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Los huarpes o warpes son un pueblo indígena de Cuyo en Argentina cuyos

descendientes mixogenizados se agrupan principalmente en torno a las semidesecadas


lagunas de Guanacache. Sus idiomas autóctonos eran el allentiac y el millcayac (véase
idiomas huarpes), de los cuales se conservan pocos datos, utilizando sus descendientes
el idioma español debido al proceso de asimilación al resto de la sociedad argentina.

Historia
Hacia el siglo XV se los encontraba en varias zonas de las futuras provincias argentinas
de San Luis, Mendoza y San Juan e incluso en el norte de la provincia de Neuquén.
Habitaban desde el río Jáchal (al norte) hasta el río Diamante (al sur), y entre la
cordillera de los Andes y el valle de Conlara en San Luis.

Domingo Faustino Sarmiento expresó en su libro Recuerdos de provincia escrito en


1850:1

«Grande y numerosa era sin duda la nación de los huarpes que habitó los valles de
Tulun, Mogna, Jachal y las Llanuras de Guanacache. La tierra estaba en el momento de
la Conquista «muy poblada de naturales» dice la probanza (...) El historiador Ovalle,
que visitó el Cuyo sesenta años después, habla de una gramática y de un libro de
oraciones cristianas en el idioma huarpe, de que no quedan entre nosotros más vestijios
que los nombres citados, Puyuta, nombre de un barrio, Angaco, Vicuña, Villicun,
Guanacache, y otros pocos (...) Los Huarpes tenían ciudades. Consérvanse sus ruinas en
los valles de la cordillera. Cerca de Calingasta en una llanura espaciosa subsisten más
de quinientas casas de forma circular, con atrios hacia el Oriente todas, diseminadas en
desorden y figurando en su planta, trompas, de aquellas que nuestros campesinos tocan
haciendo vibrar con el dedo una lengüeta de acero. En Valle del Zonda en el Cerro
Blanco hay las piedras pintadas, vestijios rudos de ensayos en las bellas artes; perfiles
de huanacos y otros animales, plantas humanas talladas en la piedra, cual si se hubiese
estampado el rastro sobre arcilla blanca. Los médanos y promontorios de tierra suelen
dejar escapar de sus flancos, pintadas cántaras de barro, llenas de maíz carbonizado que
las viejas sirvientes creen que es oro, encantado para burlar la codicia de los blancos (...)
Vivían aquellos pueblos de la pesca en las lagunas de Guanacache, en cuyas orillas
permanecen aun reunidos y sin mezclarse sus descendientes los Laguneros; de la
siembra del maíz sin duda en Tulun, hoy San Juan, según lo deja sospechar un canal
borrado pero discernible aunque sale desde el Albardón, y puede llevar hasta Causete
las aguas del río. Últimamente hacia las cordilleras se alimentaban de la caza de las
vicuñas, que pacen en manadas a gramilla de los faldeos. Hasta hoy se conservan
tradicionalmente las leyes y formalidades de la gran cazería nacional que practicaban
los Huarpes todos los años. Nada se ha alterado en las costumbres huarpes sino la
introducción del caballo.» (NB: las supuestas "faltas de ortografía" de este texto se deben a dos
motivos: aún la ortografía del idioma español no estaba normativizada y Sarmiento desde la segunda
mitad del siglo XIX intentó crear una ortografía del español basada en la pronunciación de las letras).
Distribución aproximada de lenguas en el extremo meridional de Sudamérica en
tiempos de la Conquista. El allentiac y el millcayac constituyen las dos lenguas huarpes
conocidas.

Se dividían en cuatro grandes grupos, correspondiendo cada uno a su situación


geográfica y también a diferencias en el lenguaje:
 huarpes allentiac (en San Juan),
 huarpes millcayac (en el norte de la provincia de Mendoza),
 huarpes chiquillanes, también llamados huarpes algarroberos (en el sur de la
provincia de Mendoza),
 huarpes guanacaches o huanacaches, también llamados «huarpes laguneros» (en
el noreste de Mendoza, norte de San Luis y en el sureste de San Juan).

