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Figuras Literarias en la Biblia.

Símil.
El símil es una figura retórica que utiliza el recurso de la comparación o semejanza entre
términos. Generalmente va acompañada por la conjunción “como” u otra equivalencia.
Generalmente el símil va buscando impresionar la mente con algún parecido o semejanza.
Veamos algunos ejemplos.
1. Aquí se compara el deseo de estar delante de Dios con la desesperación que los
ciervos sienten por calmar su sed en el desierto: “Como el ciervo brama por las corrientes
de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”, (Salmo 42:1).
2. Aquí Jeremías compara el efecto que la palabra que profetizaba tenía sobre la gente,
y dice que era como un fuego que quemaba o un martillo que quiebra la piedra: “¿No es mi
palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?”, (Jeremías
23:29).
3. Jesús usa el cuidado que una gallina tiene por sus pollitos al ocultarlos bajos sus alas
cuando siente que sus vidas corren peligro con el anhelo de Dios de querer proteger a Israel
de las consecuencias de sus pecados: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y
apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina
junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”, (Mateo 23:37).
Metáfora.
Es una comparación implícita que no se expresa formalmente como en el símil. No aparece,
pues, en ella la conjunción “como”. El pasaje que se halla en Oseas 13: 8: “Los devorare
como león”, es un símil; pero Génesis 49:9: “Cachorro de león es Judá”, es una metáfora.
Podemos comparar alguna cosa con la fuerza salvaje y la rapacidad del león, o con el vuelo
rápido del águila, o con la brillantez del sol, o con la belleza de 1a rosa, y en cada uno de
esos casos empleamos las palabras en su sentido literal. Pero cuando decimos “Judá es un
león”, “Jonatán era un águila”, “Jehová es un sol”, “mi amada es una rosa”, inmediatamente
percibimos que las palabras “león”, “águila”, etc., no están empleadas literalmente, sino
que con ellas se quiere denotar, únicamente, alguna cualidad o característica de estas
criaturas. De aquí que la metáfora, como su nombre lo denota (griego, metaféro,
transportar, o transferir) sea una figura de lenguaje mediante la cual el sentido de un
apalabra se transfiere a otra. En la Biblia encontramos muchas metáforas, algunas del tipo
Antropomórfico en el Antiguo Testamento, otras basadas en los hábitos de animales, cultos
o rituales hebreos. Veamos unos ejemplos.
1. “Purifícame con hisopo y seré limpio”, (Salmo 51:7).
2. Jesús utilizo muchas metáforas para referirse a su carácter mesiánico. Por ejemplo Él
dijo: “Yo soy el pan de vida” (Juan 6:35); “Yo soy la luz del mundo”, (Juan 8:12); “Yo soy
la puerta” (Juan 10:7); “Yo soy el buen pastor”, (Juan 10: 11), etc.
3. Pedro utilizo una metáfora para describir el carácter de los falsos maestros: “Estos son
fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad
está reservada para siempre”, (2 Pedro 2:17).
4. Jesús utilizo una metáfora para describir la experiencia espiritual que sienten aquellos
que creen en el: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de
agua viva”, (Juan 7:38).
5. Pablo utiliza la metáfora de la sepultura para explicarnos uno de los significados del
bautismo: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin
de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
andemos en vida nueva”, (Romanos 6:4).
El Pleonasmo.
El pleonasmo (o redundancia) es una figura retórica que consiste en la adición de palabras
que no son necesarias en una frase, es decir, son redundantes, pero se introducen con el fin
de darle mayor vigor a la idea que se quiere transmitir. Veamos algunos ejemplos donde
subrayamos las palabras redundantes:
1. “Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó”, (Génesis 40:23).
2.“Ninguna cosa leudada comeréis; en todas vuestras habitaciones comeréis panes sin
levadura”, (Éxodo 12:20).
3. “Entraré en tu casa con holocaustos; te pagaré mis votos, que pronunciaron mis labios y
habló mi boca, cuando estaba angustiado”, (Salmo 66:13-14).
Hipérbole.
La hipérbole (o exageración) es la figura retórica que consiste en aumentar o disminuir de
forma exagerada lo que se dice con el fin de recalcar la importancia de la idea que se está
compartiendo en ese momento. Veamos algunos ejemplos:
1. “Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales, si se escribieran una por
una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir”, (Juan
21:25).
2. “Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego
mi cama con mis lágrimas”, (Salmo 6:6).
La Sinécdoque.
La sinécdoque, o el sentido figurado, es la figura retórica que utiliza una parte de algo para
referirse a un todo. Veamos algunos ejemplos en la Biblia. Veamos algunos ejemplos:
1. “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”, (Mateo 6:11). En este caso la palabra pan se
utiliza para referirse al sustento diario que cada persona necesita para vivir, no solo el pan.
2.“Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había
corrompido su camino sobre la tierra”, (Génesis 6:12). En este caso “toda carne” se refiere
a todo ser viviente.
3 “Y Judá cayó delante de Israel, y huyeron cada uno a su tienda”, (2 Reyes 14:12). En este
caso, Judá se refiere a los soldados de esa tribu de Israel.
La Metonimia.
La metonimia es un tropo consiste en sustituir la palabra principal por otra que esté
estrechamente vinculada a ella. Quizás usted conoce bien los sinónimos — palabras que
significan lo mismo. Asimismo, quizás ya sabe que palabras antónimas son palabras que
tienen significados opuestos. Metonimias son palabras que se pueden intercambiar — una
palabra puede representar a otra. Un ejemplo muy expresivo de metonimia nos lo ofrecen
las palabras de Abraham en la historia del rico y Lázaro: “A Moisés y a los profetas tienen”
(Lucas. 16:29). Aquí obviamente se hace referencia a los escritos de la palabra de Dios.
Otro ejemplo lo encontramos en Romanos donde Pablo literalmente dice: “Dios justificara
por la fe a la circuncisión, y por la fe a la incircuncisión”, (Romanos 3:30), donde
circuncisión se intercambia por la palabra judíos, e incircuncisión se intercambia por la
palabra gentiles. En el salmo del buen pastor dice: “Aderezas mesa delante de mí en
presencia de mis angustiadores...” (Salmo 23:5). Aquí mesa se intercambia por la palabra
alimento. Otro ejemplo seria: “Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre
los reyes de la tierra”, (Apocalipsis 17:18). Aquí la mujer representa a todos los pecadores
y la pecaminosidad de Babilonia (Roma).
La Antítesis.
La antítesis es un contraste directo que menciona dos cosas, como norte y sur, frío y
caliente. Un símil o una metáfora comparan dos cosas que son parecidas. Pero una antítesis
contrasta cosas opuestas. Por ejemplo, el siguiente versículo es una antítesis: “Dios no es
hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta”, (Levítico 23:19).
Muchas veces, Jesús contrastó dos cosas para aclarar una enseñanza: “Entonces habló Jesús
a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los
fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis
conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen”, (Mateo 23:1-3).
La Paradoja.
La paradoja es una figura retórica que a través del empleo de expresiones que envuelven
una contradicción aparente quieren enseñar lo opuesto. Ejemplo de estas las tenemos en
boca de nuestro Señor Jesús quien dijo: “El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su
vida por causa de mí, la hallará”, (Mateo 10:39), o en Pablo cuando habla a los corintios en
su segunda carta: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues
las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”, (2 Corintios 4:18).

