolidé en los EE.UU. después de la Revolucién Cubana, Los area studies fueron ereados al final de la Segunda Guerra Mundial, Durante la década de 1950 la mayoria de las inversiones paiblicas y de las fundaciones privadas se volcaron al estudio de regio- nes del mundo que estaban, segiin la percepcién del momento, bajo Ja amenaza comunista. Hubo, por lo tanto, un enorme crecimiento de los estudios asiaticos en el periodo, al paso que los Latin American Studies permanecieron en la condici6n que tenfan antes del conflicto mundial, 0 sea, practicamente inexistentes. Después de la Revolucion Cubana esa realidad cambié radicalmente Es alrededor de ese punto de inflexién que analizaré las principales teorfas de las ciencias sociales que de algiin modo se apropiaron del concepto de Latinoamérica. Hist6ricamente, el primer enfoque teérico a tomarse dominante en los Latin American Studies fue la teoria de la modemizaci6n, Consolidada en los afios 1950, ese enfoque tesrico tenfa una agenda politica clara que habfa sido enunciada por Henry ‘Truman ya en 1949, cuando este presidente declarara que la miseria y pobreza de gran parte de los paises del mundo, la estagnacién de sus economas primitivas, constitufa una amenaza no s6lo para ellos, sino también para los otros paises del globo, La solucién a ese problema seria la promocién del desarrollo en estos sitios por medio de la trans- ferencia de conocimiento técnico y cientifico.$ La teoria de la moder- nizacién constituyé, entonces, un esfuerzo por producir diagnésticos de la estagnacién de esos pafses, asf como recetas de desarrollo. Su inclinacién era fuertemente culturalista. Para John Gillin, uno de los precursores, la carencia de desarrollo en Latinoamérica tenia como cau- sa principal el tipo de individualismo dominante en ella. Este esta vol- cado hacia el interior, es mistico y religioso, y tiene abundantes referencias al alma, en oposici6n al norte-americano, que es racional y prictico, y por lo tanto, abierto a las cosas del mundo. Como conse- 6 arturo Escobar, Encountering Development; The Making and Unmaking of the ‘Third World (Princeton, Princeton University Press, 1995). 28 Mitos y realidad de la “cultura politica latinoamericana* cuencia de esa patologfa cultural, los latinoamericanos, segtin ese autor, serian incapaces de desarrollar un interés por cosas concretas: "la investigacion pragmatica y empirica de premisas y datos no le es inna- tani constituye el objeto de motivaci6n para el Latin American”, pues él esta “interesado en valores espirituales".” ‘Otros autores como Everett E, Hagen y Thomas Cochran produje- ron diagndsticos similares.8 Cochran escribe que los empresarios Latin American no se comportan como sus equivalentes norteameri- anos porque las caracteristicas culturales latinoamericanas no son favorables al desarrollo econémico: a ellos les gustan las charlas y especulaciones y no la accién, "dan mas énfasis a las formas de cor- tesia y obediencia que a los hechos del comportamiento”.? Para este autor, la personalidad egocéntrica del latinoamericano produce la incapacidad de organizacion, de delegaci6n de autoridad, de lealtad y para tareas administrativas.!0 (Otto latinoamericanista influenciado por la teorfa de la moderni- zacién, Richard W. Weatherhead, examina las consecuencias politicas, de la patologia cultural en estos términos: La vida politica en Latin America es siempre perjudicada por la tradici6n personalista y por la lealtad incondicional a la persona del lider, en detrimento de las leyes de la repaibica.!? 7 john Gillin, "Ethos Components in Modern Latin America", American Anthropologist IVIL. (1955): 488-500. 8 verett E. Hagen, The Economics of Development (Homewood, tl: Iowin, 1986); Thomas Cochran, *Cultural factors in economic growth’, Journal of Economic History XX.4 (1960): 515-530. 