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Indice Prélogo . Introduccion 1. La construccion de la identidad 1.1, Una propuesta del desarrollo en la obra de Moreno .. 1.1.1. La espontaneidad .......0000 1.1.2. El desarrollo como proceso de preparacién 0 ‘atemperacién” 1.1.3. El otro en el proceso de desarrollo y construccién de la identidad 1.1.4, La relacién como un proceso complejo de aprendizaje ..... 1.1.5. La matriz de identidad: un lugar para el nacimiento y el crecimiento del sujeto psiquico .. 1.1.6. Los roles como resultados y organizadores de la travesia por la matriz de identidad .. 6 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: 'a cura por ta ay | a alegria 1.2. Complejidad de las relaciones: Una propues, una propuesta ontolédgica, segtin J. Fonse¢. 1.2.1. Del no ser psiquico al Sujeto psiquico 2 €Volutiva, a Filho 1.2.2. De sujeto de la relacién a suj a 7 “eto en las 1.3. Las necesidades infantiles ...... Pelaciones 30 13.1. La vida es bella 0 enloguecedong 32 32 1.3.2. ¢Qué necesita un nifio para su crecimiento emocional? veces 1.3.3. Dolor interpersonal y heridas intrapsiquicas 1.4, La identidad a través del desempefio de roles: teoria de los chisters de D. M. Bustos Psicodrama y técnicas psicodramdticas ... 2.1. Definicién de psicodrama oc... 2.2. Dramatizacién: gcémo y cudndo dramatizar con nifios 2.3. Juegos dramaticos 2.4 Técnicas psicodramaticas 2.4.1. La técnica del doble 2.4.2. La téenica del espejo vss 2.4.3, Cambio o inversién de roles 2.4.4. Técnica de concretizacién 2.5. Monodrama . 2.6. Psicodrama individual ain Klitines 62 27. Psicoterapia psicodramatica bipersonal ... " Psicod; ie ithe . “tcodrama y proceso psicodramitico ... 6 3.1, La sesién de psicodrama 3.1.1. Los tiempos en la sesién de psicodrama: caldeamiento inespecifico, espectfico, 65 ramatizacién y compartir ... “67 3.1.2. In ‘strumenios bdsicos del psicodrama 4, Teorta de la cura en psicodrama... indice | 3.2. Psicodrama con nifios: la se: con nifios ... 3.2.1. glis el psicodrama el tratamiento de eleccién: 3.2.2. j(Qué informaciin deben tener los padres y el nifio sobre el tratamiento? 3.2.3. ¢Qué debe saber el nifio? .... 3.2.4 ;Cémo se organiza un grupo de nifos? 5, ¢Quién constituye el equipo terapéutico? 3.2.6. La sesién de psicodrama .. sién de psicodrama 4.1. ‘Teorfa de la cura en psicodrama 4.2. La cura de la realidad traumatica 4.2.1. Psicodrama con menores que han sufrido abusos sexuales 4.2.2. Psicodrama para ayudar a la revinculacién de los nifios con familias adoptivas 4.2.3. Cémo usar el psicodrama en grupo con menores institucionalizados . 4.2.4, Lo comin de las intervenciones frente a la realidad traumitica 4.3. La cura de la fantasfa 5 . Elaislamiento al servicio de la psicosis 0.0.0 5.1. Descripcién del caso ... 5.2. Proceso terapéutico: sesiones d 5.2.1, Mi dtomo sociallfamiliar 5.2.2, QUIEN SOY YO sorserrrerrerrererees 5.2.3, Los agujeros negros de la alegria . 5.2.4. “Tengo un hueco justo detrds de la puerta Mi aislamiento « 5.2.5. Para mi es mi mejor amiga eQuién soy yo para ella?.. 5.2.6. La muerte de mi gato Nor Je tratamiento La confusion relacional 7 79 79 81 82 84 88 92 93 97 97 102 103 105 108 109 111 114 8 6. | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la Alegria Los aliados de la pena ......... 6.1. La inhibicién: Andrea, el bebé que no queria cre 6.1.1. Descripcién del caso 6.1.2. Proceso terapéutico. 6.2. La autoagresién: Matilde, o dime cémo m 6.2.1. Descripcién del caso 6.2.2. Proceso terapéutico. jones de tratamiento un 137 El poder de la arrogancia: no voy a ser vuestro deseo 155 7.1. Descripcién del caso 155 7.2. Proceso terapéutico: sesiones de t 159 7.2.1. Mis enfados .... 160 7.2.2. Lo que les duele a ellos me hace daiio también ami. 160 7.2.3. Pedir perdén es humillante « 162 7.2.4, No voy a ser vuestro deseo . lot 7.2.5. La vida tiene grises . 167 Cuando la obsesién me invade: ; tengo que ser perfecta .... 169 8.1. Descripcién del caso .. ie 8.2. Proceso terapéutico: sesiones de tratamiento 5 8.2.1. Mi agobio: “Un dia en la vida de Gustan Wy 8.2.2. Haciendo otras cosas .. 8.2.3. Mi método contra las ob: ducha, ya no se puede comprobar mds” 8.2.4. Este enfado es mio ... 8.2.5. Puedo equi i} ‘quivocarme y no pasa nada " 8.2.6 “Echara volar” oe 188 La i, i 87 *Ncapacidad: aunque crezca, soy pequeno dB 9.1. Desctipcién del 187 9.2. Py eso 190 indice | 9 - Confianza versus detector de bittios ...., 191 2. La muerte de mi abuela: ‘Papé no lord, gedmo iba a lorar YO?” casas 193 9.2.3. Por dentro y por fuera: “Soy el mds pequeno de toda la familia” occu WIS 9.2.4. Crecer es hacerte mayor y resolver tus problen mus. 196 10. La sobreactuacién: el mundo no estd pendiente de mt 201 10.1. Descripcién del cas 201 10.2. Proceso terapéutic iones de tratamiento . 204 10.2.1. Las relaciones tormentosas de Julidt visssse, 204 10.2.2. La intensidad emocional. Este mundo no me viene bien . 208 10.2.3. Mi sueno horrible 209 10.2.4. Me pasa de todo y no me pasa nada de lo que Me PASA.ssiseccccssssssseeesssseisesseesivies 212 11 + Aprender con los iguales .ussssssssosseeeeiirsvees 215 11.1. El complejo fraterno a través de los celos: Hablo como un bebé. Andrés 215 11.2. Aprender a compartir: No quieren jugar conmigo. Cayetan: 219 11.3. El valor sano de competir: ;Cul es mi riers 223 La carrera de Sergio ... 11.4. La rivalidad, vivida como el mal de tus iguales. Elena .. 12. El terapeuta de niiios... 233 12.1. Un cuento para terapeutas de nifios 233 12.2. Qué cualidades debe tener un terapeut 237 12.3, Relacién paciente terapeuta: la relacién que cura, Ja cura por la alegrfa 1 239 12.3.1. ¢El camino que ha de recorrer el nifio con 339 al terapeuta? .. 10 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegria 12.3.2. :Qué roles desempena el terapeuta en ese camino hacia la vida? seseeue 24 12.3.3. 3Cémo desempenia esos roles el terapeuta? ., ae 12.4, Cuando el terapeuta es la técnica UG Epilogo: no hay nada mds sblido que la ternura 247 Bibliografia.. 249 i La construccioén de la identidad La evolucidn consciente por medio del entrenamiento de la espon- taneidad abre una nueva perspectiva para el desarrollo de la raza hu- mana (Moreno, 1934: 86). 1.1. Una propuesta del desarrollo en la obra de Moreno Moreno, en la medida en que crea una teoria de la terapia, necesita tener una concepcién del hombre y de su desarrollo: Se necesita una teoria de la personalidad y, especialmente, una teoria del desarrollo infantil, que concuerden mejor con las dimensio- nes del estudio a que esti dedicado un ntimero cada vez mayor de psi- célogos de la nifiez, psicdlogos sociales, psicoanalistas y terapeutas (Moreno, 1961: 86). 1.1.1. La espontaneidad La originalidad del planteamiento de Moreno radica en el lugar donde pone el foco de su explicacién. Bs conocedor de la psicologia infantil y del modo en que se expresa el desarrollo y el crecimiento del nif | 18 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegri ia En el pasado se colocé el énfasis en la desctipcién ¢ cuanto organismo individual, mostrando cémo evolucion; lel bebg una personalidad psicolégicamente indiferenciada hacia me diferenciada (Moreno, 1961: 86). Pats go atti q una mas y nig Se distingue de otros modelos evolutivos en dos aspectos esene} El primero es que su interés no se centra en el estudio del défi carencia, de la limitacién, sino en el estudio de los recursos con Io le la cualquier ser humano accede al mundo. El segundo, la importancia que para él tiene el “contexto” en el desarrollo de esas capacidades, alien, deja de ser un contexto humano, un lugar entre seres humanos, de scotia rechazo a ese proyecto de crecimiento y desarrollo. a Es pertinente estudiar al nifto desde la plataforma de los més ele. vados ejemplos concretos de realizacién y expresién humanas. [. ‘J Hay otro aspecto olvidado en la descripcién del desarrollo del nifio, la mayor profundizacin de términos tan generalizados como medio am- biente, situacién 0 campo. A menudo se deja de incluir a los problemas mas profundos que hay bajo estos términos. Por ejemplo, la parte cen- tral dentro de los ambientes o campos son los organismos individuales en interaccién. Es importante saber como interactuan estos organismos individuales, y particularmente como interactiia el nifio con otros orga- nismos individuales. Es la enfatizacién y el estudio de estos problemas mas hondos del desarrollo infantil lo que las teorias sociométricas y de la espontaneidad han traido a primer plano e intentado resolver (Mo- reno, 1961: 87-88). {Cual es el motor que guia al nifio en su desarrollo? {Qué nombre se puede poner a la cualidad que permite que el nifio crezca en un ambient para él desconocido y desafiante? La respuesta de Moreno a estas pregun- tas es la espontaneidad: Al nacer, el nifio se traslada a un conjunto de relaciones total extraiio. A esta respuesta de un individuo ante una situacion nue d nueva respuesta a una situacién vieja la hemos Iamado espontann [...], tiene que existir un factor con el que la naturaleza ha provisto gene rosamente al recién venido, de modo que pueda desembarcar sano Lio tablecerse, por lo menos provisoriamente, en un universo deseone (Moreno, 1961: 89). te consirucci6n de la identidad | 19 1.1.2. El desarrollo como proceso de preparacién o “atemperacién” Moreno participa de una concepcién del desarrollo por etapas. caracteri: tica comtn a los modelos de psicoterapia mas influventes. ‘Las caps tienen su zona fisica privilegiada facilitadora de la imeraccién per a secuencia evolutiva es una secuencia de modos de relacionarse “un aprendizaje relacional” a partir de necesidades pautadas biolégicamente Moreno esta creando una concepcién del hombre en relacion, una concep- cién donde la identidad se desprende del otro a través de una secuencia cada vez mas compleja de relaciones: Cada proceso de atemperacién tiene un foco, tiende a localizarse en una zona. en cuanto a su locus nascendi [...]