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MATERIA: AT DEL ADULTO Y AT DEL ADULTO MAYOR 2022.

Características particulares sobre las que se desenvuelve un acompañamiento


terapéutico con un viejo.
Para esto les pedí que tomen algunos conceptos propios del acompañamiento
terapéutico que han ido viendo, trabajando y estudiando estos años (x ej. paseos,
función, rol, psicopatologías, incluso hay 2 conceptos muy importantes en el nombre de
la práctica: ACOMPAÑAR, y TERAPEUTICO)
Lo primero que me gustaría considerar es que el Psicoanálisis nos brinda un “Marco
Teórico” ya desarrollado, en permanente revisión y contrastación clínica, en el cual yo,
como AT puedo apoyarme y desarrollar mis funciones y competencias.
Como AT logre establecer con el adulto mayor un vínculo, mediado por un Encuadre, y este
es uno de los conceptos que también tomamos del Psicoanálisis, para contener al paciente,
ofrecérsenos como guía y sostén frente a su angustia y a su ansiedad.
En el transcurso de mi experiencia, fueron los pacientes los que me hicieron comprender
los límites de un territorio que debía ser, explorado, estudiado de manera interdisciplinaria,
planificado y respetado. Comprendiendo y estudiando su patología como las relaciones con
los demás integrantes de su entorno familiar, en el cual vamos a vernos inmersos,
trabajando allí. Para ello hizo falta establecer un sistema de reglas, de convenciones y
prohibiciones que organizan este lugar, su casa y las relaciones de los individuos entre sí.
Lo importante es ubicar desde dónde habla el paciente, y en ocasiones, por quién es
hablado. A veces alcanza con un poco de humor, o con una palabra concerniente a las cosas
comunes de la vida (es decir, despegada de toda vivencia persecutoria) para desdramatizar
una situación y lograr que el discurso vuelva a partir desde otras bases. A veces es necesario
que el paciente se sienta «autorizado a vivir y sentir» de la manera en que lo percibe, y
nosotras ahí “acompañando” Esto implica, ayudarlos a atravesar su propia angustia.
En la mayoría de mis acompañamientos con viejos, ha ocurrido que establecimos una
relación de trasferencia con ella/el, y eso me ayudo en ocasiones y en otra no. En el des-
anudamiento de un drama revivido en la transferencia se encuentra la clave de ciertas
«curaciones”. La dificultad es que el analista puede impedir al analizante hacer su propio
análisis, se pone en juego otro saber, del que se desprende de cada trayecto (el del analista
y el del paciente), anudado por las coordenadas de la interpretación y la construcción (lo
que Freud llamó la construcción arqueológica). En su mejor movimiento, Winnicott no
tiene la ambición de crear una teoría «totalizante» que tendría respuesta para todo. Sigue,
con dificultad, una ruta y sus obstáculos. Lo que interesa es el «núcleo de verdad» presente
en todo delirio, en todo fantasma. Su exigencia de verdad se dirige en primer lugar a sí
mismo.

Construir un caso, llevar adelante un tratamiento, implica una narrativa, implica una cierta
lógica de la cura y de esta manera procede el analista con el analizante. No obstante, está
bien dejar en claro que, el AT escucha y contiene al paciente, pero no interviene como el
terapeuta. Su rol es diferenciado y sus competencias son claramente distintas a las de un
analista.
El lugar dónde el paciente ubica al AT, puede ser pensado como un “efecto de la
identificación” que el paciente desarrolla con su AT y que el AT construye con su presencia.
Este lugar puede verse como favorecedor del tratamiento y / o como obstáculo. Y en este
sentido estamos ante otro concepto psicoanalítico muy importante que es el de la
Transferencia.
Desde lo transferencial, el AT sabrá dejarse ubicar por el paciente en ese lugar ilusorio,
pero no va a responder desde su intervención, desde ese rol asignado por el paciente. En
este sentido se ofrece desde un lugar de semejante, que le permite generar un vínculo
favorecedor, diferente al construido por él.

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