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INTERPONE RECURSO DE APELACION – SOLICITA ELEVACIÓN A CÁMARA PARA SU

RESOLUCIÓN INMEDIATA POR SER UNA EXCEPCIÓN DE PREVIO Y ESPECIAL


PRONUNCIAMIENTO

Señor Juez Nacional del Trabajo:

EMILIO JULIO CÁRREGA, abogado, inscripto al Tº 105 Fº 492 del Colegio Público de
Abogados de la Capital Federal, en mi carácter de letrado apoderado de RAPPI ARG. S.A.S. con domicilio
electrónico constituido en el CUIT 20-31529659-6 y domicilio legal en la calle Talcahuano N° 768, piso 7º,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Estudio Cárrega Abogados – emiliocarrega@carrega.com.ar – 4371-
9990), en los autos caratulados “GUILLEN ESCOBAR, ISAIAS FABIAN C/ RAPPI ARG S.A.S.
S/DESPIDO”, (Expte. N° 3134/2021), ante V.S. respetuosamente digo que:

Que vengo por medio del presente a interponer formal recurso de apelación contra la
resolución de fecha 23/05/2023 de la cual me notificara mediante cédula electrónica en igual día, por causar
la misma un gravamen irreparable a los derechos de mi mandante.

Solicito que estas actuaciones se eleven al Superior en la forma de estilo de modo urgente.

Sírvase V.S. proveer de conformidad, que

SERA JUSTICIA.-

EXPRESA AGRAVIOS - RESERVA CASO FEDERAL - SE ELEVEN

Excma. Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo:

EMILIO JULIO CÁRREGA, abogado, inscripto al Tº 105 Fº 492 del Colegio Público de
Abogados de la Capital Federal, en mi carácter de letrado apoderado de RAPPI ARG. S.A.S. con domicilio
electrónico constituido en el CUIT 20-31529659-6 y domicilio legal en la calle Talcahuano N° 768, piso 7º,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Estudio Cárrega Abogados – emiliocarrega@carrega.com.ar – 4371-
9990), en los autos caratulados “GUILLEN ESCOBAR, ISAIAS FABIAN C/ RAPPI ARG S.A.S.
S/DESPIDO”, (Expte. N° 3134/2021), ante V.S. respetuosamente digo que:

I.- OBJETO:

De conformidad con lo normado por el art. 116 de la L.O. vengo en legal tiempo y forma a
expresar agravios.

II.- EXPRESA AGRAVIOS

PRIMER AGRAVIO: RECHAZO DE LA EXCEPCIÓN DE INCOMPETENCIA MATERIAL


COMO DE PREVIO Y ESPECIAL PRONUNCIAMIENTO
Agravia a esta parte el rechazo realizado por el Juez de primera instancia de la excepción
de incompetencia material oportunamente interpuesta.

Para así resolver entendió el A – Quo que: “Así las cosas, conforme el criterio sentado por el Alto Tribunal
arriba reseñado, la acción fundada en la Ley de Contrato de Trabajo impide en el caso declinar la aptitud
jurisdiccional de la Justicia Nacional del Trabajo y a la luz del diseño del artículo 20 de la Ley 18.345.
Corresponde, en cambio, abordar las cuestiones invocadas por ambas partes, sin perjuicio de lo que en
definitiva resuelva en cuanto al vínculo laboral denunciado por el actor al interponer su reclamo. Por lo
expuesto, RESUELVO: 1) Desestimar la excepción de incompetencia material opuesta como de previo y
especial pronunciamiento. 2) Imponer las costas en el orden causado atento las particularidades del
presente.”

Ello agravia a mi poderdante por cuanto, como se expuso reiteradamente, la relación que
unió a mi poderdante con el aquí actor fue netamente de carácter comercial. Todo ello surge de la documental
acompañada y contratos (términos y condiciones de la aplicación) suscriptos por el actor.

De esta forma, se ha omitido al rechazar la excepción que se ha ofrecido prueba suficiente y


acompañado documentación que hacen a la procedencia de la misma. Sin embargo, todo ello fue ignorado al
momento de resolver y perjudica el derecho de mi mandante. Máxime cuando por la sola manifestación del
actor el expediente queda tramitando ante un fuero que debería declararse incompetente.

