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TRABAJO POR TURNOS

Profesora Rita Coya Costa

Existen variadas alternativas de jornadas de trabajo, la habitual es la que


corresponde a la realizada entre las siete de la mañana y las seis de la tarde,
aproximadamente. A diferencia de ella, el trabajo por turnos supone el trabajo fuera de
esas horas y por períodos regulares de siete u ocho horas.

En casi cualquier ocupación o área de la industria hay personas que se


desempeñan en esta modalidad de jornada.
Durante el trabajo a turno, existe una gran posibilidad de disminución del
rendimiento y una propensión a los accidentes, especialmente los de carácter graves. A
esto, contribuyen diversos factores, como la alteración de los ritmos biológicos, la
privación de sueño y el cansancio o la fatiga. Estos agentes estresantes, pueden actuar
asociados o individualmente para producir los efectos adversos sobre la salud del
trabajador, y consecuentemente, impactan en la productividad organizacional.

INDICE

I. INTRODUCCIÓN

II. TRABAJO POR TURNOS


1. Sistemas de Turnos
2. La Jornada Laboral en la Legislación Chilena

III. CONSECUENCIAS DEL TRABAJO POR TURNOS


1. Efectos en el Individuo
2. Alteraciones de la vida familiar y social
3. Efectos en el rendimiento laboral y la productividad organizacional

IV. PREVENCIÓN DE LAS CONSECUENCIAS ADVERSAS DEL


TRABAJO POR TURNOS PARA EL BIENESTAR DE LOS TRABAJADORES
1. La organización de las jornadas laborales por turnos
2. Medidas para prevenir y afrontar las consecuencias del trabajo por
turno en la salud de los trabajadores
3. Prevención de riesgos laborales en el Trabajo por Turnos

V. BIBLIOGRAFÍA
I. INTRODUCCIÓN

Desde que surgió la vida en la tierra, los seres vivos han ido adaptando sus
biorritmos a los cambios que experimenta periódicamente la tierra. La mayoría de las
especies animales adquirieron hábitos diurnos, dedicando la noche al reposo. Un
número limitado de animales adquirieron hábitos nocturnos, estando perfectamente
dotados para desarrollar sus actividades en la oscuridad (Esparza, J., Argemi, F., Ibáñez,
J. 1997).

El hombre ha sido cada vez más proclive a alterar sus hábitos diurnos.
La luz eléctrica, ha hecho posible desde hace mucho tiempo la existencia de
trabajos ininterrumpidos, pero las personas no se han visto favorecidas por ello. La
industria en un intento de paliar este inconveniente, ha establecido equipos rotatorios
que cambian de horario cada semana, de modo que las personas no se sometan a estas
condiciones de forma mantenida. (Esparza, J., Argemi, f., Ibáñez, j. 1997).

En el mundo de hoy, la convivencia humana se desarrolla principalmente en la


familia, la escuela y en las organizaciones con las cuales las personas se vinculan.

Las organizaciones empresariales, habitualmente consideradas como entidades


disciplinadas y jerárquicas que persiguen objetivos económicos, resultan fundamentales
en la vida de las personas, no sólo como generadoras de bienes y servicios, sino como
espacios en los cuales los trabajadores se desarrollan, comparten responsabilidades,
tristezas y alegrías, amistades o tensiones, y también los productos elaborados que se
transan en los mercados.

En las dos últimas décadas del siglo pasado, una economía mundial diferente se
desarrolla aceleradamente y sienta nuevas reglas de funcionamiento para las naciones.
La globalización, los cambios tecnológicos y las transformaciones sociales modifican
los modos de vivir e incrementan las exigencias de ajuste y adaptación de las personas
en todos los ámbitos de la existencia (Tokman, 2004).

En particular, la globalización de la producción ha dado pie a la consolidación


de bloques comerciales y a la necesidad de competir internacionalmente en
productividad y calidad, tanto para las empresas como para la fuerza del trabajo.
(Revista Iberoamericana de Educación, 1997)

En consecuencia, en las organizaciones se formulan nuevos requerimientos de


un capital humano moderno, es decir, una fuerza de trabajo cualificada, con habilidades
y destrezas múltiples que tenga capacidades físicas y sicológicas adecuadas y una
cultura que valorice el trabajo y la autodisciplina, siendo de real importancia también las
competencias a nivel profesional (Betancor, 2005).

En este exigente contexto laboral, un sin número de trabajadores realiza su


trabajo por turnos, con las implicancias que ello tiene para la vida personal, familiar,
social y comunitaria.

Los trabajadores que trabajan por turnos tropiezan frecuentemente con la


dificultad para organizar su vida personal (horarios de comida, realización de las tareas
domésticas, compras, distracción y entretenimientos, capacitación) y mantener
relaciones normales con su cónyuge, sus hijos, sus padres y demás parientes; además de
alterar los contactos con amistades, la participación en eventos sociales, grupos
deportivos, grupos culturales y recreativos, debiendo renunciar a menudo a la asistencia
de todo tipo de actividades (Melo, 2005).

El trabajo nocturno, el trabajo de fin de semana, y el trabajo en días festivos,


puede ocasionar problemas de tipo práctico para las actividades de la familia, en su
esparcimiento o, simplemente, para estar juntos. Los cambios de turno, cuando son
rotativos y trabajan ambos cónyuges, agrava la desorganización (Melo, 2005).

Las costumbres sociales y culturales de la comunidad de la cual los trabajadores


son partícipes, así como la observancia de las tradiciones cívicas y religiosas, se ven
seriamente afectadas por este tipo de jornada, teniendo repercusiones negativas que se
trasladan directamente del trabajo a los ámbitos de convivencia habituales (Melo. 2005).

Existen variadas alternativas de jornadas de trabajo, la habitual es la que


corresponde a la realizada entre las siete de la mañana y las seis de la tarde,
aproximadamente. A diferencia de ella, el trabajo por turnos supone el trabajo fuera de
esas horas y por períodos regulares de siete u ocho horas.

Los trabajadores por turnos pueden trabajar por la tarde, en la mitad de la noche,
trabajar horas extras o jornadas más largas, y también pueden trabajar algunas veces,
alternadamente, en horario normal.

Muchos trabajadores por turnos tienen calendarios que rotan, lo que supone
cambios de las horas de trabajo de la mañana a la tarde o del día a la noche. Estos
cambios podrían ocurrir en días diferentes de una semana o de un mes.

Los policías y los bomberos, por ejemplo, a menudo tienen calendarios de


trabajo que rotan; otros trabajadores pueden realizar un turno permanente, o solamente
por la noche o por la tarde - los camareros, por ejemplo, podrían trabajar sólo el turno
de la tarde y los vigilantes de la noche, solamente el turno de noche -; los trabajadores
del transporte, como los camioneros que cubren largas distancias, recorren a menudo
más kilómetros por la tarde o por la noche; y un quinto de los empleados de empresas
de servicio público, a nivel mundial, también trabaja por turnos (Melo. 2005).

En casi cualquier ocupación o industria hay algunas personas que hacen el


trabajo por turnos. Una revisión rápida de las listas de la Agencia de Estadísticas de
Trabajo muestra que “aproximadamente entre el 2 y el 10 por ciento de los trabajadores
de casi cualquier ocupación trabajan los turnos de la tarde, de la noche o tienen
calendarios que rotan. Más de la mitad de ellos trabajan por la tarde y por la noche y
aproximadamente un cuarto de ellos cambian de turno periódicamente” (Melo. 2005. p.
2).

Según José Luis Melo (2005), hay varias razones para el trabajo por turnos.
Actualmente, como consecuencia de la tecnología moderna, es posible hacer muchas
actividades en cualquiera hora del día o de la noche; si las actividades funcionan las 24
horas del día y se requiere provisión de servicios todo el tiempo.
Los servicios críticos incluyen la seguridad pública, como la protección de
policía y bomberos; la defensa militar; la asistencia médica; el transporte; y las
empresas de servicios públicos, como la energía eléctrica, el agua, y el teléfono.

Otras industrias deben funcionar 24 horas al día porque el proceso de producción


es mayor de 8 horas y debe operar continuamente; las industrias de productos químicos
requieren de esos procesos, y a menudo las industrias manufactureras tienen
maquinarias costosas que necesitan operar continuamente para ser lucrativas (Melo.
2005).

Debido a que varias ocupaciones e industrias operan todo el día y toda la noche,
se han ampliado los servicios para trabajadores que laboran en esos turnos y también se
ha aumentado la posibilidad de acceso para personas que simplemente prefieren la
conveniencia de esos horarios ampliados. Algunos ejemplos obvios son las tiendas de
comestibles, las gasolineras y los restaurantes que están abiertos 24 horas al día, siete
días a la semana.

Hay algunos trabajadores que prefieren no trabajar de día, pero la mayoría no


quiere trabajar por turnos. Los motivos de los empleados que escogen el trabajo por
turnos incluyen un mejor salario, más tiempo libre durante el día para cuidar a los niños,
más horas de día para la recreación y más tiempo para estudiar. Algunos trabajadores
prefieren el turno de noche porque es más tranquilo y porque hay menos supervisores.
Sin embargo, “usualmente los trabajadores dicen que no escogieron el trabajo por
turnos, lo hacen porque el trabajo lo requiere o porque no hay ningún otro trabajo
disponible” (Neyra. 2005. p. 52).

Según los estudios de Isabel Neyra Suárez (2005), si se consideran solamente las
ocupaciones de tiempo completo, los hombres trabajan más turnos nocturnos y
calendarios que rotan, y las mujeres trabajan más turnos de la tarde y hacen más trabajo
de medio tiempo. Sin embargo, el número de mujeres que trabajan por turnos de tiempo
completo está muy cerca del número de hombres que lo hacen. Estas cifras están
cambiando rápidamente debido a que más mujeres están entrando al mercado laboral en
jornada completa.

La autora señala: “Las personas jóvenes trabajan por turnos más que las
personas mayores; los estadounidenses de origen africano trabajan por turnos más que
los estadounidenses de origen caucásico, las personas solteras trabajan por turnos más
que las personas casadas; entre las parejas casadas, en las que cada persona tiene un
trabajo, aproximadamente de un cuarto a un tercio de estas parejas tienen por lo menos
un cónyuge que trabaja por turnos; las madres solteras trabajan por turnos más
frecuentemente que las madres casadas” (Neyra. 2005. p. 50).

La limitación de las horas de trabajo y el derecho al descanso, ha sido una de las


reivindicaciones más antiguas y permanentes que los trabajadores han mantenido a lo
largo de la historia, y cuya respuesta tiene incidencia directa en su calidad de vida, en la
productividad de las empresas, en la economía de los países y en la sociedad en general
(Mendoza. 2002. p. 1).
En un primer momento, la jornada de trabajo sólo estaba circunscrita al trabajo
de día, es por ello que una de las primeras acepciones del significado de la palabra
“jornada” que se indica en el diccionario de la Real Academia, establece que dicha
palabra viene del latín “diurnus”, que significa “propio del día”, y señala, en su segunda
acepción, que es el “tiempo de duración del trabajo diario” ( Melis y Sáez. 2000. p.
335).

Esta concepción de la jornada de trabajo circunscrita sólo al trabajo diurno, pero


cuya duración se extendía de sol a sol, estuvo vigente por mucho tiempo en el mundo,
pero la precariedad de las condiciones laborales, lleva a los trabajadores a organizarse y
a luchar por mejores condiciones laborales.

Dichas condiciones quedan claramente reflejadas en el Preámbulo de la


Constitución de la OIT en 1919, en el que se señala que “existen condiciones de trabajo
que entrañan…injusticia, miseria y privaciones para grana número de seres humanos”.
(Mendoza. 2002. p. 1).

En virtud de la demanda de los trabajadores, los Estados comienzan a darse una


serie de normativas laborales, destinadas a reducir la jornada de trabajo, aumentar los
descansos, y mejorar las condiciones y el medio ambiente laboral (Mendoza. 2002).

La Organización Internacional del Trabajo (OIT.), estableció una serie de


normas y recomendaciones en materia de jornada de trabajo. (Conferencia internacional
del trabajo (1989).

De los convenios y recomendaciones relacionados con la jornada de trabajo y el


descanso y ratificados por Chile, es relevante presentar los siguientes:

Convenio N°1, de 1919, ratificado por Chile el 15/09/1925, establece “la duración del
trabajo no podrá exceder de ocho horas por día y de cuarenta y ocho por semana, salvo
casos excepcionales que serán reglamentados por la legislación de cada país”.
Convenio N° 14, de 1921, ratificado el 15/09/1925, regula el descanso semanal en la
industria, estableciendo que “todo personal empleado en cualquier empresa comprenda
como mínimo 24 hrs. Consecutivas, las cuales en lo posible deberán coincidir con los
días consagrados por la tradición o las costumbres del país.
Convenio N° 90, de 1948, que revisa el Convenio N° 6 de 1919, ratificado por Chile el
15/09/95, regula el trabajo nocturno de los menores de la industrias.
Convenio N° 30, de 1930, ratificado por Chile el 18/10/1935, reglamenta las horas de
trabajo en el comercio y las oficinas, fijando la jornada de trabajo en 48 horas
semanales, con 78 horas por día; no obstante, establece que la duración diaria de la
jornada puede ser de hasta 10 horas, respetando el máximo semanal de 48 horas.

Una vez definida la duración de la jornada, se avanzó hacia las regulaciones de


las características de la distribución de las horas de esa jornada.

Son muy diversos los horarios laborales que se dan en la actualidad, en función
de las necesidades de organización de la empresa, pero desde un punto de vista
psicosocial, el que más interesa es el trabajo por turnos, ya que lo normal sería que las
horas de trabajo se distribuyeran durante el día, y el resto de las horas las pudiéramos
dedicar a actividades sociales, familiares y de ocio; sin embargo esto no es así, y cada
vez hay un mayor número de trabajadores que por distintas circunstancias tienen
horarios rotativos u horarios nocturnos (Neyra. 2005).

Las organizaciones empresariales pueden necesitar implementar el trabajo por


turnos debido a necesidades de servicio - sanidad, hotelería, transporte -; técnicas -
procesos industriales-; y económicas – amortización de maquinarias, índices de
producción –; y las personas por condiciones del mercado de trabajo, necesidad de
empleo, obligaciones contractuales o decisiones personales de uso de su tiempo.

Dado que nuestro reloj biológico está programado para el descanso nocturno y la
actividad durante el día, la actividad realizada en condiciones de turno, trae
consecuencias negativas no sólo al ser humano, sino también al proceso en donde se
desarrolla.

Durante el trabajo en turno, existe una gran disminución del rendimiento y una
propensión a los accidentes, especialmente los de carácter graves. A esto, contribuyen
diversos factores; la alteración de los ritmos biológicos, la privación de sueño y el
cansancio o la fatiga. Estos agentes estresantes, pueden actuar asociados o
individualmente para producir los efectos adversos sobre la salud del trabajador. La
importancia de cada factor variara con el tipo de trabajo. Para el trabajador en horarios
extensos, la fatiga y consiguiente privación del sueño, son los más importantes. En el
trabajo de turnos rotatorios, la alteración de los ritmos circadianos es lo que predomina
(Melo. 1999).

II. TRABAJO POR TURNOS

La ordenación de las actividades de trabajo en régimen de turnos, obliga a las


organizaciones a realizar grandes esfuerzos para dar respuesta a las exigencias
impuestas por los diferentes procesos y la sociedad moderna que demanda funcionar las
24 horas del día.

Esta tarea se hace más compleja al proponerse los objetivos de administrar


eficientemente la organización del trabajo en sistemas de turno, ya que implica
compatibilizar regulaciones y limites establecidos en la ley, y evitar repercusiones no
deseadas tanto en la salud como en la seguridad, en la productividad de la empresa y en
la satisfacción laboral-familiar del trabajador.

José Luis Melo (2003) define “trabajo por turnos al método de organización del
trabajo en el cual la cuadrilla, grupo, o equipo de colaboradores se sucede en los
mismos puestos de trabajo para realizar la misma labor; trabajando cada cuadrilla, grupo
o equipo, cierto tiempo o "turno," con el fin de que la empresa pueda mantener la
actividad durante mayor tiempo que el fijado por jornada o por cada trabajador”.

Isabel Neyra Suárez (2005) se refiere al trabajo por turno como “aquel que es
desarrollado por distintos grupos sucesivos, cumpliendo cada uno de ellos una jornada
laboral, de manera que se abarca un total entre 16 y 24 horas de trabajo diario”.

1. Sistemas de Turnos
La terminología básica utilizada en los sistemas de trabajos por turnos es la
siguiente:
(Mutual de Seguridad C.Ch.C. 2006).

- Turno: Unidad de tiempo de trabajo (seis o 12 horas en general)


- Grupo o rol: grupo de trabajadores que operan en rotaciones. Trabajan juntos
en un mismo lugar, con los mismos horarios sucediéndose unos tras otros
- Turno diurno: El trabajador tiene jornada de trabajo que corresponde a
horarios de trabajo diurnos, o sea entre 07:00 y las 18:00 horas
- Turno nocturno: Trabajo que se desarrolla en los horarios ubicados fuera de
los límites de la luz diurna esto ocurre normalmente entre las 21:00 horas de
un día, hasta por lo menos 07:00 horas del día siguiente.
- Turno continuo: El trabajo en la empresa es realizado durante 24 horas
diarias, siete días por semana, todo el año. Generalmente hay tres o cuatro
turnos diarios, dependiendo si las jornadas son de 8 o seis horas,
respectivamente.
- Turno semicontinuo: El trabajo en la empresa es realizado durante 24 horas
diarias, pero existe una interrupción semanal de uno o dos días.
Generalmente hay tres o cuatro turnos diarios.
- Turnos discontinuos: La empresa no mantiene trabajadores 24 horas por día.
Generalmente hay uno o dos turnos diarios, que se interrumpen por la noche
y el fin de semana.
- Turno mixto: Supone una combinación de un sistema continuo con otro que
satisface las necesidades del proceso o actividad de la empresa.
- Turno flexible: Turno consiste en ofrecer diversos horarios de trabajo, donde
el trabajador puede elegir el que más le convenga, solo respetando algunas
condicionantes de la tares (necesidades de producción, cliente, etc.).

