Emergentes problemáticos de la psicología en pandemia, Bienestar Psíquico, género,
diversidad. PARTE I La Ley de Salud Mental y la Perspectiva de Derechos: La sanción de la Ley de Salud Mental congratuló a toda la comunidad de profesionales, trabajadores y usuarios que se vinculan con ámbito de la Salud Pública y la Salud Mental. Esta legislación tiene una serie de instrumentos jurídicos de alcance nacional e internacional y recomendaciones de organismos. En 1990 la Declaración de Caracas interpelo al modelo manicomial y promulgó los derechos de las personas con padecimientos: lo logró sugiriendo efectivamente políticas, estrategias y prácticas orientadas a garantizar efectivamente esos derechos. La legislación del Derecho de Protección a los Niños y Adolescentes, la Convención Internacional de las Personas con Discapacidad, la Ley de Derechos del Paciente y su posterior reglamentación anteceden como refuerzos sistemáticos en incorporar la perspectiva de derechos a los marcos reguladores. La Ley y la perspectiva de derechos rechaza los hospitales especializados en psiquiatría y Salud Mental, indicando que los Manicomios, neuropsiquiatricos e instituciones de internación monovalentes, públicos o privados son instituciones cuya forma de funcionamiento conduce a prácticas obsoletas e inoperantes, estadías prolongadas injustificadamente y consecuencias de hospitalismo y anomia. En el Art.27 se establecen que estos serán ´´dispositivos alternativos´´ los que sustituirán a las instituciones de internación monovalentes. La Ley promueve sostener las inst. de encierro y no apelar al desarrollo de dispositivos que tiendan a acciones de inclusión social, laboral y de atención en Salud Mental comunitaria. La Ley N°26.657 había comenzado con el cambio de denominación de los sujetos a ´´sujetos con padecimiento mental´´. Así, se dejó de hablar de menores para llamarlos niños y adolescentes, mientras que el término adecuado (locos) sería personas usuarias de los servicios de Salud Mental. Las personas pasaron de ser concebidas como incapaz y alienado para ser definido como una persona jurídica con derechos y obligaciones. Según el Art. 3 de la Ley ´´un proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social´´. La norma considera que se trata de ´´un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades y con capacidad de hacer una contribución a su comunidad´´. La legislación interpela a las perspectivas tradicionales apuntando a la causalidad prioritariamente psíquico-biológica de los padecimientos y su caracterización ajena al contexto donde se desarrolló. La Ley de Salud Mental parte del reconocimiento de la autonomía de personas con patologías psíquica y sin que pierdan su condición de ciudadanía y sus derechos, ofrece recursos para la comprensión de que el proceso de curación se realice fuera del ámbito de internación hospitalaria. Este deja de atender a personas usuarias de los servicios como objeto de asistencia, para considerarlas personas con derecho. Este proceso permitió visibilizar que algunas patologías forman parte de las condiciones de vida de las personas que padecen. Los pacientes sociales son sujetos que han sido internados y que se transforman en usuarios habituales del sistema no por tener padecimientos mentales, sino que no tienen cobertura de red de contención familiar comunitaria, ni una economía sustentable o cobertura social frene a la adversidad. La Ley indica que la Salud Mental es un proceso multidimensional atravesado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona. La norma establece que el sufrimiento psíquico constituye un fenómeno que debe ser tratado de manera diferencial por los órganos sanitarios y de legislación. Según la Ley, toda la trayectoria de las personas con padecimiento requiere un enfoque interdisciplinario. Las afecciones psíquicas son partes de un complejo de determinantes. La ley enfatiza que no es prioridad exclusiva de una disciplina y se debe trabajar conjuntamente en un abordaje interdisciplinario. La legislación propone y fomenta la participación de profesionales de distintas disciplinas en todo el proceso de vinculación con los destinatarios, toma de decisiones y conducción y gestión de la Ley de Salud Mental. La perspectiva de derechos le retorna la decisión a la persona con padecimiento de abandonar el tratamiento y la internación en el momento que desee, es sujeto de pleno derecho y por ese motivo, es su decisión la que se tiene en cuenta para la permanencia o abandono del tratamiento. La normativa rechaza el modelo tutelar en reemplazo del reconocimiento a la voluntad del usuario. El Ministerio de Salud de la Nación es la entidad de revisión. La Ley N°26657 objeta los criterios de internación. Erradica la peligrosidad como causa de internación para adjudicarla al concepto de ´´riesgo cierto e inminente´´. Promueve que los espacios de atención de patologías específicas o de atención en crisis, utilizados solo en momentos puntuales. La mirada comunitaria direccionada hacia la atención primaria en Salud Mental. Prioriza que el sistema se articule con los recursos que los colectivos y las comunidades tratando de garantizar el derecho a la salud integral.. Un sistema acostumbrado a prácticas sencillas puede evidenciar dificultades al momento de adaptarse a una perspectiva que incorpore nuevas terapias, disciplinas, vinculaciones a los contextos sociales, utilización de recursos humanos y redes asistenciales de la comunidad. Se recupera la atención primaria y la revinculación de las personas usuarias en sus comunidades. La normativa argumenta que es beneficiosa esta conformación por los aportes que pueden realizarse desde las distintas áreas en un contexto de avance de las ciencias, de innovaciones tecnológicas, y constante renovación de conocimientos médicos y psicológicos.