9° Thomas Cochram, “Cultural factors in economic grouth", Journal o Boonomic History xx. 4 (1960): 519. Para opiniones semejantes véanse Richard M Morse, “The Heritage of Latin America’, en Louis Hart, ed., The Founding of "New Societies (Nueva York: Harvest / HB), 1964); y John Fayerweather, The ecutive Overseas (Syracuse: Syracuse University Press, 1959) 10 fsa lista esté tomada de Albert Hirschman, The Strategy of Economic evelopment (New Haven, Yale University Press 1958) 1 Richard Weatherhead, “Traditions of Conflict in Latin America", en Joseph Maier y Richard Weatheghead, ed, Politics of Change in Latin America (Nueva York: Alfred A. Knopf, 1964). p. 5. 29 wae te Elias José Pati Sin embargo, el texto mas emblematico de la teoria de la moder- nizacién, segin la literatura secundaria, es el largo capitulo de intro- duccién a el libro Elites in Latin America, de Seymour Martin Lipset. Lipset no solamente cita a Gillin, Cochran y Hagen, sino que pro- duce una teorfa sociol6gica més sistematica del retraso. En sus pro- pias palabras: El fracaso relativo de los paises de Latin American para des- arrollarse en una manera comparable con los de América del Norte u Oceanfa ha sido considerado una consecuencia de los diferentes sistemas de valores dominantes en cada dea, La descendencia briténica aparentemente tuvo la ventaja de valores derivados en parte de la ética protestante y de la for- maci6n de "Nuevas Sociedades” en las cuales los elementos feudales de atribucién estaban ausentes. Y que Latin America, por otto lado, es cat6lica, ha sido dominada duran- te largos siglos por elites de poder y crearon una estructura social congruente con valores sociales feudales,12 Bn resumen, la Latinoamérica que la teoria de la modernizacion ‘nos presenta se encuentra semanticamente marcada por dos oposi- ciones dominantes: la cultural y la temporal. La oposicién asimétri- ca cultural esté claramente expresada por comparaciones directas con la cultura protestante anglo-sajona. Mientras esta tiltima es el nido de la modernizacién capitalista, los valores culturales del cato- licismo latino son radicalmente contrarios a ella. La oposici6n asi- métrica temporal esté fuertemente ligada a la cultural, pues su patologfa cultural produce una parilisis historica. Entonces, se pre- senta como presa del pasado feudal de la Peninsula Ibérica, condenada a repetir las mismas f6rmulas de vida eternamente. Solamente en un capitulo Lipset utiliza el término "tradicional" sesenta y tres veces, una sefial clara de la importancia del argumen- to del handicap histérico en su diagnéstico. Una vez que tenemos una idea del perfil semédntico del concep- to en la teorfa de la modemizaci6n, una cuestién crucial aparece: 12 Seymour Martin Lipset, “Values, Education, and Entrepreneurship", en. Seymour Martin Lipset y Aldo E. Solari, eds., Elites in Latin America (Nueva York: Oxford University Press, 1967), 3. 30 Mitos y realidad de la *cultura politica latinoamericana* jGual es la diferencia entre el campo seméntico del concepto de Latinoamérica en el lenguaje cotidiano y en el discurso de la cien- cias sociales? Por lo pronto, se puede ident tante: la casi total ausencia de la oposicién asimétrica racial en los, textos cientificos. Podemos especular sobre las razones que llevaron alla expresi6n de tal diferencia, pero lamentablemente no hay espa: cio aqui para desarrollar esta cuestién. En su lugar, me gustart hacer un répido resumen de la historia semantica del concepto en las distintas teorfas que alcanzaron gran prestigio dentro de los, Latin American Studies. Luego del auge de la teorfa de la moderizacién en el comienzo de la década de 1960, otro enfoque teérico toms el concepto como objeto: la teoria de la estabilizacién politica, también conocida como, teoria del desarrollo politico. 