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Los Huarpes o Warpes
Los Huarpes o Warpes
Historia
Hacia el siglo XV se los encontraba en varias zonas de las futuras provincias argentinas
de San Luis, Mendoza y San Juan e incluso en el norte de la provincia de Neuquén.
Habitaban desde el río Jáchal (al norte) hasta el río Diamante (al sur), y entre la
cordillera de los Andes y el valle de Conlara en San Luis.
«Grande y numerosa era sin duda la nación de los huarpes que habitó los valles de
Tulun, Mogna, Jachal y las Llanuras de Guanacache. La tierra estaba en el momento de
la Conquista «muy poblada de naturales» dice la probanza (...) El historiador Ovalle,
que visitó el Cuyo sesenta años después, habla de una gramática y de un libro de
oraciones cristianas en el idioma huarpe, de que no quedan entre nosotros más vestijios
que los nombres citados, Puyuta, nombre de un barrio, Angaco, Vicuña, Villicun,
Guanacache, y otros pocos (...) Los Huarpes tenían ciudades. Consérvanse sus ruinas en
los valles de la cordillera. Cerca de Calingasta en una llanura espaciosa subsisten más
de quinientas casas de forma circular, con atrios hacia el Oriente todas, diseminadas en
desorden y figurando en su planta, trompas, de aquellas que nuestros campesinos tocan
haciendo vibrar con el dedo una lengüeta de acero. En Valle del Zonda en el Cerro
Blanco hay las piedras pintadas, vestijios rudos de ensayos en las bellas artes; perfiles
de huanacos y otros animales, plantas humanas talladas en la piedra, cual si se hubiese
estampado el rastro sobre arcilla blanca. Los médanos y promontorios de tierra suelen
dejar escapar de sus flancos, pintadas cántaras de barro, llenas de maíz carbonizado que
las viejas sirvientes creen que es oro, encantado para burlar la codicia de los blancos (...)
Vivían aquellos pueblos de la pesca en las lagunas de Guanacache, en cuyas orillas
permanecen aun reunidos y sin mezclarse sus descendientes los Laguneros; de la
siembra del maíz sin duda en Tulun, hoy San Juan, según lo deja sospechar un canal
borrado pero discernible aunque sale desde el Albardón, y puede llevar hasta Causete
las aguas del río. Últimamente hacia las cordilleras se alimentaban de la caza de las
vicuñas, que pacen en manadas a gramilla de los faldeos. Hasta hoy se conservan
tradicionalmente las leyes y formalidades de la gran cazería nacional que practicaban
los Huarpes todos los años. Nada se ha alterado en las costumbres huarpes sino la
introducción del caballo.» (NB: las supuestas "faltas de ortografía" de este texto se deben a dos
motivos: aún la ortografía del idioma español no estaba normativizada y Sarmiento desde la segunda
mitad del siglo XIX intentó crear una ortografía del español basada en la pronunciación de las letras).
Distribución aproximada de lenguas en el extremo meridional de Sudamérica en
tiempos de la Conquista. El allentiac y el millcayac constituyen las dos lenguas huarpes
conocidas.
Hasta el siglo XVIII pueden haber sido huarpes las gentes que los mapuches llamaban
pewen-che (pehuenches) y que hoy son una parcialidad mapuche, pero se desconoce la
lengua que tenían estos «pehuenches antiguos». De ellos se sabe que durante el siglo
XVIII avanzaron hacia el noreste, ubicándose en zonas que hoy corresponden a la
mayor parte del territorio de la provincia de La Pampa y el sur de las provincias de
Córdoba y San Luis formando allí la etnia muy mapuchizada de los ranqueles.
Sus viviendas podían ser de piedra o de barro y paja, según la zona donde habitaban.
Eran sedentarios y dedicados a la cestería. Los huanacaches o «laguneros» llamaban la
atención por sus cestas tejidas de un modo que eran impermeables y servíanles así para
transportar agua, además confeccionaban ―se puede entender como una variante de
cestería― embarcaciones con las que navegaban por las hoy casi desaparecidas lagunas
de Guanacache; esas naves eran bastante semejantes a los «caballitos de totora» que aún
utilizan los urus para navegar el lago Titicaca (Bolivia-Perú). A esta peculiar cestería se
añadía una buena alfarería. Eran pescadores y cazadores, cultivaban la papa[cita requerida] y
el maíz de manera rudimentaria, aunque realizando canalizaciones como la que hiciera
el cacique Guaymallén en el valle de Huentata (provincia de Mendoza). Recolectaban
frutos, especialmente el del alpataco, una de las especies de algarrobo y otros vegetales.
Como otras etnias, los jefes eran polígamos y la calidad de jefe era hereditaria.
Practicaban el levirato y el sororato. El primero consiste en que al morir el marido, la
viuda y los hijos pasan a depender del hermano menor del fallecido; el segundo, en que
al casarse el varón, adquiere el derecho de casarse con las demás hermanas menores de
la novia. Es conocido que los huarpes allentiac no seguían en general esta costumbre
―eran monogámicos―, con la única excepción del cacique, quien si tenía permitida la
poliginia.
Creían en una divinidad central llamada Hunuc Huar, también adoraron al sol, la Luna,
los ríos, el rayo y los luceros (el planeta Venus). Cuando morían eran colocados
decúbito dorsal (boca arriba) y con la cabeza dirigida hacia la cordillera, lugar donde
moraba Hunuc Huar, su divinidad principal.
Economía
Idioma
A veces se considera que los dos idiomas huarpes ―el millcayac y el allentiac― son
dos dialectos del mismo idioma. Según el jesuita Luis de Valdivia, el millcayac era la
lengua que corría desde la ciudad de Mendoza hacia el sur; según él, se diferenciaba
poco de la lengua puelche y la mayoría de los indígenas que vivían desde allí hasta
"enfrente de las ciudades de Villarrica y Valdivia" la entendían. El allentiac se hablaba
desde la ciudad de San Juan de la Frontera hacia el norte y la entendía la mayoría de los
indios que había desde allí hasta "enfrente de la ciudad de Coquimbo".7
En Chile, sobre todo en la ciudad de Santiago, por la gran cantidad de huarpes que
habían sido trasladados allí, la tarea fue facilitada por la obra del jesuita Luis de
Valdivia quien a fines del siglo XVI escribió dos obras para ayudar al aprendizaje del
idioma huarpe y su evangelización. Estas corresponden a una "Doctrina Christiana,
Cathecismo, Confessionario, Arte y Vocabulario" en millcayac y allentiac, que según
Valdivia eran las lenguas corrientes en las ciudades cuyanas de Mendoza y San Juan de
la Frontera respectivamente.