Los tipos de turnos según la rotación de lo trabajadores son los siguientes:

- Turno fijo: Los trabajadores tienen horario fijo de trabajo, sean diurnos,
vespertinos o nocturnos.
- Turno alternante o rotativo: Los trabajadores modifican sus horarios de
trabajo siguiendo un sistema de turno predeterminada; o sea son organizados
para trabajar en determinado horarios por algunos días, semanas, quincenas o
mes y pasado este periodo pasan a trabajar en otro horario o período.
- Turno regular: Es aquel que puede presentar horarios de inicio y fin de la
jornada variables, múltiples esquemas rotación al interior de un ciclo de
rotación, sin obedecer a un orden predeterminado y/o la escasa coincidencia
con descanso dominical

Las características que pueden adoptar los esquemas de turnos rotativos son las
siguientes (Mutual de Seguridad C.Ch.C. 2006):

- Ciclo de rotación: intervalo de tiempo que comprende los días de trabajo y


de descanso según tipo de rotación y esquema de turno; establece el
momento de inicio y termino de la secuencia, que es cuando comienza a
repetir la misma rotación, por ejemplo en un turno 7x7, el ciclo es siete día
de trabajo en turno de mañana, siete de descanso , siete días en turno de
noche y siete de descanso, teniendo por lo tanto una extensión del ciclo de 28
días, a contar de ese momento repite la secuencia.
- Rotación o alternancia lenta: los horarios de trabajos de cada turno se
modifican cada semana, quincena o mes.
- Rotación o alternancia rápida: es aquella en la que los cambios de fase o
descansos se producen con una frecuencia menor a los cinco días de trabajo
consecutivos o los horarios de trabajo de cada turno se modifican cada día, o
cada dos o tres días.
- Rotación directa: Los trabajadores modifican sus horarios de trabajo según
los punteros del reloj; si está trabajando en turno de mañana, el próximo
turno que debe cumplir es el vespertino o tarde, sus horarios de entrada y
salida de trabajo dan un salto horario hacia adelante, comparado con los del
turno anterior.
- Rotación inversa: Los trabajadores modifican sus horarios de trabajo en
forma inversa a los punteros del reloj; está trabajando en turno de turno de
tarde o vespertino el próximo turno que debe cumplir es el matutino, sus
horarios de entrada y salida de trabajo se anticipan o dan un salto horario
hacia atrás, comparado con los turnos del anterior.

De acuerdo a José Luis Melo (2003), las principales formas de trabajo por turno
son aquellas en las que los trabajadores ocupan sucesivamente los mismos puestos de
trabajo, según un cierto ritmo, continuo, discontinuo y semi-continuo, implicando para
el trabajador la necesidad de prestar sus servicios en horas diferentes en un periodo
determinado de días o semanas.

En el sistema continuo, las organizaciones que tiene producción continua no


detienen su funcionamiento, y en ellas se trabaja todos los días de la semana durante las
24 horas del día.

En el sistema discontinuo, las organizaciones funcionan menos de 24 horas al


día, con una pausa diaria y habitualmente una pausa de fin de semana, tienen dos turnos
de trabajo y el sistema recibe el nombre "de dos turnos".

En el sistema semi-continuo, la organización funciona las 24 horas del día, es


decir, sin pausa diaria, pero con pausas en los fines de semana.

En estos sistemas, los trabajos por turnos pueden ser:


- Trabajo por turno continuo:
La organización funciona las 24 horas del día los siete días de la semana, (sin
pausa diaria ni de fin de semana, ni tampoco los días festivos o no laborables), en ellos
las cuadrillas, grupos o equipos de trabajo, realizan turnos según los siguientes criterios:

Turnos fijos (o permanentes): Cada persona perteneciente a un equipo que está


permanentemente asignado a un turno dado (es de uso común en el sistema discontinuo
o de dos turnos).

Rotación o alternancia de dos turnos: Cada colaborador pertenece a un equipo que


alterna dos turnos de trabajo o hace una rotación entre los turnos de la mañana, de la
tarde y de la noche (se utiliza en las tres formas de trabajo).
En este caso existen dos variantes:
- Frecuencia de rotación: Los equipos pueden cambiar de turno cada semana (es el más
utilizado), o en intervalos más cortos o más largos.

- Extensión del ciclo de rotación: Es decir, el período para que un colaborador regrese al
mismo punto y reanude la secuencia de días de trabajo y descanso a lo largo de varias
semanas depende de la frecuencia de la rotación y el número de equipos.

Sin embargo, existen formas de variar el trabajo por turnos, como es el sistema
de dos turnos; se puede crear un turno nocturno y otro diurno separado entre sí o dos
turnos diurnos, es decir, uno a la mañana seguida de uno a la tarde.

Las horas de comienzo y finalización del turno, y la extensión de las pausas para
las comidas, pueden también variar o tener la alternativa de crear un turno a la tarde de
tiempo reducido, según las necesidades particulares de cada empresa. Los turnos pueden
ser permanentes, o alternarse según diferentes ciclos de rotación, semanal, mensual, etc.

En el sistema semi-continuo, habitualmente hay tres turnos por día, puede haber
diversos turnos por semana según se trabaje los sábados (u otro día equivalente). La
frecuencia de rotación suele ser de una semana y su sentido puede retornar luego al
turno de la mañana o viceversa.

Existen también varias formas del sistema continuo; la frecuencia de la rotación


y la dirección de la misma, así como el número de equipos, son variables esenciales.

Las permutaciones y combinaciones posibilitan muchas modalidades de


rotación, lo que permite a una empresa funcionar toda la semana ciento setenta y ocho
horas con diferentes niveles de duración semanal del trabajo, diferentes modalidades de
descanso y diferente número de domingos, o días laborables, libres de cada ciclo.

El sistema continuo es más complejo, más difícil de administrar, es también al


que más se le imputan defectos perjudiciales sobre la salud de los colaboradores.
Las personas que trabajan en este régimen, lo hacen contra el desarrollo de la
disposición fisiológica del trabajo. Esta tiene una serie de consecuencias que van desde
dificultades de adaptación hasta diversos estados de malestar.

Además de las características mencionadas, al organizar el trabajo por turnos es


importante considerar los siguientes parámetros asociados (Melo. 1999):

- Número de equipos (turnos o relojes) de trabajo por turno.


- Extensión de ciclo de turnos iguales.
- Extensión del Ciclo de Rotación.
- Velocidad de rotación.
- Horas de corte u horarios de inicio y fin de las jornadas de trabajo.
- Número de noches consecutivas de trabajo.
- Número de turnos trabajados antes de descansar.
- Intervalos entre turnos.
- Tiempos de descanso real entre los turnos.
- Número de horas de reposo entre turnos consecutivos.
- Dirección de la rotación (directo e inverso).
- Cambio de fase.
- Regularidad y previsibilidad del turno o posibilidad de programar vida social
y familiar por estructura del turno.
- Cantidad de horas extra de trabajo.
- Tiempo de descanso durante el turno o pausas.
- Tiempo de traslado.
- Número de viajes.
- Número de días libres consecutivos.
- Número de días libres posterior al turno de noche.
- Número de fines de semana libre.
- Numero de días libres en fines de semana.
- Número de días libres por semana.
- Número de días libres por cada ciclo de turnos.
- Número de días feriados por año.

Entre estas dimensiones asociadas, las “pausas de descanso” se consideran una


de las más relevantes (Melo. 1999).

Cuando una persona realiza una tarea en forma continua aparece el cansancio
por falta de recuperación biológica que se va acrecentando al transcurrir el tiempo,
fundamentalmente cuando no hay posibilidades de recuperación, surgiendo de esta
manera la necesidad de descanso.

De acuerdo a José Luis Melo (1999) “las pausas de descanso son todas las
interrupciones en horario de trabajo; dichas interrupciones deben evitar o retardar la
disminución del rendimiento, este es el efecto fisiológico de las pausas, pero también
suelen aumentar la motivación para la siguiente fase del trabajo lo que se llama efecto
psicológico de la pausa”.

El calendario por turnos más común consiste en cinco días de trabajo y después
dos días libres. Si es un calendario que rota, el trabajador empezará un turno nuevo
después de sus días libres. En algunos trabajos, es posible trabajar 7, 10 o 14 días
consecutivos, seguidos por un número igual de días de descanso. Por ejemplo, los
trabajadores de plataformas petroleras submarinas podrían trabajar dos semanas en la
plataforma seguido por dos semanas libres (Articulo Condiciones de Trabajo y Salud.
1986).

En consideración a las variadas formas que puede adoptar un calendario de


trabajo por turnos, a continuación se presentan algunas combinaciones posibles:
A través de la descripción de las características de los sistemas de turnos se
pueden evaluar sus consecuencias en lo trabajadores y proponer mejoras en la
organización de los turnos. Esto será profundizado en el apartado IV de esta Tesina.

2. La Jornada Laboral en la Legislación Chilena

En Chile se considera “jornada” el tiempo durante el cual el trabajador presta


efectivamente sus servicios al empleador; y, se considera también como tal, al periodo
en que el trabajador se encuentra a disposición del empleador sin realizar labor, por
causas que no le sean imputables. Se incluye en esta ultima, la “jornada pasiva”, que es
el tiempo destinado a las actividades de cambio de vestuario, colocación de elementos
de protección personal y/o aseo personal (Art.21 del Código del Trabajo. 2002).

La jornada de trabajo en Chile es considerada como una de las más extensas del
mundo. Al respecto, los informes de la OIT (1995), señalan que en el país se trabajan
2.002 horas anuales.

Los tipos de “jornada” existentes en la legislación son las siguientes:

- La jornada ordinaria de trabajo es de 45 horas semanales, distribuidas en no más


de 6 días ni en menos de 5, con un máximo de 10 horas ordinarias por día (Art.22 inc.
1ª y Art.28 del Código del Trabajo. 2002).

- Jornadas extraordinarias
Se consideran jornadas extraordinarias aquellas que exceden del máximo legal o
de la pactada contractualmente, si fuese menos (Art.22 inciso 1° y Art.28 del Código del
Trabajo. 2002).

Se realizarán en aquellas faenas que, por su naturaleza, no perjudiquen la salud del


trabajador, y sólo se podrán pactar hasta un máximo de dos horas extraordinarias por día
(Art. 31 inciso 1° del Código del Trabajo). Se deberán pagar un recargo de a lo menos
de un 50% sobre el sueldo convenido. Sólo se podrán pactar para atender necesidades o
situaciones temporales de la empresa. Dichos pactos deberán constar por escrito y tener
una vigencia transitoria no superior a tres meses, pudiendo renovarse por acuerdo de las
partes (Art.32 inciso 1° del Código del Trabajo. 2002).
- Jornadas Especiales

Jornadas de trabajo de los Profesionales de la Educación que laboran en el sector


municipal y en colegios particulares subvencionados.

La jornada semanal de trabajo de quienes ejerzan actividades docentes (función


docente, docente directivo o bien la técnico-pedagógica), no podrá exceder de 44 horas
cronológicas para un mismo empleador. El máximo de clases quedará determinado por
la proporción respectiva, o sea, el 75% de la jornada debe corresponder a docencia de
aula y el 25% para actividades curriculares no lectiva y recreos (Artículo 68 y 80 de la
Ley N° 19.070. 2002).
Jornada del personal que trabaja en hoteles, restoranes o clubes.
La jornada semanal se podrá distribuir hasta en un máximo de 5 días, además
no podrán permanecer más de 12 horas diarias en el lugar de trabajo, teniendo dentro de
la jornada un descanso no inferior d 1 hora, imputable a dicha jornada.

Jornada ordinaria de trabajo del personal de chóferes y auxiliares de la


locomoción.
Colectiva interurbana, de servicios interurbanos de transporte de pasajeros, de chóferes
de vehículos de carga terrestres interurbana y del que se desempeñen a bordo de
ferrocarriles.

La jornada máxima de estos trabajadores es de 192 horas mensuales, debiendo


contar con un descanso mínimo ininterrumpido de ocho horas dentro de cada
veinticuatro horas. Cuando los chóferes y auxiliares de la locomoción colectiva
interurbana y el personal que se desempeña a bordo de ferrocarriles arriben a un
Terminal, después de cumplir en la ruta o en la vía, respectivamente, una jornada de
ocho o más horas, deberán tener un descanso mínimo en tierra de ocho horas.

En ningún caso el chofer de la locomoción colectiva interurbana o el de


vehículos de carga terrestre interurbana podrá manejar más de cinco horas continuas,
después de las cuales deberá tener un descanso cuya duración mínima será de dos horas.

- Jornada de los trabajadores del comercio.


Se rigen por las normas comunes del Código del Trabajo, no obstante el
legislador ha entregado al empleador la facultad de extender la jornada en determinados
periodos.

Al respecto el Art. 24 del Código del Trabajo señala que “el empleador podrá
extender la jornada ordinaria de los dependientes del comercio hasta en dos horas
diarias en los periodos inmediatamente anteriores a Navidad, Fiestas Patrias u otras
festividades”.

En este caso las horas que excedan el máximo semanal de 48 horas o de lo


pactado en contrato si es menor, se pagarán como extraordinarias.

- Jornada de los trabajadores agrícolas.


Respecto de estos trabajadores, la jornada diaria promedio no excederá de 8
horas, considerando el periodo de un año.

- Jornada de tiempo parcial: Se podrá pactar jornadas a tiempo parcial, pero esta
no podrá ser superior a dos tercios de la jornada ordinaria y deberá ser continua.

- Jornada bisemanal: Para acogerse a un régimen de jornada bisemanal se deben


cumplir dos requisitos copulativos, esto es, que las faenas se encuentren apartadas de los
centros urbanos y contar con el acuerdo de los trabajadores.

La jornada bisemanal consiste en trabajar durante dos semanas durante dos


semanas ininterrumpidas, al término de las cuales se deben otorgar los descansos
compensatorios por los días domingos y/o festivos trabajados en dicho periodo
bisemanal, aumentados en uno. Al respecto la Dirección del Trabajo, en el dictamen
3653/269 de fecha 30.08.2000, establece que el número de horas máximo a trabajar en
una jornada bisemanal es de 96 horas, las cuales se podrán distribuir en 10,11 y 12 días,
al termino de los cuales se deben dar los descansos compensatorios correspondientes a
los días domingos y/o festivos trabajados, más los días en que no se distribuyo la
jornada, aumentados en uno, es así que si se decide tener una jornada bisemanal de
días, al termino de estos se deben otorgar 5 días de descansos, no obstante que puedan
existir ciclos menores.

- Jornada excepcional: el articulo 38 incisos finales del Código del Trabajo


establece que “en casos calificados, el Director del Trabajo podrá autorizar, previo
acuerdo de los trabajadores involucrados, si los hubiere, y mediante resolución fundada,
el establecimiento de sistemas excepcionales de distribución de jornadas de trabajo y
descanso, atendidas las especiales características de la prestación de los servicios y si se
hubiere constatado, mediante fiscalización que las condiciones de higiene y seguridad
son compatibles con el referido sistema”.

En virtud de dicha facultad la Dirección del Trabajo ha establecido los siguientes


criterios para otorgar dichas autorizaciones:

Ser caso calificado: cuando la jornada no se pueda distribuir en forma ordinaria,


dada las características del proceso, ubicación de las faenas y/o residencia de los
trabajadores.

Se otorga para faenas y puestos de trabajo específicos: dado que para otorgar la
jornada se analizan las condiciones de higiene y seguridad del lugar donde se aplicará la
jornada, ésta se otorga sólo para faenas y puestos específicos y no en forma genérica.

No se autorizan jornadas que contemplen horas extraordinarias permanentes


considerando que las horas extraordinarias tienen un carácter eventual y transitorio, no
se autorizan jornadas con horas extraordinarias permanentes.

La permanencia máxima en las labores es de 12 horas la jornada diaria es


continua e interrumpida, excepto el periodo para la colación. En el periodo de
permanencia se incluyen las horas de trabajo efectivas, el periodo de colación y las
eventuales horas extraordinarias.

Procedencia de las horas extraordinarias: estas se realizarán sólo en faenas que


no perjudiquen la salud de los trabajadores y que sean para atender necesidades o
situaciones temporales de la empresa, debiendo constar en un pacto escrito con los
trabajadores.
Otorgar descanso mínimo dentro de la jornada: si sumadas las eventuales horas
extraordinarias y las horas ordinarias se excede de 10 horas, se deberá otorgar al
trabajador un descanso mínimo de 1 hora imputable a la jornada es inferior a 10 horas se
deberá otorgar un descanso de ½ hora no imputable a la jornada.

Otorgar descanso compensatorio por los días festivos trabajador: los días
festivos no se encuentran comprendidos dentro de los días del ciclo de descanso, dado
lo cual cada día festivo trabajado se deberá compensar.
No exceder el máximo de días continuos trabajados: dado el impacto que tiene
en la salud de los trabajadores el laborar ciclos de trabajo largos, el máximo de días
continuos trabajados será de 20 días en aquellas faenas transitorias y de 12 días en
aquellas faenas permanentes.

Respetar la relación máxima entre días de trabajo y descansos: la máxima


relación entre días de trabajo y descanso en faenas con jornadas nocturnas será de 1 a 1,
o sea, por cada día de trabajo se otorga un día de descanso. En aquellas faenas que
trabajan en turno diurno, la máxima relación entre días de trabajo y descanso será de 2
a1, o sea, por cada dos días de trabajo se debe otorgar un día de descanso.

Contar con el acuerdo de los trabajadores: si bien es cierto aquellas empresas


que soliciten una jornada excepcional y al momento de hacer solicitud no tienen
trabajadores contratados no se exigirá tal requisito, si se exigirá a las empresas que
tienen trabajadores contratados al momento de hacer la solicitud.

Dar cumplimiento a las medidas de higiene y seguridad: en las faenas deben


contar con condiciones sanitarias, de seguridad e higiene adecuadas que permitan
proteger la salud del trabajador.

