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El sistema educativo del siglo XXl debe ajustarse a las circunstancias de la época así como a

los nuevos estilos de aprendizaje de los estudiantes, quienes demandan modelos pedagógicos
activos como fundamento de su instrucción. García Pérez (2000) afirma que la actualización
del panorama educativo comienza con un examen cuidadoso del modelo didáctico ideal, así
como de la estructura y dinámica operativa de las instituciones educativas. Se destacan como
resultado los modelos didácticos que ponen un fuerte énfasis en los mecanismos que
sustentan la creación de conocimiento a partir de proyectos y problemas.

Por ello, desde principios del siglo XXI se han realizado esfuerzos para reestructurar los
planes de estudio del sistema educativo mexicano utilizando métodos pedagógicos
constructivistas y por competencias. Esto está en línea con las perspectivas de escritores
como Aguerrondo (1999), Díaz Barriga (2006), De la Torre (2008), Ortiz (2011) y Larraga
(2012), quienes destacan la necesidad de un cambio significativo en los modelos educativos.
debido a las características y exigencias de la sociedad actual, donde la información y la
aplicación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son
omnipresentes.

De tal forma que, el aprendizaje basado en proyectos fomenta un método de trabajo que
favorece la investigación. De esta forma, utilizar conceptos al interactuar con la información
impulsa la exploración de una realidad (Martin y Rodriguez, 2015). Según Díaz Barriga
(2006), al realizar un proyecto, los estudiantes se involucran en comportamientos productivos
y cooperativos en apoyo a la construcción creativa del conocimiento. El proceso de
enseñanza-aprendizaje adquiere un nuevo significado para el estudiante al utilizar la
metodología basada en proyectos porque le permite desarrollar dinámicas cooperativas que lo
colocan en situaciones en las que debe hacer sugerencias.

De acuerdo con el autor Bender (2014), el ABP debe fructificar el uso de proyectos genuinos
y realistas, basados en una pregunta, tarea o problema altamente atractivo relacionado con el
contexto en el que se vive. Dicho modelo tiene sus inicios en las bases del constructivismo,
que se generó partiendo del trabajo de psicólogos y educadores como Dewey (1995), Piaget
(1977) y Vygotsky (1962), es la base de este modelo.

En el caso propio del ABP en la educación mexicana sufre de distintas vertientes, pues la
Secretaría de Educación Pública (SEP), en la década de los noventa, ya proponía principios
constructivistas en el caso específico del programa de Educación Preescolar Plan 92, que
fundamenta las condiciones y organización del trabajo en dicho nivel educativo. Este
programa propone la metodología por proyectos bajo el principio globalizador de una
perspectiva pedagógica flexible.

De este modo se plantea la organización didáctica y la organización de juegos y actividades


en torno a una pregunta generadora, un problema o una actividad concreta a realizar (SEP,
1992). En el programa de educación preescolar 2004 se incluyó el término de metodología
por proyectos como una de las diversas opciones metodológicas para el desarrollo de
competencias.
Siguiendo con las modificaciones que a lo largo de los años se le da a los planes de estudio en
las escuelas públicas de México, llegó el modelo educativo 2017 de la SEP, el cual plantea
que uno de sus principales objetivos es que los maestros construyan ambientes educativos
que fomenten interacciones significativas, creativas e innovadoras para alcanzar los objetivos
en condiciones de equidad (SEP, 2017), de ahí que sugiera el uso de metodologías como el
ABP, iniciando su uso no solo en el nivel preescolar sino también en los niveles de primaria y
secundaria.

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