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“DEFESA LEGÍTIMA Y CUMPLIMIENTO DE UN

DEBER”.

PROF. FRANCISCO PEREZ REYES.

ALUMNO: MARIO MARMOLEJO MELENDEZ.

ID: 00618570

CRN: 50147

LICENCIATURA EN DERECHO

8-FEBRERO-2022
“Caso”

Un ciudadano con cuchillo en mano camina hacia un agente de policía quien a su


vez retrocede y parece estar hablando con el ciudadano. De pronto, el ciudadano
corre hacia el policía lanzando una cuchillada mientras el agente detona varias
veces su arma. El ciudadano continúa lanzando cuchilladas y el agente, mientras
las evita, pierde el equilibrio y se impacta con un vehículo estacionado. En ese
momento el ciudadano, se ve desorientado y finalmente cae. Según lo visto, se
presume que al menos se encuentra en estado agonizante en ese momento. El
agente se levanta y se toca la cara con dolor o preocupación.

En el presente planteamiento se verá el punto de vista del defensor

bajo la perspectiva de qué se actuó en legítima defensa:

Como se muestra en el video, el policía actuó para repeler una agresión real,
actual e inminente (como refiere el artículo 12 de la Ley Nacional del Uso de la
Fuerza (LNUF)) y en defensa de su vida, como bien jurídico a proteger. La vida es
un bien inmaterial, un derecho fundamental y por tanto es justo y legítimo,
defenderlo y preservarlo.

Así lo dispone el artículo 4, fracción primera de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos que refiere que “Toda persona tiene derecho a que se respete
su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del
momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.”
La actuación del policía fue inevitable, la acción ejercida tuvo como fin en sí mismo
eliminar la situación de amenaza ante la privación del derecho de este bien
jurídico (su vida), como bien no restituible y puesto en peligro por una amenaza
inminente por medio de un ataque con un instrumento letal respondiendo en
legítima defensa.

Tal derecho a la legítima defensa se menciona en el artículo 10 Constitucional


cuando expresa que: “Los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos tienen
derecho a poseer armas en su domicilio, para su seguridad y legítima defensa,

Además de esto, el Código Nacional de Procedimientos Penales (CNPP) en su


artículo 405 prevé para una sentencia absolutoria, en su fracción II a la legítima
defensa como causa de justificación para la conducta típica y antijurídica
efectuada por el agente en el presente caso.

II. Son causas de justificación: el consentimiento presunto, la legítima defensa, el


estado de necesidad justificante, el ejercicio de un derecho y el cumplimiento de
un deber, Pero ¿por qué legítima defensa? Pues bien, por un lado, está la
actuación del agente y por el otro, la actuación del occiso. Ambas poseen ciertas
características que permiten presumir dicha legitimidad en favor del agente. En el
artículo 10 de la LNUF en su tercera fracción, queda clasificada la conducta del
occiso:

“Artículo 10. La clasificación de las conductas que ameritan el uso de la fuerza,


ordenadas por su intensidad, es:

III. Resistencia de alta peligrosidad: conducta de acción u omisión que realiza una
o varias personas, empleando la violencia, el amago o la amenaza con armas o
sin ellas para causar a otra u otras o a miembros de las instituciones de seguridad,
lesiones graves o la muerte, negándose a obedecer órdenes legítimas
comunicadas de manera directa por los sujetos obligados, quienes previamente se
han identificado como autoridad. Contra la resistencia de alta peligrosidad podrán
oponerse los mecanismos de reacción a los que se refieren las fracciones I, II,
III,IV y V del artículo anterior.”

Ahora bien, la fracción V del artículo 9 justifica el uso de la fuerza letal para la
conducta presentada por el occiso: “V. Fuerza Letal: su límite es el cese total de
funciones corporales. Se presume el uso de la fuerza letal cuando se emplee arma
de fuego contra una persona.” Por otro lado, como decíamos, la respuesta del
agente posee sus propias cualidades que la justifican.

Las Naciones Unidas en el artículo 9 de sus Principios Básicos sobre el Empleo de


la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer
Cumplir la Ley que expresa, entre otras cosas, lo siguiente:

9. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no emplearán armas de


fuego contra las personas salvo en defensa propia o de otras personas, en caso
de peligro inminente de muerte o lesiones graves, o con el objeto de detener a una
persona que represente ese peligro y oponga resistencia a su autoridad.