Las empresas que tengan faenas sobre los 2.00 metros sobre el nivel del mar
(m.s.n.m.) deben contar con programa de prevención y manejo de situaciones de
emergencia; cursos de conducción de montaña para conductores; servicios de atención
medica; sistema de salvataje; programa para enfrentar los riesgos de la altura (hipoxia).

Presentar un documento en que identifiquen los riesgos de la faena y la forma


como los abordará.

Con respecto a los Descansos, Enrique Pérez Mendoza (2002), señala que el
Código del Trabajo establece:

Descansos dentro de la jornada: un descanso mínimo dentro de la jornada, el


cual debe ser mínimo de media hora.

Al respecto la Dirección del Trabajo ha sostenido que el descanso no debe ser


otorgado ni al comienzo ni al final de la jornada, dado que pierde la finalidad de
permitir al trabajador recuperar las energías gastadas durante el periodo trabajado. Se
exceptúan de este descanso los que se desempeñan en trabajos de proceso continuo.
Respecto de los trabajadores que tienen una jornada cuyo tiempo de permanencia es de
12 horas, deben tener un descanso mínimo de 1 hora imputable a la jornada.

Jornadas semanales: la legislación garantiza un descanso semanal mínimo,


estableciendo que serán de descansos los días domingos y aquellos que la ley declare
festivos, el cual comenzara a mas tardar a las 21 horas del día anterior al domingo o
festivo y terminara a las 6 horas del día siguiente, salvo las alteraciones horarias que se
produzcan con motivo de la rotación en los turnos de trabajo.

No obstante lo anterior, se establece que aquellas faenas excepcionales del


descanso de los días domingos y festivos, podrán distribuir la jornada de trabajo de
manera que incluya descansos compensatorios correspondientes.
Respecto de los trabajadores que laboren en empresas de proceso continuo o en
establecimientos comerciales y de servicios que atiendan directamente al público, al
menos dos de los días de descanso en el respectivo mes calendario deberán
necesariamente otorgarse en domingo.

- Con respecto al tiempo de trabajo


El tiempo de trabajo está reglamentado por la ley y complementada y renovada
por una serie de decretos que se refieren a determinados grupos de personas, como ser
menores, mujeres, embarazadas, etc. También hay que tener en cuenta las
consideraciones que reglamentan los convenios colectivos de trabajo vigentes.

La reglamentación determina que la jornada no debe exceder de las nueve horas,


las excepciones deben ser como su nombre lo indica y su aprobación hecha por personal
profesional.

A la jornada laboral le debe suceder un franco de por lo menos once horas para
poder lograr la recuperación biológica y en este lapso de tiempo también se tiene en
cuenta el tiempo de viaje de ida y retorno a hogar del trabajador como de su tiempo para
comer apropiadamente (Mendoza. 2004).

III. CONSECUENCIAS DEL TRABAJO POR TURNOS

A partir de los resultados de diversas investigaciones, el trabajo por turnos ha


sido definido como un factor psicosocial desfavorable para el bienestar de los
trabajadores.

Entre los efectos que produce se identifican alteraciones en la salud y en la vida


familiar, social y laboral; además, se constata menor satisfacción con el trabajo en los
que tienen esta modalidad de jornada, que aquellos que se desempeñan en horario fijo
(Neyra. 2005).

La OIT (1993) define los factores psicosociales del trabajo como aquellas
“condiciones que se encuentran presenten en una situación laboral y que están
directamente relacionadas con la organización, el contenido del trabajo y la realización
de la tarea y que pueden afectar tanto el bienestar - físico, psíquico y social - del
trabajador como el desarrollo del trabajo”.

Estos factores psicosociales serían, por lo tanto, resultantes de las interacciones


entre las condiciones de trabajo y las capacidades, necesidades y expectativas de los
trabajadores, que están influidas por las costumbres, la cultura y por las condiciones
personales fuera del trabajo; por lo que se pueden agrupar en individuales, de la
organización del trabajo e inherentes a la tarea (Neyra. 2005).

Las consecuencias que de ellos se pueden derivar se reflejan a nivel individual,


como el estrés, insatisfacción, falta de motivación, malas relaciones sociales, entre otras.
(Neyra. 2005).

Según José Luis Melo (2005), existen suficientes elementos de juicio para poder
indicar que los trabajos por turno – especialmente los nocturnos o rotativos –, tienen
efecto sobre la salud del individuo, “pero no hay hasta el momento una determinación
exacta de la gravedad y extensión”.

Este autor señala que toda variación en el horario de la actividad del hombre trae
sobre él algún tipo de efecto, físico, psíquico o social (en sus relaciones sociales,
familiares o comunitarias) (Melo. 2005).

Además, los problemas fisiológicos surgidos se imputan a la perturbación del


ritmo lógico y normal del individuo; en otras palabras, produce alteraciones de las
diversas partes del organismo, resultante del avance de las horas (relación día - noche)
(Melo. 2005).

Las manifestaciones más frecuentes se encuentran en perturbaciones del sistema


digestivo, trastornos nerviosos, fatiga, irritación y perturbación del sueño. Esta última
queda ya en evidencia cuando el hombre realiza tareas en horario nocturno, dado que
por el cambio de horario tiene dificultades para dormir el tiempo suficiente para lograr
un buen descanso; este problema es mucho más grave en las tareas que se realizan en
turnos rotativos que en turnos nocturnos exclusivamente (Melo. 2005).

La mayoría de los problemas de salud son producto directo de la perturbación


del sueño, como por ejemplo los trastornos nerviosos y la irritabilidad (Melo. 2005).

E. Fernandez (2006) analiza los efectos que tiene el trabajo por turnos en la
salud, seguridad o capacidad de hacer el trabajo, y señala que algunos de estos ocurren
muy pronto después de comenzar el trabajo por turnos, son los “efectos inmediatos”; y
aquellos que aparecen después de mayor tiempo son “Efectos prolongados para la
salud”.

Se han anticipados efectos sobre la salud, tanto a corto como a largo plazo por
cambios de turnos laborales. Sin embargo, el caso de efecto a corto plazo es mucho más
intenso. Un factor que influye en los estudios a largo plazo es el sesgo mediante la auto
selección de personas que toleran los cambios de turnos; ello porque las tendencias de
las personas que experimentan efectos patológicos para suspender los cambios de
turnos, pueden conducir a subestimaciones de consecuencia médica. Entre los
problemas a más corto plazo o inmediato relacionado con los turnos de trabajo, y a la
vez, más preocupantes, son los trastorno del sueño, las enfermedades cardiovasculares,
las alteraciones gastrointestinales y los efectos en problemas médicos subyacentes
(Colligan, 1997).

En los numerosos estudios que se han llevado a cabo sobre este tema, lo que
aparece claramente es que el trabajo por turnos y sobre todo el nocturno, produce
consecuencias suficientes para considerarlas una problemática humana con efectos
sobre la salud y la vida social y familiar del trabajador.

A continuación se presentan las alteraciones que se producen a nivel individual,


en la vida familiar y social, y en la vida laboral.

1. Efectos en el individuo
José Luis Melo (2005) destaca que los efectos de las tareas por turno no son
iguales en todas las personas, “habiendo seres humanos en los cuales los efectos son
más graves que en otros; en algunos sólo pueden llegar a ser ligeros” (p. 8).

Según este investigador, la edad, el estado general de salud, la capacidad de


adaptarse, entre otras características individuales, influyen en las reacciones fisiológicas
y en las actitudes de los trabajadores; por lo que el trabajo por turnos puede influir
ocasionando problemas de salud o agravándolos.

Los factores que los agravan son muchos: la duración del trabajo, las
condiciones físicas, contenido y organización del trabajo, tensión, relación con sus
compañeros, presión laboral, condiciones de vivienda, transporte, vida familiar y
conyugal.

Para Esparza, J., Argemi, F., Ibáñez, J. (1997), “el cambio periódico en el
horario de las comidas, trabajo y sueño, ocasiona distorsiones en los ritmos biológicos
básales, lo cual se manifiesta en muchos casos por la aparición de trastornos fisiológicos
que constituyen una patología propia y que algunos autores la denominan Patología de
la Turnicidad” (p. 66 ).
Sin embargo, según estos autores, las observaciones realizadas por varios
autores han permitido llegar a la conclusión que “la patología de las tareas realizadas en
turnos rotatorios es funcional, inespecífica y no exclusiva de esta clase de tareas. Se
trataría de un complejo síndrome que puede darse en toda clase de actividades físicas o
psíquicas cuando el trabajo tiene un componente de tensión anímica prolongado. Este se
define como Síndrome de Estrés Permanente” (p. 66)

 Alteraciones en la salud

Esparza, Argemi e Ibáñez (1997) destacan que existe preocupación y cierta


documentación de que el cambio de turno exacerba condiciones medicas crónicas, como
la diabetes insulinodependiente - más difícil de controlar, debido a la irregularidad en
los alimentos – y la posibilidad de incremento de la frecuencia de convulsiones en los
epilépticos, por las alteraciones de los ciclos que produce el trabajo por turnos .

Asimismo, estos autores señalan que se ha encontrado información antagónica


acerca de la morbilidad y mortalidad cardiovascular en trabajadores sujeto a cambios de
turno. A pesar de que algunos antiguos estudios no encontraron una asociación clara
entre turno laboral y enfermedad cardiovascular, existen muchos otros recientes que si
lo hacen. Una investigación mostró incremento en la cardiopatía isquémica, en
asociación con un mayor tiempo de labor, y el efecto fue independiente del tabaquismo
y de la edad. No obstante, tanto el efecto como la magnitud de estos resultan inciertos,
ya que se han dado estudios negativos adicionales.

Además, la investigación sobre el tema no ha logrado demostrar un aumento de


los trastornos psiquiátricos, aún cuando es claro el estrés social y familiar debido a los
cambios de turno.

A pesar de los efectos ilimitados en la vida personal y de las diversas maneras en


que puede afectarse la salud, el trabajo por turno no modifica las cifras de mortalidad.
En varios estudios se ha examinado la longevidad de personas con este tipo de trabajo,
en relación con quienes laboran en el turno diurno, y no se muestren diferencias
significativas.
A continuación se presentan las alteraciones de salud que se han reportado
consistentemente en las diversas investigaciones y estudios realizados.

- Los Trastornos del Sueño constituyen una de las principales alteraciones que se
producen en el trabajador a turnos o nocturno; se manifiesta en un déficit de sueño y en
perturbaciones durante el mismo (Esparza, J., Argemi, F., Ibáñez, J. 1997).

El sueño cumple una función reguladora y reparadora en nuestro organismo; es


esencial para el centro de la energía y la temperatura corporal. Es indispensable para
recobrarse del desgaste y la fatiga, para que el cerebro realice actividades que no puede
realizar durante la vigilia (Vivaldi. 2001).

Guilleminaul (1990) lo ha descrito como un estado fisiológico, activo y rítmico,


que aparece cada 24 horas, en alternancia con el otro estado de conciencia básico que es
la vigilia.
“Es un estado activo en el que se producen cambios metabólicos, fisiológicos y
hormonales para que el organismo se recupere después de haber dormido las horas
necesarias. Durante el sueño se restaura el sistema inmunitario y la memoria; la persona
se relaja facilitando el pensamiento y la actividad intelectual” (Guilleminaul. 1990. p.
276).

Actualmente se considera al sueño más importante que el ritmo cardiaco, no sólo


porque ocupa la tercera parte de nuestras vidas, sino porque afecta a la mayoría de los
procesos fisiológicos y psicológicos y a su vez, es afectado por ellos (Guilleminaul.
1990).

Efectivamente, el sueño determina una “inmovilidad forzada”, que restringe la


actividad del organismo a aquella fase del ciclo luz-oscuridad a la que se ha adaptado, y
contribuye de modo decisivo a un “orden temporal interno” (Vivaldi. E, 2001).

Este orden temporal interno surge como consecuencia del hecho que
prácticamente cualquier variable que se monitoree, presenta un curso temporal y una
fase que son fijas para ella y probablemente distintas para otras variables; y como todas
siguen un periodo de 24 hrs., existe una relación o diferencia de fase fija entre variables.
El concepto de orden temporal interno tiene amplias e importantes implicancias
que van desde la etiopatogenia de la depresión endógena hasta las consecuencias de los
regímenes de turnos laborales (Vivaldi, E 2001).

Todos los autores están de acuerdo en manifestar que los trabajos realizados en
equipos rotatorios dan lugar a trastornos del sueño cuya frecuencia es variable según las
estadísticas consultadas y el sistema de turnos empleados (Fernández. 2006).

Thisd Evensen encuentra alteraciones del sueño en un 60% de los trabajadores


por turnos de noche, frente a un 10% en los diurnos. Cita así mismo la imposibilidad de
recuperar la fatiga acumulada durante el turno de noche, lo cual actuaría negativamente
sobre el sistema neurovegetativo (citado en Fernández. 2006).
Mac Maurice señala que un 38% de los trabajadores del turno de noche reportan
dormir al menos 8 horas, un 46% el turno de tarde y 93% el turno de mañana (citado en
Fernández. 2006).

Según Esparza, J., Argemi, F., Ibáñez, J. (1997), la insuficiencia de sueño


condiciona una gran parte de las consecuencias en el trabajador: duerme poco y duerme
mal; en general es un sueño de mala calidad.

En la primera fase, se da un periodo inicial de sueño ligero y un segundo periodo


de sueño profundo, en el que disminuyen las constantes fisiológicas y tono muscular.
Esta fase de sueño permite la recuperación física del organismo.

La segunda fase de sueño rápido o sueño paradójico, es la que permite la


recuperación psíquica. Por tanto, para recuperarse de la fatiga diaria es necesario dormir
una media de 7 horas, de manera que puedan darse todas las fases del sueño,
facilitándose así la recuperación física y psíquica.

En los estudios realizados, estos investigadores señalan que en los trabajadores a


turnos, esto no es posible, ya que el sueño se ve alterado, no produciéndose nunca una
adaptación plena al cambio horario. “Por ejemplo, en el turno de noche, al alterar el
ritmo sueño/vigilia, y a causa de la mayor dificultad de dormir de día (luz, ruido…) se
produce una reducción de sueño profundo, por lo que dificulta la recuperación de la
fatiga física” (J., Argemi, F., Ibáñez, J. 1997. p. 64).

A largo plazo, esta situación provoca una acumulación de fatiga, llegando a la


fatiga crónica, que se puede considerar, “como un estado patológico, con alteraciones de
tipo nervioso, dolor de cabeza, irritabilidad, depresión, estrés: enfermedades digestivas
y del aparato circulatorio” (J., Argemi, F., Ibáñez, J., 1997. p. 64).

De acuerdo con los estudios reportados por E. Fernandez (2006), poco después
de empezar con el trabajo de turnos, se notan cambios en el sueño.

Usualmente los trabajadores de noche duermen menos y de día; los que trabajan
por la tarde duermen más y los que trabajan de día duermen un número promedio de
horas.

El sueño de día es usualmente más corto que el sueño de noche, a veces dos o
tres horas más corto. También, el sueño de día es más ligero que el sueño de noche. Los
que duermen durante el día a menudo dicen que no duermen tan profundamente de día
que durante la noche. Como el sueño de día es más ligero, la persona se despierta más
fácilmente por el ruido, así es más difícil dormir.

Los que trabajan permanentemente de noche y los que tienen calendarios que
rotan, no duermen tan bien cuando trabajan de noche. Sin embargo, los que tienen
calendarios que rotan son lo que menos duermen de todos.

Con la pérdida de sueño, los trabajadores se pueden dormir fácilmente en


momentos inapropiados. Esta condición puede impedir que un trabajador haga su
trabajo de una manera segura y eficaz.
- Alteraciones del ritmo circadiano

Antes de describir las alteraciones del ritmo circadiano, asociadas al trabajo por
turnos, se presenta una breve síntesis de sus características.

Fernández y Urquía (1985) señalan que los ritmos circadianos tienen múltiples
variables: temperatura, pulso, tensión arterial, capacidad vital, consumo de oxígeno,
fuerza muscular, y secreciones hormonales, entre otras; son endógenos y de origen
genético, específicos, autoocilatorios y capaces de aumentarse.

Estos osciladores endógenos parecen estar localizados en el sistema límbico, el


núcleo supraquiamático y la epífisis. La melatonina segregada por la glándula pineal es
un marcador rítmico importante en la investigación circadiana. La secreción de
melatonina se adapta en función del ciclo día-noche, disminuyendo los niveles en
periodos de luz y estimulándose en la oscuridad. Los desfases en la secreción de
melatonina son capaces de influenciar el ritmo sueño-vigilia en los humanos.

Los ritmos exógenos, que actúan como sincronizadores o zeitgeber, serían


captados por los órganos de los sentidos que harían como de transductores. Esta
información sería regulada por el tálamo, hipotálamo y sustancias reticulares que harían
de modificadores de la información que actuarían sobre la corteza cerebral (control
lógico) y sobre los osciladores endógenos.

La respuesta de los osciladores endógenos sería filtrada a través de los


modificadores y actuarían sobre la hipófisis, sistema nervioso vegetativo y todo el
sistema endocrino a través del eje ACTH- cortisol.

Cuando se trabaja de día, los máximos de estas variables ocurren durante el día -
la temperatura central máxima, su mejor fuerza muscular, y el aumento de su hormona
cortisol en la sangre así como su frecuencia cardiaca y respiratoria - y sus mínimos
durante la noche.

Si bien la luz afecta los ritmos circadianos humanos, son mucho más importantes
los factores sociales. Las personas pueden acostumbrarse a un horario en el cual se
realizan determinadas actividades sociales y ajustar sus ritmos endógenos de acuerdo a
unos condicionamientos sociales; por ejemplo un reloj en una cámara de aislamiento
total permite a este individuo mantener ritmos absolutamente normales.

