Resumen Servicio Nacional de Migraciones - LDD

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Servicio Nacional de Migraciones

Llankiray Díaz

El fenómeno migratorio se encuentra abordado institucionalmente por Chile desde


1953 con la creación del Departamento de Inmigración, mediante el Decreto con
Fuerza de Ley N° 69 de 1953 del Ministerio de Relaciones Exteriores. A esta norma
se le suma el Decreto 521 de misma fecha y Ministerio, que aprueba el Reglamento
para la aplicación del del DFL N° 69.

La creación de este órgano obedeció, entre otras cosas y como se expresa en sus
considerandos, a la necesidad de contar con inmigrantes para labores agrícolas, así
como técnicos, pescadores, obreros especializados y artesanos, así como también
mano de obra con miras a la pretensión de industrialización del país. Se señala en
concreto que “una inmigración seleccionada producirá el aumento de la población,
el mejoramiento técnico de la misma y una racionalización en el consumo que
elevará el standard de vida del país;”. Resulta también interesante que se menciona
en dicho decreto la intención de aprovechar “el interés de los Gobiernos europeos
de buscar ubicación para sus excedentes de población fuera del Continente;”.

Como puede advertirse, el fenómeno migratorio a la sazón de la dictación de esta


normativa, no sólo era buscado e intencionado por el Estado, sino que se dictan una
normativa especialmente diseñada para facilitarla.

De esta forma, se crea el Departamento de Inmigración, dependiente del Ministerio


de Relaciones Exteriores, con las siguientes funciones:

a) Proponer todas las iniciativas que convenga adoptar en lo relativo a una política
de inmigración que incremente la capacidad productora y técnica del país y que
mantenga y asegure la unidad espiritual de la nación, mediante la incorporación de
elementos aptos y fácilmente asimilables, evitando el ingreso de individuos
indeseables o inadaptables.

Aquí se puede apreciar nuevamente el carácter de norma facilitadora que tenía el


Decreto N° 69, y el Departamento de Inmigración, con la precaución sí, de
resguardar la unidad espiritual de la nación y evitando el ingreso de inmigrantes que
pudieran causar una disrupción en ella.

b) Ejercer la supervigilancia y control, por intermedio de las autoridades


administrativas y policiales correspondientes, de la entrada y permanencia de los
inmigrantes en el país.

Respecto a esta función, se puede señalar que obedece a la función que conserva
hasta la actualidad el órgano encargado de la migración: supervigilar la entrada y
permanencia de las personas extranjeras en el país.

c) Conocer e informar las solicitudes de ingreso y resolver las peticiones de


contratación de inmigrantes, que no se formulen ante los Cónsules de Chile en el
exterior.

Respecto a esta norma, resulta importante toda vez que implica la posibilidad de
que la solicitud de ingreso y contratación de inmigrantes no se realice fuera de Chile,
sino en el país, posibilidad que actualmente se encuentra vetada por la legislación
nacional.

d) Resolver, a requerimiento del interesado y previo informe del Cónsul recurrido,


sobre procedencia o improcedencia de las solicitudes de reconsideración de una
resolución denegatoria, recaída en las peticiones de visación.

Finalmente, también se le entregan al Departamento de Inmigración, la facultad de


resolver todo lo relativo a las visaciones.

Del Decreto N° 69, y conforme al estado del país y del deseo de un determinado
tipo de inmigración, el artículo N°10 del mismo define qué se entiende por
inmigración dirigida como “aquella que se efectúa con la ayuda económica de
instituciones nacionales, extranjeras o internacionales y con el objeto de radicar al
inmigrante en una zona determinada del país para que se dedique a labores
agrícolas, forestales, ganaderas, mineras, pesqueras, industriales u otras que para
cada caso determine el Ministerio de Relaciones Exteriores.”.
Resulta importante destacar aquello, porque cómo veremos a continuación, aquel
espíritu no continuó en el sucesor del Departamento de Inmigración, el
Departamento de Extranjería y Migración, y tampoco en el sucesor de éste, el
Servicio Nacional de Migraciones.

Con posterioridad, en 1975 se dicta el Decreto Ley 1094, que establece normas
sobre extranjeros en Chile, y que rigió hasta el año febrero del 2022. Si bien el
Decreto N° 69 continúa vigente, se cercenan las facultades del Departamento de
Inmigración en todo lo referente al control de la entrada, estadía y egreso de
extranjeros en el país, y son entregadas, por una parte al Ministerio del Interior, y
específicamente al Departamento de Extranjería y Migración (en adelante DEM)
dependiente de aquél Ministerio.

Como se podrá observar fácilmente del estudio de las facultades entregadas a este
Departamento, nos encontramos ante un estadio distinto de la cuestión migratoria
en Chile. El país se encuentra bajo una dictadura militar, el flujo migratorio es más
bien muy modesto, y el espíritu del Decreto N° 69 de buscar e intencionar la
migración calificada al país, ya no existe. De hecho, nos encontramos aquí ante un
encuadre diametralmente distinto, pues el extranjero ya no es considerado ni
necesario ni importante para el desarrollo del país, sino que un sujeto peligroso que
debe ser supervigilado. En virtud de ello, la institucionalidad migratoria se encuentra
ahora radicada en el Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Asimismo, se
especializan las funciones de la institucionalidad migratoria, radicando la dictación
y proposición de políticas, así como la supervigilancia del cumplimiento de la
legislación de extranjería, la prevención y represión de la inmigración y emigración
clandestinas, y la aplicación de las sanciones que establece la ley. Por su parte,
corresponde específicamente al Departamento de Extranjería y Migración, las
siguientes funciones, en virtud del Decreto N° 597 de 1984, que Aprueba el
Reglamento de Extranjería. En relación a dichas facultades, resultan relevantes las
siguientes:

1. Aplicar y supervigilar directamente el cumplimiento de las normas del presente


Reglamento;
2. Ejecutar los decretos, resoluciones, órdenes instrucciones que dicte el Ministerio
del Interior.

