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TEMA 1 MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98

Modernismo y Generación del 98 son dos movimientos que se desarrollan en las primeras
décadas del siglo XX. Frente al Realismo imperante durante la segunda mitad del siglo XIX, ya
finales del siglo se perciben aires nuevos en la cultura española.

El Modernismo se inicia en torno a 1880 y se desarrolla fundamentalmente hasta la


Primera Guerra Mundial. Surge de la combinación de múltiples influencias. De Francia llegan
dos corrientes poéticas fundamentales: el Parnasianismo (del que toma el anhelo de perfección
formal, los temas exóticos, y los valores sensoriales), y el Simbolismo (el arte de sugerir y la
búsqueda de efectos rítmicos); de España interesa especialmente Gustavo Adolfo Bécquer (sobre
todo en su aspecto intimista y sentimental); del Modernismo americano recoge la brillantez y la
sensualidad, especialmente de Rubén Darío. Entre los temas más propios del Modernismo destaca
el "escapismo" (en el espacio, con la presencia de lo oriental; y en el tiempo, hacia el pasado
medieval, renacentista, dieciochesco, además del gusto por la mitología clásica, con su
sensualidad pagana), que es consecuencia de su descontento con el mundo que les ha tocado vivir.
Otros temas esenciales son el cosmopolitismo (que desembocó en la devoción por París), el amor
y el erotismo. Y todo ello envuelto en un tono predominantemente melancólico y triste. En cuanto
al lenguaje, el Modernismo supuso una profunda renovación: sinestesias, símbolos, aliteraciones
y un léxico culto junto con una adjetivación ornamental. En Hispanoamérica suelen distinguirse
dos etapas. La primera iría hasta 1886 (fecha de Prosas profanas de Rubén Darío), en la que
domina el preciosismo formal y el culto a la belleza sensible. La segunda presenta una
intensificación de la poesía intimista, presencia de los temas americanos y atenuación de los
efectos formales. En el Modernismo español se da una menor brillantez externa y un predominio
del intimismo. Menos Parnasianismo y más Simbolismo, unido a la huella de Bécquer. Además
de Rubén Darío, el mayor poeta modernista, con Azul, Prosas profanas, Cantos de vida y
esperanza, en España destacan: Antonio Machado (Soledades, galerías y otros poemas), Juan
Ramón Jiménez (Rimas, Arias tristes, Jardines lejanos) y Valle-Inclán (Sonatas).

La Generación del 98 la forman un grupo de escritores que se sienten muy afectados por
la profunda crisis que padece España a finales del siglo XIX. Tras el desastre de 1898 y la pérdida
de las últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) en la guerra con los Estados Unidos,
adoptan una actitud crítica ante la realidad y proclaman la necesidad de una urgente
regeneración social, moral y cultural del país, por lo que asumen el compromiso cívico de
denunciar los males de la nación, indagar sus causas y proponer soluciones. Dos son los temas
más repetidos en sus obras: el tema de España (buscan el alma de España en Castilla, a través
de su paisaje, sus mitos y sus orígenes históricos y literarios) y la preocupación existencial (el
enfrentamiento entre la fe y la razón, la muerte y la nada como destino final). El estilo de estos
autores es natural y sobrio. Los autores más destacados de la generación son: José Martínez
Ruiz, Azorín, autor de novelas en las que importa más el análisis introspectivo y la descripción
que el relato (La voluntad), y de ensayos en los que Castilla se convierte en protagonista
(Castilla); Miguel de Unamuno, cuyas novelas destacan por la escasez de descripciones y por la
importancia del diálogo (San Manuel Bueno, mártir); Pío Baroja, entre cuyas novelas destacan
El árbol de la ciencia, es el novelista del 98 por excelencia; Antonio Machado en cuya obra
Campos de Castilla abandona el Modernismo para expresar las inquietudes propias del 98; y
Valle-Inclán, escritor de trayectoria muy personal y del que destaca su obra de teatro Luces de
Bohemia.
TEMA 2 LA GENERACIÓN DEL 14 (NOVECENTISMO) Y LAS
VANGUARDIAS