El ciclo vigilia-sueño es otra de las adaptaciones del ser humano al entorno. El


sueño ejerce influencia sobre al mayoría de los ritmos circadianos humanos, la
alteración de su ritmo, conduce a modificaciones de la secreciones hormonales y de
otras variables como presión arterial, temperatura oral, etc. Estas modificaciones pueden
originar un desajuste y una desincronización de los ritmos biológicos, capaces de
originar trastornos que se manifiestan por alteraciones del sueño, trastornos nerviosos y
digestivos.

Los estudios sobre la relación entre el comportamiento y los ritmos biológicos


han mostrado que la eficiencia del hombre sigue la misma evolución circadiana que la
temperatura del cuerpo. Así se comprobó que la sensibilidad al dolor tenía su máximo
sobre las 18 horas, las funciones sensorias motrices (precisión, rapidez motriz, tiempo
de reacción) mejoran durante el día y disminuyen por la noche. Lo mismo ocurría con
los tests de eficiencia mental (tests de tensión de señales, operaciones aritméticas, etc.)
(Mutual de Seguridad, C.CH.C, 1987. p.62)

P. Fraisse, propone la denominación de cronosicología al estudio de las


ritmicidades del comportamiento y de la eficiencia y afirma que, si bien es verdad que la
correlación temperatura-comportamiento es una evidencia - como es el caso de la
memoria a corto plazo - en otros casos, como por ejemplo en la memoria a largo plazo,
esto no ocurre sino más bien lo contrario, ya que es por la noche cuando los índices son
más elevados. Por otra parte, se ha demostrado que en el trabajo a turnos los ritmos de
actividad son sincronizadores de las manifestaciones biológicas, y que cuando el
hombre esta más implicado en su actividad, sea por motivación personal, sea por el
ritmo de la producción impuesta, las variaciones de su eficiencia dependen menos de
sus parámetros biológicos (Citado en C.CH.C, 1987. p.62).

Hartman (1989) describe que “el ritmo circadiano es un ritmo principal del
cuerpo con altos y bajos regulares durante las 24 horas del día. Muchos sistemas en el
cuerpo están muy activos durante ciertos períodos del día y no están activos durante
otros períodos” (p. 1240).

Durante los períodos de vigilia del día se producen cambios hormonales,


principalmente a nivel del eje hipotálamo - hipófisis y glándulas suprarrenales -, que se
traducen en la liberación de catecolaminas al torrente sanguíneo con su correspondiente
efecto activador de las funciones orgánicas, lo cual hace posible que el organismo se
mantenga despierto y activo por un aumento en el tono muscular y en la actividad
nerviosa (Articulo Condiciones de Trabajo y Salud. 1986).

En este período se producen también los procesos de nutrición, apareciendo la


sensación de hambre de manera rítmica, y los procesos de actividad intelectual
consciente. La liberación de catecolaminas disminuye durante la noche, con lo que
baja su efecto activador, apareciendo entonces hipotonía muscular, necesidad de reposo
y enlentecimiento de las funciones psíquicas; todas ellas son condiciones propicias para
que se produzca el sueño, durante el que se anulan las funciones intelectuales
conscientes para dar paso a las inconscientes.

“Esta sucesión de cambios orgánicos relacionados con el día y la noche es


conocida como ritmo circadiano” (Articulo Condiciones de Trabajo y Salud. 1986. p.
27).

Hartman (1989) señala que, en general, la mayor parte de la actividad ocurre al


final de la tarde o principios de la noche. Por ejemplo, la capacidad del cuerpo de
producir energía de la comida (metabolismo) está en el punto más alto al final de la
tarde o principios de la noche. El período de menor actividad ocurre normalmente a
mitad de la noche cuando la mayoría de las personas están durmiendo. Esta es una de
las razones por la cuales la gente se siente más activa y despierta entre las 4 y las 6 por
la tarde y más cansada entre las 4 y las 6 de la mañana.

Asimismo, reporta que se constata que hay diferencias personales en los ritmos
circadianos, algunas personas se sienten más activas y despiertas por la mañana, por lo
que normalmente se acuestan temprano. Otras personas prefieren la noche y se sienten
mejor o más activas por la tarde o por la noche; estas personas tienden a acostarse tarde.
Sin embargo, la mayoría de las personas está entre estos dos extremos.

El ritmo interno circadiano afecta cuán despierta se siente una persona, lo que
impacta en el desempeño: las personas trabajan mejor cuando la sensación de estar
alerta y la actividad interna del cuerpo están altas y peor cuando la sensación de alerta y
la actividad interna del cuerpo están bajas.

En una situación normal, cuando se trabaja de día y se duerme por la noche, se


trabaja cuando el ritmo circadiano está alto y duerme cuando está bajo. En general, este
calendario es mejor para el desempeño en el trabajo, lo que quiere decir que es mejor
para la seguridad. Cuando una persona trabaja de noche, el ritmo circadiano está bajo y
duerme cuando está alto. Seguir ese calendario significa que una persona debe tratar de
quedarse despierta mientras el ritmo circadiano está bajo (Hartman. 1989).

En general, la noche no es el mejor período para un buen desempeño. Estar en el


punto bajo afecta a la actividad física y la capacidad de concentración. Si un trabajador
ha perdido sueño, el cansancio podría combinarse con el punto bajo circadiano y
producir un efecto doble que puede afectar la capacidad para desempeñar el trabajo.

Los estudios de errores y accidentes en diferentes períodos del día indican que
hay un riesgo aumentado por la noche cuando el ritmo circadiano está bajo y se ha
perdido sueño (Hartman. 1989).

Según Adorre y Quince (1999), los períodos de vigilia se caracterizan por una
intensa actividad neuromuscular; esto hace posible que durante el día el ser humano esté
en las mejores condiciones para trabajar, ya que cuenta con el pleno uso de sus
facultades mentales y físicas gracias al efecto estimulante de sus hormonas
corticosuprarrenales, principalmente el cortisol.

Esto ha hecho que, a lo largo de la historia, sea durante el día cuando se organice
la realización de las labores productivas. Los cambios derivados de la Revolución
Industrial generaron la introducción de las formas de producción continua, apareciendo
la figura de los turnos rotativos de trabajo, y haciéndose necesaria la realización de
trabajos durante la noche.

Esto condujo al hombre a cambiar sus hábitos de conducta, ya que cada cierto
tiempo debía mantener el estado de vigilia durante la noche, necesitando descansar
durante el día.

Este cambio en los hábitos de conducta se denomina inversión del ritmo


circadiano, y es la causa de una serie de alteraciones en la salud, derivadas del desajuste
neuroendocrino que se presenta al obligar al organismo a mantener una vigilia forzada
durante la noche. (Adorre V, Quince Y. 1999).

Estos antecedentes permiten señalar que es indudable que las condiciones


ideales para mantener el ritmo circadiano natural, es trabajar de día y dormir de noche.
De no ser así las personas tienen que luchar para recuperar el patrón y mantener un
adecuado funcionamiento corporal. (Adorre V, Quince Y. 1999)
De acuerdo a Monk (2000), los trastornos del ritmo circadiano pueden obedecer
a factores intrínsecos, extrínseco o de acoplamiento entre ambos (Monk. 2000 citado en
Vivaldi, 2001).

Los factores intrínsecos se refieren a alteraciones en la generación del ritmo que


se traducen en una carencia de ritmo observable o en una dificultad por coordinar el
periodo de sueño con los horarios biológicas convencionales, de modo que el sujeto
tiende a acostarse y levantarse ya sea desusadamente temprano (síndrome de avance de
fase de sueño) o de desusadamente tarde (síndrome de retardo de fase de sueño).

Los factores extrínsecos se refieren a los cambios primariamente ambientales


que colocan al sujeto en una situación de desincronización con las claves externas,
como en el caso de la sujeción a sistema de turnos laborales donde el horario de trabajo,
y en consecuencia de sueño, cambia periódicamente.

Los cambios en el alerta y el desempeño cognitivo en función de la fase


circadiana y de la somnolencia hacen que los turnos laborales representen una seria
fuente de estrés, morbilidad y riesgo de errores y accidentes.

Estos efectos se deben a una desincronización interna en la que se pierde


transitoriamente la armonía representada por esa organización temporal en la que
participan el ciclo sueño-vigilia y los demás ritmos circadianos (Vivaldi. 2001).

Con respecto a los ritmos biológicos y el trabajo nocturno, se ha señalado que el


trabajador de noche está cansado porque el ritmo interno circadiano de su activación
biológica está en contradicción con el ritmo de su actividad profesional. (C.CH.C.
1987).

No habría problema, biológicamente hablando, si el trabajador pudiera invertir


sus biorritmos de tal manera que coincidiera con sus horarios de trabajo. (C.CH.C.
1987).

Durante cierto tiempo se pensó que el trabajador, después de varias noches


podría invertir los biorritmos para hacer la activación biológica y actividad del trabajo.
Pero los estudios han demostrado que, mientras que un trabajo de 2 ó 3 noches no
influye en nada, un trabajo de noche más prolongado no provoca nunca la inversión de
los biorritmos, y se produce una alteración de la amplitud de ciertos biorritmos y no de
otros y, además, se produce una disociación de la correlación armoniosa que los unía
entre ellos.

Todo esto se explica porque el trabajador no sólo tiene como sincronizadores los
horarios de la ciudad y de la familia. Estos sincronizadores entran en contradicción, en
oposición de fase, en el trabajo nocturno, ya que el sincronizador laboral es nocturno y
el sincronizador sociofamiliar sigue siempre diurno. En consecuencia, la contradicción
de los sincronizadores impide una verdadera inversión de los biorritmos (lo más una
disminución de la amplitud) y el primer día de reposo o descanso semanal hace
desaparecer el conflicto ( C.CH.C. 1987).
Los biorritmos del trabajador de noche reaccionan de la misma forma ante los
sincronizadores en conflicto. Algunos de ellos, como la frecuencia cardiaca, ceden al
enfrentamiento horario; otros como los jugos gástricos, se sincronizan con el horario de
la familia y otros ocupan una posición intermedia. La correlación armoniosa que los
unía desaparece. (C.CH.C. 1987).

Sobre la repercusión biológica que se asocia a los biorritmos, las investigaciones


sugieren lo siguiente (C.CH.C. 1987):

 En relación a si los turnos deben ser permanentes o alternativos, aunque no lo


parezca, los las dos modalidades son biológicamente parecidas, ya que la
permanencia es una alternancia disimulada por el hecho del día de reposo semanal.
Frente a ello los autores tienen conclusiones contradictorias. Algunos estiman que,
biológicamente, es mejor la alternancia, dado el mejor rendimiento nocturno en los
alternantes y el aumento del tiempo de reacción en los permanentes.

 Sobre la periodicidad de la alternancia, en un principio se recomendaba el trabajo


de noche permanente o, en su defecto, rotaciones muy lejanas, cada dos meses; pero,
como ya se ha señalado, de esta forma se produce una disociación de los biorritmos
y no una verdadera inversión.

Otros autores, han aconsejado las rotaciones cortas de 2 ó 3 días con el objetivo
de evitar las modificaciones de los biorritmos.

Si el cambio es, por ejemplo a las 5 de la mañana, el trabajador de noche tendría


la ventaja de acostarse de noche, hecho que subjetivamente gusta a muchos trabajadores
nocturnos, y después de un sueño matinal relajado y largo, le será posible comer con la
familia. Pero, por el contrario, el trabajador de mañana, tendrá un despertar precoz con
interrupción del sueño, por eso se definen dos formas de fatiga, una la del trabajador de
noche con surmenage por trabajar en desactivación biológica, y otra la del trabajador de
mañana que se le altera el sueño.

- También se han encontrado Trastornos de la Alimentación, ya que el horario de


trabajo afecta la cantidad, la calidad y el rimo del consumo de alimentos en las comidas.
En el trabajo a turnos se producen alteraciones en los hábitos alimentarios: la
calidad de comida no es la misma, se come rápidamente y en distintos horarios. En el
turno de noche hay además, una tendencia al aumento del consumo de café, tabaco y
excitantes.

“Los trastornos más frecuentes son la dispepsia, gastritis y úlcera” (Articulo


Condiciones de Trabajo y Salud. 1986. p. 16).

Los problemas digestivos de los trabajadores por turnos se consideran uno de los
“efectos prolongados en la salud”.

Según Hartman (1989), algunas investigaciones indican que los trabajadores por
turnos tienen más problemas del estomago, estreñimiento y úlceras estomacales que los
trabajadores de día, pero otras no respaldan estas conclusiones.
Los problemas digestivos pueden ser más comunes entre los trabajadores por
turnos porque la digestión sigue un ritmo circadiano. En general, las personas comen en
horas regulares del día y eliminan excrementos en horas regulares del día, y como las
horas de trabajo y sueño cambian frecuentemente, el trabajo por turnos puede afectar los
hábitos del comer y de la digestión. Así, no es sorprendente que esto pueda causar
náuseas y otros problemas estomacales, sin embargo, la falta de una buena nutrición
podría también ser la causa de problemas digestivos.

- Enfermedades del corazón

Se ha notado la presencia de más enfermedades del corazón entre los


trabajadores por turnos que entre los trabajadores de día. Sin embargo, no es evidente la
forma en que el calendario de trabajo afecta al corazón (Hartman. 1989).

Es difícil decir exactamente cómo el calendario de trabajo se combina con otros


factores que causan enfermedades del corazón. Si bien las características de varios
calendarios de trabajo podrían causar estrés y cansancio, se desconoce cuál combinación
de características tiene el impacto más grande en la salud. Cambiar constantemente de
un calendario de día a uno de noche podría ser uno de estos factores estresantes. Otros
factores podrían incluir las horas largas de trabajo, un gran volumen de trabajo y
calendarios irregulares (Hartman. 1989).

Sin embargo, “diversos estudios mantienen el reporte de que los trabajadores


que desempeñan su actividad a turnos o por la noche, padecen hasta un 40% más de
riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, al igual que son más propensos a
padecer problemas neuropsiquiátricos” (Artículo Condiciones de Trabajo y Salud. 1986.
p. 26).

- Patología de la Turnicidad

Esparza, Argemi e Ibáñez (1997) señalan que “El cambio periódico en el horario
de las comidas, trabajo y sueño, ocasiona distorsiones en los ritmos biológicos básales,
lo cual se manifiesta en muchos casos por la aparición de trastornos fisiológicos que
constituyen una patología propia y que algunos autores la denominan Patología de la
Turnicidad” (p 66).

Estos autores reportan que diversas investigaciones han llegado a la conclusión


que la patología de las tareas realizadas en turnos rotatorios es funcional, inespecífica y
no exclusiva de esta clase de tareas. Se trata de un complejo síndrome que puede darse
en toda clase de actividades físicas o psíquicas cuando el trabajo tiene un componente
de tensión anímica prolongado. Este se define como Síndrome de Estrés Permanente y
se caracteriza por la aparición de trastornos del sueño, astenia, nerviosismo y dispepsia.

En este síndrome, las alteraciones del sueño reportadas por los trabajadores son:
pesadillas - un 3,6% - dificultad de conciliar el sueño - 21,6% - sueño intranquilo
interrumpido - 22,8% - y, pocas horas de sueño – 10 % -.

La astenia reportada no es sólo fatiga o cansancio físico sino una astenia con
componentes psíquicos importantes.
Según Walter Álvarez es una “sensación de fatiga penosa”; que impide realizar
las tareas, o lleva a abandonarlas pronto después de haberlas iniciado. Janzen reporta
que se trata de una disminución del nivel de actividad, secundaria a trastornos variables
de la instrumentación cortical. Según él, se trataría de distonías vegetativas del tipo de la
astenia constitucional (citado en Fernández. 2006).

Las alteraciones nerviosas reportadas son irritabilidad, depresión, nerviosismo,


excitación, disminución de la libido, cefaleas, y la más importante, el estado de ánimo
malo o adverso hacia el trabajo. Todas ellas se acompañan de trastornos dispépticos.

La Dispepsia constituye uno de los hallazgos más frecuentes en las tareas


estresantes. Los distintos factores etiológicos de la dispepsia suelen actuar combinados
entre si y dan lugar a trastornos inespecíficos comunes a todos ellos. Muchos autores
atribuyen la dispepsia a los factores siguientes: cambio de horario de las comidas, abuso
de alimentos a base de fiambres y charcutería, ingesta excesiva de bebidas alcohólica y
el uso exagerado de excitantes para combatir el sueño. A los anteriores se agrega el
tabaquismo y el consumo frecuente de aspirinas.

Se ha considerado que el factor más relevante en la dispepsia es el estado de


ánimo desfavorable a la situación de trabajo por turnos y que son las causas psíquicas
las que tienen mayor repercusión sobre todas estas alteraciones funcionales.

2. Alteraciones de la vida familiar y social

Las actividades de la vida cotidiana están organizadas pensando en las personas


que trabajan en horarios habituales, y como el ser humano es diurno, la sociedad está
programada para desarrollar las actividades familiares, sociales, y de ocio, durante el día
(Fernández. 2006).

Además de esto, el tiempo libre se valora no sólo en función del número de


horas, sino también en función de su situación en la semana.

El trabajo a turno, sobre todo el nocturno y el de tarde, imposibilitan el mantener


unas relaciones sociales y unos momentos de ocio familiares, por que muchos
trabajadores tienen la sensación de estar aislados, ya que no coinciden sus actividades
con el resto de las personas que les rodean (Fernández. 2006).

Belloch y Sandín (1996) señalan que la mayoría de los eventos sociales y


familiares tienen lugar por la noche o durante los fines de semana. Como los
trabajadores de turno trabajan por la noche o durante el fin de semana, o duermen
durante el día, faltan a menudo a las actividades sociales o familiares.