Como se puede observar, el DEM, es el departamento ejecutivo del Ministerio del


Interior y Seguridad Pública en cuanto a la migración.

Le corresponderá al Jefe del Departamento de Extranjería, o a quien lo subrogue,


resolver aprobando o rechazando, las solicitudes de permisos y autorizaciones a
que se refiere el artículo 13° del presente Reglamento.

De esta forma, se radica en el Ministerio del Interior y el Departamento de


Extranjería el ingreso, permanencia y egreso de los extranjeros en Chile.

El Decreto Ley 1094 y su Reglamento rigieron en Chile hasta el año 2022, con la
entrada en vigencia de la Ley 21.325 que en su artículo 156 y siguientes crean el
Servicio Nacional de Migraciones, como servicio público descentralizado, dotado de
personalidad jurídica y patrimonio propios, sometido a la supervigilancia del
Presidente de la República por intermedio del Ministerio del Interior y Seguridad
Pública.

La dictación de esta ley, que modifica en su totalidad no solo la institucionalidad


migratoria nacional, sino que también toda la normativa de ingreso, permanencia y
egreso de extranjeros en Chile, obedeció a un diagnostico transversalmente
compartido por el espectro político nacional, respecto a la necesidad de una
normativa moderna, que enfrentara el fenomeno migratorio actual, en un mundo con
fronteras cada vez más porosas y globalizado.

A esta tarea se dedicaron los Presidentes Sebastián Piñera en su primer y segundo


gobiernos y la Presidenta Bachelet en su segundo gobierno. Finalmente, en 2018
se empieza la discusión de la nueva ley de migración, la que concluirá a finales del
año 2020, siendo uno de los aspectos más importantes de aquella, la nueva
institucionalidad migratoria. Nos encontramos así frente en lo orgánico frente a una
entidad que ya no se limita a ser un simple Departamento, sino que se trata de un
Servicio Público descentralizado y dotado de atribuciones que el antiguo DEM no
tenía, o que se encontraban radicadas directamente en el Ministro del Interior, como
la recopilación de antecedentes migratorios, la celebración de convenios con
instituciones públicas o privadas, llevar el Registro Nacional de Extranjeros, y sobre
todo y más importante, el resolver el otorgamiento, prórroga, rechazo y revocación
de los permisos de residencia y permanencia y determinar la vigencia de los
mismos, determinar la expulsión de los extranjeros, sin perjuicio de la facultad que
aún conversa el Subsecretario del Interior de disponerla de forma excepcional;
declarar en caso de duda, si una persona tiene la calidad de extranjera o y
finalmente, aplicar las aplicar las sanciones administrativas que corresponda a los
infractores de la ley y su reglamento.

Ahora bien, lo relevante de estas nuevas atribuciones, consiste en que, si bien en


el DL 1094 ellas se encontraban radicadas en el Ministerio del Interior, no era el
Departamento de Extranjería quien las ejecutaba, sino los Intendentes Regionales,
que en lo operativo requerían a su vez la autorización de la Subsecretaría del
Interior. Con la creación del Servicio Nacional de Migraciones, no sólo se
concentraron estas funciones en un organismo especialmente creado al efecto, sino
que su ejecución también es descentralizada toda vez que existen Direcciones
Regionales del Servicio.

Por otra parte, no se puede obviar que en la regulación del Servicio, así como en
toda la Ley N° 21325, nos encontramos frente a una normativa distinta en cuanto a
cómo se enfrenta el fenómeno migratorio. Aquí ya no hablamos ni de búsqueda de
inmigración, aunque sí existen normas referidas a facilidades para ciertos tipos de
inmigrantes, como inversores, ni tampoco una política del inmigrante como un sujeto
peligroso que debe ser vigilado. La Ley, y el Servicio, deben hacerse cargo de una
serie de cuestiones que ya no apuntan únicamente al control del ingreso,
permanencia y egreso, sino a las condiciones de vida en que el extranjero vivirá en
Chile, la fiscalización y evitación de abusos por parte de nacionales, los derechos
que por su particular condición de vulnerabilidad le asisten a estas personas, y como
un tema aparte, también lo relativo a las condiciones de los migrantes nacionales,
es decir, chilenos en el exterior.
Como conclusión preliminar podemos señalar que el Servicio Nacional de
Migraciones no sólo representa una evolución orgánica de los Departamentos que
lo precedieron, en cuanto a que se trata de un Servicio Público propiamente tal, sino
que también en cuanto a lo funcional, su capacidad y competencias se han
aumentado y especializado, lo que implica un avance positivo para la legislación e
institucionalidad migratoria.

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