Está en la página 1de 5
MUSTORIA DE 1A ETERNIDAD ARTE DE.INJURIAR Gn estudio preciso y fervoroso de’ los otros géneros literarios, me dejé creer que la vituperacion y la burla valdrian necesaria- mente algo més. El agtesor (me dije) sabe que el agredido sera 41, y que “cualquier palabra que pronuncie podrs ser invocada en au contra”, segin la honesta prevencidn de los vigilantes de Scotland Yard, Ese temor lo obligard a especiales desvelos, de 10s, (que sucle prescindir en otras ocasiones més cdmodas. Se’ querr4 invulnerable, y en determinadas paginas lo serd. Fl cotejo de las buenas indignaciones de Paul Groussac y de sus panegiticos turbios —para no citar los casos andlogos de Switt, de Johnson y Voltaire inspird 0 ayudé esa imaginacidn, Ella st disips ‘cuando dejé Ia complacida lectura de esos escarnias por la inves tigacion de su método, ‘Adverti en seguida una cosa: la justicia fundamental y el delicado error de mi conjetara. EI burlador procede con desvelo, efectivamente, pero con un desvelo de tahur que admite las ficciones de a baraja, su corruptible cielo constelado de personas bicefalas, ‘Tres reyes mandan en el poker y no significan nada en el truco, El polemisia no es menos convencional. Por Io dlemds, ya las récetas callejcras de oprobio ofrccen wna ilustrativa maquetie de lo que puede ser Ia polémica, El hombre de Co- rientes y Esmeralda adivina la misma profesién en las madres de todos, o quiere que se muden en seguida a una localidad muy general que tiene varios nombres, o remeda un tosco sonido “y una insensata convencién ha resuelto que cl afrentado. por esas aventuras no es él, sino el atento y silencioso auditorio. Ni siguiera un lenguaje se necesita. Morderse el pulgar 0 tomar el lado de la pared (Sampson: I will take the wall of any man or maid of Montague’s, Abram: Do yor bite your thumt at us, sirt) fueron, hacia 1592 la moneda legal del ‘provocador, en la Verona fraudulenta de Shakespeare y en tas cervecerias y lupa- hnares y renideros de oso en Londres. En las escuelas del Estado, el pito catalan y la exhibiciOn de Ia lengua rinden ese servicio. Oura denigracién muy general es el término perro, En la noche 146 del Libro de las mil nockes 7 una, pueden aprender los discretos que el hijo del ledn fue encerrado en un cofre sin salida por el hijo de Adin, que lo reprendié de este modo: I destino te ha derribado y no te pondré de pie ta cautela, oh perro det desierio, Un alfabeto convencional del oprobio define también a los polemistas. EI titulo 3eior, de omisin imprudente o inegular en el comercio oral de los hombres, es denigrativo cuando lo 490 JORGE LUIS RORGES—OBRAS COMPLETAS estampan, Doctor es otra aniquilacién, Mencionar tos sonetos rometidos por el doctor Lugones, equivale a mesirlos mal. para siempre, a vefutar cada una de suis metaforas, A la primera aplicacion de doctor, muere el semidids y queda ubs vano caba- lero argentino que usa cuellos postizos de papel y se hace rasurar dia por medio y puede fallecer de una interrupcién en las’ vias respiratorias. Queda la central © incurable fatilidad de -todo ser humano, Pero los sonetos quedan también, con musica que espera. (Un italiano, para despejarse de Goethe, emitid un breve artical donde no se cansaba de apodarlo il signore Wolfgang, Esto era casi una adulaciOn, pues equivalia a desconocer que no faltan argumentas aucéntices contra Goethe) Cometer un soneto, emitir articulos, El lenguaje es un reper- corio de esos convenientes destires, que hacen el gosto principal en las controversias. Decir que un literato ha expelido un libro 0 lo ha cocinado 0 grufido, es una tentacién harto ficils quedan mejor los verbos burocraticos © tenderos: despachar, dar cmso, expender, Esas palabras ridas se combiman con otras efusivas, ¥ la vergiienza del contrario es eterna, A una interrogacién sobre uit mattillero que era, sin embargo, declamador, alguicn inevitable- mente comunicé que estaba rematando con energia Ia Divtna Comedia. El epigrama no es abrumadoramente ingenioso, pero su mecanismo es tipico, Se trata (camo én tadios los epigtamas) de una meta falacia de