. la zona es un area de la que son factores integrantes, por ejemplo, la boca, el pezén del pecho de la madre, la leche y el aire entre ellos. Siempre que estos componentes coinciden en un foco, la zona entra en accion (Moreno, 1961: 97). El sujeto psiquico no ha nacido, esté diseminado a través de zonas de interaccion por medio de su cuerpo en accién; el nacimiento de la identi- dad es el resultado de un largo viaje, donde la integracién de lo desunido termina dando al nifio la conciencia de poseedor de las distintas, y mu- tuamente desconocidas, partes de si mismo. A medida que el nifio crece estructuralmente [...], ciertas zonas, que han sido comparativamente separatistas, comienzan a interactuar mas, y producen una cadena de zonas 0 segmentos corporales. [...] El nifio comenzara a identificarse con una amplia zona del cuerpo en una oportunidad, con otra zona en una ocasion distinta, no sabiendo que en realidad estan unidas, y lejos atin de descubrir que algun dia él sera considerado su poseedor individual (Moreno, 1961: 99). 1.1.3. El otro en el proceso de desarrollo y construccién de la identidad ”, necesita un ‘0, sin organizador, sin “yo’ s. Este Un organismo sin sujeto psiquic' “yo”, 0 después complete sus limitacione: “otro” que inicialmente supla y 4 je interaccion es el primer “psiquismo individual” por indiferencig cion, por indiscriminacion. Moreno eee el rermino YO auxiliar, que 7 driamos introducir en este momento de lesarro| lo, como “un otro cindible que auxilia y construye el yo a través de la relacién”, Desde el punto de vista del nifio, los yoes auxiliares aparecen mo extensiones de su propio cuerpo, mientras es demasiado debits inmaduro para producir esas acciones por su propio esfuerzo. Le deben ser proporcionados por el mundo exterior; la madre, el padre o la no. driza. A una extensién del propio yo, necesaria para vivir adecuada. mente y que debe ser provista por una persona sustituta, la hemos [Iq. mado yo auxiliar (Moreno, 1961: 99). 20 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegria lugar di impres. {Qué funcién cumple el yo auxiliar en su relacion con el nifio? Si con- sideramos los momentos iniciales de la vida de un nifio, podriamos pensar en el infinito repertorio de conductas que se espera de un progenitor. Pero si nos centramos en los roles como organizadores de infinitas conductas, podriamos decir que el “yo auxiliar” tiene que desempefiar su rol; un ver- bo es un modo facil de entender el rol en accién, cuidar, alimentar, prote- ger..., pero “un buen yo auxiliar”, un buen coconstructor del psiquismo infantil tiene que aprender a “leer” las necesidades del nifio para que su rol se adectie a esas necesidades. El exceso o defecto en el modo de desempefiar los roles por parte de los yoes auxiliares, padres, cuidadores, tutores... sera el punto de busqueda en el que nos detendremos para expli- car las fragilidades y las fracturas del psiquismo infantil. La madre tiene dos funciones: una es la de actuar el papel de una madre adecuadamente; la otra es Ja de adquirir una imagen clara de las necesidades y ritmo del nifio para poder atemperarse a sus exigencias, con el fin de ayudarlo a funcionar adecuadamente (Moreno, 1961: 99). res a las necesidades del otro conlleva en el yo auxiliar, progenito- mismo {C1cS; Lutores, un proceso en algunas ocasiones dificil para ellos Ss: “pensar al otro como alguien diferente a nuestro propio deseo 0 nuestra propia expectativa”, precast ee sua) produce una imagen mental de su hijo en el e da alimento ( » Pero a su vez el nifio participa también en el acto como tomandolo en a ease © pecho, manos de Ia madre, etc.), ast hijo es un compuesto d ora. La imagen mental que tiene la madre de su © Imagenes auxiliares. Estas imagenes son a menu- La construccién de Ia identidad | 21 do suscitadas por sentimientos de temor de que el nifio no esté suficiente mente alimentado, y la madre sera inducida por ello a prolongar el ti mo de nutricin més alla de las necesidades del nifio (Moreno. 1961: 01) Recuerdo haber entendido el sufrimiento desgarrador de ima madre que no podia dar el pecho a su hijo. Su hijo tenia un desarrollo absoluta- mente sano, pero ella no podia dejar de “maltratarse” por no haber sido la “madre ideal y deseada que le hubiera gustado ser para su hijo”. Este do- lor evitable supone un proceso de aprendizaje relacional, también para la madre, que consiste en aprender con su hijo en un proceso de mutua cola- boracién, desde diferentes roles. Si la madre es capaz de ver a su hijo, facilitara su desarrollo; si no es asi, “el crecimiento, el desarrollo del me- nor”, sera una (itanica lucha tanto para la madre como para el hijo. 1.1.4. La relacién como un proceso complejo de aprendizaje Aunque sostenemos con firmeza la propuesta teérica “en el origen fue la relacién” (Buber, 2002: 36), hablar de relacion conlleva diferentes niveles de complejidad. Esa complejidad vendra marcada por su rol como partici- pante 0 como observador de la misma, y la capacidad para poder “com- prender” y “representarse” la relacién como un “objeto de conocimiento™ en si misma, alejada de sus protagonistas. Si bien entendemos que este proceso viene pautado por el propio desa- rrollo biopsiquico del sujeto, seria inducir a error por nuestra parte trans- mitir que termina a partir de una edad concreta o periodo del desarrollo. Pensamos que este proceso siempre estara inacabado y, como la vida, siempre es un aprendizaje por hacer. | Moreno pauté el proceso relacional deteniéndose en las conquistas que se necesitan en cada una de las cinco etapas que propuso, haciendo hincapié en los logros que se consiguen en cada una de ellas. bases psicolégicas para todos para fenémenos tales como la ia (Moreno, Estas cinco etapas representan las los procesos de desempefio de roles, ¥ imitacién, la identificacin, la proyeccién y la transferen 1961: 102). se caracteriza por la indiscriminacion, la identidad es La primera etapa rai de diferenciacion. la completud por ausencia jorapia con nilios Y psicodrama: la cura por la alegrig 22 | Psicot La otra persona es una parle del nifo, formalmente esto ( espontinea identidud del niflo (Moreno, 1961; 102), lq complet y ne marcada por la capacidad de Feconocimig Mo, a fa discontinuidad entre to extern YI La segunda etapa viene n rerreconocimiento, que Itc! : un prerrecone interno. su atencidn en |; Cons te en que ef nifo concentra parte de él (Moreno, 1961: 102). 4 otra y extrany tereera etapa, muestra la diferencia entre el actor y la Accidn, las i : , cosas empiezan a I margen de la accién que se realiza, eg ef primer esbozo de reconocimiento de si mismo y del otro separados, Consiste en que separa a la otra parte de la continuidad de la eXpe- ja fuera a todas las demas partes, incluyéndose a si mismo riencia y dej (Moreno, 1961: 102). La cuarta etapa supone la capacidad de representar(se) al otro, colo- carse en el lugar del otro y representarselo como alguien diferente a si mismo. Consiste en que el niiio se ubica activamente en Ia otra parte, y re- presenta su rol (Moreno, 1961; 102). Y, por itltimo, la quinta etapa conlleva el mayor nivel de dificultad, aprender cémo se relacionan otras personas entre si. Moreno hace énfasis en el logro que supone ser capaz de colocarse en el lugar del otro, la ma- yor adquisicin de mi identidad viene de la mano de reconocer Ia identi- dad de los demas, Consiste en que el nifio representa el rol de la otra parte respecto 4 Ta aPersona, quien a su vez hace su rol. En esta etapa, la inversion “ “identidad es completa (Moreno, 1961: 102). sie ren a relacionarnos fuera una labor exclusivamente ae pensamiento food cuando nuestras competencias intelectuales, ea tuando entre si, ‘ 40s permitiera imaginar al otro y a los otros fa ‘ la realidad 5 i ul leramos aprendido a relacionarnos. Nada mas !¢) t » €© la patologia y, en casos extremos, de la locura. Repres® la consiruecién de la identidad | 23 tarse al otro en relacién es un aprendizaje que se construye desde el bie- nestar 0 el suftimiento, desde la serenidad o la inseguridad, desde cl cui- dado o desde la desproteccién... Desde multiples lugares vividos con los que nos hemos encarnado y construido; por eso el proceso de aprendizaje relacional nunca es una adquisicién acabada. 