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GERSON CHAVERRA CASTRO

Magistrado Ponente

AP2996-2021

Radicación n° 57775

(Aprobado Acta No. 185)

Bogotá D.C., veintidós (22) de julio de dos mil veintiuno (2021).

ASUNTO

La Sala reintegrada con Conjueces se pronuncia sobre la admisión de la demanda


presentada por el apoderado de VÍCTOR MIGUEL CASTRO YEPES, en
ejercicio de la acción de revisión, contra el fallo de segunda instancia proferido el
12 de diciembre de 2019 por la Corte Suprema de Justicia.

HECHOS Y ANTECEDENTES

En la decisión aludida se compendian de la siguiente manera:

“VÍCTOR MIGUEL CASTRO YÉPEZ, en calidad de Juez Promiscuo del


Circuito de Chinú (Córdoba), dentro de la acción de tutela instaurada por
PEDRO CÉSAR PESTANA ROJAS y ANTONIO DE JESÚS MARTÍNEZ
HERNÁNDEZ, emitió fallo de 5 de marzo de 2014 en el cual ordenó al Centro
de Reflexión «Cacique Mexión», del Resguardo Indígena Zenú Córdoba- Sucre,
se certificara el tiempo de permanencia de los citados en el mismo, para que, con
tal documento, se solicitara, al Juzgado 2º de Ejecución de Penas y Medidas de
Seguridad de esta ciudad, libertad por pena cumplida, en relación con la sanción
de 6 años de prisión impuesta por el Juzgado 2º Especializado como autores del
delito de concierto para delinquir agravado, confirmada por el Tribunal Superior
de Distrito Judicial de Bogotá, entidad no vinculada al trámite de la tutela, no
obstante que esta última colegiatura, en dos oportunidades, negó la libertad de los
citados -condicional y por pena cumplida-, dado que nunca estuvieron,
efectivamente, por cuenta de la jurisdicción ordinaria, la cual, en diversas fases
del proceso penal, había librado orden de captura vigente, sin que las autoridades
indígenas atendieran tal requerimiento judicial, a pesar que el Consejo Superior
de la Judicatura atribuyó el conocimiento del asunto a la misma.
Para la Fiscalía, el acusado reemplazó al Juez 2° de Ejecución de Penas y
Medidas de Seguridad de Bogotá, al «disponer la libertad de los accionantes por
pena cumplida», despacho de igual categoría, razón por la que el procesado no
tenía competencia para conocer del asunto; además, nunca integró al trámite a la
Colegiatura citada”.

Por este hecho, el 23 de octubre de 2018 el Tribunal Superior de Montería lo


condenó a cincuenta y cuatro (54) meses de prisión por el punible de prevaricato
por acción.

La Sala de Casación Penal de esta Corte, el 12 de diciembre de 2019 confirmó,


sin modificaciones, la sentencia recurrida por la defensa.

LA DEMANDA DE REVISIÓN

El demandante la sustenta en la causal 7 del artículo 192 de la Ley 906 de 2004,


conforme con la cual la acción de revisión procede “Cuando mediante
pronunciamiento judicial, la Corte haya cambiado favorablemente el criterio
jurídico que sirvió para sustentar la sentencia condenatoria, tanto respecto de la
responsabilidad como de la punibilidad”.

Solicita “absolver” por falta de dolo a CASTRO YEPES o “variar” la calificación


jurídica, con atención en las decisiones judiciales en las que la Corte Suprema de
Justicia cambió favorablemente el criterio que sirvió para sustentar la sentencia.

Luego de referirse a los hechos que dieron lugar a la investigación y condena de


aquél y mencionar los fallos del 12 de febrero y 11 de marzo de 2020, rad. 51094
y 54760, en el primero de los cuales, la Corte varía la calificación jurídica
mientras en el segundo se absuelve al acusado, el libelista advierte que ambos
contemplan situaciones idénticas a la de su cliente.

