Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Si Empiezas A Escuchar A Tu Hijo Decir Malas Palabras
Si Empiezas A Escuchar A Tu Hijo Decir Malas Palabras
El manejo adecuado de la conducta de robo en los niños está indisolublemente ligado a la determinación de
su causa, no en todos los casos es la misma justificación la que lleva al niño a esta desagradable práctica.
Son cinco las razones más frecuentes que he podido determinar en los casos que he atendido:
1. Razones asociadas al aprendizaje de las normas sociales. Los niños no nacen sabiendo, las normas
sociales se interiorizan como parte del desarrollo infantil, y están mediatizadas por el proceso de
aprendizaje del niño.
Es normal que el niño se sienta de alguna manera atraído por objetos que no posee y que sean
llamativos (juguetes, útiles escolares, etc), así mismo también es normal que el niño pretenda
tenerlos, sin suficiente comprensión de que la forma que emplea para ello no es aceptada
socialmente, o con la creencia de que puede violar las normas sin mayores consecuencias.
En este caso, lo que determina la conducta, es el escaso desarrollo de las normas sociales y aunque
las medidas que tomen los padres se parezcan para todos los casos, en este es importante hacer
hincapié en el aprendizaje del niño.
2. Interés familiar desmedido por cosas materiales. Aunque de alguna manera esta causa no es
independiente a la anterior, he podido observar en los niños que he atendido que, por lo general, se
presenta con mucha mayor frecuencia en niños que provienen de familias que dan mucha
importancia a las cosas materiales.
El bienestar hedónico en las familias, asociado al logro del placer por la tenencia cosas materiales,
tiende a predisponer a los niños a la conducta de robo, pues la felicidad se tiende a asociar a tener
más y mejores cosas.
3. Mal manejo del egoísmo normal del desarrollo. Ya en un artículo anterior tratamos sobre la
conducta egoísta del niño y su manejo adecuado, vimos en él que, en cierto momento del ciclo vital,
los niños tienden a ser egoísta y que se les debe permitir serlo como mejor vía para su evitación en la
vida futura. Pero sin ayuda especializada rara vez la familia reacciona de la manera adecuada.
El mal manejo de este egoísmo puede generar un apetito insaciable por cosas materiales, que lleve al
niño a asumir conductas de robo, al querer para sí cualquier posesión del otro y no encontrar otra
manera más rápida de obtener lo que quiere.
4. Presión grupal. El robo en el niño puede, en algunos casos, ser producido por la presión grupal. El
afán por ganarse o mantener una posición dentro del grupo, en niños poco socializados, puede ser
razón suficiente para la aparición de esta deleznable conducta. La falta de habilidades sociales puede
generar la creencia en el niño de que puede mantener su estatus dentro del grupo o mejorarlo
sustrayendo y regalando a los líderes objetos que puedan ser de su interés.
En casos extremos se ha dado que, niños líderes o niños mayores, utilizan a otros niños para robar
objetos para ellos de manera expresa y esto puede ocurrir incluso en grupos de niños buenos, no
necesariamente está limitado a grupos disociales.
5. Carencia afectiva del niño. Esta es, tal vez, la más frecuente y preocupante de las razones que llevan
al niño a robar, sobre todo en casos en que la conducta es reiterativa y no cede con las medidas
tomadas por las familias. El recibir amor es una necesidad para los niños. La falta de alimento genera
hambre, la falta de líquidos genera sed, estas necesidades son fáciles de identificar con exactitud.
La falta de cariño efectivo, a diferencia de las anteriores faltas señaladas, genera un estado de
carencia difícil de comprender por el niño. Un vacío que no es claro, en la conciencia del niño, con
que se puede llenar e invariablemente intentará llenarlo a toda costa con cosas materiales que no
satisfacen su necesidad, que por tanto se torna insaciable, conduciendo frecuentemente a la
conducta de robo reiterado.
La fobia social es un trastorno de ansiedad muy habitual, y no debe confundirse con la timidez.
Es un fuerte miedo irracional hacia situaciones de interacción social, pues la persona que
padece este trastorno siente ansiedad extrema al ser juzgado por otros, al ser el centro de
atención, por la idea de ser criticado o humillado por otros individuos e, incluso, al hablar por
teléfono con otras personas.
Por tanto, es incapaz de realizar presentaciones en público, comer en restaurantes o delante
de alguien, ir a eventos sociales, conocer gente nueva...
1.2.2. Agorafobia
La agorafobia, de manera habitual, suele definirse miedo irracional a los espacios abiertos,
como las grandes avenidas, los parques o los entornos naturales. Pero esta definición no es
del todo cierta.
El estímulo fóbico no son los parques o las grandes avenidas, sino la situación de tener un
ataque de ansiedad en estos lugares, donde puede ser difícil o vergonzoso escapar, o donde
no es posible el recibir ayuda.
