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octubre-diciembre 2021

Vol. 5, No. 41, PP.362-372


e-ISSN: 2588-1000
https://www.journalprosciences.com https://doi.org/10.29018/issn.2588-1000vol5iss41.2021pp362-372

Terapia cognitivo conductual y esquizofrenia:


un estudio de revisión sobre su eficacia

Cognitive behavioral therapy and schizophrenia:


a review study on its efficacy
Jéssica Marithza Ortíz Fernández1; Lauro Esteban Cañizares Abril2;
{jessica.ortiz.51@est.ucacue.edu.ec; lauro.canizares@ucacue.edu.ec}
Fecha de recepción: 24 de octubre de 2021 ─ Fecha de aceptación: 14 de diciembre de 2021

Resumen: La Terapia Cognitivo Conductual (TCC) destaca en el tratamiento de la esquizofrenia


gracias a que dentro de las técnicas de intervención utilizadas se ha demostrado eficacia en el
tratamiento de síntomas negativos y parcialmente en síntomas positivos. El propósito de este
artículo es analizar la eficacia de las técnicas utilizadas en la TCC en pacientes con esquizofrenia.
Se realizó una revisión bibliográfica tomando en cuenta tres palabras claves TCC, esquizofrenia
y eficacia terapéutica de estudios publicados durante la última década. Se utilizaron las bases
de datos PubMed, ScienceDirect, Lilacs, Google Académico y SemanticScholar. Se hallaron un
total de 8 estudios controlados aleatorizados y un metaanálisis. Los principales hallazgos que
se han encontrado en la revisión bibliográfica son los siguientes, primero aunque la TCC parece
tener eficacia psicoterapéutica en el tratamiento de esquizofrenia es limitada, principalmente en
síntomas de carácter comportamental, síntomas positivos y síntomas asociados al funcionamiento
social, sin embargo no resulta ni más ni menos eficaz que otros modelos terapéuticos. Segundo la
TCC demuestra una aparente eficacia terapéutica sobre síntomas positivos generalmente aquellos
en donde ha sido combinada con programas psicofarmacológicos.
Palabras clave ─ Terapia Cognitivo Conductual (TCC), eficacia y esquizofrenia.

Abstract: Cognitive Behavioral Therapy (CBT) stands out in the treatment of schizophrenia
thanks to the fact that within the intervention techniques used, efficacy has been demonstrated
in the treatment of negative symptoms and partially in positive symptoms. The purpose of this
article is to analyze the efficacy of the techniques used in CBT in patients with schizophrenia. A
bibliographic review was carried out taking into account three key words CBT, schizophrenia
and therapeutic efficacy from studies published during the last decade. The PubMed,
ScienceDirect, Lilacs, Google Scholar and SemanticScholar databases were used. A total of

1
Licenciada en Psicología, Magíster en Recursos Humanos Organización y Gestión del Talento.
Estudiante de la Maestría: Psicología Clínica con Mención en Psicoterapia.
Universidad Católica de Cuenca, Posgrados Cuenca – Ecuador.
2
Psicólogo Clínico, Magíster en Neuropsicología Cognitiva.
Instituto de Neurociencias UCACUE. Universidad Católica de Cuenca, Posgrados Cuenca – Ecuador

Cómo citar:
Ortíz Fernández, J. M., & Cañizares Abril, L. E. (2021). Terapia cognitivo conductual y esquizofrenia: un estudio de revisión
sobre su eficacia. Pro Sciences: Revista De Producción, Ciencias E Investigación, 5(41), 362-372. https://doi.org/10.29018/issn.2588-
1000vol5iss41.2021pp362-372
Terapia cognitivo conductual y esquizofrenia: un estudio de revisión sobre su eficacia

8 randomized controlled studies and one meta-analysis were found. The main findings that
have been found in the bibliographic review are the following, first although CBT seems to
have limited psychotherapeutic efficacy in the treatment of schizophrenia, mainly in behavioral
symptoms, positive symptoms and symptoms associated with social functioning, however not it
is neither more nor less effective than other therapeutic models. Second, CBT shows an apparent
therapeutic efficacy on positive symptoms, generally those where it has been combined with
psychopharmacological programs.
Keywords ─ Cognitive Behavioral Therapy (CBT), efficacy and schizophrenia.

