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Resumen Culpabilidad (Libro)
Resumen Culpabilidad (Libro)
El auto de un injusto no es responsable aún porque puede ser que en concreto tal injusto no le sea
exigible. Determinada la existencia de un injusto corresponde examinar si éste puede asignarse al
sujeto que lo realizó, pues debía actuar jurídicamente, conforme a la norma. Su infracción exige el
examen de la posibilidad de cumplimiento. No existe un real deber si el sujeto al que se dirige no
puede cumplirlo, ya sea porque sus facultades intelectuales y volitivas no están los
suficientemente desarrolladas o no son normales como para comprender el sentido de la norma, o
existe alguna causa que le impide conocer tal sentido o determinarse conforme a su comprensión.
Este examen implica un juicio individual que se dirige al agente por su conducta injusta para
atribuirle responsabilidad si en concreto podía y debía cumplir la norma.
No procede imponer una pena sin culpabilidad, pues no existiría delito. La culpabilidad sería la
reprochabilidad de la conducta típica y antijurídica a su autor, fundada en que podía haberse
sometido a los mandatos y prohibiciones del Derecho y no lo hizo.
1. TEORÍAS DE LA CULPABILIDAD
Se corresponde con las concepciones causales naturalistas de la acción, que dejan toda
consideración subjetiva a este elemento. Concebía la culpabilidad como un vínculo psicológico
entre el autor y su hecho injusto. El dolo y la culpa son formas de conexión psicológica entre autor
y hecho, que conformarían la culpabilidad.
Críticas:
Frank, S. XX, considera la culpabilidad como el reproche del injusto a su autor, porque podía haber
actuado conforme a derecho. Influida por las teorías finalistas de la acción, aunque el dolo y la
culpa se mantienen como parte de la culpabilidad, que sirven para graduar o excluir la
culpabilidad. Así, incorpora para afirmar la culpabilidad el estado normal de las circunstancias del
hecho.
Fruto del finalismo, la culpabilidad se reservó a un juicio de reproche del sujeto porque no omitió
el injusto pudiendo hacerlo. El juicio de culpabilidad se basa en la capacidad del sujeto para
motivarse por la norma.
Welzel critica la teoría normativa general por no definir con claridad que constituye la
reprochabilidad, ni su relación con el vínculo psicológico. Confunde el objeto valorado con el juicio
de valoración, básicamente al conservar el dolo y la culpa en este reproche.
Supone que éste en concreto habría podido motivarse de acuerdo con la norma, pero no incluye el
dolo y la culpa. La culpabilidad implica que el agente es capaz de motivación, es decir, es
imputable; que está en situación de motivarse de acuerdo con la norma, que comprende la
antijuridicidad de su conducta y que se determina conforme a tal comprensión. Así, sus elementos
son la imputabilidad, la conciencia de antijuridicidad y la exclusión de causas extraordinarias que
impidan tal motivación.
2. FUNDAMENTO DE LA CULPABILIDAD
Esta exigibilidad se vincula con las facultades del agente para cumplir la norma, si en el caso
concreto comprendió su sentido y pudo determinar su conducta conforme a él. No procede
sostener que el hombre está determinado y no es libre, a menos que exista alguna causa especial
que lo prive de libertad. “Libertad relativa”. La voluntad examinada en el comportamiento es más
genérica, dirección hacia un fin, mientras que la libertad alude al sentido de la conducta, su
decisión final. La libertad es la facultad de dar un sentido al comportamiento humano y no
sucumbir ante los impulsos pasionales.
3. ELEMENTOS DE LA CULPABILIDAD
Uno de los temas más discutibles es precisar cuáles elementos subjetivos integran la culpabilidad y
cuáles el injusto. Teoría normativa restringida, para ésta, conforman la culpabilidad: la capacidad o
imputabilidad, la conciencia de antijuridicidad y la exigibilidad de otra conducta.
3.1. Imputabilidad o capacidad penal
Norma se dirige a los sujetos, quienes deben ser capaces de comprender su sentido, el
comportamiento injusto, y determinarse conforme dicho imperativo. La capacidad penal es la
aptitud para comprender el sentido injusto de su conducta y determinarse conforme a tal
comprensión.
Normalmente esta capacidad o aptitud existe. En general, todos son imputables. Importante el
tema de las facultades intelectuales y volitivas. Sólo por excepción hay sujetos incapaces, a
quienes no puede imputarse el injusto y por eso se les llama “inimputables”. Esta incapacidad o
inimputabilidad se basa en la falta de madurez o de normalidad de las facultades mencionadas.
Son incapaces o inimputables, en general, los locos o dementes y los menores de 18 años.
El art. 10 N° 1 contempla como eximente de responsabilidad esta causa. Cuando el Código Penal
habla de “loco o demente” se entiende que no se emplean en sentido técnico preciso, sino en su
sentido natural y obvio. Locos o dementes suponen privaciones de razón totales, que se distinguen
de ese segundo supuesto en la permanencia o no del estado. Por eso se habla de enajenados
mentales, pierden la razón completamente. La segunda hipótesis de privación de razón por
cualquier causa también es total, pero es temporal y requiere que la causa de la enajenación no
dependa de la voluntad del agente. Este supuesto alude a trastornos mentales transitorios.
