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26 MACBETH La tradici6n teatral ha hecho de Macbeth la mas desafortunada de las obras de teatro de Shakespeare, en particular para quienes acttian en Macbeth mismo puede Ilamarse el mas desafortunado de todos los pr nistas shakespeareanos, precisamente porque es el mas imaginativo. méaquina asesina, Macbeth es dotado por Shakespeare con algo menos una inteligencia ordinaria, pero con un poder de fantasia tan enorme pragmaticamente parece ser el del propio Shakespeare. Ningtin otro de Shakespeare —ni siquiera El rey Lear, Suefio de una noche de vera tempestad— nos sumerge de tal manera en una fantasmagorfa. La Suefio de una noche de verano y de La tempestad es decisivamente mientras que no hay ninguna magia o brujeria declarada en El rey Lear que a veces la esperamos porque el drama es de enorme intensidad a toria. La brujeria en Macbeth, aunque omnipresente, no puede alterar los: tecimientos materiales, pero la alucinaci6n si puede y efectivamente tera. La ruda magia de Macbeth es enteramente shakespeareana; se a su propia imaginacién como nunca antes, tratando de encontrar sus morales (si es que los hay). No sugiero que Macbeth represente a Shak: de ninguna de las complejas maneras en que Falstaff y Hamlet pueden sentar ciertos aspectos interiores del dramaturgo. Pero en el sentido re tista de la imaginacién (que no es el nuestro), Macbeth bien puede emblema de esa facultad en Shakespeare, una facultad que tiene que asustado a Shakespeare y deberia aterrarnos a nosotros, cuando le presenciamos Macbeth, pues la obra depende del horror de sus propi ginaciones. La imaginaci6n (o la fantasia) es un asunto equivoco Pp kespeare y su época, en la que significaba a la vez especie de substituto de la inspiracion divina, y u casi un castigo por el desplazamiento de lo sagra re de alguna manera mitiga el aura negativa de la pero no en Macbeth, que es una tragedia de la imaginacion. Aunque proclama triunfalmente “E] tiempo es libre” |‘ Macbeth es muerto, las reverberaciones de las que no podemos esca do salimos del teatro 0 cerramos el libro tienen bertad. Hamlet muere en la libertad, aumentando tal vez nuestra propi cién, pero la muerte de Macbeth es menos libera cién universal ante Macbeth es que nos identificamos con él, o por | con su imaginaci6n. Ricardo m1, Yago y Edmun: el furor poético, coi in desgarr6n en la r lo en lo secular. Sh: fantasia en sus otras ‘The time is fren”), co que ver con ci6n para nosotros. 0 son héroes-villay Macbeth 519 Macbeth es uno de esa compaiifa parece enteramente equivocado. Ellos Irchen rar ndduaks Macheth sxfreintensamente-desaber aye hace el .y que tiene que seguir haciendo cosas cada vez peores. Shakespeare se ra de manera bastante aterradora de que seamos Macbeth; nuestra iden- acion con él es involuntaria pero inescapable. Todos nosotros poseemos, un grado 0 en otro, una imaginacién proléptica; en Macbeth, es absoluta. es apenas consciente de una ambicién, deseo 0 anhelo antes de verse a si 0 del otro lado o en la otra orilla, habiendo ejecutado ya el crimen que ple equivocamente su ambicién. Macbeth nos aterra en parte porque ese cto de nuestra propia imaginacién es efectivamente aterrador: parece wvertirnos en asesinos, ladrones, usurpadores y violadores. Por qué no podemos resistir a identificarnos con Macbeth? Domina de manera su drama, que no podemos volvernos a ningtin otro lugar. Lady beth es un personaje poderoso, pero Shakespeare la excluye del escena- después de acto 11, escena iy, salvo su breve regreso en estado de locura principio del acto v. Shakespeare habia matado pronto a Mercucio para “itar que robase Romeo y Julieta, y habia permitido sdlo a Falstaff una esce- de muerte relatada para impedir que sir John empequefieciera al Hal “re- ado” en Enrique v. Una vez que lady Macbeth ha desaparecido, la unica esencia real en el escenario es Macbeth. Astutamente, Shakespeare no hace cho por individualizar a Duncan, a Banquo, a Macduff y a Malcolm. El ero borracho, el hijo pequefio de Macduff y lady Macduff son ms vivi- en sus breves apariciones que todos los varones secundarios de la obra, ¢ van envueltos en una comiin grisura. Puesto que Macbeth dice un buen cio de los versos del drama, y el papel de lady Macbeth queda truncado, designio de Shakespeare para nosotros resulta manifiesto. Debemos viajar ia dentro por la oscuridad del corazén de Macbeth, y alli nos encontrare- s mds verdaderos y extrafios, asesinos en espiritu y del espiritu. El terror de esta obra, comentado con gran competencia por Wilbur nders, es deliberado y saludable. Si nos vemos obligados a identificarnos Macbeth, y si nos