Introducción

L a esquizofrenia representa una de las enfermedades mentales cuyo espectro sintomatológico


recae significativamente sobre la calidad de vida de quienes la padecen, constituyéndose
como uno de los trastornos psiquiátricos que mayor desafío representan para la comunicad clínica,
psiquiátrica y neurocientífica alrededor del mundo durante las últimas décadas. Esta enfermedad
es considerada como una condición altamente discapacitante, que afecta a múltiples procesos
psicológicos y dimensiones biopsicosociales del paciente (DSM-5, 2013; Aznar et al., 2009; Wordl
Health Organization, 2000).
Los síntomas presentes en este trastorno influyen tanto a nivel cognitivo (delirios, alucinaciones y
alteraciones de lenguaje), emocional (aplanamiento afectivo), conductual (conducta desorganizada
y catatonía) y biopsicosocial (incapacidad para trabajar y para cuidar de sí mismo) (Vargas, 2013;
Ministerio de Salud, 2009; Benjamín et al., 2018; DSM-5, 2013; López et al., 2015).
En el mundo existen 450 millones de personas afectadas por trastornos mentales, entre ellas,
25 millones padecen esquizofrenia (Organización Panamericana de la Salud [OPS], 2009),
representando el 1% del total de la población mundial (Gauger, 2018; Caballo, 2007), calculando
alrededor de 2 millones de casos cada año a nivel global.
El interés científico de las últimas décadas se ha volcado hacia el desarrollo de modelos
explicativos fomentados en evidencia que proporcionen una aproximación objetiva sobre el origen
de la enfermedad o en su defecto de sus síntomas más característicos; en este sentido, muchos de
estos modelos apuntan a factores de carácter genético y hereditario, (Misiak et al (2018; Faraone et
al., 2002), anomalías neurobiológicas y neuropsicológicas (Wilson et al.,1998), uso de sustancias
(OPS, 2020) y modelos de desarrollo embrionario (Jáquez et al., 2017).
Por otro lado se tiene que tomar en cuenta que la esquizofrenia al ser una patología crónica
demanda de un tratamiento continuo de corte multidisciplinario, mismo que integra procesos
farmacológicos, psicoterapéuticos y neuromoduladores, los cuales permiten sobrellevar de mejor
manera los síntomas y la dinámica socio familiar del paciente.
Considerando lo antes mencionado, Fullana et al (2011), determina que la TCC se distingue por
ser un tratamiento breve y directo, cuyos objetivos persiguen la mejora sintomática y la resolución
del conflicto o en su defecto el control del problema. Dentro de su planificación, se plantea la
modificación de pensamientos, emociones y conductas disfuncionales, además de la práctica
repetitiva de habilidades aprendidas por medio de actividades enviadas para el hogar. Así mismo, los
objetivos de la TCC se focalizan en disminuir la vulnerabilidad del paciente, reducir su interacción
con eventos estresantes, aceptar la presencia del trastorno, aumentar las habilidades sociales,

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Terapia cognitivo conductual y esquizofrenia: un estudio de revisión sobre su eficacia

minimizar el riesgo de posibles recaídas, promover un control sintomático, modificar las conductas
desadaptativas y las distorsiones cognitivas derivadas de ellas, integrar al paciente al medio donde se
desenvuelve, generar conciencia de la realidad en la que vive eliminando creencias erróneas, controlar
los síntomas positivos y negativos persistentes pese al uso de fármacos, permitir la adherencia al
tratamiento y establecer consecuencias de pensamientos e imágenes negativas a través de la relación
entre cognición, afecto y conducta, esto con la colaboración del paciente y su familia (Aznar et al.,
2009; Haarmans, 2006; Labrador, 2011). De igual manera, la TCC parece tener mayor eficacia que
el tratamiento farmacológico cuando existen complicaciones en la salud mental del paciente a causa de
consumo de alcohol y drogas, mal estado de salud física y efectos colaterales (Consejo General de la
Psicología de España, 2012).

