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Lectura

SEMANA 3
[ ESPACIO GEOGRÁFICO E HISTÓRICO ]
SEMANA 3
10.000 a C.
5.000 a C.
Bosque aclarado con
asentamientos humanos
matorral de alta diversidad
1.000 Cultivos itinerantes
2.000 Agricultura intensa y mecanizado
Campo
agrícola no
mecanizado

2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO ]

LO HISTÓRICO COMO EJE


ARTICULADOR DE LAS
RELACIONES HUMANAS EN EL
TIEMPO Y EL ESPACIO
El análisis de las relaciones y dinámicas humanas no
se pueden entender fuera de las
dimensiones espacial y temporal. Frente a esto, la historia
en cuanto ciencia social posibilita
articular estas dos dimensiones, permitiendo realizar un
estudio no solo de los
acontecimientos en tanto hechos históricos, sino que va
mas allá estableciendo un marco
concreto, particular en donde el espacio es un
elemento fundamental para poder
comprender las características y particularidades de una
sociedad determinada; es decir, lo
histórico no está al margen de lo espacial.

Todos los individuos o más bien, sujetos sociales,


construyen su sociedad a través de los
diferentes actos e interacciones que establecen con los
demás, por lo tanto, son también
sujetos históricos en la medida que sus acciones son
hechos históricos, y la suma de los
mismos es lo que construye la historia total de su
sociedad.

Por ello, la dinámica de cada sujeto social y además


histórico, es decir, sus desplazamientos,
rutas, actividades en diferentes lugares, las relaciones que
entabla con sus congéneres, dan
cuenta de cómo funciona un individuo dentro de la
sociedad a la que pertenece; la dimensión
espacial en la que se mueven los sujetos explica desde
la geografía pero también desde la
historia cómo se articulan éstos a la sociedad y ayudan
a construirla a través del tiempo.

3 [ ESPACIO GEOGRÁFICO E HISTÓRICO ]


Figura N°1. Evolución de un espacio

Fuente: http://degeografiayotrascosas.wordpress.com/actividades-‐
del-‐mes/

Aquí debe aclararse que “La historia es un componente


esencial de la organización social, es
también un elemento básico de la estructuración geográfica
del espacio. Se establece así una
íntima relación entre ambas disciplinas a través de
una escala espacio-‐temporal o
geohistórica ....”1
Es claro entonces cómo la dimensión histórica nos remite
al estudio de los seres humanos
como seres sociales, es más, como sujetos sociales
que actúan de diversas maneras e
influyen en su sociedad que, efectivamente, se encuentra
emplazada en un espacio físico
concreto que es el resultado de una construcción
social (espacio geográfico) y en un
momento histórico concreto.

1 MORENO JIMÉNEZ, Antonio y Ma. Jesús MARRÓN GATE.


(ed.) Enseñar geografía de la teoría a la práctica.
Ed. Síntesis. Madrid, 1996. p.53

4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO ]
Es en ese momento histórico donde los sujetos sociales
y también socio-‐ históricos llevan a
cabo sus interacciones, lo que les imprime unas
características especificas, propias de la
época en la que viven, pero a la vez recrean y
condicionan su época y le otorgan un carácter
puntual a su sociedad desde lo histórico también; y ello
es sencillamente verificable puesto
que en cada época histórica en determinada sociedad,
existen unos valores y patrones
culturales específicos que van cambiando con el
transcurrir del tiempo, es así como lo
histórico permite dar cuenta de la evolución de la
sociedad en un rango temporal
determinado.

El problema, en cuanto a la dimensión histórica, gira


entonces en torno al sujeto pero no
entendido como individuo sino como un sujeto social y a
la vez histórico, “quien desde sí
mismo produce y determina el curso de la historia, es
más, no existe está última fuera del
sujeto ó al margen de este, como tampoco se da un
sujeto sin historia”. 2
En esta medida, se entiende que el ser humano se
desarrolla en un tiempo concreto, que
puede ser entendido como una institución social presente
en toda sociedad, por actuar de
alguna manera en la existencia de las cosas, lo cual
se manifiesta en el proceso histórico. Así,
todo lo que existe, personas, animales, objetos y el
espacio mismo está inmerso en el tiempo,
por lo tanto, al hablar de “hecho social” se debe hablar
del “hecho socio-‐temporal ó socio-‐
histórico”.3

Desde esta óptica, el individuo se va configurando como


un ser social, el cual es producto de
una compleja trama de vínculos y relaciones sociales, y
como un sujeto histórico producido y
determinado por un tiempo histórico concreto.