abruma (y a si mismo), entonces también nosotros debe- s ser temibles, Trabajando contra la formula aristotélica de la tragedia, akespeare nos inunda de miedo y piedad, no para purgarnos sino para una ecie de apoyo sin propésito que ninguna interpretacion comprende ente- mente. La sublimidad de Macbeth y de lady Macbeth es abrumadora: son ssonalidades convincentes y valiosas, profundamente enamorados el uno ] otro. En realidad, con una ironfa a ultranza, Shakespeare los presenta mo la pareja casada més feliz de toda su obra. Y son todo menos dos demo- ios, a pesar de sus espantosos crimenes y sus merecidas catastrofes. Tan répida escorzada es su obra (mas o menos la mitad de larga que Hamlet), que no nos da ociosidad para confrontar su descenso al infierno mientras sucede. 520 HAROLD BLOOM Algo vital en nosotros queda desconcertado por la evanescencia de lo mee de sus naturalezas, aunque Shakespeare nos da suficientes emblemas ¢ camino hacia abajo y hacia fuera. Macbeth es una extrafia unidad de lugar, argumento y personajes, fundid juntos més alld de toda comparacién con cualquier otra obra de Shakespea El cosmos del drama es mas drdstico y enajenado incluso que el de El Lear, donde la naturaleza quedaba tan radicalmente herida. El rey Leares precristiana, mientras que Macbeth, abiertamente catélica medieval, pare menos situada en Escocia\que en el keroma, la vacuidad cosmolégica de nm tro mundo tal como lo déscriben los antiguos herejes gnésticos. Shakespe te sabia por lo menos algo del gnosticismo, gracias a la filosoffa hermética Giordano Bruno, aunqug creo que sélo puede haber muy poca o ningw influencia directa de Brurjo en Shakespeare (a pesar de las interesantes rencias de Frances Yates). [Pero el horror gnéstico del tiempo parece hab infiltrado en Macbeth, emanado de la naturaleza nada-menos-que-unive de la propia conciencia d Shakespeare. El] mundo de Macbeth es un do al que hemos sido arrojados, una mazmorra lo mismo para los tiranos para sus victimas. Si El rey Lear era precristiana, entonces Macbeth es ex flamente postcristiana. Hay, como hemos visto, presagios cristianos que sesionan a los paganos de Lear, aunque sin ningtin propésito ni ningtin efew A pesar de algunas alusiones desesperadas de algunos personajes, Mack no ofece ninguna pertinencia a la revelaci6n cristiana. Macbeth es el enzs so “hombre de sangre” aborrecido por los Salmos y otros lugares de la Bib pero apenas puede asimilarsele con la villanfa biblica. No hay nada especiii mente anticristiano en sus crimenes; ofenderian virtualmente a toda vis de lo sagrado y Io moral que haya conocido la cronica humana, Tal vez es el motivo de que el Trono de sangre de Akira Kurosawa sea tan extrafame la mejor version cinematografica de Macheth, aunque se aparta mucho las especificaciones de la obra de Shakespeare. La tragedia de Macbeth, ca lade Hamlet, la de Leary la de Otelo, es tan universal, que un contexto es tamente cristiano le resulta inadecuado. He aventurado varias veces en este libro mi sugerencia de que Shakespe evade (0 incluso emborrona) intencionalmente las categorfas cristianas a lo largo de su obra. Es cualquier cosa antes que un poeta y dramate devoto, no hay Sonetos sagrados de Shakespeare. Incluso el Soneto 146 (4 soul, the centre of my sinful earth” [“Pobre alma, centro de mi tierra pees ra”) es un poema eativaca, nartiqulammante en, oa decisis verse Bre terms divine in selling hours of dross” |“Compra plazos divinos vendiend de escoria”]. Una importante edicion de Shakespeare glosa terms das “vida eterna”, pero terms se presta a varias lecturas menos ambiciosas. Shakespeare en la resurreccién de la carne? No podemos saberla_ Macbeth 521 uentro nada en las obras de teatro o en los poemas que sugiera un sobrena- ‘0 coherente en su autor, y mas indicios tal vez para sugerir un nihi- pragmatico. No hay mds consuelo espiritual que sacar de Macbeth que otras altas tragedias. Graham Bradshaw arguye sutilmente que los te- de Macbeth son cristianos, pero comparte también las reflexiones de che sobre la obra en Aurora (1881). He aqui la seccién 240 de Aurora: Sobre la moralidad del escenario: Quien piense que el teatro de Shakespeare tiene un efecto moral, y que la vista de Macbeth le repe- Je a uno irresistiblemente del mal de la ambicion, esta en el error: y estd otra vez en el error si piensa que Shakespeare mismo sentia como €lsiente. E] que esté realmente posefdo por una ambicién furiosa con- templa esta imagen suya con alegria; y si el héroe perece por sti pa- sion, ésta es precisamente la especia mas picante en el trago ardiente de esta alegrfa. Puede haber sentido el poeta de otra manera? (Qué regiamente, y