Metodología

Se realizó una revisión bibliográfica empleando las bases de datos: PubMed, ScienceDirect, Lilacs,
Google Académico y SemanticScholar, se hallaron un total de 8 estudios controlados aleatorizados
y un metaanálisis, así como la recopilación y análisis de la literatura científica publicada entre 2011
y 2021, en revistas indexadas en inglés, coreano y español, utilizando como palabras clave TCC,
esquizofrenia y eficacia terapéutica. Se analizó la eficacia de las intervenciones de la TCC en
pacientes con esquizofrenia.

Resultados

Los beneficios de la aplicación de la TCC para el tratamiento de la esquizofrenia durante las últimas
décadas, se han plasmado a través de estudios aleatorizados y ensayos clínicos sistematizados en
revisiones bibliográficas. Algunos de estos hallazgos se describen a continuación:
Por ejemplo, Echeburúa et al (2011), efectuaron un estudio durante cuatro semanas con el objetivo
de conocer la efectividad clínica de la TCC aplicada en una muestra de 44 personas entre 18 y
65 años con diagnóstico dual de ludopatía y esquizofrenia, sometidos a una evaluación final y de
seguimiento a los 3, 6 y 12 meses respectivamente. El grupo experimental (n=23) se sometió a
TCC para el juego patológico (técnicas: psicoeducación, control de estímulos, exposición gradual y
prevención de recaídas durante un mes), y terapia farmacológica estándar (benzodiacepinas durante
cuatro semanas), mientras el grupo control (n=21) recibió solamente el tratamiento farmacológico
estándar. Utilizaron el Cuestionario de Juego Patológico de South Oaks o CJP (Lesieur & Blume,
1987; Versión en español de Echeburúa, et al., 1994). Los resultados indicaron a los 3 meses de
seguimiento, el grupo experimental obtuvo una tasa de éxito en el tratamiento del 73,9% a los 3
meses de seguimiento, beneficio alcanzado solo en el 19% de participantes del grupo de control.
Sin embargo, la mejoría terapéutica del grupo experimental disminuyó a los 6 y 12 meses, con el
69.6% y el 60.87% respectivamente. Aunque los datos antes mencionados demuestran la relativa
efectividad de la TCC como terapia adyuvante para pacientes con esquizofrenia y juego patológico
bajo medicación, disminuyendo la conducta ludopática, no se reportan resultados sobre los síntomas
psicóticos propiamente.
De igual forma, Staring et al (2013), realizaron un estudio piloto en Ámsterdam con el fin de
evaluar si la TCC para el tratamiento de síntomas negativos (TCC-n), es eficaz en un periodo de
seis meses (20 sesiones) por medio de las técnicas de reestructuración cognitiva y juego de roles,
contaron con una muestra de 21 pacientes (ensayo abierto sin grupo de control). Emplearon la
Escala de Síndrome Positivo y Negativo (PANSS) (Kay et al., 1987), el Inventario de Depresión

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Terapia cognitivo conductual y esquizofrenia: un estudio de revisión sobre su eficacia