4. Trastornos psicóticos
Los trastornos psicóticos son psicopatologías graves en los que las personas pierden el
contacto con la realidad. Dos de los síntomas principales son delirios y alucinaciones. Los
delirios son falsas creencias, tales como la idea de que alguien está siguiendo. Las
alucinaciones son percepciones falsas, como escuchar, ver o sentir algo que no existe.
A diferencia de los delirios, que son creencias erróneas de la realidad sobre un hecho u objeto
existente, es decir, una distorsión de un estímulo externo, las alucinaciones son totalmente
inventadas por la mente y no son producto de la distorsión de ningún objeto presente, se
percibe algo sin tener en cuenta los estímulos externos. Por ejemplo, escuchar voces que salen
de un enchufe. Los trastornos psicóticos más comunes son:
5. Trastornos de personalidad
Un trastorno de personalidad es un patrón rígido y permanente en el comportamiento de
una persona que le genera malestar o dificultades en sus relaciones y en su entorno. Los
trastornos de la personalidad tienen su inicio en la adolescencia o al principio de la vida adulta.
Los más frecuentes son:
Los adultos son diagnosticados con esta patología tras persistir los síntomas durante al menos
dos años. En niños y adolescentes, se diagnostica si se presentan los síntomas durante un año
como mínimo.
Características de la Ciclotimia
La ciclotimia se caracteriza por una inestabilidad persistente del estado de ánimo. Es decir,
que la persona que sufre este trastorno muestra periodos de depresión y euforia leves. De
manera general, suele aparecer en la edad adulta y sigue un curso crónico. Aunque es habitual
que durante varios meses, la persona que sufre ciclotimia muestre un estado de ánimo normal.
Un 30% de las personas con trastorno ciclotímico pueden acabar padeciendo trastorno bipolar
tipo I o tipo II. Frecuentemente, la ciclotimia evoluciona hacia el tipo II y con menos frecuencia,
hacia el tipo I. La prevalencia de la ciclotimia se encuentra entre el 0,4 y 1% de los casos y
afecta por igual a hombres y mujeres.
¿Qué es la hipomanía?
La hipomanía es una manía leve. La fase de hipomanía que presenta el ciclotímico se
caracteriza por un estado de ánimo elevado, euforia, excitación e hiperactividad. Durante
el estado de hipomanía, el sujeto ciclotímico tiene menos necesidad de dormir y descansar, y
se muestra lleno de energía. Pese a que los síntomas de la hipomanía son más leves que los
de la manía, también son muy destructivos, pues causan conflictos y rupturas en las relaciones
amorosas y las amistades, afectan al trabajo, provocan dificultades financieras, etc.
Síntomas de la Ciclotimia
La persona con ciclotimia muestra altibajos en su estado de ánimo. A continuación
presentamos los síntomas característicos de las fases de depresión y de hipomanía.
Síntomas de la hipomanía
Leve euforia
Agitación
Excesiva actividad física
Comportamientos de riesgo
Energía inacabable
Verborragia
Deseo e impulso por el éxito
Autoestima o grandiosidad alta
Aceleración del pensamiento
Déficit de atención
Un sentimiento exagerado de felicidad o bienestar y optimismo extremo
Falta de juicio
Comportamiento agresivo u hostil
Gastos excesivos
Aumento de la actividad sexual
Menor necesidad de dormir
Sentimientos de tristeza
Melancolía
Ansiedad
Sentimientos de culpa
Cansancio y falta de motivación
Falta de apetito o ingesta excesiva
Pérdida de interés en actividades que antes se consideraban agradables
Disminución del deseo sexual
Problemas de concentración
Irritabilidad
Causas
No se conocen las causas exactas por las que una persona desarrolla ciclotimia, aunque se
asume que existe una multiplicidad de factores que participa en su surgimiento: es un
fenómeno multicausal, tal y como ocurre en la mayoría de alteraciones psicológicas. Así,
probablemente existen predisposiciones genéticas en juego, así como eventos
desencadenantes relacionados con lo que ocurre alrededor de la persona.
Tratamiento de la ciclotimia
La ciclotimia causa muchos problemas para la persona que sufre este trastorno. Por tanto, es
necesario buscar ayuda psicológica tan pronto como sea posible, pues la ciclotimia
generalmente no mejora por sí sola y puede evolucionar hacia una forma más grave de
trastorno bipolar.
La terapia psicológica está indicada para estabilizar los hábitos diarios y buscar la máxima
regularidad posible en la vida del paciente.
Por último, las personas que conviven diariamente con el ciclotímico, también pueden
beneficiarse de la psicoterapia para llevar mejor la situación, pues la convivencia con un
individuo que padece este trastorno puede resultar compleja.
Tratamiento farmacológico de la ciclotimia
Además, el tratamiento farmacológico también suele ser habitual para tratar la ciclotimia y
paliar sus síntomas y signos a corto plazo. De entre los tipos de psicofármacos más utilizados
en esta forma de intervención basada en una perspectiva más psiquiátrica, los medicamentos
que se han mostrado más útiles son los estabilizadores de humor y los fármacos para conciliar
el sueño (en dosis bajas).