En su opinión, la Sala en el caso 54760 al absolver al procesado señala que no


hubo dolo bajo la consideración de que el obrar del juez “es un acto ostensible y
evidentemente contrario a la ley, desprovisto de un sustento razonable….
contravino manifiestamente el ordenamiento jurídico y, por tanto, su conducta es
objetivamente típica del delito de prevaricato por acción”, pero “la ilegalidad
ostensible de la decisión adoptada por el enjuiciado proviene de un simple yerro
y confusión de proceder y razonamiento jurídico en la valoración del caso puesto
a su consideración”.
Agrega que en el caso de CASTRO YEPES “no se tuvo en cuenta este aspecto
subjetivo”, por lo que con este nuevo pronunciamiento se observa que su actuar
jamás fue doloso.

En el caso 51094, se establece las diferencias entre los tipos penales de


prevaricato por acción y abuso de autoridad, para variar la calificación jurídica y
atribuirle al acusado el segundo delito.

Añade que mirados los diferentes planteamientos puede concluirse que la


decisión del acusado se ajusta a la ley, por lo

que el reproche procedería por atribuirse la competencia de un asunto que no


estaba sometido a su conocimiento.

CONSIDERACIONES

La acción de revisión prevista en el artículo 192 de la Ley 906 de 2004, como


excepción al principio de cosa juzgada material de la sentencia o su equivalente,
persigue remediar la injusticia material.

Es un mecanismo que no constituye una instancia adicional a las ordinarias ni un


nuevo escenario, en el cual pueda reabrirse los debates probatorios y las
discusiones jurídicas agotadas debidamente en las oportunidades procesales.

Aun cuando el escrito de demanda cumple las formalidades prescritas en el


artículo 194 de la Ley 906 de 2004, el desarrollo de la causal en relación con los
fundamentos de hecho y de derecho en el que se apoya la solicitud, carece de los
aspectos materiales que permitan disponer el trámite de la acción.

En la demostración del cambio favorable de la jurisprudencia, no basta con


señalar los fallos judiciales que supuestamente lo contemplan, siendo necesario
identificar el criterio jurídico que implica una variación o entendimiento diferente
a las interpretaciones anteriores de la Corte, teniendo en cuenta la identidad de
los fundamentos contenidos en la sentencia cuya revisión se pide con los que

condujeron al cambio jurisprudencial, mostrando que el mismo no fue tenido en


cuenta o no existía cuando se profirió aquella y los efectos sustanciales del
mismo frente a la responsabilidad o la punibilidad del accionante.

La Sala en múltiples decisiones ha insistido en que la estructuración del motivo


invocado en la demanda requiere:
“i) La identificación de una variación o del entendimiento diverso de un criterio
jurídico en las interpretaciones efectuadas por la Corte en sus pronunciamientos
judiciales (CSJ AP, 5 de dic 2002, rad. 18572).

ii) La identidad entre los fundamentos contenidos en el fallo cuestionado y los


que dieron origen al cambio jurisprudencial (CSJ SP, 11 de feb 2015, rad.
43309).

iii) La falta de aplicación del criterio jurídico por virtud del desconocimiento de
su existencia o la emisión de la sentencia atacada con anterioridad a su
formulación (CSJ SP, 20 de ago. 2014, rad. 43624).

iv) Finalmente, la irrogación de efectos favorables al accionante frente al juicio


de responsabilidad o con relación a la punibilidad”1

El demandante no acredita cambio jurisprudencial que favorezca a su


representado.

Las afirmaciones del libelista, según las cuales, en la sentencia la Corte no se


refirió al aspecto subjetivo del prevaricato y el fallo de tutela emitido por el
condenado es conforme al derecho, revelan la impropiedad de la causal alegada y
de la acción invocada, las cuales no han sido consagradas para realizar juicios de
valor y análisis de las pruebas, con el propósito de desvirtuar los supuestos
fácticos y jurídicos establecidos en ella.