Hasta el siglo XVIII pueden haber sido huarpes las gentes que los mapuches llamaban
pewen-che (pehuenches) y que hoy son una parcialidad mapuche, pero se desconoce la
lengua que tenían estos «pehuenches antiguos». De ellos se sabe que durante el siglo
XVIII avanzaron hacia el noreste, ubicándose en zonas que hoy corresponden a la
mayor parte del territorio de la provincia de La Pampa y el sur de las provincias de
Córdoba y San Luis formando allí la etnia muy mapuchizada de los ranqueles.

Sus viviendas podían ser de piedra o de barro y paja, según la zona donde habitaban.
Eran sedentarios y dedicados a la cestería. Los huanacaches o «laguneros» llamaban la
atención por sus cestas tejidas de un modo que eran impermeables y servíanles así para
transportar agua, además confeccionaban ―se puede entender como una variante de
cestería― embarcaciones con las que navegaban por las hoy casi desaparecidas lagunas
de Guanacache; esas naves eran bastante semejantes a los «caballitos de totora» que aún
utilizan los urus para navegar el lago Titicaca (Bolivia-Perú). A esta peculiar cestería se
añadía una buena alfarería. Eran pescadores y cazadores, cultivaban la papa[cita requerida] y
el maíz de manera rudimentaria, aunque realizando canalizaciones como la que hiciera
el cacique Guaymallén en el valle de Huentata (provincia de Mendoza). Recolectaban
frutos, especialmente el del alpataco, una de las especies de algarrobo y otros vegetales.

Como otras etnias, los jefes eran polígamos y la calidad de jefe era hereditaria.
Practicaban el levirato y el sororato. El primero consiste en que al morir el marido, la
viuda y los hijos pasan a depender del hermano menor del fallecido; el segundo, en que
al casarse el varón, adquiere el derecho de casarse con las demás hermanas menores de
la novia. Es conocido que los huarpes allentiac no seguían en general esta costumbre
―eran monogámicos―, con la única excepción del cacique, quien si tenía permitida la
poliginia.

Creían en una divinidad central llamada Hunuc Huar, también adoraron al sol, la Luna,
los ríos, el rayo y los luceros (el planeta Venus). Cuando morían eran colocados
decúbito dorsal (boca arriba) y con la cabeza dirigida hacia la cordillera, lugar donde
moraba Hunuc Huar, su divinidad principal.

El Imperio incaico hacia 1480 sometió el noroeste argentino. En su conquista


sometieron a los huarpes de San Juan y a los del extremo norte de Mendoza. Tal
territorio era llamado Huentata por los huarpes. El inca Túpac Yupanqui avanzó sobre
Cuyo, en donde el cacique Cochagual organizó la resistencia, unió a los huarpes y
presentó batalla con un gran ejército, siendo vencido y mal herido.23 Cochagual con los
huarpes allentiac se refugiaron en las lagunas de Guanacache, mientras que los
millcayac se quedaron, fueron sometidos y recibieron la influencia cultural inca.45 Se
encontraron forzados a adoptar algunas de las costumbres incaicas, tales como la
vestimenta y los cultivos de maíz y quinoa.

Dispersión del pueblo huarpe


Desaparecieron como grupo étnico distintivo a mediados del siglo XVIII, entre otras
causas, por la falta de inmunidad del organismo de los aborígenes contra las
enfermedades de los europeos; al sistema de encomiendas impuesto por los españoles y
por el cual enviaban a los indígenas cuyanos a trabajar a Chile donde sufrían malos
tratos que causaron una importante mortandad. Hacia 1640 la distribución espacial de
los indígenas en la región huarpe se había alterado, muchas zonas quedaron despobladas
y los que escapaban de ser enviados a trabajar habían huido a zonas de difícil acceso. A
finales del siglo XVI Santiago de Chile contaba con un número importante de huarpes,
dado que Cuyo era parte de la Capitanía General de Chile.