El novecentismo surge hacia 1910, y lo compone un grupo de intelectuales y


ensayistas que pretenden modernizar la sociedad y acercarla a Europa. Se les
denomina también Generación del 14 porque sus componentes adquieren la madurez en
torno a la Primera Guerra Mundial. Entre sus integrantes destacan el filósofo Ortega y
Gasset, el escritor Pérez de Ayala y el doctor Gregorio Marañón. Y se encuentran muy
cercanos los ensayistas Américo Castro, Salvador de Madariaga y Claudio Sánchez de
Albornoz, el político e intelectual Manuel Azaña y los literatos Juan Ramón Jiménez y
Gabriel Miró. En Cataluña, el inspirador del noucentisme fue el escritor Eugenio d'Ors.
Los rasgos esenciales del novecentismo son: el intelectualismo (defiende la racionalidad
y el rigor intelectual), el europeísmo (propugnan la modernización intelectual del país y
su vinculación a la cultura europea), el esteticismo (la obra artística se concibe como un
objeto autosuficiente y bello: el arte puro, alejado del sentimentalismo y del realismo,
porque son impurezas que contaminan lo estético). Los géneros más cultivados son el
ensayo, la poesía y la prosa poética. En el ensayo destacan José Ortega y Gasset (su
ensayo La deshumanización del arte es un análisis del arte de vanguardia en el que aboga
por un arte puro, minoritario y antipopular), y Gregorio Marañón (autor de diversas
biografías, como la dedicada al conde-duque de Olivares). El poeta más importante de
esta generación es Juan Ramón Jiménez cuya trayectoria podemos dividir en tres etapas:
una primera marcadamente modernista (Arias tristes), una segunda dominada por la
poesía pura (Diario de un poeta recién casado), y una última etapa formada por sus obras
en el exilio (Dios deseado y deseante). Entre los novelistas destacan Gabriel Miró (El
obispo leproso) y Ramón Pérez de Ayala (Tigre Juan).
El término vanguardia se refiere a un conjunto de movimientos artísticos de
carácter internacional, fundamentalmente europeo, que nacen a principios del siglo XX y
se suceden rápidamente hasta la década de los treinta. Los movimientos vanguardistas o
"ismos" se caracterizan por un afán de ruptura con la tradición estética previa (el
realismo, el simbolismo y el modernismo), que conduce a la búsqueda de nuevos temas
y a la experimentación con las formas expresivas. Los movimientos de vanguardia más
importantes son: Futurismo (este movimiento reivindica un arte dinámico e iconoclasta
que busque nuevas formas de expresión en la acción, el movimiento y la velocidad),
Cubismo (se busca descomponer la realidad y recomponerla en formas geométricas. Este
afán se mostró en literatura por medio de los Caligramas), Dadaísmo (movimiento que
propugnaba la negación total y la burla sarcástica para tratar de destruir el sistema de
valores imperante), y el Surrealismo, sin duda el más importante de todos ellos. El
Surrealismo, cuyo iniciador fue el francés André Bretón, defendía la autonomía del arte
respecto de la razón y la moral, y buscó vías de conocimiento vinculadas a lo irracional y
el subconsciente. Así surgieron técnicas como la escritura automática, que produce una
liberación del lenguaje con respecto a los límites de la expresión lógica. En un poema
surrealista aparecen asociaciones libres e inesperadas de palabras, metáforas insólitas,
imágenes oníricas y hasta delirantes. En España la influencia surrealista llega a poetas de
la Generación del 27 como García Lorca (Poeta en Nueva York) y Rafael Alberti (Sobre
los ángeles). Otras vanguardias netamente españolas son: el Creacionismo (defiende la
capacidad creadora de las imágenes, pues la poesía es creación y cada poema es un mundo
creado mediante imágenes yuxtapuestas), y el Ultraísmo (mezcla influencias cubistas,
dadaístas y futuristas). Una figura esencial dentro de las vanguardias españolas fue
Ramón Gómez de la Serna. Lo más interesante son sus Greguerías, definidas por él
como la suma de humorismo y metáfora.
TEMA 3 LA GENERACIÓN DEL 27

