Está en la página 1de 46
Cémo escribir sobre una lectura Guia practica para redactar informes editoriales y resefias literarias ALBA A Colas el srt © Cans Fos, 2007 © de eta etc Depiso egal: B0 2547 Anmpesn: Liberhpes, sh Impret Espaia Sumario Introducci6n Aprender a leer mejor Un poco de historia Entrando en materia 1 Blementos de ta lectura. El se recogen algunos titulos que exploran a fondo esta cues- tion Es en este subapartado donde se puede lamar la atencién, sobre cualquier peculiaridad lingtiistica y/o de estilo de ka obra. 2El autor realiza un uso abundante de la ironia o de la metéfora? Tiene una narraci6n elegante y evocadora? es parca? No es necesario que tu «informe» recoja todas estas cues- tiones de estilo analizadas aqui, pero en cuantas mis te fijes, mejor. El lenguaje y el estilo de un libro son «el cuer~ po coherente, atractivo o si tiene algain defecto. ico» de una obra, y conviene saber si ese cuerpo €s Lectura erftica: canalizaci6n de la subjetividad ‘Una vez redactado el «informe» y analizados los aspectos objetivos de la obra, ha llegado el momento de tomar par- tido y realizar una valoracién mas completa del libro que combine todos los elementos anatizados en el informe con la opinién personal que te merece la obra. Anteriormente nos hemos referido a la «impresién» de la obra, es decir, el regusto o impacto personal que ha cau- sado ese texto en el lector. En cambio, en una opinién la persona que la emite conjuga elementos subjetivos y obje- tivos, procedentes estos iiltimos de «la realidad» o de las corrientes culturales e ideolégicas predominantes. Una opinién implica casi siempre una comparacién 0, como minimo, une al objeto motive de opinién con un refe- rente externo. Cuando leemos con atencién una obra literaria sole- mos emitir un juicio, una opini6n, sobre la misma. Para que esa valoracién sea lo mas completa y lo mas justa posi- ble, debemos conjugar los elementos subjetivos con los objetivos, es decir, canalizar nuestra subjetividad, nuestras impresiones, nuestros gustos y opiniones de esa obra cote- jéndolas con los elementos mas objetivos, es decir, obje- tos, situaciones, experiencias, nacionalidad, otras obras li- terarias, referentes culturales 0 corrientes teéricas. 60 Cémo escribir sobre una lectura No es indispensable hacer una valoracién de una obra. Leer un texto de forma profunda y completa es todo un placer en si mismo, y tampoco es preciso que de esa acti- vidad placentera ¢ intelectual saquemos conclusiones y valoraciones, Sin embargo, al recomendar o desalentar la Jectura de una obra a un amigo, por ejemplo, ya estamos indo un juicio sobre esa obra. Para lograr formarse una opinién de una obra, hay que reflexionar sobre los siguientes aspectos de la misma: Factores positivos de la obra: En el «informe» debe cons- tar qué. Por ejemplo, hay obras en las que destacan los personajes, por su brillante caracterizacin y por su realismo, pero la ‘obra es aburrida, o est mal estructurada. Hay pocas obras perfectas en este sentido, pero no por ser imperfecta es ile gibleo inpublicable, En este apartado se debe valorar lo mas objetivamente posible qué aspectos positivos (brillantes, novedosos, originales, interesantes...) destacan en la cbra. Estos aspectos pueden encontrarse en el argumento, en la ‘estructura, en la tensién, en los personajes, en los temas, en Jos dilogos, en Ia ambientacién, en la narracién, en el narrador, en el léxico, en el estilo, en el registro, lementos te han parecido excelentes o aceptables. Si una obra es muy «mala» y crees que no se sustenta por ninguna parte debes ser sincero en tu valoracién: «Es una ‘obra que no destaca positivamente en ningéin sentido. Los personajes son poco crefbles, incompletos, y resultan puros estereotipos. La narracién divaga sin llevarnosanin- gin sitio conereto, lo cual aburre porque tampoco desta Lectura eritica: eanalizactén de la subjetividad 61 can la ambientacién ni la calidad de la narraci6n. Los temas son tratados de un modo muy superficial... Sila obra contiene abundantes elementos positives, tam- bién conviene decirlo, «Bs una obra completa: temas ori ginales, personajes vibrantes, una narracién suntuosa y bien dirigida, una tensi6n creciente y un argumento bien hilvanado. Quizas el autor se deja seducir un poco por el encanto de sus propias palabras, de