Está en la página 1de 4

Proyecto de investigación – Gestión comunitaria del agua.

 
 
Lineamientos base para la formulación de un sistema integrado de corresponsabilidad en torno a
la gestión comunitaria del agua en Colombia

 
Las comunidades organizadas para la gestión comunitaria del agua plantean definirse como
asociaciones de economía solidaria, sin ánimo de lucro, que buscan garantizar el acceso al agua de
las comunidades en torno a las cuales se establecen (proyecto de ley 271 de 2022). En este
sentido, se conformarán por una junta de asociados y/o beneficiarios, que para garantizar la
sostenibilidad en la prestación del servicio de agua realizarán aportes periódicos y extraordinarios
destinados a los gastos de operación, mantenimiento y dotación de los sistemas de acueductos
comunitarios.  
No obstante, al definirse como asociaciones sin ánimo de lucro, principalmente en comunidades
rurales y socioeconómicamente vulnerables, las comunidades organizadas para la gestión
comunitaria del agua presentan inconvenientes para el ejercicio de sus funciones,
fundamentalmente en los requerimientos de inversión y de cumplimiento de los estándares de
calidad y potabilización del agua. Por tanto, y en concordancia por el proyecto de ley del plan
nacional de desarrollo Colombia potencia mundial de la vida, que en su artículo 221 plantea los
lineamiento para la política pública de gestión comunitaria del agua; la red nacional de acueductos
comunitarios, en conjunto con congresista del pacto histórico, radicaron el proyecto de ley 271 de
2022 “Por medio de la cual se garantizan los mecanismos de protección del derecho a la gestión
comunitaria del agua, los aspectos ambientales relacionados y se establece un marco jurídico para
las relaciones de las Comunidades Organizadas para la Gestión Comunitaria del Agua con el
Estado”. 
Este proyecto de ley busca definir un régimen especial para los acueductos comunitarios,
diferente al régimen de servicios públicos domiciliarios creado por la ley 142 de 1993, que entre
otras cosas promueve el fortalecimiento de estos esquemas diferenciales de prestación del
servicio de agua, exenciones tributarias y apoyo Estatal para su financiación. Dentro de las
fuentes de financiación para las Comunidades organizadas para la gestión comunitaria del agua
figuran inversiones del ministerio de vivienda, ciudad y territorio, aportes de las entidades
territoriales de la respectiva jurisdicción, y recursos provenientes del sistema general de
participaciones.  
El artículo 42 del proyecto de ley plantea que “son funciones de esta subdirección: 10. Coordinar
con el Departamento Nacional de Planeación y la Superintendencia de Servicios Públicos
Domiciliarios, la definición y aplicación de las variables y criterios para la distribución de los
recursos del Sistema General de Participaciones - SGP para Agua Potable y Saneamiento Básico en
lo relacionado con la gestión comunitaria del agua”.  
En la misma línea, el artículo 51, referido a los proyectos de inversión para el fortalecimiento de la
gestión comunitaria del agua plantea que: “los Ministerios de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el
Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio y el Departamento Nacional de Planeación constituirán
una unidad de gestión de proyectos para la gestión comunitaria del agua. La unidad de gestión de
proyectos así constituida prestará asesoría técnica para la formulación de proyectos de inversión a
cargo de las entidades territoriales, estos proyectos deberán contribuir al fortalecimiento de la
Gestión Comunitaria del Agua, los mismos podrán ser financiados con cargo al Sistema General de
Participaciones, el Sistema General de Regalías u otras fuentes de financiación pertinentes. La
Unidad de Gestión de Proyectos acompañará el proceso de presentación de los proyectos de
inversión a las distintas fuentes de financiación” 
Finalmente, en el artículo 58 se propone que “las Comunidades Organizadas para la Gestión
Comunitaria del Agua tendrán derecho a recibir una transferencia monetaria no condicionada
bimensual por cada suscriptor de menores ingresos, y está destinada a financiar los costos de
administración y de operación de la prestación comunitaria del servicio de acueducto. Este
subsidio será pagado por parte de los Fondos de Solidaridad y Redistribución de Ingresos a las
comunidades organizadas para la gestión comunitaria del agua”.  
Como es sabido, los Fondos de solidaridad y redistribución del ingreso fueron creados por la ley
142 de 1993, y su función esencial es la de contabilizar y gestionar los subsidios que se otorgan por
concepto de reducción de tarifas de servicios públicos domiciliarios a los estratos 1, 2 y 3. Dichos
fondos son financiados mediante los recursos del sistema general de participaciones – agua
potable y saneamiento básico.  
Puede verse que gran parte del esquema de financiación para la gestión comunitaria del agua, en
lo que concierne a las obligaciones del estado que se proponen, tiene como origen los recursos del
sistema general de participaciones – agua potable y saneamiento básico.  
Como se mencionó anteriormente, al estar definido dentro de los propósitos sectoriales del plan
de desarrollo, la financiación de la gestión comunitaria del agua adquiere gran relevancia en el
escenario político actual, y a su vez plantea retos importantes en materia de definición de
competencias y capacidades en los distintos niveles de gobierno, marcos normativos y disposición
de recursos. Una situación compleja que se identifica es la que respecta al otorgamiento de
subsidios a través de los fondos de solidaridad y garantía. Como se dijo previamente, dichos