Es importante destacar que el vínculo laboral fue únicamente esbozado por el actor al
demandar pero no es más que una expresión de deseo de éste, cuando es evidente que el vínculo que une a
las partes –y como éste ha reconocido al suscribir los términos y condiciones de la aplicación de propiedad de
mi mandante- es de índole comercial.

El accionante demanda a mi representado sobre bases absolutamente falsas e inexactas.


Como bien es de conocimiento del mismo, y reitero la prueba en autos lo demuestra, el actor no cumplía
órdenes de mi poderdante ni cumplían jornada laboral alguna. Tampoco recibía un salario ni tenía uniforme.
No reportaba a personal directo de mi mandante. De esta manera, no se dan en el caso de autos los
requisitos típicos de una relación laboral. Tampoco están los indicios que podrían llevar al juzgador a la duda
sobre la materia de la relación. Actuaba el actor, como la totalidad de los repartidores adheridos a la
aplicación de mi mandante, en forma independiente manejando sus tiempos, sus ganas y sus necesidades.

De hecho, el vínculo netamente comercial de la relación se encuentra declarado por el


propio actor al suscribir los términos y condiciones de la aplicación. A confesión de parte, relevo de prueba.
Cualquier acción en contrario, colisiona directamente con la teoría de los actos propios.

La competencia del juez para intervenir en un caso, en términos generales es “la capacidad
o aptitud que la ley reconoce a un órgano o conjuntos de órganos judiciales para ejercer sus funciones con
respecto a una determinada categoría de asuntos o durante una determinada etapa del proceso”.

En virtud de ello, es competente por razón de la materia, entonces, la Justicia Nacional en lo


Comercial de la Capital Federal.
No podemos perder de vista que RAPPI es una plataforma tecnológica compuesta por
una página web y un conjunto de apps (aplicaciones) que, entre muchas funcionalidades, facilita la
intermediación entre los diferentes usuarios que interactúan a través de la plataforma, entre ellos, los
consumidores finales, los aliados o comercios y los repartidores.

Los usuarios aliados o comercios (en adelante, los “Aliados” o “Comercios”


indistintamente) exponen sus productos en la plataforma para satisfacer necesidades personales de los
consumidores.

Estos usuarios son los comercios adheridos a la aplicación. Al igual que los usuarios
repartidores y usuarios consumidores deben aceptar los términos y condiciones de la aplicación de mi
mandante. Los comercios deben, por su utilización y la comercialización de sus productos a través de la
plataforma de mi mandante, pagarle un precio a Rappi, que es un porcentaje de la mercadería que venden a
través de la aplicación. En lo que respecta a la actividad de reparto relacionada con las actividades que se
comercializa a través de la plataforma, ésta es la única ganancia que recibe Rappi, no cobrando a ningún otro
usuario de la plataforma por las entregas.

Estos aliados o comercios además de aceptar los términos y condiciones, deben acreditar el
cumplimiento de las normas fiscales, propiedad intelectual, bromatológicas, alimentarias y cumplir con todas
las habilitaciones necesarias para la producción y comercialización de sus productos a través de la plataforma
de mi mandante. Asimismo, participan de un proceso de inducción que les ofrece mi mandante para
interiorizarse con el uso y funcionamiento de la plataforma.

Los usuarios consumidores finales (en adelante, los “Consumidores”) a través de la


plataforma adquieren ciertos productos de los comercios aliados y asimismo, solicitan un servicio de encargo
a otras personas físicas. Este usuario abona tanto el costo del producto comercializado a través de la
plataforma, como el servicio que le ofrece y presta el Repartidor. Es éste y no Rappi quien le paga a los
repartidores por su prestación de servicios autónoma e independiente.

Se trata de aquellas personas físicas o jurídicas que desean obtener una prestación de
servicios por intermedio de la plataforma de mi mandante. Para acceder a ello deben registrarse y aceptar los
términos y condiciones aplicables a los usuarios consumidores.