El proceso de mestizaje se vio acrecentado porque generalmente las expediciones


españolas de la corriente colonizadora del oeste, no llevaban mujeres. Esto hizo que
muchos expedicionarios españoles entraran en relaciones amorosas con las mujeres
aborígenes, pero usualmente como concubinas. Este no fue el caso del capitán Eugenio
de Mallea, joven de 32 años que acompañó como segundo al mando al comandante Juan
Jufré de Loaysa en la fundación de la ciudad de San Juan el 13 del junio de 1562.
Mallea, en lo que parece haber sido el primer matrimonio entre un español y una
indígena huarpe, contrajo matrimonio el 20 de mayo de 1562 con la hija de Anta
Huarpe, cacique de Angaco. La joven se convirtió al cristianismo siendo bautizada
como Teresa de Ascencio. Sin embargo, el matrimonio se celebró, por falta de
sacerdote, según los usos indígenas, aunque fue posteriormente reconocido por la
Iglesia católica y la corona española.6

Otros datos de interés


Por su contextura física y facial los huarpes son la base para una clasificación de ciertos
grupos aborígenes sudamericanos, llamados huárpidos, de tallas bastante elevada y
muchas veces barbados. Algunos han supuesto un origen australoide que pareciera
inverosímil si la hipótesis Lovrich de una inmigración desde Australasia hace unos
15 000 años no hubiera sido posible. Migración que se habría producido caboteando las
costas de la banquisa de hielo que durante la glaciación de Würm puede haber unido
Tasmania con el Cono sur. Si esto es cierto, también se explicaría el enigma por el cual
los primeros yacimientos arqueológicos de Sudamérica se encuentran en la Patagonia
―sitios Monte Verde y Los Toldos I―. Por otra parte, es casi seguro que la etnia
huarpe es la que dejó los antiquísimos yacimientos llamados Morrillos de Ansilta
(aunque tal sitio muy probablemente fue inicialmente poblado por una etnia anterior
desaparecida). Varios antropólogos consideran a los henia y kamiare, vulgarmente
llamados «comechingones», como un grupo muy diferenciado de los huarpes.

Economía

Eran principalmente cazadores recolectores teniendo sus presas mayores en los


guanacos y ñandús y los grandes huevos de estas aves corredoras; así como otros
animales del Cuyo; solían conservar las carnes en forma de charqui (esto casi siempre
facilitado por la sequedad de la región cuyana).
Por otra parte en cuanto a alimentos vegetales comían choclo (maíz), y frutos de
"algarroba" que era muy importante en su dieta por lo cual la conservaban en vasijas
cerámicas y de las bayas del mismo árbol obtenían una especie de pan-torta que en
Argentina se conoce como patay, igualmente con las vainas de estos Prosopis
elaboraban bebidas fermentadas (llamadas hoy alojas y añapas).
Los que habitaban en la cuenca de las entonces grandes lagunas de Guanacache
utilizaban las mencionadas balsas de "totora" de cuatro a 5 metros de eslora para la
hasta fines de siglo XIX abundante pesca de bagres y truchas, al mismo tiempo que
cazaban aves salvajes de las lagunas (por ejemplo patos).

Idioma
A veces se considera que los dos idiomas huarpes ―el millcayac y el allentiac― son
dos dialectos del mismo idioma. Según el jesuita Luis de Valdivia, el millcayac era la
lengua que corría desde la ciudad de Mendoza hacia el sur; según él, se diferenciaba
poco de la lengua puelche y la mayoría de los indígenas que vivían desde allí hasta
"enfrente de las ciudades de Villarrica y Valdivia" la entendían. El allentiac se hablaba
desde la ciudad de San Juan de la Frontera hacia el norte y la entendía la mayoría de los
indios que había desde allí hasta "enfrente de la ciudad de Coquimbo".7

Con el fin de evangelizar a los huarpes algunos sacerdotes aprendieron su lengua.

En Chile, sobre todo en la ciudad de Santiago, por la gran cantidad de huarpes que
habían sido trasladados allí, la tarea fue facilitada por la obra del jesuita Luis de
Valdivia quien a fines del siglo XVI escribió dos obras para ayudar al aprendizaje del
idioma huarpe y su evangelización. Estas corresponden a una "Doctrina Christiana,
Cathecismo, Confessionario, Arte y Vocabulario" en millcayac y allentiac, que según
Valdivia eran las lenguas corrientes en las ciudades cuyanas de Mendoza y San Juan de
la Frontera respectivamente.

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