Es decir, al hablar del sujeto social éste se debe


entender como un ser actuante en la
sociedad en la cual está inmerso, como constructor de
procesos socio-‐históricos y no sólo
como un sujeto histórico incapaz de actuar por sí mismo
(determinado totalmente por su
época, sin ninguna posibilidad de cambiar el curso de su
historia personal o influir de alguna
manera en su sociedad), como lo han caracterizado
teorías como el marxismo determinista o
el funcionalismo que sólo han tenido en cuenta los
factores objetivos de los procesos
sociales en detrimento de la dimensión subjetiva y los
actores sociales a nivel micro-‐social.

Es en el sujeto social e histórico a la vez (no


sólo histórico), donde convergen y se
materializan las diferentes prácticas y relaciones sociales
del entorno en el que se halla
inmerso; desde su praxis reproduce lo que está dado y
ha sido construido y determinado a
través de la historia, pero también crea nuevas prácticas,
construye la realidad por medio de
sus acciones y las relaciones y procesos sociales que
establece con sus congéneres.

2 PÉREZ LARA, Alberto. El nuevo sujeto histórico frente a los


desafíos de la emancipación en América Latina.
pg.1
3 ARÓSTEGUI, Julio. La investigación histórica: Teoría y Método.
p.

5 [ ESPACIO GEOGRÁFICO E HISTÓRICO ]


Tal como apunta Zemelman 4, el hombre como
conciencia remite a la idea de un sujeto
actuante en momentos concretos del devenir histórico,
es la voluntad que tiene cada
hombre de actuar de determinada manera la que
encarna una subjetividad en proceso
constante de ampliación.

El sujeto social se va construyendo momento a momento,


en el marco de una porción de ese
tiempo o dimensión histórica, es un proceso constante de
interacción en donde confluyen
diferentes prácticas sociales, distintas escalas espaciales y
ritmos temporales, por cuanto ese
sujeto social es producto de la sociedad en la que se
halla inmerso.

A través de la permanente interacción del individuo


con su entorno geográfico, socio-‐
histórico, económico, político y con sus congéneres, este
va configurando sus propias lógicas
y simbologías, que se traducen en su manera particular
de ver el mundo y actuar en él, lo cual
es consustancial en todos los individuos sujetos que han
estado sobre la faz de la tierra.

De esta forma, el sujeto no sólo es un producto


social e histórico determinado
objetivamente o estructuralmente, ya sea por su condición
socioeconómica o religiosa por
ejemplo, sino que aunque factores como estos influyan
en la conformación de su
subjetividad, no impiden que este se constituya como un
actor libre; aunque el sujeto sea un
producto social e histórico, éste es también constructor
de diversos procesos sociales y
productor de historia, pues es en el desarrollo y
evolución de su propia existencia que va
construyendo una realidad de forma consciente, y a la
vez influye en las prácticas sociales de
los demás individuos, esto sencillamente a través de la
interrelación que permanentemente,
se da de unos con otros.

El sujeto al producir procesos sociales e historicidad


se constituye en la realidad social e
individual, por cuanto en él se condensa la
singularidad y complejidad de la misma. En
términos de Zemelman, la subjetividad social (individual
y colectiva), es el plano de la
realidad social donde se articulan múltiples dimensiones
como la memoria, la cultura, la
conciencia, la voluntad y la utopía que expresan la
apropiación de una historicidad social
concreta, ya que “toda práctica social conecta el
pasado y el futuro en su concreción
presente, ya que siempre se mostrará una doble
subjetividad: como reconstrucción del
pasado (memoria) y como apropiación del futuro
dependiendo la constitución del sujeto de
la articulación de ambas” 5.

En esta instancia, es posible entender cómo el sujeto


social (e histórico), da cuenta de una
realidad social que es compleja en la medida que esta
no tiene una dirección única sino que
esta es producto de una serie de acciones y
alternativas individuales y colectivas entre

4 ZEMELMAN, Hugo. Citado por: TORRES CARRILLO, Alfonso y Juan


Carlos TORRES AZOCAR. “Subjetividad y
sujetos sociales en la obra de Hugo Zemelman” UPN.
En:
www.pedagógica.edu.co/storage/folios/artículos/foli2_04arti.pdf
5 IBID

6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO ]
muchas posibilidades, que conforman una singularidad
histórica y no otra, por ello se
comprende la existencia de tantas sociedades que aunque
coexistan en el tiempo y aún en
espacios similares o iguales se desarrollan y expresan sus
culturas de maneras tan ricas y
diversas, el sujeto social condicionado por su praxis tiene
múltiples posibilidades de ser, por
ende, la sociedad (suma de todos los sujetos socio
históricos o sociales) aparece como
expresión de una posibilidad de ser entre muchas de
ellas.

