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ACOSO ESCOLAR

El acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje


escolar, maltrato escolar o en inglés bullying) es cualquier forma de maltrato
psicológico, verbal o físico producido entre estudiantes de forma reiterada a lo
largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes
sociales, con el nombre específico de ciberacoso. Estadísticamente, el tipo de
violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en la clase y en
los patios escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen
ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia. Siendo
ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.

Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por una reiteración
encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de
poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza
real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto maltratado queda, así,
expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose
como consecuencia una serie de secuelas psicológicas (aunque estas no
formen parte del diagnóstico); es común que el acosado viva aterrorizado con
la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario
en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la situación puede
acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización,
consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin límite de edad.

Sus causas

El acoso escolar (físico o psicológico) ha existido siempre, por lo que no se


puede decir que en la actualidad se produzcan más casos, pero sí hay una
mayor sensibilidad social por el tema, por lo que el problema se conoce y
divulga mucho más.

Tampoco se aprecian cambios significativos en las causas, aunque factores


como la pérdida de autoridad de profesores y padres y el hecho de que la
enseñanza obligatoria se haya aumentado hasta los 16 años, pueden estar
detrás de la intensificación de los actos de violencia física en algunos casos.

Los motivos por el que se produce el bullying responden básicamente a una


predisposición a la violencia en el agresor por motivos psicológicos y de
personalidad, y un entorno familiar y social con antecedentes de violencia o de
justificación hacia la misma.

Una deficiente pedagogía sobre lo que es el bullying y el deber de denunciarlo


puede empujar a los compañeros de la víctima a actuar como sujetos pasivos,
reforzando de esta manera este deplorable comportamiento y ayudando a que
se perpetúe, sin que pueda ser atajado a tiempo por los profesores o padres.

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