La Generación del 27 la forman un grupo de poetas que comenzaron su trayectoria


literaria en torno a 1920, coincidiendo con las vanguardias. Sus obras comparten rasgos
comunes y constituyen un florecimiento excepcional de la poesía. El nombre del grupo
lo toman del año en que se celebró el tricentenario de la muerte de Góngora, escritor
barroco al que admiraban y seguían y al que homenajearon casi todos los componentes
en Sevilla. Esta generación la integran: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego,
Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y Rafael
Alberti.
Aunque cada escritor tiene su propia personalidad, los rasgos comunes
(biográficos, estéticos o ideológicos) son abundantes y sirven para cohesionar al grupo.
Algunos de ellos son: tienen edades similares; defendieron posturas progresistas en
política y apoyaron la República y por esa causa muchos tuvieron que exiliarse; existía
entre ellos una relación de amistad fraguada, en algunos casos, en la Residencia de
Estudiantes; participaron en la celebración del tercer centenario de Góngora; colaboraron
en las mismas revistas; participaron en la Antología que realizó Gerardo Diego en 1931.
La obra de estos escritores es una síntesis entre lo tradicional y lo renovador, entre
lo clásico y lo moderno, entre lo culto y lo popular. Siguieron las pautas de la literatura
popular (neopopularismo) y se adhirieron a las vanguardias (futurismo, creacionismo,
ultraísmo y, sobre todo, surrealismo). Admiraron tanto a Góngora, Bécquer, Rubén
Darío o Juan Ramón Jiménez como al Romancero. Consideraban la poesía, en su primera
etapa, como un arte con valor en sí mismo y no como medio de expresión de problemas
morales, sociales o biográficos (arte deshumanizado). Más tarde evolucionaron hacia
una poesía más humanizada(rehumanización).
Los poetas de esta generación, en líneas generales, pasaron por tres etapas
diferentes: (1ª) Se desarrolla desde los inicios literarios hasta 1927. Están influenciados
por La deshumanización del arte de Ortega y Gasset y por la poesía pura de Juan Ramón
Jiménez. Siguen las vanguardias y algunos poetas la corriente neopopular. (2ª) Desde
1928 hasta la Guerra Civil. La situación social y política les obliga a replantearse sus
posturas estéticas e influenciados por Pablo Neruda comienzan la rehumanización de la
lírica. Además, conectan con el surrealismo. (3ª) A partir de la Guerra Civil el grupo
se dispersa. Lorca fue asesinado en 1936, Salinas, Guillén, Alberti y Cernuda se exilian.
Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Aleixandre se quedan en España. Los que se fueron
trataron el tema de la nostalgia de la patria perdida, mientras que los que viven en España
derivan hacia un humanismo angustiado de tonos existenciales, además de servir de
referencia poética para los jóvenes poetas.
Federico García Lorca escribió poesía y teatro. Sus temas recurrentes son el
amor, la frustración y el destino trágico. Romancero gitano es una colección de romances
inspirados en el pueblo, en el mito de los gitanos. Poeta en Nueva York es una obra
surrealista que refleja la impresión que le produjo el contacto con la civilización
capitalista americana que vivía a espaldas de la naturaleza y el hombre.
Rafael Alberti se dio a conocer con Marinero en tierra, de marcado carácter
neopopular; Sobre los ángeles es un poemario claramente influido por el surrealismo.
Otros autores: Luis Cernuda (La realidad y el deseo), Vicente Aleixandre
(Espadas como labios), Pedro Salinas (La voz a ti debida), Jorge Guillén (Cántico),
Gerardo Diego (Versos humanos).
TEMA 4 EL TEATRO ESPAÑOL ANTERIOR A 1936

A comienzos del siglo XX los escenarios españoles viven una situación de


anquilosamiento y atraso motivada por el escaso interés de empresarios y público por las
nuevas formas de renovación teatral. Los escritores con deseos de renovación deberán
plegarse a los gustos comerciales o resignarse a escribir para un público minoritario. El
signo del nuevo siglo hasta 1939 estará marcado por esta dicotomía entre teatro
comercial y teatro renovador. Dentro del primero se inscriben el teatro benaventino, el
teatro cómico y el teatro en verso. Al segundo pertenecen figuras como Valle-Inclán y
Lorca.