no en absoluto como un granuja, persigue su hombre ambicioso su curso desde el momento de su gran crimen! Solo a partir de entonces ejerce una atraccién “demoniaca” y excita a la emulaci6n a las naturalezas similares -demoniaco significa aqui: en desaffo con- tra la vida y con ventaja a favor de un impulso ¢ idea. con Macbeth es porque también nosotros tenemos el sentimiento de que esta- mos violando nuestras propias naturalezas, como él viola la suya. Macbeth es una més de las pasmosas originalidades de Shakespeare, el primer drama expresionista. La conciencia de Hamlet es mds vasta que la nuestra, pero no la de Macbeth; parece de hecho tener exactamente nuestros contornos, sea- Mos quien seamos. Y como hemos subrayado ya, el elemento proléptico de la imaginaci6n de Macbeth alcanza nuestra propia aprehensi6n, nuestro sen- tido universal de que lo espantoso esté a punto de suceder, y de que no tene- mos més opcidn que participar de ello. Cuando Malcolm, al final de la obra, se refiere a “este carnicero muerto, y su demoniaca reina” [“this dead butcher, and his fiend-like Queen”), esta- mos en la extrafia posicién de tener que estar de acuerdo con el hijo de Duncan ya la vez de murmurar para nuestros adentros que categorizar asia Macbeth ya lady Macbeth no parece muy adecuado. Claramente las ironfas de Macbeth no nacen de perspectivas encontradas sino de divisiones de la persona —en Macbeth y en el ptiblico. Cuando Macbeth dice que en él “la accién queda ahogada en suposiciones” [“function is smother'd in surmise”), tenemos que estar de acuerdo, y después cavilamos sobre la medida més limita- da en que eso es también verdad para nosotros mismos. El Doctor Johnson dijo que en Macbeth “los acontecimientos son demasiado grandes para acep- tar la influencia de disposiciones particulares”. Como nadie temia més que Johnson lo que él llamaba “la peligrosa prevalencia de la imaginaci6n”, ten- go que suponer que el més grande de todos los criticos no queria reconocer que la disposicién particular de la imaginacién proléptica de Macbeth sobredetermina los acontecimientos de la obra. Trazar el mapa de algunas de las expresiones de este saltar hacia adelante del espiritu de Macbeth de- berfa ayudarnos a saltar adelante siguiendo sus pasos. En un exaltado aparte, bastante al principio de la obra, Macbeth nos in- troduce en la naturaleza extraordinaria de su imaginacion: Esta solicitacin sobrenatural No puede ser mala; no puede ser buena Si es mala, zpor qué me ha dado prenda de éxito, Empezando en una verdad? Yo soy baron de Cawdor: Si es buena, gpor qué cedo yo a esa sugestion Cuya hérrida imagen me eriza los cabellos, Y hace que mi coraz6n sentado me golpee las costillas, Contra el habito de la naturaleza? Los miedos presentes Son menores que las horribles imaginaciones. 536 HAROLD BLOOM Mi pensamiento, cuyo crimen sin embargo es sdlo fantastico, Estremece de tal manera mi solo estado de hombre Que la funcién se ahoga en presagios, Y nada es sino lo que no es. “My single state of man” {“Mi solo -o simple, o tinico— estado —0 co: cién— de hombre” juega con varios sentidos de single: unitario, aisl. vulnerable. La fantasmagoria de asesinar a Duncan es tan vivida que “ es sino lo que no es”, y la “accién” [function], la mente, queda ahogada “Ja suposicion” [surmise], la fantasia. La musica dramatica de este pasaje, no puede dejar de discernirse con el oido interior, es muy dificil de descr Macbeth se habla a sf mismo en una especie de trance, a medio camino tre el trauma y la vision segunda. Involuntario vidente del horror, ve lo con certeza va a ocurrir, a la vez que sigue sabiendo que ese asesinato es ~ fantastico”. Su tributo a sus propias “horribles imaginaciones” es absolu’ implicacion es que su voluntad no es pertinente. Que esta al borde de la cura puede parecernos evidente a nosotros ahora, pero semejante juicie taria equivocado. Es la resuelta lady Macbeth la que enloquece; el prolé Macbeth estara més y mas escandalizado, pero no es mas demente al que lo que es aqui. Lo pardmetros de la mente enferma vacilan a lo large la obra de Shakespeare. :Hamlet esta de veras loco en algtin momento. cluso hablando por aproximacién? Lear, Otelo, Leontes, Timon pasan ellos por desarreglos y (en parte) salen de ellos, pero a lady Macbeth no dada ninguna curacién. Podria ser un alivio para nosotros que Macb: volviera loco, pero no puede, aunque sélo fuera porque representa nuestras imaginaciones, incluyendo nuestra capacidad de anticipar fix que anhelamos y a la vez tememos. En su castillo, con Duncan como su real anfitri6n, Macbeth inten! soliloquio al modo de Hamlet, pero rpidamente salta a su propio