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AMBIENTE

El avance del agronegocio y los incendios en el D Ya


son siete los estancieros imputados por las quemas intencionales que arrasan con las islas del
Delta del Paraná y comprometen el aire en ciudades como Rosario. El ministro de Ambiente Juan
Cabandié habló de un “ecocidio” y reclamó mayor compromiso al gobernador y la Justicia de Entre
Ríos.
28 julio, 2020

Redacción Canal Abierto | “Junto con Parques Nacionales y los tres gobiernos provinciales tenemos que
encontrar una solución de fondo, ya es hora de terminar con estos ecocidios”, declaró esta mañana el
ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Juan Cabandié.

Desde hace varios días rosarinos y vecinos de otras localidades del sur santafesino y el norte
bonaerense conviven con humo y cenizas en el aire. Es que, una vez más, la multiplicación de focos de
incendio en las islas del Delta del Paraná -favorecidos por el viento, la escasez de lluvias y la bajante
histórica del río Paraná- visibiliza una problemática que no tiene nada de nueva.

En lo que va del año se registraron 3983 focos, ubicando a 2020 en el segundo lugar en la serie desde
2012. “En los últimos 4 meses se quemó una superficie de aproximadamente 500 kilómetros
cuadrados, el equivalente a tres veces la superficie de Rosario”, advirtió en diálogo con Canal
Abierto el diputado provincial santafesino Carlos Del Frade.
Es un secreto a voces no sólo el carácter intencional detrás de los incendios, sino que quienes los inician
año tras año son los grandes ganaderos de las islas. Los objetivos también son siempre los mismos: renovar
los pastizales, desmalezar residuos secos que se generan durante otoño e invierno, pero también con el
propósito de ampliar la frontera sojera en el continente.

El avance del fuego no solo provoca innumerables daños en el ecosistema arrasado. Afecta, además, a los
pequeños productores de miel que pierden sus colmenas y a los pescadores, producto de la contaminación
que provocan las cenizas sobre el río. A esto hay que sumar el grave daño que produce en la salud de los
habitantes de la ribera del rio Paraná.

 la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario dictó recientemente una medida cautelar en la que les ordenó
a las autoridades de la ciudad de Victoria y de la provincia de Entre Ríos controlar que no se realicen
más incendios por seis meses, según informó el diario local La Capital.

Por su parte, el intendente rosarino, Pablo Javkin incluso se presentó como querellante en la causa y
reclamó “meter presos a los responsables”.

El ministro de Ambiente de Nación detalló a los medios radiales cuáles serán las líneas estratégicas para la
conservación y el uso sostenible del delta del Paraná, afectado por las reiteradas quemas de pastizales que
pusieron en peligro los humedales de la zona. Entre otras cosas, anunció que se van a crear “faros de
conservación”, algo así como una red de seis o siete áreas protegidas estrictas en diferentes puntos del Delta.
Según informó, la iniciativa apunta a “fortalecer la presencia institucional y operativa en el territorio”
mediante la asignación de recursos como lanchas, cuatriciclos, motos, drones, torres de control, equipos de
monitoreo ambiental y de comunicación, así como presencia permanente de personal.

“El jueves pasado tuvimos una reunión con el ministro Cabandié, y esta semana va a haber otra. Más
allá de la buena voluntad, tienen que entender que esto es urgente, es una emergencia”, reclamó
Aragua.

1 Conceptos/ Contenidos a tener en cuenta

2 Actores sociales

https://canalabierto.com.ar/2020/07/28/el-avance-del-agronegocio-y-los-incendios-en-el-delta/
AGRONEGOCIO: EMERGENCIA AMBIENTAL E INCENDIOS
MASIVOS EN LAS ISLAS DEL PARANA.

Desde comienzos de abril, la ciudad de Rosario y el Gran Rosario


conviven con una inmensa capa de humo, producto de las quemas
intencionales llevadas a cabo en las islas del Delta del Paraná, ubicadas
frente a la costa rosarina, por parte de los empresarios del agro y del
sector ganadero. Este ataque a la salud y al medio ambiente, en manos
del agronegocio, supone un nuevo escenario de conflicto ya que agrava la
cuestión sanitaria, añade un componente más a las alteraciones de los
ecosistemas, y produce la muerte de especies autóctonas. La emergencia
ambiental se declaró el 14 de junio por el Ministerio de Ambiente de la
Nación, y se ordenó el cese del fuego por 180 días.
 

(*) Por Juan Patricio Méndez


 

En el presente año, con una emergencia sanitaria global, continúan algunas prácticas que son usuales del
modelo extractivista de producción agrícola. Las quemas masivas de humedales y de extensiones de tierras,
son llevadas adelante año tras año por los productores ganaderos en función del desarrollo del ganado
vacuno y la extensión de la frontera de la soja, lo que implica la transformación de algunos ecosistemas
(como montes, selvas y flora del Delta en pastizales). Más allá de que la quema controlada es una práctica
tradicional con el fin de mejorar y renovar el terreno, en los últimos años se convirtió en una cuestión crítica
para el medio ambiente, por los alcances de las prácticas, por el humo y por la matanza y corrimiento
indiscriminado de la fauna autóctona.

