Está en la página 1de 8

INSTITUTO TECNOLOGICO PRIVADO “REINAS DE LAS

AMERICAS”
AÑO DE LA UNIDAD, LA PAZ Y EL DESARROLLO.

ESTUDIANTE: SARITA DEL LUCERO IGLESIAS

DOCENTE: LIS BERNUY CHUQUINBALQUI

TURNO: MAÑANA SECCION: B06

CURSO: INVESTIGACION E INNOVACION TECNOLOGICA

TITULO:

MANEJO DEL DOLOR AGUDO (control de enfermedades


degenerativas, cáncer)

IQUITOS-PERU
13.02.23
INTRODUCCION

El dolor es la causa más frecuente de consulta en el Servicio de Urgencia (SU),


llegando a ser reportado por el 78% de los pacientes y un tercio de ellos manifestando
dolor severo (escala igual o superior a 7/10).
A pesar de lo frecuente del motivo de consulta, el tratamiento del dolor está lejos de
ser óptimo, reportándose en la literatura numerosa evidencia de oligoanalgesia en los
SU.
Existen reportes donde sólo un 60% de los pacientes con dolor reciben analgesia y, de
ellos, el 75% es dado de alta sin resolución de sus síntomas.
Los factores asociados al mal manejo del dolor se han atribuido a la falta de educación
y conciencia por parte de los profesionales de salud, dificultades en la evaluación y
reevaluación de los pacientes, atochamiento o saturación en los SU, sesgos raciales,
etáreos y sociales.
En nuestro país, no existen estudios al respecto. Se ha constatado mal uso de los
medicamentos como, por ejemplo, utilizar dos fármacos con el mismo mecanismo de
acción, evidentemente sin obtener mejor resultado, pero exponiendo al enfermo a los
efectos adversos.
Así, podemos observar que frecuentemente se indican dos anti-inflamatorios no
esteroidales (AINEs), como Ketoprofeno, luego de no obtener analgesia, con la
administración de Ketorolaco en dosis plena.
Resulta habitual también, el uso fármacos de efecto moderado como AINEs, en el
contexto de pacientes con dolor severo. Peor aún es la elevada tasa de prescripciones
inadecuadas en el grupo de pacientes adultos mayores, tanto en el fármaco elegido
como la dosis empleada.
1. FORMULACION DE PROBLEMAS
El tratamiento del dolor puede abordarse desde diferentes puntos dentro de su
fisiopatología. Es importante que el tratante sepa dónde y cómo actúan los
medicamentos que va a prescribir, para intentar hacer un enfoque multimodal del
manejo del dolor y evitar los efectos adversos y contraindicaciones de los mismos.
Esto significa que, si por ejemplo, un paciente se presenta al SU con dolor 8/10
originado por un síndrome de dolor lumbar típico, el paciente requerirá, si así lo desea,
analgesia endovenosa y más de un medicamento. Esta combinación de medicamentos
debe atacar diferentes vías del dolor, combinando por ejemplo analgésicos anti-
inflamatorios no esteroidales (AINEs), opioides y paracetamol. El tratante de este
paciente no debería en ningún caso combinar 2 AINEs pues esto sólo aumentaría los
riesgos de obtener efectos adversos, sin mejorar los efectos analgésicos de los
fármacos que está utilizando. Asimismo, el tratante debería intentar obtener efectos
sinérgicos de los fármacos que utiliza, como por ejemplo en la combinación de
paracetamol con opioides.
Una intervención de alto impacto para el correcto uso de estos medicamentos ha sido
la incorporación de farmacólogos clínicos dentro del personal de urgencia. Estos
profesionales orientan, supervisan y realizan seguimiento de las prescripciones, tanto
en la unidad de urgencia como las indicaciones al alta. Entre sus funciones se
encuentran cooperar con el equipo realizando análisis farmacocinética de pacientes
especiales para el ajuste de sus dosis o determinar la presencia de problemas
asociados a la medicación como alergias cruzadas, interacciones farmacológicas,
contraindicaciones, entre otros. Finalmente llevan el registro de los errores de
prescripción y técnica de administración. Se ha demostrado que todas estas
intervenciones pueden reducir los errores de medicación general, hasta en un 80%,
que finalmente impactan en los costos para las instituciones y para el paciente
Otro punto importante del manejo del dolor es el alivio de los síntomas concomitantes
como por ejemplo, la ansiedad, las náuseas y la disnea, dado que sin el manejo de los
mismos no se obtendrá el alivio del sufrimiento del paciente. Existen numerosos
fármacos que se pueden asociar a los analgésicos para el manejo de éstos como
benzodiacepinas, antieméticos, antiespasmódicos, así como el uso otras técnicas, por
ejemplo, uso de ventilación mecánica no invasiva, en los casos más extremos.
En el grupo de pacientes pediátricos se debe tener una política de manejo integral de
este problema y transformar a los servicios de urgencia en “Unidades sin dolor”. La
atención de niños que consultan por dolor agudo o aquellos que requieren analgesia
para procedimientos dolorosos, presenta un gran desafío, ya que genera estrés en los
pacientes, familiares y equipo de salud. Es inaceptable la analgesia sub óptima en
este grupo de enfermos. Por ejemplo, en un estudio del grupo PERC en niños con
sospecha de apendicitis aguda, el tiempo “triage to analgesia” promedio fue de 200
minutos, más del 40% de las administraciones de analgesia se realizaron después de
la evaluación del cirujano y además, sobre el 40% de los niños recibió la analgesia
posterior a la ecografía abdominal, con el evidente disconfort asociado. Más adelante
se explicará, que quitar el dolor precozmente, no obstaculiza, sino por el contrario,
mejora el proceso diagnóstico.