m' Si estuviera hecho una vez que esté hecho, entonces estarfa bien: Que se hiciera rapidamente: si el asesinato Pudiera impedir la consecuencia, y asir Con la cesaci6n el éxito; si tan slo este golpe 8. This supernatural soliciting / Cannot be ill; cannot be good:— / Ifill, why hath it gi me earnest of success, / Commencing in a truth? | am Thane of Cawdor: / If good, yield to that suggestion / Whose horrid image doth unfix my hair, / And make my s heart knock at my ribs, / Against the use of nature? Present fears / Are less than horrible imaginings. / My thought, whose murther yet is but fantastical, / Shakes so my single of man / That function is smother’d in surmise, / And nothing is, but what is not. [Liii.130-42] Macbeth 537 fuera el va-todo y el acaba-todo —aqui, Solo aqui, en esta orilla y playa del tiempo, Saltarfamos a la vida por venir.” “Saltar” [jump] significa en parte “arriesgar”, pero Shakespeare lo dice también en nuestro sentido, Después de que la gran vision de “la Misericor- dia, como un recién nacido desnudo” cae sobre Macbeth desde algiin reino trascendental, el huésped usurpador tiene otra fantasia relativa a su propia voluntad: No tengo otra espuela Para picar los ijares de mi intencién, sino sdlo La jactanciosa ambici6n, que se rebasa a sf misma ¥ cae del otro...° Entonces entra lady Macbeth, y asi Macbeth no completa su metédfora. ‘El otro” qué? No el otro lado, pues su caballo, que es toda la voluntad, ha sido espoleado en sus ijares, de modo que la ambicién evidentemente esta ahora en el otro vado u orilla, su asesinato de Duncan establecido como un deseo. Esa imagen es central en la obra, y Shakespeare tiene cuidado de man- tenerla como fantasmagérica no permitiéndonos ver el asesinato efectivo de Duncan. En su camino hacia su regicidio, Macbeth tiene una vision que lo leva todavia ms lejos en el reino donde “nada es sino lo que no es”: 2Es un pufial lo que veo ante mi, Con el pufio hacia mf? Ven, déjame asirte: No te tengo y sin embargo te sigo viendo. iNo eres, vision fatal, sensible Al tacto, como a la vista? ;O no eres mas que Una daga de la mente, una falsa creaci6n, Procedente del cerebro oprimido de calor? Te veo atin, en forma tan palpable Como éste que ahora saco. Ti me diriges el camino por donde iba; Y un instrumento tal iba a usar. Mis ojos son engafiados por los otros sentidos, O bien valen tanto como todo el resto: te sigo viendo; g. Ifit were done, when “tis done, then ’twere well / It were done quickly: If th’ assassination / Could trammel up the consequence, and catch / With his surcease, success; that but this blow / Might be the be-all and the end-all-here, /But here, upon this bank and shoal of time, / We'd jump the life to come. [Lvii.-7] 10. [have no spur / To prick the sides of my intent, but only / Vaulting ambition, which o’erleaps itself / And falls on th’ other— [I.vii.25-28] 538 HAROLD BLOOM Y en tu hoja, y pomo, gotas de sangre, Que no estaban antes. No hay tal cosa. Es el asunto sangriento el que da forma Asia mis ojos. Ahora en una mitad del mundo La naturaleza parece muerte, y suefios perversos engafian Al suefio envuelto en sus cortinas: La brujerfa celebra Las ofertas a la pdlida Hécate; y el Crimen macilento, Alarmado por su centinela, el lobo, Cuyo aullido es su vigfa, asf con su paso sigiloso, Con las zancadas raptoras de Tarquino, hacia su designio Avanza como un fantasma. Tt, segura y afianzada tierra, No oigas mis pasos, hacia donde caminan, por temor De que tus piedras mismas parloteen de mi paradero, Y quiten el presente horror del tiempo, Que ahora casa bien con él. Mientras yo amago, él vive: Las palabras al ardor de los hechos dan un aliento demasiado [Suena una campana.] Voy, y esté hecho: la campana me invita. No la escuches, Duncan; porque es un redoble Que te invita al Cielo o al Infierno." Este magnifico soliloquio, que culmina en el doblar de campanas, pre se ha juzgado una apoteosis del arte de Shakespeare. ‘lan acostu: esté Macbeth a una vision segunda, que no da pruebas ni de sorpresa temor ante el cuchillo visionario, sino que intenta frfamente asir esa de la mente”. La frase “una falsa creaci6n” apunta sutilmente al cosmos, ni Is this a dagger, which I see before me, /‘The handle toward my hand? Come, let clutch thee: /I have thee not, and yet I see thee still. / Art thou not, fatal vision, s« To feeling, as to sight? or art thou but / A dagger of the mind, a false creation, / Pr from the heatoppressed brain? /I see thee yet, in form as palpable / As this which draw. / Thou marshall’st me the way that I was going; / And such an instrument I was use.