{oy quisiera exponer en qué situacién y bajo qué con-
jones podemos operar con palabras tales como etrans-
‘cendencia» y «cifra de la transcendenciaa, La opinién ac-
‘tualmente extendida —a veces se podria decir: el ee
“de pensar dominante, pero uno se equivocaria— es el si
jente: todo lo que nosotros somos y ejecutamos depen
‘de de nuestro saber y de nuestro hacer. Sin embargo, el
saber y el hacer tropiezan con limites =
El saber cientifico tropieza con limites de dos tipos.
ee lugar, con los limites que siempre existen
‘en la investigacién y que son traspasados, Cuando tras
0 los limites mentalmente obtengo una hipétesis, una
esibilidad 0, como también se dice en determinadas cir-
runstancias, una extrapolacién, Estas cosas son simple-
te pensamientos que tienen significado en ¢] mundo
tfico solo en caso de conducir a nuevas investigacio2 Karl Jaspers
tas especulaciones no tienen ningiin significado para el
hombre de cencia. Pero los mites dees tipo son deel
rnaturaleza, que la ciencia siempre sigue avanzando mis
alld de ellos hacia lo infinito.
El segundo limite de Ia ciencia es de otro tipo, Consiste
en que las ciencias mismas, en su totalidad, estin funda-
mentalmente circunscritas a un determinado ambito,
Esto se explica del siguiente modo: todo nuestro conocer
[permanece siempre ev el mundo, nunca aleanza a mundo.
El mundo no es un objeto de investipacién, sino, como
dice Kant, una idea que guia la investigacién y apunta ha-
cia la unidad, Sin embargo, en la investigacion esta uni-
dad es rota constantemente por la investigacién. Desde
gue las cicncias han llegado a la claridad moderna, ya no
se puede cludir el hecho de que, para nuestro saber, el
mundo esta hecho pedazos. Las grandes unicades univer-
sales que, con razin, nos impresionan, sobre todo en la
Fisica y Cosmologia, han sido obtenidas siempre por abs-
traccién de otras realidades vigorosas y grandiosas, que
ahora ya no existen de ningin modo. Falta un saber total,
ylas formas de saber universal y unitario, de diferentes ti-
pos, que hay tienen precisamente como consecuencia el
concebir al saber total como algo imposible.
Ahora bien, otro limite, un limite decisivo, es que las
Ciencias en conjunto, todas las ciencias, se refieren 2 los.
fenémenos del mundo. La fenomenicidad del mundo y
de toda la realidad empirica!, cuando deviene objeto de la
Ciencia, es un conocimiento que por si mismo ya no tiene
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Cifras de la ansecadencia 8
caricter propiamente cientifico. Ha sido puesta comsle-
tamente en claro por vez primera por Kant, despué. de
haber existido hace mucho tiempo en la India y en Ia an-
tigua Grecia los comienzos intelectuales de ella. En Kant
—se debe estudiar en el lugar correspondiente lo que yo
ahora sélo indico de una forma sucinta— esto esti asi:
por el camino de la investigacién de los fenémenos nun~
‘cae comprende el origen del ser, y en toda investigacion
‘que tenga conciencia de |a fenomenicidad del ser accesi-
ble al saber, aparece tanto mas decisivamente la concien-
cia de aquello otro que en Kant se llama, segtin las etapas
de su cyolucion, primero «cosa en siv en oposicién a «ma-
nifestacién», después enotimeno» en oposicién a «fend-
meno», 0 slibertady'en oposicién a anaturalezas, 0 es de-
signado con otras locuciones que no puedo exponer bre-
‘vemente, puesto que presuponen algunas consideracio-
Este limite de la ciencia se roza mediante lo que Kant
denomina la «ideas; se roza mediante esta idea de la razén
{que guia en la investigacién cientifica, pero que ella mi
‘ma no deviene objeto, sino que, tan pronto como se con-
vvierte en objeto, cae en antinomias insolubles, que hacen
desaparecer a la idea misma.