de Beck 2nda ed. o BDI-2 (Beck et al., 1996), Escala de Desesperanza de Beck o BHS (Beck et
al., 1974), la Escala de Actitudes Disfuncionales y Actitud de Desempeño Derrotista (DAS-DPA)
(Weissman, 1978) y el Estigma Internalizado de la Enfermedad Mental (ISMI) (Ritsher & Phelan,
2004). Para el análisis de datos emplearon la prueba t y análisis de regresión. La comparación pre
y pos tiramiento mostró una mejora significativa en la reducción de síntomas negativos (t = 6.16,
p = 0.000) y creencias disfuncionales (t = 3.84, p = 0.001), sugiriendo que la TCC-n parece eficaz
para reducir los síntomas negativos y las creencias disfuncionales relacionadas a las habilidades
cognitivas, desempeño, experiencia emocional y exclusión social. Sin embargo, ampliar el número
de técnicas como el entrenamiento en habilidades sociales y la psicoeducación., y focalizar la terapia de
manera individual y centralizada a cada uno de los síntomas negativos, con seguimiento a largo
plazo y complemento farmacológico, podría garantizar mejor efectividad en este tipo de pacientes.
Así mismo, Kim et al (2016), desarrollaron un programa de TCC de 8 semanas enfocado al
abordaje del estigma internalizado, la autoestima, la recuperación de la salud mental y la calidad de
vida en pacientes con esquizofrenia. Contaron con una muestra de 64 pacientes de Yangsan, Corea
con edades entre 20 y 59 años. El grupo experimental o GE (n= 32) se sometió a Comportamiento
Cognitivo y Fortalecimiento de Competencias. Por su parte, al grupo control o GC (n= 32) le fue
aplicado un programa TCC de Desarrollo de Capacidad Individual. Se emplearon; la Evaluación
Global de la Función o GAF (Endicott et al., 1976), PANSS (Kay et al., 1987), Escala de Estigma
Internalizado de Enfermedades Mentales o ISMI (Ritsher & Phelan, 2004), Escala de Autoestima o
SES (Rosenberg et al., 1965), Medida de Recuperación de la Salud Mental o MHRM (Bullock et
al., 2005), la Calidad de Vida de la Organización Mundial de la Salud o WHOQOL desarrollada por la
OMS, utilizando una escala nacional (Min et al., 2000). El análisis estadístico consistió en la prueba
t, prueba x2 y ANOVA de medidas repetidas con el programa estadístico SPSS. Los resultados
demostraron mejoras significativas en ambos grupos nivel de estigma internalizado (GE p = 0.001
vs. GC p 0 =.001), autoestima (GE p = 0.003 vs. GC p = 0.001). Sin embargo para la recuperación
de la salud mental, solo el grupo de control obtuvo beneficios de significancia (GE p = 0. 651 vs.
GC p = 0.001), mientras que ninguno de los 2 grupos manifestó resultados positivos en la variable
calidad de vida (GE p = 0.106 vs. GC p = 0.818). Estos datos sugieren limitaciones terapéuticas en la
TCC para el tratamiento de síntomas específicos, mismas que podrían subsanarse complementando la
terapia con fármacos de base, y programas más prolongados.
De la misma forma, Kukla et al (2018), realizaron un ensayo controlado aleatorio que comparó
a una muestra de 75 pacientes esquizofrénicos divididos en 3 grupos con el propósito de mejorar
su desempeño laboral y neurocognitivo (reestructuración de pensamientos, cognición social y
resolución de problemas). El grupo control (n = 25) recibió apoyo vocacional, el grupo experimental
1 (n=25) recibió TCC centrado en el trabajo, y el grupo experimental 2 (n = 25) recibió TCC +
Remediación Cognitiva o CR. Se utilizó el Inventario de Comportamiento Laboral (Bryson et al.,
1997), la Batería Cognitiva de Consenso MATRICS (Nuechterlein et al., 2008) y el test PANSS (Kay
et al., 1987). Los análisis preliminares examinaron las diferencias entre los grupos de estudio utilizando
ANOVA y Chi cuadrado dando como resultado que, los participantes en la condición experimental
2 (TCC + CR) trabajaron significativamente más horas y tuvieron una trayectoria más positiva en
la mejora del rendimiento y calidad del trabajo global en comparación con el grupo experimental
1 y el grupo de control respectivamente F (1, 39.6) = 6.15, p = 0.018. Asimismo, el grupo TCC
+ CR también presentó un aumento significativo general de neurocognición que continuó hasta el
seguimiento de 12 meses en relación al grupo experimental 1 y al grupo de control, particularmente
en los dominios de aprendizaje verbal y cognición social, F (1, 43) = 11,50, p = 0,002. Los resultados
sobre TCC + CR sugieren eficacia para mejorar el funcionamiento laboral y la neurocognición en esta
población. Sin embargo, la sintomatología positiva sigue representando un desafío que la TCC por sí