—/ Mine eyes are made the fools o’ th’ other senses, / Or else worth all the rest: f thee still; / And on thy blade, and dudgeon, gouts of blood, / Which was not so before There’s no such thing. / It is the bloody business which informs /‘Thus to mine eyes oer the one half-world / Nature seems dead, and wicked dreams abuse / The curtain’ sleep: Witchcraft celebrates / Pale Hecate’s off rings; and wither’d Murther, / Alarum his sentinel, the wolf, / Whose howl’s his watch, thus with his stealthy pace, / With Tarquin’s ravishing strides, towards his design / Moyes like a ghost. Thou sure and earth, / Hear not my steps, which way they walk, for fear /'Thy very stones prate of my: where-about, / And take the present horror from the time, / Which now suits with it. Whiles I threat, he lives: / Words to the heat of deeds too cold breath gives. / A bell m go, and it is done: the bell invites me. / Hear it not, Duncan; for it is a knell / That summons thee to Heaven, or to Hell. [11.i.33-64] Macbeth 539 tico de Macbeth, que es obra de algtin Demiurgo cuyos borrones hicieron de la creaci6n misma una caida. Con maravillosa valentia metafisica, que des- pertando nuestra simpatia contribuye a implicarnos en las culpas de Macbeth, responde a la fantasmagoria desenfundando su propia daga, reconociendo asf su cardcter tinico con sus propios anhelos prolépticos. Como en El rey Lear, el significado primero de fool en esta obra es “victima”, pero Macbeth desafiantemente afirma la posibilidad de que sus ojos, en lugar de ser victimas podrian valer por todos sus demés sentidos juntos. Este momento de bravura se disipa con un nuevo fenémeno en la historia visionaria de Macbeth, cuando la alucinacién sufre una transformacién tem- poral y grandes gotas de sangre se manifiestan sobre la hoja y el mango. “No hay tal cosa”, intenta insistir, pero en lugar de eso se rinde a uno de esos exa- bruptos de elocuencia que caen perpetuamente sobre él. En ese rendirse a la hechicerfa de Hécate, Macbeth sorprendentemente identifica sus pasos hacia Duncan dormido con las “zancadas raptoras” de Tarquino hacia su vic- tima en el poema de Shakespeare La violacion de Lucrecia. Macbeth no va a raptar a Duncan, si no es robandole su vida, pero la alusién harfa estreme- cerse a muchos entre el ptiblico. Una vez mas tengo para mi que esta auda- cia es la firma del propio Shakespeare, estableciendo su complicidad con la imaginacién de su protagonista. “Voy, y esté hecho” constituye la prolepsis climatica; participamos, sintiendo que Duncan esta ya muerto, antes de que se hayan realizado las pufialadas. Es después del siguiente asesinato, el de Banquo, y después de la confron- tacién de Macbeth con el fantasma de Banquo, cuando las expresiones prolépticas empiezan a ceder al sentimiento del usurpador de ser més ultra- jado que ultrajador: La sangre se ha vertido antes de este dia, en los viejos tiempos Antes de que el estatuto humano purgara el dulce bien comin; Si, y también después se han cometido asesinatos Demasiado terribles para el ofdo: hubo un tiempo En que, cuando se esparcfan los sesos, el hombre morfa, Y allf era el fin; pero ahora se levantan de nuevo, Con veinte heridas mortales en su corona, Y nos empujan fuera de nuestro asiento. Esto es més extrafio Que ese asesinato.” 12. Blood hath been shed ere now, i’ th’ olden time, / Ere humane statute purged the gentle weal; / Ay, and since too, murthers have been perform'd / Too terrible for the ear: the time hhas been, / That, when the brains were out, the man would die, / And there an end; but now, they rise again, / With twenty mortal murthers on their crowns, / And push us from our stools, This is more strange / Than such a murther is. (ILiv.74-82] 540 HAROLD BLOOM Puesto que los contextos morales, como nos advirtié Nietzsche, simple- mente no son pertinentes para Macbeth, el creciente sentido de ultraje de su protagonista tal vez no es tan escandaloso como deberia ser. Las brujas lo despistan, pero son en todo caso entidades bastante despistadoras; me gusta la observacién de Bradshaw de que “parecen curiosamente caprichosas e in- fantiles, apenas menos preocupadas de pilotos y castahos que de Macbeth y Escocia”. Lejos de gobernar el keroma, o vacuidad cosmolégica, en la que se sittia Macbeth, parecen componentes suyos mucho mas raquiticos que el propio Macbeth. Un mundo que cayé en el momento mismo en que era crea- do es cualquier cosa antes que una naturaleza cristiana. Aunque Hécate tiene algtin poder en esa naturaleza, siente uno una fuerza demitirgica mas grande desatada en esta obra. Shakespeare no la nombrar4, salvo para Ilamarla “tiem- po”, pero se trata de un tiempo altamente metaférico, no de “los viejos tiem- pos” [“olden