Jacinto Benavente (1866-1954), se inicia en el teatro con cierto afán rupturista


con El nido ajeno (1894); sin embargo, su escasa acogida lo llevó a amoldarse a los deseos
del público burgués. Consigue así gran popularidad y éxito con obras como Los intereses
creados (1907). El teatro cómico es el preferido por las clases populares. El autor más
destacado es Carlos Arniches: El santo de la Isidra es un sainete que enraíza con la
tradición de las piezas breves del Siglo de Oro y del siglo XVIII. Otras de sus obras, como
La señorita de Trevélez, pertenecen a sus tragedias grotescas, en las que Arniches plantea
con crudeza aspectos de la sociedad española ya tratados por el 98. Pedro Muñoz Seca
es el creador del astracán, un subgénero cómico basado en burdos juegos de palabras,
equívocos fáciles y parodia de diversos recursos teatrales. Su obra más aplaudida fue La
venganza de don Mendo. El teatro en verso supuso la irrupción del Modernismo en la
escena: versos variados y de gran musicalidad, lenguaje sonoro, ambientes exóticos (Edad
Media, Hispanoamérica). Los dramaturgos más destacados son Eduardo Marquina (Las
hijas del Cid) y Francisco Villaespesa (En Flandes se ha puesto el sol).

A lo largo de este periodo no escasearon los intentos de experimentación


dramática a cargo de autores de sucesivas generaciones. Dentro de la llamada generación
del 98, Unamuno trató de plasmar en las tablas con poca fortuna las ideas que ya
expresara en ensayos y novelas con obras de extrema desnudez argumental y
escenográfica, en las que los personajes se limitan a expresar las inquietudes del autor
(Fedra). También Azorín buscó la renovación de la escena nacional, con un teatro lleno
de recursos simbólicos (Lo invisible). Valle-Inclán comenzó su trayectoria con obras
teatrales de marcado carácter modernista y en su madurez dio un giro con la creación del
esperpento, cuya primera manifestación se produce en 1920 con Luces de bohemia. Con
la palabra esperpento designa el autor a esas obras suyas en las que lo trágico y lo burlesco
se mezclan, con una estética deformante que quiere ser "una superación del dolor y de la
risa". Su mejor definición se halla en la escena XII de Luces de bohemia.
Entre los novecentistas hay que destacar la tentativa renovadora de Ramón
Gómez de la Serna, el gran animador de las vanguardias en España (Los medios seres).
Varios integrantes de la Generación del 27 probaron fortuna en las tablas: Rafael
Alberti escribió un teatro de corte político (Noche de guerra en el Museo del Prado);
Pedro Salinas cultiva la obra corta con tono de farsa (Los santos). Pero sin duda el más
destacado de ellos es Federico García Lorca. Sus tres obras más destacadas, Yerma,
Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba, tienen en común el protagonismo
femenino, un fuerte tono dramático y el tratamiento del tema esencial de la dramaturgia
lorquiana: la insatisfacción amorosa.
TEMA 5 LA NOVELA ESPAÑOLA DESDE 1939 A 1974

La evolución de la novela española durante la dictadura de Franco se puede dividir