En efecto, en relación con el dolo en el delito de prevaricato, la decisión


proferida el 11 de marzo pasado, rad. 54760, no modifica la concepción del
mismo, naturaleza, elementos y ubicación dentro del estrato analítico de la
conducta punible, con incidencia en la responsabilidad penal atribuida al
condenado que llevara a su modificación.

En ella, la Sala específicamente en torno a la situación definida en esa decisión,


con fundamento en la prueba concluye que a pesar de la ilegalidad de la decisión
adoptada el acusado obró sin dolo, porque los medios probatorios enseñaban que
la providencia era consecuencia de un error suyo y de su confusión de proceder y
razonamiento jurídico.

Desde esta perspectiva no introduce un nuevo criterio jurídico en relación con el


dolo, de modo que el libelista pretende provocar ahora un nuevo examen de la
prueba, inadmisible en sede de revisión, en tanto la determinación del elemento
volitivo o subjetivo que orientó al autor del punible se establece a través de
medios probatorios, respecto
de los cuales tampoco existe un nuevo entendimiento por parte de la Corte en la
providencia citada.

De ahí, que el demandante exprese que al no haberse tenido en cuenta el aspecto


subjetivo “vemos cómo su actuar no fue doloso, pues analizó en conciencia la
parte probatoria anexada a la petición tutelar, tomó su dedicación en un juicioso
análisis sobre si de verdad podía existir la violación a un derecho fundamental”,
afirmación que, vinculada con la decisión calificada de prevaricadora, obligaría a
un nuevo juicio de valoración en relación con su contenido y la subjetividad del
autor.

Ahora si lo perseguido es que se haga el estudio del “aspecto subjetivo, que se


echa de menos en el fallo en contra de Castro Yepes”, es evidente que ni la
causal propuesta como la acción incoada son medios jurídicos adecuados a tal
fin.

De otro lado, en la sentencia del 12 de febrero de 2020, rad. 51094, citada y


reproducida parcialmente por el libelista en la demanda, la Corte simplemente
alude a los elementos que configuran el prevaricato, como a la posibilidad de que
pueda estructurarse la conducta de abuso de función pública en vez de aquel
punible, cuando el servidor público emite una decisión en derecho por fuera de su
órbita funcional.

Tal decisión tampoco contempla un criterio nuevo que favorezca la situación de


CASTRO YEPES.

Para mostrar la supuesta variación jurisprudencial, el actor manifiesta que su


“cliente Castro Yepes, hizo una interpretación diáfana, de los aspectos
normativos para llegar a la conclusión jurídica que hoy le tiene tras las rejas, fue
acucioso en su proveído de CUARENTA Y UNA PAGINA (sic) fundamentó
bajo su óptica jurídica el porqué de la decisión tomada”, esto es, califica
conforme a derecho la decisión que las instancias hallaron manifiestamente
contraria a la ley.

En este sentido, tal aseveración del demandante revela la impropiedad en la


proposición de la causal alegada. Para arribar a dicha conclusión, es menester
realizar nuevos juicios de valor para determinar la contrariedad o no de la
sentencia de tutela con el derecho, desconociendo los efectos de cosa juzgada que
ampara actualmente a la decisión dictada por la Corte.
Afirmar “que el juez Castro Yepes, realizó una decisión que se ajusta a la ley”, es
ignorar la sentencia cuestionada y lo decidido en ella, para lo cual evidentemente
no está prevista la acción de revisión.

De acuerdo con lo anterior, el accionante no acredita la modificación favorable


de la jurisprudencia que estructuraría la causal invocada en la demanda.

La Sala con lo visto en precedencia, inadmitirá el libelo.

Por lo expuesto, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia

RESUELVE

Primero.- Reconocer personería para actuar al doctor Jhony Martínez Álvarez, en


los términos y para los efectos del poder conferido.

Segundo.- Inadmitir la demanda de revisión presentada mediante apoderado a


nombre de VÍCTOR MIGUEL CASTRO YEPES, por no reunir los requisitos
legales para disponer su trámite.

Contra esta decisión procede recurso de reposición.

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