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Voces: PROCESO LABORAL - PLAZOS PROCESALES - FACULTADES Y DEBERES DEL

JUEZ - TUTELA JUDICIAL EFECTIVA - DERECHO A SER JUZGADO EN UN PLAZO


RAZONABLE - PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DEL TRABAJO - DEBIDO PROCESO

Título: Proceso laboral: plazo razonable de duración

Autor: Boleso, Héctor H.

Fecha: 25-ago-2016

Cita: MJ-DOC-10018-AR | MJD10018

Producto: LJ

Sumario: I. Tiempo y derecho. II. Tiempo y proceso. III. Tiempo y duración razonable del
proceso laboral. IV. Plazo razonable y caso concreto. V. Conclusiones.

Por Héctor H. Boleso (*)

«Por un lado, era de interés general terminar rápidamente con el proceso; pero, por otro, las
investigaciones tenían que ser exhaustivas, en todo respecto». - Franz Kafka (El proceso)

I. TIEMPO Y DERECHO

El tiempo es uno de los misterios de la existencia humana. Según Borges, un tembloroso y


exigente problema, acaso el más vital de la metafísica (1).

Luego de esta advertencia, intentaremos relacionar tiempo y derecho, conscientes de que el


ser humano no es creador del tiempo, pero es condicionado por él, por su tiempo personal y
por el tiempo histórico -«circunstancia», dice Ortega y Gasset- que le deparó el destino.

El tiempo entonces, desempeña un rol esencial en la situación existencial del ser humano.
Precede a su existencia y sobrevive a ella. Dice Cançado Trindade: «Si bien todos vivimos en
el tiempo, el tiempo del cosmos, no es el tiempo de los humanos». A su vez, el tiempo
envuelve a todos, los que imparten justicia y los que la deniegan. Agregamos a los que
contribuyen con el poder para someter, apoderándose de la vida, y los que resisten al poder y
la opresión.

El tiempo impregna nuestra existencia de memoria, lo que permite la búsqueda del sentido de
cada instante de la historia. El tiempo de los humanos requiere la verdad, la memoria y la
justicia, pues el olvido y la impunidad privarían a la vida de sentido y la llenarían de maldad (2).
Siguiendo al pensamiento del jurista brasileño, digamos que el factor tiempo es inherente a la
ciencia jurídica. Es un elemento determinante en el nacimiento y ejercicio de los derechos. Es
de tal importancia que, actualmente, resulta imposible concebir el derecho (positivo)
independientemente del tiempo. Porque aquel debe acompañar los constantes cambios de las
estructuras sociales y de la conciencia jurídica imperante (en los planos interno como
internacional), para prever los nuevos supuestos de hecho y dar respuesta satisfactoria a
estos.La ciencia jurídica contemporánea reconoce que el contenido y la eficacia de las normas
jurídicas acompañan la evolución del tiempo, no son independientes de este.

Al hacerse cargo del tiempo existencial de los seres humanos, el derecho vino al encuentro de
estos, destinatarios últimos de sus normas de protección (3).

II. TIEMPO Y PROCESO

En el campo del derecho procesal -planos nacional e internacional- ocurrió el mismo


fenómeno, pues ante la necesidad de una temporación procesal (Zaffaroni), han evolucionado
los conceptos -debido proceso, proceso justo, tutela judicial efectiva, acceso a la justicia-,
como las herramientas útiles, para que el derecho procesal se haga cargo del tiempo
existencial de los justiciables y dé respuesta justa y oportuna a sus conflictos.

Los jueces nacionales -hoy devenidos jueces interamericanos-, al interpretar y aplicar la


Constitución Nacional y la Convención Americana de Derechos Humanos, deben hacer
efectiva la garantía del proceso justo, es decir que el conflicto sometido a decisión se resuelva
en un «plazo razonable», de acuerdo con el art. 8 de la CADH.