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Terapia cognitivo conductual y esquizofrenia: un estudio de revisión sobre su eficacia

sola no parece solucionar, ante lo cual la pertinencia de mantener un complemento farmacológico al


programa de TCC, resulta indispensable a fin de lograr un espectro terapéutico más amplio en pro de
la calidad de vida del paciente esquizofrénico.
Complementariamente, Guo et al (2018), realizaron un ensayo controlado, aleatorio y multicéntrico
con el objetivo de conocer los efectos de la TCC breve en pacientes con esquizofrenia de Beijing-
China, con edades comprendidas entre los 18 y 60 años. Se contó con una muestra de 220
participantes bajo medicación con clorpromazina durante cuatro semanas asignados a 2 grupos, el
grupo experimental (n=110), recibió TCC (técnica de resolución de problemas) más tratamiento
habitual del comportamiento (TAU) y, el grupo control (n=110) por su parte, recibió únicamente
TAU. Emplearon los instrumentos PANSS (Kay et al., 1987), el Programa para Evaluar la Percepción
(SAI) (David, 1990), Escala de Desempeño Personal y Social (PSP) (Tianmei et al., 2011; Morosini
et al., 2000) y el Inventario de Depresión de Beck-II (BDI-II) (Beck et al, 1996), los análisis se
realizaron por medio de la prueba t, prueba U de Mann-Whitney, prueba de Pearson y ANOVA. En
la evaluación posterior al tratamiento y tras un seguimiento de 12 meses, el 37,3% de pacientes del
grupo experimental mostraron una respuesta clínicamente significativa (p = 0,003) en los síntomas
generales, la percepción y el funcionamiento social, en relación al 19,1% de pacientes del grupo de
control. Resultados indican que aunque se registran beneficios terapéuticos con TCC en pacientes
esquizofrénicos, los mismos no alcanzan resultados del todo satisfactorios a nivel estadístico, con
una mejoría sintomatológica en menos de la mitad de pacientes en el grupo experimental, por lo que
más investigación en este aspecto es meritoria. Además, cabe indicar que en este estudio, el rango
de edad de la muestra es bastante amplio, pudiendo haber afectado los resultados y sugiriendo la
necesidad de trabajar con muestras más homogéneas para resultados más claros.
Por su parte, Liu et al (2019), ejecutaron una evaluación preliminar de la eficacia de
una intervención breve de TCC centrada en la prevención de recaídas y síntomas positivos de
esquizofrenia. Se utilizó una muestra total de 64 participantes de Beijing-China, cuyas edades
oscilaban entre los 16 y 45 años. El grupo experimental (n= 35) recibió técnicas TCC de retribución de
síntomas y estrategias de afrontamiento, en tanto el grupo control (n=29) recibió tratamiento habitual
de comportamiento (TAU). Ambos grupos recibieron tratamiento farmacológico (clorpromazina
durante 62 semanas). Se usaron la Escala de Síndrome Negativo (PANSS versión china) (Kay et al.,
1987; Tianmei et al., 2004), Escala de Calificación de Síntomas Psicóticos (PSYRATS) (Haddock
et al., 1999), Programas para Evaluar la Percepción (PEP) (David, 1990) y la Escala de Desempeño
Personal y Social (DPS) (Tianmei et al., 2011). Para el análisis de datos se emplearon las pruebas t
de muestra independiente, chi-cuadrado y Mann-Whitney U test. Los resultados evidenciaron que
el grupo experimental manifestó un efecto favorable durante las 62 semanas F (1,78) = 11,866, p =
0,001 en reducción de síntomas positivos en comparación al grupo control, igualmente, el grupo de
TCC mostró mayores disminuciones en la patología general (conducta desorganizada, aplanamiento
afectivo, funcionamiento social) durante las 62 semanas F (1,78) = 13,890, p = 0,000). Sin embargo
no hubieron diferencias significativas entre ambos grupos en cuanto hospitalización (p= 0.06). A
nivel general los pacientes del grupo de intervención presentaron mejoras significativamente
mayores en los síntomas positivos, psicopatología general y funcionamiento social, así como tasas
de recaída significativamente más bajas, en comparación con el grupo de control, a pesar de esto se
tiene que considerar factores tales como, el tamaño reducido de la muestra, el corto rango de edad
lo cual genera que exista menos homogeneidad sociodemográfica y esto a su vez podría influye en
la confiabilidad de los resultados, por otra parte, contaron con un periodo de tratamiento prolongado
en conjunto con tratamiento farmacológico estos factores pueden justificar la aparente eficacia de la
terapia. Sin embargo, una muestra más amplia podría dilucidar si la TCC es o no del todo efectiva en
pacientes con esquizofrenia en tanto se mantenga el complemento farmacológico.