time”] 0 los buenos dfas de antafio cuando desparramaba uno los sesos de alguien y asf acababa con ellos, sino “ahora”, cuando los fantasmas nos desplazan. Este “ahora” es el mundo vacfo de Macbeth, en el que nosotros, como pt blico, hemos sido arrojados, y ese sentido de “arrojo” es el error que Wilbur Sanders y Graham Bradshaw subrayan en Macbeth. Cuando Macduff ha huido a Inglaterra, Macbeth nos hiela la sangre con un voto: “Desde este momento / Cada primer impulso de mi coraz6n ser / Primer impulso de mi mano” [“From this moment, / The very firstlings of my heart shall be / The firstlings of my hand”|. Como esos primeros impulsos piden la matanza de lady Macduff, sus hijos y todas las “desdichadas almas” relacionadas con Macduff, hemos de apreciar que el corazon de Macbeth es en gran medida también el corazén del mundo de la obra. La decapitacién de Macbeth por Macduff impulsa al vengador, al final, a proclamar: “El tiempo esta libre” pero no creemos a Macduff. ;Cémo podrfamos? E] mundo es de Macbeth. precisamente como él lo imagin6; sdlo el reino pertenece a Malcolm. El rey Lear, situado también en el vacfo cosmolégico, es demasiado variado pare tipificarlo con una sola expresidn, aunque sea del propio Lear, pero Macbeth concentra su drama y su mundo en su mas famoso discurso: Debié morir més adelante: Hubiera habido tiempo para semejante palabra. Mafiana, y mafiana, y mafiana, Se arrastra con ese pasito de dia en dia, Hasta la tiltima sflaba del tiempo conocido; Y todos nuestros ayeres han alumbrado a los locos El camino hacia la polvorienta muerte. ;Apagate, apagate, breve [eirio! La vida no es m4s una sombra en marcha; un mal actor, Macheth 541 Que se pavonea y se agita una hora en el escenario, Y después no vuelve a saberse de él: es un cuento Contado por un idiota, leno de ruido y de furia, Que no significa nada. El Doctor Johnson, escandalizado con razén de que esa sea la respuesta de Macbeth ala muerte de su esposa, insisti¢ al principio en que “such a word” [“semejante palabra”] era una errata por “such a world” |“semejante mun- do”]. Cuando el Gran Khan se retrajo de su enmienda, argument6 tercamente que “word” significaba “inteligencia” en el sentido de “informacién”, y asi no se referia a “en el futuro” [“hereafter”], como por desgracia se refiere in- dudablemente. El genio moral de Johnson se sintié afrentado, como se sin- tio por el final de El rey Lear, y Johnson tenfa raz6n: ninguna de esas obras mira con una Optica cristiana. Macbeth tiene la autoridad de hablar por su drama y su mundo, como por su persona. En el tiempo de Macbeth no hay futuro en ningtin mundo. Y sin embargo se trata del suicidio de su propia esposa del que le han informado. En lugar de una elegfa por la reina Macbeth, escuchamos una marcha ftinebre nihilista, o mas bien un arrastrase de bo- bos, de victimas universales. E] “breve cirio” esa la vez el sol y la vida indivi- dual, ya no el “gran nudo” de la magnifica invocacién de Macbeth justo antes del asesinato de Banquo: iVen, reposante noche, Envuelve los tiernos ojos del piadoso Dia, Y, con tu mano sangrienta ¢ invisible, Cancela y haz pedazos ese gran nudo Que me hace estar palido! La luz se espesa; y el cuervo Alza el yuelo hacia el tramposo bosque; Las cosas buenas del Dia empiezan a decaer y amodorrarse, Mientras los negros agentes de la Noche se abalanzan sobre sus [presas. Te maravillas de mis palabras: pero estate quieto; Las cosas mal empezadas se fortalecen con el mal.* 33. She should have died hereafter: / There would have been a time for such a word —/ To- morrow, and to-morrow, and to-morrow, / Creeps in this petty pace from day to day, / To the last syllable of recorded time; / And all our yesterdays have lighted fools / The way to dusty death, Out, out, brief candle! / Life’s but a walking shadow; a poor player, /'That struts and frets his hour upon the stage, / And then is heard no more: it is a tale / Told by an idiot, full of sound and fury, / Signifying nothing. [.v.17-28] 14. Come, seeling night, / Scarf up the tender eye of pitiful Day, / And, with thy bloody and invisible hand, / Cancel, and tear to pieces, that great bond / Which keeps me pale!