“Cuando se les pregunta a los trabajadores por turnos sobre problemas con el
calendario de trabajo, dicen normalmente que el problema principal es que extrañan a la
familia y a los amigos. La mayoría de los trabajadores por turnos dicen que el sueño es
un problema, pero prefieren perder un poco de sueño para ver a otras personas,
especialmente a los hijos o a la esposa” (Belloch, A; Sandín, B. 1996. p. 1025).
La cantidad de tiempo que un trabajador por turnos pasa con la familia y los
amigos depende de su calendario de trabajo, del tipo y horario de las actividades
sociales y de qué tan flexibles son estas actividades. El trabajo por turnos no afecta
mucho las actividades que no tienen un calendario estricto, como la jardinería,
carpintería o el arreglo de autos. Pero los trabajadores por turnos faltan a menudo a
actividades con calendarios estrictos, como clubes o la participación en equipos
deportivos. El calendario de trabajo también puede causar problemas con el cuidado de
los niños o las visitas a la escuela de los niños (Belloch, A; Sandín, B. 1996).

Una persona con este tipo de jornada, a menudo tendrá dificultad para mantener
contactos sociales normales y participación comunitaria. La alteración del sueño y de
los programas de recreo puede originar periodos de escasas interacción con hijos y
esposas. “Los trabajadores con cambio de turno laboral tienden tener una puntuación
mayor en los cuestionarios de estrés, comparado con los trabajadores sin cambio de
horarios” (Carpentier- P. Cazamian, 1977).

Un sistema por turnos afecta al trabajador y también a toda su familia. Las


posibilidades de incidencia son innumerables y mayores que las del trabajador en
jornada normal; las modalidades a turnos se traducen en un factor de riesgo de
separaciones, depresiones e hijos con problemas por falta de los padres que, al estar en
estos sistemas de turnos, fallan en su asistencia a las actividades escolares, tienen escasa
presencia en el hogar o tienen que delegar su rol a otros cuidadores (Colligan. 1997).

3. Efectos en el rendimiento laboral y la productividad organizacional

Según Rosa Colligan M. (1997), generalmente en el turno de noche se obtiene


un menor rendimiento y una menor calidad del trabajo realizado, especialmente en el
tramo que va, desde las 3 hasta las 6 de la madrugada, ya que en estas horas la
capacidad de atención y toma de decisiones, así como la rapidez y la precisión de los
movimientos es más reducido.

Para esta investigadora, en esta banda horaria “es más probable que se
produzcan errores por dificultad de mantener la atención y de percibir correctamente la
información” (p. 23).

Además, algunos estudios han demostrado, que las personas que trabajan a
turnos perciben su trabajo como más estresante que el turno de día y piensan además
que su trabajo les ocasiona fatiga física y mental (Colligan. 1997).

No se ha encontrado relación entre Trabajo por Turnos y Absentismo, es más,


las investigaciones destacan que las ausencias son menores en estos trabajadores que en
los de jornada estable o diurna (Fernández. 2006).

Con respecto a la incidencia de la previsibilidad del turno, se ha señalado que los


trabajadores usualmente saben su calendario de antemano, sin embargo también hay
trabajos por turnos impredecibles. Por ejemplo, los trabajadores de asistencia médica
pueden responder a emergencias que les requieren trabajar mucho más tiempo de lo que
hubieran esperado, o pueden estar de guardia para tales emergencias.
Si los trabajadores no pueden pronosticar sus calendarios, les será difícil
descansar lo suficiente. Algunas personas llaman a esto "dormir con un ojo abierto."
(Articulo Condiciones de Trabajo y Salud. 1986. p. 16).

- Cansancio

El cansancio puede afectar al desempeño en el trabajo y en la vida; afecta la


capacidad de concentración o de prestar atención. Conducir y operar maquinaria
peligrosa, también requieren que se preste atención constantemente.

Se considera que el cansancio puede ser riesgoso en varios trabajos. Este riesgo
no es solamente cuestión de dormirse completamente; después de una pérdida de sueño,
es posible tener períodos breves de sueño que duran varios segundos, de los cual
muchas personas no se dan cuenta, de modo que si pasa algo peligroso, el trabajador u
otra persona se puede lesionar (Fernández. 2006).

De acuerdo a Manuel Bestratén (1994), “el cansancio consiste en la disminución


del rendimiento y de las funciones orgánicas, que vuelven a recuperarse por medio de
un descanso adecuado” (P. 349), y para comprender sus características es conveniente
hablar de “grados de cansancio” que son posibles de establecer a través de la curva del
cansancio que se obtiene de la eficiencia del trabajo. Esto es útil para trabajos
predominantemente musculares; pero en el caso de tareas predominantemente
informativo-mental (pequeña carga muscular y una muy elevada carga de los sentidos y
nervios), la medición del cansancio mediante la evaluación de los esfuerzos es muy
difícil.

Según Ramos Gil (1988) "El cansancio laboral comprende todos los cambios de
una actividad que aparece en forma inmediata o retardada y que son atribuibles a la
ejecución continua de esta actividad”.

Los estudios han reportado las siguientes consecuencias del cansancio (Bestratén
B., Manuel, 1994, p. 349):

- Trastornos de percepción: Interpretación incompleta, retardada o equivocada de


señales, disminución de la capacidad de crítica, hipótesis de reconocimiento apresurado.
- Trastornos de procesos de coordinación: Movimientos erróneos, tiempo suplementario
para movimientos de corrección de corrección, disminución de la capacidad de
movimientos oculares por unidad de tiempo, aumento de los tiempos en procesos de
fijación.
- Trastornos de la atención y concentración: Prolongación de los tiempos de reacción,
perdida de reacciones, bloqueo de la atención.
- Trastornos de razonamiento: Lentitud de razonamiento, afluencia de pensamientos
extraños a la convivencia, reinicio de razonamientos, perturbaciones en la formación
de ideas y en la reproducción de conceptos memorizados.
- Trastornos de la estructura motriz: Disminución del interés, cansancio y
aburrimiento, indiferencia ante los propios errores, trato mal humorado con colegas,
máquinas y aparatos.

Todos los estados definidos como "similares al cansancio", como la monotonía y


la saturación deben ser diferenciados del cansancio propiamente dicho; éstos presentan
síntomas parecidos a los del cansancio, como por ejemplo, somnolencia y apatía, pero
estos pueden ser superados cuando el individuo es llevado a realizar otras tareas más
variadas y/o interesantes.

- Accidentalidad

Según José Luis Melo (1999), algunos de los factores de los accidentes en el
trabajo son el horario de trabajo, el trabajo nocturno y el dormir de manera insuficiente.
La falta de sueño no sólo genera inestabilidad emocional; el sueño insuficiente y
perturbado, la privación crónica del tiempo aconsejado para dormir, y el prolongado
mantenimiento de la situación en estado despierto, resulta acumulativo y puede influir,
aumentándolo, sobre el riesgo de accidentes o errores.

El autor señala que los trabajadores de turno de noche tienen el riesgo de


quedarse dormidos en el trabajo, sobre todo si es tedioso, rutinario y estático, y más aún,
en el camino de vuelta a casa con el consiguiente peligro de accidente.

La relación entre fatiga, somnolencia y accidentabilidad ha sido destacada por


Fernández (2006):

Cualquier actividad laboral genera fatiga, que sin embargo, en condiciones


normales, esta suele remitir con el reposo. Lo preocupante es cuando esa fatiga, no se
supera y remite a una variante de tipo patológico.

El autor define la fatiga como la “disminución de la capacidad física y mental de


una persona después de haber realizado un trabajo muscular o mental durante un
período determinado de tiempo” (Fernández. 2006).

La fatiga generalmente se traduce en una disminución de la capacidad de


respuesta o de acción de la persona. Se trata de un fenómeno multicausal, que afecta al
organismo como un todo y en grado diverso, dado que percibe de manera personal. Esto
hace que se encuentren deferencias interpersonales e intrapersonales en cuanto a las
formas en que se expresa y la intensidad en que se siente la fatiga, en
función de factores situacionales - estacionalidad de carga de trabajo, cambios de
estrategias de gestión y/o gerencias - y características personales.

La sensación de fatiga es un mecanismo regulador del organismo, de gran valor


adoptivo en tanto es un indicador de la necesidad de descanso del organismo; esta
disminución de la eficiencia funcional se manifiesta, por ejemplo, mediante una
impresión de fatiga o una peor relación esfuerzo-/resultado.

Con la fatiga se produce una “progresiva debilitación de la capacidad de


resistencia de la persona sometida a un esfuerzo intenso” sostiene Fernández (2006). La
fatiga mental se manifiesta como una progresiva disminución de la capacidad de
respuesta humana ante grandes exigencias (de intensidad o de duración) de esfuerzos de
tipo cognitivo, o de demanda afectiva como es trabajar atendiendo público o usuarios en
el área de salud.
La fatiga que sigue a la realización prolongada de tareas de procesamiento de
datos e informaciones puede afectar negativamente a las capacidades de análisis de
datos, de toma de decisiones y de concentración; en ocasiones, se traduce en una forma
de realización del trabajo propia de personas inexpertas con errores que, simple vista,
parecen inexplicables, aunque la persona no considere que su eficiencia sea menor.

Cuando se estudian problemas de fatiga mental se persigue un doble objetivo:


distinguir la fatiga normal de la patológica y encontrar sus causas para actuar sobre
ellas. Se puede considerar que la fatiga es normal en algunas circunstancias y dentro de
ciertos márgenes; cuando ésta se recupera mediante el descanso habitual, pero la fatiga
también puede ser un síntoma o indicio de alguna patología, como un trastorno del
sueño.

En el caso de que las condiciones de trabajo y las exigencias mentales del mismo
están adaptadas a las personas que los desempeñan, puede surgir la fatiga como
expresión de la necesidad de modificar la situación ajustándola a las características de
las personas. Si esto no se lleva a cabo, puede llegar un momento en el que se siente
fatiga ya desde el comienzo de la jornada (pese a una pauta de descanso adecuada) o
bien tras la ejecución de actividades que en otras ocasiones no la producían y cuando
este estado se mantiene a lo largo de los días, independientemente de lo que se
descanse, se habla entonces de fatiga patológica o síndrome de fatiga crónica, y en estos
casos se precisa realizar un estudio mucho más profundo.

Asociado a la fatiga, este investigador también refiere la monotonía y la


hipovigilancia.
Estas sólo se diferencian por las circunstancias en que aparecen: la primera sería
un estado de activación reducida, de lenta evolución, que puede aparecer en el
desarrollo de tares largas, uniformes, respectivas y se asocia principalmente a la
somnolencia, disminución y fluctuación del rendimiento, como en caso de los
conductores y transportistas. En la hipovigilancia se reduce el rendimiento en las tares
de vigilancia.

Directamente vinculado a la monotonía y la hipovigilancia se encuentra el


“lapsus”. La persona que realiza trabajos que requieren toda su atención y vigilancia
durante prolongados períodos de tiempo, esta expuesta a lapsus o bloqueos que actúan
como mecanismos automáticos de regulación de organismo frente a la fatiga.

La frecuencia y la duración de estos bloqueos aumentan conforme se prolonga


en el tiempo de exigencia de atención y de procesamiento de información. Estos lapsus
pueden generar desde una disminución del rendimiento en el trabajo hasta fallas graves.
Por añadidura, en esta circunstancia no hay un verdadero descanso ni recuperación del
organismo.

De lo anterior se concluye que podría considerarse a la fatiga como el escalón


inmediatamente anterior a muchos accidentes.

La alta incidencia de accidentes despende de la oscilación circadiana - entre las


02:00 y las 4:00 a.m. y las 14:00-16:00 p.m.-, de la vigilancia, de la somnolencia
relacionada con factores homeostáticos, además de la fatiga, aumentada por ciertas
características de los sistemas de turnos.
Finalmente, desde una perspectiva integradora de los efectos ya señalados, y con
relación a los efectos en el rendimiento laboral y la productividad organizacional, se
presenta la evaluación de consecuencias del trabajo por turnos a partir del análisis de las
características de la organización de este tipo de jornada (Articulo Condiciones de
Trabajo y Salud. 1986).

Los calendarios de trabajo por turnos tienen dos características: las horas del
turno y la rotación o permanencia del turno. Sin embargo, para efectuar un análisis de
ellos, también se requiere considerar

1 La duración de un turno
2 Cuántos turnos se trabajan antes de un día libre
3 Cuántos días de descanso hay en el fin de semana
4 Cuántas horas extra de trabajo hay
5 Cuánto tiempo de descanso hay entre los turnos
6 Cuánto tiempo de descanso se toma durante un turno
7 Si el calendario de trabajo es regular y previsible

Todas estas características pueden afectar al nivel de estrés y fatiga que siente
una persona como consecuencia del calendario de trabajo: si una persona sufre
demasiado estrés y fatiga, entonces es posible que no pueda trabajar en forma segura y
eficiente, o es posible que desarrolle problemas de salud.

A partir de los estudios de los efectos del trabajo por turnos, se han presentado
las siguientes consideraciones sobre las diferentes características de los turnos:

- Las horas del turno: Las operaciones de 24 horas se dividen usualmente en dos o
tres turnos. El turno de día (se llama también el primer turno o el turno de la mañana)
empieza entre las 5 y las 8 de la mañana y termina aproximadamente entre las 2 y las 6
de la tarde. El turno de la tarde (se llama también el segundo turno) empieza entre las 2
y las 6 de la tarde y termina aproximadamente entre las 10 de la noche y las 2 de la
madrugada. El turno nocturno (se llama también el tercer turno, el turno de noche o el
turno medio) empieza entre las 10 de la noche y las 2 de la mañana y termina entre las 5
y las 8 de la mañana. (Articulo Condiciones de Trabajo y Salud. 1986).

Las horas en que se realizan los turnos son importantes porque la persona que
trabaja tarde por la noche o por la madrugada a menudo tiene sueño y está fatigada
durante su turno. Esto ocurre porque el ritmo circadiano de su cuerpo le produce la
necesidad de dormir durante estas horas. El trabajador de noche tiene que dormir de día,
cuando su ritmo circadiano le dice que debe estar despierto. En consecuencia, el sueño
de día se acorta y parece "ligero" o no satisfactorio. A menudo, el trabajador de noche
no duerme suficiente durante el día como para combatir la fatiga y el sueño de noche.
También el trabajador de día a veces tiene que despertarse muy temprano para ir a
trabajar. Esta situación puede causar que su sueño esté disminuido, lo que lo hace sentir
cansado durante el día. (Articulo Condiciones de Trabajo y Salud. 1986).

Las horas del turno también determinan las horas en que un trabajador pueda ver
a la familia y a los amigos. Es posible que los trabajadores de tarde o de noche tengan
que faltar a muchos eventos sociales porque a menudo estos tienen lugar durante la
tarde. Los padres que trabajan el turno de la tarde tal vez no ven a sus hijos durante la
semana porque trabajan cuando los niños regresan de la escuela. Esto puede causar
estrés si ocurre frecuentemente. (Articulo Condiciones de Trabajo y Salud. 1986).

- Calendarios permanentes frente a los calendarios que rotan: Algunos piensan


que los que trabajan permanentemente de noche se adaptan o se acostumbran a sus
horas de trabajo. Usualmente algo es más fácil cuando una persona lo hace por mucho
tiempo. Muchos trabajadores del turno de la noche aprenden a crear métodos personales
para que no les afecte tanto la fatiga durante la noche.

Sin embargo, los estudios muestran que la mayoría de los trabajadores


permanentes del turno de la noche nunca se acostumbran totalmente a ese calendario. Es
decir, hay muchas noches cuando todavía están cansados y tienen sueño. La fatiga
ocurre cuando la mayoría de los trabajadores del turno de la noche regresan a un
calendario de día durante sus días libres. Eso no es sorprendente porque la familia y los
amigos están activos durante el día. También hay que hacer muchos mandados o tareas
(como arreglar el auto) durante el día. Debido a que la mayoría de los trabajadores del
turno de la noche a menudo regresan a un calendario de día, esto no permite que los
ritmos del cuerpo y del sueño se adapten completamente a estar despiertos durante la
noche. También duermen menos durante el día, entonces no se recuperan de la fatiga.
Esta fatiga puede transferirse a los días siguientes. Después de varios días, la fatiga
puede acumularse hasta llegar a niveles peligrosos. (Articulo Condiciones de Trabajo y
Salud. 1986).

- La situación es parecida con los calendarios que rotan. Como las horas de turnos
siempre cambian, un trabajador nunca puede adaptarse completamente a un calendario
establecido de trabajo. Se usan a menudo los calendarios que rotan porque se les
considera más justos para todos los trabajadores. Todos toman un turno en los turnos
populares y los turnos no populares. Estos trabajadores siempre tratan de acostumbrarse
a los cambios de las horas de trabajo. No es fácil y por eso los trabajadores por turnos
con calendarios que rotan se quejan más, que otros trabajadores, sobre la salud física y
el estrés psicológico. Las investigaciones han mostrado que las características especiales
de los turnos con calendarios que rotan podrían afectar a la capacidad de una persona de
acostumbrarse al calendario. Estas características se explican abajo. (Articulo
Condiciones de Trabajo y Salud. 1986).

- La rapidez y la dirección de la rotación: La rapidez de rotación y la dirección de


rotación pueden afectar a la adaptación a estos turnos. La rapidez de la rotación es el
número de turnos consecutivos (de día, tarde, o noche) antes de que se cambie el turno.
La dirección de turno es el orden del cambio de turno: Una rotación hacia adelante está
en la dirección de las agujas del reloj: cambiar del turno de día al turno de la tarde y
después, al turno de la noche. Una rotación hacia atrás está en la dirección contraria a
las agujas del reloj: cambiar del turno de día al turno de la noche y después al turno de
la tarde.

- Las velocidades diferentes de la rotación también afectan la capacidad de un


trabajador de acostumbrarse al cambio de las horas del turno. Ya hemos hablado de la
misma situación bajo los turnos permanentes y los turnos que rotan. Las rotaciones más
largas (por ejemplo, tres a cuatro semanas con las mismas horas de trabajo) deben
permitirles a los trabajadores más tiempo para acostumbrarse a los turnos de la noche.
Sin embargo, los trabajadores usualmente regresan a una rutina de día en sus días libres.
Una rotación rápida (cada dos días, por ejemplo) no permite tiempo para acostumbrarse
al trabajo de noche. Algunos investigadores prefieren la rotación rápida, porque el
trabajador pasa rápidamente los turnos difíciles y entonces tiene unos días libres. Las
rotaciones muy rápidas se utilizan más en Europa que en los Estados Unidos. (Articulo
Condiciones de Trabajo y Salud. 1986).