su propia narracién, y escribe mas descripciones de las puramente justificadas para situar al lector. Pero es un pecadillo que el lector aguanta de buena gana». Factores negativos: En el «informe» deben constar los ele- mentos que te parecen mas mediocres o directamente inaceptables, Por ejemplo, puedes optar por mencionar en el apartado de «factores positivose: «Es una obra que no destaca positivamente en ningéin sentido». Y en el apartado «factores negativos»: «La obra destaca mas por sus elementos negativos que positivos: los personajes son. poco creibles, incompletos, y resultan puros estereotipos. La narracién divaga sin levarnos a ningiin sitio concreto, To cual aburre porque tampoco destacan la ambientacian ni la calidad de la narracién, Los temas son tratados de un modo muy superficial..». Ya la inversa si la obra es satisfactoria: «Factores positivos»: «es una obra completa: temas origi nales, personajes vibrantes, una narracién suntuosa y bien irigida, una tensién creciente y un argumento bien hil vanado. Raya la perfeccién». ee 62 Cémo escribir sobre una lectura ‘Yen «factores negativos»: «quiz4 el autor se deja sedu- ir un poco por el encanto de sus propias palabras, de su propia narracién, y escribe mas descripciones de las pura- ‘mente necesarias para situar al lector. Pero es un pecaaillo que el lector aguanta de buena gana». Hay lectores que prefieren unificar los factores positivos y negativos en una sola menci6n, y otros que prefieren divi dirlos. Generalmente, las obras nunca son pésimas ni perfectas, de modo que en esos casos los elementos a favor y en con- trade una obra que conforman la opinién quedaran com- pensados. Cuando un lector expresa una opinién vehemente sobre tuna obra, a favor o en detrimento de ella, significa que los elementos valorativos subjetivos de esa persona entran en conflicto con sus referentes objetivos del mundo que lo rodea y conoce. Esa opinién tendré mas o menos validez segiin sc articule y se argumente, es decir, segiin se de- muestre que es realmente una opini6n, y no una impre- sign personal Como ya se ha apuntado anteriormente, muchos lectores estan acostumbrados a emitir juicios de valor sobre st impresién personal de una obra, pero eso no es opinar, Opinar requiere un esfiuerzo y un ejercicio de asociacio- Lectura eritica: canalizacién de la subjetividad 63 nes entre referentes culturales y percepciones subjetivas. Por eso, una opini6n sera mas formada y valida, no nece- sariamente certera, cuantas mas asociaciones sea capaz de procesar. Valoracién comercial: He aqui un apartado delicado cuando una tercera parte, por ejemplo, un editor, te pide tu opini6n formada sobre el valor comercial de una obra. El lector debe determinar una «nota», es decir, una pun- tuacién del 0 al 10, segrin la valoracién comercial que le merezca el libro. Evidentemente, por valoracién comer- ial entendemos sel libro se vender bien o no (algo muy ‘complicado de determinar). 0 es la puntuacién mas baja, y 10 la més alta. Por ejemplo, leemos un libro muy interesante y bien escri- to sobre la pesca del bacalao en Finlandia y su mitologia. Evidentemente, el libro no promete mucho a nivel co- mercial. Pero podemos leer una obra histérica sobre la “ltima semana de vida de Hitler, y, aunque se trata de un tema algo morboso, la Segunda Guerra Mundial siempre atrae a lectores. Por supuesto, determinar el valor comercial de la novela de un autor novel es harto dificil. Conviene dejarse guiar ‘un poco por la intuicién y también, tal vez, por la compa- raci6n, «Esta obra se parece a esta otra por el estilo y los temas», Sin embargo, yo no soy demasiado partidaria de 64 Cémo exeribir sobre une lectura Lectura critica: canalizacién de la subjetividad 65 Jas comparaciones, y prefiero valorar la viabilidad comer cial de una obra por algin elemento atractivo que Ia caracterice. Por ejemplo: por las obras que publican, y muchas desean tener un catdlogo con obras de alto nivel literario. Por ejemplo: ‘Se trata de wna obra com un alto nivel lterario (personajes atrac- i tivos, estilo brillante, argumento cautivador), y por tanto su que apela aun sector muy cmcreto deta poblacién. (mujeres sol fmublicacién estariajustificada, La punto com un 7. teras de entre 20 y 40 ais), y muchas mujeres cosmopotitas se ‘entirin identificadas con tos problemas