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Cla Teó 12 Corregida
Cla Teó 12 Corregida
Alejandro Cassini
Clase teórica N° 12
En 1945, en un artículo que marcó una época, titulado “Studies in the Logic of
Confirmation”, Carl Gustav Hempel formuló una teoría cualitativa de la confirmación
diferente de la hipotético-deductiva. La teoría de Hempel no es deductivista, sino
inductivista y admite, por tanto, que una hipótesis pueda ser confirmada por evidencias
que no se deducen de ella. Hempel pretendía construir una teoría cuantitativa del grado
de confirmación, pero consideró que era conveniente comenzar por una teoría cualitativa
que estableciera ciertas condiciones de adecuación lo suficientemente generales como
para que pudieran aplicarse también a cualquier concepto cuantitativo de confirmación.
Las condiciones de adecuación, cuando se las considera aisladamente, parecen todas
razonables e intuitivas, pero conjuntamente dieron lugar a consecuencias inaceptables que
se conocen desde entonces como las paradojas de la confirmación.
Las condiciones de adecuación que Hempel propuso son las cinco siguientes.
Esta condición parece inobjetable, ya que si una evidencia implica una hipótesis,
la verifica, por tanto, a fortiori también la confirma. No obstante, rara vez se da en la
ciencia el hecho de que la evidencia disponible implique una teoría, por lo que esta
condición tiene en la práctica muy pocas aplicaciones.
Esta condición afirma que si una evidencia confirma una hipótesis dada, también
confirma a todas las hipótesis que son lógicamente equivalentes a ella. También parece
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una condición inobjetable, ya que sería absurdo aceptar, por ejemplo, que una evidencia
confirma una teoría formulada en cierto lenguaje y no confirma la misma teoría formulada
en otro lenguaje. Lo natural es admitir que si confirma una formulación de una teoría,
también confirma todas sus formulaciones.
Esta condición afirma que si una evidencia confirma dos hipótesis diferentes, la
conjunción de ambas hipótesis no es inconsistente. Es decir, suponiendo que H y G son
consistentes, su conjunción (H & G) también lo es. La consecuencia de esta condición es
que una misma evidencia no confirma hipótesis inconsistentes entre sí.
Esta condición afirma que si una evidencia confirma una hipótesis H también
confirma a todas las hipótesis implicadas por H. Por ejemplo, si la evidencia confirma
una hipótesis deducida de las hipótesis fundamentales de una teoría, también confirma a
todas las hipótesis derivadas de esa hipótesis. También parece razonable aceptarla aunque
esta condición es incompatible con la confirmación deductiva, como se verá enseguida.
Esta condición afirma que si una evidencia confirma una hipótesis H, también
confirma todas las hipótesis que implican H. Parece una condición indispensable si las
teorías se conciben como sistemas hipotético-deductivos de enunciados, ya que las
hipótesis fundamentales se confirman a través de sus consecuencias, por tanto, si una
evidencia confirma una hipótesis derivada, también debe confirmar a todas las hipótesis
de las cuales se dedujo, incluidas las hipótesis fundamentales. Más sencillamente, la
confirmación de un teorema también confirma los axiomas de los cuales ese teorema se
deduce.
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trata de un caso especial. En la mayoría de los casos en que se cumplan las dos
condiciones de consecuencia H y E no serán lógicamente equivalentes.
La prueba es la siguiente:
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confirmación que tenga la consecuencia de que cualquier evidencia confirma cualquier
hipótesis, porque, en tal caso, no es posible distinguir entre las evidencias que confirman
una hipótesis dada y las que no la confirman (que es lo mínimo que debería hacer una
teoría cualitativa de la confirmación).
Esto quiere decir que un enunciado como x (Cx Nx) será confirmado por todos
los enunciados singulares como (Ca & Na), (Cb & Nb), etc., que son instancias, es decir,
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que ejemplifican, ese enunciado general (como puede verse, ejemplifican tanto el
antecedente como el consecuente del condicional generalizado).