Una vez registrados se encuentran habilitados para poder requerir por intermedio de la
plataforma la prestación de un servicio legalmente permitido. El servicio solicitado puede ser desde métodos
de pago, alquiler de monopatines, reservas de hoteles, donaciones para plantar árboles, reparto / delivery,
mensajería, pasajes de avión, compras en un supermercado, entre otros. Dentro de lo que sería la
mensajería, éstos pueden elegir productos de los aliados comercializados a través de la plataforma y/o
solicitar un “rappi favor” a los Repartidores a través de la plataforma, es decir el usuario consumidor solicita al
usuario Repartidor la compra de productos que no están siendo comercializados a través de la plataforma o el
traslado de unas llaves o una billetera que una persona se olvido en algún lugar.

De esta forma son estos usuarios consumidores los que tienen una necesidad o deseo e
intentan canalizarlo a través de la plataforma. Allí es cuando Rappi interviene intentando intermediar entre los
usuarios. Aceptado que sea el requerimiento del consumidor por parte del repartidor, éstos toman contacto
directo entre sí.
Los usuarios repartidores son personas físicas que ofrecen sus servicios a través de
la plataforma, pudiendo aceptar o no libremente, a su propia cuenta y riesgo como repartidores
independientes en carácter de mandatarios, realizar la gestión del encargo solicitada por el usuario
consumidor, mediante un contrato de mandato entre el consumidor y el Repartidor, a cambio de recibir un
pago por parte del consumidor como prestación por dicho servicio, todo ello mediante el acceso y uso de la
plataforma.

Para poder ofrecer sus servicios, éstos deben acceder a la aplicación propiedad de mi
mandante, crearse una identificación o ID y aceptar los términos y condiciones establecidos para su uso.
Asimismo, deben acreditar encontrarse inscriptos en la categoría que les corresponda ante la Administración
Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y participar de una charla informativa respecto de la utilización de la
aplicación.

No existe de parte de Rappi ninguna selección previa ni entrevista personal a los usuarios
Repartidores. Rappi no elije a los repartidores como cualquier empresa elige a sus empleados y esto es
simplemente porque no son empleados. Los repartidores son independientes y autónomos, ya que son ellos
quienes disponen días y horarios en los cuales ofrecer sus servicios, pudiendo aceptar o rechazar los
encargos de los consumidores finales. Adicionalmente, cuentan con medios propios para prestar sus
servicios: celular, medidos de transportes y todo lo que consideren necesario para desarrollar su actividad
asumiendo la totalidad de los gastos inherentes al mismo. Pueden incluso los usuarios Repartidores
comercializar servicios de envío a través de otras aplicaciones similares a las de mi mandante al mismo
momento que lo hacen a través de Rappi, como ser Glovo, Pedidos Ya o cualquier otra, como así también
usar elementos con logos de ellos a su entera reserva.

Todos los usuarios de la aplicación mencionados sin distinción deben aceptar los términos y
condiciones de uso para poder utilizar la aplicación de propiedad de mi mandante.

ENTONCES RAPPI NO ES UNA EMPRESA QUE SE DEDIQUE AL DELIVERY NI A LA


VENTAS DE BIENES SINO QUE ES UNA EMPRESA PROPIETARIA DE LA PLATAFORMA VIRTUAL QUE
ES ÚNICAMENTE UNA BASE DE DATOS DONDE, ENTRE OTRAS FUNCIONALIDADES,
CONSUMIDORES FINALES, COMERCIOS ALIADOS Y REPARTIDORES QUE PRESETAN UN SERVICIO
INDEPENDIENTE PUEDEN ENCONTRARSE PARA COMERCIALIZAR DIFERENTES BIENES,
PRODUCTOS Y SERVICIOS. DE ESTA FORMA RAPPI SE DEDICA A CONECTAR AL CONSUMIDOR
DIRECTAMENTE CON EL PRESTADOR DEL SERVICIO Y CON EL OFERENTE DE UN BIEN O
PRODUCTO. DE ESTA MANERA, MAL PUEDE INTERPRETARSE QUE ESTAMOS FRENTE A UNA
RELACIÓN DE ÍNDOLE LABORAL CUANDO TODAS LAS CARACTERÍSITCAS DE LA MISMA LLEVAN A
LA ÚNICA CONCLUSIÓN QUE ES UNA RELACIÓN NETAMENTE COMERCIAL.