Por tanto se plantean la siguiente interrogante:


¿Por qué deberíamos solucionar este problema?
2. Justificación

La ética es la parte de la Filosofía que estudia la bondad o la malicia intrínseca de los


actos y de las conductas humanas. La Medicina desde sus inicios ha estado
relacionada con la ética, ya que su objetivo ha sido siempre conseguir el bien del ser
humano enfermo (3).

El término "bioética" procede del griego bios (vida) y ethos (comportamiento,


costumbre). El objetivo principal de la bioética es, por tanto, el estudio de la relación
existente entre la vida y los principios o pautas de la conducta humana. La bioética en
el campo de la Medicina se basa en los cuatro principios formulados por Beauchamp y
Childress (4): beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia. El principio bioético
más elemental y sobre el que se basan los enumerados anteriormente es el respeto a
la dignidad de la persona basado en un enfoque integral y humanista de la asistencia
sanitaria.

La responsabilidad de los profesionales en lo que respecta a proporcionar un control


adecuado del dolor está recogida en el Juramento Hipocrático (5) y en la Declaración
de Ginebra (6), que exige ante todo velar por la salud del paciente. Asimismo, el
Código Internacional de Ética Médica (7) estipula que el médico debe a sus pacientes
toda su lealtad y todos los recursos científicos disponibles para ellos.

El alivio del dolor es un claro ejemplo del principio de beneficencia. Este principio,
fundamento del Juramento Hipocrático, consiste en orientar el ejercicio de la Medicina
a buscar el bien del paciente. Permitir que sufra dolor sin poner los medios necesarios
para evitarlo vulnera abiertamente este principio. No proporcionar los medios
terapéuticos disponibles actualmente para el alivio del dolor constituye una forma de
abandono que, llevado a un caso extremo, se podría considerar como omisión del
deber de socorro. Evitar el dolor y el sufrimiento es la primera obligación moral y
profesional no solo del médico, sino de todo el personal sanitario implicado en el
cuidado del paciente. Por ello, permitir que el paciente experimente dolor por no utilizar
las medidas terapéuticas disponibles es una práctica médica inmoral que vulnera el
principio de beneficencia y constituye una de las más escandalosas negligencias
médicas.

El principio de no maleficencia se basa en el principio hipocrático de primum non


nocere, es decir, "ante todo no hacer daño". Según este principio ningún profesional
sanitario debería ocasionar perjuicios a un enfermo, valorando siempre el balance
entre los beneficios y los riesgos de toda actuación terapéutica. Sin embargo, hay
situaciones en las que no es posible evitar un trauma al paciente dado su carácter
cruento, como ocurre en las intervenciones quirúrgicas o en ciertas pruebas
diagnósticas de carácter invasivo. En estos casos, el no poner los medios necesarios
para evitar o minimizar en la medida de lo posible el dolor producido por la
intervención diagnóstica o terapéutica es actuar en contra del principio de no
maleficencia.
El principio de autonomía se refiere a la capacidad que tiene el enfermo para decidir
sobre su tratamiento. Al contrario que los anteriores, es un principio que siempre ha
estado ausente de la tradición médica, a pesar de la gran importancia que ha adquirido
en los últimos años. Durante siglos el paciente nunca ha participado en la toma de
decisiones y el médico era quien decidía. El deber del médico era hacer el bien al
paciente y el del paciente aceptarlo (8). El enfermo, por el mero hecho de serlo,
carecía de capacidad para elegir. En la actualidad, desde el punto de vista ético, se
plantea la importancia de que el paciente participe activamente en la elección del
tratamiento tras recibir información suficiente y adecuada. No proporcionar información
sobre las medidas disponibles para el control del dolor contraviene el derecho del
paciente de participar activamente en la elección de la terapéutica. Impedir su
participación afecta seriamente al principio de autonomía. Sin embargo, el paciente
debe participar en la toma de decisiones de una manera racional, no dejándose
influenciar por el desconocimiento, por ideas irracionales ni por presiones externas.

