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El Yo tiende a resolver este conflicto.

Esta solución es
muy compleja, comprende tanto a las defensas puestas
en juego, como a los cambios y modificaciones del Yo. El
Yo mantiene en forma exitosa, durante un tiempo, este
intento de solución, hasta que, Alguno o varios
acontecimientos vienen a destruír el equilibrio logrado
hasta entonces, debilitando al Yo de tal manera, que es
incapaz de dominar eficazmente los impulsos.
Así surge un conflicto agudo entre el Ello y el Yo, con una
activa participación del Superyó en la dirección de la
defensa.El debilitamiento del Yo, hace que se dé una falla
en las defensas, resultando entonces una formación
transaccional o de compromiso, que es el síntoma.
Ante la incompatibilidad entre el Yo y una representación
a el afluyente, se da la defensa, que tiene por finalidad
desalojar de la conciencia (represión) la representación
que es incompatible con el Yo. Si falla la defensa, hay un
retorno de lo reprimido, lo que significa que ha fracasaso
la función defensiva del Yo que conduce a una inervación
somática a través de la conversión.
Estos síntomas pueden ser muy variados. Su significado
inconsciente es la negación de alguna gratificación (ajena al
Yo), que está relacionada con el órgano afectado.
El síntoma histérico tiene un significado simbólico que, al
mismo tiempo, expresa tanto la gratificación como

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