En cualquier caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando
sea estrictamente inevitable para proteger una vida.

Sumándose a lo anterior; en el artículo 4 de la LNUF, en su fracción primera hace

referencia al principio de “absoluta necesidad” como un fundamento para el uso de

la fuerza.

“I. Absoluta necesidad: para que el uso de la fuerza sea la última alternativa para
tutelar la vida e integridad de las personas o evitar que se vulneren bienes
jurídicamente protegidos o con el fin de mantener el orden y la paz pública, al
haberse agotado otros medios para el desistimiento de la conducta del agresor”

Mientras que, en el artículo 6 de la LNUF, se puntualiza la graduación para el


ejercicio de la fuerza, desde la persuasión hasta la muerte. En su fracción séptima
dispone que: utilizar la fuerza letal como una acción excepcional, permitiendo el
uso de armas menos letales o de fuego con la finalidad de repeler y neutralizar la
agresión, no teniendo otra opción para proteger la vida de las personas ajenas o la
propia, a sabiendas que existe un alto riesgo de causar la muerte del agresor”.

El agente ni siquiera disparó primero, no atacó primero, sino que respondió a la


agresión letal. Se limitó a esto, pues las posibilidades de reaccionar de otra
manera habían sido reducidas por la misma conducta amenazante y persistente
del occiso.

Esto responde a preguntas como: “¿por qué no le disparó al suelo a modo de


advertencia? ¿por qué no le hirió las piernas?”, o “¿y por qué no desarmarlo
aprovechando el entrenamiento físico que tienen los agentes?” Pues bien, el
hecho de que el agente hiciera uso de su arma a una distancia tan corta pudiera
haber provocado la conducta de ataque por parte del occiso por susto o por una
reacción defensiva ante la amenaza que representa el acto de disparar. Como se
ve, esto no hubiera dejado de ser riesgoso para la vida del agente, dada la
situación.

Además de que, toda persona entrenada no deja de poner su vida en riesgo


cuando decide desarmar a alguien a mano limpia y no es prudente ponerse en
visible desventaja teniendo a su disposición el equipo necesario para evitar
agresiones.

Cabe destacar que durante la intervención del agente no medió provocación.


Cuando una persona provoca, se acerca; cuando una persona trata de minimizar
la situación, se aleja. Ahora bien, vemos que el occiso es quien se aproxima y el
policía es quien se aleja. Por lo tanto, es el policía quien trata de minimizar y/o
evitar la situación que se preveía. Además de esto, la provocación suele tener
entre sus elementos la humillación, la amenaza, el sometimiento, la coerción, la
persecución, entre otros.

En el video no aparece, por parte del agente, ninguno de esos elementos, sino
todo lo contrario: al agente se le ve haciendo señas con la mano tratando de
apaciguar al ciudadano e incluso acciona su arma hasta después de que el occiso
se lanzara contra él.
Es por ello, que se concluye, que de parte del policía tampoco hubo provocación
alguna para que los hechos se dieran de la lamentable forma en que se dieron,
sino todo lo contrario, él mismo evitó cualquier forma de violencia contra el
individuo hasta que no tuvo otra opción.

Por lo tanto, una vez expuesto todo lo anterior, queda claro que la respuesta del
agente fue proporcional no en tanto al instrumento en sí (arma de fuego vs. Arma
blanca), sino en tanto al uso de la fuerza sobre ese objeto (fuerza letal). El occiso
lanzando cuchilladas y el policía respondiendo con impactos de su arma.

En pocas palabras, la respuesta del agente fue letal ante una agresión real, actual
e inminente y con fines letales. Como se ha visto, no había otra forma de
responder. El ataque del occiso fue veloz, apenas dando tiempo a que el agente
diera los disparos necesarios para hacerlo retroceder y cesar su conducta.

Al llevarse a cabo esta acción, la víctima se convierte en victimario y es sometida


al aparato de justicia como un presunto delincuente hasta que se demuestre lo
contrario, sin embargo, en estos casos el abogado defensor debe acreditar la
legítima defensa para desvirtuar el delito que se le imputa a su defendido.