Alegoría.
La alegoría es una sucesión de metáforas, generalmente combinadas en forma de
narración, de cuyo significado literal se prescinde. Su característica principal es la
pluralidad de puntos de aplicación, a diferencia de la metáfora simple en la que el punto de
comparación y aplicación es solamente uno. Como en el caso que diferencia a un símil de
una metáfora, en una parábola usa la palabra como o semejante o igual, pero una alegoría
no se usa. Por ende, una metáfora compara dos cosas sin usar como ni semejante (igual).
Una alegoría es una metáfora extendida. Así como un símil puede extenderse para ser una
parábola, una metáfora puede extenderse para ser una alegoría. Una de las alegorías más
famosas las encontramos en el evangelio según Juan: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre
es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva
fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto…”, (Juan 15:1-2). Otro ejemplo de alegoría la
encontramos en Efesios cuando nos habla de la armadura del cristiano: “Estad, pues,
firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y
calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”, (Efesios 6:14-15).

La Fábula.
La fábula es una composición literaria en la que, por medio de una ficción, se da una
enseñanza moral. En ella intervienen seres inanimados o seres vivos irracionales que actúan
y hablan como si fuesen personas. En el Antiguo Testamento podemos encontrar fábulas.
Por ejemplo, tenemos la fábula que Jotam le dirigió a Abimelec y sus seguidores: “Fueron
una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el
olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres,
para ir a ser grande sobre los árboles?”, (Jueces 9:8-9). La fábula de Natán a David:
“Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad,
el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas…”, (2 Samuel 12:1-2).
En Ezequiel también podemos ver otra fábula: “Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de
una madre, las cuales fornicaron en Egipto; en su juventud fornicaron…”, (Ezequiel 23:2-
3). Y así sucesivamente podemos encontrar muchas más.
Bibliografía.
Biblia de Estudio Plenitud, Reina Valera 1960. Impresa en Colombia 1996
Diccionario Larousse, Impreso 1998. Colombia

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