—Light thickens; and the crow / Makes wing to th’ rooky wood; / Good things of Day begin to 542 HAROLD BLOOM Aquila noche se convierte en un halcén real que desgarra al sol, y lai ginacion de Macbeth es plenamente apocaliptica. En el céntico de Mati y mafiana, y mafiana’”, el tenor es apocaliptico, como lo seré en la rece; por Macbeth de la noticia de que el Bosque Birnam ha venido a Dunsin: Empiezo a estar cansado del sol, Y quisiera que el estado del mundo estuviera ya destruido.s La vida es una sombra andante bajo ese sol, una representacion escé: como el mal actor cuya hora de contoneos y ajetreos no sobrevivird a nu salida del teatro. Habiendo Ievado en mi ofdo la reverberacion de Richardson en el papel de Falstaff durante medio siglo, reflexiono (& Shakespeare, no Macbeth, pretendio que reflexionase) que de Richardson: es cierto que “no se oir mas” hasta mi muerte. E] mejor golpe verbal Macbeth consiste en revisar su metéfora; la vida de pronto no es ya un actor, sino el cuento de un idiota, nihilista por necesidad. EF] magnifico guaje de Macbeth y de su obra se reduce a “sonido y furia”, pero esa juega contra Macbeth, pues su dicci6n misma, en todo su esplendor, lo ta. Es como si por fin se negara a sf mismo toda simpatia imaginativa, denegacién que a su ptiblico le es imposible hacer. 6 Vuelvo, una tiltima vez, a la imponente impresién que Macbeth prow en nosotros. G. Wilson Knight fue el primero que yuxtapuso una refl de Lafew, el sabio viejo noble de Bien esta lo que bien acaba, con Mae Lafew. Dicen que los milagros han pasado; tenemos nuestras personas fi- losoficas para hacer modernas y familiares las cosas sobrenatura- les y sin causa. De ah{ que hagamos fruslerfas de los terrores, atrincherandonos en un aparente conocimiento, cuando deberia~ mos someternos a un miedo desconocido."6 Wilbur Sanders, reconociendo a Wilson Knight, explora Macheth la obra shakespeareana donde mas que nunca nos “sometemos a un droop and drowse, / Whiles Night’s black agents to their preys do rouse. / Thou marvel my words: but hold thee still; / Things bad begun make strong themselves by ill. [MLiii. 46-55] 15. I’gin to be aweary of the sun, / And wish th’ estate o” th’ world were now undone— [Vv.49-50] 16. Laf. They say miracles are past; and we have our philosophical persons to make mm and familiar, things supernatural and causeless. Hence is it that we make trifles of terromm ensconcing ourselves into seeming knowledge, when we should submit ourselves to an unknown fear. [ILiii.1-6] Macbeth 543 desconocido”. Mi propia experiencia de la obra es que reaccionamos justifi- cadamente ante ella con terror, del mismo modo que respondemos a Hamlet con maravilla. Al lado de cualquier otra cosa que Macbeth pueda hacer, cierta- mente no nos ofrece una catarsis para los terrores que evoca. Puesto que nos vemos obligados a interiorizar a Macbeth, el “miedo desconocido” finalmente es de nosotros mismos. Si nos sometemos a él —y Shakespeare no nos deja es- coger mucho- entonces seguimos a Macbeth en un nihilismo muy diferente de los viajes al abismo de Yago y Edmundo. Son nihilistas confiados, seguros de su autoeleccién. Macbeth nunca estd seguro, ni lo estamos nosotros, sus cohorte involuntaria; él nifiea como nosotros padreamos, y somos los tinicos hijos que tiene. La observaci6n mas sorprendente sobre el miedo en Macbeth fue también de Wilson Knight: Mientras Macbeth vive en conflicto consigo mismo hay miseria, maldad, miedo; cuando, al final, él y los demas lo han identificado abiertamente con el mal, se enfrenta al mundo sin miedo: ni tampoco parece ya malvado. Creo ver ad6nde apuntaba Wilson Knight, pero son necesarias unas pocas revisiones. El progreso en sentido amplio de Macbeth es desde el horror proléptico hasta un sentimiento de expectativas frustradas, en el que un sen- timiento de haber sido ultrajado toma el lugar del miedo. Lo “malvado” po- demos dejarlo de lado; es redundante, algo asf como llamar malvados a Hitler 0a Stalin. Cuando Macbeth es traicionado, por alucinaci6n y presagio, ma- nifiesta un profundo y enérgico ultraje, como un actor frenético condenado a errar todas sus entradas. El usurpador sigue asesinando y no logra ninguna victoria sobre el tiempo o sobre la persona. A veces me pregunto si Shakes- peare de alguna manera tuvo acceso a los fragmentos gnésticos y maniqueos sembrados aqui y all en los Padres de la Iglesia, citados por ellos slo para denunciarlos, aunque dudo bastante de que Shakespeare favoreciera esa lec- tura eclesidstica. Macbeth, por intensamente que nos identifiquemos con él, es mds aterrador que todo lo que él enfrenta, sugiriendo asi que nosotros mismos somos tal vez més espantosos que todo lo que hay en nuestros pro- pios mundos. Y sin embargo el reino de Macbeth, como el nuestro, puede ser un contexto macabro: Viejo. Setenta recuerdo bien; En cuyo volumen de tiempo he visto Horas espantosas, y cosas extrafias, pero esta amarga noche Ha dejado palidas todas las experiencias anteriores. Rosse. Ja, abuelo, Ves que los cielos, turbados por el acto del hombre, 544 HAROLD BLOOM Amenazan su sangriento teatro: segtin el reloj es de dia, Y sin