Hempel, por su parte, no considera que se trate de una paradoja, por lo cual decide
mantener tanto la condición de equivalencia como el criterio de Nicod. Sostiene que no
hay aquí ninguna inconsistencia y que la apariencia paradojal de esta consecuencia de su
teoría de la confirmación es puramente psicológica. Se debe, según él, al presupuesto
erróneo de que un enunciado universal irrestricto como “Todos los cuervos son negros”
se refiere a los objetos que integran la clase de los cuervos cuando, en realidad, se refiere
a todos los objetos del universo, sean o no cuervos. Por tanto, desde un punto de vista
lógico, el único tipo de evidencia que refuta este enunciado general es la que forman los
enunciados singulares que satisfacen el antecedente del condicional y no el consecuente,
es decir, todos los enunciados como (Ca & Na), (Cb & Nb), etc. Desde un punto de
vista cualitativo, prosigue Hempel, todos los enunciados que sean instancias de x (Cx
Nx), o de cualquiera de sus equivalentes, confirman ese enunciado general. Por
consiguiente, tanto x (Cx Nx) como x ( Nx Cx) son confirmados, por
ejemplo, por enunciados singulares como (Ca & Na), pero también por cualquier otro
enunciado que no los refute, como ( Ca & Na), o ( Ca & Na).
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6. *Condición de equivalencia de la evidencia: si E1 confirma H y ⊨ (E1 E2),
entonces, E2 confirma H.
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sean probabilísticamente coherentes con los grados de creencia asignados a sus otras
creencias, entre ellas, a Pr ( LK).
𝑷𝒓 (𝛼) 𝑷𝒓 (𝛽𝛼)
𝑷𝒓(𝛼𝛽) =
𝑷𝒓 (𝛽)
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tienen los valores 1 y 0, o números muy cercanos a estos valores extremos, los valores de
las probabilidades posteriores convergen, en el sentido matemático del término. Por
ejemplo, si dos agentes asignan a la probabilidad previa Pr (HK) dos valores bastante
diferentes, pero no extremos, digamos, 0,4 y 0,8, luego de una serie de reiteradas
condicionalizaciones bayesianas (es decir, de aplicaciones del teorema de Bayes) respecto
de nuevas evidencias, finalizarán con probabilidades posteriores mucho más cercanas,
digamos, 0,75 y 0,85 (estos valores son puramente arbitrarios, pero posibles).
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hipótesis universales, la probabilidad previa Pr (EH & K) es igual a 1, por lo que puede
eliminarse del numerador del teorema. Si la hipótesis es probabilista, entonces, H ⊭ E,
por lo cual, la probabilidad previa Pr (EH & K) será en general menor que 1, pero el
teorema de Bayes se aplica en ambos casos.
(H ⊨ E) Pr (HE & K) = 0
(H ⊨ E) Pr (H E & K) = 0
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deducción, también ocurre que (H & B & K) ⊨ E, donde B es un enunciado cualquiera,
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Así pues, para la teoría bayesiana, la evidencia conocida con certeza, con
probabilidad 1, no tiene valor confirmatorio. Si se observa el teorema de Bayes, para el
caso de las hipótesis universales que implican la evidencia, Pr (EH & K) = 1 y si,
además, Pr (EK) = 1, entonces, resulta que Pr (HE & K) = Pr (HK). Para el caso de
las hipótesis probabilistas, si Pr (EH & K) 1 y si, además, Pr (EK) = 1, entonces,
resulta que Pr (HE & K) Pr (HK). En suma, la evidencia conocida con certeza no
puede elevar el valor de la probabilidad previa de una hipótesis. Si la hipótesis implica la
evidencia, el valor queda igual; si no la implica, el valor disminuye. En ninguno de los
dos casos la hipótesis resulta confirmada. Existen diferentes propuestas para solucionar
el problema de la vieja evidencia dentro del marco bayesiano, pero no se ha alcanzado
consenso acerca de alguna de ellas, por lo que todavía permanece como un problema
abierto.
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experimental. Una de las consecuencias de esta teoría es que ningún cuerpo masivo puede
ser acelerado hasta alcanzar la velocidad de la luz en el vacío. Si una teoría nueva implica
que puede haber cuerpos cuya masa no es nula que son capaces de moverse a la velocidad
de la luz, dicha teoría, por el hecho de ser incompatible con la relatividad especial, será
fuertemente resistida por los físicos y no será aceptada a menos que resulte confirmada
por abundante evidencia experimental y muestre, además, tener otras virtudes epistémicas
(como la simplicidad, la generalidad y otras) que la distingan como superior en algunos
aspectos a la relatividad general. También serán resistidas las teorías que postulen la
existencia de nuevos tipos de entidades nunca observadas, sobre todo, si la existencia de
tales entidades resulta prohibida por alguna teoría aceptada o es incompatible con ella.
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falta de confirmación de las predicciones novedosas y llevó a la aceptación de la teoría
antes de que esas predicciones fueran siquiera contrastadas.