13 Este enfoque teérico critica la teorfa de la modernizacién por suponer que el desarrollo econémico lleva- baa la democratizacién politica, Para los autores de la literatura de la estabilizacién politica, el desarrollo répido leva a instabilidad politica por el aumento de las demandas sobre el sistema politico débil de las sociedades tradicionales. No obstante, el concepto de Latinoamérica de los autores de la estabilizacién politica era basica- mente el mismo de la modemizacién; s6lo cambiaba la receta: si la teorfa de la modemizacién prescribié la aculturacién como remedio para la patologia cultural/temporal de Latin America, el nuevo enfo- que defendfa los regimenes fuertes, militares o de partido tinico, fir- ‘memente alineados con los EE.UU.14 Lateorfa de la dependencia fue también fuertemente critica dela teo- ria de la modemizaci6n, y, al contrario de la teoria de la estabilizacion 13 Yéanse Samuel P. Huntington, Political Order in Changing Societies (New Haven: Yale University Press, 1968) y Lucian W. Pye, Aspects of Political Development: An Anayitic Study (Boston: Little Brown, 1966) 14 Véanse John J. Johnson, The Military and Society in Latin America (Stanford: Stanford University Press, 1962); Johnson, ed., The Role of the Military in Underdeveloped Countries (Princeton: Princeton University Press, 1964); Lyle N. Mcallister, "Recent Research and Writings on the Role of the Military in Latin America", Latin American Research Review, Ill (1966): 5-36 y Theodore Wyckoff, The Defense of Latin Ametica: The Changing Concept (Tempe: Arizona ‘State University, 1964), 31 Elias José Palti politica, cuestion6 sus presupuestos més basicos. Entre ellos, que la cul- tura sea la causa principal del desarrollo econdmico y que el desarrollo econémico de un pais deba o pueda ser explicado solamente como pro- ducto de su sociedad nacional, sin tomar en cuenta las condiciones estructurales e historicas del mercado capitalista mundial. © sea, aun- ‘que de manera indirecta, la teorfa de la dependencia atacé las bases de las dos formas de oposici6n asimétrica que hasta aquel momento domi- naban el campo semantico del concepto: cultural y temporal.!5 La teoria de la dependencia, y su critica a la modemnizaci6n, fue recibida en los EE.UU. por una generacién de latinoamericanistas, mis jévenes y més a la izquierda en el espectro politico. Aunque su impacto dentro de los Latin American Studies haya sido fuerte, fue en verdad menor de lo que le atribuyen algunos comentaristas, particu- larmente si tomamos como referencia el significado de dicho con- cepto.!6 Ya en la primera mitad de la década de 1970 surge un ‘enfoque teorico que va repetir, con una ret6rica atin més dramiética y sombria, el mismo diagndstico de la teorfa de la modernizacién: el corporativismo. Segtin sefiala el principal precursor de la hip6tesis corporativista, Richard Morse: Una civilizacién protestante puede desarrollar sus energias eternamente en un desierto, tal como hicieron los Estados Unidos. Una civilizacion catdlica se queda estancada cuan- do no esté en contacto vital con las tribus y culturas diver- sas de la humanidad.!7 15 James D. Cockeroft, Andre Gunder Frank y Dale L. Johnson., eds., Dependence and Underdevelopment; Latin America's Political Economy (Garden City, Anchor Books, 1972) y Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia y desarrollo en América Latina; Ensayo de interpretacién sociolégi- ca,(México, Siglo Veintiuno Editores, 1969), 16 james Petras, Politics and Social Structure in Latin America (Nueva York y Londres: Monthly Review Press, 1970); James Petras y Maurice Zeitlin, eds. Latin America: Reform or Revolution? A reader (Nueva York: Fawcett, 1968) y Ronald H, Chileote y Joel C. Edelstein, eds, Latin America: The Struggle with Dependency and Beyond (Nueva York: Wiley, 1974). 17 Morse, “The Heritage of Latin America", 176. 