confusidn. E) verbo remaiar (redoblado por el adverbio con energiay deja entender que el acriminado ser ¢6 un imeparable y sordkdo matillero, que su diligencia Gantesca es un disparate. El auditor acepta el argumento sin vacilar, porque nos lo proponen como argumento, Bien for- mulado, tendeia que negarle su le. Primero, declamar y subastar son actividades afines. Segundo, ia antigua vocacién de decla- mador pudo aconsejar ag areas del martiftero, por el buen cejercicio de hablar en ptiblico. Una de las iradiciones satirieas (no despreciada ni por Mace donio Fernindex ni por Quevedo ni por George Beard Shaw) ces la inversion incondicional de Jos términos. Segin esa receta famosa, el médico 5 inevitablemente acusado de profesar a contaminacién y la muerte; el excribano, de robar; el verdugo, dle fomentar Ja longevidad; los libros de invencidn, de adormecer © petrificar al lector; los judios errantes, de pardlisis; el sastre, ide nudismo; el tigre y el canibai, de no perdonay el suibarbo. Una variedad de esa tradicién es el dicho imocente. Por ejemplo: EL festejade catre de camparta debajo del cual el general gand la batalla. O: Un encanto et iiltimo film del ingenioso director René Clair. Cuando nos despertaron. ‘Ow método servicial es ef cambio brusco. Verbigracia; Un MISTORIA DE_LA.ETERNIDAD 421 javen sacerdote de to Bellexs, una mente advctrinada de hue helénica, un exquisito; un verdadero hombre de gusto (a ratén. ‘Asimismo esta copla de Andahicia, que en un segundo pasa de la informacién al asalto: Veinicinco patos Tene a sn {Rose qt ln vompa Be altar Repito Io formal de ese juego, su contrabando pertinar de arguments necesariamente coniusos. Vindicar realmente una casa y prodigar las exageraciones burlescas, las falsas caridades, las concesiones traicioneras y el paciente destlén, no son activi- ladles, incompatibles, pero si tam diversas que nadie las ha con- jjugado ‘hasta. ahora. Busco ejemplos itustres, Empenado en la demolicién de Ricardo Rojas, equé hace Groussac? Esto que copio y que todos los literatos de Buenos Aires han paladeado. Es asi cimo, verbigracia, despuds de oidas con resignacién, dos fo tres fragmentas en prosa ycrundiana de cierto mamotreto prebli- camente aplaudide por tos que apenas Lo han abierto, me con sidero autorizado para no seguir adelante, ateniendome, por hora, a los sumarios o indices de aguetle copiosa historia de to ie anginictmente nunca exits, Me refiere espeiabmente a in primera y mds indigesta parte de la mole (ocupa tres tomes de los euatro): balbuceos de indigenas o mestizas, ... Growssac, en ese buen malhumor, cumple con el mis ansioso ritual del juego satirico. Simula que lo apenan los errores del adversario (despues de oides con resignacién); deja entrever et especticulo de una clera brusca (primero la palabra mamotreto, después la mole); se vale de términos laudatorios para agredir (esa historia copiosa) en fin, juega como quien es. No comete pecados en la sintaxis, (que es éficaz, pero st en el argumento que indica, Reprobar un Jibro por el tamaio, insinvar que quién va a animérsele a ¢se ladsillo y acabar prolesando indiferencia por las zonceras de wnos ‘hinos y unos mulatos, parece una respuesta de compadrito, no de Groussac Copio otra celebrada severidad det mismo escritor: Sentiriamos que la civennstancin de haberse puesto en venta ef alegato det doctor Pitero, fuera un obsticuld serio para sw difusién, y que ‘ste sazonada fruto de un afio y medio de vagar diplomitica se limitara. a causar “impresin” en la casa de Cont. Tot no sttcr- deré, Dios mediante, y al menos en cuanto penda de nosotros, no se cuanpliré tart melancatico destino, Otra vex eb aparato de la piedad; otra vez la diablura de la sintaxis, Otra vex, también, 412 JORGE LUIS MORGES—OMRAS COMPLETAS lb banalidad portentosa de'Ta censura: reirse de los pocos intere- sados. que puede congregar un escrito y de su pausida cla boracién, Una vindicacin elegante de esas rniserias puede invocar Ia tenebrosa raiz de la sitira, Esta (segiin la mis reciente seguridad) se deriv de las maldiciones migicas de la ira, no de razona- tes. Es