1.1.5. La matriz de identidad: un lugar para el nacimiento y el crecimiento del sujeto psiquico Para Moreno, la identidad es el resultado de un camino que se ini una “matriz social de identidad”, que desempeiia una triple funcién: La matriz de identidad, es la placenta social del niffo, el “locus” en el que arraiga. Este le da seguridad, orientacién y guia (Moreno, 1961: 105). Mientras el sujeto permanece en este universo psiquico no discrimina- do, la realidad es tan absoluta como indiferenciada, pero el crecimiento biopsiquico conduce al reconocimiento de la diferencia y la incorpora a través de la frustracion, a través de la toma de conciencia de la necesidad que supone la aceptacion de la incompletud: EI primer universo termina cuando la experiencia infantil de un mundo en el cual todas las cosas son reales comienza a diferenciarse en fantasia y realidad. Se desarrolla ripidamente la concepcion de imagenes y comienza a tomar forma la distincidn entre cosas reales y cosas imaginadas (Moreno, 1961: 105). En este momento del desarrollo, solo hay un sujeto existente, sin con- ciencia de su existencia, no hay recuerdo ni autoobservacién. importantes del primer universo es la am sterior nientos Una de las nesia total [...}, para que el sujeto pueda recordar en una fecha po Jo que ha tenido lugar durante el acto debe registrar los acontec! a medida que se desarrolla el proceso de atempel cin para el ac ta porcidn de su yo debe apartarse en calidad de una especie de observa~ dor participante interno, y registrar los hecho: .}, ese observador par ticipante interno no ha aparecido. No se ha establecido, porque todas las partes del sujeto estaban incluidas en el acto (Moreno, 1961:107). 24 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegr gria Este universo inicial pasara por dos fases: la primera, “peri identidad total”, adiacritica e indiferenciada; y una segunda ‘lord? te acion cuenta con una limitaci6n, la capacidad de separar “loi la dite. sofiado, lo deseado, de lo “evocado, lo actuado, lo realizad 'magina. dos momentos son los dos primeros esbozos de Ia identidad del a Parece que e7 su primer universo el nifio pasa por dos peri . el periodo de la identidad total, en el cual todas las cosa el sonas y objetos, él mismo incluido, no son diferenciados como tiles, experimentados como una indivisible multiplicidad. El segundo pesindy es el de la identidad total diferenciada 0 de la realidad total diferenciada en el cual los objetos, animales, personas y, finalmente, él mismo se han diferenciado. renci do, lo primero es Pero todavia no se establece ninguna diferencia entre lo real y lo imaginado, entre lo animado y Jo muerto, entre las apariencias de las cosas (imagenes en el espejo) y las cosas tal y como son realmente (Moreno, 1961: 111). cién de la identidad supone aprender la El siguiente paso en la adquisi lo imaginado y lo realizado. Es el diferencia entre lo deseable y lo posible, camino que marcara la diferencia entre el conocimiento de mi capacidad y mi limitacién. Moreno nos dice que el segundo universo, el segundo gran momento evolutivo, supone la separacién entre la fantasia y la realidad. Pero también plantea la necesidad de que el sujeto psiquico transite por ambos lugares, “la fantasia y la realidad”, de tal modo que la primera pue- da ser la fuerza que impulsa, y la segunda la que nos dota de los medios para que la fantasia se convierta en fuente de satisfaccion. Desde esti dialéctica interactiva se accede a la realizacién de descos ¥ a la salts cién en la vida. La brecha entre la fantasia y la experiencia de la realidad, en u" determinado punto del desarrollo infantil, con el comienzo de un do universo”, la personalidad queda normalmente dividida. ie problema no consiste en abandonar ef mundo de sia en beet cio del mundo de la realidad 0 viceversa, lo que &s Pp! amente im- posible, sino mas bien en establecer medios que le permitan al indivr duo alcanzar un pleno dominio de la situacion. viviendo en ambas Vi pero capaz de trasladarse de una a otra. Dado que ningiin individue puede vivir permanentemente en un muni real o en wre enteramente imaginario (Moreno, 1961: | 15). fant do enteramente la construccién de la identidad | 25 La realizacién de los deseos desde esta concepcidn interpersonal se juega en la interaccion con el otro, quicn se convertiré en figura de apoyo y crecimiento, desde la satisfaccién y la insatisfaccién que conllevan ie propias limitaciones. Este proceso de interacciones, parcialmente satistac- torias y parcialmente insatisfactorias, es un juego de frustracién y Satis- faccion que Moreno define como “interpolacién de resistencias”, _ La funcién de la realidad opera mediante interpolaciones de resis- tencias que no son introducidas por el nifto, sino que le son impuestas Por otras personas, por sus relaciones, por cosas y distancias en el e: pacio, y por actos y distancias en el tiempo. La funcién psicodramatica o de la fantasia esta libre en estas resistencias extrapersonales, a menos que se interpol la propia resistencia (Moreno, 1961: 115). Este proceso no estara exento de dificultad y sufrimiento, pero ademas apunta una meta nunca mas alcanzable, conseguir ese lugar de completud vivido en la infancia; donde las propias limitaciones nos hicieron sentir que habitabamos el mejor de los mundos posibles, y el otro, el dador y protector de nuestras necesidades, solo era una prolongacién de nosotros mismos. EI nifio vivira en dos dimensiones al mismo tiempo, una real, otra irreal, sin ser perturbado por la divisién, o puede ser que las dos sen- das, A y B, tiendan de tanto en tanto a reunirse, a restablecer el estatus original [...]. Mientras vive, el hombre trata de soldar la brecha origi- nal, y, debido a que no lo consigue, la personalidad humana, hasta en sus ejemplares mas integrados, tiene un matiz tragico de relativa im- perfeccion (Moreno, 1961: 116). 1.1.6. Los roles como resultados y organizadores de la travesia por la matriz de identidad 1 francesa que se introdujo n Grecia y también taban escritos en rollos y intentaran recordar su El rol es originalmente una vieja palabra en el inglés medieval, se deriva del latin “rotul en Ja antigua Roma, los papeles en el teatro leidos por los apuntadores para que los actores parte, de memoria (Cukier, 200 27), Moreno recurre al concepto de rol inicialmente en un dmbito social y cul- sicologica”. El rol surge de las matri- tural, al que afiade su dimensién “p: 26 | Psicoterapia con ninos y psicodrama: Ia cura por la alegrig ces en las que la relacion se desarrolla, y se convertira en organizad, la red de relaciones de las que el sujeto tomara parte a lo largo de say de En funcién del paso por las diferentes matrices que el sujeto atravie. Vida, derivan los roles en los que participa. Moreno los clasitica en tres oa se En el periodo de identidad total, el sujeto es una unidad “biopsiquica” separada, por Jo que su modo de estar en el mundo es a través del deen pefio de roles que denomina “roles psicosomaticos”. A la segunda etapa, la identidad total diferenciada, corresponde que el sujeto adquiera, aunque de forma incipiente, conciencia de lo que es y de lo que imagina, en tanto que su imaginacion también forma parte de su identidad. A los segundos los denominara roles sociodramaticos, y a los ultimos psicodramiaticos, Utilizando sus propias palabras, Moreno (1961) nos dice: De la brecha entre realidad y fantasia, surgen dos nuevos conjun- tos de roles. Mientras aquella no existia, todos los componentes reales y fantasticos estaban fundidos en una serle de roles, los roles psicoso- maticos. [...] Pero de la divisién del universo en fendomenos reales y ficticios surgen gradualmente un mundo social y un mundo de fantasia, separados del mundo psicosomitico de la matriz de identidad. Emer- gen ahora formas de representar roles que relacionan al nifio con per- sonas, cosas y metas en el ambiente real, exterior a él, y a personas, iores (p. 119). [.-.] Des- objetos y metas que él imagina que son exteri pués de establecerse la ruptura entre fantasia y realidad, los roles soci les y psicodramaticos, hasta ese punto mezclados, comienzan a dife- rse. Los roles de la madre, el hijo, la hija, el maestro, etc., son ficaciones de co- las llama roles renciat denominados roles sociales y separados de las personi sas imaginadas, tanto reales como irreales. A estas se psicodramaticos (p. 121). 1.2. Complejidad de las relaciones: una propuesta evolutiva, una propuesta ontolégica, segun J. Fonseca Filho Hace ya muchos aftos que se ve en el trabajo de J. Fonseca Filho la cont nuaci6n de la teoria evolutiva de J. L. Moreno. De un modo reconstructive nos muestra la complejidad de las relaciones. De modo reconstructive la medida que los psicoterapeutas creamos teoria y técnica a partir de © clinica. La clinica es el suftimiento que abordamos con nuestros pacien: la construccién de la identidad | 27 tes, su vivencia, su recuerdo; y su particular modo de entrelazar esto con gus sentimientos nos muestra “sus conflictos y su historia”. Nuestra limi- tacidn, est4 en nuestro objetivo, “la cura”, partimos de la comprensién del sufrimiento y acabamos en el reconocimiento de patrones comunes en diferentes personas. El esquema que pasaré a describir a continuacién, a pesar de estar pasado en Moreno y Buber [...], obedece mas a una reflexién clinica que a un estudio directo sobre el nifio (Fonseca Filho, 1980: 80). Moreno nos explicé el aprendizaje de la relacién en cinco etapas, en las que de forma sucinta nos dice que el nifio, desde el desconocimiento de si mismo y del otro, en su primera adquisicién pasar a reconocer que se relaciona con otro diferente a él, otro que actiia de un modo distinto al suyo y tendra que aprender como “se implican mutuamente”.