de las protagonistas. Existen otras obras parecidas en temas y en estilo a Sexo en Respecto a las puntuaciones, las més elevadas son entre 7 ‘Nueva York, pero cro que ninguna realiza una critica tan inte y 9. Casi nunca se puntéia una obra con un 10, salvo si es ligente, divertida y mordaz como ésta, La puntio con un 8 de Shakespeare... Cano que Sexo en Nueva York es viable a nivel comercial por Aqui nos olvidamos de si el libro es «bueno o malo», Solo Las obras entre 5 y 6 son mediocres literariamente, aun- que no malas. Es posible que tengan algiin elemento lite- rario interesante. ‘nos fijamos en su valor comercial como producto, ‘Valoracién literaria: Todo lo contrario del apartado ante- rior, Aqui nos fijamos exclusivamente en si la obra tiene valor literario 0 cultural, Por ejemplo, si el libro sobre la ‘altima semana de vida de Hitler est repleto de imprec- siones y errores hist6ricos (algo que un buen lector debe- ria detectar) diremos que la obra carece de rigor histori co, y por tanto su publicacién es desaconsejable por Tos problemas que cllo pudiera ocasionar al editor y al autor Las obras entre 2 y 4 son insuficientes para ser publicadas, Piiblico: En ocasiones, resulta conveniente reflexionar sobre el paiblico a quien puede ir dirigida la obra, Por ejemplo: La obra esté dinigida a un piblico generalista aduilto, sin distin- i) En literatura, diremos sila obra en cuestion tiene un nivel ion prtcular de sexo ni edad. w literario suficiente (preferiblemente elevado) que justifi- in i i que su publicacién. Las editoriales se forjan su prestigio La obra esté dirigida al piblico infantil y juveni i ———————— eee 66 Cémo escribir sobre una lectura La obra esta dirigida a un priblico femenino, deentre 20-40 aris, ‘con problemas de identidad. La obra esti divigida a lectores, eminentemente masculinos y jGve- nes, amantes de la accién y los deportes de riesgo. La obra esta drigida a lectores adultos, de ambos sexosy de todas las edades, amantes de las obras ye estilo clsico-realista, ‘Cuando leemos con atencién una obra literaria solemos ‘emitir un juicio, una opinién, sobre la misma. Para que esa valoracion sea lo mds completa y lo més justa posible, debemos conjugar los elementos subjetivos con los obje- tivo, es decir, canalizar nuestra subjetividad, nuesrasim- presiones, nuestros gustos y opiniones de esa obra cote- jdndolas con los elementos mds objetivos, es decir, obje- ‘tos, situaciones, experiencias, nacionalidad, otras obras leerarias,referentes cuturales 0 corientes tebricas. a La teoria justa y necesaria Cuando queremos leer una obra literaria a fondo y de- seamos extraer de ella. un gran mimero de si conocimientos, necesitamos contar con el maximo posi- ble de referentes culturales. Uno de estos referentes, que ‘muchos consideran inseparable de la obra literaria, es la corriente te6rica en la cual se enmarca. La funcién tiltima de la teoria literaria (algunos la llae man critica 0 filosofia literaria) es estudiar los modos de interpretacién de las obras literarias, es decir, como debe leerse e interpretarse la literatura, y para ello se analiza el significado textual de la obra y qué relacién guarda ésta con el autor y los aspects culturales, sociales y politicos de una época determinada. En iiltima instancia, la teorfa se pregunta qué es la literatura y cémo debemos leerla, ificados y Aunque en el siglo xx la prictica de la teoria literaria fue elevada a disciplina y a profesién, ésta cuenta con una larga historia que se remonta a la antigua Grecia con la Poitica de Aristételes, en la que el autor propuso por vez primera una reflexién estética e intelectual de la caracte- rizaci6n y la descripcién del género de la tragedia. 