32 Mitos y realidad de la “cultura politica latinoamericana” Motse, historiador profesional de Latinoamérica, hace incluso explicito el siguiente argumento: La Hispanic American continué como si no hubiera habi- do mudanza. Y en verdad no hubo. Nada real o conclusive fue alcanzado. La libertad politica conquistada fue s6lo tuna formalidad... Mientras el resto del mundo marcha ade- lante, progresa y hace historia, La Hispanic America conti- niia siendo un continente sin historia, sin pasado, porque alls el pasado es siempre presente.18 Otros autores del enfoque corporativista repiten la misma “defi- nicién” presentada por Morse, entre ellos Howard Wiarda, James Malloy, Frederic Pike y Ronald Newton. 19 En esa teoria, como en la de la modernizaci6n, la percepcién de una alteridad cultural radical esté fuertemente ligada al argumento de la parslisis temporal 0 inca- pacidad historica, Nuevamente, no hay referencias claras a la raza, por lo menos como variable explicativa de la patologia latinoameri- ‘ana. Los atitores del corporativismo preferfan no tratar el complejo cultural de Latinoamérica abiertamente como una patologfa. Al con- trario, atribuyeron el fracaso de la teorfa de la modernizacién al intento de los tedricos y burdcratas de imponer valores norteameri- canos, como el pluralismo, el universalismo, el capitalismo y la democracia, a una cultura, la latinoamericana, que era totalmente cextraiia a esos mismos valores. Desde su boom en los afios 1960, los Latin American Studies no pararon de crecery diferenciarse en nuevos enfoques y sub-literaturas y de tratar de nuevos temas. A pesar de todo, en lugar de buscar el sig- nificado del concepto de Latinoamérica en todas estas vertientes, me 18 Morse, “The Heritage of Latin America’, 169, 19 Véanse, Howard Wiarda Wiarda, *Corporatism and Development in the Iberic-Latin World: Persistent Strains and New Variations", Review of Politics XXXV1.1 (1974); 3-33; James Malloy, "Authoritarianism, Corporatism and ‘Mobilization in Peru*, The Review of Politics, XXXVI.1 (1974): 52-84; Frederic B. Pike, Hispanismo (Notre Dame, University of Notre Dame Press, 1971) y Ronald Newton, "Natural Corporatism and the Passing of Populism in Spanish America", Review of Politics XXXVIL1 (1974): 34-51, Elias José Palti gustarfa proponer un salto al presente, al andlisis de los manuales de introducci6n a los Latin American Studies utilizados hoy en las uni versidades norteamericanas. Esta maniobra no s6lo actualiza la inves- tigacién sino enfoca una parte muy significativa de estos studios, al ‘menos para los propésitos del presente trabajo. Pues es en el salon de clases que los estereotipos y prejuicios del lenguaje comin traidos por los estudiantes se encuentran con el discurso técnico de las cien- Gas sociales sobre esta parte del continente. Lamentablemente, la presentaci6n de la zona hecha por los libros de texto mas vendidos en el mercado norteamericano repite insistente- mente las dos formas de oposicién asimétrica, cultural y temporal. Por ejemplo, el best-seller de esa literatura, Modern Latin America, de'Thomas Skidmore y Peter Smith contiene el siguiente pasaje: Latinoamérica ha sido, en toda su historia, tumultuosa y estable. La Conquista empez6 una tradicién de violencia politica que se expres6 en golpes, asesinatos, movimientos armados, intervenciones militares y revoluciones sociales. Los encuentros ideolégicos... s6lo tornaron la intensidad del conflicto atin més aguda. A pesar de las diversas formas de conflicto politico, vies estructuras sociales y econémi- ‘cas petsisten, Incluso donde ocurrieron revoluciones modernas... muchos aspectos de la sociedad tradicional atin subsisten. La Revolucién Cubana puede parecer a pri- ‘mera vista una excepci6n, pero atin en Cuba el peso (pull) de la historia continta siendo fuerte. En otto libro campeén en ventas se lee: Para la mayor parte de los norteamericanos, el pasado colonial es, tuna época remota, pintoresca, que tiene poca relevancia para la forma como vivimos ahora... En Latinoamérica el pasado col. nial no es un recuerdo nostégico sino una realidad cruel 2? 20-Thomas E. Skidmore y Peter H. Smith, Modern Latin America (Nueva York: Oxford University Press, 2001), 5. 