| La ultima adquisicién conlleva el mayor grado de complejidad relacional, “aprender relaciones en las que no participa”, pasar a ser el observador no partici- pante y comprensivo de modos de relacion entre otros. Este proceso relacional se puede ir desmenuzando, de tal modo que la primera gran etapa de Moreno, donde tiene que aprender a reconocerse como alguien diferente del otro y al otro de si mismo, recorreria los si- guientes momentos evolutivos: 1.2.1, Del no ser psiquico al sujeto psiquico El primer paso de este camino evolutivo parte de la indiferenciacion “identidad yo-tu”. En nuestras palabras, no hay sujeto psiquico, hay un lugar comin coexistente tanto en la gratificacion como en la frustracién, en el bienestar como en el malestar, donde ambos son experimentados como absolutos y de forma dicotémica, no integrada y no integrable des- de roles asimétricos, como explicaremos en detalle en la teoria de los clisters, El nifio, en esta fase, esta conducido por mecanismos interoceptivos. Cuando siente frio, hambre o dolor, Hora. El “mundo” se encarga de cuidarle. Esta mezcla con el mundo reposa en la cuna césmica. No dis- tingue el Yo del Ta (Ta persona o TH objeto) (Fonseca Filho, 1980: 81). 28 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegria Fonseca denomina al segundo paso evolutivo “simbiosis”, ¢ grado de indiferenciacion sigue siendo la nota predominante londe e| realidad que transciende a los participantes en la interaccién tiene la cidad de ir introduciendo la frustracion; y el desarrollo biopsiquic Capa. la capacidad de ir generando el incipiente sujeto observador de lo aru Entiendo que, en este lugar, la necesidad del otro protege del daiio lo, genera la no satisfaccion “completa” de toda la necesidad en el mothe adecuado y de la forma precisa. Pero la El nifio avanza para conseguir su identidad como persona, como individualidad y para discriminar al otro, el td y el mundo (Fonseca Filho, 1980: 83). El tercer paso, reconocimiento del yo-reconocimiento del ti, viene de la ruptura de ese 1azo fusional. E] sujeto se reconoce, con sorpresa, como algo diferente separado y, a su vez, y en el mismo momento, aparece otro diferente y separado de si mismo. Aunque no es el objetivo, si parece pertinente establecer una correspondencia con el desarrollo cognitivo. Y recordar que, en la medida que el sujeto adquiere la nocién de objeto per- manente, sus competencias cognitivas le permiten “sorprenderse” con la unidad integrada de si mismo y separada del medio que lo rodea. Sabemos que el nifio frente a un espejo, en la fase mas precoz, no se reconoce: es un bebé indefinido. Mas tarde toma conciencia de que la imagen reflejada es él mismo, se reconoce. [...] Esta fase correspon- de al proceso de reconocimiento del Yo 0 fase del espejo y, en rigor, esta siempre presente en la historia de un ser humano (p. 84). [...] Al mismo tiempo que se reconoce una persona, se esta también en el pro- ceso de percibir al otro, entra en contacto con el mundo, & identificar el Tu (Fonseca Filho, 1980: 86). “relaciones en corredor”s 1, desde Podria- fos giran El cuarto momento el autor lo denomina donde surge la capacidad de incorporar a otros en la relacion con é su fantasia-realidad, pero son otros que solo existen para el nifio. mos colocarlo en el centro de un universo donde todos los element au alrededor, estan ahi para ella o para él. Pensar que entre los elemento’ Su universo existe o pueden existir interacciones es una adquisicion que no se ha logrado. ina resend a los niffos en esta etapa de su desarrollo de > un momento de orgullo y satisfaccién para los P' muchas adres, La construccién de Ia identidad | 29 y el nifio necesita sentir que lo es. Se muestra y es mostrado al mundo como un gran héroe, capaz de grandes destrezas, salta, canta, pinta con rotulador gordo sobre la mesa. Pero todo el mundo esta ahi para mit fo. La existencia del otro esta fuertemente unida al propio nifio. ane. Son frecuentes las. consultas de los padres durante el transito por esta etapa: shasta cuando tienen que seguir halagando sus logros? La respuest: es. complicada. “Siempre”, nos atreveriamos a decir, pero introdutiendo eriterios de realidad, no favoreciendo fantasias de omnipotencia que lo incapacitarén para ser humano entre otros seres humanos y le impediran aprender a disfrutar de las relaciones con los demas. El quinto momento es especialmente clarificador, es denominado co- mo preinversion. Los psicodramatistas consideramos que la mayor gran- deza relacional consiste en ser capaz de “colocarnos en el lugar de otro”, a eso lo denominamos cambio de rol, 0 inversion de rol. Pero llegar a esa meta conlleva algunos acercamientos previos. Reconocer algo como dife- rente no conlleva tomar conciencia del otro, salvo en la medida en que no se ajusta en la interaccién con uno mismo a nuestras necesidades. Nues- tras hipotesis son grandiosamente sencillas, el otro que me nutre bien o no, me cobija bien o no, pero gquién es el otro? Una meta tan hermosa como compleja y solo parcialmente conocible. Por eso esta etapa, que podriamos reconocer cuando un nifio nos cuen- ta la historia de lo que ha hecho en la escuela infantil, y nos presenta a sus amigos, a su profesora, vemos que lo hace, “hace de otro”, “juega al otro”. Juega un rol. Y en la acci6n recrea y reconstruye al otro para él, En muchas ocasiones, nos han consultado sobre los miedos de los niftos a la hora de irse a la cama. Los padres suelen esperar de nosotros respuestas complejas y muy reflexivas. Cuando les preguntamos si sus nifios tienen algun mune- co favorito, y posteriormente les pedimos que le digan a su hijo oa su hija que juegue a acostar al mufieco, siendo el nifio el que tiene que encargarse de tranquilizarlo, nos miran con escepticismo. No se les explica que esta internalizando el rol de cuidarse a través de jugar el rol de cuidar al otro. Pero lo habitual es que los nifios, si los padres no estén mas asustados que ellos, aprendan a dormir sin miedo con la ayuda de sus muriecos. lidico donde esta descu- inicia el entrenam! ento de la inversién de voy él es In madre; él es la madre en rela- (Fonseca Filho, 1986: 90). Se observari que, dentro de un clima briendo las cosas de la vid roles. Su mufieco es él mismo cién al hermanito y asi sucesivamente ‘oterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegria 30 | Psic 1.2.2. De sujeto de la relacién a sujeto en las relaciones jouiente etapa es la triangulacién, supone un gran salto, es el inicig de La sig! driamos denominar aprender el grado de valor que tenemos en 1 a sts relaciones de las que formamos oa Se inicia de una Tuptura trigica a nivel psiquico, pues el mundo esta eno otros, que pasan g tener relaciones entre ellos, y yo puedo dejar de ser el Tu para todos los que me rodean, a ser el ajeno, el prescindible. Aqui se inicia la compren. sién de las relaciones en las que el nifio 0 nifia no participa, ni le dejan participar. En este aprendizaje tradicionalmente se han Situado importan. tes teorias del sufrimiento mental, como las teorias psicodinamicas, que sittan el mundo “neurético” en un mal aprendizaje de las relaciones don- de el nifio es un tercero en una relacion de dos. El complejo edipico donde se ubica una compleja trama afectiva, con sentimientos ambivalentes y extremos que impregnan la relacién. El amor y el odio se entretejen cuan- do el nifio infiere que “la relacin es una entidad” que existe en si misma sin su colaboracién, sin su coparticipacién, y sin tener ningtin poder para influir en ella. Utilizo “crisis de triangulacién” porque resalto el aspecto de co- municacion de la relacién que antes era bipersonal y ahora pasa a ser triadica, desprivilegiando, sin llegar a negar, el aspecto sexual (Fonse- ca Filho, 1980: 91). Son muy frecuentes las consultas donde los padres dudan si es sano 0 ty fone - cierren la puerta de su dormitorio, que salgan a cenar no es facil oro on mi onde van de vacaciones sin consultarles, ete. Aqui tienen de ser 7 cries una actividad, Porque esta en juego la idea que transmitirles que a adres, de hacer bien su rol de padre. Es dificil mundo donde ellos seri ira jugar un papel esencial, insertarlos en un elementos, $j contribu solo un elemento dentro de un multiverso de de bondad” para no yeas au a Fealidad se esconda bajo el “nombre ‘ar la fantasia y el deseo infantil”, estaremos desadaptand lolo de la vids j tare emocional, ida y Contribuyendo a estancar su crecimiento EI siguiente trabaj. aporta, pero eae hay que realizar es gratificante por fo que festa fase circularizaci omPlejo por lo que exige. Fonseca denomina en el colegio, e a”. El nifio forma Parte de grupos y redes