ROMA - Aunque ayer, dentro de lo que son sus condiciones, el Papa apareció de mejor forma, los rumores y la alarma por su estado de salud no se aplacan. Si bien algunos medios mencionaron que el Pontífice podría padecer un cáncer intestinal (en el 92 fue operado de un tumor benigno de colon), la información fue informalmente desmentida. El martes de la semana pasada el Papa sufrió una oclusión intestinal que le impidió asistir a la audiencia de los miércoles, una indisposición que luego superó en forma natural, pero que pudo significarle una nueva operación quirúrgica. Pero la preocupación ahora es por su corazón y sus pulmones, según el vaticanista del diario La Repubblica. "Como está encorvado, el Pontífice mueve muy poco el diafragma, lo que le provoca «dispnea», es decir una respiración con dificultades", escribió. "Juan Pablo II -agregó- podría haber desarrollado el denominado «enfisema senil», que no es el enfisema pulmonar, sino un disturbio a los pulmones que reduce la oxigenación de la sangre." En la sala de prensa del Vaticano, en tanto, circulaban rumores que indicaban que el Santo Padre podría anunciar próximamente 1 nueva tanda de cardenales, para agregar a la lista de 31 purpurados designados el domingo último, que serán creados en el consistorio del 21 de este mes. Muchos vaticanistas, en efecto, seguían sin entender por qué no habían sido nombrados los arzobispos de sedes cardenalicias como Asunción o Montevideo. En un clima de gran incertidumbre, también se especulaba con que podría haber movimientos en la Curia. Al respecto, se mencionaban la posibilidad de que el "canciller" del Papa, monseñor Jean-Louis Tauran -que también está enfermo de Parkinson y recibirá su birrete el 21 de octubre-, pueda ser reemplazado por monseñor Claudio Maria Celli, que maneja la administración del patrimonio vaticano, o por monseñor Nikola Eterovic, nuncio en Ucrania.