210 Benjamin Keen y Mark Wasserman, A History of Latin America (Boston: Houghton Mifflin, 1988), 8 a Mitos y realidad de la “cultura politica latinoamericana” En Global Studies: Latin America, de Paul B. Goodwin, se pueden encontrar perlas como éstas: Las actitudes latinoamericanas con relacién al tiempo reve- Ian también el funcionamiento interno de la cultura. Cuando un latinoamericano gasta horas en el almuerzo 0 para tomar un café, l no esta perdiendo tiempo, dado que alli, con sus amigos, esta con la fuente de su poder. Es importante recordar que las redes de amigos familias son el cemento de la sociedad latinoamericana.? Goodwin necesita, sin embargo, explicar a continuacién a sus estudiantes norteamericanos la diferente naturaleza del tiempo lati- noamericano: Las percepciones del tiempo también tienen un significado més amplio en Latinoamérica, Estudiantes norteamerica- nos que fueron expuestos a la literatura latinoamericana casi siempre se sienten confundidos con la ausencia de un desarrollo cronolégico *Iégico" de la historia, El tiempo para los latinoamericanos tiende a ser circular, en vez de lineal. Esto es, el pasado y el presente son considerados igualmente relevantes - ambos son puntos en un citculo. Por consiguiente, concluye Goodwin, si, por un lado: La memoria hist6rica de los norteamericanos y europeos del norte es imperfecta, en la perspectiva latinoamericana es la percepcién del pasado la que es importante, no obs- tante su imprecisién factual. Mito y realidad, apariencias y sustancia se funden 23 En resumen, esta pequefia secuencia de citas de libros de texto de gran circulacién ha mostrado que la imagen de la paralisis temporal y de la alteridad cultural radical son muy fuertes atin hoy en el dis- 22 paul B. Goodwin, Global Studies. Latin America (Guilford: Dushkin Publishing Group, 1992), 23 Goodwin, Global Studies, 1992, p. 6 lfas José Palti curso de las ciencias sociales sobre Latinoamérica. El estudiante nor- teamericano es llevado por es0s libros no sélo a concebirla como un todo coherente y homogéneo, sino también como un espacio donde Ia experiencia de la vida humana con el tiempo y los valores basicos que orientan la accién son tan diversos de los propios que no inspi. ran ninguna simpatia. jPodemos, al menos, una vez mds, confirmar la ausencia de la oposicién asimétrica racial en esa literatura? La respuesta es positiva si nos restringimos al andlisis de los textos, pero en cuanto los libros ‘son tomados como objetos de comunicacién, nos vemos Hevados a considerar también sus aspectos graficos y simbélicos. A diferencia de muchos libros académicos mas avanzados, los manuales de intro- duccién a los Latin American Studies son ricos en figuras. Todos, sin excepcidn, tienen cubiertas coloridas con dibujos que representan al continente. Casi sin excepci6n, alli sus habitantes son representados ‘como no-blancos, muchas veces indios o mestizos (OAR), con ropas tradicionales y claramente no occidentales, siempre empeiiados en actividades 0 de entretenimiento o de produccién pre-capitalista, agricolas, etc. (OAC). La oposicién asimétrica temporal (OAT) tam- bien es denotada por el tipo de vestimenta, el primitivismo y agraris- mo de las situaciones y alusiones ocasionales al catolicismo. Conclusion Las dimensiones reducidas de este trabajo no permiten una exp! cacién més detallada de aspectos importantes de la historia concep- tual de Latinoamérica en los BE.UU. Més allé de las conclusiones respecto del caso especifico en cuestién, me gustaria apuntar algunas perspectivas metodolégicas abiertas por el trabajo que estén presen- tes en el proyecto original de la Begriffigeschiche: ‘© Laimportancia del estudio de contraconceptos asimétricos. Alo largo de toda la historia de la humanidad esos conceptos fueron muy importantes en las relaciones entre grupos humanos, y en el presente han adquirido una