Modelo psiquiátrico tradicional:
Hasta fines del S.XIX los considerados ´´enfermos mentales´´ eran recluidos en asilos donde recibían tratamientos denominados morales con el fin de reconstruir la razón. Las prácticas médicas controvertidas siguen existiendo en algunos espacios terapéuticos. Estas parten de la existencia de asilos que mantienen a las personas en un aislamiento obligatorio y que son grandes centros de atención donde solo existen personas con este tipo de afecciones. La psiquiatría desarrollo la concepción ´´manicomial´´. 1. Antes de la psicofarmacología las estrategias de cuidado de las personas con padecimiento eran el aislamiento, la laborterapia, hidroterapia, terapia de shock eléctrico y otras. Este desarrollo habilitó nuevas formas de psicoterapia. A su vez, con su aparición la psiquiatría tradicional incluyó diversos abordajes y permitió una humanización de la atención de estas personas, consolidando el ´´modelo psiquiátrico´´, que se caracteriza por la existencia de una primicia de la explicación biológica, la hegemonía de la atención farmacológica y la consideración de los usuarios como personas que han perdido sus derechos a manos del efector de salud. El sistema psiquiátrico es hegemónico. Los procesos mentales y psicológicos son el reflejo de procesos biológicos que ocurren en el cerebro. Esto implica que la mente no es prioritariamente un conjunto de funciones llevadas a cabo por el cerebro que produce las conductas, acciones cognitivas y comportamientos. Los trastornos de la conducta y de la mente son alteraciones de la función cerebral. La genética y al química del sistema nervioso determinan el patrón de conexiones entre las neuronas cerebrales y su funcionamiento. 2. La evaluación, el diagnostico interdisciplinario e integral y la determinación de los motivos que justifican la internación requieren de la firma necesaria de un psicólogo o médico psiquiatra. Este último es el efector de salud que no debe faltar a la hora del diagnóstico y tratamiento. La psiquiatría al ser un postgrado se encuentra en condiciones para emitir un diagnostico integrando conocimientos bilógicos, psicológicos y sociales. La psicofarmacología es la base de la terapéutica en tanto regula los neurotransmisores que actúan sobre las proteínas que modulan la transcripción genética nuclear, produciendo cambios neuronales estables en el tiempo. 3. La pérdida de la capacidad de decisión de las personas que padecen y que por ende deja en la familia y allegados la responsabilidad de las formas de proceder. Las personas que ingresan a una institución consienten por si mismas o por un familiar, por escrito que abandonan la capacidad de decidir y se someten a las normas de la inst.. Estas personas no tienen derecho a decidir sobre su vida cotidiana, pierden derechos de ciudadanía durante su hospitalización. La Ley incluye el padecimiento mental como un estado temporal y modificable. En un principio ninguna enfermedad mental es inmodificable, es necesario advertir la existencia de padecimientos que pueden ser crónicos e irreversibles. El servicio de salud mental debería tener espacios exclusivos para la atención de diferentes patologías, entendiendo que las problemáticas, los abordajes y sus terapéuticas difieren. La perspectiva psiquiátrica rechaza la expresa prohibición tanto de la creación de nuevas instituciones como del desarrollo de nuevos dispositivos específicos. La mirada psiquiátrica es crítica con el entramado de la Ley de Salud Mental y muestra divergencia, discrepancias y conflictos en aspectos sustanciales para su aplicación. Las asociaciones profesionales argumentan que la norma es inaplicable debido a problemas conceptuales y prácticos.