68 Cémo escribir sobre una lectura La teoria y la critica literaria siempre han estado estre- chamente relacionadas con la historia de la literatura, pero el significado moderno de «teoria literaria» florece aproximadamente en la década de 1950, cuando la lin- siiistica estructuralista de Ferdinand de Saussure empe- 76 a influenciar la critica literaria en lengua inglesa y defendié la existencia de una relaci6n arbitraria entre un signo o conjunto de signos lingiiisticos y su significante, con lo cual se dedic6 a analizar las estructuras subyzcen- tes del contenido de un texto, bisicamente en el argu- mento. La corriente del formalismo ruso fue una influ- yente escuela de critica literaria que predomin6 en la década de 1920 al reclamar la especificidad y autonomia de la literatura y el lenguaje poético. El formalismo ruso ejercié una gran influencia en el estructuralismo y en pen- sadores como Mikhail Bakhtin, segrin el cual en el centro de la existencia se produce una lucha entre dos fuerzas que intentan separar y unir simulténeamente los elemen- tos que existen en la naturaleza y la cultura, Para él, el len- guaje humano recogido en la novela es el mejor ejemplo de esa lucha, y analiz6, entre otros muchos aspectos téc- nicos de la novela, los «géneros del habla» y los elementos polifonicos y heterogl6sicos del discurso novelistico. En cambio, los Nuevos Criticos («New Critics»), entre cellos el poeta y eritico angloamericano TT. S, Eliot, aboga- ron por una lectura atenta y exclusiva del texto («closerea- ding») sin atender a fuentes extratextuales para ejercer cr tica literaria. En ocasiones, st lectura levaba implicita una dimension moral o espiritual. Paralelamente, la critica mar- xistay autores tan dispares en el tiempo como Georg Ltiacs, ‘Terry Eagleton o Walter Benjamin, hacian hincapié en los temas del conflicto de clases y su reflejo en la literatura, La teorta justa y necesaria 69 Ya en la década de 1960, surgieron abundantes movi- mientos literarios que han desembocado en la variedad de corriemtes tedricas € ideolégicas que tenemos hoy en dia, lo cual contribuye, segin algunos, a una cierta con- fusion de términos y de marcos critico-estéticos. ‘A modo de ejemplo, hoy en dia se habla de Critica litera ria feminista (Luce Irigaray, E ne Cixous), es decir, la corriente que hace hincapié en la relacién entre género, creacién y representacién literaria; de Poscolonialismo (Edward Said), corriente que se centra en la influencia que ejerce y ha ejercido el colonialismo en Ia literatura, especialmente en relaci6n al conflicto resultante entre la explotacién de los paises en vias de desarrollo y las pobla- ciones indigenas; posestructuralismo (Michel Foucault, Julia Kristeva) con su critica del estructuralismo; el nuevo historicismo (Stephen Greenblatt), que analiza un texto fijandose en otos textos del mismo periodo histérico y considera la obra literaria un producto de su tiempo; la Queer Theory (Judith Butler, Michel Foucault) y su andlisis de la identidad de género y la sexualidad en la literatura; o la critica psicoanalitica y su andlisis del subconsciente en la literatura, incluido el del autor, el lector y los persona jes del texto. En a actualidad existe tal ntimero de corrientes y subco- rrientes de critica literaria que resulta dificil entender y escoger uno de estos marcos tedricos cuando opinamos sobre un texto literario, Aun asi, todos los lectores, sean profesionales 0 no, aplican tal ver sin darse cuenta un 72 Cémo escribir sobre una lectura ‘marco te6rico a su valoraci6n de la obra, puesto que pue- den analizarla en relacién a la hucha de clases (marxis- ‘mo), en su representaci6n € identidad de género (femi- nismo), en relacién a otros textos y referentes culturales de la época (Nuevo Historicismo) 0a otros muchos aspec- tos de los que la teorfa se hace eco. Cuando un lector lee para si mismo, y no debe opinar, ana- lizar, ni valorar la obra para terceros, el prisma tedrico con que se lee es un factor de relativa importancia y, en todo caso, afecta al lector en cuestién. Como ya se ha comenta- do anteriormente, todo lector lee con su bagaje personal ideolégico y su forma de ser, y por tanto es inevitable pasar la lectura por un cierto tamiz de ideas preconcebidas sobre el mundo, y quiza de prejuicios, que condicionari nuestra interpretacion del texto, Pero cuando un lector lee para terceros y debe opinar o analizar la obra por escri- to, es importante conocer el enfoque y el trabajo de las dis- tintas corrientes te6ricas predominantes para enmarear su valoracién de la obra, asi el lector que comparta esa misma opinién (resefia) 0 estudio académico sabra desde qué perspectiva se ha leido la obra y qué elementos de anzisis se han utilizado, puesto que las distintas corrientes teéricas no siempre se fijan en los mismos aspectos de un texto ni Jo abordan desde iguales premisas. La teorta justa y necesaria La funcién Giltima de la teorialteraria (algunos