sociales, » OCupa un lugar en cada uno de los grupos © la construccién de la identidad | 31 redes de las que participa. En cada uno de esos lugares tienen un valor diferente e inestable y la capacidad de irlo reconociendo. Acaba de incor- porarse al “mundo social”, donde las relaciones entre los miembros tienen diferentes grados de importancia o de valor. El nifio va a empezar a des- cubrir su valor “como socio” de un grupo, su valor sociométrico. La fase de circularizacion representa la entrada del ser humano en Ja vivencia sociométrica de los grupos (Fonseca Filho, 1980: 93). El aprendizaje que exige esta fase para el nifio es la capacidad de in- corporar los datos de realidad y multiples renuncias a la fantasia, pero conlleva la posibilidad de un gran logro “sentirse miembro de un grupo”, “sentirse miembro de un nosotros” desde la diferenciacion. Una vez vencidas las etapas de relacién bipersonal y triangular, el individuo gana la perspectiva de relacionarse con el Ellos y, seguida- mente, la de sentirse parte de un conjunto, una comunidad y dejarse entrar en el mundo del Nosotros. La posibilidad de “inclusion grupal”, de dejar de sentir la frialdad del Yo-Ellos, para sentir el calido envol- vimiento del Yo-Nosotros, significara un paso importante para que sus futuras relaciones grupales y sociales sean satisfactorias (Fonseca Fil- ho, 1980: 93). Posiblemente el gran logro del ser humano, el que nos significa como tales, es la capacidad de pensar y sentir al otro; parece que biologicamente venimos preparados para que tal adquisicién sea posible, parece que la biologia nos ha dotado de un especial equipo neurolégico que nos permita alcanzar la “empatia”. En el lenguaje psicodramatico, Fonseca denomina esta fase inversion de roles. La meta que hay que conseguir en las relacio- nes adultas es la reciprocidad, la capacidad de cooperar y compartir. Al- canzar la reciprocidad, requiere poder colocarse en el lugar del otro. Re- conocer sus ilusiones, sus decepciones, sus miedos y sus esperanzas. Desde ese lugar, el lugar del otro, podemos acceder a un espacio comun de mutuo enriquecimiento, las relaciones con reciprocidad. Hace mucho tiempo que hemos hecho nuestra la diferencia entre ver y mirar, una diferencia que en el lenguaje de la psicoterapia humanista utiliza- mos con frecuencia. Mirar al otro suele colocarnos en el lugar del observador, casi como un zodlogo que lee, clasifica y organiza la conducta que existe frente a él. Ver significa reconocer en el otro no solo lo que hace, sino lo que le lleva a hacerlo, Ver al otro es comprender y empatizar con él. Por eso creo 32 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegria que una regla para evaluar la salud relacional Mien de simano de la capaci. dad que tenemos para cambiar roles con las pi a dean. : Uno de los fendmenos magicos de ser padres es la capacidad de inver. i de modo imaginario con los hijos), ver a sus hijos. Una mala tr res = de este tipo de patron de interacci6n lleva en ocasiones a los waiies a cokcar a sus hijos en lugares que no les corresponden. A modo de aprendizaje para sus hijos, en una ocasién nos contaban unos padres cémo les decian que tenian que aprender a tomar sus decisiones y respon- sabilidades, de tal modo que una tarde a la semana ellos decidirian lo que se hacia en casa, incluyendo a sus padres y a las personas que trabajan en el domicilio. E] motivo por el que atendimos asus dos hijos era una seve. ra incapacidad de adaptacién al colegio; ni sus resultados académicos ni su comportamiento con los iguales y los profesores tespetaba unas normas minimas de convivencia. Si el cambio de roles llega a una posicién ideal, la denominamos en- cuentro; entendemos que esta es la meta que, en algunas ocasiones, alcan- zamos. Se parte de la posibilidad de una profunda comprensién del otro y se llega a un lugar no previsto de enriquecimiento mutuo que trasciende a las personas que forman parte de ese “momento” Tener el deseo de acceder a este ti lioso y, aunque con un optimismo bilidad se convierta en realidad: po de relacién ya es en si mismo va- discreto, una invitacion a que esa posi- Si la plena capacidad de inversion de roles significa madurez psico- logica de un individuo, la plena e irrestricta posibilidad para el encuentro seria un privilegio de un dios: el dios hombre (Filho, 1980: 93). 1.3. Las necesidades infantiles 1.3.1. la vida es bella o enloquecedora Cuando los terapeutas abordam escuchamos sus historias traumaticas, caren miento, desadaptacion y locura, hablamos d Por sus historias infantiles Hemos querido e Tias fallidas para tratar ! Sobre las necesidad no cubiertas detendran a las per ‘ 0s los conflictos de Nuestros pacientes, ciales, generadoras de sufti- € como su vida esta marcada ‘Mpezar por una de esas histo- S infantile. Esas necesidades TSonas en su desarrollo, y sus roles queda- La consiruccién de la identidad | 33 rin “congelados” en un modo de actuar desadaptado, 1 tado lo hem . Bl ’ s tomado de una pelicula de Roberto Bengt tee st queremos rescatn la capacidad para que la fantasia convierta ka realidad en un juego. En este caso, una realidad tan aterradora como la vida ; un nifio en un campo de concentracién, pero una realidad que el * rt gra transformar con su historia, y, asi, la amenaza de fo: wusresoves 0 to di apariciones (muertes) de otros nifios se convierten en un juego, Toda porque cred una historia, no para cambiar la vida, pero si para interpretar- la de un modo que hacia desaparecer el peligro. Nuestra historia es la historia de Lucia, una mujer de 38 afios, diag- nosticada con trastorno limite de personalidad. Una historia de sintomas que se reconocen en la adolescencia, y a partir de ahi supone un recorrido de mas de veinte afios de intervenciones psiquiatricas, psicoldgicas, ingre- SOS hospitalarios y busquedas en terapias alternativas, con soluciones ma- gicas 0 conflictos generados en otras vidas. A Lucia en su historia le han puesto diferentes nombres, “personalidad prepsicotica”, “depresiva”, “an- siosa”, “trastorno inespecffico de personalidad” y, por ultimo, el mas con- sensuado “trastorno limite de personalidad”. En la terapia de Lucia, el terror formaba parte de su discurso sobre su vida fuera y, en ocasiones, dentro de sesion entraba en panico. Fuimos organizando la historia de su vida, y de sus relaciones familiares, su modo de vivirlas y en qué medida su modo de ser y actuar se habia construido en esas interrelaciones. Lucia contaba que tenia miedo a su padre, y se aterraba cuando lo de- cia. Su padre la inundaba con una violencia paralizante que describia co- mo una cascada de desprecio, acusaciones, culpas, una mirada que lo ha- cia verle como un ser absolutamente “maligno” y “despreciable”. Recor- daba que estas interacciones eran frecuentes desde los cinco aitos y se habian mantenido hasta hacia poco tiempo, cuando la “enfermedad” ya la habia atrapado. 4Por qué a partir de los cinco aitos? Es un enigma en su historia, no podia poner en palabras qué hizo que un padre “normal”, has- ta ese momento, se convirtiese en un “padre amenazante” que hizo de la humillacién y el maltrato emocional su patron habitual de interaccior Solo fuimos capaces de acceder a un miedo que no pudimos confirmar con los miembros de su familia, haber sido violada por su padre. a Cuando Lucia hablaba de este pi tron de interaccion, dirigimos tas preguntas hacia su madre. {Qué hacia su madre cuando St conductas de su marido con su hija? La respu ta de Lucia ue muy: an . opel 2 decia que no pasaba nada, ficadora: “Mi madre me queria proteger y me d 34 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegria que las cosas eran diferentes, que mi padre no era ‘elec aba con- migo. Lucia era una amante del cine y solia hacer referencia a las pelicu- las para explicar sus vivencias y sus recuerdos. En esta oc: si6n, cuando Lucia estaba explicando los mensajes de su madre, le dije: “A 8 que te gusta tanto el cine, parece que tu madre actuaba como la figura Gido, el padre de Giosué en la pelicula de La vida es bella, donde Gido tenia Ja capacidad de crearle ‘un modo de ver el mundo’ que le Protegia de una situacién tan extrema como la vida en un campo de concentracién”, “jNo!”, respondié Lucia de modo enérgico. “No tiene nada que ver”, continud explicando. “Gido protegia a su hijo con una historia diferente que hacia que el dolor y el miedo no le Ilegaran. Mi madre actuaba des- pués de que el dafio ya se habia producido; de ese modo, yo me quedaba con el terror, y con un mensaje que me decia que eso que estaba viviendo no existia, mi madre no me protegia, mi madre me hacia creer que no me pasaba lo que me habia pasado, y yo pensaba que lo imaginaba. Hasta que no vine aqui, no sabia que no me inventaba las cosas”. Lucia hacia referencia a mi actitud en la primera entrevista con sus padres, cuando, de un modo firme, les transmiti que el sufrimiento psi- quico de su hija era grave y que considerariamos si una psicoterapia era el tratamiento de eleccidn, junto al apoyo psicofarmacolégico, o si seria necesario su ingreso en un hospital de dia. Pero, mientras lo valoraba, queria que tomaran conciencia de que