De hecho, Rappi es lo que en el mundo de la tecnología se conoce como una “súper app”,
una agrupación creciente de servicios para tratar de ofrecer una experiencia “todo en uno”, razonablemente
coherente y a la medida de sus diferentes tipos de usuarios. En otras palabras, son muchas aplicaciones
dentro de una sola aplicación. De esta manera, en Rappi se pueden encontrar soluciones para un gran
número de problemas cotidianos, desde métodos de pago, reservas de hoteles, donaciones para plantar
árboles, etc.
El término app es una abreviatura de la palabra en inglés application y se trata de una
aplicación de software. Es en sí, una aplicación informática diseñada para ser ejecutada en teléfonos
inteligentes, tabletas y otros dispositivos móviles.

En la actualidad existen miles de aplicaciones que permiten al usuario efectuar un conjunto


de tareas de cualquier tipo -profesional, de ocio, educativas, de acceso a servicios, entre otras-, facilitando las
gestiones o actividades a desarrollar.

Al ser aplicaciones residentes en los dispositivos están escritas en lenguaje de


programación y su funcionamiento y recursos se encaminan a aportar una serie de ventajas tales como:

 Un acceso más rápido y sencillo a la información necesaria sin necesidad de los


datos de autenticación en cada acceso;
 Una gran versatilidad en cuanto a su utilización o aplicación práctica;
 Mejorar la capacidad de conectividad y disponibilidad de servicios y
productos (usuario-usuario, usuario-proveedor de servicios, etc.).

Es esta última una de las características principales de “Rappi”.

El auge de las nuevas tecnologías ha favorecido la aparición de nuevas formas de consumo


basadas, principalmente, en la colaboración, la proximidad y el contacto directo con las personas.

Este “modus operandi” en la actualidad se está intensificando por la masividad de los


medios de comunicación que tiene a su alcance cualquier persona común. Las plataformas electrónicas o
digitales que se presentan en la actualidad como un vector de "creación" de trabajo humano, constituyen la
figura solar de esta nueva modalidad de consumo y servicio.1

De esta manera, no quedan dudas que el vínculo que unió al actor con Rappi fue de
carácter comercial. No ha existido ente las partes relación laboral alguna; sino que la única relación habida
fue en el marco de un contrato comercial, ajeno al ámbito laboral, motivo por el cual el juez competente para
dirimir cualquier problema que se hubiere suscitado entre las partes es el comercial.

Claramente que ello no fue lo que entendió el juez a quo al resolver de la manera que lo
hizo, cuestión que agravia el derecho de mi mandante. No caben dudas que si se interpretara que la relación
habida es de índole laboral, el actor gozaría de ciertos privilegios y se encontraría amparado en el principio
pro operario, elevándolos a un pedestal y desequilibrando el sinalagma contractual. El actor al momento de
contratar con mi mandante estaba en igualdad de condiciones, ya que no era trabajador dependiente, y por
ende, traer la cuestión al terreno laboral produce un desequilibrio en perjuicio de mi mandante que lo agravia
ya que vulnera su derecho de defensa en juicio y el de propiedad, ambos de raigambre constitucional.

RESALTAMOS INCLUSO, QUE LA INCOMPETENCIA FUE FUNDADA EN HECHOS QUE


SURGEN ÚNICAMENTE DEL MISMO ESCRITO DE INICIO DE LA PARTE CONTRARIA. VÉASE: ALEGA
EL ACTOR DE MANERA ERRADA LA EXISTENCIA DE UNA RELACIÓN DE DEPENDENCIA, QUE
INCLUSO VA EN CONTRA DE SUS PROPIOS ACTOS. ELLO ASÍ TODA VEZ QUE EL ACTOR, AL