fa aman, cerftica 0 filosofialiteraria) es estudiar los modos de in- terpretacion de las obras literarias, es decir, como debe leerse e interpretarse la literatura, y para ello se analiza el significado textual de la obra y qué relacién guarda ésta con el autor y los aspectos culturales, sociales y politicos de una época determinada. Ww La resefa literaria Una re es una presentacién, escrita u oral, de Ia opi- nin que se formula sobre un texto literario, Esta presen- tacién debe estar argumentada, es decir, debe justificarse sobre el mismo texto estudiado, La funcién de una rese- fia, o critica literaria, es analizar una obra para que el lec- tor se forme una opi ha leido previamente como sino. El objetivo también puede ser determinar si la obra resefiada merece la pena ser leida, n critica de la misma, tanto si ya la Una reseria, por ser una opinién formada por un lector experto 0 critico literario (en cuyo caso, idealmente, de- beria mencionar ¢l marco te6rico segin interpreta la obra) conjuga la subjetividad del autor de la resefia con ‘ su conocimiento técnico y tedrico de la literatura, Ademis, debe escribir la pieza con claridad expositiva, un estilo y una voz propios. Muchos autores consideran que ‘una auténtica resefia literaria (no el resumen de una | obra) es un género en si mismo. } Aunque toda reseria implica el ejercicio de una critica lite- raria, hablamos de «una critica» propiamente dicha cuan- do la extensi6n y la profundidad supera los limites sucin- —————————————————————————E——— 74 Cémo eseribir sobre una lectura tos de una reseita. En este caso, la critica se valora estética y literariamente como un discurso creativo en si. Su fina- lidad no serfa presentamos tinicamente las claves del texto analizado y su marco teérico, su comparacién con otras obras o incluso su ideologia subyacente. Una critica literaria despliega un segundo discurso estético paralelo al original, y algunos te6ricos, como Roland Barthes, con- sideraron que la eritica es equiparable creativa y literaria- mente a las obras sobre las que se escribe. En la actualidad, la resefia y la critica literaria se consi- deran géneros de la literatura porque éstas reinventan e infunden un nuevo sentido a la obra de partida. Por tanto, podemos afirmar que un critico literario es un cescritor de literatura. Pero equé debe transmitir una buena reseiia o critice lite- aria? ¢Cémo se articula en torno al texto bas Una reseiia o critica literaria debe constar de tres par- tes principales: 4) Planteamiento, donde se sitiza la obra en tiempo, espa- habla brevemente de la obra y se exponen parcial- mente los aspectos argumentales y temiticos del libro, 0 Jos aspectos que sean més llamativos de ésta. Partiendo de la base de que una resefia nunca es una exposicion deta- ada ni evidente del argumento de una obra, siempze se deben proporcionar unos referentes informativos 0 de contenido del texto original, de lo contrario el lector de la resefia, que no ha leido necesariamente el libro, se pierde y la critica cojea. En ocasiones, resulta dificil para el critico La resena literaria 75 decidir qué informacién sobre el contenido incluir 0 no en la resefia, O incluso cémo ordenarla para que no des- virtie el sentido original de la obra ni el objetivo de la eri tica, La siguiente pieza resulta interesante porque, como buena critica literaria que es, empieza sorprendiendo al lector con referentes literarios que le sititan, ¢ incluso le predisponen favorablemente ante la obra, antes de pre- sentar detalles relativos al contenido de la misma, El hecho de citar al poeta roméntico inglés Blake sitiia la obra rese- fiada en un plano de semiigualdad cualitativa: Ya lo dijo William Blake: «El camino del exceso conduce al pala- cio dela sabiduria», Pero también fruede evar a ta torre de mar- fil, a la nave de tas locos 0 al campo de Agramante. Lo primero (que hay que decir de Esa ciudad, ta segunda novela de Javier Pastor (Madrid, 1962), es que no se trata de un producto para el consumo de masas. Lo segundo es que sise trata de una de esas ‘obras que, inctuyéndolo pricticamente todo, incluye también st propia citica: «Esto... eto es sélo desorden. Una sande et diario de un eapullo, ¥ su estilo, tan alejado de la Waneza paton- tos que lo hizo ecuménico: uengn esteticismo vacuo... falsa ere icin y