su hija presentaba un trastorno grave, con un riesgo importante para su salud que ponia en juego su pro- pia vida y no se resolvia negdndolo ni con soluciones simplistas como “volver a trabajar” o “quitarse la ansiedad”, como nos decia el padre, mientras su madre afiadia que “su hija era muy guapa y muy inteligente”, acompafiando sus palabras de gestos dando a entender que no escuchara a su marido. Lucia vio una validacion | de si misma en mi conducta de reconoci- miento de su sufrimiento, “ no era una invencién lo que le pasaba”, no fabulaba con su historia. En €sa conversacién sentamos las bases de un proceso muy largo y muy costoso donde vivir en el terror, como Lucia lo definia, “no es tener Panico, tener panico es algo menor, es un momento, como cuando te atracan, o te golpean, eso es panico, pero vivir en el terror © equivalente a estar enterrada viva, eso es vivir en el terror permanente”. éCémo alguien puede sentirse enterrada en vida? Saber quién soy su- pone el reconocimiento desde mi dolor; si nadie me valida en mi dafio, equién soy? Un farsante que interpreta como real aquello que no lo es, que cuando se siente aterrada escucha un mensaje que dice que lo que le suce- La construccién de la identidad 35 de no se corresponde con la violencia que recibe. Cuando su madre |: “protege”, le impide reconocerse y reconocer al otro, Su identidad foie en la medida en que su realidad se le define como mente enferma”. Por eso nuestro proceso pasaba por reconocer que una nifia emocio- nalmente maltratada, quizds violada o victima de abusos, tenia derecho estar mal, lena de dolor y de tristeza; que la mentira no es protectora, solo enloquecedora, y, debajo de este patron, psicotizante. Tenemos una nifia “carencial”, donde sus necesidades de seguridad, de afecto y de valor no fueron cubiertas, sino que fueron reemplazadas por la redefinicion de sus vivencias. De ese modo, su identidad se construy6 sobre la confusién, que la llevé a definirse como “enferma mental”, , Esta no es una bella historia, pero si una historia que nos recuerda la im- portancia de proteger la infancia frente al dolor de las carencias afectivas, “fantas' “es una 1.3.2. gQué necesita un nifio para su crecimiento emocional? Para responder a esta pregunta partimos de la clinica, de la queja y la pa- tologia que atendemos para hacer una propuesta sobre qué hacer y, en alguna medida, cémo hacerlo para cubrir las demandas afectivas de los infantes. La necesidad basica del ser humano es nuestra necesidad de depen- dencia, venimos a un mundo donde el otro es imprescindible para nuestra supervivencia. En el modo en que esas necesidades sean cubiertas, las bases emocio- nales en las que un sujeto se construye con otros, seran el sostén en el que construir su identidad en el mundo. El amor, el respeto y la confianza (autoestima) que un individuo siente por si mismo reflejan, a su vez, como fueron sus primeras rela ciones estructuradoras y pronostican, en iiltima instancia, cémo serin sus relaciones con el mundo. Por eso, es extremadamente importante estudiar las peculiaridades de su relacién de dependencia (Cukier, 1998: 26). Rosa Cukier (1998: 28) citando a Bradshaw, propone cuatro caracte~ risticas del nifio que van a conformar sus necesidades psicolégicas de dependencia. ~” 36 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por Iq Glegrig La primera es la necesidad de ser vatorado, de ae Valioso Con las e ci je saber ocupar un ugar “de interés” s personas que lo rodean, d Para iog demi Un niiio es valorizable, un nifio no nace con ninguna noci6n de su valor personal. Ira absorbiendo Se valor de fy, adentro, dependiendo del carifio y la dedicacion que SUS padres tens por él. [...] Cada vez que un nino siente que no tiene Valor para ais padres, se siente avergonzado e inferior Por ello. El Yo Se ama y sq respeta cuando se percibe amado y respetado. A su vez, el Y, Ose Odia cuando intuye que esta siendo rechazado 0 dejado de lado (Cukier, 1988: 28-29), autoestima Yno tiene La segunda es su vulnerabilidad: el nifio no tiene un sistema biopsi- teccién externa que €1 no puede cién se organiza Tespetando las zara esa Proteccién, aprendera 4 quico que lo proteja, necesita de la prot autoproporcionarse. Solo si esa protec fragilidades del nifio, el nitio internali protegerse, Po, guiarlos en direccién a mundo, limitando su egoce, S nifios es Mostrar qu meten errores, y que ¢ | error o, por lo menos, ‘actuso sus padres. e, de vez en cuando, todos, incluso 2 Tia ‘asi siempre existe la posibilidad de repan » de pedir disculpas (Cukier, 1988: 31). cor de! Una cuart to de compre: Trollo y la ra ay iltima Cualid: nder las cosa dicali ad de los nino u modo radical y mest S, que viene dado Por su pensamiento ae los ad emocional que los guia en la interpretacion fer ¢ las limitaciones due le impone su modo de Saale su lad para Poder diferenciar su pensamiento ec “ 4, el mundo se jones extremas y antagdnicas, la construccién de la identidad | 37 bueno frente a lo malo, lo que esta bien hecho o lo que esta mal hecho Seri un proceso largo complejo asumir que la bondad y la maldad, la exactitud y la impree n, son compaiieras inseparables y necesarias pert aprender a vivir. BI nifio no discrimina las diferencias sutiles entre las eualidades d las personas y los objetos. Su concrecién de pensamiento hace que piense de forma polarizada y extrema, 0 bueno o malo, 0 todo.0 nade, ahora o nunca, ete. (Cukier, 1988: 31). ‘ _ Desde los trabajos de John Bowlby (1979, 1988), se ha puesto en evi- dencia el efecto que tiene para el desarrollo del nifio su modo de vincular- se a otras personas, de tal manera que esos primeros lazos pueden deter- minar de modo significativo su identidad y su modo de interactuar en el futuro. Aquellos infantes que hayan vivido en un vinculo seguro, donde ha predominado cl bienestar en la interaccion con los otros, trasladara ese modo internalizado de relacionarse a su propia vida, se desarrollara desde la confianza basica en si mismo y sus posibilidades. Estas personas seran capaces de actuar de un modo reflexivo y auténomo en el mundo. Pero si, como Bowlby nos mostraba, los lazos de seguridad no se han establecido, necesitamos saber qué ha fallado en su construccién. Si ha sido la no disponibilidad de los padres a las necesidades del nifio, “vinculos evitativos”, los nifios seran evitadores de su inti- midad y de mostrar su necesidad [...]. En términos psicoanaliticos, en el extremo puede considerarse que este tipo de personalidades tie- nen dificultades narcisistas (Holmes, 2006: 159-160). Otra posibilidad que quiebra la seguridad es el vinculo ambivalente, donde los cuidadores han sido poco confiables, inconsistentes. Ante la inconsistencia, estos nifios generaran estrategias desadaptativas para con- seguir mantener el lazo con el adulto. Es posible que en casos severos, tales individuos puedan ser conside- rados de adultos como personalidades neurdticas (Holmes, 2006: 161). El ultimo modo de organizarse en torno a la ausencia de seguridad en un vinculo es el vinculo desorganizado. En dicho vinculo se pone en evi- dencia la “necesidad no cubierta y reemplazada por el dafio”. 38 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegria Como adultos estas personas permanecen Ilenas de dolor Ya nudo, con trastornos manifiestos, con un clevado nivel de probl me. psiquiatricos (especialmente asociados con ansiedad) y trastorioe personalidad, donde el diagnéstico de TLP {trastorno limite de In yt sonalidad] puede ser adecuado. Este grupo de individuos as Per. muestra, como adultos, un incremento de conductas delictivas no” tas y criminales (Holmes, 2006: 160). Violen. 1.3.3. Dolor interpersonal y heridas intrapsiquicas El psicoandlisis que aprendimos de la mano del profesor Pedro Fernan dez-Villamarzo nos ensefié a mirar el mundo intrapsiquico no como ite acumulacién de conceptos, sino como una ingente cantidad de Procesos que intentabamos atrapar con nombres, pero donde los nombres nunca reemplazan los procesos; poner nombre es un ejercicio de competencia y limitaci6n a la hora de poder transmitir y abordar los procesos. Desde esta mirada, nos detuvimos para leer las defensas intrapsiquicas que el sujeto genera frente a los déficits 0 excesos que se dan en la inter- accion con los demas. La defensa tiene como objetivo proteger al sujeto del dolor biopsiquico. La defensa protege el yo mientras lo incapacita. El sufrimiento psiquico se organiza en torno a las necesidades del nifio que requieren del adulto la capacidad para cubrirlas de forma “adaptati- va”. Si aparece el defecto o el exceso, se activaran las defensas intrapsi- quicas, que pasardn a ser las organizadoras de la identidad del sujeto, de sus relaciones interpersonales y, en iltima instancia, las creadoras de su psico(pato)logia. De una manera evolutiva, situamos en primer lugar las heridas caren- ciales. Los sentimientos basicos que todo ser humano necesita cubrir cuando Ilega al mundo se sintetizan en los siguientes: seguridad, afecto, valoracion. ,Qué tiene que hacer un bebé para sentirse seguro, querido y valorado? Nacer, lo demas no esté en su mano. {Qué sucede si los ae que tienen