Así, el sujeto social encarna una subjetividad concreta y


particular, lo cual le permite actuar
de forma consciente de acuerdo con determinados fines
o intereses, lo que lo configura
como un sujeto libre, actuante en el marco de la
sociedad en la que vive y constructor de la
misma a través del desarrollo de su propia existencia.

Tal como apuntan Torres Carrillo y Torres Azocar,


siguiendo a Zemelman, la cuestión de los
sujetos sociales no ha sido suficientemente abordada
por las Ciencias Sociales. La
importancia del sujeto en el debate contemporáneo
tiene connotaciones tanto
epistemológicas como políticas, ya que constituye un
esfuerzo por alcanzar una mayor y más
compleja captación de la realidad histórica ya que en él
convergen diferentes planos de lo
social.

En cuanto a lo político la reivindicación del sujeto


es importante ya que los diferentes
poderes que regulan el orden mundial en todos los
niveles, lo han minimizado o negado,
homogeneizando la vida social.6 Desde luego que el
estudio de las Ciencias Sociales debe
asumir la tarea de reivindicar la importancia del sujeto,
pues si no habría que preguntarse
cuál es la tarea y la pertinencia de las mismas, este
es un interrogante que debe plantearse
seriamente desde la academia, y también desde la
formación de los futuros docentes de
estas disciplinas.

Pero continuando con nuestro análisis, al rescatar al


sujeto social (e histórico o socio
histórico), de su anonimato es posible brindar
elementos para que los individuos se
reconozcan como seres sociales, que viven, disfrutan,
sufren, participan y coadyuvan de
diversas maneras en la construcción de la sociedad en
la que se hallan inmersos.

En últimas esta es la esencia de las Ciencias


Sociales: comprender la compleja trama de los
procesos sociales en los cuales es protagonista el
individuo entendido como sujeto socio
histórico y, de esta manera, develar la evolución y
la configuración de las diferentes
sociedades a través del tiempo. Desde luego, cada
disciplina propia de las Ciencias Sociales lo
hace desde su punto de vista y a veces apoyándose
en otras de su mismo género, pero en
últimas, todas tienen en común el abordar el estudio de
los procesos y dinámicas sociales.

6 TORRES CARRILLO, Alfonso y Juan Carlos TORRES AZOCAR.


Subjetividad y sujetos sociales en la obra de Hugo
Zemelman. UPN. En:
www.pedagógica.edu.co/storage/folios/artículos/foli2_04arti.pdf

7 [ ESPACIO GEOGRÁFICO E HISTÓRICO ]


Los acontecimientos, hechos, fenómenos, procesos
sociales, coyunturas, la existencia de
instituciones sociales con todas sus dinámicas y las
diversas estructuras sociales acontecen
en un tiempo concreto que lógicamente no se encuentra
en abstracto sino que va ligado al
espacio, que se expresa en el entorno inmediato del
sujeto social (por cuanto es categoría
semantizadora del espacio geográfico), y puntualmente en
el lugar (que se haya en ese
entorno inmediato); de esta manera, en el lugar
(expresión del espacio geográfico), se
conjugan el pasado y el presente de una sociedad, lo
que ha sido a través del transcurrir del
tiempo y lo que es, producto de esa evolución.

El lugar da cuenta del existir, y se existe en la


medida que se tiene también anclada la
dimensión temporal, es decir, el transcurrir del tiempo,
lo cual es independiente de la
conciencia de esa dimensión, lo anterior se explica en
que los vegetales y los objetos y quizás
los animales no tienen conciencia sobre el pasar del
tiempo, ya que esta es una categoría
humana empleada para entender cómo se desenvuelve la
existencia propia y de todo lo que
hay en el mundo.

Estar en el lugar es existir y vivir en la medida en


que en él se conjuga el tiempo y el espacio,
como se ha dicho antes, el espacio no es neutro o
vacío, para comprenderlo y comprender
las dinámicas y procesos que se presentan en él
se debe acudir e incluir la dimensión
temporal pues no es posible concebir la una sin el
otro en el marco del estudio y
comprensión del devenir de las sociedades.