fondos hacen parte del régimen de servicios públicos domiciliarios creado por la ley 142 de 1993, y
su financiación con recursos del SGP está anclada a metodologías tarifarias definidas por la
Comisión de regulación de agua potable. En este sentido, toda obligación con cargo a estos
fondos, proveniente de un régimen diferenciado, puede causar controversias legales y
presupuestales importantes, además de la posibilidad existente de que los municipios aleguen no
contar con los recursos disponibles para sobre cargar dichos fondos, que se utilizan para subsidiar
los servicios de públicos domiciliarios de acueducto, alcantarillado y aseo en los esquemas
tradicionales.  
No obstante, lo anterior, y a pesar de las problemáticas que surjan a la hora de financiar y apoyar
estos esquemas diferenciales de suministro de un bien fundamental como el agua, se considera
que se abre una oportunidad de transformar la prestación del servicio en el sector, de contribuir a
la equidad social y de comenzar a resolver el profundo problema del acceso al agua potable en las
zonas rurales del país. El apoyo a la gestión comunitaria del agua puede inscribirse en un cambio
de paradigma a nivel global, que cataloga el agua como un bien fundamental y público, donde
países desarrollados, bajo el concepto de remunicipalización, buscan devolver la gestión de agua a
lo público.  
Ahora bien, para la consecución de los fines del Estado colombiano, caracterizado por la
descentralización política, fiscal y administrativa, es necesario entablar relaciones
intergubernamentales entre los niveles nacional y territorial, de coordinación y
corresponsabilidad, que permita atender adecuadamente los problemas a través de la delegación
de competencias. Para el caso de la implementación de una política pública en torno a la gestión
comunitaria del agua, se requiere la definición, mediante mecanismos institucionales, de una serie
de competencias y capacidades entre los distintos niveles de gobierno, que permita establecer la
forma en la que se intercambian recursos y se asignan responsabilidades. La institucionalización de
competencias bien definidas entre las administraciones nacional y territorial, al igual que su
relación con las comunidades organizadas para la gestión comunitaria del agua, que tengan en
cuenta las capacidades administrativas, fiscales y políticas de cada nivel de gobierno (diferencias
verticales y horizontales), posibilita no solo que el origen de la financiación se dedé apelando al
nivel con mayor capacidad para hacerlo, sino que la política sea sostenible en el tiempo y tenga en
cuenta los procesos que de facto han venido desempeñando los diferentes actores
gubernamentales y comunitarios.
En este sentido, el presente trabajo busca plantear los lineamentos base para la formulación de un
Sistema Integrado de Corresponsabilidad, entre entidades del nivel nacional, territorial y
comunitario, que permita la implementación de una política eficaz y sostenible, al reflexionar
sobre cómo se deben organizar las instancias gubernamentales para atender un servicio
fundamental como el acceso al agua, bajo los preceptos del principio de corresponsabilidad, que
implica la delegación de competencias teniendo en cuenta las capacidades específicas de cada
nivel de gobierno. Por lo tanto, un sistema integrado de corresponsabilidad se compone de A)
unos principios de corresponsabilidad, que sirven como marcos generales para la efectiva
adopción de medidas (la descentralización política, el enfoque diferencial territorial, el
reconocimiento de la gestión comunitaria del agua como proceso ancestral y cultural, son algunos
de esos principios). B) una coordinación corresponsable, mediante la cuálcual se definen
competencias entre los niveles de gobierno, procesos de complementariedad, concurrencia y
subsidiariedad, y la implementación y ejecución de acciones específicas. C) un protocolo de
corresponsabilidad, en desarrollo de la cual se procederá a la medición de variables y la
estimación de indicadores territoriales que tengan en cuenta las especificidades propias de los
territorios, las instituciones y las poblaciones, y sus capacidades administrativas, políticas y
fiscales. D) la definición de unos indicadores de gestión y coordinación que permitan realizar
sondeos periódicos del estado de la cuestión y tomar las medidas permitentes.
Mediante un sistema con estas características, que desarrolle los aspectos institucionales y
operativos en relación con el funcionamiento del Estado, es posible sortear las dificultades que
comúnmente se presentan a la hora de implantar acciones encaminadas a dar solución a
problemas particulares. Para el caso de la gestión comunitaria del agua, un sistema integrado de
corresponsabilidad permite identificar actores clave, asignar competencias específicas a nivel
nacional, que se encarguen de resolver controversias como la de los fondos de solidaridad;
caracterizar los niveles territoriales de acuerdo a sus capacidades y en esa medida delegar
responsabilidades (en función de la categoría o su capacidad de inversión en el sector, restadas sus
inflexibilidades, por ejemplo); avanzar en mecanismos de financiación sostenibles y en procesos de
seguimientos y evaluación a través de indicadores que alerten sobre la capacidad de los
acueductos comunitarios; y en general coadyuvar a la eficiente y eficaz implementación de una
política pública que, como se mencionó anteriormente, puede contribuir a la solución del
problema del acceso al servicio al agua que padece una gran proporción de la población
colombiana, garantizando la sostenibilidad de la iniciativa, la institucionalización de los procesos
necesarios para su implementación y la financiación requerida.