efusionestiricasalternando como comadres de copas con la inmundicia, lo castzo, la germanta, lo ingeniasit. Penaso». En pocas lineas, el autor de la reseiia nos presenta uno de Jos elementos més destacados de la obra: nos dice que es un texto para minorfas y que ademas realiza autocritica, Jo cual es sin duda original. También afiade citas directas del texto, que siempre ayudan a captar el sabor y el tono de la obra. 76 Cémo escribir sobre une lectura En menos de diez frases, sabemos a qué tipo de texto nos enfrentamos € incluso podemos «palparlo», por asi decirlo, porque el autor de la resefia nos presenta sus aspectos definitorios. Después, entra en materia detallan- do informacién tal vez menos interesante pero necesaria sobre el contenido: No le falta razin a. Nicolas Garraiz, el protagonista y narrador de la novela; conviene acarar por qué. Aparentemente, Esa civ dads e diario de este periadista durante el tempo de su corres. ponsatia en la ciudad imaginaria de Capitola. En este pais uultranacionalista 0 tervitorio. auténomo-, Nicolds Gervaiz. intentaré olvidar el final de su relacién con una mujer casada, y aparte de escribir su erénica semanal para el periédice, frecwen- tard a un nuevo grupo de amigos y tertulianos, dedicando su vida al aleohol, las prosttutas y a dar paseos. Llegados a este punto de la critica, sabemos quién es el per- sonaje principal, donde est4, a qué problema se enfrentay cémo intenta resolverlo, El autor de la resefia ha escrito un resumen del argumento de la obra escueto y telegrifico, pero suficiente para que el lector se site en tiempo yespa- cio. Poco después, leemos mas informacién objetiva mez- clada ya con comentarios valorativos y criticos, De forma sutil, sabemos que la trama politica convencional acaba de cualquier modo porque la obra hace gala de su «vanguar~ dia», lo cual, segiin el autor de la resefia, la «excusi» de seguir cualquier convencién o correcci6n argumentativa y literaria. Es decir, se nos informa de que el final de la obra esti mal resuelto 0 es inacabado porque est inmerso en La resena literaria 77 tun marco «de vanguardia», y ademas detectamos que el autor de la resefia desaprueba la ejecucién de este desen- lace (porque éste se cierra «de cualquier modo»): ‘Muy al final de las algo ms de cuatrocientas piginas del libro, aparece una leve trama politica que se zanja bajo la respetable ‘apariencia de una obra de vanguardia, es decin, de cualquier ‘modo, Lo cierto es que el gran protagonista de esta novela no es Nicolds Garvaiz ni Capitolia ni la vida de bohemia que retrata, Aqui la resefia toma un giro inesperado, El verdadero protagonista no es el protagonista aparente ni la vida de bohemia que retrata», sino el lenguaje, tal como se expone mas adelante. La técnica de presentar informa- i6n que después se niega, se contradice o se aclara, resul- ta muy Gtil al escribir una resefia porque se matan dos péjaros de un tiro: por un lado se proporcionan datos objetivos de la obra, y por otro se matizan, permitiendo ast sacarle brillo estilistico y critico a la resefa, Eliinico protagomista de esta neva es el lenguaje, un lenguaje per- smanentemente consciente de si mismo y emperiado en destumbrar. La espesura verbal es de tal calibre que no deja ver ni a los perso- najes, ni los espacios por los que transitan, nila ciudad misma, El exce30 termina convitiéndase en wn obstico impenetrable para la jimaginaciém del lector, que quiere vera esos personajes y entrar com ‘ellos en los espacios de la accién novelesca,y en su lugar se topa com ‘un muro hecho de raptas de ingenio muy agudos a veces, des- ripiones eternamente brillantes, entumeraciones cansinas. 18 Cémo escribir sobre una lectura Esta es la parte central de la pieza, en la cual se destapa y analiza el elemento més importante de la obra. En este caso es el lenguaje, pero el autor pasa répidamentea ana- lizarnos ese elemento en términos negativos. Asi pues, el lector de la reseiia capta el mensaje de que el elemento en tomo el cual gira la obra, el lenguaje, es insuficiente, Jo cual estropea el resto del libro: «La espesura verbal es de tal calibre que no deja ver ni a los personajes, ni los espacios por los que transitan, ni la ciudad misma», En definitiva, el autor sefiala al exceso como pecado capital y desautoriza la obra. Elexceso, disfrazado de modernidad