Es importante mencionar que la Legítima Defensa es una causa de exención de la


responsabilidad penal o de atenuación de la condena, si se ha excedido en su
uso, cuando la comisión de un hecho ilícito, tipificado como tal, lo ha sido con fines
de defenderse de un ataque a su persona y/o a sus bienes como ya lo mencioné.

Debe ser estrategia del abogado defensor procurar el desahogo de datos de


prueba material que contraiga los datos y medios de prueba de cargo en las
audiencias en que se determine el control de detención, los hechos de la
imputación formal, las medidas cautelares del carácter personal o real, y la
vinculación del imputado a proceso. Lógicamente, esta exigencia procesal se
exige así mismo para la audiencia de juicio oral. La mayoría de nuestras
codificaciones acusatorias han admitido la suspensión de la audiencia intermedia y
devolver los autos a la etapa de investigación cuando se demuestra que no se ha
otorgado al imputado el derecho de ofrecer prueba de descargo, o que, ofrecida
por él durante esa etapa, no fue debidamente diligenciada por el agente del
Ministerio Público.

Teoría del caso del Ministerio Público Aspectos que Ministerio Público puede
considerar para desarrollar y fundar su teoría del caso: El agente (en adelante “el
imputado”) no actuó en legítima defensa, pues esta no consiste en la mera
respuesta letal para repeler un ataque inminente, real y actual, sino que supone la
respuesta responsable y menos perjudicial para ambas partes. La Ley Nacional
sobre el Uso de la Fuerza (LNUF), misma a la que se apegan los agentes y todos
los cuerpos de seguridad a nivel nacional, puntualiza acciones alternas y
graduales para que los cuerpos de seguridad respondan de manera eficiente,
neutralizando la agresión en un máximo grado de cuidado a los Derechos
Humanos. Esto se puede corroborar si se revisan los artículos 6, 9, 11 de la citada
ley.

En el artículo 6, fracciones cuarta a sexta se lee: “Artículo 6. El impacto del uso de


la fuerza en las personas estará graduado de la siguiente manera:

IV. Inmovilización: utilizar la fuerza física con intensidad, pudiendo emplear


medios o equipos destinados a restringir la movilidad de las personas para lograr
su aseguramiento;

V. Incapacitación: utilizar la fuerza física con máxima intensidad, permitiendo el


empleo de armas menos letales, así como sustancias químicas irritantes que
perturben las funciones sensoriales, con la finalidad de neutralizar la resistencia y
la violencia, teniendo alta probabilidad de causar lesiones que no pongan en
riesgo la vida del agresor;

VI. Lesión grave: utilizar la fuerza [epiletal], permitiendo el uso de armas menos
letales o de fuego con la finalidad de neutralizar a los agresores y proteger la
integridad de la autoridad o de personas ajenas, con alta probabilidad de dañar
gravemente al agresor, y Por lo que quedan algunas cuestiones por responder:
¿No cuenta la policía con equipo para inmovilizar a las personas violentas? ¿No
tenía suficiente espacio para accionar antes de que el occiso siquiera levantara el
arma? ¿No cuenta la policía con irritantes o armas menos letales que aturdan y/o
inmovilicen a las personas? De ser así, ¿no está entrenado para usarlas? ¿Por
qué no las usó? ¿Por qué usar el arma como primer y única herramienta para
neutralizar al agresor? ¿Por qué esperar hasta que la mera presencia del
uniformado y la persuasión fallaran para así pasar directamente al uso del arma?
¿Por qué ceder a lo que gritaba la ciudadana: “¡Tírale! ¡Es legítima defensa!”?

Por ello se insiste en que no actuó en legítima defensa, pues no hubo conducta
diligente -como exige el artículo 11, fracción I, inciso c- en aplicar los distintos
grados de impacto de la fuerza previstos en el artículo 6, mencionado
anteriormente. Por ello, fue el mismo agente quien, por su comportamiento lento y
desordenado, propició que el occiso mantuviera su postura e incrementara en el
tiempo el grado de gravedad de su conducta hasta que culminó irremediablemente
en el enfrentamiento entre este y el occiso.