Dos cosas se deben tener en cuenta: por un lado, el incremento de la frontera sojera, que lleva
adelante la explotación del suelo a favor del agronegocio. Por otro lado, la frontera ganadera se desplazó
hacia los humedales del Delta, luego de que la expansión de la soja los corriera. En este marco, el conflicto
ambiental está aflorando y proliferando la crisis del sector pampeano, en materia de contaminación hídrica y
de aire. Los humedales no son aptos para las quemas intencionales, ya que el mismo ecosistema mantiene su
propia regulación de flora y fauna, por las subidas y bajadas naturales del río, motorizando la sustentabilidad
y el equilibrio. Las quemas, en este sentido, trastocan y modifican los esquemas y la dinámica del
ecosistema.
El modelo extractivo responde a una modalidad neoliberal de hiperproducción a gran escala, que en
vez de generar sustentabilidad y sostenibilidad del entorno en el que habitamos, produce desastres,
muerte y desigualdades. El Delta del Paraná no es una zona exenta de agronegocio. Por el contrario, las
prácticas extractivistas son cada vez más intensas, cotidianas y extensivas. Tan profunda es la situación que,
durante el 2020, asistimos a dos pandemias: la del COVID-19, y la de los incendios intencionales sobre los
humedales. En 6 meses (y contando), se reportaron aproximadamente 3000 focos intencionales en la región.
En este contexto, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Juan Cabandié, junto a
funcionarios santafecinos, sobrevoló la zona, y coordinaron la Emergencia Ambiental.

Es un escenario de conflicto mayúsculo que involucra la degradación de los suelos, la expansión de la


frontera de la soja, la proliferación de los monocultivos y la sistemática muerte de flora y fauna regional. A
su vez, el constante humo sobre las ciudades lindantes (Paraná y Rosario) añadió un componente de
preocupación para la salud de quienes son “personas de riesgo”, por la falta de oxigenación del aire.

A esta catástrofe se le suma la histórica bajante del río Paraná, producto de las sequías río arriba y del cierre
de las represas hidroeléctricas de Brasil. Además del llamativo y calamitoso paisaje que se observó en las
Cataratas del Iguazú, la caída del cauce acuífero del Paraná produjo grandes conflictos en el sector aduanero
y portuario. Tenemos, sobre la mesa, un gran combo de conflictos ambientales, sanitarios, políticos y
económicos.

El accionar gubernamental y de las organizaciones sociales


La gravedad de los hechos converge en una coyuntura de crisis: pandemia, bajante del río Paraná y sequías.
Consecuencias, en todo caso, de las políticas de deforestación de selvas y bosques nativos, el reemplazo por
el monocultivo de soja, la degradación de los suelos, el cambio climático y la agudización del agronegocio.
En este sentido, la decisión de declarar la emergencia ambiental fue tomada en conjunto de los aparatos de
Gobierno Nacional y Provincial, con los organismos e instituciones relativas al cuidado del ambiente y
control de incendios.

Sin embargo, vecinos y organizaciones ambientalistas de Entre Ríos y Rosario señalaron que los fuegos
continuaron.

En este sentido, las asambleas y organizaciones ambientalistas de la región mesopotámica han emitido
comunicados al respecto de la situación. Fundación CAUCE adhirió a la carta abierta “Fuego en las islas,
una historia que se repite”, y señaló que “advierte la situación actual de las islas del Delta y reclama
acciones urgentes por parte de funcionarios provinciales y el Estado Nacional”. A su vez, pidió que la
gobernación provincial “identifique a los responsables de estos incendios y genere las acciones penales
correspondientes, ya que recae sobre su jurisdicción, bajo la Ley Provincial Nº 9868 que establece acciones
y normas para el Manejo y Prevención del Fuego en las áreas rurales y forestales en todo el ámbito de la
Provincia”. Por último, expresó que “dada la recurrencia de esta problemática y tantas otras que siguen
poniendo en riesgo la integridad ecológica del humedal, consideramos necesario y urgente, contar con una
Ley de presupuestos mínimos de Protección de Humedales”
El día 16 de junio, por otro lado, se organizó el abrazo simbólico de organizaciones no gubernamentales a
los humedales de la isla y al río Paraná, debido a las problemáticas derivadas de los incendios intencionales
que invaden a las islas, convergentes a conflictos ambientales de otra índole ya mencionada. Bajo la
consigna «Basta de Quemas” más de 700 personas y organizaciones autoconvocadas se juntaron para exigir
la rápida acción para apagar el fuego que está quemando los pastizales en las islas y en pedido de una ley de
humedales.

La carta fue firmada por “El Paraná No Se Toca”, Entre Ríos Humedales, Coopares, Marcha Plurinacional
de los Barbijos, Taller Ecologista y otras organizaciones socioambientales y vecinos de la ciudad.

En la medida en la que el agronegocio y el extractivismo continúe perpetuándose y reproduciéndose como


política productiva, los desastres continuarán sucediendo. Si bien el ministro de Ambiente Cabandié señaló
que es necesario un camino hacia la agroecología, mencionó también que el mismo es largo. La agenda
verde, que abordó las temáticas urgentes de una Ley de Bosques, el control de basurales, la cuestión de los
agroquímicos y la emergencia sanitaria y ambiental, debe expandirse también al necesario control y sanción
de la quema intencionada e indiscriminada de pastizales que llevan a un desequilibrio ambiental creciente en
la región.

(*) Columnista de Abramos La Boca / Radio Gráfica 89.3

https://radiografica.org.ar/2020/06/21/agronegocio-emergencia-ambiental-e-incendios-masivos-en-las-islas-
del-parana/

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