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Además de los movimientos políticos, sociales g

gremiales, hubo movimientos guerrilleros


rurales y urbanos que intentaron hacerse escuchar
mediante las armas.
La guerrilla rural tiene un profundo vínculo con la
realidad regional de donde surge y sus
demandas responden, la mayoría de las veces, a la
situación en que viven los campesinos
y las comunidades indígenas. Uno de estos alzamientos
fue un movimiento agrarista diri-
gido por Rubén Jaramillo en el estado de Morelos.
Jaramillo proponía la protección del ejido, la defensa de
la clase obrera y el reconocimiento
de los derechos de la mujer. Organizó a los cañeros de su
estado para exigir mejores con-
diciones de trabajo y comenzó la movilización de miles
de campesinos para adueñarse de
tierras que se mantenían improductivas.
El 26 de mago de 1962, la policía judicial del estado de
Morelos y el ejército lo hicieron
prisionero junto con su familia (su esposa y sus tres
hijos); todos fueron asesinados en el
municipio de Xochicalco.
También en el estado de Chihuahua, en el poblado de
Madera, sur-
gió un importante movimiento guerrillero rural —que
estás inves-
tigando en la UCA— dirigido por el doctor Arturo Gámiz y
miem-
bros de los movimientos campesino, estudiantil y
magisterial de
Chihuahua y el norte de Durango.
Pretendían, por la vía de las armas, combatir la
explotación, la mi-
seria, el autoritarismo y la represión, con el fin de llevar
al país a una
transformación económica, política y social radical. Este
movimien-
to fue brutalmente reprimido el 23 de septiembre de 1965.
Otro movimiento guerrillero operó en la sierra del
estado de Guerrero entre 1967 y 1974,
liderado por un maestro egresado de la Escuela Normal
Rural de Ayotzinapa: Lucio
Cabañas. Su lucha en favor de los grupos campesinos
de Guerrero fue considerada por los
movimientos de izquierda contemporáneos como un
símbolo de la lucha en beneficio de
los pobres. Cabañas fue abatido en un enfrentamiento
con tropas militares en 1974.
En 1973 se formó la Liga Comunista 23 de Septiembre,
llamada así en homenaje a los
campesinos de Madera. Este movimiento guerrillero
luchaba por la creación de un partido
g un ejército revolucionario que permitiera a la clase
obrera tomar el poder. Este grupo tuvo
presencia tanto en el ámbito rural como en el urbano.
El Estado mexicano respondió de forma diversa a los
movimientos sociales que se suscita-
ron en el país a mediados del siglo XX, unas veces por
la vía del diálogo y la negociación, y
otras por medio de la represión, la fuerza y la violencia
(figura 2.48).
A este periodo de combate violento del gobierno
contra los grupos opositores se le conoce
como Guerra Sucia, ya que actuaba sin respetar la leu
ni los derechos humanos: para ello
capacitó a grupos de choque y paramilitares e infiltró
espías dentro de los movimientos
guerrilleros y gremiales.
Durante la Guerra Sucia, el Estado aprehendió
g encarceló a cientos de personas. Otra
fueron desaparecidas y nunca más se tuvo
noticia de ellas. Un caso emblemático es el de
la luchadora social Rosario Ibarra de Piedra,
cuya carrera política empezó con la búsqueda
de su hijo Pedro Piedra Ibarra, quien fue
aprehendido en 1974, acusado de pertenecer a
Ia
Liga Comunista 23 de Septiembre. Las
autoridades nunca pudieron dar información
de su
paradero y fue considerado víctima de la
desaparición forzada.
Los movimientos guerrilleros de los años
cincuenta, sesenta y setenta fueron un
antecedente directo de otros alzamientos
armados que surgirían más adelante, como el
levantamiento indígena en Chiapas, en enero
de 1994, encabezado por el Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN), del que
hablaremos más adelante.

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