Dicho lo anterior, se le imputa de faltar a dichos artículos, así como se desestima


la presunción de “legítima defensa” que sostiene la defensa. Además, se
contemplan distintas formas de anticipar la agresión.

Es labor del agente anticiparse y sumándose a lo anterior, se sostiene que actuó


de manera excesiva y se solicita lo expreso en el Código Penal para el Estado de
Aguascalientes (CPEA), artículo 27, fracción quinta, en su quinto párrafo, el cual
refiere: “Artículo 27.- Causas de Justificación.

La realización de una conducta típica y antijurídica, se justifica:

En los casos de exceso de legítima defensa se impondrá una cuarta parte de la


sanción prevista para el delito de que se trate, quedando subsistente la imputación
a título doloso.”

Se le imputa homicidio doloso, pues privó de la vida a un ser vivo y culposo, pues
como agente debe velar por la vida y la seguridad de todos. Según lo dispuesto en
los artículos 97 y 195 del Código Penal para el Estado de Aguascalientes: “

Artículo 97.- Homicidio Doloso. El Homicidio Doloso consiste en privar de la vida a


un ser humano por cualquier medio.
Al responsable de Homicidio Doloso se le aplicarán de 8 a 20 años de prisión y de
25 a 250 días multa, y al pago total de la reparación de los daños y perjuicios
ocasionados.”

“Artículo 195.- Homicidio culposo.

El Homicidio Culposo consiste en privar de la vida a un ser humano, por


incumplimiento de un deber de cuidado que debía y podía haber observado el
autor, según sus condiciones personales y las circunstancias de realización del
hecho.

Al responsable de Homicidio Culposo se le aplicarán de 3 a 7 años de prisión y de


25 a 175 días multa, al pago total de la reparación de los daños y perjuicios
ocasionados, y privación de 1 a 3 años para ejercer profesión u oficio.”

El homicidio doloso porque priva de la vida a un ser humano, bien jurídico previsto
en el artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

El homicidio es culposo porque viola lo prescrito en el artículo 21 Constitucional,


párrafo noveno:

“La seguridad pública es una función del Estado a cargo de la Federación, las
entidades federativas y los Municipios, cuyos fines son salvaguardar la vida, las
libertades, la integridad y el patrimonio de las personas, así como contribuir a la
generación y preservación del orden público y la paz social.

Pues no se cumplió el fin de salvaguardar la vida, el orden público y la paz social.


Es decir, teniendo el deber de estar capacitado y actuar conforme a lo estipulado
en los artículos mencionados de la ya mencionada LNUF y a su entrenamiento,
actuó privando de la vida a un individuo, sin atender al impacto gradual del uso de
la fuerza.

Bibliografía

I. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos [CPEUM]. Última


reforma publicada DOF 11-03-2021. a. 10. 5 de febrero de 1917
II. Código Nacional de Procedimientos Penales [CNPP]. Última reforma
publicada DOF 19-02-2021 a. 405. Nuevo Código publicado en el DOF el 5
de marzo de 2014
III. Código Penal para el Estado de Aguascalientes [CPEA]. Últimas reformas
publicadas en la Primera Sección del Periódico Oficial del Estado, el lunes 3
de enero de 2022. aa. 27, 97 y 195. Código Publicado en la Segunda
Sección del Periódico Oficial del Estado de Aguascalientes, el lunes 20 de
mayo de 2013.
IV. Ley Nacional del Uso de la Fuerza [LNUF]. Nueva Ley Publicada en el DOF
el 27 de mayo de 2019. aa. 4, 6, 9, 10, 11 y 12. 5. Convención Americana
sobre Derechos Humanos [CADH]. Publicada el 7 de mayo de 1981 a. 4 6.
Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por
los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley. (Naciones Unidas) a.
V. Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente. (La Habana, Cuba) del 27 de agosto al 7 de
septiembre de 1990. Recuperado el 4 de febrero de 2022 de:
https://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/UseOfForceAndFirear
ms.aspx
VI. Reforma. [Grupo Reforma] (20-09-2019) Abate policía a hombre que lo
acuchilla [Video]. https://www.youtube.com/watch?v=jxH7wW

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