lingitistica y de cinismo espi- ritual, no conduce a ningiin palacio, De la sabiduria mejor no hablar. (Fernando Castanedo sobre Esa Ciudad de Javier Pastor, Babelia, El Pais, 16 diciembre de 2006.) En la conclusién, el autor «resume» ¢ incide en Jos mismos defectos de la obra: un exceso que pretende ser valido amparindose en la modernidad lingiistica y ¢l «cnismo spiritual». Ademés, la obra est vacia de contenido, de «sabiduria», segiin el autor de la resefia. Si ti hubieras escrito este libro resefiado, cte resentirias halagado por esta critica, 0 no? , por ejemplo, incluye un elemento importante de subjetividad (la incitacién a seguir leyendo) que no esta argumentado nj referenciado en el texto, por eso en una resefia convie- ne no excederse en los comentarios personales que no se demuestran. De lo contrario, ese comentario se convierte en un hecho discutible, no en una impresi6n formada. Uno de los errores més frecuentes en una resefia es pre- sentar percepciones subjetivas como si fueran obviedades ‘© hechos contrastados, cuando en realidad no lo son. ‘Cuando se lee 0 se escribe una resefa, tanto sila valo- racién de la obra es positia como negativa, hay que ‘tener en cuenta que el resultado de Ia lectura es subjeti- ‘vay la opinion individual formada de una persona, Una resefla no es una sentencia. Conclusiones Después de leer un libro, fuera por gusto © por deber, muchos lectores experimentan la sensacién de haber coronado una nueva cima, aunque luego, invariablemen- te, éta revele cumbres atin mas altas por explorar. Para muchos, la lectura esconde en su seno esta dualidad: la capacidad de satisfacernos y de enorgullecernos intelec- tualmente, y la de frustramos por la imposibilidad de leer y comprender todo lo que quisiéramos. Tal vez sea esta una de las razones que nos impulsan a ir més lejos y mas hondo en nuestras lecturas: si leemos con criterio, no sélo sacaremos més sabiduria de Tos textos, sino que podremos elegirlos mejor. Debido a nuestra incapacidad material para leerlo todo, incluso para leer una amplia seleccién de obras, saber elegir nuestras lecturas es tan importante como aprender a sumengirse en ellas. Algunos te6ricos y pedagogos defienden que la lectura es un acto acumulativo, en el sentido de que todos los textos leidos a lo largo de una vida nos afectan progresivamente de forma consciente e inconsciente. Segiin este punto de vista, no es tanto el contenido objetivo lo que hace mella en nosotros, sino nuestra forma de abordar e interpretar él texto. Hoy en dia, en muchas sociedades modernas no se debate que la influencia de un contenido sea mejor 0 peor que otra, El lector moderno parte de una gama ili 86 Cémo eseribir sobre una lectura mitada de textos donde elegir, y es su forma de leerlos, de interpretarlos y de vivirlos lo que define su influencia. Por ejemplo, si en la Inglaterra Victoriana del siglo xix se crefa que algunas obras que cuestionaban el papel emi- nentemente doméstico y sumiso de la mujer ¢jercian una influencia maligna en las lectoras, afortunadamente estas tendencias se han abandonado en muchas partes del mundo para democratizar y liberalizar el acto de leet. Ya no es tinicamente el contenido de los libros en términos objetivos lo que pesa sobre el lector, sino que éste, en vir tud de su mentalidad, su formacién, su entorno, y de la relaci6n que mantiene con la lectura, puede reinterpretar la obra en miiltiples significados, algunos de ellos mas profundos que otros. Si uno repasa los dltimos éxitos superventas a nivel internacional, veremos que ~dejando Jas campafias publicitarias aparte— en muchos casos han sido los lectores quienes han determinado el poder y la influencia que una obra ha tenido en ellos, no tanto el contenido material de la misma. No existe nada marea- damente revolucionario en la saga Harry Potter, pero sus |jovenes (y no tan jévenes) lectores se han sumergido tan hhondo en su lectura que ésta ha cambiado los patrones tradicionales de la literatura infantil y su forma de abor- dar la lectura (ahora sabemos que los nifios son capaces de leer libros de quinientas paginas). El pablico infantil no sélo se ha identificado con los personajes de! libroy ha aprendido de él, sino que ha cambiado en cierto moc su enfoque a la lectura y lo que ésta representa para ellos. Resulta dificil determinar cuando