que acogerlo no le dan y, por tanto, no le permiten ini 7 sentimientos de seguridad, amor y valor? En ese caso el a as nis davia el inexistente sujeto psiquico, tendra que activar sus ¢e mn radicales, por tanto mas primarias y mis dajiinas. Detengamonos un momento en cada una de ella : ridad: un nifio frente a un mundo inseguro se ve amenazil Seno, go indiscriminado, tanto interno, su propio cucrPos como ex! \s. Las carencias de seg al- do por él como P el mundo la construcciébn de la identidad | 39 que lo rodea. En la medida en que las capacidades del nit discriminacién, el entorno se convierte en amenazante, |; aniquilacién, muerte o desaparicion... Pasan a ser las pri titutivas de su identidad. Un nifio atrapado en esta cai guridad existencial, tendra como organizador de su des; paso hacia delante es Potencialmente destructivo, por se activara sera el “aislamiento”. La defensa esquizoide marcara su modo de estar y protegerse en el mundo y del mundo. El aislamiento emocional prote- ge mientras dafia, porque el unico modo de poder desarrollarnos y disfrutar en el mundo es colocar los afectos en él. Esta incapacidad para vincularse desde el amor dejara sumida a la persona en la soledad atemorizante, donde las necesidades no se cubren ni se permite la posibilidad de llegar a hacerlo. Cuando decimos que las heridas son evolutivas consideramos que, jun- to a la herida original, se iran generando todas las otras que tienen como consecuencia el no acceder a cubrir el resto de necesidades emocionales, La siguiente necesidad es afectiva, necesitamos sentirnos queridos, necesitamos sentir el carifio, la acogida, la caricia, la serenidad que produ- ce el abrazo o el beso... El carifio hace que nos sintamos queribles, perso- nas que podemos ir por la vida con el convencimiento de que merecemos ser amados, participes y participantes de relaciones amorosas. Pero si esta necesidad queda desasistida, el suftimiento tendra como organizador la tristeza, la pena. El organizador de nuestra identidad sera evitar la repeti- cién de la tristeza, protegernos de volver a sentimos no queridos. Ser un sujeto no querible nos hace protegernos del doloroso riesgo de volver a comprobarlo. La autoinculpacién como defensa funciona de manera pro- tectora, la omnipotencia negativa contribuye como aliada y la fantasia perpettia la carencia. Si soy algo que no merece ser querido, disculpa del dolor del rechazo afectivo y protege frente al miedo devastador de saberse techazado. Laboriosa contradiccién a cubrir, saber que el otro del que dependo no me quiere, el estigma de “ser” no querible me permitira anular el miedo al rechazo permitiendo sostenerme en la dependencia, sabién- dome no merecedor del amor del otro, que en este momento es todos los otros, La melancolfa definira la identidad y guiaré la clinica. La siguiente necesidad y potencial carencia va asociada a la valoracién, Necesitamos ser valiosos, tal y como nos decia Kohut, poder reconocernos en el brillo de la mirada del otro cuando nos mira; ese brillo protector es Condicién necesaria para sentirme valioso, importante, que tengo un lugar en el mundo por el hecho de ser yo, no tengo que conquistar ee Miento, pues me viene dado. La sana gratificacion narcisista nos hace mos- 0 No permiten esta las vivencias son de meras huellas cons- rencia, en esta inse- arrollo el miedo, todo lo que la defensa que AO | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegria tramos desde lo que somos sin el terror al daiio valorativa, al juicio des. preciativo del otro, que sigue siendo el ee omro,/s tercero todavia No ha pasado a tener representacion mental en el “sujeto psiquico”. Si la hetida de valor aparece, la rabia se activa frente al dolor de la humillacion. gy narcisismo primario, esa primera representacion de identidad, queda datia. do, la defensa narcisista se organizara desde la agresividad-rabia de ung forma elaborada: el desprecio por los demas. Las relaciones interper. sonales se rigen por la proteccién de la fragilidad narcisista y el desprecig hacia los dems sera el patron mas frecuente de interaccién, sin descartar que los procesos paranoides vengan en socorro de una precaria identidad, Es mejor delirar un mundo persecutorio que viene a dafiar mi imagen que aceptar el dolor de renunciar a la fantasia omnipotente de valor. Estas tres heridas se organizan en torno a la carencia y la pasividad, la asimetria es constituyente del vinculo y solo el adulto posee la capacidad de cubrir de forma suficientemente buena las necesidades fisico-psiquico- emocionales del bebé. El siguiente grupo de heridas afectivas se denominan heridas opresi- vas. Dentro de esta categoria incluimos diferentes patrones de relacién donde el sufrimiento sera un elemento que se unird a la acci6n, a la inicia- tiva, al explorar, al descubrir. El nifio dependiente necesita una mano donde se sienta protegido en el hacer. Esa protecci6n conlleva la ensefian- za del como hacer, las exigencias, las normas que le introducen en el uni- verso social, desde la proteccién que complementa la todavia insuficiente capacidad para llevar a cabo solo las iniciativas y desde la limitacién, la prohibicién. La limitacién que permite aprender a renunciar y aprender a vencer obstaculos para llegar a conseguir las metas. Si el exceso pasa a formar parte de estos patrones de interacciones, si la exigencia se convierte en hiperexigencia, la proteccién en hiperprotec- cién y la limitacién en represi6n, el sujeto se enfrenta a esta fase del desa- trollo desde el miedo particular que cada vinculo genera y activard su defensa caracteristica. La hiperexigencia conlleva la hiperpreocupacién, el temor permanente al error, la rigidez, la idealizacion del resultado y la culpa unida a la imper- feccién. La defensa frente a la culpa es el control, el control fantaseado Y fantasmatico del mundo interno y del mundo externo. El control interno i la agresividad como respuesta a la hiperexigencia del exterior. Y el contro del mundo externo como modo de evitar el sentimiento de fracaso y culpa. Si la proteccién se convierte en hiperproteccién, las iniciativas s¢ « emplazan por peticiones, el hago se sustituye por el hazme. El abrazo qu La construccién do la Idontidad | A\ envuelve incar mis capacidad cit, y cl mundo se convierte en dificil, poco asequible y insuficient iniciativas es ef lupar de encucn- tro del miedo a comprobar mi incapacidad frente a Jos imaginarios peli- gros que conlleva poner en accién mis deseos, J!) miedo activard la defen- sa, la evitacién: posponer, sustituir los hechos por la realizacién en ta fantasia se convertira en cl modo de estar en el mundo, Si la limitacin se convicrte en represion, si cl nifio siente que sus iniciativas, sus descos, son malas en si mismas, si la funcién del desco, del querer es en si misma nociva para los demas, que reaccionan de un modo extremo, represor, donde no se canaliza, se orienta, se coloca en el futuro..., si solamente se transmite la prohibicién por Jo terriblemente dafino del desco de fa iniciativa, entonces el sujeto se cargard de culpa y sus descos se disfrazaran. [1 distiraz viene de la mano de ta defensa, ha- cer que el desco del sujeto se convierta en cl deseo del otro, la seduccién sera el instrumento que permita que mi actividad limitada sea reempla- zada por la accién del otro en cumplimiento de mis descos. La culpa, por la propia naturaleza del deseo, sera cl organizador de este tipo de con- ductas. 1.4. La identidad a través del desempeno de role teoria de los clusters de D. M. Bustos Iniciamos nuestra busqueda en cl desarrollo sefialando las tareas y los objetivos que el nifio tiene que alcanzar en su crecimiento emocional. Hicimos una pausa para mirar qué necesidades cmocionales tiene que cubrir el nifio para realizar cl camino. Ahora necesitamos reconocer como se hace el recorrido, qué roles desempefian los protagonistas, el nifio y sus cuidadores. Para ello, hemos recurrido a la sistematizacion tedrica que D. M. Bustos hace bajo el titulo de teoria de los clusters. Cuando Moreno dice que los roles intercambian sus experiencias, alude a que agrupan segin una cierta dinamica. Mi pregunta fue: ,con qué criterio se agrupaban los ramilletes? Refiriéndonos al orden evolu- tivo [...], podemos comprender este aprendizaje en tres grupos. Clister uno, cuyo complementario es la madre 0 el adulto que lo ‘sustituya. Clister dos, cuyo complementario es el padre 0 adulto sustituto, y el tercero es el cluster tres, cuyo complementario es cl hermano o sus sus- titutos (Bustos y Noseda, 2007: 94). 