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LA CULTURA TRIBUTARIA

INTRODUCCION:

La cultura tributaria, representa la conducta y la buena costumbre de una población que


asume como un deber y lo que quieren que se haga en relación al pago de tributos en un país y
que resulta a veces en un mayor o menor cumplimiento de sus obligaciones tributarias. A nivel
nacional, aún nos falta implementar mejor las políticas fiscales o tributarias, debido que son
muy limitados y no tan convincentes para el ciudadano al momento de la aplicación en cuanto
a la recaudación de los impuestos, generando inestabilidad al momento de cubrir el gasto
público administrados por el estado. Sin embargo, la cultura tributaria podría catalogarse
como una herramienta fiscal con efectos de largo plazo sobre la economía. A pesar de la
aversión fiscal de negarse al pago de las obligaciones fiscales que naturalmente aumentan la
restricción presupuestaria, el mandamiento constitucional de contribuir con los gastos e
inversiones del estado son una institución que se puede acatar por coerción legal o por la
conciencia ciudadana como expresión de la cultura tributaria, esta última reduce el esfuerzo
de la administración tributaria para el cumplimiento de las metas de recaudo.

DESARROLLO:

La real academia de la lengua española define el término cultura como el conjunto de


conocimientos que permiten desarrollar su juicio crítico. La cultura tributaria es el
comportamiento que adoptan los contribuyentes, la manifestación frente a la administración
tributaria, la forma como enfrentan los contribuyentes sus deberes y derechos frente a la
administración tributaria. Es la forma de ser de los contribuyentes frente al sistema tributario.
La cultura tributaria es un proceso. Es el epílogo de un proceso. Dicho proceso se inicia con la
educación tributaria, continua con la generación de conciencia tributaria y termina en la
cultura tributaria, es decir con la manifestación de una forma de vida frente al sistema
tributario del país.

Pese a que resulta contribuir con los gastos e inversiones del estado para el logro de sus fines,
existe una aversión fiscal al pago de impuestos por la pérdida inmediata de poder adquisitivo
que la tributación presenta para el contribuyente, perdida esta que es enojo y decepción por la
percepción de beneficios escasos que se recibe a través del presupuesto público.

Como bien sabemos, en el Perú, la percepción ciudadana generalizada sobe sus gobiernos es
de corrupción, de manera que se tiene que los contribuyentes asumen que sus pagos al bien
común serán en parte desviados y malversados por parte de la administrativa. Por lo tanto, su
percepción de beneficio esperado es o muy bajo o de perdida. Sin embargo, la mala cultura
tributaria frente a las declaraciones y pagos de los impuestos es un fenómeno que no distingue
estratos socioeconómicos. De hecho, la incidencia negativa sobre la recaudación tributaria
provine de los segmentos de población de renta alta, que son los que más acuden a la evasión
fiscal.

La búsqueda de la evasión fiscal como reflejo de la aversión fiscal a nivel global, explica en
parte la existencia de paraísos fiscales, como refugio de capitales para omisión en
declaraciones que para muchos peruanos u otros países sudamericanos piensan que las tasas
tributarias son muy altas. Los países que desarrollan sus economías construyéndose como
paraísos fiscales es una expresión clara de la cultura a la aversión fiscal a nivel internacional.
Por estos problemas las acciones de cumplimiento voluntario de la administración, se
complementan con campañas educativas, a través de los medios de comunicación, en los que
se invita a la gente a cumplir con las obligaciones, recordando permanentemente cuáles son
esas obligaciones, que mecanismos existen para cumplirlas y cuáles son las fechas establecidas
para hacerlo.

CONCLUSIONES:

Finalmente, para que haya una buena cultura, conciencia tributaria, la administración deberá
enfocarse a plantear mejores políticas tributarias para el mejoramiento de una buena
recaudación Tributaria, tratando de darles confianza a la ciudadanía, y que brinde una buena
difusión masiva de información y la formación para el mejoramiento del rechazo fiscal.
También se puede fomentar el mejoramiento de la cultura tributaria de la ciudadanía,
ampliando la fiscalización, evitando los cierres, el abuso de recaudación de manera exagerada
e introduciendo una amplia campaña de concientización desde la escuela y la educación
superior técnica- universitaria, así como mejorando la percepción ciudadana mediante una
gobernación y gestión de cada responsable de manera moral, integra y honrada y empleando
los recursos de manera eficiente. Entonces diremos que una buena gestión por parte de las
instituciones y la transparencia en la ejecución de los recursos públicos es fundamental en el
fortalecimiento de los valores de la ciudadanía. No es posible fortalecer la cultura tributaria sin
una gestión transparente y eficiente por parte de la administración.

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