- La dirección de rotación puede afectar la capacidad de los ritmos circadianos


(ritmos cotidianos del cuerpo) de adaptarse a cambios en las horas de trabajo. El sueño,
por ejemplo, es un ritmo circadiano porque cada persona duerme una parte de cada día.
Algunos investigadores sugieren que una rotación hacia adelante, o en la dirección de
las agujas del reloj, es mejor para ayudarle a un trabajador a adaptarse a las nuevas
horas de dormir. Se hizo esta sugerencia porque es más fácil acostarse más tarde y
despertarse más tarde que más temprano. Nuestros ritmos del cuerpo nos hacen estar
más despiertos y alertas en la tarde. Entonces es más difícil acostarse temprano. Las
rotaciones hacia atrás obran en contra del ritmo del cuerpo porque le obligan al
trabajador acostarse cada vez más y más temprano.

Aunque no se cuenta con cifras exactas, parece que se usan a menudo los
calendarios de rotación hacia atrás, y no está completamente claro por qué esto es así.
Es probable que sea a causa de la costumbre, y también porque a los trabajadores les
gusta "el cambio largo".

En el cambio largo, los trabajadores ganan un día libre adicional cuando


cambian a los turnos de la tarde después de estar en los turnos de la noche. Esto ocurre
porque el turno de la tarde empieza casi al final del día, dejándole al trabajador la mayor
parte del día libre para otras actividades. (Articulo Condiciones de Trabajo y Salud.
1986).

- Las proporciones de trabajo con respecto al descanso (o cuánto trabajo hay antes
de un descanso): cuanto más trabaja una persona, menos tiempo libre tiene. La persona
que trabaja un turno de 8 horas tiene 16 horas más en un día para hacer todo lo demás y
también para descansar. La persona que trabaja un turno de 12 horas tiene solamente 12
horas para hacer todo lo demás y para descansar. Para el trabajador en tal situación, las
horas adicionales de trabajo ocasionan más cansancio y menos tiempo para descansar.
Las responsabilidades de la casa y de la familia de un trabajador no cambian. Si un
trabajador trabaja horas extras o un turno de 12 horas, todavía tiene que cumplir sus
obligaciones en la casa. Como la duración de estas obligaciones es igual cada día, el
trabajador puede sacrificar el descanso y el sueño después de un día largo de trabajo, lo
que aumenta los niveles de estrés y fatiga.

Cuando comparamos el trabajo con el descanso, también debemos considerar


cuántas pausas hace un trabajador durante el turno y además la duración de estas pausas.
Dependiendo del tipo de trabajo y de la duración del día, varias pausas cortas pueden ser
mejores que unas pocas pausas largas. Las pausas cortas pueden ser mejores
particularmente para los trabajos que requieren de un exigente esfuerzo físico.

El cansancio de un trabajador también depende de cuantos días seguidos trabaja.


La fatiga se acumula durante varios días de trabajo y también durante un solo día de
trabajo. Ocurre especialmente cuando una persona duerme menos entre los días de
trabajo que en los días libres. Como mencionamos antes, es posible que un trabajador no
duerma lo suficiente entre los días largos de trabajo como consecuencia de las
responsabilidades de la casa y la familia. Entonces, si una persona trabaja varios días
seguidos (por ejemplo, seis o siete) puede perder bastante sueño y sentirse cansado
durante el último turno o los dos últimos turnos. (Articulo Condiciones de Trabajo y
Salud. 1986).

IV. PREVENCIÓN DE LAS CONSECUENCIAS ADVERSAS DEL TRABAJO


POR TURNOS PARA EL BIENESTAR DE LOS TRABAJADORES

La adopción de medidas preventivas de las consecuencias adversas del trabajo


por turnos debiese considerar al menos aquellos factores que tienen probada incidencia
en la calidad de vida de los trabajadores que realizan esta modalidad de jornada.

José Luis Melo (1999) propone enfatizar la atención a los siguientes:

- La privación de sueño: El sueño de un trabajador en turno puede ser alterado


tanto por factores endógenos como exógenos.

Los factores endógenos, provienen del sistema circadiano preparado para el


despertar en el momento en que el trabajador pretende dormir. Es común que el
trabajador atribuya su falta de descanso al ruido del tráfico, los gritos de los niños, etc.
sin percibir que, también es un sistema circadiano el responsable de su sueño
inadecuado. Este cuadro de alteración de sueño, se da también en operarios sometidos a
extensas jornadas de trabajo.

Entre los factores exógenos, el ambiente de reposo es de suma importancia. Es


evidente que un ambiente diurno es mucho menos adecuado para el sueño que uno
nocturno. Además, el mismo trabajador interrumpe con frecuencia su sueño, para
cumplir con sus obligaciones sociales.

Existe una gran diferencia individual en la capacidad para dormir. Asimismo se


ha demostrado que la siesta es de gran utilidad para mejorar el rendimiento objetivo en
el trabajo nocturno, aún que en muchos casos el individuo no tenga la impresión
subjetiva de un mayor descanso.

- La alteración de los ritmos circadianos: como ya se ha señalado, los turnos de


trabajo tienen dos consecuencias principales sobre los ritmos circadianos. En ciertos
casos, el turno de trabajo requiere que un individuo este alerta en un momento
inadecuado de su ciclo circadiano. En otros casos, el trabajo en turnos puede resultar en
un estado en el cual los ritmos circadianos del individuo pierden su sincronía.

El sistema circadiano humano esta sincronizado, tanto por el ciclo luz –


oscuridad, como por diferentes factores conductuales (internación social, comidas, ritmo
sueño- vigilia). El proceso de ajuste al cambio repentino de horario en el nuevo turno es
lento y requiere aproximadamente un día por cada hora de diferencia entre turnos.

La presencia de sincronizadores externos en antagonismo con el requerimiento


impuesto por los turnos (una sociedad diurna para individuos que quieren conciliar el
sueño durante el día), da como resultado un trabajador en turno rotatorio, que nunca
esta sincronizado durante el turno de noche, debido a la relación conflictiva de su
biología con las señales ambientales y sociales.

Esto se aplica aun en el caso de los trabajadores nocturnos de sistema continuo -


como los panaderos o los vigilantes -, ya que durante el fin de semana se vuelve al
esquema social normal, lo que resulta en la desincronización del reloj circadiano.

Según los estudios, las secuelas que afectan el rendimiento laboral, al producirse
un sistema circadiano desincronizado, son las siguientes (Corlett. 1989):

En primer lugar, como el sistema circadiano establece el tiempo para el sueño y


el alerta, se producen alteraciones tanto en la duración del sueño como en el estado de
alerta.

En trabajos rutinarios, como en el del control de calidad, vigilancia de sensores


ópticos o sonoros, chequeo programado de procesos, entre otros, tanto la velocidad de la
tarea, como el rendimiento global disminuyen marcadamente durante el turno de noche.

En segundo lugar, existe un ritmo diario en la capacidad para desarrollar una


tarea determinada y es frecuente que se demande al trabajador una tarea precisamente
en el momento inadecuado de su ciclo circadiano.
En tercer lugar, un sistema desincronizado es como una orquesta que desafina al
carecer de director, y esta desarmonía produce síntomas subjetivos de malestar general,
cansancio, decaimiento, y muchas veces, trastornos orgánicos como los
gastrointestinales.

- Rendimiento Laboral: los efectos del trabajo en turnos sobre el rendimiento


laboral son sólo una parte del complejo juego de factores responsables de la eficiencia
profesional de un trabajador ante una situación dada. Estos factores comprenden la
presencia o no de estrés circadiano, sueño, fatiga y estrés social (Corlett. 1989).

Influyen también, el tipo de trabajo a realiza (de vigilancia, físico, cognitivo,


etc); los factores de motivación (económico, sociales y familiares); el esquema de
trabajo que se emplea y las diferencias individuales entre trabajadores (personalidad,
edad, salud, necesidad de sueño, patrón de conducta, etc) (Corlett. 1989).

Existe información incompleta sobre las complejas interacciones entre variables


producidas en un ambiente laboral determinado y el rendimiento del trabajador para una
tarea especifica. Se han realizado comparaciones entre los rendimientos relativos del
mismo grupo de trabajadores y para las mismas tareas, realizadas en turnos diurnos y
nocturnos. Pero en estos análisis emergen diversos factores de contexto, como el grado
de supervisión, la moral del grupo y las posibles distracciones, que pueden variar
significativamente entre turnos para una misma tarea. (Corlett. 1989).

Aún en el caso que se trate de una misma tarea, este puede ser diferente de noche
y de día. Muy a menudo ciertas partes de una tarea dada se ahorran durante la noche.
Por ejemplo, en las plantas de operación continua, es habitual hacer coincidir los
procesos de posible complicación, con los horarios diurnos. (Corlett. 1989).
Tomando en cuenta estos factores, ha sido posible verificar una diferencia
altamente significativa entre el turno de noche y diurno. Los estudios revelan que la
velocidad con la que se realiza una tarea disminuye por la noche, y que la probabilidad
de cometer un error es significativamente mayor de noche que de día. Esta disminución
del rendimiento es aun más grave después de la ingesta de alimentos. (Corlett. 1989).

Cuando se mide el rendimiento mediante pruebas practicadas en el sitio de


trabajo, los resultados son semejantes a los que acabamos de describir. La destreza
manual y la capacidad de percibir el riego, disminuyen significativamente durante la
noche. (Corlett. 1989).

En los estudios de sueño, pudo verificarse que la disminución del rendimiento se


correlaciona con la alteración electroencefálica característica de la privación parcial de
sueño. (Corlett. 1989).

También se han detectado signos de deterioro creciente de la tarea realizada, a


medida que avanza en la semana del turno de noche, lo que es una evidencia importante
de la acumulación de la fatiga y de la privación de sueño. (Corlett. 1989).

Los trabajos en horario prolongado, también se asociaban a rendimiento


disminuido. Tanto la tarea de conducción de camiones de larga distancia (tediosa y
rutinaria), como la que realiza un medico residente en guardias de 24 hrs. (tarea variada,
pero extenuante), producen signos de disminución del rendimiento, debido a la
disrupción circadiana y a la fatiga que producen. (Corlett. 1989).

- Alteraciones de la vida social y familiar: La mayoría de los eventos sociales y


familiares tienen lugar por la noche o durante los fines de semana. Como los
trabajadores de turno trabajan por la noche o durante el fin de semana o duermen
durante el día, faltan a menudo a las actividades sociales o familiares. Cuando se les
pregunta a los trabajadores por turnos, sobre problemas con el calendario de trabajo,
dicen normalmente que el problema principal es que extrañan a la familia y a los
amigos. La mayoría de los trabajadores por turnos dicen que el sueño es un problema,
pero prefieren perder un poco de sueño para ver a otras personas, especialmente a los
hijos y pareja. (Corlett. 1989).

La cantidad de tiempo que un trabajador por turnos pasa con la familia y los
amigos depende de su esquema de turno de trabajo. Depende también de las actividades
sociales y de que tan flexibles son estas actividades. El trabajo por turnos no afecta
mucho las actividades que no tienen un calendario estricto, como la jardinería,
carpintería o el arreglo de autos. Pero los trabajadores por turnos faltan a menudo a
actividades con calendario estritos, como clubes o la participación en equipos
deportivos. El calendario de trabajo también puede causar problemas con el cuidado de
los niños o las visitas a la escuela de los niños. (Corlett. 1989).

1. La organización de las jornadas laborales por turnos

El objetivo de disminuir los efectos negativos que tiene el trabajo por turnos para
los trabajadores, obliga a organizar este tipo de jornada laboral atendiendo a lo
siguiente: (Conferencia internacional del trabajo. 1989).
- En primer lugar, elaborar los turnos con la participación de los trabajadores, de
modo de darles la posibilidad de elección en función de sus necesidades individuales.

- En segundo lugar, los turnos deben respetar al máximo el ciclo de sueño. Para
ello, los cambios de turnos pueden fijarse a las 6-7 horas, 14-15 horas y las 22-23
horas.

- En tercer lugar, los turnos de noche deberían ser más cortos que el resto de las
jornadas laborales, aunque algunas empresas ya lo han establecido así, no es lo habitual;
este turno nunca debiese ser más largo que los demás. Al respecto, la Organización
Internacional del Trabajo (O. I. T.) recomienda que a partir de los 50 años, el trabajo
nocturno, sea voluntario.

- En cuarto lugar, es conveniente que los equipos de rotación se mantengan


estables, esto favorece la comunicación y la relación social entre ellos. En cuanto a las
formas de la rotación no hay acuerdo sobre cuál de ellas es la mejor. Algunos autores
defienden la rotación natural – mañana, tarde, noche – y otros la inversa “noche, tarde,
mañana.

Algunos estudiosos del trabajo por turnos señalan que cada una de las formas de
organizar este tipo de jornadas laborales, tiene ventajas y desventajas.

“La elección de un sistema de trabajo por turnos en una empresa debe ser el
resultado de una profunda y meticulosa evaluación de los factores y las soluciones
factibles y de las costumbres del personal afectado” (Manual de Prevención de Riesgos
Laborales. 1998, P. 36).

Según Isabel Neyra Suárez (2005), cuando se da a elegir a los colaboradores,


estos optan por el sistema que conocen mejor, y cualquier cambio que requiera de
nuevas adaptaciones les genera desconfianza. Sin embargo la concepción y aplicación
de un sistema de trabajo por turnos con la combinación más favorable de ventajas y
desventajas brindan considerables posibilidades de aumentar la eficiencia de la empresa
y reducir los efectos adversos del sistema para los trabajadores.

Con respecto a las ventajas y desventajas, señala lo siguiente:

- El sistema de dos turnos es el más sencillo de aplicar, es el que ofrece mayor


flexibilidad y el que acarrea menos inconvenientes; el sistema continuo es el que
permite la máxima producción y la plena utilización de la capacidad instalada, pero es el
más difícil de administrar; y el más negativo para los trabajadores, es el sistema
semicontinuo.

En el caso del sistema de dos turnos, la principal opción está entre turno fijo y
turnos alternos. Los turnos fijos eliminan el problema del ajuste necesario cada vez que
se rota el turno, pero obliga a que haya personas permanentemente asignadas a turno
tarde y a turno noche, de todas maneras siempre hay alguien que prefiere estar
alternativamente.

El problema se resuelve si se da a los trabajadores la posibilidad de elegir el


turno de su preferencia, siempre que esto fuera factible; si ello no es posible, debiese
considerarse que para determinada antigüedad en el puesto o en la empresa, la persona
pueda optar por pedir el cambio de turno.

- Cuando se trabaja con sistema de turnos semicontinuos, se genera el problema


de la frecuencia de los cambios, en este caso es preferible tener una rotación muy lenta
con periodos de dos o más semanas en cada turno.

Ello porque se considera que los períodos largos facilitan el ajuste biológico y
permiten una mayor regularidad en la vida familiar y social. Sin embargo, hay
especialistas que opinan que es más favorable una rotación rápida, porque reduce el
período pasado en el turno nocturno y facilita la adaptación.

- La práctica más común es la rotación semanal, lo que no indica que esta sea la
mejor. La dirección de la rotación (turnos mañana, tarde, noche o tarde, mañana, noche)
es otra variable, no posee importancia en los sistemas semicontinuos, pero muchos
sindicatos y especialistas opinan que el cambio ideal es noche-tarde-mañana.

- En el sistema continuo, la dirección de la rotación puede depender de la


extensión de los periodos de descanso y de la coincidencia con el fin de semana o no.

- En el sistema continuo es importante la cantidad de equipos a utilizar.

Cuando se desee implementar un sistema de trabajo por turno se debe tener en


cuenta las preferencias y las características individuales, hasta donde sea factible.

Las personas deben participar en la confección de los planes de los turnos y


disfrutar de cierta flexibilidad para cambiar de turno o de equipo, lo que contribuye a
disminuir tensiones y prevenir conflictos.

Cuando se hace un cambio de esta índole es necesario establecer un período de


prueba y mientras sea factible tener en cuenta los problemas de salud y de edad de los
afectados.

De cuerdo a José Luis Melo (1999), el desenvolvimiento del ritmo biológico de


las personas conduce a dos recomendaciones:
La primera de ellas es que para que “el tiempo de trabajo se aproxime a la
máxima disposición fisiológica en el caso de trabajo en turno único de actividad debería
comenzar entre las 7 y 8 horas, tener una pausa entre las 12 y 14 horas y la finalización
de las tareas entre las 16 y 18 horas".

La segunda señala que dado que la curva de desenvolvimiento del ritmo


biológico diario sólo representa valores promedio y muchas personas alcanzan su
rendimiento máximo más temprano o más tarde, se hace aconsejable la implementación
de horarios flexibles; posibilidad necesaria de estudiar en cada organización para
alcanzar una implementación que sea factible.

El término "horario flexible" comprende el total de las formas existentes de


ordenamiento temporal del trabajo que no rigidizan el horario fijo tanto de entrada como
de salida, permitiendo de esta manera que todas las personas tengan posibilidades de
adaptar el tiempo de trabajo de acuerdo a su disposición fisiológica o necesidades
privadas, como ser horario de viaje, necesidades particulares del hogar, horario de
estudio, etc., lo que generalmente resulta ventajoso para la empresa. (C.Ch.C. 2006).

Además de atender a las ventajas y desventajas generales de las diversas


modalidades de trabajo por turno previamente señaladas, cuando se hace necesario
implementar el Trabajo por Turno, surge la pregunta acerca de la existencia de un
calendario ideal que se acomode a cada situación, tanto de la organización como de los
trabajadores (Articulo Condiciones de Trabajo y Salud. 1986).

Como hay cientos de calendarios distintos para el trabajo por turnos y no hay un
registro acabado de todas las posibles formas que adopta, se analizan los más comunes o
habitualmente implementados.