1 “La prestación personal de servicios de transporte organizados por plataformas electrónicas (ridesharing) tomando como referencia
a la empresa Uber”, García, Héctor Omar - DT2017 (agosto), 1513 - AR/DOC/1961/2017.
DECIDIR UTILIZAR LA APLICACIÓN RAPPI PARA COMENZAR A COMERCIALIZAR SUS SERVICIOS A
TRAVÉS DE LA PLATAFORMA DE RAPPI, POR SU PROPIA CUENTA Y RIESGO, SE SUSCRIBIÓ A LA
APLICACIÓN MÓVIL DE RAPPI. DE ESTA FORMA, ACEPTÓ CADA VEZ QUE SE CONECTABA A LA
PLATAFORMA DE MI MANDANTE LOS TÉRMINOS Y CONDICIONES DE LA APLICACIÓN, DE
CARÁCTER NETAMENTE COMERCIAL, QUE DISTA AMPLIAMENTE DE LAS CARACTERÍSTICAS
PROPIAS DE UNA RELACIÓN LABORAL.

Cabe decir que el actor comercializó sus servicios de reparto y realizó únicamente aquellos
envíos aceptados por el mismo en forma libre y que fueran requeridos por usuarios consumidores finales a
través de la aplicación de mi mandante, a la cual ingresaron mediante la suscripción, voluntaria y libre de los
términos y condiciones. Si mi mandante hubiese sido su empleador le habría exigido el cumplimiento de un
horario y la realización de todos los encargos que hubiera querido. Ello no pasó ya que no se encontraba el
mismo sujeto a control alguno, no tenía que cumplir una determinada jornada, podía aceptar o
rechazar los pedidos de los consumidores finales a su antojo, según sus conveniencias, ganas y/o
necesidad.

Reitero entonces: el vínculo que unió al actor con Rappi fue de carácter comercial. En
virtud de ello, la resolución de las presentes actuaciones agravia a mi mandante ya que no debe ser
resuelta ésta cuestión dentro del marco de la justicia laboral, sino que deben ser remitidas al juzgado
comercial competente.

Debemos incluso resaltar que la parte actora al responder el traslado no ha expuesto


argumento alguno por el cual la excepción de incompetencia interpuesta deba ser rechazada, tal como lo hizo
el a quo.

El Código Civil y Comercial de la Nación en el art. 957 define al contrato como “el acto
jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar,
transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales”.

Agrega el art. 958 del mismo cuerpo normativo que: “Las partes son libres para celebrar un
contrato y determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las
buenas costumbres”.

Los términos y condiciones suscriptos entre el actor y Rappi al inscribirse aquel a la


aplicación de mi mandante (y al momento de conectarse libremente en la aplicación en los días y horarios que
el mismo elegía) son lisa y llanamente un contrato de índole comercial. En dicho contrato, mi mandante se
comprometía a intermediar entre la oferta y la demanda mientras que el actor ofrecería, y en caso de recibir y
aceptar pedidos, prestaría sus servicios de forma independiente a otros usuarios de la aplicación en base a
las necesidades de éstos últimos.

El actor prestó su consentimiento de forma plena y libre al momento de celebración


del contrato comercial. Al suscribir dicho contrato, tanto Rappi como el aquí actor aceptaron las
cláusulas generales y se comprometieron al cumplimiento de las mismas. Allí también las partes
previeron las consecuencias que acarrearía cualquier incumplimiento y, en caso que los hubiera, que
el ámbito de resolución de los conflictos fuera la justicia ordinaria competente, que no es otra que la
comercial.
Los términos y condiciones suscriptos, tal como puede leerse del archivo adjunto al escrito
de contestación de demanda, se encuentra dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público y las
buenas costumbres, por lo cual no se ha incurrido en violación alguna y las partes no solo han tenido la
libertad de contratar, sino que así lo han hecho. No hay cláusulas leoninas, abusivas, nulas ni antijurídicas.

Además, resulta ser de pleno conocimiento que la celebración de contratos tiene efecto
vinculante, por lo cual todo contrato válidamente celebrado entre las partes es obligatorio y ley para éstos. El
incumplimiento de éste por alguna de las partes acarrea las consecuencias jurídicas pactadas en el contrato
que pueden ser desde multas hasta la rescisión del mismo.