embargo la oscura noche estrangula a la lémpara viajera. éEs la predominancia de la noche, o la vergiienza del dia, Que la oscuridad sepulte el rostro de la tierra Cuando la luz viviente deberia besarla? Viejo. No es natural, Al igual que el acto que se ha hecho. El jueves pasado, Un halcén, cerniéndose en el orgullo de su lugar, Fue cazado y muerto por un bitho ratonero. Rosse. _ Y los caballos de Duncan (cosa extrafifsima y cierta) Hermosos y veloces, favoritos de su raza, Volvieron a su naturaleza mostrenca, rompieron sus pesebres, huyeron Luchando contra la obediencia, como si quisieran hacer la guerra Contra la raza humana. Viejo. Dicen que se comian unos a otros. Rosse. _Asf fue; asf fue el asombro de mis ojos Que lo vieron.7 Esto es la resaca del asesinato de Duncan, pero incluso al comienzo de obra un capitén herido dice admirativamente de Macbeth y Banquo: “Ry blaron dobles golpes sobre el enemigo: / Salvo que pretendieran bafiarse heridas hediondas, /O memorizar otro Gélgota, / No sé decirlo...” [“T] Doubly redoubled strokes upon the foe: / Except they meant to bathe in reeks wounds, / Or memorize another Golgotha, / I cannot tell...”| ;Qué signi “memorizar otro Golgota”? E] Gélgota, “lugar de calaveras”, era el Caly donde Jestis suftié en la cruz. “Memorizar” aqui parece significar “me: tializar”, y Shakespeare ha invocado sutilmente un paralelismo escandal Estamos al comienzo de la obra, y estos son todavia los buenos capit Macbeth y Banquo, luchando patridticamente por Duncan y por Esc 17. Old Man. Threescore and ten I can remember well; / Within the volume of which & Thave seen / Hours dreadful, and things strange, but this sore night / Hath trifled former knowings. / Rosse. Ha, good Father, / Thou seest the heavens, as troubled with man’s act. ‘Threatens his bloody stage: by th’ clock "tis day, / And yet dark night strangles the travels: lamp. /Is't night's predominance, or the day’s shame, / That darkness does the face of entomb, / When living light should kiss it? / Old Man. ’Tis unnatural, / Even like the di that’s done. On Tuesday last, / A falcon, towering in her pride of place, / Was by a mousi owl hawk’d at and kill’d. / Rosse. And Duncan’s horses (a thing most strange and certain 7 Beauteous and swift, the minions of their race, / Turn’d wild in nature, broke their stalls, flung out, / Contending ‘gainst obedience, as they would make / War with mankind. / Man. "Tis said, they eat each other. / Rosse, They did so; to th’ amazement of mine eyes, | ‘That look’d upon ‘t. [ILiv1-20] Macbeth 545 pero estén creando un nuevo campo de exterminio para una nueva Crucifi- xin. Graham Bradshaw ha descrito habilmente el horror de la naturaleza en Macbeth, y Robert Watson ha sefialado sus afinidades gnésticas. Shakespeare nos arroja en todo lo que no es nosotros mismos, no para inducir una revulsion ascética en el ptiblico, sino para forzar una eleccién entre Macbeth y la vacui- dad cosmolégica, el keroma de los gnésticos. Escogemos a Macbeth forzosa- mente, y la preferencia resulta muy costosa para nosotros. De la grandeza estética de Macbeth no puede haber dudas, La obra no puede rivalizar con el alcance y la profundidad de Hamlet y de El rey Lear, 0 con el brillo doloroso de Otelo, o con el panorama de un mundo sin fin de Marco Antonio y Cleopatra, y sin embargo es mi favorita personal de todas las tragedias elevadas. La fuerza final de Shakespeare es la interiorizaci6n ra- dical, y este es el drama més interiorizado, representado en la imaginacion culpable que compartimos con Macbeth. Ningtin método critico que funcio- ne igual de bien para Thomas Middleton o John Fletcher y para Shakespea- re va a iluminar para nosotros a Shakespeare. No sé si Dios cre6 a Shakespeare, pero sé que Shakespeare nos creé a nosotros, hasta un grado completamente asombroso. En telacién con nosotros, su ptiblico perpetuo, Shakespeare es una especie de dios mortal; nuestros instrumentos para medirlo se quiebran cuando tratamos de aplicarlos. Macbeth, como han visto sus mejores criti- cos, no nos muestra apenas que los crimenes contra la naturaleza queden reparados cuando un orden social legitimo queda restaurado. La naturaleza es crimen en Macbeth, pero no precisamente en el sentido cristiano que re- clama que la naturaleza sea redimida por la gracia, o por la expiacién y el perdén. Como en El rey Lear, en Macbeth no tenemos adénde ir; no hay ningun santuario a nuestro alcance. Macbeth mismo nos excede, en energfa yen tormento, pero también él nos representa, y lo descubrimos mas vivida- mente dentro de nosotros cuanto mas profundamente cavamos.

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