importancia ain més grande. Esta dase de conceptos no tiene las mismas caracterfsticas basi- ‘as de los conceptos clave, como contestabilidad y centralidad a6 Mitos y realidad de la "cultura politica latinoamericana en el debate politico, y, por lo tanto, necesitan de un estudio de su estructura que atin no fue realizado. Mi trabajo también apunta a la necesidad y la relevancia de estudiar las diferentes modalidades discursivas de produccion de conceptos, particularmente el lenguaje comtin y los lengua- jes técnico-cientificos, que tienen un papel tan importante en las sociedades contemporaneas. Comentario de Noemi Goldman al texto de Joao Feres Junior El texto de Joao Feres Junior sintetiza una interesante y bien docu- mentada investigaci6n sobre los usos del término Latin America en Estados Unidos, sobre la base de un andlisis de las oposiciones con- ceptuales asimétricas identificadas tanto en el lenguaje cotidiano como cen los discutsos de las ciencias sociales. Esta perspectiva se muestra fecunda en su intencién de destacar la importancia de los contracon- ceptos en las relaciones de los grupos humanos, y en sefialar el interés para los estudios de los lenguajes en centrarse no exclusivamente en un. andlisis de los conceptos socio-politicos clave. En este sentido, se com- prueba la presencia recurrente y ampliada de los aspectos mitico y atra- sado (cultural y temporal) de la construccién de la imagen de Latinoamérica en diversas producciones cientificas norteamericanas. Sin embargo, la constataci6n de esta recurrencia en las distintas teo- rfas elaboradas por las ciencias sociales, no alcanza por sf sola para explicar la naturaleza de este tipo de construcciones y suscita varios interrogantes. En primer lugar nos preguntamos si se trata s6lo de opo- siciones asimétricas, 0 asimismo de la construccién de una diferencia, donde hay una relacién de dominacién, pero también enfrentamien- tos y mutuas influencias, y que podria reproducirse en otra escala y en. otros paises. En este sentido, conviene recordar que esas oposiciones asimétricas forman parte de relaciones mas amplias donde la comuni- caci6n, informacién y conocimiento no circulé en una sola direcci6n, Y tuvo a veces consecuencias paradéjicas e inesperadas. Por ejemplo, el *descubrimiento" de aspectos de la cultura popular de México por los, intelectuales, artistas y activistas norteamericanos en las décadas de 1920y 1930. Cabe también pensar en el impacto sobre el lenguaje coti- diano de los estadounidenses de la masiva presencia de los hispanos, hoy primera minorfa en Estados Unidos. Por otra parte, la lectura del texto transmite una imagen homogé- nea, coherente y dicotémica hasta el presente de los estudios sobre Latinoamérica que, sin embargo, en el campo historiografico nortea- ‘mericano viene siendo revisada en varias ditecciones. Especialistas en. ‘América Latina de diversas disciplinas y una nueva generaci6n de his- toriadores de las relaciones exteriores norteamericanas sugieren modos altemativos de conceptualizar las "zonas de contacto" asimé- 39 Elias José Palti tricas del imperio norteamericano en los siglos XIX y XX en América Latina; asi como los modos en que las relaciones internacionales ‘modelaron reciprocamente una cultura imperial en Estados Unidos. Se trata de analizar la *naturaleza desigual del encuentro” de Estados Unidos con América Latina en las diversas interacciones sociales, cul- turales y discursivas (véase, por ejemplo, las provocativas antologias, compiladas por Amy Kaplan y Donald Pease, The Cultures of United ‘States Imperialism (Duke University Press, 1993), y Gilbert M. Joseph, Catherine LeGrand y Ricardo Salvatore, eds., Close Encouterns of Empire. Writing the Cultural History of U.S.