En el caso de los trastornos permanentes (loco o demente), se exige que no se obre en intervalo
lúcido. La ciencia médica actual niega la existencia de esos intervalos, siempre se está actuando en
un estado perturbado y estos períodos son propios de la enfermedad.
Junto con enfermedades mentales como la psicosis –que incluyen trastornos como la
esquizofrenia, paranoia, demencia senil, etc.-, se toman en cuenta anomalías o deficiencias
mentales, las oligofrenias, que abarcan a los idiotas (máximo desarrollo de 2 años de edad
mental), imbéciles (3 y 5 años de edad mental) y débiles mentales (6 y 13 años de edad mental),
como también los trastornos psicosomáticos, como fenómenos físicos que repercuten en la
psiquis, como tumores cerebrales.
Debe examinarse el nivel de los trastornos, pues si son parciales no excluyen la imputabilidad y se
encontraría sólo disminuida (art. 11 N° 1). En el caso de los trastornos transitorios, el único límite
es que la causa no dependa de la voluntad del que lo sufre.
Como el sujeto realiza un injusto igualmente, puede aplicársele una medida de seguridad si existen
antecedentes sobre su peligrosidad, es decir, sobre la posibilidad de que cometa otros delitos (art.
682 del CPrdP). Art. 455 del CPP dispone que sólo puede aplicarse una medida de seguridad si
existen antecedentes calificados que permitieren presumir que atentará contra sí mismo o contra
otras personas. Art. 457 regula las clases de medidas de seguridad que pueden imponerse:
internación en un establecimiento psiquiátrico. En ningún caso la medida de seguridad podrá
llevarse a cabo en un establecimiento carcelario.
Art. 10 N° 2 dispone que están exentos de responsabilidad penal los menores de dieciocho años.
Sin embargo, se reconoce cierta imputabilidad a los menores de esa edad y mayores de 14 años
(art. 3° de la ley N° 20.084), acorde a su desarrollo. A partir de los 14 años todos los adolescentes
son imputables de acuerdo con el sistema que establece la ley N° 20.084, que tiene especialmente
en cuenta sus características personales en orden a su reinserción social.
Los menores de 14 años son absolutamente inimputables. Antes de la vigencia de este sistema, los
menores de 16 y 17 años podían tener responsabilidad penal si aprobaban un juicio de
discernimiento que los consideraba capaces, pero se sometían al mismo régimen de adultos.
Algunos consideran que la comprensión de lo injusto incluye el conocimiento del hecho típico y su
previsibilidad, dolo e imprudencia. Se trata básicamente de una noción de “dolo malo” propia de
las teorías causales de la acción. Jescheck, sitúa el dolo tanto en la tipicidad como en la
culpabilidad (doble posición del dolo). Mir Puig, “dolo completo”.
En nuestra doctrina Etcheberry considera el dolo y la culpa dentro de la conducta injusta, pero
sigue vinculándolos con la culpabilidad del agente. Agrega como criterio el “conocimiento de las
circunstancias de hecho constitutivas del tipo”. Puede hacerse la misma crítica que se hacía a la
teoría normativa de la culpabilidad de Frank: Confunde juicio valorativo de reproche con la base u
objeto del juicio.
a) Contenido de la conciencia
Esta conciencia es distinta del conocimiento de la conducta típica. No se refiere al hecho frente a
su descripción legal sino a su prohibición, su significado injusto.
La conciencia de antijuridicidad es potencial, de modo que basta con que el agente haya podido
comprender lo injusto de su actuar. Comprender que el comportamiento realizado es contrario a
Derecho, y no a una determinada norma.
b) Error de prohibición
Este conocimiento falta cuando existe un error de prohibición, una falsa representación acerca de
la prohibición de la conducta. Se cree que se realiza una conducta lícita o permitida por el Derecho
cuando no lo está. Derecho Penal no procede distinguir entre error de hecho y error de Derecho,
los hechos están descritos en la ley y el error de hecho es también error de Derecho. Error de
prohibición, en cambio, no se refiere al conocimiento de la ley sino a la prohibición de la conducta
típica y puede recaer en la prohibición general de la conducta o en algunas autorizaciones
específicas (causas de justificación).
i. Creer que la conducta típica está permitida en general y no lo está. Ej. Creer que está
permitido tener relaciones sexuales consentidas con menores de 14 años.
ii. Error si se conoce que la conducta está prohibida en general, pero se supone que en
ese caso está amparada por una causa de justificación que no existe. Ej. El hijo que
cree que no está prohibido acceder al pedido de muerte de su padre enfermo
terminal.
iii. Creerse que la conducta está amparada por una causa de justificación que existe, pero
el agente atribuye efectos más amplios de los que tiene. Ej. Entender que el estado de
necesidad cubre también daños a las personas o hurtos y robos.