en tres etapas: la novela existencial, la novela social y la novela experimental.
Muchos fueron los escritores que tras la guerra salen al exilio: Ramón J. Sender.
Réquiem por un campesino español es una novela corta en la que el cura de un pueblo
aragonés recuerda su vida y la muerte de un muchacho que ha caído víctima de los odios
desatados durante la Guerra Civil. Max Aub. En la novela se ocupa, sobre todo, de la
Guerra Civil (El laberinto mágico). Rosa Chacel. Es autora de novelas de contenido
intelectual: Memorias de Leticia.
La década de los cuarenta es una época marcada por la censura ideológica y
moral y por las dificultades económicas; la mayoría de las novelas se adscriben a la
tradición realista. La publicación en 1942 de la primera novela de Camilo José Cela, La
familia de Pascual Duarte, abre un nuevo camino en la narrativa española. Esta novela
narra en primera persona la biografía de un condenado a muerte y los motivos que le han
llevado a ser un asesino. Tiene un tono pesimista y sombrío, y con ella se inicia la llamada
corriente tremendista, que presenta una realidad violenta con personajes y ambientes
desgarrados y, a veces, crueles. En 1945 la novela Nada, de Carmen Laforet, inaugura
la corriente existencialista. Estas novelas tratan temas como la cercana Guerra Civil, la
vida gris y sombría del momento, la subsistencia, la frustración o la soledad. Además de
los dos citados, aparece otra figura fundamental de nuestra literatura: Miguel Delibes con
su primera novela: La sombra del ciprés es alargada (1948).
En la década de los cincuenta la angustia existencial va dejando paso a las
preocupaciones sociales y colectivas. Los novelistas intentan reflejar con objetividad los
recuerdos de la guerra, las miserias de la sociedad española de posguerra, la dureza de la
vida, la desigualdad social, la injusticia o la pobreza. Estos novelistas comparten la idea
de que el escritor debe comprometerse y denunciar la injusticia social. Algunos de los
escritores más destacados de este momento son: Camilo José Cela. En su novela La
colmena (1951) ofrece una visión despiadada y distanciada del Madrid de la posguerra,
en forma de secuencias narrativas y costumbristas, por donde circulan más de trescientos
personajes. Jesús Fernández Santos. Su novela Los bravos (1954) muestra la miseria de
la posguerra en un pequeño pueblo controlado por un cacique. Rafael Sánchez Ferlosio.
Su novela más importante es El Jarama (1956), en la que refleja la falta de ilusión y el
sinsentido en la vida cotidiana de unos jóvenes trabajadores madrileños que pasan un
domingo en un merendero del río Jarama. Otros autores destacados son: Carmen Martín
Gaite, Ana María Matute, Juan Goytisolo, Ignacio Aldecoa.
En 1962 aparece la novela Tiempo de silencio, de un nuevo autor, Luis Martín-
Santos, que supone para la crítica el inicio de la renovación de la narrativa española. Esta
renovación no se debe a cambios temáticos o de actitud, sino a la utilización de nuevas
estructuras y técnicas narrativas. Luis Martín-Santos modifica el realismo en su obra e
influye en todos los novelistas de su época: mantiene el compromiso social, la intención
crítica, la denuncia de personas e instituciones y la actitud testimonial, pero sustituye las
sencillas técnicas realistas por otras más complejas, influido por la narrativa universal del
siglo XX. Otros novelistas destacados dentro de la experimentación narrativa son: Miguel
Delibes (En Cinco horas con Mario narra el largo monólogo de Carmen ante el cadáver
del marido, Mario), Juan Benet (Es uno de los autores más renovadores en novelas como
Volverás a Región), Juan Goytisolo (Señas de identidad) y Juan Marsé (Últimas tardes
con Teresa).
TEMA 6 LA NOVELA ESPAÑOLA DESDE 1975 HASTA LA ACTUALIDAD
En general, los autores rechazan el experimentalismo último y vuelven los ojos a
la tradición, recuperan muchos de sus procedimientos narrativos y escriben historias
transparentes que conectan con los lectores, los cuales, además, se multiplican en número.
Este nuevo lector tiene una actitud de divertimento y reclama una historia bien escrita,