estamos leyendo con profundidad, dejando que la lectura nos envuelva y per- damos la nocién del tiempo y del espacio, y cuando la ! i Gonclusiones 87 mente coloca una barrera entre nosotros y el texto. En ambos casos, se produce una compleja interact texto y lector, un tira y afloja en el que, en ocasiones, el lector sucumbe ante el poderio del libro. Y también en ambos, la predisposici6n del lector ante la obra parece ser ‘un factor importante, Uno entiende mejor un texto cuan- do confia en él. Al igual que sucede con las personas, a veces depositamos nuestra confianza en obras que nos defraudan, pero si nuestra actitud es atenta y abierta de miras, siempre aprendemos de la lectura y permitimos que ésta se vaya acumulando en nuestra mente y en nues- tra conciencia formando capas de conocimiento. Cada Jectura se suma a lo que el lector ha leido antes y, sobre todo, a lo que ha entendido y «sacado» de esa literatura. Podriamos afirmar, incluso, que la lectura también es acu- mulativa en un grupo social aftadiéndose a los estratos de la conciencia colectiva. entre jen podemos seleccionar nuestras lecturas, no siem- pre podemos prever ni controlar los efectos que estas cau- san en nosotros, que pueden ser muy distintos de un lector a otro. Una biografia sobre la Madre Teresa de Calcuta, por ejemplo, puede simplemente informar y entemecer a un lector pero transformar la vida de otro, quien a rafz de esa obra decide ingresar en una orden reli- giosa, En estos casos extremos, que la historia de la lectu- ra no considera insélitos, el lector ha entrado en un nivel de lectura muy profundo (conscientemente o no) en el cual el texto sirve de espoleta o de inspiracién a sus inquietudes vitales mas internas, Cuando uno consigue conectar con la lectura a ese nivel, ésta consigue transfor- marnos de forma sutil o espectacular, pero en cualquier 88 Cémo escribir sobre una lectura caso, nos deja un poso que nos construye (0 destruye) como individuos. Hay libros escritos desde el amor, desde la sabiduria, desde la ignorancia y desde el odio. Pero en liltima instancia es nuestra elecci6n de Jos textos, y la interpretacién que sabemos hacer de ellos, lo que con- forma su influencia en nosotros. Cimo escribir sobre una letura no puede indicar los pasos en 1 camino hacia ese conocimiento interno, pero cabe esperar que su «hoja de ruta> sobre los aspectos mis importantes de una obra inviten al lector a fijarse en ellos cuando aborde su préxima obra, Para ello, es importante abandonar algunos habitos desafortunados de lectura: a) El desinterés, Para amar la lectura no hay que leer por obligacién, sino por placer, interés, necesidad 0 ineluso inercia, Para crear un habito de lectura hay que abando- nar la pereza y, en un principio, obligarse a leer, pero una ver creada esa costumbre, la eleccién de las lecturas debe ser lo més libre posible. El habito de lectura nunca debe ser un matrimonio de conveniencia. ) La superficialidad. Una lectura répida que s6lo consi- dere los aspectos mas obvios o vistosos de una obra, sea del género que sea, es una lectura pasiva. Nuestro cerebro responde a medio gas a los impulsos que ella nos provo- ca, y casi siempre nos deja indiferentes. En ocasiones, la ectura pasiva no lo es en su totalidad, sino que en medio del aturdimiento que nos produce la lectura del libro bus- ‘amos en él aspectos previamente determinados por nosotros. Tal vez queramos fijarnos en las escenas eréticas Conclusiones 83 del texto, y a priori s6lo nos interese eso. O busquemos compulsivamente las escenas donde predominan los did logos y escasean las descripciones largas de entornos. En. ‘estos casos, la lectura se convierte en una suerte de «regis- to policial». Antes de sumergimos en la obra sabemos, 0 reemos saber, lo que queremos encontrar y rebuscamos en todas direcciones hasta dar con ello, Es un tipo de lec- tura efectivo si s6lo queremos hallar aspectos muy con- cretos de ella, pero es una manera pobre y desagradecida de leer. Quiz como en otros muchos aspectos de la vida, también en la lectura es mejor la calidad de nuestro acto lector que la cantidad de obras ingeridas. Cuando uno consigue librarse, en cierta medida, de estas ataduras que dificultan abordar una obra escrita con espi- ritu realmente critico, entramos en un nivel de lectura

También podría gustarte