-Latin American Relations (Duke University Press, 1998) En definitiva, el texto de Joao Feres nos estimula a repensar la pro- duccién de los contraconceptos en los diversos lenguajes, pero cobra sentido en la medida en que nos plantea interrogantes sobre los alcances y limites de la reproduccién de los esquemas conceptuales dicotémicos dentro de relaciones asimétricas mas amplias. 40 Respuesta de Joao Feres Junior al comentario de Noemi Goldman Los argumentos planteados por Noemf Goldman en su comenta- rio son todos muy pertinentes y bien articulados, y sirven para que pueda revisar algunos puntos que tal vez.no estén claros en el texto ori- ginal, pues éste comprime muchas ideas en un espacio muy corto. Goldman cuestiona lo que ve como una reducci6n del problema de la relacién de los EE.UU. con sus vecinos continentales a las oposiciones asimétricas conceptuales, pues no habria s6lo eso allf, sino también, “enfrentamientos y mutuas influencias*, *relaciones més amplias donde la comunicacién, informacién y conocimiento no circularon. en una sola direcci6n, y tuvieron a veces consecuencias paradéjicas € inesperadas". En general, su critica apunta a los limites de los esque- ‘mas conceptuales dicotémicos, los cuales identifica en mi trabajo en el estudio de las relaciones asimétricas més amplias de los EE.UU. Primero necesito decir que mi trabajo se limita al estudio del con- cepto de Latin America en inglés en los EEUU, y, por lo tanto, no alcanza los usos del concepto de América Latina en los paises hispa- no-hablantes o en Brasil. Este tltimo es, sin duda, un t6pico muy interesante, pero dado el hecho de que los hispano-hablantes no han sido hasta muy recientemente parte significante de la poblacién nor- teamericana, es razonable limitar la investigacién a la comunidad politica y social de los hablantes de lengua inglesa y a los textos y dis- ‘cursos producidos por ellos. En cuanto ala conceptualizacién dicotémica, eso es menos una construccién interpretativa de mi parte que un dato empfrico revela- do por la propia investigaci6n. Lo mds importante aqut es notar que ella esta muy presente no sélo en el lenguaje comtin, donde ese tipo de imagenes peyorativas del otro (en la forma de oposiciones con- ceptuales dicotémicas) es abundante en cualquier sociedad, sino también en los textos de la ciencia social acerca de Latin America, en los Latin American Studies, y contindan siendo reproducidas en los libros mas recientes y populares sobre el tema. No pretendo reducir toda la representacién de los paises y pueblos al sur del Rio Grande en los EE,UU. a esas oposiciones asimétricas, pero s{ mostrar emo esas oposiciones son centrales y semdnticamente estructurales en la conceptualizacién de Latin America en el inglés estadounidense. Respuesta de Pablo Vagliente al texto de Joao Feres Junior Ha sido estimulante leer el trabajo de indagacién de Joao. Para quie- nes buceamos en la historia cultural yen uno de sus capitulos, la cons- truccién de representaciones sociales anudadas a los conceptos que las vehiculizan, lo que nos presenta en tomo a las relaciones discursivas sobre América Latina tal como han sido y siguen siendo elaboradas en. EEUU. Quizas un problema que se le presenta metodolégicamente al autor es que, al delimitar el objeto como "imagen de América Latina en EEUU." y procurar hacerlo anclando en el lenguaje cotidiano y el cien- tifico social, se hace necesario revisar muchas mas fuentes para consoli- darlas interpretaciones que va ofreciendo en el texto, Por ejemplo, y esto lo sefiala acertadamente Noemi, la necesidad de ver diferentes lengua- jes. Asi, uno que se nutre indirectamente de marcos tedricos y tiene por ‘objetivo alcanzar el consumo masivo es el de la cinematografia, y el impacto de Hollywood o del cine llamado "independiente" norteame- ricano no es el mismo en los uiltimos veinte afios (cuando se hizo tan visiblé el fenémeno del hispanismo, el debate de la multiculturalidad, etcétera), que la mencién a los comics de los aftos 70. Es verdad que a poco de andar Joo nos dice que su propésito principal es ver “qué pasa con el