con intriga y misterio. La novela que inaugura esta nueva etapa es La verdad sobre el
caso Savolta (1975), de Eduardo Mendoza.
Estas son las características de la novela de las últimas décadas: variedad
temática (relatos realistas, fantásticos, de aventuras, policiacos, el enfoque existencial, el
contenido social), simplificación de estructuras narrativas (La novela se aleja de la
experimentación, de la complejidad, del hermetismo, y simplifica sus técnicas y
procedimientos narrativos), recuperación del argumento (Los autores quieren crear y
contar historias: recuperan la trama y los personajes, las historias cerradas y la
reconstrucción de ambientes), resurgimiento de las novelas de género (Novelas
policiacas y de intriga. Rescatadas en los setenta por Manuel Vázquez Montalbán, este
género da importancia a la construcción del relato, al suspense y a la intriga, y mezcla
esquemas policiacos con aspectos políticos e históricos. Destaca Manuel Vázquez
Montalbán con Los mares del sur, 197. Novela histórica. Se recrean distintos episodios
de la historia española, situados en diferentes épocas: la conquista de América, la España
del Siglo de Oro, la Guerra Civil española y la inmediata posguerra: Los girasoles ciegos
(2004) de Alberto Méndez. Novelas de reflexión intimista. Alejadas de las
preocupaciones colectivas, estas novelas se adentran en la interioridad del ser humano,
centrándose en la búsqueda personal y en la reflexión sobre la propia existencia. Son
novelas psicológicas, novelas de aprendizaje y crónicas generacionales: Mortal y rosa
(1975) de Francisco Umbral. Novela culturalista y estilística. Estas novelas eruditas,
reflexivas, con elementos intimistas, se recrean en el barroquismo lingüístico, por lo que
se dirigen a un lector minoritario. Destacan Javier Marías con obras como Corazón tan
blanco (1992). Novela erótica. En los años ochenta y noventa triunfa una novela de
contenido erótico, propiciada por el Premio La sonrisa vertical: Las edades de Lulú (1989)
de Almudena Grandes. Novela alegórica, mítica y fantástica. Incorpora lo irracional, lo
fantástico, lo soñado y lo simbólico. Obras de José María Merino (El oro de los sueños,
2010). Novela de aventuras. Utilizan muchos de los ingredientes citados: intriga,
suspense, sentimentalidad, ambientación histórica, etc.: Arturo Pérez Reverte (El maestro
de esgrima, 1988) y Carlos Ruiz Zafón (La sombra del viento, 2001).
Entre los autores destacados de la narrativa actual se encuentran: Eduardo
Mendoza. Con su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta (1975), obtiene un
gran éxito y marca el inicio de la nueva narrativa. En ella utiliza el relato autobiográfico,
los documentos, cartas, recortes de prensa, informes, etc., de un proceso judicial y la
narración en tercera persona para desarrollar una historia sentimental con matices sociales
y políticos. Arturo Pérez Reverte. El misterio, la intriga, el suspense, loa aventura y la
fantasía forman parte de su narrativa. Es también característica en su obra la evocación y
la ambientación histórica, así como el gusto por la trama y por contar historias. Entre sus
obras destaca la serie de Las aventuras del capitán Alatriste (1996-1998). Javier Marías.
Es uno de los novelistas de mayor calidad y prestigio de nuestra narrativa actual. Su
reconocimiento se extiende también a diversos países europeos. Es un autor de prosa
elegante, con una fina capacidad de observación, que sabe manejar bien el relato y que
no elude la digresión y la reflexión. Entre sus grandes obras destacan: Todas las almas
(1989), Corazón tan blanco 81992), Mañana en la batalla piensa en mí (1994) y Tu rostro
mañana (2002).
TEMA 7 LA POESÍA ESPAÑOLA DESDE 1939 HASTA LA ACTUALIDAD
Durante los años 40, tras la Guerra Civil, el panorama cultural queda muy
empobrecido por varios motivos: la férrea censura y el exilio de muchos autores. Los
poetas nacidos en torno a 1910, coetáneos de Miguel Hernández, vivieron la guerra de
jóvenes y la mayoría luchó en uno u otro bando. Se agrupan bajo el nombre de
"Generación de 1936" o "Generación escindida", pues parte de ellos continuaron su obra