Diversos investigadores han creado formas de evaluar las diferentes


características de los calendarios y sus efectos en la salud, la seguridad o la
productividad (Articulo Condiciones de Trabajo y Salud. 1986).

Para aproximarse a ello, una de las alternativas propuestas consiste en examinar


las distintas posibilidades de calendarios de trabajo (Articulo Condiciones de Trabajo y
Salud. 1986).

VARIABLES DEFINICION
Tiempo de turno Discontinuo-Semicontinuo-Continuo-Mixto-Flexible
Formato que muestra el esquema cronológico del
Esquema trabajo de un turno, en un mes
Número mínimo de personas con las que es posible
Dotación aplicar un esquema de turno
Número de grupo de trabajo necesarios para aplicar un
Grupo de trabajo esquema de turno
Número de ajuste de reloj biológico del trabajador, las
Cambio de fase rotaciones del turno durante un ciclo de trabajo
Modificación que involucra el cambio de
Adaptación funcionamiento biológico del trabajador
Es el sentido del orden que siguen los turnos respecto
de la hora del día, a favor o en contra de los punteros
Orientación de la Rotación del reloj
Números de horas entre dos turnos, entre la hora salida
Intervalo entre Turnos del primero y la hora de inicio del segundo
Estimación del número de horas efectivamente libre
Tiempo libre aprox. Entre turnos entre jornadas de trabajo
Intervalo entre cambio de fase Número de hora libre disponibles entre cambio de turno
Número de horas efectivamente disponibles para
Tiempo disponible para el sueño dormir entre jornadas consecutivas de trabajo en turno
Número del total de días efectivos trabajo y descanso
Extensión Ciclo de Rotación en una extensión de rotación completa
Extensión de jornada Número de hora de trabajo diarias con el número o tipo
de pausa incluida dentro la misma

Promedio de horas de trabajo semanal Calculo matemático que muestra el promedio de horas
en un ciclo trabajadas por semana en un ciclo completo de trabajo
Indican la hora del día que se da inicio y termina un
Horario de cortes turno o jornada de trabajo
Número de viaje desde su casa a su lugar de trabajo y
Nº de viajes por fase de rotación viceversa en cada fase de rotación del turno

Número total de viajes desde su casa a su trabajo y


Nº de viajes por Ciclo viceversa en un ciclo de trabajo

Al examinar las posibilidades que brindan estos distintos calendarios de trabajo,


hay que atender a lo siguiente:

Se han hecho varios estudios respecto de las consecuencias fisiológicas y de


salud por cambio de turno, así como la relación del cambio, accidentes, bienestar social,
productividad e inasistencia.

A pesar de estas investigaciones, hay incertidumbre en relación con los efectos a


largo plazo sobre la salud y la función de los factores personales en la adaptación a los
cambios de turno. En tal sentido, algunos puntos de acuerdo general brindan las bases
para valorar los horarios de trabajo y aconsejar a los trabajadores respecto de turnos
rotatorios. (C.CH.C. 1987)

Cuando menos hay dos formas de considerar cómo organizar los programas de
turnos de trabajo con base en el conocimiento de los ritmos circadianos: (Conferencia
internacional del trabajo 76ª. 1989).

Un criterio consiste en asignar turnos con rotación lenta en los que un trabajador
permanezca cuando menos 5 días, y con frecuencia más tiempo en cierto horario; el
supuesto es que los trabajadores tendrían mayor tiempo para adaptarse a este, tanto
fisiológica como socialmente.

El otro punto de vista recomienda rotaciones de corta rotación: de uno a tres días
en cierto horario. Quienes proponen esta variedad argumentan que los trabajadores
nunca se adaptan completamente a los turnos nocturnos y que las rotaciones nocturnas
cortas causan menos problemas en los ritmos circadianos. Sin embargo,
fisiológicamente, la aceptabilidad en un horario de turno dependerá en grado
significativo de factores ambientales, sociales y recreativos. (Conferencia internacional
del trabajo 76ª. 1989).

Los defensores de los ciclos rotatorios prolongados superen que los humanos son
capaces de adaptarse por lo menos de modo parcial a un nuevo horario. El tiempo
recomendado para un cambio de horario es por lo menos de 21 días antes de que se
lleve a cabo la rotación. Los que están a favor de esta propuesta hacen hincapié en
numerosos estudios que demuestran que los trabajadores con cambio de rotación
nocturna, prolongados o permanentes duermen más horas ( 6,72 horas promedio) que
los trabajadores que tienen rotaciones semanales ( 6,30 horas promedio). Los últimos
por tanto duermen más que aquellos que cambian de turno con más rapidez (5,79 horas
promedio).

Mientras se puedan obtener ventajas fisiológicas con los cambios de turno de


rotación laboral en períodos largo, el turno de rotación de tiempo corto - 2 a 3 días por
rotación - es más acertado por los trabajadores.

La razón principal es la conveniencia personal, ya que una progresión más


rápida a menudo permite intervalos más frecuente de vida social y familiar normales.
Los días libres entre los cambios de rotación parecen ofrecer tiempo a los individuos
para recuperar sus horas de sueños, pero hasta ahora no existe evidencia convincente
respeto del desempeño y los accidentes, que muestren diferencias entre esas dos
opciones. No obstante, se podrían esperar un mayor déficit de atención y tiempo de
respuesta entre los trabajadores con ciclos rotativos rápidos.

Para programar las decisiones también se debe contemplar el esfuerzo físico y


mental aplicado en el trabajo, sistemas sociales y de apoyo familiar disponible, así como
las oportunidades para comer bien en el sitio de trabajo.

- Cada cuerpo tiene sus requerimientos de sueño, de manera que la cantidad de


sueño necesaria es tan individual como la cantidad de comida; los estudios señalan un
promedio de ocho horas, con un rango de entre seis y diez, dependiendo del nivel de
fatiga acumulada por la jornada precedente. Lo importante no es sólo cuantas horas se
duerma, sino la calidad, que se traduce en que tan bien se siente la persona al levantarse
y al realizar sus labores diarias. (Fernández. 2006).

E. Fernandez (2006) señala que muchas personas piensan que están durmiendo
adecuadamente, cuando realmente no lo están: regularmente dan vueltas y se vuelven a
dormir antes de levantarse, o cabecean durante largas reuniones, o el calor o las comidas
pesadas le producen una necesidad irresistible de dormir, o buscan reponer el sueño
perdido durmiendo horas extras los fines de semana; todas estas conductas muestran que
no duerme adecuadamente o no logra la cantidad de sueño que su cuerpo requiere.
(Fernández. 2006).

Los patrones y la necesidad de sueño son regulados por un reloj biológico que
está localizado en el cerebro. Para muchas personas ese reloj trabaja en ciclos de 24
horas, pero hay que recordar que algunas les gusta madrugar (son alondras) mientras
que otros prefieren las noches (son búhos). No obstante eso, casi todos estamos
programados para dormir de noche, aunque si escuchamos a nuestro cuerpo
descubriremos que este reclama un sueño entre la 1:00 PM y las 4:00 PM. (Fernández.
2006).

Como a muchos individuos se les dificulta conciliar el sueño por la tarde, se


debe evitar el inicio del cambio de turno muy temprano por la mañana (por ejemplo, de
4 a 6 horas). Los trabajadores prefieren las rotaciones rápidas (2 a 3 días), pero existen
bases fisiológicas que favorecen los ciclos rotatorios prolongados. El turno nocturno
conlleva a un aumento en el riesgo de lapsos de falta de atención y accidentes, así como
a una disminución en la productividad en comparación con el turno matutino.
(Fernández. 2006).
Al respecto, Fernández (2006) señala que es mejor evitar en lo posible, los
programas laborales con cambio de turno y el trabajo nocturno. Cuando las
circunstancias lo demanden, los cambios en la rotación de turno deben llevar una
secuencia (matutino, vespertino, nocturno). Es preferible otorgar uno o más días de
descanso entre los cambios. (Fernández. 2006).

2. Medidas para prevenir y afrontar las consecuencias del trabajo por turno
en la salud de los trabajadores

Esparza, Argemi e Ibáñez (1997) señalan que no se ha logrado producir una


forma para predecir la adaptabilidad de las personas a las distintas modalidades de los
trabajos por turnos y que los problemas derivados de la turnicidad, deben ser estudiados
y planteados desde todos los puntos de vista: médico, sociológico, psicológico y
económico, entre otros.

En consecuencia, solamente se pueden tomar en consideración ciertos criterios:

- La selección debe ser hecha en función de la capacidad de adaptación fisiológica


y psicológica. Estos dos tipos de adaptación no son independientes el uno del otro. “Al
juzgar la aptitud de un individuo para esta clase de trabajos, el Médico del trabajo
deberá tener en cuenta no solamente las exigencias psicológicas del puesto en sí, sino
que también debe considerar el encuadre socio-familiar del candidato” (Esparza,
Argemi e Ibáñez (1997). p. 61).

Para estos autores, como es difícil pronunciarse acerca de las aptitudes teóricas
de un candidato, es necesario guiarse por la existencia de contraindicaciones médicas
aparentes. El papel del médico del trabajo en esta materia, es supervisar atentamente a
los empleados y distinguir los síntomas de alteraciones fisiológicas y psíquicas,
evaluando si estos son debidos al estrés del trabajo o a causas extrínsecas.

De acuerdo a ellos, si bien no se puede elaborar una lista formal de


contraindicaciones para la admisión en estos trabajos, existen algunos investigadores
según los cuales no son admisibles las personas que han tenido intervenciones
quirúrgicas de importancia; enfermos portadores de patologías orgánicas graves;
aquellos con síndrome de ansiedad, depresión y otras enfermedades neuropsíquicas; los
afectados de patología gastrointestinal importante; personas cercanas a los 50 años y
que inicien por primera vez este tipo de horarios; aquellos que tengan trastornos
importantes del sueño; enfermos cardiópatas e hipertensos; pacientes que requieren una
terapéutica de tipo continuado como los epilépticos y diabéticos; y finalmente aquellos
que en el reconocimiento médico efectuado a los pocos meses de iniciado el trabajo, se
detecte que el individuo es incapaz de adaptarse.

- Dado que la incapacidad para los trabajos en turnos rotatorios se manifiesta


pronto, el médico debe realizar un control a los pocos meses de haber comenzado este
tipo de horario. El fracaso en la adaptación se manifiesta por la aparición de trastornos
nerviosos, alteraciones del sueño, dispepsia e insatisfacción.
“Solamente un control eficaz y repetido, permitirá apreciar las posibilidades
individuales, en relación con los horarios y el tipo de trabajo” (Esparza, Argemi e
Ibáñez (1997). p. 76).

- Debido a las alteraciones del ritmo circadiano, es necesario individualizar la


frecuencia de las rotaciones con el trabajador, según las capacidades de resistencia que
él mismo descubra en su organismo. Para citar ejemplos que pudiesen ser útiles, la
figura de un día trabajo nocturno por semana se plantea como ideal, ya que la
posibilidad de recuperación es máxima. Otra figura la constituye el esquema 24 x 48 es
decir, un día de trabajo nocturno seguido de un día de descanso y otro de trabajo diurno,
en los cuales existe la posibilidad de una recuperación aceptable. (Adorre V, Quince Y.
1999).

Los modelos de rotación en tres turnos, aunque suavizan el impacto sobre el


ritmo circadiano, no evitan la aparición de inversión del mismo. Igual inconveniente lo
presentan los modelos de rotación semanal nocturno/diurno (una semana por una
semana). La inconveniencia de estos modelos radica en que el período diurno, que
teóricamente debería estar dedicado al descanso, no es usado por los trabajadores en su
totalidad para tal fin, ya que el entorno familiar sigue su rutina diaria, por lo cual el
hogar no se encuentra en condiciones aptas para el descanso, amén que los
requerimientos de diligencias personales y familiares apremian al trabajador a negociar
su descanso en pro de dichas diligencias. (Adorre V, Quince Y. 1999).

La valoración médica de un trabajo con turno cambiante debe incluir atención


especial a los antecedentes de problemas gastrointestinales, trastorno de sueño,
epilepsias, dificultades con la visión nocturna u otros trastornos crónicos que podrían
ser afectados por el trabajo nocturno y horario rotativos. Así mismo, debe ser de interés
la programación de medicamentos y la calidad de nutrición para personas con
enfermedades crónicas (Hernández. 2006).

Mientras que teóricamente podría ser posible predecir que personas son
adecuadas para trabajar en diferentes turnos en base en su ritmo circadiano o en ciclos
de sueño y vigilia, todavía no se cuenta con criterio práctico para dicha selección.

Como resultado, hay una enorme cantidad de auto selección que ocurre al
experimentar el trabajo de turno rotatorio. Una importante participación del especialista
en medicina del trabajo consiste en informar a trabajadores de turnos rotatorios los
posibles problemas de salud y como adaptarse mejor a ellos. Es importante tratar los
intereses sociales y familiares, así como los hábitos de sueño, dieta y consumo de
cafeína y otros estimulantes (Hernández. 2006).

La evaluación médica de trabajadores que cambian turno, asociada con salud y


funcionamiento en el trabajo, también ha sido reportada con relación a la calidad y
cantidad del sueño. En este sentido, los aspectos a evaluar son los siguientes:

- Ambiente durante el sueño, ruido.


- Fatiga crónica, siesta.
- Otras enfermedades.
- Enfermedad cardiovascular crónica
- Uso de medicamento.
- Consumo de Alcohol, cafeína, tabaco, droga.
- Accidente fuera y dentro del trabajo.
- Problemas psicológicos.
- Problemas sociales y familiares.

Mientras no resulte necesaria la supervisión rutinaria de todos los trabajadores


en turno, el médico debe considerar una revisión periódica de los individuos que
presentan condiciones que los colocan en un riesgo mayor para una mala adaptación o
para padecer problemas médicos específicos relacionados con su turno laboral.
(Hernández. 2006).
Todas las características previamente señaladas, pueden tener mayores o
menores efectos sobre los trabajadores dependiendo como se conjugan, aumentado el
nivel de estrés y fatiga que siente una persona como consecuencia del sistema de turno.
Si una persona sufre elevado efectos agudos, entonces es posible que no pueda trabajar
en forma segura y eficiente; o sea es posible que desarrolle problemas de salud.
(Hernández. 2006).

Los efectos fisiológicos por rotación de turnos han resultado en algunas


aplicaciones prácticas; estas se señalan a continuación (C.CH.C. 1987).

- Los factores personales que influyen sobre el posible aumento de riesgo por
cambios de turno son los siguientes:

 Trastorno de sueño
 Trastorno gastrointestinales
 Enfermedades cardiovascular
 Algunas enfermedades crónicas
 Problemas psicológicos
 Problemas familiares y sociales

- Los factores personales que posiblemente aumente el riesgo para trabajadores


por turno son:

 Calendarización de turno
 Localización y transporte
 Exposiciones físicas
 Exposición a elementos químicos
 Factores de seguridad. Por ejemplo alumbrado
 Disponibilidad de alimentos
 Ambiente social
 Acceso a atención médica

3. Prevención de riesgos laborales en el Trabajo por Turnos

La población en general y muchas organizaciones ignoran las consecuencias de


la deprivación de sueño o de la modificación de los ritmos biológicos, situación que se
verifica cada vez que se produce un accidente de este tipo y se encuentra asociada a un
sistema de turnos mal diseñado.
De acuerdo a José Luis Melo (1999), los estudios sobre accidentabilidad laboral,
comprueban que “la mayor gravedad de estos accidentes coincide con el momento en
que el organismo se encuentra con sus indicadores fisiológicos deprimidos (presión
arterial, pulso, temperatura, ritmo respiratorio y baja circulación de ciertas hormonas).
Esto sucede entre 2 y 4 de la madrugada, que son consideradas las horas en las que más
cuesta mantenerse despierto”, ya que, como ya se ha señalado, los seres humanos
estamos programados preferentemente para realizar nuestras labores de trabajo durante
el día, por lo que un trabajo de noche, o una jornada de trabajo prolongada, estaría
disminuyendo substancialmente el desarrollo normal de nuestras capacidades.

Realizar una eficiente gestión de Prevención de Riesgos Laborales en las


organizaciones que desarrollan sus actividades o parte de ellas en regímenes de turno,
requiere implementar programas específicos para enfrentar las problemáticas propias de
esta forma de organización del trabajo.

Para ello se debe contar con profesionales expertos en prevención, capacitados


para manejar adecuadamente las herramientas del modelo multifactorial aplicado con
éxito por diversos centros de estudio del sueño y turnos de trabajo, que integra los
esfuerzos de profesionales de distintas áreas de conocimiento. Este modelo conjuga
regulaciones legales, factores psicosociales, neurofisiológicos, organizacionales, la
seguridad y las necesidades de operación. (Melo. 1999).

Los objetivos principales de este modelo son obtener sistemas de turnos


biocompatibles y orientados a aumentar la productividad, bajar los riesgos de
accidentes, enfermedades laborales y mejorar la calidad de vida de los trabajadores.

Más específicamente, evitar los accidentes relacionados con la capacidad en el


rendimiento por fatiga, somnolencia o caída de la atención como consecuencia de
trastornos del sueño (insomnio, síndrome de apnea del sueño, alteraciones del ritmo
circadiano, etc), lo que constituye uno de los mayores logros de la Prevención de
Riesgos en las empresas que trabajan en régimen de turnos.