Mi mandante y el reclamante se encontraron vinculados por un contrato comercial


donde Rappi intermediaba entre comercios aliados, consumidores finales y el aquí actor, quienes a
través de la aplicación, comercializaban diferentes bienes y servicios2.

Eran los usuarios consumidores quienes les encomendaban al aquí actor aquello que
necesitaban, y éste una vez aceptado el requerimiento, se comprometía a cumplir lo ordenado. De esta
manera, reitero, Rappi era un mero intermediario entre ellos pero sin injerencia sobre los distintos usuarios,
más allá de lo que hace al correcto y eficiente funcionamiento de la aplicación en el mercado.

En este sentido, los términos y condiciones de la aplicación se corresponden con la


normativa vigente. Véase:

El art. 1256 del Código Civil y Comercial de la Nación, establece que el prestador de
servicios, en el presente caso el actor en su rol de usuario Repartidor, está obligado frente a quien le requiere
el mismo, en el presente caso los Usuarios Consumidores, a:

“a) ejecutar el contrato conforme a las previsiones contractuales y a los conocimientos


razonablemente requeridos al tiempo de su realización por el arte, la ciencia y la técnica correspondientes a la
actividad desarrollada;

b) informar al comitente sobre los aspectos esenciales del cumplimiento de la obligación


comprometida;

c) proveer los materiales adecuados que son necesarios para la ejecución de la obra
o del servicio, excepto que algo distinto se haya pactado o resulte de los usos;

d) usar diligentemente los materiales provistos por el comitente e informarle inmediatamente


en caso de que esos materiales sean impropios o tengan vicios que el contratista o prestador debiese
conocer;

2 “Aún cuando se diera la hipótesis de que las actoras hubiesen sido contratadas exclusivamente para realizar trabajos relativos a
cuidar enfermos, no puede encuadrarse dicha relación en el ámbito personal de la aplicación de la LCT, toda vez que no corresponde
considerar a las accionadas como titulares de una organización de medios instrumentales destinados a la producción de bienes, ni a
la prestación de servicios, en la que el aporte personal de las actoras pudiera subsumirse. En cambio, por tratarse de una relación
contractual, los vínculos se hallan regidos por la ley civil, sobre la cual no cabe pronunciamiento referido a los derechos
concretos que aquí se debaten”. Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Sala III, autos “Ledo, Dolly y otra c/ Fallabrino, María
y otros s/ Despido”. Fallo Nº 06040340.
e) Ejecutar la obra o el servicio en el tiempo convenido o, en su defecto, en el que
razonablemente corresponda según su índole”

De esta manera, son los propios consumidores conjuntamente con los repartidores los que
establecen las condiciones del encargo.

Únicamente la mala y/o incorrecta utilización de la aplicación hablita a Rappi a tomar las
medidas correspondientes con el fin de conservarse activa en el mercado, permitiendo de tal forma la buena
convivencia de todos los usuarios que interactúan a través de la plataforma, entre ellos, comercios aliados,
consumidores finales y usuarios repartidores.

Esto quiere decir que, si un usuario que compra productos de un aliado a la plataforma
realiza una fraudulenta o mala utilización de la misma, éste puede ser bloqueado. Lo mismo ocurre con un
comercio aliado cuyos productos no alcanzan los estándares de calidad que Rappi pretende, el cual puede
ser discontinuado de la plataforma mediante el bloqueo de ID del comercio aliado.

Entonces, conforme se expone a lo largo del presente, el aquí actor es autónomo y como
tal, resulta ser titulares de un CUIT, cuenta con la inscripción ante la Administración Federal de Ingresos
Públicos (AFIP) correspondiente y deben cumplir con las obligaciones tributarias y previsionales a su cargo.
Además, en lo que respecta a los servicios que comercializaba a través de la aplicación de mi mandante,
organiza su propio trabajo, establece las condiciones y tiempo de trabajo y asume los riesgos de su actividad.