2 | Psicolerapia con nifios y psicodrama: lo cura por la olegricy EI primer claster, denominado chister materni, conlleva para el infin. tc un aprendizaje esencial, Ja satisfaccion asociada a Ja dependencig, Go. mo venimos sosteniendo, si los pilares de Ja identidad se organizan ex torno a la seguridad, el afecto y la valoraci6n, es en €] modo eq que = internalice este patron de relaci6n como se construiran las bases de i; ana, 0 se forjaran Jas fragilidades constitutivas de Ja Personali. dad. in ultimo caso, el modo de encubrir y protegernos de las Necesidades no cubiertas seran los constructores de Ja patologia y Jos tastornos & personalidad. Nos dice Dalmiro (Bustos y Noseda, 2007: 98-156). e Aprender a depender es esencial para el desempefio de la vidg ‘dul ta. Saber recibir, aceptar ser cuidado, incorporar, convivir saludable. mente con los momentos de vulnerabilidad, depende de las experiencics con las que se ha vivido esta etapa, Jas que podrian ser confirm: rectificadas por los hechos posteriormente. [...] La autoestima exa en gran parte condicionada por esta etapa (p. 98). [...] En esta etapa las emociones bdsicas predominantes son la voracidad y Ja envidia (p. 106). [...] Lo mas importante para considerar los sentimientos de] ser humano, el odio, e| amor, la envidia, etc., es comprenderlos como parte de un vinculo, ya que no pueden existir en si mismos: son parte de una relacion interna (p. 111). [...] La admiracion es la contracara de la envidia. También lo es Ia gratitud. Ambos sentimientos son incompa- tibles con Ja envidia (p. 112). [...] La culpa es otro pertinaz habitante de nuestra cultura que tiene su matriz en este momento evolutivo (p. 115). [...] Otra ansiedad de temprana evolucién es la vergiienza: turbacién de] animo que suele encender el rubor del rostro, ocasionada por una falta cometida o por alguna accién deshonrosa o humillante, propia 0 ajena (p. 120). [...] Fracaso, humillacién, desprecio por si mismo son experiencias que acompafian a la vergiienza [...]. Una de las mayores fuentes de angustia en nuestro mundo, avido de estimulos, es la soledad (p. 121). En el clister uno, pasivo, dependiente, incorporativo, Ia agre- sién tiende a manifestarse en forma de abandono, dejando al otro suftir la carencia de afecto, de soledad. Te hago sentir que me necesitas yle dejo solo (p. 132). [...] El cluster uno representa el si (p. 156). En el chister dos, la madurez permite la aparicién de las ie permite que el nifio actite en el medio que lo rodea. Pero el medio, ant humano como de objetos, tiene sus propias condiciones para carl con ellos, la disponibilidad del primero para participar en los aoe descubrimiento, y sus modos de uso y riesgo que conlleva su ee de para tocarlos, lanzarlos, agitarlos, escalarlos... En este proceso de to! la construccién de la identidad 43 iniciativas y de aprendizaje de m rio “otro” que nos complemente sin suplirnos, tarnos por ir mostrandonos a través del hac sy limitaciones necesa- sin incapacitarnos, sin asus- Si en el cluster uno una persona aprende a aceptar sus necesidade: el pasaje hacia el cliister dos se realiza a través de aprender la capac dad de reconocerlas, nominarlas y administrarlas. [...] El chister dos es acelerado frente a la angustia de la ausencia del claster uno (Bustos y Noseda, 2007: 138-139). ° El paso de la pasividad a la actividad no se produce al margen de la ternura: Cuando la ternura facilita la transicion. esta ira impregnando gra- dualmente todos los momentos de cambio. Asi, la ternura comienza por ser un estado biolégico de maxima dependencia, pasa a integrarse con la respuesta materna de cuidados amorosos, los que se integran al anterior estado, para posteriormente recanalizarse en un trato tiemno y comprensivo hacia los otros (Bustos y Noseda, 2007: 139). En funcién de cémo realicemos este aprendizaje, la vida sera un lugar de adquisicién o un lugar de enfrentamiento. En el momento en que po- nemos a prueba nuestras capacidades e iniciativas, la vivencia del entorno se puede convertir en facilitadora 0 en hostil. De la mano de la primera aprendemos a disfrutar aprendiendo, de la mano de la segunda cada paso en la vida es una lucha por no ser vencido por la realidad. La capacidad de un ser humano para luchar por mucho mas que luchar contra (Bustos y Noseda, 2007: 139). En este periodo se incluye una complejidad relacional nueva. La fan- tasia de ser todo para el otro, o encontrar otro que sea la fuente de todo bienestar, pasa a ser sustituida por un primer atisbo de toma de concien de las relaciones por criterios. dades es- de la vida [...] todas las neces ona. Pero el gradual crecimiento permite idades que admiten una alterna- s y Noseda, 2007: 140). En los primeros moment tan dirigidas a una dnica pers Ja discriminacién de las diferentes nec tiva. El padre es la primera alternativa (Bus 44 | Psicoterapia con nifios y psicodrama: la cura por la alegria apacidad de clegir y ser elegido vendra acompafiada de] temor, No hay mayor dolor que caer en un mundo donde no existo Para los de. mis. Y a su vez, puede ser desgarradora la vivencia de eleccién, Cuando no se ha accedido a la comprensién de la eleccién parcial, no es una acepta- cidn absoluta, pero tampoco un rechazo absoluto. Conlleva la vivencig de un rechazo del otro masivo, que viene acompafiado del sentimiento de desproteccién y desamparo existencial. Es la fantasia temida de ser aban. donado o de poder abandonar, El cluster dos incluye un aprendizaje novedoso, la “autoridad”, Quizis la palabra competencia puede permitirnos adjetivar y precisar el sentido que queremos dar al término autoridad. En este cluster, activo dependiente, los roles son asimétricos, el de quien da los primeros pasos y el de la Persona que los guia. Esa funcién de guia puede generar una vivencia benéfica de la “autoridad”, de la competencia del otro, al servicio del que la esta adqui- ticndo. O, todo lo contrario, como un limitante, donde aprender es tivalizar desde una posicién desventajosa. La autoridad serd una amenaza, y el sujeto tendra miedo a su propia competencia, o mejor, su incompetencia. EI eldster dos es la capacidad de decir no (Bustos y Noseda, 2007: 156). 131 chister tres es el aprendizaje de las relaciones de simetria, supone aprender con los iguales, las reglas de la interaccién se modifican, y el otro deja de ser una figura protectora, por lo que esa funcidn tiene que aprender a desarrollarla el propio sujeto. Ser adultos conlleva mayorita- riamente el desempefio de roles simétricos, donde la asimetria, cuando se establece, viene incorporada de modo puntual en relaciones simétricas, 0 cn relaciones donde el miedo al crecimiento ha buscado una defensa en interacciones infantiles “asimétricas”. EI aprendizaje que corresponde a este momento evolutivo es “apren- der a compartir” (Bustos y Noseda, 2007: 61), Compartir en relaciones que impliquen simetria; “amigos hermanos, esposos, compaiieros, cole- gas, amantes...” (Bustos y Noseda, 2007: 161). Compartir es un proceso dificil, quizas si convertimos el verbo en refle- xivo nos acercamos a la complejidad que significa compartirse. Ser 4 otros, aceptando nuestras limitaciones y necesidades, que suponen en necesidad que tenemos de los demas. Compartir es una vivencia que ae i la victoria sobre la fantasia narcisista, donde lo importante, lo que da “a do a la vida, surge en cl “entre” y con los otros. Ahora bien, acceder 2 la construccién de la identidad | 45 fase de una manera sana supone una revision de la identidad adquirida en las etapas anteriores. Esa revisién se puede plasmar en una simple, pero muy operativa, ecuacion: a mayor fragilidad en la identidad construida en los clusters I y II, el acceso a este tercero vendra de la mano de la agresivi- dad. La agresividad en sus sentimientos mas destructivos, la envidia, el odio. los celos y, en ultimo lugar, “el deseo aniquilador del otro”. Solo la muerte del rival pospone la publica evidencia de la impotencia. El motor final del crimen fraterno por antonomasia es la envidia, ya que lo lleva a destruir a su hermano. La ecuacién de la envidia es destruir al que tiene lo que se desea [. dinamicas imbrica- das en este tercer cliister son “compartir, competir y rivalizar” (Bustos y Noseda, 2007: 162-163). Nos gusta creer que estamos en tres momentos de un tinico proceso de aprendizaje, competir y rivalizar son condiciones para llegar a la meta compartir. Compartir requiere un deseo de aportar aquello que cada uno tiene para el bien comtin. Moreno lo exalta como siendo el desiderdtum de la comunicacién humana y, de hecho, la convierte en la tercera etapa de la sesion de psicodrama (Bustos y Noseda, 2007: 163). Si, como sefialamos, compartir conlleva la belleza de la trascendencia del propio sujeto, para un bien comtn, hay otra caracteristica que todavia ennoblece este tipo de interaccidn. Todos sabemos la sensacién de plenitud que produce la accién conjunta donde cada cual pone lo suyo, sin medir cuanto puso cada uno (Bustos y Noseda, 2007: 164). Competir tiene dos direcciones: vencer al otro 0 superarse a si mismo. No vamos a vivir en un mundo idealizado. Nos hemos construido en un mundo donde competir es “vencer al otro”, solo después de un la rrido por la vida podemos Ilegar a aprender que competir es poder mejor de cada uno de nosotros. Si competir requiere alguien a quien ven- cer, necesitamos un rival al que oponernos, Tardaremos mucho en apren- der que tener rivales solo tiene un sentido: aprender que nos necesitamos y llegar a acuerdos para negociar con ellos. El resultado, el final de este camino de interacciones, es disfrutar de nuestras competen y limita- ciones con un objetivo comin: mejorarnos los unos con los otros.

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