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Terapia cognitivo conductual y esquizofrenia: un estudio de revisión sobre su eficacia

De igual manera, Pribadi et al (2020), desarrollaron un estudio con el objetivo de conocer la efectividad
de un programa TCC grupal para reducir el riesgo de comportamiento violento en pacientes
con esquizofrenia mediante la técnica de Estimulación de la Percepción por Objetivo (identificar
experiencias del comportamiento violento). Se usó una muestra de 18 pacientes con antecedentes de
conducta violenta internados en el hospital psiquiátrico de Lampung-Indonesia (ensayo abierto sin
grupo de control). En el proceso emplearon un análisis univariado y bivariado utilizando la prueba
t pareada (con la intención de comprobar si la media entre pares de medias es o no igual a 0), para
el análisis del programa terapéutico empleado. Los resultados indicaron que la puntuación media
pre-tratamiento del programa TCC grupal en la estimulación de percepción para reducir el riesgo de
violencia fue de 7,94 (DE ± 2,838), mientras que la puntuación en el pos-tratamiento fue de 10,50
(DE ± 2,203) (p = 0,000). Para finalizar, el programa de TCC manifestó una eficacia significativa
en la reducción del riesgo de violencia en estos pacientes. Sin embargo, la muestra utilizada es
relativamente pequeña, además, con pacientes en internamiento es más factible manejar el control
conductual en comparación con pacientes no internados. El internamiento implica también estar
bajo medicación, por lo que este factor sigue siendo importante como tratamiento base. Otro punto
importante implica que el estudio no trabaja sobre síntomas positivos (alucinaciones y delirios), sino
sobre conducta, por lo que nuevamente se refuerza la idea de que los síntomas positivos no se reducen
o eliminan por medio de la TCC por sí sola, sino solo cuando existe una base farmacológica en el
tratamiento.
Finalmente, Kashani et al (2021), realizaron un estudio con el objetivo de examinar la efectividad
de la TCC para mejorar las habilidades de autocuidado en 19 mujeres con esquizofrenia crónica de
entre 25 y 55 años pertenecientes al Hospital de Hejazi en Mashhad, Irán. La muestra fue asignada
aleatoriamente a un grupo de experimentación (n=9) que recibió TCC grupal con uso de técnicas
de autocuidado para pacientes con esquizofrenia crónica que padecen de regresión progresiva y
a un grupo control (n=10) sometido a cuidados médico-psicológicos rutinarios. Emplearon los
instrumentos Self-Care Skills Checklist ad-hoc (Kashani et al., 2021) y PANSS (Kay et al., 1987).
Para el análisis de datos se aplicó la prueba no paramétrica de Friedman, Chi-cuadrado, pruebas
exactas de Fischer y prueba U de Mann-Whitney. Los resultados de la prueba U de Mann-Whitney
indicaron que la puntuación media del autocuidado total y la variación de los síntomas
psicopatológicos generales en el grupo experimental fue significativamente mayor en post
intervención (p = 0,001, d de Cohen <2) en comparación del grupo de control. Además, hubo una
variación significativamente mayor durante las etapas de posintervención y seguimiento a los 6 meses
(p <0,05, d de Cohen <0,50). Para concluir, el presente estudio ha enfatizado en terapia focalizada
en los aspectos conductuales (autocuidado), aunque no especifica en los objetivos la reducción de
síntomas positivos, lo que implica una limitación en el tratamiento de síntomas positivos por medio
de la TCC. Por otra parte, la muestra utilizada fue de tan solo 9 pacientes en el grupo experimental,
cifra poco significativa a nivel estadístico como para generalizar los efectos positivos de la terapia,
considerando también que dichos pacientes se encontraban bajo medicación, variable que pudo
influenciar los resultados obtenidos.
En complemento, cabe considerar los resultados de Laws et al (2018), expuestos en su estudio meta
analítico con el objetivo de determinar la eficacia de la TCC en el tratamiento de la esquizofrenia.
Seleccionaron 36 ensayos controlados aleatorios (ECA) de los cuales, 27 evaluaron el
funcionamiento (1579 participantes), 8 evaluaron niveles de angustia (465 participantes), y
10 evaluaron la calidad de vida (592 participantes). Seleccionaron estudios con participantes
diagnosticados clínicamente con esquizofrenia y psicosis funcional esquizoafectiva o no afectiva,
además los ensayos requerían evaluar niveles de funcionamiento, angustia o calidad de vida, también
realizaron comparaciones con grupos de control (lista de espera, TAU o una intervención diseñada