De hecho, Rappi exige el cumplimiento real de las cuestiones impositivas de los usuarios de
la plataforma, no solo de los repartidores sino de los comercios aliados que comercializan sus productos a
través de la plataforma de mi mandante. En virtud de la mala y/o incorrecta utilización de la aplicación, Rappi
debe tomar las medidas correspondientes con el fin de conservarse activa en el mercado, permitiendo de tal
forma la buena convivencia de todos los usuarios que interactúan a través de la plataforma, entre ellos,
comercios aliados, consumidores finales y usuarios repartidores.

Cabe concluir que no existió “prestación dirigida” (Art. 4 LCT), ni “dependencia” (Art.
21 – 22 - 29 LCT) ni “sujeción a instrucciones o directivas” (Art 27 LCT) o “a las órdenes (Art. 169 LCT)
ni ninguna de las notas tipificantes de la relación laboral. Los repartidores son sus "propios jefes":
disponen de una libertad absoluta de sus trabajos, siendo tan solo Rappi un intermediario entre los diferentes
usuarios que interactúan a través de la plataforma.

Las actuaciones debieron haber tramitado ante el ámbito comercial atento las
particularidades de la relación entre las partes y los términos del contrato celebrado, todo lo cual es
totalmente ajeno a la competencia laboral y así se solicita.

Claramente que no es una mera disconformidad con la sentencia dictada por el a quo sino
que realmente le produce un agravio concreto, real e inminente a mi mandante que ve en peligro su derecho
de defensa en juicio y de propiedad.

Además, el actor va a litigar con el beneficio de gratuidad que le permite demandar por
demandar, cuestión que no ocurre en el fuero competente que es el comercial. El actor pensaría dos veces
antes de interponer estas aventuras jurídicas si estuviera en riesgo su propiedad y debieran abonar la tasa de
justicia para ver si tienen o no un reclamo legítimo. De esta manera, el actor ataca a mi mandante amparado
en el beneficio de gratuidad, al fin y al cabo, para ellos no hay costo alguno en enviar telegramas, diligenciar
oficios e incluso, tampoco hay si pierden el juicio como debería ocurrir.

Por el contrario, mi mandante es forzado a litigar en un fuero donde se favorece al actor en


virtud de un principio pro operario del cual no se deberían beneficiar porque no estamos en una relación
laboral.

Adicionalmente, el presente agravio se funda en el hecho de que el juez a quo rechazó la


excepción de incompetencia sin la realización de la prueba ofrecida, lo cual genera un gravamen a mi
poderdante ya que entendemos que de haberse abierto a prueba la excepción habría quedado aún
más en claro el vínculo comercial que unía a las partes y por ende, la admisión de la excepción
plateada.

Tal como surge del escrito de contestación de demanda, esta parte ha ofrecido prueba
suficiente y amplia, que funda la excepción planteada, y hace a la procedencia de la misma.

LA INTERPOSICIÓN DE LA EXCEPCIÓN NO HA SIDO CAPRICHOSA. LA MISMA SE


FUNDA EN LOS REALES TÉRMINOS DE LA RELACIÓN HABIDA ENTRE RAPPI Y EL ACTOR.

Así las cosas, y sin perjuicio de lo hasta aquí expuesto, cabe tener presente que no hacer
lugar a lo aquí solicitado se estaría incurriendo en un grave perjuicio al derecho de mi mandante, en violación
de las garantías constitucionales y procesales.

Sabido es que el objetivo del debido proceso legal es que las personas puedan
proteger de manera efectiva y eficaz sus derechos; vulnerando la exigencia del adecuado servicio de
justicia que garantiza el art. 18 de nuestra Carta Magna. Máxime cuando en el fuero laboral, el actor
goza de determinados beneficios otorgados por la ley en virtud del principio pro operario, cuando éste
no es un operario. No hay motivo para darle ventaja ni preeminencia al actor sobre mi mandante, ya
que al contratar de la forma realizada, lo hicieron en igualdad de condiciones. De esta manera, se le
está dando una ventaja al aquí actor, beneficiándose de las prerrogativas del contrato comercial que
firmó con el adicional del beneficio que le dan ahora las leyes laborales como si fuera un típico
empleado en relación de dependencia cuando jamás lo fue y el mismo así lo entendió.