Se examinan las circunstancias que rodean al hecho (concomitantes), que si son normales
permiten al agente determinarse conforme su comprensión, de antijuridicidad.
Art. 10 N° 9 señala como causa de exención de responsabilidad el obrar violentado por una fuerza
irresistible o impulsado por un miedo insuperable. Dos causas. La primera requiere “obrar” por
fuerza irresistible, por lo que supone la existencia de un comportamiento. Excluye la fuerza física
irresistible o absoluta porque la voluntad y no hay conducta. La ley habla de obrar “violentado”
por fuerza irresistible, tiene que ver con la aplicación de un poder físico o moral que presiona la
voluntad. Se discute la clase de fuerza, porque la ley no distingue.
Se acepta la fuerza moral irresistible y se discute respecto de la fuerza física, a pesar de la anterior
precisión. Puede considerarse mientras no sea absoluta, sino sólo compulsiva. Es importante que
se ejerza una presión, ya por amenaza o coacción, que impida decidir, pero que no signifique
reducir al sujeto a un objeto. En estos casos sí cabe exigir el cumplimiento d ela norma pero en
grado menor (ej. art. 11 N° 5). Para que el cumplimiento se inexigible, la fuerza debe tener
mayores efectos que tales estímulos. No debe ser sólo difícil, sino que es irresistible cuando el
agente hubiere debido emplear un esfuerzo heroico, sobrehumano para cumplir la norma.
Obrar impulsado por un miedo insuperable supone la presencia de circunstancias que provoquen
un temor de tal magnitud que impida al sujeto actuar conforme a su comprensión,
determinándose de acuerdo con la norma. El temor es fruto, entonces, de la amenaza de un mal
real, actual o próximo. Se entiende que dentro de esta causa cabe el “estado de necesidad
exculpante”, el miedo se da en términos similares al mal que exige el estado de necesidad
justificante, con la sola diferencia que puede ser igual al mal provocado para evitarlo. En la fuerza
irresistible y en el miedo insuperable el estímulo puede provenir no sólo de un tercero, sino
también de circunstancias naturales, de animales o de objetos. Carácter de irresistible, suele
determinarse conforme al criterio del hombre medio, pero que ha de concretarse en la posición
del autor, puede se trata de un juicio individual de imputación.
b) Encubrimiento de parientes
Forma de participación posterior en el injusto de otro u otros. Art. 17 regula las modalidades de
encubrimiento y agrega una situación especial en la que no se castiga, por la presión de las
circunstancias, siempre que ellos no se hayan aprovechado por sí mismos los efectos del delito o
facilitado los medios a los agentes para su aprovechamiento.
Circunstancia que presiona es el parentesco. Aquí, no se dan todos los elementos del delito, ya
que no se puede exigir al pariente una conducta distinta del encubrimiento. Incluye ocultamiento
físico y material, pero no el aprovechamiento.
c) Obediencia debida
Los subordinados tienen el deber de obedecer a sus superiores y dentro del cumplimiento de las
órdenes que ellos impartan pueden realizarse conductas típicas y antijurídicas, que no siempre
serán imputables al agente subordinado. El cumplimiento de una orden lícita no puede
antijurídico. El problema se presenta cuando el superior imparte una orden antijurídica o ilícita,
que queda fuera de la justificación. Se habla en este caso de una juridicidad formal y una
antijuridicidad material.
Para examinar la imputación personal del injusto a quien cumple la orden se debe examinar el
ámbito de la obediencia debida, debe existir una orden que se ajusta a formalidades legales; debe
haber un vínculo de jerarquía o subordinación entre ambos. Se dan normalmente en el ámbito de
las Fuerzas Armadas y de Orden, en la administración pública y la administración de justicia.
La obediencia puede ser absoluta, relativa y reflexiva. Obediencia absoluta implica que el
subordinado siempre debe cumplir la orden del superior, no se le puede exigir nunca otro
comportamiento. Obediencia relativa, el subordinado sólo debe cumplir órdenes lícitas, por lo que
ha de responder por las ilícitas. Obediencia reflexiva da la posibilidad al subordinado de
representar la orden ilícita o antijurídica. Si a pesar de la representación, el superior insiste en ella,
se debe cumplir. Sólo puede eximirse de responsabilidad por inexigibilidad de otra conducta en
caso de que haya representado la orden y el superior hubiera insistido.
El art. 494 N° 14 sanciona como falta un delito de omisión propia especial: la falta de socorro o
auxilio a una persona en despoblado herida, maltratada o en peligro de perecer “cuando pudiere
hacerlo sin detrimento propio”. La doctrina ha entendido que el detrimento propio impide exigir el
comportamiento conforme a Derecho. La existencia de detrimento propio implica que no
concurran todos los elementos del tipo, por lo que la conducta atípica (falta un elemento negativo)
En realidad, más que este caso, la causa de inexigibilidad del cumplimiento de la norma es la
omisión por causa insuperable que se establece en el art. 10 N° 12. Se trata de cualquier
circunstancia que impide el cumplir la norma, presiona la voluntad de tal modo que no permite su
cumplimiento.