Este principio es sumamente importante porque obliga a informar al paciente, si así lo


desea, sobre el diagnóstico, el pronóstico y las posibilidades terapéuticas, con sus
riesgos y beneficios. Permite al enfermo rechazar todo tipo de tratamiento o elegir uno
distinto al propuesto. Debería permitir al paciente, dentro de lo posible y con las
limitaciones legales vigentes, elegir el momento, lugar y forma de su muerte. Para
promover este principio se ha propugnado el llamado "consentimiento informado",
como forma de garantizar que el paciente ha recibido una información adecuada sobre
el acto médico que se va a aplicar y que manifiesta su acuerdo. El consentimiento
informado es tanto más importante cuanto mayores sean los riesgos del tratamiento
propuesto o de la técnica de exploración a la que se someta y cuantas más
posibilidades existan de fracaso.

Según el principio de justicia la Medicina debe tratar a todos los seres humanos sin
ningún tipo de discriminación, debiendo proteger más a los más desfavorecidos. El
bien común o el bien de todos deben ser siempre superiores al bien de individuos
concretos (9). Este principio se basa en dos hechos: el primero de ellos es que todas
las personas, por el mero hecho de serlo, tienen la misma dignidad,
independientemente de cualquier circunstancia, y por tanto son merecedoras de igual
consideración y respeto; el segundo hecho es que hay que luchar por una distribución
justa y equitativa de los siempre limitados recursos sanitarios para conseguir el
máximo beneficio en la comunidad, evitando desigualdades en la asistencia sanitaria.
Este principio convierte al personal sanitario en gestor y administrador de los recursos
y de los servicios, que deberá utilizar de una forma efectiva y eficiente, evitando
actuaciones sanitarias inadecuadas.
3. OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL:
Unificar criterios para la valoración y manejo del dolor del paciente ingresado en el
CHUA,
Proporcionando recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible, dirigidas
tanto a
Profesionales sanitarios, no sanitarios, pacientes, familiares y/o cuidadores.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
Prevenir el dolor.
Disminuir el porcentaje de pacientes con dolor durante el ingreso
Concienciar a los profesionales sanitarios de la importancia priorizar el alivio del dolor.
Optimizar el manejo adecuado de analgesia.
4. LIMITACIONES

Algunos estudios reportan que el dolor afecta en mayor o menor intensidad el


desarrollo de actividades de la vida diaria, las más limitadas fueron: estudiar o realizar
tareas de la casa, calidad del sueño, trabajar fuera de casa, caminar de prisa, estado
de ánimo, así como en la energía y vitalidad (12, 13). Respecto a la intensidad del
dolor se encontró que la mayoría de los pacientes con dolor crónico refieren dolor de
moderado a severo (14). Así mismo, se encontró que el diclofenaco es el analgésico
que más se prescribe para el manejo del dolor y que los pacientes utilizan terapias
alternativas para el alivio del dolor, entre las que destacan el masaje, la acupuntura y
la automedicación (15).

Ante esta problemática descrita previamente, se planteó la necesidad de realizar un


estudio descriptivo correlacional con el propósito de identificar el manejo del dolor
crónico y las limitaciones en las actividades de la vida diaria en pacientes que fueron
atendidos en la consulta externa de una institución pública del área metropolitana. Los
resultados del estudio permitirán proponer intervenciones multidisciplinarias enfocadas
a disminuir la intensidad del dolor y coadyuvar a que el paciente con dolor crónico
tenga un mejor desempeño en la realización de las actividades de la vida diaria y por
ende disfrute de una mejor calidad de vida.

 Las actividades que presentaron de moderada a severa limitación a causa de la


intensidad del dolor fueron: labores del hogar (67.6%), caminar (62.92%), manejar o
utilizar algún tipo de transporte (54.3%) y sueño (51%).

Se encontró una asociación negativa entre el manejo del dolor y la limitación en las
actividades de la vida diaria (rs = -.495, p = .001). No se encontraron diferencias
significativas en la intensidad del dolor respecto al sexo (medianas en mujeres = 5.0 vs
hombres = 5.0), ni en la limitación de actividades respecto al sexo (medias en mujeres
= 37.19 vs hombres 36.97).

También podría gustarte