Así entonces, la producción de las pruebas referidas resulta fundamental para comprobar
parámetros fundamentales que, conforme la contestación de la demanda, resulta ser controvertido en estas
actuaciones.

Los jueces, en el uso de la sana crítica y sus potestades como tales disponen de las
facultades instructoras para el esclarecimiento de los hechos controvertidos.

El debido proceso legal y la defensa en juicio se garantizan con un criterio de amplitud


probatoria, lo que sin perjuicio de la vigencia y centralidad del principio dispositivo, justifica la producción de
la prueba.

La jurisprudencia dijo al respecto que: “Si bien es atribución exclusiva del Juez laboral la
selección y ponderación de la prueba al momento de resolver sobre su producción, encontrándose facultado
para desechar aquella innecesaria, dilatoria o improcedente, en el caso en análisis y siendo que la pericial
médica ofrecida guarda relación con los hechos introducidos en la litis al demandar, debe primar el principio
de amplitud de la prueba que integra el del derecho de defensa (art.18 Const.Nac.), y a efectos de no lesionar
dicho principio y de propender a la mejor averiguación de los extremos controvertidos, con el solo propósito
de lograr un esclarecimiento más acabado sobre la realidad de los hechos, se advierte que no ha de
prescindirse en esta etapa de esa prueba por lo que se impone su producción sin perjuicio de su oportuna
meritación.-

En igual sentido la jurisprudencia ha señalado: “Debe estarse por la amplitud de la


recepción de la prueba, a fin de no lesionar el principio de defensa en juicio y de propender a la mejor
averiguación de los extremos controvertidos, sin perjuicio de su debida ponderación al dictarse sentencia.”
(SCBA, B 54710 I 8-2-1994 “Fernández, Verónica c/ Municipalidad de Esteban Echeverría s/ Demanda
contencioso administrativa MAG. Votantes: Laborde - Mercader - Ghione - Salas – Vivanco.”).

EN VIRTUD DE LO EXPUESTO, LA RESOLUCIÓN ATACADA GENERA UN


PERJUICIO SERIO, REAL E INMINENTE AL DERECHO DE DEFENSA EN JUICIO Y DE
PROPIEDAD DE MI MANDANTE Y POR ENDE, SOLICITO A V.E. SE REVOQUE LA SENTENCIA
DE PRIMERA INSTANCIA Y EN CONSECUENCIA DECLARE LA INCOMPETENCIA DE LA
JUSTICIA NACIONAL DEL TRABAJO PARA INTERVENIR EN LAS PRESENTES
ACTUACIONES, CON EXPRESA IMPOSICION DE COSTAS A LA CONTRAPARTE.

III.- SE ELEVEN

En virtud de lo expuesto, solicito se corra traslado de la apelación interpuesta a la contraria


y luego se eleven las presentes actuaciones al Superior, en la forma y estilo.

Resalto que la excepción interpuesta es de previo y especial pronunciamiento, con lo cual


se requiere su elevación al Superior de forma inmediata.

IV.- FORMULA RESERVA CASO FEDERAL –

Para el hipotético caso en que V.E. no hiciere lugar a las pretensiones aquí planteadas esta
parte expresamente mantiene la reserva del caso federal, atento el agravio que me causará a mi derecho de
propiedad y defensa en juicio, fundados directamente en los arts. 17 y 18 de la Constitución Nacional,
configurándose una cuestión federal típica en los términos del inc. 3ro, art. 14 de la ley 48, así como se hace
expresa reserva de acudir ante nuestro máximo Tribunal en orden a la doctrina de la arbitrariedad.

V.- PETITORIO:

Por todo lo expuesto, a V.E., solicito:

a) Se tenga por presentado en legal tiempo y forma el recurso de apelación;


b) Se haga lugar a los agravios en todos sus términos;
c) Se tenga por mantenida la cuestión federal;
d) Se eleven las actuaciones al Superior mediante nota de estilo.
Sírvase V.E. proveer de conformidad, que

SERÁ JUSTICIA.-

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