fz reliquia de um inverosimil estado, en que as lesiones hechas al nombre caen sobre el poseedor. Al dngel Sata- nail, rebelde primogénito del Dios que adoraron los bogomiles, Ig cercenaron la particula if, que aseguraba mt corona, su esplen- dor y su previsién, Su morada actual es el fuego, y su huesped Ja ira del Poderoso. Inversamente narran los cabalistas, que la simiente del remoto Abram era estéril hasta que interpolaron en, su nombre la letra he, que fo hizo capax de éngendrar, Swift, hombre de amargura esencial, se propuso en la crénica de Jos viajes del capitin Lemuel Gulliver Ia difamacién del gé- nero humano. Los. primeros —cl viaje a la diminuta repiblica de Lipa a Ja desmesurada de Brobaingnas son To. que Leslie Stephen admjte: un suetio antropométrico, que en nada rora las coniplejidades de muiestro ser, su fuego y su algebra. El tercero, el mis divertido, se burla de Ia ciencia experimental me diante el consabido procedimiento de la inversidn: los gabinetes destartaindos de Swift quieren propager ovejas sin lana, usar el hielo, para ia fabricacion de la pélvora, ablandar mérmol para’ almohadas, batir en, laminas sutiles el feego y aprovechar la parte nutritiva que encierra le materia fecal. (Ese libro inchuye también una, fuerte pagina’ sobre los inconvenicntes de Ja decrepitud,) El cuatro visje, et whtimo, quiere demostrar que las bestias valen.mas que los hombres. Exhibe wna virtuosa repi blica de caballos conversadores, mondgames, vale decir, humanos, con un proletariado ‘de hombres cuadripedos, que habitan en montén, escarban Ja tierra, se prenden de 1a ubre de las vacas para, robar Ja ‘leche, descargan su excremento sobre las otros. devoran_ carne corrompida y apestan. La fabula es contraprodu- cente, como se.ve. Lo dewés es literatura, sintaxis, En la conche- sin dice: No me fastidia el especticulo de un abogado, de un ratero, de wn coronel, de un tonto, de un lord, de un tahur, de sun politico, de un rafidn, Ciertas palabras, en esa buena enume- racién,, estén. contaminadas por las vecinas. Dos ejemplos finales. Uno es la, célebre parodia. de insulto que nos tefieren impravisé el doctor Johnson. Su expasa, eabaile- ro, con el pretexio de gue trabaja en un lupanar, vende gé- neras de conirabando, Otro es Ia injuria mds espléndida «+ conozco: injuria tanto més singular si consideramos que ¢s el iinico roce.de st autor con Ja literatura, Los dioses no consine HISTORIA DE LA. ETERNIDAD 425 lieron que Santos Chocano deshonrara el patibulo, muriendo en dl. Ahi esté vivn, después de haber fatigado la infamia, Deshonrar el patfbulo. Fetigar la infamia, A fuerza de abstracciones ilus tues, la fulminacion descargada por Vargas Vila rehusa cualquier trato con el paciente, y Jo deja ileso, inverosimil, muy secundario y pumiblemente inmortal. Basta te mencion mas tugaz del nombre de Chocano para que alguno réconstruya Ia: imprecacién, oscu- reciendo con maligno esplendor todo cuanto a él se refiere —hasta Jos pormenores y Jos sintomas de esa infamia, Procura resumir lo anterior. La sétira no es menos tonvencio- nal que tm dislogo cnire novies o que um soneto distingnido con fa flor natural por José Maria Monner Sans, Su método ‘la intromision de sofismas, su nica ley Ia simulténes inver cién de buenas travesuras. Me olvidaba: tiene ademas Ia obl gacion de ser memorable, ‘Agui de cierta réplica varonil que refiere De Quincey (Writ ings, onceno tomo, pagina 226). A un caballero, en una discusién teolégica © Hiteraria, le arojaron en la cara un vaso de vino. EL agredido no se inmuts y dijo al_ofensor: Esto, sefior, es una sidn, espero sit argumento, (Fl protagonista de esa réplica, un doctor Henderson, falleci6 en Oxford hacia 1787, sin dejarnos ‘otra memoria que esas justas palabras: suficiente y hermosa in- ‘mortalidad.) . Una tradicién oral que recogt én Ginebra durante los tltimos afios de la primera guerra mundial, refiere que Miguel Servet Aijo a los juccés que lo hablan condenado a la hoguera: Arderé, pero ello no es otra cosa que un hecho, Ya seguisemos discutiendo ‘en la eternidad, Aérogut, 1933.

También podría gustarte