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variar rápidamente con el descubrimiento de nuevas evidencias, de manera que en un
tiempo corto oscile por encima y por debajo de cualquier umbral que se establezca
convencionalmente.
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Por otra parte, la resistencia a la aceptación de una teoría en ocasiones se debe a
su incompatibilidad, real o aparente, no solo con otras teorías aceptadas, sino con
ideologías políticas o religiosas o con presupuestos metafísicos muy arraigados. Hay
muchos ejemplos históricos de estas situaciones. La resistencia a la teoría de la evolución
de Darwin por parte de los creacionistas norteamericanos (eufemísticamente rebautizados
como partidarios del “diseño inteligente) no se debe primariamente a razones
epistemológicas, sino a su conflicto con creencias religiosas. Otro caso bien conocido es
el de la prohibición (severamente castigada con la muerte o la deportación a campos de
concentración) de la genética mendeliana en la Unión Soviética en tiempos de Stalin,
porque se la consideraba incompatible con la filosofía oficial del materialismo dialéctico.
También se produce el fenómeno inverso, esto es, la aceptación por razones ideológicas
de una teoría que carece de toda confirmación experimental, como fue el caso del
lamarckismo (esencialmente la tesis de que los caracteres adquiridos, incluso culturales,
son heredables) entre los bolcheviques, que era aceptado por razones políticas, porque,
simplemente, se deseaba que fuera verdadero (aunque ninguno de los bolcheviques tenía
conocimiento suficiente de la biología como para evaluar la evidencia disponible). De
hecho, el lamarckismo retorna una y otra vez, aunque no tiene evidencia alguna que lo
confirme. Se trata, simplemente, de lo que en inglés se denomina, muy apropiadamente,
wishful thinking.
Estos son temas actualmente muy discutidos, sobre todo, porque numerosos
filósofos de la ciencia (todas las epistemólogas feministas, por ejemplo), rechazan la tesis
de la neutralidad valorativa de la ciencia y sostienen que los valores éticos y sociales
deberían desempeñar un papel (de alguna manera que varía según los autores) en la
aceptación y el rechazo de las teorías científicas. Esto conlleva el riesgo de que la ciencia
se vuelva politizada o ideologizada y que determinadas teorías se acepten o rechacen solo
porque se las considera políticamente correctas o incorrectas. Mi posición al respecto es
que la ciencia ideologizada es directamente seudociencia, como lo fueron la ciencia aria
de los nazis (contrapuesta a la ciencia judía) o la ciencia proletaria soviética (contrapuesta
a la ciencia burguesa). ¿Tiene algún sentido decir que hay una física judía o una química
burguesa? ¿O una biología cristiana y otra atea? En mi opinión, ese tipo de afirmaciones
no tienen ningún sentido. Sin embargo, fueron tomadas en serio y no solo defendidas,
sino, en algunos casos, impuestas por la fuerza. Los valores epistémicos o cognitivos
(simplicidad, generalidad, poder unificatorio y explicativo) siempre se utilizan en la
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evaluación epistémica de las teorías, pero los valores éticos, estéticos, políticos o sociales
no deberían emplearse en el contexto de justificación de la ciencia. La aceptación y el
rechazo de las teorías científicas no puede ser una cuestión de gusto ni de corrección
política.
Apéndice
0 Pr () 1.
Pr () = 1.
Pr ( v ) = Pr () + Pr ().
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probabilidad 1 es una verdad lógica). El axioma 3 afirma que si dos proposiciones son
lógicamente incompatibles, la probabilidad de su disyunción es igual a la suma de las
probabilidades de cada una de ellas. El axioma 4 afirma que la probabilidad de la
conjunción de dos proposiciones cualesquiera es igual al producto de la probabilidad de
la segunda y la probabilidad condicional de la primera respecto de la segunda. Este
axioma introduce como primitivo a la probabilidad condicional. Todos los axiomas
también pueden formularse como probabilidades condicionales. La probabilidad absoluta
de una proposición se introduce mediante la siguiente definición:
Axioma 3*: para toda secuencia finita de proposiciones 1, 2, ... n ℰ tal que
Axioma 4*: para toda secuencia finita de proposiciones 1, 2, 3 ... n ℰ,
Pr (1 & 2, & 3 &... & n) = Pr (1) x Pr (21) x Pr (31 &
2) x … x Pr (n1 & … & n1).
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Bibliografía obligatoria
Bibliografía complementaria
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