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Terapia cognitivo conductual y esquizofrenia: un estudio de revisión sobre su eficacia

para controlar los efectos no específicos de la psicoterapia). La búsqueda sistemática la realizaron


mediante PubMED y Scopus. En el análisis estadístico emplearon la g de Hedges, indicando que
el tamaño del efecto combinado para la variable funcionamiento fue pequeño pero significativo
para el final del ensayo (0,25: IC del 95%: 0,14 a 0,33); aunque dejó de ser significativo durante el
seguimiento (0,10 [IC del 95%: -0,07 a 0,26]). Por otra parte, la TCC-p no mostró ningún beneficio
significativo para mejorar la calidad de vida (0.04: IC del 95%: -0,12 a 0,19) a largo plazo.

Discusión

La información aquí proporcionada sugiere que la TCC aplicada en pacientes con diagnóstico de
esquizofrenia demuestra relativa eficacia, particularmente en el abordaje de variables de tipo
comportamental y de funcionamiento social (Echeburúa et al., 2011; Staring et al., 2013; Kim et
al., 2016; Kukla et al., 2018; Guo et al., 2018; Liu et al., 2019; Pribadi et al., 2020; Kashani et al.,
2021). Estos estudios se muestran mayoritariamente similares a los de otros modelos de terapia
aplicados a los grupos de control (ej. TAU, IBP, PTD). Así mismo, se pudo identificar un pequeño
efecto a corto plazo sobre estas variables, los cuales tienden a disminuir en post-tratamiento. Por
su parte, la disminución de alucinaciones y delirios, sigue representando un desafió que parece
ceder prioritariamente a los programas psicofarmacológicos, en tanto los estudios analizados no
manifiestan significancia estadística a favor de la TCC aplicada por sí sola (Staring et al., 2013; Kim
et al., 2016; Kukla et al., 2018; Pribadi et al., 2020; Kashani et al., 2021). Los síntomas positivos,
particularmente alcanzan mejoras bajo el efecto combinado de los antipsicóticos con modelos
de psicoterapia como la TCC, aunque también con aquellos ya mencionados como TAU o PTD
(Echeburúa et al., 2011; Guo et al., 2018; Liu et al., 2019).
En complemento, resulta relevante considerar que aquellos pacientes que recibieron programas de
tratamiento combinado (ej. TCC+RC), en comparación con aquellos que se sometieron a tratamiento
de TCC aislado, obtuvieron resultados más eficaces a nivel de reducción sintomática específica,
aunque con limitaciones durante los procesos de seguimiento y principalmente focalizados hacia
síntomas conductuales y de ajuste psicosocial, tomando en cuenta lo mencionado por (Kukla et al.,
2018). En este sentido, la combinación con fármacos ha resultado la más promisoria en cuanto al
abordaje de alucinaciones y delirios, lo cual reafirma a la psicosis como una condición altamente
desafiante a nivel terapéutico para la TCC por sí sola.
Con respecto al tamaño de las muestras, cabe considerar que en algunos de los estudios cuyos
resultados fueron favorables para los grupos experimentales, el número de participantes tendía
a ser demasiado pequeño (Staring et al., 2013; Pribadi et al., 2020; Kashani et al., 2021), lo cual
limita la aparente eficacia del tratamiento en términos de alcance e inferencia estadística y a su vez,
implica la necesidad de nuevos estudios con muestras más representativas. Del mismo modo, pudo
identificarse que estudios como los de Echeburúa et al (2011), Kim et al (2016), Guo et al (2018),
Liu et al (2019) y Kashani et al (2021), utilizaron muestras cuyos rangos de edad fueron relativamente
amplios, afectando por tanto, la homogeneidad sociodemográfica de los mismos y demandando una
interpretación cautelosa de sus correspondientes resultados.