Todo lo que conozco en las ciencias lo conozco en las
categorias del entendimiento; los limites s6lo' los roz0
mediante la raz6n con sus ideas
Consideremos ahora el otro limite: el hacer 0 el produ-
cir técnico en virtud del saber. Una de las caracteristicas
distintivas esenciales de la técnica de hoy dia con respec-
to a todas las anteriores, es que aquélla es posible en
virtud de una investigacién cientifica sumamente desa-
rollada, que avanza metédicamente; investigacion ésta
‘cuyos principios estaban en cierne en los griegos, cn el
liltimo siglo antes de Cristo se perdieron definitivamente
por un periodo de mil afios, y ya no existieron en el Im-
perio romano, pero luego aparecieron de nuevo en todas
Bi aee atl Jaspers
partes con continuidad desde el siglo xvut, 0 desde antes,
desde el final de la Edad Media. Pero este hacer y planear
tiene su limite por el hecho de que las cosas y a nosotros
mismos, a los seres vivos y a los hombres, los tratamos de.
un modo completamente diferente cuando estin a nucs-
tra disposicién, El cuidado de lo vivo (y todos los com-
portamientos que incluye la verdadera Biologia, a dife-
rencia de la Biologia desnaturalizada, que tan s6lo conoce
las conexiones fisico-quimicas, ignorando Ia vida), ade-
mis la educacién del hombre o el producir creador en el
hombre mismo, efectuado desde siempre en Ia historia y
mantenido paralclamente por la naturaleza, después a
voluntad de comunicacién y la realidad de la comunica-
cién entre los hombres: todo esto se realiza sin una deter-
‘minada finalidad, o sin que una finalidad lo haga sufi-
cientemente comprensible. Sélo nombro esto para hacer~
Jes patente con algunas palabras el limite del hacer:
Este limite del hacer existe por todas partes en ¢! mun=
do y, sobre todo, respecto al mundo en conjunto. Al
mundo en conjunto podemos conocerlo como objeto tan
‘poco como planificarlo, tomar posesién de él, modificar-
To en conjunto. Sea este mundo el cosmos natural o sea el
mundo humano, ambos estin fuera del alcance de nues-
tro conocimiento en un saber total, y fuera del alcance de
nuestro hacer organizador. En ambas direcciones no hay
ni una organizacién correcta ni una organizacién inco-
rrecta del mundo, sino que los hombres encuentran cosas
onganizadas en su mundo,
‘Cuando nos llegamos a dar cuenta de estos limites del
conocer y del hacer, nos liberamos de las absolutizaciones
cen las que incutrimos siempre que la grandiosidad del co-
nocer cientifico y los resultados del hacer nos hacen fan-
tasear sin limites. Los investigadores y los técnicos criti-
cos (quizis no en su mayoria, pero si en todas partes) co-
‘nocen muy bien estos limites, y sacan la consecuencia del,
Tamado agnosticismo: no conocemos. Esto es la simple
Cifras de ta teanscendencia 15
negacidn de la absolutizacién anterior del saber y del ha
Pero aqui tenemos que ver una diferencia. El agnésti-
co pasivo en ningin caso se interesa por lo no-
cognoscible. Se mueve en el medio del conocer determi-
nado, necesario y universalmente vilido, que se impone
ficticamente con seguridad en todo el mundo como co-
nocimiento. De esto no duda nunca ¢! agnéstico. Pero
este agndstico pasivo permanece indiferente, impavido,
ante lo que sin embargo no puede investigar, y ante lo
gue no le importa absolutamente nada. Todo el pensar y
él producir figuras, todas las representaciones y cifras que
fos son dadas en la tricién de los milenios, slo son
ara él un campo de investigacién psicolégica y sociolé-
viene as llusiones o fuera que allt han renado, de
forma aniloga a las poderes naturales—. El agnéstico
suele interesarse poco por ello, puesto que estas ciencias
de la Psicologia y Sociologia de faco slo son realmente
ciencia en marcos muy restringidos, y, por su parte, de-
penden la mayoria de las veces de fantasias 0 absolutiza-
ciones. El agndstico activo es completamente diferente.
Esti muy afectado por Io no-conocido: lo no-conocido lo
tiene absorto, no le deja en paz. Incluso espera que, en el
‘o-saber que él vuelve muy claro y transparente para su
vvista y que se representa de una forma conereta, brote
otra cosa de él. aie a
agnéstico pasivo dificilmente puede mantener su
poricige una peviion que él no considers adecund la
mayoria de las veces. Voy a lamar la atencién sobre un
punto. El investigador realiza la experiencia mortal de
ue, al seguir investigando, cae en un proceso sin fin, y
este proceso sin fin lo devora, por decitlo asf, de manera
que cada vez acumula mis verdades indubitables, pero
que, al ser acumuladas, en cicrto modo lo shogan.
Hay que superar todas las dificultades en las Universida~
des por masificacién y cosas por el estilo. Pero el hechohee
16 Karl Jaspees
de que la investigacién suponga dimensiones tales que el
especialista de ninguna manera puede ya abarcar en su
propio ambito la inmensa variedad de lo publicado, co-
mienza a parecer hoy a algunos investigadores algo suma-
mente amenazador.