La Corte IDH ha establecido que es preciso tomar en cuenta cuatro elementos para determinar
la «razonabilidad» del plazo: a. la complejidad del asunto, b. la actividad procesal del
interesado, c. la conducta de las autoridades judiciales y d. la afectación generada por la
duración del procedimiento en la situación jurídica de la persona involucrada, considerando,
entre otros elementos, la materia objeto de controversia. Por lo que, si el paso del tiempo incide
de manera relevante en la situación jurídica del individuo, resultará necesario que el
procedimiento corra con más diligencia a fin de que el caso se resuelva en un tiempo breve
(4).

Como vemos, la decisión debe ser pronta y justa.

III. TIEMPO Y DURACIÓN RAZONABLE DEL PROCESO LABORAL

Veamos entonces el criterio de la Corte IDH, aplicado al proceso laboral:

1. En cuanto a la complejidad del asunto, estimamos que es un concepto que debe ser
valorado junto con la especialización de los tribunales del trabajo.En las jurisdicciones en que
se cuenta con estos, creemos que la duración del proceso debe ser mínima en aquellos casos
menos complicados (p. ej.: despidos, accidentes, tutela sindical).

2. La actividad procesal de las partes. Guarda estrecha relación con el tipo de procedimiento
laboral vigente. Veamos las reflexiones de Elffman, ante la inexistencia de un proceso laboral
específico y autónomo: «... la "simetría" forzada entre aquel y uno común -que parte de
supuestos de menores desigualdades-, conduce a una pendiente en que, la teoría de la
prueba, su apreciación y valoración, carecerán de la prelación jurídico procesal de los
trabajadores, como de la tutela de indemnidad de sus créditos alimentarios» (5).

Un rol decisivo tienen los jueces, directores del proceso, que a través de la inmediación, la
concentración, celeridad y economía procesal deberán hacer efectivo el principio protector (art.
14 bis de la CN). Aquellos habrán de distinguir con prudencia entre las acciones y las
omisiones de los litigantes que tienen como objetivo la defensa de sus derechos y aquellas
otras, que solo sirven a la demora, calificando la conducta procesal de las partes.

3. La importancia de la actuación de las autoridades judiciales ya fue mencionada. Cabe


agregar que es responsabilidad de los jueces el control de convencionalidad y
constitucionalidad, de oficio, de las normas que interpreten y apliquen para dirimir los conflictos
(6).

En otro ensayo, nos hemos ocupado de la relación intrínseca (conducta de partes, actuación
de los jueces), y de cómo inciden en el proceso laboral -negativamente- las defensas dilatorias
y su correlato: la pasividad de los tribunales (7).

4. La afectación generada por la duración del procedimiento en la situación jurídica de la


persona involucrada, considerando, entre otros elementos, la materia objeto de controversia.

El perjuicio en la demora del proceso es evidente, cuando en uno de los extremos de la


relación procesal, se ubica como justiciable a:una víctima de un accidente de trabajo -
disminuido en su capacidad psicofísica-, los causahabientes de un trabajador fallecido en un
infortunio laboral, o un obrero que ha perdido su empleo (todos reclamando una prestación de
carácter alimentario); y del otro extremo se halla una empresa o un empresario (8).

Dicho de otro modo, por un lado al poseedor de su fuerza de trabajo y por el otro al poseedor
de los medios de producción y de subsistencia.

Se impone, a los operadores jurídicos, el imperativo de hacer efectivos los mandatos de la


CSJN:

El art. 14 bis de la CN no tiene otra finalidad que hacer de todo hombre y mujer trabajadores,
sujetos de preferente tutela constitucional (9). La Constitución Nacional asume el carácter de
una norma jurídica y en cuanto reconoce derechos, lo hace para que estos resulten efectivos y
no ilusorios, sobre todo cuando se encuentra en debate un derecho humano (10). El hombre
no debe ser objeto de mercado alguno, sino señor de todos estos (11). El trabajo humano no
constituye una mercancía (12). Corresponde dar un decidido impulso hacia la progresividad en
la plena efectividad de los derechos humanos (13). Debe aplicarse el principio «pro homine»,
que determina que el intérprete deba escoger dentro de lo que la norma posibilita, el resultado
que proteja en mayor medida a la persona humana (14). El salario es el medio por el cual el
trabajador «se gana la vida» y muestra la directa e indisociable atadura que une a la
remuneración con la vida misma de un empleado y, regularmente, de su familia (15). Ganarse
la vida es obtener, como mínimo, lo necesario para acceder a la salud; a la educación; a la
cultura; a un nivel de vida adecuado, lo cual incluye, alimento adecuado, vivienda adecuada y
vestido adecuado; al descanso, entre muchos otros bienes del terreno de los derechos
humanos económicos, sociales y culturales (16). Estas proyecciones, por alcanzar a la familia
del empleado, permiten vincular la presente problemática con la «protección integral» de
aquella (art.14 bis de la CN) (17). El art. 20 de la LCT establece la gratuidad del proceso como
uno de los pilares del derecho del trabajo, encaminada a hacer real y efectiva la defensa en
juicio (18). El art. 20 de la LCT determina que la vivienda del trabajador «no podrá ser afectada
al pago de costas en caso alguno». Es la efectiva concreción de las garantías constitucionales
establecidas a favor del trabajador a fin de posibilitar el acceso a la jurisdicción en defensa de
sus derechos laborales (19). El valor de la vida humana no resulta apreciable tan solo sobre la
base de criterios exclusivamente materiales (20). La indemnización -accidente de trabajo- debe
reparar integralmente, o si no se afecta la dignidad de la persona y el derecho de propiedad
(21). Los acreedores laborales cuentan con una especial tutela, a fin de procurarles la real
satisfacción de los créditos adeudados que revisten carácter alimentario (22). El trabajador no
debe asimilarse a un acreedor financiero o a un acreedor comercial (23).

IV. PLAZO RAZONABLE Y CASO CONCRETO

Somos conscientes de que, aun evaluando la generalidad con que han sido elaborados los
parámetros proporcionados por la Corte IDH, ellos son valiosos para ser aplicados como
estándar, en cada caso concreto.

Así, dice García Ramírez: el exceso de trabajo no puede justificar la inobservancia del plazo
razonable, el que no es una ecuación nacional entre volumen de litigios y número de
tribunales, sino una referencia individual para el caso concreto. Todas aquellas carencias se
traducen en obstáculos, desde severos hasta irremontables, para el acceso a la justicia.
¿Dejará de ser violatoria de derechos la imposibilidad de acceder a la justicia porque los
tribunales se hallan saturados de asuntos o menudean los asuetos judiciales?(24).

Sabemos que la respuesta es «no».

Debemos precisar que el plazo del proceso debe ser considerado desde el inicio mismo de los
reclamos administrativos y no ya desde el comienzo de la etapa judicial posterior (25).

Asimismo, la etapa de ejecución de las sentencias es parte integrante del proceso (26). En
consecuencia, debe ser contemplada a la hora de examinar la razonabilidad del plazo de un
proceso judicial. La tutela judicial efectiva se concreta cuando la solución final de toda
controversia tiene lugar en un plazo razonable.

V. CONCLUSIONES

1. Hemos expuesto sucintamente los estándares que ha fijado el sistema interamericano de


derechos humanos para que un proceso tenga una duración razonable.

2. Reseñamos brevemente las directivas de la CSJN respecto a los derechos humanos en


conflicto en el proceso laboral.

3. Convencidos de que el proceso no es un fin en sí mismo, sino un medio para la realización


de la justicia material, estimamos que es responsabilidad primordial del órgano jurisdiccional,
abreviar al máximo la duración del proceso laboral, conforme las circunstancias de cada caso
concreto, como modo de garantizar la tutela judicial efectiva y realizar las esperanzas del
pueblo en el Estado social de derecho.

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(1) BORGES, Jorge L.: Historia de la Eternidad, Emecé, Obras Completas I, p. 353 y ss.; aut.
cit.: Nueva refutación del tiempo, op. cit. II, p. 135 y ss.