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Terapia cognitivo conductual y esquizofrenia: un estudio de revisión sobre su eficacia

Conclusiones

La aplicación de la TCC en pacientes con esquizofrenia refleja mejoras importantes reportadas en


las investigaciones seleccionadas para la presente revisión. De todos modos, estos resultados bien
pudieron obedecer al efecto sinérgico producido por la mencionada combinación con fármacos, en
tanto la complementariedad de estos dos enfoques ha sido evidenciada en las investigaciones de
Echeburúa et al (2011), Guo et al (2018) y Liu et al (2019), mismos que a pesar de contar con
limitaciones metodológicas como las expuestas en puntos previos, sugieren que esta combinación
parece garantizar una atención relativamente beneficiosa para pacientes con diagnóstico dual,
síntomas negativos, síntomas positivos en ciertos casos, estigma internalizado, desempeño laboral,
comportamiento violento y autocuidado. Del mismo modo, la TCC demuestra resultados parcialmente
efectivos entre pacientes con esquizofrenia, en tanto sea combinada con otras aproximaciones
psicoterapéuticas, particularmente en la reducción de síntomas negativos, estigma internalizado y
comportamiento violento. Estos efectos se muestran también parcialmente efectivos en el aumento
del desempeño laboral y el autocuidado gracias a técnicas como la psicoeduación, el control de
estímulos, la exposición gradual, la reestructuración cognitiva, el juego de roles y la remediación
cognitiva entre otros. Más evidencia y depuración metodológica para los ensayos clínicos aleatorizados
sigue siendo sin embargo necesaria, en particular en lo referente a la combinación con fármacos
antipsicóticos en pro de la reducción de alucinaciones, delirios y pensamiento desorganizados,
factores sintomatológicos aún lejos de ser controlados por la TCC aplicada aisladamente.
Como punto final la psicofarmacología en los pacientes esquizofrénicos resulta la técnica de
mayor eficacia en la reducción de alucinaciones, delirios y pensamientos desorganizados, la gran
contra parte de este modelo sigue siendo los efectos colaterales que causan los medicamentos,
aunque son efectivos, prioritarios y básicos para la reducción de síntomas positivos que la TCC
por sí sola no logra tratar, pues de momento existe una nueva tendencia psicoterapéutica bastante
efectiva y con suficiente evidencia que se está fortaleciendo en las últimas décadas para tratar la
esquizofrenia, especialmente los síntomas positivos como una alternativa a la psicofarmacología y
que puede combinarse con TCC dando buenos resultados denominada neuromodulación no invasiva,
particularmente la estimulación magnética transcraneal y la estimulación eléctrica por corriente
continua de acuerdo con los estudios realizados por, Marzouk et al (2020), Kindler et al (2013) y
Paillère-Martinot et al (2017). La estimulación cerebral no invasiva representa en hora buena una
nueva puerta que se abre para comprender mejor la enfermedad de la esquizofrenia y sus síntomas,
lo que nos permitirá entender mejor los componentes cerebrales tras la enfermedad y sobretodo
alcanzar tratamientos efectivos.

Referencias bibliográficas

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DSM-5. American Psychiatric Publishing.
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