Estar en el lugar, estar en el espacio es estar


en el mundo, espacio y tiempo aparecen
entonces íntimamente ligados, relacionados y si se
quiere hasta “mezclados”. Como se
apunta arriba en el espacio y, puntualmente en el lugar,
se conjugan el pasado y el presente y
se proyecta el futuro como una posibilidad de ser de
esa sociedad concreta (cualquiera).
La sociedad se manifiesta y se concreta en un
tiempo y en un espacio determinado, “La
propia cultura y la lengua, la investigación y la expresión
artística están condicionadas por
esta inscripción en el tiempo. El tiempo se espacializa
como recuerdo, al fijar el instante se
escenifica...”7

En esta línea de reflexión, es claro que el análisis


de los fenómenos sociales debe tener
presente y establecer los vínculos entre lo espacial y
lo histórico; lo temporal va ligado
necesariamente a lo espacial (y quizás otras dimensiones
como lo político o lo económico,
depende en cada caso).

Espacio y tiempo aparecen de esta manera como


dos categorías creadas por los seres
humanos, y empleadas por las Ciencias Sociales para
facilitar la comprensión, el análisis y la

7 COVO Jacqueline (Ed). Historia espacio e imaginario. Ed.


Diffussion Septentrion presses universitaires.
Villanueve d’Ascq (nord). 1997. p. 38.

8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO ]
organización de las experiencias y dinámicas sociales lo
cual permite comprender al ser en
cuanto ser social, en cuanto sujeto histórico y social a
la vez, es posibilitar la comprensión del
ser en su entorno y tiempo particular, dar cuenta
de su devenir y por ende del
desenvolvimiento y evolución de las complejas dinámicas
que se dan al interior de
determinada sociedad.
La noción de tiempo, de historia, es experiencial, remite
a la idea de individuos actuantes en
el marco de su sociedad la cual se sitúa en un
momento histórico especifico, la época en la
que se desenvuelve el sujeto le imprime un carácter
particular, le proporciona la escala de
valores que se sitúan y prevalecen en ese marco social,
le proporciona una cultura con unas
características propias que le otorgan pautas de
comportamiento, su sentido de
espiritualidad, su lenguaje y las simbologías que de él
se derivan.

En conclusión, la época, la dimensión temporal o histórica


imprime en el sujeto una huella
indeleble, lo condiciona; sin embargo, el sujeto social
también construye y le imprime
caracteres específicos a la sociedad de la que hace
parte, la crea, la construye y la recrea,
reproduce lo que ya está dado: es una relación de
ida y vuelta, una doble dimensión de
creación y condicionamiento.

Es en lo en donde se haya la bisagra que une lo


espacial con lo temporal, es la dimensión que
permite dar cuenta puntualmente de cómo se desenvuelven
las sociedades en los límites del
tiempo y el espacio y como son las características de
esos individuos que conforman el todo
social.

Sus ritmos de desplazamientos, sus patrones culturales,


su nivel de aprehensión y hasta
cohesión con otras culturas, la evolución e “involución” de
esa sociedad, en donde el espacio
geográfico es producto de esa construcción social y es
en sí mismo testimonio real y viviente,
además, presente de todo ese transcurrir de las
sociedades que a través del tiempo han
pasado sobre él.
La relación entre espacio-‐tiempo da cuenta de la
vivencia diaria de los sujetos dentro de la
sociedad. Es la sociedad la que condiciona la
configuración de ese espacio, desde luego, con
el pasar del tiempo y esto es lo que precisamente
permite vislumbrar cómo es el
comportamiento de la sociedad en un momento
determinado.

Por ejemplo, la configuración del mismo espacio físico no


es el mismo en todos los tiempos
históricos, ni todas las sociedades que pasan por el
mismo espacio físico son iguales, en
algún momento ese espacio fue un espacio natural no
intervenido por los seres humanos.

Supongamos que en determinado momento aparece una


comunidad de cazadores
recolectores y acondicionan ese espacio otrora un bosque
denso (por citar un ejemplo), para
instalar sus campamentos provisionales, para tal efecto
talan algunos árboles, retiran

9 [ ESPACIO GEOGRÁFICO E HISTÓRICO ]


malezas y demás. Sigamos suponiendo que conforme
pasa el tiempo esta comunidad de
cazadores recolectores encuentra una gran abundancia de
recursos que les permite vivir y
deciden asentarse de manera permanente y los
descendientes de los primeros pobladores
descubren la ganadería y la horticultura como medios
para obtener fuentes de alimento más
o menos permanentes; para tal efecto, deben deforestar
aún más para llevar a cabo estas
actividades, asimismo, la población ha aumentado, razón
por la cual se debe destinar más
espacio para más viviendas y otros espacios de uso
comunal.
Igualmente, los descendientes de estas personas deciden
entablar guerras con poblados
próximos a fin de obtener recursos fruto del saqueo,
para esto deben reconfigurar ese
espacio, acondicionándolo para proteger a los pobladores
ya sea de invasiones o de posibles
retaliaciones fruto de las guerras declaradas; levantan
empalizadas y murallas para este
propósito, y deben acudir a explotar los recursos de la
zona como madera y piedra, lo cual
también redunda en el cambio del aspecto del
paisaje, toda intervención humana, toda
acción por pequeña que parezca influye en esa sociedad
y en su configuración espacial.