Es bueno explorar un cambio en la forma en la que se está abordando el mandato constitucional


de asegurar la prestación eficiente de los servicios públicos. (Artículo 365). Allí siempre se habla de
servicios públicos, no necesariamente de servicios públicos domiciliarios. Sin embargo, el artículo
11 de la Ley 1176 de 2007 desarrolló la Constitución señalando como destino de los recursos los
servicios públicos domiciliarios. Allí está el problema, el legislador de 2007 pensó que eso
abarcaba todo y se equivocó.

Relamente se puede hablar de servicios públicos, como lo hace la Constitución, pensando que ese
es el género y que tiene dos especies, los domiciliarios y los no docmiciliarios.
Así las cosas, el artículo 11 de la Ley 1176 de 2007, debió referirse a los servivios públicos y no
exclusivamente a los servicios públicos domiciliarios, dejando por fuera a cualquier otro sistema o
esquema de acceso al agua apta para el consumo humano.

Si se quiere avanzar en el fortalecimiento a la Gestión Comunitaria del Agua, es necesario vencer


esa óptica del legislador y de los funcionarios públicos de todos los entes del sector. El acceso al
agua no siempre se hace mediante acometida domiciliaria. Es un problema manifiesto en las pilas
públicas de La Guajira, en donde con un decreto se establece que ese sistema es público
domiciliario a pesar que el agua no llega al domicilio sino a la pila pública.

La Corte Constitucional ha matizado el problema diciendo en varias sentencias que el servicio


público domiciliario incluye la entrega de agua al domicilio sin importar que se haga mediante
carrotanques, valdes, o galones. Una vaina que no la creen ni ellos. Eso sí, que se pronunciaran
sobre el asunto, significa que existe el problema.

Comentario. Me parece bien enfocado el trabajo. Espero que mis comentarios le sirvan de algo.

También podría gustarte