en el exilio. Los que permanecieron en España se agrupan, según Dámaso Alonso, en dos
vertientes: Poesía arraigada (Su visión del mundo es equilibrada y coherente, publican
en torno a la revista Garcilaso y se inspiran en poetas renacentistas y en las formas
clásicas: Luis Rosales). Poesía desarraigada (Para estos el mundo es un caos y una
angustia. Entroncan con la tendencia existencialista y publican en la revista Espadaña.
Dámaso Alonso, Hijos de la ira).
En los años 50 se publica Pido la paz y la palabra de Blas de Otero, y Cantos
íberos de Gabriel Celaya. En ellos, ambos poetas superan la etapa de angustia existencial
para situar los problemas humanos en el ámbito social. La poesía para estos autores debe
tomar partido ante los problemas del mundo y el sujeto poético debe mostrarse en ella
solidario con ellos, adecuando sus metas estéticas a los objetivos de reforma social. En
los temas predominan el tema de España desde un enfoque político, la injustica social,
los problemas laborales; en la forma se proponen el empleo de un lenguaje claro,
intencionadamente prosaico y dirigido a la inmensa mayoría. Además de los dos citados
destaca también José Hierro.
La poesía de los años 60 está dominada por un conjunto de poetas jóvenes que
han recibido varias denominaciones: "Generación del medio siglo" o de los 50, o "Grupo
de niños de la guerra". Sus componentes más destacados son: Ángel González, Gil de
Biedma, José Agustín Goytisolo, Claudio Rodríguez, Francisco Brines. Entre los
temas más recurrentes en esta poesía encontramos: el de las vivencias de la guerra, las
preocupaciones sociales, el tema amoroso, el tema de España y el paso del tiempo. En lo
formal muestran un gran rigor expresivo y buscan un lenguaje poético personal, con
frecuente uso de la ironía y el humor distanciador.
En 1970 el crítico José María Castellet reúne en una antología titulada Nueve
novísimos poetas españoles a los poetas: Manuel Vázquez Montalbán, Pere Gimferrer,
Vicente Molina Foix, Ana María Moix y Leopoldo María Panero. Son poetas nacidos
después de la guerra, cuyas fuentes culturales fueron, junto a una educación tradicional,
el cine, la televisión, el cómic y los medios de comunicación social en general. Entre los
temas destacan: el ámbito de lo personal (la infancia, el erotismo, el amor); la guerra del
Vietnam; la sociedad de consumo... En lo formal se proponen la renovación del lenguaje
poético como objetivo primordial y, junto con otros modelos, ven en el surrealismo una
nueva fórmula de ruptura con el mundo.
La poesía de finales de siglo presenta las siguientes características: toman como
modelos a autores anteriores como Gil de Biedma; recuperan formas métricas
tradicionales; vuelven a la poesía narrativa con un lenguaje coloquial; abordan temas
subjetivos como el paso del tiempo, las relaciones personales. De todas las tendencias se
imponen dos: la poesía del silencio (Se trata de una poesía minimalista, que reivindica
las vanguardias. Se compone de poemas breves en los que se elimina la anécdota y lo
circunstancial y se depura el lenguaje hasta alcanzar lo esencial. En definitiva, es la
búsqueda de la "poesía pura". En esta tendencia incluimos a Jaime Siles). La poesía de
la experiencia (Es una poesía de corte realista, que habla de la vida, del desengaño
amoroso, el fracaso, el desencanto, la droga, el consumismo. En lo formal, destaca el uso
de la narratividad, el monólogo y el diálogo dramático, las expresiones coloquiales y el
sentido del humor. Luis García Montero es el autor más destacado).
TEMA 8 EL TEATRO ESPAÑOL DESDE 1939 HASTA LA ACTUALIDAD
La creación teatral inmediatamente posterior a la Guerra Civil se vio afectada, al igual
que la poesía y la narrativa, por el exilio de los autores más innovadores. La rígida censura
ejercida sobre los textos teatrales y las representaciones causó que los autores autocensurasen su
libertad creadora de una manera más o menos consciente. Entre la larga lista de dramaturgos
destaca José María Pemán. Paralelamente durante los años cuarenta se desarrolla otra corriente
más interesante: el teatro humorístico, que surge en torno a un grupo de humoristas relacionados