(2) Corte IDH, Caso del «Penal Miguel Castro Castro vs. Perú», S. 25/11/2006, (Fondo,
Reparaciones y Costas), Voto Razonado Cançado Trindade, consids. 4 y 5.

(3) Corte IDH, OC 16/99, 1/10/1999, Voto concurrente de Cançado Trindade, consids. 2, 3, 4.

(4) Corte IDH, «Caso Valle Jaramillo y otros vs. Colombia», S. 27/11/2008, (Fondo,
Reparaciones y Costas), consid. 155.

(5) ELFFMAN, Mario: Cuestiones y cuestionamientos de la Justicia del Trabajo. Santa Fe,
Rubinzal-Culzoni, 2013, p. 52 y ss.

(6) CSJN, 31/8/2010, «Videla», MJJ58289.

(7) BOLESO, Héctor H.: «Proceso laboral: Ejecución de sentencia y dignidad humana», en
Nuevas Herramientas Procesales II, Rubinzal Culzoni, 2013, p. 327 y ss.Allí se citan fallos de
algún Tribunal, que ignora la prohibición legal de conceder recursos de apelación al ejecutado,
en el trámite de ejecución de sentencia.

(8) En el trabajo mencionado en la nota anterior, citamos algún Tribunal -especializado en el


fuero laboral- que, tras varios años de proceso, fija una tasa de interés irrisoria para el capital
de condena que se ejecuta: «... pues redundaría en un enriquecimiento sin causa del acreedor
en desmedro del derecho de propiedad del condenado al pago, quien vería aumentada su
deuda sin fundamento legal alguno» (sic).

(9) CSJN, 21/9/2004, «Aquino», MJJ3125; CSJN, 14/9/2004, «Vizzoti», MJJ3038; CSJN,
18/6/2013, «ATE», MJJ79479.

(10) CSJN, 14/9/2004, «Vizzoti», MJJ3038.

(11) Ibídem.

(12) Ibídem.

(13) CSJN, 21/9/2004, «Aquino», MJJ3125; CSJN, 26/10/2004, «Milone», MJJ3109; CSJN,
3/5/2007, «Madorrán», MJJ10979.

(14) CSJN, 3/5/2007, «Madorrán», MJJ10979.

(15) Caso «ATE», 18/6/2013.

(16) Ibídem.

(17) Ibídem.

(18) CSJN, 14/9/2010, «Machado, Epifanio».

(19) CSJN, 15/5/2014, «Velárdez», MJJ86047.


(20) CSJN, 8/4/2008, «Arostegui, Pablo», MJJ92878.

(21) CSJN, 17/8/2010, «Lucca de Hoz, Mirta», MJJ57849.

(22) CSJN, 1/8/2013, «Clínica Marini», MJJ80432.

(23) Ibídem.

(24) Corte IDH, Caso «Valle Jaramillo y otros», S. 27/11/2008, Voto razonado de García
Ramírez, consid. 7.

(25) Comisión IDH, Informe 3/01, Caso 11.670, «Amílcar Menéndez, Juan Manuel Caride y
Otros (Sistema Previsional)», Argentina, 19 de enero de 2001, «El acceso a la justicia como
garantía de los derechos económicos, sociales y culturales. Estudio de los estándares fijados
por el Sistema Interamericano de Derechos Humanos».

(26) Corte IDH, Caso «Acevedo Jaramillo y otros», S. 7/2/2006, Voto Razonado de Cançado
Trindade, consids. 3, 4.

(*) Abogado. Juez del Juzgado Laboral Nº 1, 1ª Circunscripción Judicial Corrientes. Miembro
Honorario de la Comisión de Jóvenes Abogados del Colegio de Abogados de la Ciudad de
Corrientes. Miembro de la Red Iberoamericana de Jueces. Miembro del Comité de Redacción
de la Revista Científica del EFT. Disertante en numerosas conferencias sobre derecho del
trabajo y derechos humanos. Replicador del Programa de Capacitación para una Justicia con
Perspectiva de Género, OM, CSJN. Autor de publicaciones sobre temas de su especialidad.

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