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A TRABAJAR SE VIENE MOTIVADO Y LA ROPA SUCIA SE LAVA EN CASA, recomendaciones

que todavía se escuchan en algunas organizaciones, públicas y privadas, no se sabe si


también en las de sello o escarapelas de lo SALUDABLE. El trabajo sigue teniendo un
papel central en la vida familiar, y hubo un tiempo que la ropa de trabajo con
cancerígenos (entonces sospechosos) se lavaba en casa, quedando prohibido con el Real
Decreto 665/1997, pero otros contaminantes laborales como los factores de riesgos
psicosociales (¿tóxicos?) y sus consecuencias (el daño mental) siguen afectando a la
familia, y en estos tiempos recurrentes y abusivos dando la matraca, la promoción de la
salud mental laboral y el papel de la familia deberá ser revisado. Las familias sufren el
daño mental y la enfermedad del integrante afectado, sin que la “contaminación” por el
acoso o por el estrés, (washing machine warning) sea tratada por la prevención e
intervención de la Psicosociología. La Nota (780) del INSST sobre el programa de ayuda
al empleado (PAE) la define como: “una herramienta de protección y promoción de la
salud de los trabajadores de aplicación individual y complementaria de otras actuaciones
colectivas destinadas a la creación de entornos seguros y saludables”, y entre sus
características está: La atención a todos los empleados y los familiares que conviven en
el mismo domicilio. El PAE (EAP en la NTP) deberá intervenir tanto a aspectos laborales
como personales/familiares.
El hogar, lugar compartido con la familia puede ser un espacio de trabajo (teletrabajo,
digital o trabajo en casa, manual), el trabajo puede estar a horas de la casa (menos
tiempo de recuperación y de presencia en casa) o varias horas de vuelo de la mina o la
plataforma petrolífera (semanas separado de la familia) pero las consecuencias de la
relación espacial y temporal entre el trabajo y la familia son una evidencia de la
complejidad de la prevención de los riesgos psicosociales, presente en el trayecto y con
continuidad de ida y vuelta tras la salida y el retorno. Términos como desconexión digital
(desconectar; de toda la vida), conciliación trabajo-familia o conflicto familia-trabajo (o
ellos o nosotros), síndrome del marido intermitente o del padre ausente, etc., tienen en
común elementos que remiten al equilibro trabajo-vida o a la realización de la vida
laboral y personal. Claro que, hablar de equilibro nos lleva a la viejuna e idealista (no
realista) propuesta sobre la SALUD por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1948)
también conocida como definición tentetieso o compensatoria de la OMS: un estado de
completo bienestar (¿normalidad de la salud?) físico, mental (insistencia, tabarra, etc.) y
social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. ¡Qué linda!
Y además de la doble o la triple tarea, algunas sentencias han reconocido el riesgo de la
mujer con importante carga de trabajo y responsabilidad (ama de casa) para acabar
“contaminada”, y si añadimos el papel de cuidadora habrá un mayor riesgo de padecer
enfermedades físicas y sobre todo mentales, con la cronificación y proyección del conflicto
laboral que puede conducir a la desintegración de la familia. La familia es la primera en saberlo
y sin una adecuada gestión, su apoyo tiene una limitada resistencia. Y la violencia conyugal que
puede ocasionar los procesos de enfermedad mental deberá ser con las otras posibles formas
de violencia gestionadas por la empresa, proceso conocido como efecto “búmeran” de los
riesgos psicosociales mal tratados o eludidos.
Pero no todo lo que se trae del trabajo y sus consecuencias implican un reconocimiento,
aceptación y comprensión por la familia, puede haber discrepancias, interpretaciones o
en caso de acoso, aumentar el sentimiento de culpabilidad, ante la terrible pregunta:
¡Algo habrás hecho para que te acosen ¡
Los conflictos entre los miembros de la unidad familiar, como los que existen entre
trabajo-familia y trabajo-vida son consustanciales con los roles de la vida familiar o
personal. Cuando se intenta pasar de largo sobre lo cotidiano no resuelto (¡AY!, cuanto
dolor) a través de indicios del imprevisible futuro, la AI (inteligencia artificial) solo
representa un buen negocio para quienes están al negocio de la prevención y rehúyen
lo fundamental en SST.

La teoría de las 8 horas para el trabajo, 8 para la familia y 8 para el descanso es otro
equilibrio anecdótico frente a la diversidad de la realidad. El derecho laboral de 40 horas
en la semana de 5 días es lo legal y la realidad es tan distinta y difícil de aprehender como
la obligación de hacer horas extras y no reconocerlas, el tiempo pasado ante la maquina
café, el empleado en los desplazamientos, o quienes disfrutan del trabajo rayando la
adicción, trabajadores autónomos con largas jornadas, o emprendedores (eufemismo)
con contratos psicológicos basados en valores y expectativas. Hay en todo caso
desequilibrios que repercuten en las relaciones familiares, sociales y también en el
tiempo de descanso o de recuperación, afectando al rendimiento, a la calidad y a la
seguridad.

A pesar de todo hay movimientos actuales, como la renuncia silenciosa, que apuestan
por hacer exclusivamente el trabajo de las 8 horas por las que te pagan, rechazar
cualquier tarea extra y renunciar a aquellas funciones no incluidas en el contrato o en la
descripción de puestos, cuando existen; las consecuencias son previsibles y las
alternativas llenas de incertidumbre, y la vida sin un trabajo puede ser peor que con un
mal trabajo.
Si algo va mal en el trabajo (para cualquiera de los miembros, progenitores o hijos) la
familia será la primera en detectarlo, en saberlo y en padecerlo, y por eso debería ser la
primera en intervenir. La salud mental laboral (me niego a meterlo todo en el paquete
demagógico de la SALU MENTAL) requiere la colaboración de todos los implicados,
familia y empresa, especialmente las serias (cumplen con la legislación) que evalúan sus
reisgos psicosociales e intervienen, y no las (chulis-cuchipandis) aparentes de frutas,
deporte, resiliencia y charletas de V. Scuter o Puchi el cirujano.
Obtener la ayuda que necesitan lo más anticipadamente posible es el objetivo para
actuar por la salud mental en el trabajo y la familia, el daño metal precursor de la
enfermedad mental afecta a todos los miembros de la familia. Tras la verbalización
interna, asumir y asimilar el problema es necesario detectar signos y síntomas de
deterioro salud psicológica y promover formas de apoyo desde la familia. La ayuda
familiar es un primer paso para que sea el Sistema público de Salud Mental en los centros
de Atención Primaria o la Vigilancia de la salud en los Servicios Propios de Prevención o
en los SPA quienes coordinadamente con los técnicos especialistas en Ergonomia y
Psicosociología Aplicada intervenir para eliminar el factor de riesgo y acompañar a la
persona en su vuelta al trabajo después de la baja o IT. Una empresa que considere la
gestión RPS desde una perspectiva legal, representativa, participativa y holística que tiene en
cuenta todos los problemas a nivel individual, organizacional o social, asociados con la
organización del trabajo y la relaciones personales, es una empresa que apuesta en serio por la
salud mental, independientemente de los premios o medallas que haya recibido desde lo
saludable, los sellos o las acciones de márquetin (marketing) externo tan socorridas para
blanquear las carencias más básicas establecidas por la normativa en prevención de los riesgos
psicosociales.

Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera. (León
Tolstoi)

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