con la revista La Codorniz, publicación satírica que empleaba un humor bastante intelectualizado;
entre otros destacan Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro) y Miguel Mihura
(Tres sombreros de copa).
Los dramaturgos exiliados presentan gran diversidad de tendencias, aunque se acercan a
un tema común: España, como paraíso perdido. Alejandro Casona (La dama del alba) y Max
Aub (San Juan).
A finales de los años cuarenta, algunos dramaturgos, partiendo de un enfoque realista,
trataron de llevar a escena obras de contenido más hondo que las piezas destinadas al público
burgués habituales en las carteleras Antonio Buero Vallejo. Su obra Historia de una escalera,
estrenada en 1949, inauguró en España la corriente de teatro existencial, que reflexionaba sobre
el sentido de la vida, la condición humana o la frustración de las ilusiones. La peculiaridad del
teatro de Buero consiste en que sus obras, partiendo de una realidad concreta, no dan respuesta a
estas cuestiones de alcance universal, sino que dejan los interrogantes abiertos para suscitar la
reflexión de los espectadores. Alfonso Sastre. Es el máximo representante del teatro social,
paralelo a la poesía y a la novela testimonial y realista de la década de 1950. Títulos significativos:
Escuadra hacia la muerte, La mordaza.
A finales de la década de 1950 y durante los años sesenta, comenzaron su obra un grupo
de dramaturgos nacidos en torno a 1925. Estos autores plantean temas de crítica social y de
denuncia: la injusticia, la explotación, las condiciones de vida de las clases populares, los abusos
del poder, etc. La estética se aleja del realismo y tiende hacia unas nuevas formas expresivas:
alegórico-simbólica, expresionista o en tono de farsa. Emplean un lenguaje violento, desgarrado
y popular, desafiante para el público más conservador, que se convierte en un medio eficaz de
expresar la violencia y crueldad del mundo. Obras destacadas son El tintero, de Carlos Muñiz y
La camisa, de Lauro Olmo.
En los años setenta se produjo una renovación teatral que liquidó definitivamente el
realismo y se lanzó a la experimentación de nuevas formas dramáticas. Esa evolución iba ligada
al teatro independiente, a las compañías de actores y directores que se constituían para hacer un
teatro claramente diferenciado del comercial. Entre los autores destaca Fernando Arrabal, quien
desde su exilio voluntario en París destacó y triunfó con su teatro pánico, de corte netamente
vanguardista y provocador. Sobresale en él una actitud de rebeldía ante lo absurdo y la sinrazón
del mundo.: Pic-nic y El cementerio de automóviles.
Tras la muerte de Francisco Franco, cambia el panorama social y cultural en España:
desaparece la censura, se incrementan los premios literarios y los festivales de teatro, todo lo cual
contribuye a una mejora sustancial del espectáculo teatral. En general se huye del
experimentalismo y se vuelve a la tradición teatral. Entre los autores más destacados: Fernando
Fernán Gómez. Su obra más representada es Las bicicletas son para el verano (1978), en la que
expuso la huella profunda que el estallido de la Guerra Civil imprimió en la existencia de una
humilde familia de Madrid. José Luis Alonso de Santos. Es uno de los autores más importantes
del último tercio del siglo XX, con una amplia trayectoria. Bajarse al moro es su obra más
destacada y que mayor éxito ha alcanzado. José Sanchís Sinisterra. Con influencias de Brecht,
pretende hacer un teatro revolucionario en el que se mezcla un compromiso ético y político con
preocupaciones estéticas. Entre sus obras destaca ¡Ay, Carmela! Entre los dramaturgos de la
última hornada destaca especialmente Juan Mayorga. Sus obras suelen recurrir a los personajes
de la historia reciente, que se utilizan para entender mejor el presente en que vivimos. Algunas
obras representativas de su trayectoria son: Cartas de amor a Stalin, pieza sobre la censura y la
libertad creadora; El chico de la última fila, drama sobre la observación de la vida de los otros y
las relaciones entre la ficción y la realidad.

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