concepto curando se convierte en objeto de estudio de las ciencias sociales". Pero en el tratamiento que va dando a los diferentes aportes te6ricos que la academia norteamericana alberg6 me llama la atencién, el poco peso que le da a la visién impulsada por los teéricos de la dependencia. Probablemente tiene relacién con una acogida muy des- proporcionada que aquélla tuvo en el conjunto institucional del Norte jen comparaci6n con las otras mencionadas?, por sus implicancias poli- tico-ideol6gicas y por haber sido concebida y desplegada en otros cen- ‘ros académicos y por intelectuales latinoamericanos de la periferia. Siguiendo esa huella, también siento la ausencia de otros debates, ‘que esta vez sf encontramos en un sector de las universidades estadou- nidenses. Me refiero a los aportes abigarrados que podemos etiquetar como “poscolonialidad*, “estudios subalternos", "estudios culturales Jatinoamericanos" sin querer decir que todos apuntan al mismo cam- poy objeto. Las perspectivas que no s6lo miran las tendencias del pre- sente criticamente, sino que recuperan parte de la memoria intelectual de autores latinoamericanos de los siglos XIX y XX también han gene- 43 Elias José Palti rado intensos intercambios por parte de latinoamericanos y latinoa- ‘mericanistas en centros intelectuales norteamericanos -estoy pensando en nombres representativos como los de George Yiidice, John Beverly, Anfbal Quijano, Walter Mignolo, entre otros-, Hay todo un debate muy interesante que se generé en los 90 y todavia permea los "Academic Business" ~por ejemplo, los encuentros promovidos en escenarios del tipo Congresos LASA-. Toda esa estructura de eventos. ‘asivos con los intelectuales de las tres Américas debe haber generado cambios en la percepcién de América Latina en las ciencias sociales en Estados Unidos. Es s6lo una hipotesis, y seguramente quienes conocen muchfsimo mejor que yo la situacién universitaria en EE.UU. podrin, aportar un comentario més pertinente. 44 Respuesta de Joao Feres al comentario de Pablo Vagliente Pablo Vagliente plantea cuestiones muy interesantes y relevantes que necesitan clarificaci6n. Fl articulo presente en ese volumen es solamente un resumen corto y muy parcial de la investigacién presen- tada en el libro La historia del concepto de Latin America en los EEUU (Editorial de la Universidad de Cantabria, 2008). En el libro hay un capftulo entero dedicado a la teorfa de la dependencia y a la manera como ella fue recibida por la academia estadounidense. Entre otras cosas, muestro que aunque la teorfa de la dependencia originalmente, en los textos de Cardoso, Faletto y Frank, por ejemplo, evitaban defi- nir la América Latina en términos de una diferencia temporal 0 cultu- ral en relacién con el mundo desarrollado, su apropiacién por los profesionales de los Latin American Studies fue solamente parcial, con el tiempo, las viejas maneras de representar Latin American empe- zaran a aparecer incluso en los textos de aquellos autores que se inden- tificaban con esa teorfa nacida en “latinoamérica’, En relacién con los congresos de LASA, he publicado un articulo* reciente mostrando la fuerte presencia de las tres editoras con colecciones dedicadas al estu- dio de Latin America. El trabajo de George Yadice, John Beverly, Walter Mignolo y otros autores identificados con la aplicacién de aproxima- ciones como el poscolonialismo, estudios subalternos, o el decolonial ‘movement al caso de Latin America no fueron, en efecto, tratados en mi trabajo original. Aunque veo esos movimientos criticos con interés, la pretensin de hablar en nombre o de producir conocimiento de la perspectiva de “Latinoamérica” o de los “latinos americanos” no me parece satisfactoria desde el punto de vista critico. * Feres Jor, Joi0. 2009. Representing Latin America through Pre-Columbian ‘Art. Theory, Culture & Society 26 (7): 182-207. 45

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