Las medidas preventivas, elementos de manejo y evaluación para la


administración de turnos, más utilizadas son las siguientes:

- Realizar screening o pesquisa de problemas de sueño: este el primer paso


para evitar riesgos en la operación y en el servicio producto de las “caídas de
sueño”, asociadas a la somnolencia y/o fatiga crónica de los trabajadores.
- Medir la tolerancia del trabajo en turnos: definida como la capacidad de un
individuo para tolerar adaptativamente los efectos de los turnos para
disminuir el impacto en su salud física y mental.
- Diseñar un programa de selección de trabajadores con mayor capacidad para
adaptarse al trabajo en turno, que identifique en las personas el nivel de
tolerancia al trabajo en turnos, su capacidad para recuperarse ante la
somnolencia (activos), su tipo cronológico (búho o alondra), y si posee
hábitos de sueño flexibles (pueden dormir en cualquier condición),
estableciendo un ranking de los postulantes para los puestos en concurso.
- Analizar la estructura de los esquemas de turnos en funcionamiento: advertir
sus efectos y evaluar en concordancia con la legislación vigente, los horarios,
el transporte, la calidad del descanso, la preparación física y psíquica, las
garantías de un sueño adecuado, y la participación en actividades familiares
y sociales de los trabajadores.
- Evaluar permanentemente la posibilidad de mejoramiento o cambio de
organización del trabajo, con base en la recopilación de antecedentes y
criterios utilizados por la organización (médicos, RRHH, jefes, expertos y
supervisores y trabajadores).
- Estudiar la demanda de producción o servicios en las distintas jornadas de
trabajo, días de la semana, meses o períodos estacionales; con el fin de
establecer la dotación más apropiada dentro del turno para cumplir con los
fines productivos o la entrega de servicios propuestos por la organización de
forma segura y oportuna.
- Efectuar monitoreos del estado de alerta, mediante tests de evaluación
aleatoria en las tareas y áreas, en las horas más críticas del turno, para evitar
incidentes y accidentes, producto de la somnolencia y fatiga.
- Evaluar condiciones del entorno físico ambiental, para mejorar el
rendimiento y la adaptación de los trabajadores bajo sistemas de turnos, y
especialmente las que dicen relación con aquellos mecanismos externos que
condicionan el estado de alerta de los trabajadores.

Para Hernández (2006), una de las estrategias en prevención de riesgos, es


centrar los esfuerzos en aquellos elementos que no se incluyen en el diseño de la mayor
parte de los equipamientos, es decir en los sistemas y áreas de trabajo donde se labora
bajo regimenes de turno. En estos se incluye el manejo de tecnología que optimiza el
alerta y por ende, su rendimiento en cualquier hora del día o la noche.

Las técnicas están basadas en entender como manipular “los switch de alerta
para ayudar al trabajador a que se maneje adecuadamente con su turno de noche, y que
su equipamiento le ayude a su vez a realizar su labor en forma más fácil”. (Hernández.
2006).

El alerta es el óptimo estado del cerebro; gracias a ello, los seres humanos
pueden realizar actividades en forma normal.

Es el alerta el que permite tomar decisiones conscientes y mantenernos


perceptivos frente a un riesgo de accidentes. Este mecanismo esta regulado por una
especie de reloj puesto en hipotálamo, llamado núcleo supraquiasmático, que mantiene
el tiempo diario y produce la marcha de nuestro cerebro y nuestro cuerpo. (Colligan.
1997).

Formando por 8 millones de años de evolución, bajo el requerimiento del reloj


biológico, muchos tipos de rendimientos humanos, como las habilidades manuales, el
sentido matemático, las relaciones en el tiempo y el razonamiento cognitivo, son
significativamente disminuidas por el trabajo nocturno. Ambos tipos de rendimientos
caen en este periodo, pero se recuperan durante la mañana. Esto no quiere decir que no
funcionen en la noche, pero se esta más propenso a que los errores puedan ocurrir.
(Colligan. 1997).

El alerta se encuentra en su expresión máxima, cuando el nervio simpático se


encuentra activado. El balance contrario al mecanismo es nervioso parasimpático, y nos
mantiene en un estado de relajo, contrayendo las pupilas y produciendo una
disminución de la presión sanguínea. Es aquí, donde la alerta se encuentra en su punto
bajo.

El balance entre estos dos sistemas nerviosos, además de la alerta, depende de


varios factores, entre ellos nuestros sistemas circadiano. En síntesis, diversas
investigaciones han demostrado que existen nueve llaves internas y externas que
condicionan el encendido de la alerta. Podemos pensar en ellos como interruptores en el
panel del cerebro. Comprender estos switch, es decir saber cómo encenderlos o
apagarlos, son claves para solucionar nuestros problemas de alerta, mejorando la
productividad y la seguridad en las labores de trabajo. (Colligan. 1997).

Folkard (1992) postula nueve switch del alerta, como factores que influyen
directamente en el organismo, aumentando o disminuyendo el alerta, y estos son: el
sentido del peligro, interés u oportunidad; la actividad muscular, el tiempo diario en el
reloj circadiano; el banco del balance del sueño; la ingesta de nutrientes y fármacos; la
luminosidad; la temperatura; el sonido; y el aroma. (Folkard. 1992). A estos nueve,
Fernández y Hernández (1991), agregan otro más, las concentraciones de CO y CO2.
(E. Fernández – C. Hernández. Equipo Cesytt).

1.- “Sentido del peligro, interés u oportunidad. Nada golpea al estado de somnolencias
más rápido que cuando realizamos una labor al borde del peligro. El nervio simpático se
acciona, manteniendo el cerebro en alerta. Para personas que laboran en puestos
seguros y monótonos, un controlado nivel de ansiedad puede optimizar su rendimiento,
pero los estímulos no siempre deben ser extremos. Una interesante tarea, una idea
excitante, o cualquier cosa nueva y diferente, pueden estimular respuesta similar, si el
trabajo es monótono y aburrido, la alerta se desvanece. Algo familiar, una carretera sin
fin a través de un desierto, o el trabajo nocturno en una planta sonde todo se desarrolla
en forma lenta, gatilla el swich del nervio parasimpático y por lo tanto, la somnolencia”
(Folkard. 1992. pp. 1453-1463).

2.- “Actividad muscular. Una suave actividad como caminar o incluso mascar un chicle,
ayuda a mantenerse despierto. Una vigorosa actividad, como correr o levantar pesas,
puede activar la alerta unas horas después de haber desarrollada el ejercicio. Es por eso,
que es difícil dormir después de una sesión de ejercicios. El problema es que muchas de
las más peligrosas tareas en nuestra sociedad, como conducir en automóvil, volar un
avión, dirigir el tráfico aéreo o una planta nuclear, son tareas sedentarias” (Folkard.
1992. pp. 1453-1463).

3.- “Tiempo diario en el reloj circadiano. Los ciclos de la alerta, en forma sistemática y
obviamente durante todo el día, como un reloj biológico, activan el nervio simpático,
para luego activar el sistema parasimpático. Estos mecanismos son perfectamente
atenuados con el modelo tradicional del día de vigilia y el descanso nocturno,
poniéndonos en problemas en este mundo de 24 hrs. El reloj biológico, por lo tanto
coordina los ciclos de los sistemas simpáticos y parasimpáticos, pero los ajusta en forma
lenta para el nuevo tiempo impuesto. Esto puede gatillar la alerta cuando necesitamos
dormir, y producir somnolencia cuando necesitamos mantenernos despiertos” (Folkard.
1992. pp. 1453-1463).
4.- Banco del balance del sueño: aparte de ajuste del reloj biológico, la necesidad de
dormir tiene su propia agenda, conducido por el número de horas que se durmieron por
última vez. El sueño se deposita en el “banco del sueño”; el insomnio produce los
efectos contrarios, se “gastan” lo depositado (Folkard. 1992. pp. 1453-1463).

“Cuando el banco de sueño se encuentra con escasos recursos, la persona se vuelve


somnolienta durante todo el día; sólo perdiendo un par de horas de sueño, se puede
comprometer la alerta. Similarmente, un inadecuado sueño durante el día, debido a
trabajos nocturnos, produce similares consecuencias, claro que nada reemplaza el
balance del sueño que una buena noche de sueño, pero siestas estratégicas en el medio
de la noche, por 15 minutos, ayudan a mejorar la alerta, mejor que una siesta larga,
reduciendo el sueño en periodos de 24 hrs” (Folkard. 1992. pp. 1453-1463).

5.- “Ingesta de Nutrientes y Fármacos. La alerta puede ser alterada por fármacos y
nutrientes. Mientras una fuerte comida induce al parasimpático con la somnolencia
secundaria, una comida liviana puede mantener el alerta. Sin embargo, comer se
considera una manera inadecuada de forzar el alerta en un cerebro fatigado, pero esto es
común en los turnos de noche. Trabajadores nocturnos beben tazones de café y no tazas,
internos en hospitales consumen medicamentos y fármacos, deduciéndose que uno de
los grandes problemas con los fármacos, es que el cerebro se adapta en forma rápida al
consumo de drogas en turnos de noche, lo que lleva con el tiempo, a aumentar la dosis
necesaria para las necesidades del organismo” (Folkard. 1992. pp. 1453-1463).

6.- “Luminosidad. De todos los factores que regulan el estado de alerta en las personas,
la luz se muestra como uno de los factores externos más importantes, debido a que ha
sido el regulador ancestral de nuestro reloj interno circadiano (a través de la luz natural).
Además, los estudios realizados corroboran que la luz, especialmente en altos niveles,
son de una gran ayuda a las personas que laboran en turnos o trabajos prolongados”
(Folkard. 1992. pp. 1453-1463).

“El hombre depende de la luz en forma primordial para realizar sus actividades diarias.
Sabemos que la mayor parte de las actividades, independientemente de si estas son de
día o de noche, deben poseer algún tipo de iluminación artificial. Es necesario entonces,
que la iluminación no sólo sea un elemento satisfactorio para los usuarios de los
entornos, sino también que este sea un factor fundamental en la buena realización de las
labores de trabajo, para cualquier persona que este diariamente expuesta a un sistema de
iluminación” (Folkard. 1992. pp. 1453-1463).

Si bien, la capacidad del hombre para adaptarse a su entorno es extraordinaria,


su bienestar, su estado de ánimo y su fatiga, se ven afectados por la luz. Sin ella las
cosas que nos rodean carecerían de color, no tendrían formas, ni perspectivas.

Los casos de trastornos visuales en los lugares de trabajo son muy frecuentes en
las industrias chilenas, y sus causas múltiples. Además, los accidentes producidos en
horas en las que las alertas se encuentran en peligro de ceder, son cada vez de mayor
gravedad. Dichos problemas han de tomarse siempre en serio, y los ingenieros en
iluminación deberían ofrecer ciertos niveles de iluminación óptimos.

“Desafortunadamente, la cooperación entre arquitectos, expertos en prevención de


riesgo e ingenieros de iluminación, suele comenzar demasiado tarde y en la fase inicial
de la planificación se cometen errores que son difíciles de corregir. Como principio
general, el tipo de lámparas, la distribución de las luminancias, los niveles de
iluminación, la eficiencia luminosa y la composición espectral de la luz, son factores
que han de tenerse en cuenta antes de llegar a la fase de diseños del puesto de trabajo”
(Folkard. 1992. pp. 1453-1463).

7.- “Temperatura. Es común la experiencia de que el aire fresco, especialmente sobre la


cara, nos despierta de un estado de somnolencia, mientras que un calor sofocante
produce los efectos contrarios; es por esto que tiene poco sentido mantener a los
trabajadores con altas temperaturas en las plantas industriales” (Folkard. 1992. pp.
1453-1463).

8.- “Sonido. El sonido puede mantener despierto, como también producir sueño. El
sonido de las olas en unas rocas pueden relajarnos, por lo que este tipo de sonidos se
puede simular electrónicamente, usándolos en nuestros dormitorios, o en el
requerimiento industrial de una sala de control con sus ruidos monótonos” (Folkard.
1992. pp. 1453-1463).

9.- “Aroma. Aunque menos investigada, la estimulación olfatoria es uno de los factores
que estimulan el alerta. En los reportes han comenzado a aparecer que ciertos aromas
permiten la mantención del alerta en ciertas personas. Se han probado aromas de menta
y pimienta” (Folkard. 1992. pp. 1453-1463).
10.- Concentraciones de CO y CO2. Estas implican un grave riesgo para la salud y la
disminución del alerta del trabajador, cuando al interior de los recintos donde se trabaja
se descuida la adecuada renovación del aire, registrándose alzas en las concentraciones
de monóxido de carbono para 8 horas que sobrepasen los 9 p.p.m y de dióxido de
carbono que sobrepasen los 1000 p.p.m. (E. Fernández – C. Hernández. Equipo Cesytt).

Además de atender a estos diez factores que impactan en el estado de alerta de


los trabajadores, Hernández (2006) señala que en el manejo integral no pueden faltar los
programas de entrenamiento para enseñar a personas que laboran en turnos rotatorios o
en turnos de noche, como regular sus modelos de sueño, para así optimizar su alerta en
el trabajo.

Estos trabajadores, pueden aprender estrategias para dormir mejor de día, como
por ejemplo, usar antifaz para dormir, o buscar mejores maneras de mantener sus
familias más calladas y animando a sus esposas a colaborar en la ausencia de su pareja
en la noche. (Hernández. 2006).

Para este autor, el tratamiento más efectivo para aumentar el alerta mediante el
manejo de las variables ambientales, es el diseño de sistemas de iluminación; a este le
siguen la temperatura, los sonidos y la convección del aire. (Hernández. 2006).

Por ello que medidas como atenuar las luces por la noche en los lugares de
trabajo nocturnos, son totalmente contraproducentes para el rendimiento laboral; lo que
en realidad se debería hacer es aumentar la intensidad lumínica hasta niveles adecuados
para cada caso y tarea, controlando el reflejo en las superficies de trabajo. (Hernández.
2006).
El hecho que la luz afecte al bienestar del hombre, es un estímulo para que los
especialistas en el tema, busquen en conjunto combinaciones óptimas de la luz artificial
para cada lugar y puesto de trabajo; teniendo claro que no es posible sustituir la luz del
día y que el efecto que esta sobre el hombre y su fisiología a niveles adecuados, es un
factor importante en la adaptación de quienes realizan labores de noche o en jornadas
extensas. (Hernández. 2006).

Se pueden controlar los switch de alerta tales como la luz, el sonido, la


temperatura y el aroma, en posiciones óptimas, pero hay personas que apagan la luz en
la noche para evitar la incomodidad del reflejo de ella en las superficies. En esto casos,
más bien se debería aumentar la luz - hasta 10.000 lux-, y manejar el brillo de las
superficies.

Para ello, existen computadores equipados con pantallas antirreflejo y la luz


puede ser incrementada en lugares donde no produzca reflexión a los ojos de los
trabajadores. En salas de control de plantas químicas, se ha logrado reducir el brillo al
instalar luces más potentes, y con ello se ha visto un mejoramiento en el desempeño de
las funciones en turnos. Los trabajadores no han mejorado solamente en tests de
razonamiento, sino también reportan no tener problemas para mantenerse despiertos.
(Hernández. 2006).

La exposición a altos y moderados niveles de luz, facilitan la mantención del


alerta, pero no se sabe exactamente por qué la luz mantiene el estado de alerta. La teoría
más reciente es la que expone que la luz disminuiría la producción de la hormona
melatonina, la cual promueve la somnolencia. Otros estudios han encontrado que la
exposición a la luz incrementa la temperatura corporal, la cual esta asociada al alerta y
al desempeño. (Hernández. 2006).

Otras medidas para el mantenimiento del alerta comprenden rutinas de actividad


física predeterminadas y una dieta adecuada (Hernández. 2006).

Pero este conjunto de acciones sobre el medio ambiente no bastan por si solas
para mejorar la adaptación y rendimiento de los trabajadores en turnos, es necesaria la
implementación de programas de educación que tengan la finalidad de aumentar el
interés de los mismos trabajadores en sus problemas y de desarrollar en ellos un sentido
de pertenencia, facilitadores de su participación en programas de mejoramiento.

Tales programas deben transmitir a los trabajadores unas metodologías simples


de ajuste de sus esquemas de sueño: el aislamiento de la luz de las habitaciones donde
se duerme, o una familia comprensiva que asegure un bajo nivel de ruido cuando el
trabajador descansa, son fundamentales para el éxito de cualquier programa de
mejoramiento del trabajo en turnos.

También es posible la implementación de medidas organizacionales para


optimizar las rotaciones y los esquemas de descano a fin de evitar conflictos con el
reloj. El correcto diseño de la velocidad y sentido de la rotación de turnos permiten
aumentar el grado de aceptación laboral.

En el futuro, más empresas deberán optar por el trabajo en regimenes de turnos y


enfrentar los constantes cambios en la legislación y la necesidad de ser más productivas.
Para ello deberán aprovechar más eficientemente su capacidad instalada, realizando los
cambio necesarios en la organización del trabajo, lo que les abrirá la posibilidad para
mejorar su rentabilidad, a través de la disminución de los costos indirectos por salud y
seguridad de los trabajadores, al mismo tiempo de mejorar su calidad de vida.

Esta responsabilidad no recae solo en la buena gestión del profesional de la


Prevención de Riesgos, sino que necesariamente, en el trabajo de un equipo
multidisciplinario, como única forma de compatibilizar todos los aspectos involucrados.

Finalmente y en consideración a las implicancias que el trabajo por turnos tiene


para el bienestar de los trabajadores y la productividad de las organizaciones, José Luis
Melo (1999) sugiere la participación de los diferentes actores sociales involucrados, con
el objetivo de implementar medidas preventivas integrales:

- Convocar a los gobiernos, los empresarios y a los especialistas con el


objetivo de prestar una mayor atención a las disposiciones que regulan los
horarios de trabajo y descanso.
- Desarrollar disposiciones sobre nuevos horarios de trabajo basados en las
conclusiones de los estudios científicos e investigaciones desarrolladas sobre
el tema.
- Considerar sistemáticamente el papel jugado por el sueño en la investigación
de accidentes y establecer un conjunto de criterios uniformes para el registro
normalizado de los accidentes relacionados con fallos en el sueño, no sólo
por carencia del mismo.
- Desarrollar campañas de educación pública sobre la importancia de dormir
correctamente, así como sobre los efectos negativos de dormir poco y sobre
los síntomas de los trastornos del sueño.
- Considerar en especial las inquietudes de seguridad para trabajadores
nocturnos con labores aburridas y repetitivas, ya que hay una creciente
probabilidad de poca atención y mayores errores. En situaciones donde el
riesgo de seguridad es alto, deben recomendarse monitores de alerta, y
medidas adicionales para proteger contra lecciones, y quizás turnos más
cortos.
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