Las perspectivas críticas sobre la ley de salud mental:
La perspectiva pone el foco en las actuales condiciones del sistema de salud, donde la desaparición del sistema de internación monovalente podría incrementar las terribles condiciones que sufren las personas usuarias. La Ley de Salud Mental indica que en 2020 ya no deberían existir instituciones cerradas y de aislamiento a partir de nuevos dispositivos que eviten la necesidad de la internación prolongada y promuevan la inserción temprana de los usuarios en su contexto social. Desde una perspectiva crítica se entiende a la salud como un objeto de estudio teórico, singular, inmensurable, enmarcado en la dialéctica del proceso salud-enfermedad. La nueva Ley define a la Salud Mental como un proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y psicológicos todos al mismo nivel. Además utiliza el término sufrimiento o padecimiento mental para definir el objeto de una legislación. Por otro lado, adopta una posición anti psiquiátrica, haciéndola responsable de la situación de los manicomios. En la Ley se asimila una internación a una detención policial y se confunde el derecho a la libertad con el derecho a la salud. Aunque la Ley considere a la persona usuaria de servicio como un sujeto de derecho, no advierte esfuerzos para poder garantizar la atención adecuada, ni la eliminación de las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales que llevaron a las personas a ser usuarias. Las situaciones de vulnerabilidad psicosocial son un limitante frente a la igualdad en el ejercicio de derechos. En un sistema capitalista la salud es concebida como un gasto. Estas limitaciones encubren una política de privatización de salud pública, afirmación que se asienta en el conocimiento de la desmantelación actual del sistema de salud y en la imposibilidad estructural de enfrentar la desmanicomilización con un responsable acompañamiento de prestaciones estatales. A la actualidad de la pobreza estructural se le suman poblaciones que ven incrementada la falta de trabajo que intensifica las condiciones. La orientación de todo el sistema de salud a la atención de coronavirus deja abandonadas a las personas con otras patologías en sistemas generales. Los Estados encuentran límites concretos para poder responder al incremento de padecimientos. La locura cuestiona la lógica de racionalidad del sistema, mientras que la estructura social está orientada a su exclusión. Dada la falta de políticas de inclusión comunitaria, los recursos inexistentes y las alternativas más costosas que la internación, se considera que el contexto no otorga un soporte material a las estrategias de abordaje que plantea la Ley. Desde 2010 a esta parte no existió un incremento del presupuesto en Salud Mental que permita sostener la transformación y el cambio del sistema que la legislación propugna. Es difícil para una persona proveniente de sectores vulnerables poder ejercer el derecho al trabajo, la cultura, la educación y la participación ciudadana si el Estado no está garantizando estos recursos para toda la población. En épocas donde no se interpelan las condiciones mínimas requeridas en las instituciones de salud resulta difícil creer que puedan sustentarse este tipo de legislaciones. Es difícil concebir la intención de transformar las políticas de Salud Mental orientadas a otorgar derechos e incluir cuando le región estaba siendo impactada por la profundización de lógicas de fuerte sesgo neoliberal que promovieron procesos de fragmentación y exclusión social. La posición crítica indica que los dispositivos alternativos no se encuentran en estado de desarrollo como para ser una opción, por lo tanto, los profesionales críticos advierten el peligro que conlleva esta ley al clausurar instituciones hospitalarias monovalentes. Los hospitales generales de ninguna manera cuentan con los recursos necesarios ni las estructuras apropiadas y específicas para contemplar las internaciones en Salud Mental. • Salud mental, coronavirus y aislamiento social obligatorio: Esta catástrofe masiva genera un daño para las poblaciones, extendido en múltiples niveles que impacta en la salud en general y salud mental específicamente. Los fuertes cambios de contextos económicos, políticos, culturales y sociales. El emergente de una pandemia mundial revelo un incremento de las emociones negativas (ansiedad, depresión e indignación) y una disminución de emociones positivas (felicidad y satisfacción). La pandemia ocasiona síntomas (ansiedad, depresión, estrés) que pueden agravar a personas que se encontraban atravesando un padecimiento mental. • Tareas de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba: La Facultad de Psicología en alianza con el Ministerio de Salud de la Provincia y la Facultas de Ciencias Médicas, la Secretaria de Asuntos Estudiantiles de la UNC, Municipalidad de Córdoba, Facultad de Ciencias Económicas UNC y Ministerio de Trabajo de la Provincia de Córdoba ha desarrollado diferentes tareas de investigación, capacitación y servicios dirigidos a responder a necesidades diversas de la población. La Facultad ofreció una Diplomatura Universitaria en Intervenciones en Crisis, Emergencias y Desastres y una en Teletrabajo. Se creó un dispositivo de servicio dirigido a los efectores de salud que logró generar un espacio de escucha y contención integral, promotora del bienestar emocional de las personas atendiendo situaciones de riesgo de contagio y experiencias de muerte. El servicio de Trabajadores Esenciales tuvo como objetivo el acompañamiento y orientación visual sobre condiciones laborales actuales y teletrabajo saludable para quienes trabajan en cuarentena. Todos los servicios son gratuitos y son conformados por profesionales de la salud, entrenados especialmente para las diferentes tareas y constantemente supervisados por la coordinación de los mismos.