La población sigue aumentando y paulatinamente van


apareciendo formas económicas más
complejas: aparecen artesanos y una clase de
comerciantes, esto atrae personas extranjeras
y la prosperidad de las tierras de los pobladores
indígenas resulta atractiva para muchos
otros que llegan buscando nuevos horizontes, el poblado
se va transformando en ciudad y
nuevamente se va reconfigurando el espacio para dar
cabida a más personas y a las nuevas
actividades económicas que se realizan.

En el sencillo ejemplo anterior se vislumbra que


aunque el espacio físico es el mismo, el
original que ocuparon esos primeros cazadores recolectores,
ha cambiado su configuración,
ese espacio en otro tiempo espacio natural
paulatinamente se ha ido transformando en
función de las necesidades de esos individuos de esas
sociedades que decidieron quedarse y
establecer sus vidas allí; es un espacio humanizado,
intervenido por la mano de los hombres
y mujeres producto de las dinámicas sociales y las
relaciones que establecen unos sujetos
con otros.
Pero ¿De qué manera pudimos establecer la evolución
y trasformaciones que sufrió ese
mismo espacio físico? Sencillamente a través de la
dimensión histórica, esta nos ha permitido
analizar las transformaciones ocurridas a través del
tiempo, nos ha permitido asimismo
comprender las dinámicas sociales que se llevaron a cabo
en ese espacio y nos permite dar
cuenta de las características (algunas) culturales de esas
sociedades que ocuparon el espacio
y desarrollaron su singularidad en él.

El transcurrir del tiempo de las sociedades no se limita


a una sucesión de eventos o sucesos
lineales, es una construcción social fruto de los procesos
de socialización, que comprende
continuidades y rupturas, cambios, distintos ritmos y
duraciones. El tiempo se sucede en

10 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO ]
muchas líneas simultáneamente no en una sola, única
inequívoca; esto desde luego porque
los sujetos viven en diferentes ritmos aunque coexistan en
el mismo tiempo histórico.

Es decir, es hablar de múltiples historicidades o


múltiples historias construidas por los
diversos actores sociales, que conforman una
macrohistoria o historia total y no hablar
solamente de una historia lineal donde no se mencionan
los ritmos o los entrecruzamientos
de las historias individuales como si todo el proceso
socializador fuera el mismo para todos
los individuos de una sociedad: al contrario, esa sociedad
es fruto de esa compleja trama e
interrelación de historias y ritmos individuales que
conforman la historia de esa sociedad en
cuanto totalidad.

La historicidad, la dimensión histórica pues, permite


establecer los nexos que se dan entre
los acontecimientos sociales y lo espacial, simplemente en
el abordaje de lo social como se
menciona al inicio no se pueden desligar las dimensiones
espacial e histórica si es que se
pretende realizar un análisis juicioso y más integral y si
se quiere detallado de las dinámicas
sociales, y desde luego esas categorías de espacio y
tiempo histórico son conceptos
humanos, construcciones sociales que permiten comprender
o más bien acercarse a la
comprensión de la complejísimas dinámicas e interacciones
que se presentan en la sociedad.

BIBLIOGRAFÍA
MORENO JIMÉNEZ, Antonio y Ma. Jesús MARRÓN GATE.
(ed.) Enseñar geografía de la
teoría a la práctica. Ed. Síntesis. Madrid,
1996.

PÉREZ LARA, Alberto. El nuevo sujeto histórico


frente a los desafíos de la emancipación en
América Latina.

ARÓSTEGUI, Julio. La investigación histórica: Teoría


y Método.

TORRES CARRILLO, Alfonso y Juan Carlos TORRES


AZOCAR. “Subjetividad y sujetos
sociales en la obra de Hugo Zemelman” UPN.
En:
www.pedagógica.edu.co/storage/folios/artículos/foli2_04arti.pdf

COVO Jacqueline (Ed). Historia espacio e imaginario.


Ed. Diffussion Septentrion presses
universitaires. Villanueve d’Ascq (nord). 1997.

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