De los poetas
«Desde que conozco mejor el cuerpo — dijo Zaratustra
a uno de sus discfpulos — el espititu no es ya para mt
més que un modo de expresarse; y todo lo ‘imperece-
ero’ — es también sélo un simbolo ">.
‘Esto ya te lo he ofdo decir otra vez, respondi6 el dis-
‘cipulo; y entonces afiadiste: ‘mas Jos poetas mienten de-
masiedo''. ¢Por qué dijiste que los poetas mienten de-
‘masiado?»
«gPor qué?, dijo Zaratustra. ¢Preguntas por qué? No
soy yo de esos a quicnes sea licito preguntatles por su
porqué
@Es que mi experiencia vital es de ayer? Hace ya mu-
cho tiempo que he vivido las razones de mis opiniones.
@No tendria yo que ser un tonel de memoria si qui
siera tener conmigo también mis razones?
‘Ya me resulta demasiado incluso el retener mis opi
niones; y més de tn péjaro se escapa volando.
‘A veces encuentro también en mi palomer un animal
que ha venido volando y que me es extraiio, y que tiembla
cuando pongo mi mano sobre él.
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De los poets 189
Sin embargo, gqué te dijo en otro tiempo Zaratustre?
Que los poetas Taienten demasiado? — Mas también Za-
Tatustra es un poeta,
eCrees, pues, que dijo entonces Ja verdad? ¢Por qué
Jo crees?>
EL discfpulo respondi6: «Yo creo en Zaratustra». Mas
Zaratustza movié la cabeza y sontié,
La fe no me hae blenaventurao "cj, y mucho me-
nos, la fe en mi.
Pero en el supuesto de que alguien dijera con toda
seriedtd que los poetas mienten demasiado: tiene razén,
— nosotros mentimos demasiado,
Nosotros sabemos tambicn demasiado poco y aprem-
demos mal: por ello tenemos que ment.
cad aida de entre nosotros los poetas no ba ade
su propio vino? Ms de una venenosa mixtura ha
sido fabriceda en nuestras bodegas, y mAs de une cosa in-
descriptible se he hecho en ellas
Y como nosotros sabemos poco, nos gustan mucho los
pobres de espiritu™, jespecialmente si son mujeres j6-
vvenes!
Hasta codiciamos Jas cosas que Jas viejas se cuentan
pot las noches. A eso lo Iamamos lo eterno-femenino '*
aque hay en nosotros.
Y¥ como si hubiese un acceso secreto al saber, que queda
‘obsiruido para quienes aprenden algo: asi nosotros cree-
mos en el pueblo y en su «sebidutia».
Y todos los poetas creen esto: que quien, tendido en
la hierba o en zepechos solitatios, eguza los ofdos, ése
Tega a saber algo de las cosas que se encuentran entre
cl cielo y la tierra.
Y sia ellos Ilegan delicados movimientos, los poetas
pnan sempre que la naturales misma se enamorado
Y que se desliza en sus ofdos para decitles cosas se
cretas y enamorades lisonjas: ide ello se glorfan y se
fenvanecen ante todos los mortales!
Ay, existen demasiadas cosas entre el cielo y Ia tierra
‘con las cuales sélo los poetas se han permitido soiar !190 Segunda parte
Y¥, sobre todo, por encima del cielo: jpues_todos
los dioses son_un simbolo de_poetss, un amaio de
ectas 1)
“En verdad, siempre somos arrastrados hacia Io alto "*
es decir, hacia el reino de las nubes: sobrc éstas plan-
tamos auestz0s multicolores peleles y los llamamos dioses
yy superhombres: —
Pues son justamente bastante ligetos para tales sillas!
— todos esos dioses y superhombres,
iAY, qué cansado estoy de todo Jo inaccesible, que debe
sex de todos modos econtecimiento ™"! jAy, qué cansado
estoy de los poetas!
‘Cuando Zaratustra dijo esto su discfpulo se enojé con
&, pero call6, ‘También Zaratustra call; y sus ojos se
habfan vuelto hacia dentro, como si mirasen hacia remo-
tas lejenias. Finalmente suspiré y tom aliento.
Yo soy de hoy y de antes, dijo luego; pero hay algo
dentro de mf que es dé manana y de pasado manana y
del futuro.
‘Me he cansado de los poetas, de los viejos y de los
huevos: superficiales me parecen todos, y mares poco
profundos.
'No han pensedo con suficente profundidad: por ello
su sentimiento no se sumergié hasta legar a las razones
Un poco de voluptuosidad y un poco de
#30 in sido la Mer incluso de go relesiones,
Un soplo y un destizarse de fantasmes me parecen a
ani todos sus arpegios; qué kan sabido ellos hasta ahora
del ardor de los sonidos! —
No son tampoco para mi bastante limpios: todos ellos
ansucian sus aguas para hacerlas parecer profundas.
Con gusto representan el papel de conciliadores: mas
pata mf no pasan de sez mediadores y enredadores, -y
mitad de esto y mitad de squello, y gente sucial —
Ay, yo lancé ciertemente mi red en sus mates y quise
gescar buenos peces;, pero siempre saqueé la cabeza de un
diejo dios.
yuttimiento:
F
De los poetas a1
El mar proporcioné asf una piedra al hambriento ®,
Y ellos mismos proceden sin duda del maz.
Es cierto que en ellos se encuentran perlas: pero tanto
més se parecen ellos mismos a crustéceos duros. Y en
Jogar del alma he encontrado « menado en elles Iégamo
salad,
También del mar han aprendido su vanidad: gno es el
mar el pavo real de los pavos resles?
Tncluso ante el més feo de tados los biifalos despliega él
su cola, y jamés se cansa de su abanico de encaje hecho
de plata seda,
Cefudo contempla esto el biifalo, pues su alma pre-
fiere Ia arena, y més todavia Ie maleza, y més que nin-
guna otra cosa, la ciénaga.
iQué le importan s ella belleza y el mar y los ador-
nos del pavo real! Esta e5 la pardbola que yo dedico *
Jos poetas, ee
{En verdad, su espftitu es el pavo real de los pavos
reales y un mar de vanidad!
Espectadores quiere el espiritu del poeta:
‘tengan que ser bifalos! — >
Mas yo me he cinsado de ese esp(titu: y veo venir el
fa en que tambien él se cansaré de sf mismo,
Transformados he visto ya a los poetas, y con la mi-
zada dirigida contra ellos mismos, ‘
Penitentes del espititu he visto venir: han surgido de
los poetas. :
jaungue
Ast babl6 Zaracustra,
ar nn40 Notes det tradctor
rico malo 3 Liza el pobre